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Laura Sofia Rodriguez Leon

Ética
Universidad Manuela Beltran

1. ¿Cuáles son las dos experiencias típicas de la memoria y en cuál se ubicaría la


construcción de paz?
a. La ausencia, es la experiencia de aquel que convive con alguien que es incapaz de
recordar, el amnésico.

Amnésico: persona que no tiene puntos de referencia pasados que le sirvan para
comprender o comprenderse, por lo tanto, no puede establecer relaciones con sus
contemporáneos desde sus antepasados y desde su tiempo pasado.

b. Una memoria excesiva, es la experiencia de aquel que convive con una persona que vive
recordando obsesivamente el pasado, alguien que está preso de su pasado y no traduce el
pasado desde su presente.

La construcción de la paz no se puede situar en la ausencia y tampoco en la memoria


excesiva. Se construye la paz desde el perdón y el recuerdo “perdono pero nunca olvido”. A
partir de esta idea, no se puede perdonar y con ello resiliar si se vive bajo una memoria
excesiva; aquello impediría la transformación del presente, porque se mantendrá
encarcelado en el pasado. Situaría a todas las personas víctimas de la violencia sin la
capacidad de resiliencia, que ya tienen, o las hará parte de un ciclo donde la víctima se
convierte en victimario y de ahí se crean nuevas víctimas que seguirán el mismo camino.
Sin embargo, eso no implica que se olvide o exista una ausencia en la memoria, todo lo
contrario. La idea es recordar porque lastimosamente eso es parte de la identidad y
dignidad de una persona. Las identidades permiten tener puntos de referencia pasados y
funcionan para comprender los acontecimientos, los hechos y las personalidades de un
territorio o una persona. Y de esa manera evitar que se repitan acontecimientos que ya se
vivieron. Sin embargo, en Colombia no funciona así. Por esa razón la construcción de paz
no puede ser parte de esos dos extremos sino es parte de lo que no es una memoria
excesiva y lo que no es la amnesia.

2. ¿Por qué, para el autor, la memoria no es buena ni mala?

Porque la memoria para el autor es ambigua. La memoria siempre va tener un objetivo o


una función que responde al cómo y para qué se va utilizar, bajo qué circunstancias, qué
medios se van utilizar y quién está dispuesto a utilizarla. Aunque realmente nosotros no
controlamos el hecho de recordar o rememorar, es algo incontrolable como explica el
autor. Al serlo, el ser humano no puede condicionarla sin una preparación previa y aún así,
funciona de manera arbitraria. Todo el tiempo se está rememorando, en situaciones nos
permite tomar acciones acertadas como negativas, depende mucho de esa identidad de la
persona de lo que recuerda y con ello, como se ha construido o como ha ido reaccionando
en las diversas situaciones.

El autor lo explica desde la arbitrariedad de la memoria y se comprende con ejemplos como:


En un entorno de clase un estudiante en medio de una exposición le da un ataque de risa
que le impide continuar con el tema. En ese momento al ver un zapato desamarrado por
azar, recuerda un evento gracioso que le ocurrió a un compañero suyo. En este caso llegó
en el momento menos oportuno y no por ello se puede considerar como algo solamente
malo. Por otro lado, ese mismo estudiante en un examen por el cual no estudio, comienza a
recordar las explicaciones de los profesores o charlas con amigos antes del examen.
Aunque fue un momento positivo para el estudiante no se puede considerar que sea algo
solamente bueno. Concluyendo que la memoria no hace parte de la clasificación dualista
entre “bueno y malo”.

3. Para el autor, ¿qué es la memoria acontecimiento?

Es aquella memoria, como el resto que tampoco se puede controlar, es la que rememora
aquellas situaciones que han generado gozo o han generado dolor. Es la memoria “que
asusta” como explica el autor, porque al ser incontrolable en situaciones puede evocar
momentos de angustia como de tranquilidad y todo eso es producto de las acciones que
realizamos en ciertas situaciones. Es la memoria que se refiere a lo ausente, de ello el
recordar el tiempo perdido por esa razón duele.

Por ejemplo, recordar en un matrimonio disfuncional como se dedicó parte de una vida para
buscar que la pareja saliera de un problema de adicción y al final, por cansancio o por otras
circunstancias no se vuelve a ver a esa persona. Rememorar el tiempo perdido y la
ausencia de esa persona son situaciones dolorosas que siempre van a estar ahí, porque
son acciones propias que desataron un proyecto que no se terminó pero al cual se empeñó
la vida para intentar terminarlo.

4. Con base en el documental: "No hubo tiempo para la tristeza", del Centro Nacional
de Memoria histórica, que está disponible en Youtube.com bajo ese nombre, ¿por qué
la memoria histórica es una aliada para la paz?

Porque la memoria histórica es esa memoria que no está ausente, ni es memoria excesiva,
aunque sí funciona a partir del rememorar todos esos acontecimientos que han ocurrido a
causa de la violencia en Colombia, no permite olvidar. Pero, permite reconstruir lo que fue
ausente, no saber quienes fueron los causantes, por qué lo hicieron y dónde están los
cuerpos desaparecidos. Ayuda a apoyar ese proceso de construcción de identidad de las
víctimas sobrevivientes a la violencia y con ello, a la construcción de identidad de un pueblo
y una nación, siempre de la mano. Nuevamente, impide el olvido y así la retribución a las
víctimas y la comprensión del conflicto.

Antes de un proceso de paz se necesita un proceso de perdón que va de la mano con


acuerdos y explicaciones donde se escucha la historia, las razones y reconstrucciones de
cuerpos, pueblos y familias. No permite la impunidad y evita la ignorancia. La memoria
histórica valora la dignidad de todas las personas, trata de transformar los valores que
fueron arrebatados y jamás serán devueltos a las víctimas y las víctimas que se convirtieron
en victimarios pero nos los clasifica de la misma manera. La memoria histórica comprende
las diferencias y que no todos somos iguales, por la diferencia en cada historia y la
ambigüedad de cada persona que compone cada territorio. Por esa razón, permite un
proceso de paz digno donde todas las partes son reunidas, escuchadas. Permite conocer y
enfrentar directamente las respuestas a esas preguntas que por mucho tiempo no tuvieron
respuesta.
5. ¿Por qué el título del documental?

“No hubo tiempo para la tristeza” Porque como se vio en todo el documental todas las
víctimas fueron obligadas a seguir, a sobrevivir. A pesar de tener las penas más profundas
debían ser resilientes y seguir, ya sea porque la misma violencia física los obligaba con
nuevos ataques o nuevos enfrentamientos, el estado los obligaba a producir aún así, no
fuesen escuchados o la violencia económica de sobrevivir, tener que mantener una familia,
un pueblo o ayudar a otros a salir adelante. Todos sabían y siempre sabrán lo que paso y es
algo que jamás se podrá olvidar pero “toca seguir”, es necesario sobrevivir.

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