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LA PEDAGOGÍA DE LOS COLEGIOS JESUITAS

EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN

P. Jesús Vergara Aceves, S. J.

Agradezco la invitación del P. Rector, José Amado Fernández SJ, para compartirles lo
que pienso sobre los colegios jesuitas en estos tiempos de globalización, a 135 años de
distancia de la fundación, en esta bella ciudad, del colegio, Instituto Oriente de Puebla.
Siguiendo el título de mi intervención, voy a seguir dos partes: 1) La pedagogía de los
colegios jesuitas y 2) en tiempos de globalización.

PRIMERA PARTE: LA PEDAGOGÍA DE LOS COLEGIOS JESUITAS


1. NÚCLEO PEDAGÓGICO: NO HACER MASAS DE CONFORMISTAS, SINO
EDUCAR SELECTOS CREADORES, CAPACES DE TRANSFORMAR EL MUNDO
EN QUE SE VIVE
Quisiera comenzar recordando una anécdota. San Ignacio de Loyola continuaba sus
estudios sacerdotales en la famosa Universidad de París. Allí se encontró con los primeros
compañeros con los que fundó la Compañía de Jesús. Llevaba ya tres años y medio,
tratando de convencer a Francisco Xavier de hacer los Ejercicios Espirituales. Y Xavier se
rehusaba. Los otros compañeros, ya cansados, le preguntaron a S. Ignacio por qué tanta
insistencia. Ignacio les respondió con esta frase emblemática: “Si gano a Xavier, Xavier
ganará un mundo”. Y Xavier conquistó el Extremo Oriente. A mi manera de ver, tenemos
aquí, en forma encarnada, el arquetipo de lo que va s ser la educación de la Compañía: un
pedagogo de intuición genial que atisbó en las profundidades del interior de Xavier, toda su
enorme potencialidad. Y en Xavier, el modelo del alumno bien dotado de naturaleza y
gracia, para desarrollar todo su potencialidad interior, en el seguimiento del Cristo que envía
a prender todo el mundo, con el fuego de su amor.
Ese arquetipo se ha ido repitiendo a lo largo de los siglos. La conquista de China por
el P. Mateo Ricci. Había sido formado por el jesuita Clavius (1574), también profesor de
Galileo. Con una formación muy profunda y actualizada, conquistó en el país de la
meritocracia. Logró acceder a las esferas de mayor altura y capacidad para difundir el
Evangelio.
Insisto en lo que desde el principio ha querido ser el núcleo último de la identidad de
la pedagogía jesuita: inspiración cristiana conforme a la pedagogía de Ignacio de Loyola.
Quiero recapitular una vez más la esencia de esta formación: diálogo prioritario y
abierto de la fe con las religiones, la sociedad, las ciencias y las disciplinas ético-culturales
todas, como la justicia y el derecho.
Pretende formar, educar (educere, extraer desde el interior) hombres capaces y
profundos, que transformen el mundo lo más eficazmente posible. Es, pues, una educación
para lo difícil: nunca conformarse ante el mal ni la injusticia; siempre tender con toda el
alma a lo mejor.

2. ORÍGENES MÍSTICOS Y TRADICIÓN EDUCATIVA


Ignacio, en la Universidad de París, supo integrar el profundo sentido universitario,
con los cambios históricos mayores, que ya había percibido místicamente, en el nacimiento
de la modernidad.
La luz que le iluminó el fondo completo de su propia riqueza subjetiva, lo condujo a
descubrir y seguir fielmente, sólo y a pie, aquel misterio, presente también en el corazón del
mundo que surgía. Fue, pues, pionero insigne en transformarlo.
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En este perfil y estilo, ha pretendido la Compañía de Jesús habituar a sus alumnos a


conocer y aceptar su riqueza interior, a romper con el abrigo fácil de viejos e inservibles
paradigmas culturales, y a ser vanguardistas audaces, creadores de lo nuevo que exige este
momento histórico.

3. CAMBIO DE ÉPOCA
Ignacio despidió la Edad Media, nosotros estamos alejándonos de la vieja
ilustración, en franca decadencia. Este cambio de conformistas a creadores, lo propone
también Don Antonio Machado, en fugaz estrofa. Dice en sus Proverbios y Cantares:
“Abejas, cantores, no a la miel sino a las flores” (LXVII).
Ahora la refiero a los educandos y educados por la Compañía de Jesús: artífices y
cantores, no se contenten con disfrutar de lo que otros acumularon, ¡salgan a las flores, a
elaborar la vida nueva para una nueva época, maravillosa, aunque difícil por su sorpresiva
y enorme potencialidad!

4. PROCESO HACIA EL PUNTO OMEGA


Ahora bien, Machado se refiere al ciclo cerrado de las estaciones. Dice en otra
estrofa: “Si vino la primavera, Volad a las flores. No chupéis cera” (ibid XVI).
Aquí irrumpe el místico Ignacio. Vuelve, con su pedagogía, a sacudir los ciclos
cerrados del tiempo eterno del mundo, y a abrirlos en definitiva a la perenne primavera del
Sol que no conoce ocaso. Aun bajo una tierra cubierta de nieves perpetuas, subyace siempre
la luz y el calor de la eterna Primavera.
Dejemos de abusar de lo perecedero, de lo que se consume y agota que otros han
heredado, no nos contentemos con ser burócratas de lo establecido, salgamos y elaboremos
lo nuevo que da vida y justicia a todos los agobiados por falta de pan o de humanidad.
Dejemos de refugiarnos en lo pasado, transformémonos cada vez más en “hombres
para los demás” y ayudemos a que los otros también lo sean y se incorporen a esta
liberación definitiva. El Evangelio es rotundo: ¡A vino nuevo, odres nuevos!

5. DOS CLAVES IGNACIANAS


El secreto de la educación ignaciana contiene dos claves que abren a cualquier ciclo
histórico o cultural, por inédito que sea.
Estas dos claves las presento ahora como dos momentos en secuencia, siguiendo el
consejo de la tradición socrática, primero conócete a ti mismo.
El conocimiento profundo de la propia grandeza y dignidad abre a la comprensión
dinámica de las transformaciones del mundo entero. “Vuelve a tu interior”, aconseja S.
Agustín.
Rompe, pues, con los conceptos usuales de realismo e idealismo. Realismo no es
más aceptar lo que siempre ha sido, sino lo que ya está y todavía no es. Idealismo no es más
deseo infundado sino real fuerza escondida que impulsa hacia adelante. Para los que
vivimos en el consumismo globalizado, bajo la suprema ley del mercado, este idealismo
educativo se convierte en verdadero y eficaz realismo que da libertad y señorío. El mercado,
en cambio, encerrado en la cárcel de la permuta lucrativa, envilece y degrada. Es el
idealismo del juego gratuito y desinteresado, donde los hombres no tienen precio, donde
mejor se realizan los heroísmos humanos. La gratuidad cristiana y el humanismo del juego,
fundan el eterno secreto de la educación: educar jugando, como se dijo en la Grecia clásica.

5.1. Primera clave: profundidad de la propia condición humana.


Sin ella, sólo queda superficialidad incompleta que mutila al hombre y al mundo. La
vida brota de lo profundo y abarca a todo el hombre. Hay, en esta clave, tres niveles de
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profundidad, todos indispensables: el de la sensibilidad, el de la razón y el del corazón. Los


ciclos culturales han variado sus preferencias.
El de la ilustración que está terminando, fue tan autosuficiente en cuanto a la razón,
que la hizo tirana absoluta hasta hacerla perder su astucia.
En la nueva cultura que se perfila, aparece lo opuesto: impulso desmedido al placer,
con rechazo escéptico de todo paradigma racional, y con soterramiento opresivo del
corazón. Aclaremos, con un ejemplo: la tolerancia que circula entre nosotros no es tanto
respeto racional en búsqueda común, cuanto desinterés cínico por el otro, complicidad tácita
de no intervenir en lo de otros, para no ser intervenido en lo propio intocable.
Ignacio establece la educación en una personalizada y equilibrada comunicación de y
entre los tres niveles:
a) vuelve a reivindicar el indispensable valor del gusto por la sensibilidad, los afectos,
los sentidos y la imaginación:.Son los primeros e indispensable veneros de donde
brota el agua viva. Pero la sensibilidad necesita discernirse e integrarse con los otros
dos niveles. Sola, va a la deriva.
b) La razón igualmente, dislocada hasta la exaltación, no acepta mayor profundidad y se
vuelve fácil presa del egoísmo y del placer. Por ello, las instituciones universitarias
están siendo desfiguradas por el predominio de las técnicas que reducen la idea de
Universidad a la preparación de los ejecutivos y técnicos que necesita el mercado.
Para Ignacio, el predominio de cosmovisiones, ciencias y técnicas, ni llena ni da
plenitud a la condición humana. No el mucho saber satisface en el fondo sino el
saborear la vida con la sabiduría del corazón, diría glosando a S. Ignacio. Las solas
ciencias y técnicas tiranizan y dividen hasta alienar a los hombres libres.
c) Para liberar, hay que bajar al corazón, motor de vida y creación. Allí está la morada
del compromiso definitivo e incondicional, que tanto teme el hombre de hoy. Se trata
de “las razones del corazón que la razón no comprende”, de Pascal. Sin esta última
profundidad, se siente Ignacio como pez fuera del agua. Llegó el santo a decir que,
“No podría vivir, si no sintiera en sí, algo que no era suyo ni podía ser de ningún
humano sino de sólo Dios”.
Por mi parte insisto ahora, en medio de esta densa secularización, en que esta
expresión religiosa conlleva una dimensión trascendental en todos los ámbitos de la vida.
Hace años lo dijo Roger Garaudy: “todos, teístas y ateos, tenemos sed de un mismo infinito,
aunque lo que para unos es presencia, para otros es ausencia”. La religiosidad deformada, la
irreligiosidad o a-religiosidad no excusan de una entrega al compromiso con el mundo.
Dejarse llevar por esta misma sed imperiosa de infinito, significa internarse más y más en
un mundo de misterio inagotable que determina los perfiles de la naturaleza y de la
sociedad. Ahora, sin ella, aumentará el contraste dramático entre las abundantes técnicas de
comunicación y los corazones aislados en soledad sin amor.
Solamente del cultivo integral del interior, surge el hombre libre, audaz, imparable
luchador contra todo abuso de poder, sea profano o sagrado. Reduce los excesos de poder a
su realidad y abre siempre a mayores horizontes.

5.2. Segunda clave: la sed interior de infinito es la fuerza transformadora más


poderosa, es fuerza divina. Quedó plasmada en el lema de la Compañía de Jesús. el “Ad
maiorem Dei gloriam”, en lo que más conduce a la plenitud del hombre y de su mundo.
a. Dinámica del más en el afecto, del más en el conocimiento y del más en el amor. El
“más” es emblemático de la interna dinámica que busca también, ahora en el corazón del
mundo, la misma sed de infinito, la misma voz inconfundible. La creación entera entona
idéntico “más”. El “más” es conquista, fruto de una lucha sin cuartel contra la mediocridad
adocenada. “Militia est vita” dice el lema del Instituto Oriente.
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Ahora, la entrega hasta la inserción plena en las culturas del mundo, llevará a
encontrar esa voz única y misteriosa. Estamos en perpetua búsqueda de la voz que siempre
llama, integra y unifica.
Ignacio, en su madurez, se preparó tozudamente para entender las altas reflexiones
de las universidades. Y siendo ya viejo, acariciaba con su bastón las flores del camino. El
mundo se le hizo transparente: era los rayos del mismo sol que le quemaba su interior y le
impulsaba a devolver ese mismo fuego al mundo, por caminos inéditos, pero llenos de luz.
Ahora, cada vez más, se perciben mayores y crecientes conglomerados de fenómenos
sensibles. Se descubren nuevas leyes genéticas de un mundo histórico, en evolución hacia el
punto Omega.

SEGUNDA PARTE: EL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN


Enuncio así mi aportación: Hay que descubrir la exigencia de alternativa a esta
globalización que de hecho se está imponiendo.
La globalización está marcada por el predominio del capital internacional,
particularmente e especulativo y anónimo.
Recapitulo lo dicho con una feliz expresión del famoso comunicador, Carl Seagan:
“Si la ética no precede y orienta la ciencia, la tecnología y el poder, éstos destruirán la
especie. El Siglo XXI será el siglo de la ética, de hacer posibles los derechos humanos... o
este siglo no será posible para el proyecto de dignidad que todos esperamos”.
Antiguamente se entendía por humanismo la concepción abstracta y normativa
impuesta como único modo de entender al hombre concreto como hombre universal.

1. Proceso de la Globalización:
En el mundo, en general, hay una línea descendente de la cúspide de la técnica hasta
la base de la sociedad, es decir, los valores culturales. Entre estos extremos hay dos escalas
intermedias: la de las instituciones y las de la sociedad. Quedan, pues, en este orden:
La globalización de impone
1. Por la fuerza política del modelo económico neo-capitalista y globalizado. En este
mismo nivel de investigación controlada, al igual que de la técnica y la ciencia, se da
una deformación que aísla cada uno de los sistemas científicos particulares, de
manera que no puedan cuestionar la totalidad del sistema.
2. Des-configuración, des-construcción de cada una de las instituciones libres, incluso
religiosas como la Iglesia católica, a fin de que se habiliten a dejar fluir la fuerza
política de esta economía mundial.
3. A través de aquellas instituciones, se logra la Imposición de normas sociales nuevas y
ajenas a la sociedad.
4. El dominio pleno de la sociedad, no se logra si no se arraiga hondamente, hasta la
desfiguración de significados y valores de la propia cultura, para vivir de forma
inauténtica los valores que impone el mercado, como la codicia, el individualismo y
el consumo.

En el México actual
1. El retraso educativo, incluso a nivel universitario, es notable. No se puede competir
con los constantes adelantos en ciencias y técnicas. Este retraso influye en las
instituciones, en la sociedad y en los valores culturales. La capacitación educativa no
cubre ni siquiera lo fundamental para aprovechar la nueva técnica con trabajadores
capacitados. Sólo queda el ser un país de exportación de recursos naturales.
2. Así la globalización llega a re-configurar las instituciones. Lo más notable se da en el
mundo de la política: al romperse el presidencialismo y exigir alternancias
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electorales, los particularismos políticos pululan. Buena muestra son los partidos
políticos en su lucha por acaparar mayor poder e incluso en la lucha interior entre
tendencias o facciones. El pluralismo religioso se abre pero todas las religiones para
recibir carta de ciudadanía tienen que circunscribirse a la esfera estrictamente
religiosa, sus valores y culto, pero sin dejarlos trascender a la vida pública ni a la
sociedad ni permitir confrontación abierta de valores.
3. Esa pugna entre las instituciones por ser más poderosas, repercute en una sociedad
cada vez más débil, con menor sentido del bien común y del proyecto de nación.
Todo esto conduce a la ambigüedad constante entre la mínima legalidad y la máxima
ilegalidad, para división de la sociedad.
4. Por los medios de comunicación se llega hasta la raíz cultural. Se dan campañas
aplastantes otros valores exteriores, de modas y alineaciones sin cuento, que sumen
en el vacío de sentido por la vida y la alineación en el frenesí de la acción sin parar.
Las diversas religiones se sienten amenazadas en lo más propio, pero lo único que se
atreven a hacer es repetir los códigos y enseñanzas de sus valores, sin ponerlos al
alcance inculturado del hombre de hoy, en mucho casos, por temor a ese poder
gigantesco.

2. Descubrir las exigencias de alternativa


El hombre actual no podrá liberarse de la robotización humana en que está cayendo,
si no rehace un horizonte que realmente unifique la diversidad de los hombres en estos
tiempos, que supere la fragmentación que desune, y por la falta de humanismo en los
progresos científicos en pugna.
La exigencia de alternativa no viene ni de otra ideología ni de otro poder
político. Sería una alternativa insuficiente. La verdadera alternativa es la de la
revaloración de la subjetividad humana, frente al objetivismo deshumanizante de las
ciencias y técnicas.
Exigencia
E. Kant, F. Nietzsche y M. Heidegger son ejemplos vivos de la reivindicación por la
verdadera alternativa que sale de lo interior del hombre: del corazón, como dice el
Evangelio, del a priori como pide Kant, del ultrahombre dionisíaco que nos impulsa, según
reivindica Nietzsche o de la des-ontologización del ser que señala Heidegger como el origen
del fracaso de Occidente.
En otro lenguaje no especializado pero muy vital, los noveles artistas se están
esforzando por crear nuevos paradigmas estéticos, porque lo antiguo ya no les dice nada. Es
elocuente el entusiasmo con que responden las multitudes a esos intentos todavía
incipientes. Con verdad, apunta Cicerón: “¿cómo puede haber dignidad, donde no hay
honestidad?”

Pero estamos en el pragmatismo de lo inmediato.


El hombre cristiano ratifica: no resulta como lo primario y fundamental el insistir en la
enseñanza de fuera, sino en el aprendizaje de dentro. No es lo único suficiente el ir de la
norma a vida, como se vivió en el Antiguo Testamento. Para cumplir con la ley, primero está
la conversión interior del Espíritu Santo que habita en nosotros. La única Evangelización es la
de encarnación en este mundo, en estas culturas. Sólo así puede ser viva en todos los aspectos
de la vida:

3. La Alternativa
Conforme en lo dicho al presentar la globalización, la alternativa ha de recorrer un
camino inverso. Ha de ir de los valores vividos a la comunicación abierta de todos los valores
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y las ciencias en un horizonte humanista irrestricto y abierto a la novedad del futuro y al


misterio del Evangelio.
1. Los significados y valores culturales de México y del mundo- Ética y Evangelio
existencialmente vividos
2. Los valores compartidos llevan a consensos sociales. La Ética y el Evangelio,
desde la vivencia formularán nuevas normas siguiendo la fuerza dinámica
invisible que siempre lleva a amar más, no sólo a cumplir con el expediente.
3. La sociedad fortalecida lleva a la reconfiguración de todas las instituciones
públicas y académicas, sin alterar sus respectivos carismas sino acendrándolos y
poniéndolos a tiempo con la hora que actualmente marcan los tiempos.
4. Puestas en su lugar las instituciones –piénsese, por un momento, en una política
mexicana integrada y unida en sus diferencias, se llega al encuentro abierto
siempre abierto a nuevos significados y valores, con tras sociedades, y con otras
instituciones, para ampliar el horizonte y mantener la unidad plural de la
exigencia humana de globalización.

4. Conclusión
En medio de la fuerza voraz de la globalización, estamos escuchando con pavor que
no sólo se intenta globalizar los países petroleros, sino también, lo digo con un ejemplo, la
Amazonía, base de todo el sistema bioecológico de América, para la explotación de unos
cuantos, a los que no les bastan todos los recursos del mundo.
No es suficiente el soportar este diluvio. La alternativa del humanismo cristiano sabe
que si hay camino, pero que se tiene que roturar con nuevo esfuerzo creador.
El famoso teólogo peruano, Gustavo Gutiérrez, recientemente invita a mayor
conversión cristiana a fin de intentar no una utopía irrealizable, sino el sueño evangélico de
globalizar la esperanza en un mundo mejor, en que sigua viniendo el Reino, el impulso a un
más misterioso que Espíritu sugiere con claridad a los hombres de corazón sencillo.

Queridos exalumnos del Instituto Oriente de la Compañía de Jesús: He recordado lo


último que es lo primero y primordial, estas dos claves ignacianas. Con ellas podrán siempre
adentrarse en su mundo y entregarse al maravilloso misterio que nos envuelve. Mi mejor
deseo es que se abismen en la compleja riqueza del mundo, lo transformen desde la
perspectiva del mismo abismo misterioso, “en todo amando más y sirviendo más”.

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