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¢ILUMINISMO I[XRAQUI? 1) La acusacion Redundante es, en realidad, el eprgrafe, porque éxraqu’ significa iluminis- ta; pero habiendo tantos sistemas de iluminismo, valga la expresiOn para hacer ieferencia al de los pensadores musulmanes que se Haman ixragutes, y no a otros, Como clemento probatorio del origen ardbico de la filosoffa luliana senala el Dr. Asin ese iluminismo de los arabes. Refiriendose a una obra de Abenquiran, muy divulgada entre les misticos marroquics, dice que en clla se habla de dos métodos, de ascenso y descenso para conocer a Dios, “con igual espisitu y tecnicismo que Lulio en su cono- cido libro De asceisu et descensu inteliectus. El método de ascenso consiste en inducir, por los seres creados, que son huellas 0 afectos de Dios, los nom- bres divinos, sus abributos y su esencia. El descenso es exclusivo de los ex- titicos que desde la esencia divina eonocida por iluminacién intuitiva des- cienden gradualmente a fas*criaturas”!, Por tanto, o el espititu y tecnicismo de Lulio no es igual al de Abenquirn, 0 su deseenso arranca también de una iluminacién intuitiva Pero zpara qué andar con deducciones? Asin dice expresa y rotundamente que Lulio entra de Weno en el grupo ixraqur. Veanse sus palabras: “Dominicus Gundisalvi, de Segovia, Guillermo de Auvemia (41249), Alejandro de Hales (44245), S.Buenaventura (41247), Duns Escoto (41308), Rogerio Bacdn (41292), y nuestro RAIMUNDO LULIO (41315), representan, con sus dis- cipulos y continuadores de scgunda fila, una tendencia, dentro de la escolastica erstiana, mds emparentada con los neoplaténicos que con los aristotélicos, y que por sus aficiones a confundir mas o menos en una sabidurta total y armonica la esfera de la fe con la de la raz6n, exigiendo para los actos de ésta una cierla iluminacion divina, entran de eno en el grupo de pensadores musulmanes que se Haman por lo mismo ixvaguiés. 0 iluministas, No quiere esto decir, sin embargo, que aquellos ilustres gscolasticos adeptasen a ciegas, en bloque y sin examen, las ideas masarries”?, J ASIN PALACIOS. ABENMASARRA Y SU ESCUELA: pa 2 Md, id. id. Pag. 120, 128, nota 1 62 EIJO GARAY Estas tiltimas palabras, como otras varias del Dr. Asin, prueban que no sefiala mera coincidencia de doctrinas, sino verdadera dependencia; es més, pocas lineas después dice, refiriéndose a doctrinas de Lulio que “se denuncia por eso su origen musulmén con claridad meridiana”. Las s{ntesis vagas presentadas en sonoras frases seducen poderosamente, y para que no arrastren a error requieren trabajosos andlisis, Si para entrar de Ileno en el grupo de los ixraquies, es necesario confundir, por poco que sea, la esfera de la fe con la de la razén, Lulio que jamés las confunde, y y por el contrario ensefia que se excluyen mutuamente en un. mismo enten- dimiento sobre un mismo objeto y a un mismo tiempo, bo es ixraqut: ni puede serlo tampoco por exigir para los actos de la razén una iluminacion divina, porque no la exige. Pero aunque -ambas cosas hiciese, no bastaria eso para excluirlo de la escuela de los ixraqures, sino en la de los agustinianos, cuando mas. Estudiémoslo mds detenidamente. 2) Que es el iluminismo ixraqui. La nota,con que se marca a Lulio, de iluminismo ixraquy’ es terminante. Para vindicarle de ello es menester fijar en qué consiste este iluminismo, y ver luego qué hay de ello en Lulio: Lograremos lo primero guiados, como de la mano, por el. Dr. Asin, y precisamente en la magnifica obra en que fug estudiada el iluminismo ixraqui’ del pretendido modelo del Lulio, el suff murciano Abenarahi. “La metafisica plotiniana y su heredera en el islam, la metafisica de los ixraquies 0 iluministas, profesada por Abenarabi, considera a Dios como un foco de luz cuyas irradiaciones (tachaliat) son las-criaturas. Todo ser, en cuanto emanacién de Dios, es mds o menos luminoso. El alma humana es también, por lo tanto, una luz, aunque amortiguada por la unién con el cuer- poy oscurecida por el pecado; queda siempre, no obstante, en ella, como en el pabilo de la lémpara recién extinguida, un poco de lumbre, del cual sale algo parecido al humo que tiene por su naturaleza a subir hacia arriba; si sobre ese humo, que el pabilo sube, se pone la viva Hama de una lampara encendida, descenderd inmediatamente Ja luz por el humo y prenderd en el pabilo. Este simil es, segtin Abenarabi, el mas sugestivo para ejemplifi manera plistica el proceso mistico de la iluminacién divina.....Otros simbolos del proceso iluminatico emplea Abenarabi, a mas de éste de la kimpara, to- mados de la vision en suefios y del espejo brufido del alma en el cual se reflejan las luces divinas; pero ninguno de ellos desentrafia, como era de es- perar, el misterioso mecanismo de este fendmeno preternatural”.....““Los gra- dos de iluminacién, aunque se repartan con més minucioso andlisis que los de la revelacién, coinciden también con éstos, en cuanto a los niisterior in- tuidos..:..Los grados se elévan paulatinamente desde el orden fisico al meta- fisico, al teoldgico, y. al mistico. Vienen primero las iluminaciones que des- cifran con su luz los enigmas naturales del cosmos en sus tres reinos, mi- neral, vegetal y animal: después, los problemas filosdficos mds abstrusos, asi los de la cosmologia como los de la antologYa, se alumbran con meridiana 2 jILUMINISMO IXRAQUI? 63 luz; Iuego al iluminado se le hacen patentes del secretos de las artes liberales: légica, retérica, estética; la vida de ultratumba con sus misterios aparece mas tarde: por fin la iluminacién divina disipa las tinieblas que oscurecen los pro- cesos misticus del éxtasis amoroso. En todos estos grados, como en’ los de Ja revelacion, cabe una triple manera de ee del misterio iluminado 0 revelado: sensible, imaginativa ¢ intelectual”>, “A veces, la cosa revelada es de naturaleza completamente heterogenea respecto de las verdades del orden natural y corriente, que la razon discur- siva y de ciencia exotética’o vulgar pueden conocet, y carece por tanto, de toda analogia o relacién evidente con lo que los sabios profanos entienden, aunque tenga con ello-en el fondo una secreta relacion que tan solo Jos mis- ticos iluminados por Dios son capaces de descubrir™4 Dice Abenarabi, segtin expone Asin>, que un amigo suyo le leyé cierta vex wn paseje del Libro de los Elementos, de Aristoteles, y le pidié que se lo explicase con arreglo al criterio de su ciencia mistica; tratdbase de la dis- crepancia de los autores de Fisica en cuanto al ntiimero de los primeros prin- cipios 0 cuerpos simples. Y escribe Abenarabi:“A nuestro juicio no hay en esta cuestion mas doctina que wna, que es la verdadera, sin discrepancia al- guna, porque Dios, que es la Verdad, y de quién aprendemos las ciencias con un coraz6én vacro de todo razonamiento y dispuesto a recibir de sus inspiraciones, ¢s el que nos ha comunicado la solucién fundamental del pro- blema sin vaguedades ni dudas, Asi es como conocemos intimamente las esen- cias reales, como ellas son en si, tanto cuando se trata de esencias simples Q elementales, como cuando se trata de Jas que comienzan a existir por com- posicion entre aquellas, como cuanda se trata de las esencias divinas. Tal es el origen de que dimana nuestra ciencia. Dios es nuestro maestro, por en- seflanza proféfica, infalible, exenta de todo error, vaguedad y engafiosa apa- riencia”. _ Fuera de esa iluminacién divina no puede encontrarse con certeza la ver- dad. Dice el Dr. Asin: “Abenarabi, por su escepticismo mistico, tena que ses tefractario al empleo de la meditacién como ejercicio religioso, La razon es para él incapaz de evitar el error y la duda en la biisqueda de toda verdad. Mucho més expuesta esta a errar estd para la investigacién de las verdades sobrenaturales (Cfr. Caracteres generales de su sistema, par.3)”. Fueta, pues, de los casos y de las materias en que el Alcorén lo manda. “meditar sobre Dios en sf mismo, o sobre las criaturas para elevarse a Dios por induccién, © sobre Este para.descender a las criaturas por deduccién, antéjasele a Aben- arabi peligroso unas veces e intitil otras; porque entre las criaturas y el Creador no existe analogia alguna, sino, més bien, un abismo infranqueable de di- ferencias tan radicales y profundas, que ninguno de los dos térmminos ~Criador y criatura— pueden sugerir a la raz6n por su respective concepto el contenido. Basin. EL ISLAM CRISTIANIZADO. Pgs, 219-222, 4 Id. id. id. Pag. 102, 5 fal id. id. Pag. 103.

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