Ética
Universidad Manuela Beltran
Amnésico: persona que no tiene puntos de referencia pasados que le sirvan para
comprender o comprenderse, por lo tanto, no puede establecer relaciones con sus
contemporáneos desde sus antepasados y desde su tiempo pasado.
b. Una memoria excesiva, es la experiencia de aquel que convive con una persona que vive
recordando obsesivamente el pasado, alguien que está preso de su pasado y no traduce el
pasado desde su presente.
Es aquella memoria, como el resto que tampoco se puede controlar, es la que rememora
aquellas situaciones que han generado gozo o han generado dolor. Es la memoria “que
asusta” como explica el autor, porque al ser incontrolable en situaciones puede evocar
momentos de angustia como de tranquilidad y todo eso es producto de las acciones que
realizamos en ciertas situaciones. Es la memoria que se refiere a lo ausente, de ello el
recordar el tiempo perdido por esa razón duele.
Por ejemplo, recordar en un matrimonio disfuncional como se dedicó parte de una vida para
buscar que la pareja saliera de un problema de adicción y al final, por cansancio o por otras
circunstancias no se vuelve a ver a esa persona. Rememorar el tiempo perdido y la
ausencia de esa persona son situaciones dolorosas que siempre van a estar ahí, porque
son acciones propias que desataron un proyecto que no se terminó pero al cual se empeñó
la vida para intentar terminarlo.
4. Con base en el documental: "No hubo tiempo para la tristeza", del Centro Nacional
de Memoria histórica, que está disponible en Youtube.com bajo ese nombre, ¿por qué
la memoria histórica es una aliada para la paz?
Porque la memoria histórica es esa memoria que no está ausente, ni es memoria excesiva,
aunque sí funciona a partir del rememorar todos esos acontecimientos que han ocurrido a
causa de la violencia en Colombia, no permite olvidar. Pero, permite reconstruir lo que fue
ausente, no saber quienes fueron los causantes, por qué lo hicieron y dónde están los
cuerpos desaparecidos. Ayuda a apoyar ese proceso de construcción de identidad de las
víctimas sobrevivientes a la violencia y con ello, a la construcción de identidad de un pueblo
y una nación, siempre de la mano. Nuevamente, impide el olvido y así la retribución a las
víctimas y la comprensión del conflicto.
“No hubo tiempo para la tristeza” Porque como se vio en todo el documental todas las
víctimas fueron obligadas a seguir, a sobrevivir. A pesar de tener las penas más profundas
debían ser resilientes y seguir, ya sea porque la misma violencia física los obligaba con
nuevos ataques o nuevos enfrentamientos, el estado los obligaba a producir aún así, no
fuesen escuchados o la violencia económica de sobrevivir, tener que mantener una familia,
un pueblo o ayudar a otros a salir adelante. Todos sabían y siempre sabrán lo que paso y es
algo que jamás se podrá olvidar pero “toca seguir”, es necesario sobrevivir.