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Un camino que se abre… Ficha 6

UN CAMINO QUE SE ABRE…


Objetivos

1. Proponer un camino de evangelio vivido a la luz del carisma de Claudina


2. Acoger esa experiencia como una riqueza para la vida personal.
3. Iluminar la propia pedagogía con esta experiencia de fe y transmitirla.

La fe de los cristianos es siempre la misma, pero cada época y cada cultura la vive con
un matiz diferente, por ser gracia, reviste para cada uno un sello personal. Así podemos
hablar de una espiritualidad.

En Claudina la fe comienza por ser una experiencia de amor, de la bondad infinita del
Padre. Jesucristo es el testigo de ese amor. Jesús que no tiene sino un deseo, cumplir la
voluntad del Padre, y una certeza, la de que ha sido llamado a la libertad de dar su vida
para poseerla de verdad. “El Padre me ama porque yo doy mi vida para recuperarla en
plenitud”. (Jn, 10, 17)

En el momento clave de su vida la imagen de Jesucristo perdonando se hace para ella


modelo y fuerza, y desde entonces, lo que da sentido a sus días, es la imitación del
Corazón, “que tanto ha amado a los hombres”, el Corazón de Jesús, devoción bien
extendida en la región lionesa en tiempos de Claudina.

Hoy podemos leer esta devoción siguiendo la profecía de Ezequiel,(31,33-34). “En


aquellos días, oráculo de Yahvé, yo pondré mi ley en el fondo de su ser y la escribiré en
su corazón. Entonces yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo ....” Esta profecía se ha
cumplido en Jesús. En El, Dios ha suscitado en medio de su pueblo un Corazón que por
naturaleza es fiel a la ley, y por eso, profundamente fiel a Dios y a los hermanos.
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Un camino que se abre… Ficha 6


Tener a Jesús por modelo, vivir como El vivió, siguiendo su ejemplo, era el deseo de
Claudina y sus primeras compañeras: “Se ha dicho que nuestro Divino Salvador, para
facilitarnos la práctica de las virtudes, la aceptación de los sufrimientos, la constancia en
las tribulaciones ha querido ser nuestro modelo, pasar él mismo por toda clase de
pruebas, asumir nuestra naturaleza, colocarse en todas las circunstancias, aún las más
molestas para animarnos con su ejemplo” y también : “Jesucristo ha querido ennoblecer
las más pequeñas acciones, las más bajas en sí mismas: la pobreza, la humildad tan
despreciadas en el mundo...También nosotras debemos mirar como infinitamente
preciosas y honrosas todas las virtudes santificadas por el ejemplo de Nuestro
Salvador”. (Pos Doc IV p.93). Así por ejemplo, refiriéndose a la práctica de la virtud de
la mansedumbre dicen “Es una virtud sacada del mismo corazón de Jesús; El la ha
practicado en casi todas las circunstancias de su vida...” (Pos. Doc IV p.92) Ella hizo lo
mismo; con paciencia y firmeza puso los medios para que cada una de sus huérfanas
llegara a ser no sólo “una bonita joven”, sino también “la bendición de su casa”.

En ese camino de seguir a Jesús, lo más lógico es mirar a María, toda disponible para
acoger la Palabra y dejar que se cumpla en ella. “Se ha tratado de las virtudes de la
Sma. Virgen...Se han propuesto estas virtudes a nuestra imitación, que están al alcance
de todas nosotras. Se la ha considerado, sobre todo, en su vida sencilla y común por la
cual ha adquirido más mérito que todas las mujeres que han sido ilustres por sus grandes
acciones.” (Pos. Doc IV p.112). La imitación pasa por las circunstancias concretas de la
vida ordinaria, sin extravagancias, más bien como un modo de hacer que busca en todo
conformarse al Evangelio. Al Corazón mismo de Jesús y su Madre.

Sobre todo, vivir como Jesús quiere decir que “el fuego que vino a traer a la tierra” hay
que anunciarlo, hacerlo arder en une vida plenamente apostólica, y al igual que el
Maestro llama a sus discípulos, Claudina va reuniendo a su alrededor a las que han sido
tocadas por el mismo ejemplo y comparten el mismo deseo; porque el Evangelio pide
que se lo viva en comunidad. Ante todo en comunidad de oración: “Cuando dos o tres se
reunan en mi nombre, ahi estaré yo en medio de ellos”, y como consecuencia en
comunidad de obras: “La unión entre nosotras consiste en este espíritu de caridad que
debe hacer de todas nosotras un solo corazón y una sola alma, de la cual Jesucristo es la
vida y el lazo” (Pos. Doc IV p. 114). Y sobre todo como lo señala el prólogo del
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reglamento de la Piadosa Unión “Cuando se va solo en un largo y fatigoso viaje, uno se
cansa pronto y para sostenerse no se encuentran más que recursos comunes y ordinarios;
pero al contrario cuando son varios los que van juntos se va con seguridad y ánimo, se
prestan nuevos apoyos” (Pos. Doc IV p.54)

Para cada uno de los que han sido llamados, la fe es la gracia que alimenta el deseo y
que se transforma en actividad: socorrer, consolar, enseñar, anunciar así el amor del
Padre por todos sus hijos. Por que el amor se muestra con obras, llenando los vacios
concretos que la debilidad y la falta de justicia van dejando abiertos en las vidas propias
y ajenas. Es la obra del perdón.

Esa fe se celebra, en torno del don por excelencia, el de la propia vida puesta en las
manos del Señor de la Vida, el único que puede devolverla en plenitud. El banquete de
la Eucaristía se hace lugar central, ya que brinda el modelo, la fuerza para vivirlo y
sobre todo el gozo de saberse amada, sostenida y acompañada en el servicio. “Este
alimento de nuestra alma...tiene la propiedad de hacer crecer , robustecer e impedir que
muramos...(con él) nos transformamos en Dios como un hierro que metido en el fuego
se vuelve candente y participa de dicho elemento.” (Pos. Doc.IV p. 104)

Pero la vida de fe de Claudina no fue asunto de un momento particular, de una


circunstancia concreta por fuerte que fuera, sino una respuesta continua, a necesidades
diversas, con variedad de medios, en diferentes contextos. Y si pudo responder fue
porque supo confrontar constantemente su visión y su deseo con el de Jesús, todo
entregado a la voluntad de su Padre, y junto a El, su solo deseo fue el de conformarse a
lo “que es bueno, a lo que le agrada a lo que es perfecto”( Rom.12). Para ello Claudina
y sus compañeras son invitadas a buscar sólo la voluntad de Dios: “Es preciso guardar
el corazón de cuanto le atrería demasiado, y procurar mantenerse libres e indiferentes
hacia todo aquello que no atañe a la gloria de Dios...”, (Pos. Doc IV p.108); y también
“todavía nos queda algún apego, alguna complacencia, algun deseo de la estima y de la
alabanza de los hombres: estos sentimientos, si no los reprimimos con cuidado...nos
impiden hacer el bien que podríamos practicar. Debemos esforzarnos para llegar a estar
tan indiferentes a lo que se diga o piense de nosotras, que esta consideración no tenga
cabida en nuestras buenas obras”. (Pos. Doc IV p.102) El ejercicio regular del
discernimiento le permitió adoptar decisiones adecuadas en momentos diveros: para
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emprender una misión como en la Rue des Pierres Plantées, para continuarla en buenas
condiciones trasladándose a Fourvière y también para dejarla cuando la caridad lo
requería, tal como ocurrio con la obra de Belleville.

Con la gracia de Aquel a quien había entregado su corazón, Claudina pudo entonces
caminar humildemente con su Dios y estallar al fin en un canto de alabanza a su
bondad.

Para ayudarnos en nuestra tarea educativa: pistas para el trabajo:

 Identificar los rasgos de la espiritualidad de Claudina

 Reflexión (personal y/o grupal):

 Con qué aspectos me identifico más, conectan con mi experiencia


de fe
 Relectura del camino recorrido en las fichas anteriores a la luz de
esa experiencia.

CITAS BÍBLICAS
Mt.5,38-42; Mt.5,43-48
Mt. 18,21-22; Mt. 18,11-14;
Lc.7,36-48; Lc.15,1-7
Lc.23, 39-43; Jn.8,1-11

OTROS DOCUMENTOS DE TRABAJO

• Noticias de la Angélica nº 4.
• Declaración de las Religiosas de Jesús-María sobre la Paz (Roma, octubre 2001)
Lisbeth Guadalupe Vega Pasos RJM,

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