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La máscara endurece el
(PISTAS PARA UNA SEMIÓTICA DE LA gesto. Y de las variables transfiguraciones
MIRADA) del rostro sólo guarda una forma, un
arquetipo. La máscara tipifica, modeliza;
ernando Vásquez Rodríguez conviene el viento en roca, el agua en lava
ciado en Literatura de la seca. Ponerse una máscara, fuera de
rsidad Javeriana. Actualmente es ocultar nuestra cara, es también polarizar
or del Departamento cualquier avatar del rostro. Por lo mismo,
presión y profesor del área de usar máscara es una estrategia de
tica en la Facultad de defensa o de intimidación; las máscaras
nicación Social. Pontificia nos defienden de los dioses o nos
rsidad Javeriana. convierten en uno de ellos. Si el rostro es
contingente y mutable, la máscara es todo
lo contrario. De allí su poder ritual y
Este texto está religioso: la máscara evita el gesto, o
publicado en mejor, detiene el tiempo.
Revista “Signo y
Pensamiento” Nro. 20. Primer semestre
1992. Colombia. La máscara es lo eterno.
Un lugar excepcional, entre otras cosas, 11. Basilisco, Medusa, los monstruos
por estar en lo alto. Arriba. Tal deseo de mirantes
querer mirar por encima, abarcando la
mayor parte posible, puede ayudarnos a
entender la fascinación del hombre por los El monstruo es un símbolo de nuestra
tronos, los pedestales, las tribunas. Son intimidad, de nuestra profunda memoria
innumerables las relaciones que hay entre psicológica. El monstruo es nuestro doble.
mirada y poder. Desde lo alto logramos Un "otro", una segunda piel, una zona
mirar todo o casi todo. A la par que nos difícilmente cognoscible. Opaca, oscura,
hacemos menos tocables, podemos múltiple, inconexa, fragmentaria. Un
controlar, dominar con nuestra mirada. monstruo no hace sino recoger esa suma
Superioridad e inferioridad son de características y darles una
coordenadas del mirar. corporeidad, una figura, una
representación visible. De allí la cantidad
de brazos, la heterogeneidad de órganos,
Digamos de paso que cuando otro nos la unión de partes contradictorias; de allí
mira en totalidad consigue un poder esa recurrencia a los mil ojos. O el ojo que
omnímodo sobre nosotros. De pronto sea mata, o el ojo que petrifica. El monstruo es
esa la razón por la cual nos desnudamos un símbolo de lo que ansiamos ver pero
en la penumbra; para que el otro no posea que no podemos mirar. Y, si miramos,
sino fragmentos de nuestra piel. Quizás debemos morir.
ese sea el encanto del claroscuro: dejar
ver y ocultar al mismo tiempo. A lo mejor
el acierto de algunos desnudos consiste en Hagamos memoria: un ave reptil que
el manejo de la sombra -siempre mataba envenenando con su mirada; un
pudorosa- que se resiste a la mirada total ser alado, con escamas, con grandes
de la luz. dientes y con serpientes por cabellos,
capaz de volver piedra lo que miraba.
Basilisco y Medusa. O los ojos centellantes
que envenenan el aire; los ojos del
10. Memoria de la mirada, la mirada basilisco "qué sólo mediante su mirada
fotográfica mata, sin curación alguna, a aquellos
quienes mira primero, pues el veneno que
Una fotografía es un ver y un mirar. Como les arroja los emponzoña hasta el
resultado del ojo mecánico o electrónico, corazón". O el rostro tan feo de Medusa
participa de las mismas características del que "quien lo mira queda petrificado por el
terror". En ambos casos, encontrarse Es que mirar es tanto como conocer. Y el
frente a frente con el monstruo, mirarlo, conocimiento no es para todos los ojos, ni
es tanto como fallecer. Y la única salida, la puede aprenderse todo de una vez. El
única salvación, es seguir de cerca los mirar es una iniciación. Interdictos y
consejos de Minerva a Perseo: "una vez transgresiones nos moldean, nos afinan en
que llegues delante del monstruo, míralo el mirar. Mirada y crecimiento van de la
con el espejo, cuidando de no mirar en mano: "no debes mirar, ya puedes mirar".
otro lado al espeluznante rostro". El espejo Aquí, lo erótico, permitido; allá, lo
es el amuleto, lo que mata el monstruo. pornográfico, prohibido. Aquí la
Hermosa imagen para decir o simbolizar el insinuación de las formas, permisivo; allá
recorrido oblicuo, transversal, de llegar a el realismo de los órganos, agresivo. Sobre
nuestro interior. Es a través de un la mirada se legisla; las morales y los
"tercero" como logramos conocer, mirar, credos la convierten en su comodín: "si
las zonas más espantosas de nosotros miras, te condenas; si no miras, te
mismos. Sólo con un espejo podemos salvarás".
"detener", fijar, nuestro lado oscuro. Y, ya
hecho máscara, entonces, hacerlo nuestro.
Aceptarlo. 13. La mirada amorosa, la mirada que
siembra
El monstruo muere cuando se reconoce.
Salir de la monstruosidad es una tarea de Tomas Segovia escribe que "los amantes
anagnórisis. Somos abisales; es un se miran a los ojos, un punto antes de que
enorme y laberíntica selva submarina la el amor los vea", y Pedro Salinas dice: "lo
que alberga nuestros monstruos: pasiones, que se ha mirado así, día a día,
pulsiones, fantasías; grifos y serpientes, enamorándolo, nunca se pierde, porque ya
quimeras y demonios; esfinges, dragones, está enamorado". Son infinitos los versos,
bestias, vampiros... A lo mejor, todo los poemas dedicados a la mirada, más en
monstruo desea emerger y, de pronto, todos ellos, por lo general, la mirada que
para encontramos con algunos de ellos, se canta es la mirada del amor. "Pues el
tenemos que sumergimos en nuestras mirar es sólo la forma en que persiste el
aguas más insondables. Si el monstruo antiguo deseo", comentaba Luis Cernuda.
emerge, y no estamos prevenidos, "Tal vez amar es aprender a mirar... Las
moriremos. Pero si contamos con un miradas son semillas; mirar es sembrar",
espejo -el "espejo de la verdad", dice Paul nos lo ha repetido Octavio Paz.
Diel- seguramente traeremos a tierra la
cabeza de uno de nuestros monstruos. Ya
en la playa podremos contemplarlo en La mirada amorosa, sobre todo, siempre,
plenitud, mirarlo detenidamente. "Ese inventa, puebla mundo: "sabemos posar
también soy yo", diremos. Y podremos un beso como una mirada / plantar
ponerlo como enseña en nuestro pecho; sí, miradas como árboles". Esa mirada
como un escudo protector. amorosa, gestora, es la misma mirada
capaz de otorgar un ser, un nombre: "de
mirarte tanto y tanto / del horizonte a la
arena, / despacio / del caracol al celaje, /
12. Mirada y moral, las miradas brillo a brillo, pasmo a pasmo,/ te ha dado
prohibidas nombre: los ojos / te lo encontraron,
mirándote..." La mirada amorosa insufla
Orfeo pudo conquistar la felicidad siempre nueva vida; da u otorga fuerza: "es bajo tu
y cuando no hubiera vuelto la mirada; la mirada donde nunca zozobro;/ es bajo tus
esposa de Lot se habría salvado, si no miradas tranquilas donde cobro /
hubiera mirado hacia atrás; Moisés no propiedades de agua...". La mirada
debía mirar la zarza ardiendo; algunas amorosa vivifica.
leyendas hablan del precio que se paga
por ver el monstruo: descuartizamiento o Además de instaurar un territorio de vida,
pérdida de la vida. En buena parte de la mirada amorosa también revela a los
Occidente cerramos los párpados de amantes. Pone al descubierto secretos,
nuestros muertos para que no miren, para ansiedades. Es el lenguaje de las más
que su mirada fija, impasible, no nos profundas confidencias: "dice tu mirada /
atemorice... No debemos mirar a nuestra que de noche, a solas / suspiras y dices en
madre desnuda, Edipo; no debemos mirar la sombra / las terribles cosas..." Más esta
dentro de lo sagrado, tabú... La mirada revelación de la mirada amorosa es un
abarca a toda la cultura. Cada pueblo misterio: esconde a la par que muestra.
posee sus propias reglas, sus Seduce: "en tus ojos, un misterio; / en tus
prohibiciones sobre o alrededor de la labios, un enigma./ Y yo, fijo en tu
mirada. mirada/y extasiado en tus sonrisas". La
mirada amorosa, entonces, es la mirada
que reconoce en el silencio las secretas
palabras del deseo. 15. La mirada y el espejo, el
autorretrato
La mirada amorosa, la que al mirar
presiente paraísos, otea sueños, descubre Mirarnos. Ver un espejo y reconstruir la
frescas aguas, es la mirada cantada una y mirada de nuestro ser. Decimos: ese soy
otra vez por Dante: "y si alzo los ojos para yo. ¿Cuál era el afán de van Gogh que
miraros, se inicia en mi corazón un motivó tantos autorretratos? ¿Cuál era la
estremecimiento que hace que el alma se causa de tal insistencia? Rembrandt
separe de los pulsos". Mirada amorosa también fue un obsesivo. Y Darío Morales,
llena de ansiedad, de susto, de angustia. al final de sus días. Hacerse una serie de
Mirada esquiva, a veces; desafiante, otras. autorretratos. ¿Para qué? ¿Qué hay de
Mirada provocativa, incitante, excitante. diferente en nuestro rostro de un día a
Mirada de los indicios. Con ella otro, de un mes a otro mes? Qué hay de
reclamamos, nos reconciliamos o nos distinto, para que pueda ser mirado.
decimos adiós: " ¿por qué no despedirse Quizás la mirada más compleja, la mirada
de frente, sí, de frente, ir paso a paso que muy pocos podemos proponernos
atrás, pero mirándose, de modo que la como tarea sea la de indagar el lento
última imagen de nosotros fuera siempre cambio de nuestro rostro. Su aparición y
la de unos ojos que aunque ya no ven desmoronamiento. Un rostro es un paisaje.
siguen mirando siempre a lo que quieren"? Y, al igual que la naturaleza, va asumiendo
nuevos pliegues, nuevas manifestaciones.
La mirada amorosa es la más bella de las Nuestro rostro cambia como varía la tierra,
miradas porque permite reconocemos. imperceptiblemente. Nuestro rostro es
Porque es la mirada que otorga un rostro a otra geografía: invisible. De allí que la
nuestro cuerpo; porque es la mirada que insistencia en el autorretrato sea el oficio
nos salva de la soledad y del olvido. Así de aquellos trabajadores del mirar, de los
sea, momentáneamente. topógrafos, de lo orógrafos del tiempo.
Recordémoslo: ese rostro que vemos igual
cada día, no es el rostro de ayer, ni mucho
menos el rostro de mañana. Repitámoslo:
14. El grano del mirar, bifrontalidad más allá del ver está el mirar; más allá del
de la mirada espejo está el tiempo.