Re-significar
la cultura desde las
tecnologías de la
información
Desafíos Culturales
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Contenido
Módulo 5: Costumbres universales, locales y lo local ......................................................... 1
Introducción ...................................................................................................................... 3
1. Lo local ....................................................................................................................... 5
2. Lo global ..................................................................................................................... 9
Conclusiones .................................................................................................................... 16
Para empezar
Re-significar la cultura desde las tecnologías de la información es el nombre de nuestra
segunda unidad. Ahora, ya pasada la mitad del curso, avanzamos hacia un quinto módulo:
Costumbres universales, locales y lo local. En esta unidad revisaremos conceptos que
facilitarán el dominio temático de los contenidos propuestos y entraremos en el universo
de lo planetario, de lo universal, para poder leer y comprender la singularidad que
caracteriza a la cultura local.
Introducción
1. Lo local
La palabra local viene del latín “localis” y hace referencia a
aquello que pertenece a un lugar, que es parte de un territorio
determinado. Lugar viene del “locus” latino y si le sumamos el
sufijo “al” que indica aquello relativo o perteneciente a algo,
completamos la idea de “localis” En tanto palabra, tiene
derivaciones muy interesantes, como aquella que hace
referencia al cuerpo humano en cuanto totalidad compuesta
por órganos y miembros. Así, podemos localizar el dolor de un órgano específico del
cuerpo, porque local remite justamente a eso, a la especificidad. Desde esta idea que
porta la propia palabra, podemos acercarnos al reconocimiento de lo local en el ámbito de
la sociedad y la cultura.
A lo largo y ancho de esta franja de tierra y de islas, se convocan los ecos de profundas
raigambres culturales propias de las innumerables etnias que constituyeron hace mucho
tiempo la habitabilidad de esta tierra. Así, Margarita Alvarado y Pedro Mege en el texto
Cuerpos y gestos de los nómades del fin del mundo, a través de una cita a Cañas P., nos
relatan:
Efectos del medio ambiente en el carácter del indio fueguino es el natural producto de las
condiciones en que se ha desarrollado su existencia. Sin la menor instrucción, abandonado
y olvidado en esa inhóspita región, pasa su vida en la más cruel de las luchas por la
existencia: lucha el ona en tierra por cazar los pájaros del cielo y los animales terrestres
para alimentarse, persiguiéndolos hasta sus guaridas […]. Luchan el yahagan y el alacaluf
en los procelosos mares que, muchas veces, les niegan estos productos. (Góngora y
Sagredo, 2009: 340).
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Aquí podemos destacar que el desarrollo local mira desde una perspectiva integral de
desarrollo e influye en la dimensión social, política, ambiental y cultural, cuyo objetivo es
disponer y movilizar los bienes producidos desde su propia pertenencia hacia el territorio
general. Resulta relevante la importancia que tiene esta integración local en todas las
comunidades humanas, tanto micro como macro, ya que permite la obtención de
recursos, planificación de las necesidades de la comunidad, su participación, la perspectiva
de la inclusión social, la movilización de los recursos, talentos locales y, con ello, mejoras
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Pregunta activadora:
2. Lo global
La palabra global está emparentada con la idea de aglomeración de un conjunto, que
podría ser un grupo de personas. Deriva del latín globus, que alude justamente a
aglomeración, materia. Joan Corominas amplía el horizonte de la palabra globo, al aludir a
bola, esfera y como derivación de ello: lo “Global […] Glóbulo, lat. Globulus; globuloso.
Conglobar. Englobar, S. XX.” (Corominas, 1977: 298). Es interesante pensar esta imagen
como la totalidad tridimensional de un globo ocular, que mira el espacio desde su
posicionamiento en el cuerpo. Tanto la movilidad del propio globo ocular, como la acción
de manipular y poner en movimiento un globo, sería la verbalización de la palabra
globalizar. Desde aquí podemos imaginar que viene la construcción cultural de visualizar el
mundo como un globo terráqueo. Un globo que contiene, compacta y aglomera la tierra.
de Florencia amplió sus territorios y su cultura con las ideas del Humanismo y el
Neoplatonismo, y desde allí se fue tejiendo la idea de cruzar el globo para universalizar el
mundo con sus principios:
Pregunta activadora:
¿Cómo enfrentas desde tu mirada los contrastes y fricciones que trae la
globalización económica en los diferentes aspectos que conforman la
sociedad?
La creencia en una identidad propia que, por lo tanto, es considerada como única,
intransferible e imperecedera […] cumple una función política evidente, una función que el
nuevo poder tecnocrático está intentando reforzar para reconstruir el valor unitario del
nuevo individuo mediático reorientado a partir de fragmentos y parcelas (Mosquera, 1999:
19).
Las identidades en esta relación local parecieran provenir de una doble situación. De un
lado, la condición de pertenencia a un territorio, clase social, a una generación familiar
que determina formas y tradiciones propias y al género. Por otro lado, diversas cualidades
se asignan al ser humano desde los diferentes roles que va
asumiendo en función de la participación y dirección de una
comunidad. Si se tiene en cuenta estas dos participaciones
humanas, podemos inferir en que lo local se autosostiene y
construye justamente en la perspectiva que indica la palabra,
es decir, fusionando ambas dimensiones.
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Lo local no puede constituirse sin lo global y lo global, al mismo tiempo, tampoco puede
alcanzar sus propósitos sin lo local. Ambos ámbitos van tejiendo en el tiempo una
aproximación de pertenencia y generan una cercanía necesaria. Lo local se integra a otros
ámbitos locales mediante articulaciones que hacen posible la conectividad, por ello, es
insustituible su relación con lo global. En este punto de la definición de lo local podemos
inferir que “las identidades son contradictorias, múltiples, simultáneas y cambiantes; por
eso, la diferenciación que introduce la globalización —entre el espacio de los flujos y el
espacio de los lugares— tiende a afirmar nuevas identidades” (Castells, 1997: 52). Estas
nuevas identidades conforman el eje de la relación global-
local, y transforman en una interrelación permanente y
condicionante todos los ámbitos sociales, la economía, la
política, la cultura y las preocupaciones y ocupaciones
ambientales. Estos ámbitos establecen una suerte de
conexión que permite la participación del Estado, la
integración laboral en las llamadas empresas
transnacionales y la vida que acontece en la ciudad.
La ciudad es el espacio público por excelencia, por ende, un lugar que se funda en la
concepción embrionaria de lo territorial. Se vive en la ciudad constatando la integración
de esta como un espacio común, de todos, en donde se construye no solamente la
vivienda, sino también el pensamiento que articula la convivencia y la convergencia
humana.
Existe la convicción de que la ciudad la construimos todos y que los espacios comunes que
en ella se trazan permiten la sociabilidad sin objeciones de ningún tipo:
Conclusiones
Una vez que empecé a buscarlos, estos momentos podían encontrarse en cualquier
parte. Podía estar sentada en una cafetería en Londres tomando un café espresso
italiano servido por un mesero argelino al ritmo de la música de los Beach Boys; o
podía andar por ahí, en una cantina de Nueva Delhi en donde se sirve comida
libanesa amenizada con la música de una banda de filipinos en un sitio decorado
con barriles de cerveza de malta irlandesa […]. Algunos japoneses son fanáticos del
flamenco. Dinamarca importa cinco veces más pasta italiana ahora que hace diez
años. La clásica muñeca rubia estadounidense, la Barbie, se vende ya en unas
treinta variedades nacionales, y este año acaba de salir al mercado su versión
austriaca y la marroquí. (Swingle, 1999: 12)
Este itinerario descrito por Erla Swingle con tanta naturalidad hace
algunos años nos podría haber parecido exótico. Hoy es una realidad
tangible en nuestra cultura nacional, porque se han abierto de tal
forma las barreras y fronteras que obstaculizaban o limitaban la
entrada de lo foráneo, que estas situaciones que podrían
perfectamente ser rodadas como escenas en una película ya forman parte de nuestra
realidad cotidiana.
Referencias bibliográficas
Améndola, G. (2000). La ciudad postmoderna. Madrid: Celeste.
Góngora, A. y Sagredo, R. (2009). Fragmentos para una historia del cuerpo en Chile.
Santiago: Aguilar.
Swingle, E. (1999). “Los bienes circulan. (…) Las ideas circulan. Y las culturas cambian”.
Revista National Geographic, agosto, Nº 2.