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Todos estos años venga a estudiar que “el orden de los factores no altera
el producto” y ahora nos llevamos la sorpresa que el producto de
matrices no satisface esta propiedad conmutativa (en general, A⋅B≠B⋅A)
esto desde luego constituye una innegable sorpresa.
Incluso cabe sospechar que algo tan raro debe ser fruto de una mente
calenturienta de algún matemático excéntrico.
¿Qué tiene que ver con el mundo real que dos matrices no conmuten? Te
doy dos ejemplos donde existe esta conexión.
① A principios del siglo pasado se observa que el mundo atómico no se
comporta como esperaríamos, es decir, los átomos y partículas
atómicas no siguen las leyes de la llamada mecánica clásica, y hay
que inventar una nueva mecánica que describa el comportamiento del
mundo atómico, surge así la mecánica cuántica.
En 1925, Werner Heisenberg y otros inventa la
“mecánica cuántica matricial”. Esta teoría no
asigna a las magnitudes físicas números como
en la mecánica clásica o newtoniana, sino
matrices cuadradas, y las ecuaciones del
movimiento de las partículas son ecuaciones
matriciales.
Otro ejemplo:
② En 1928 Paul Dirac buscó una ecuación que
describiese el comportamiento de los electrones.
Planteó los requisitos que debía satisfacer y al
analizarlos se dio cuenta de que necesitaba cuatro
“cosas” no nulas que cumpliesen:
a⋅b+b⋅a=0
O lo que es lo mismo:
a⋅b=−b⋅a ← anticonmutativa
Paul Dirac (1902-1984)
0 1 0 i 1 0
, ,
1 0 i 0 0 1
Pero no hay cuatro matrices 2×2 que anticonmuten entre sí. Entonces
las buscó 4×4, y esta vez con éxito, construyendo las matrices de
Dirac.
1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 i 0 0 1 0
0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 i 0 0 0 0 1
, , ,
0 0 1 0 0 1 0 0 0 i 0 0 1 0 0 0
0 0 0 1 0 0 0 0 i 0 0 0 0 1 0 0