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INTRODUCCIÓN

Una vez que han sido planteadas, en el terreno de los principios teóricos,
las peculiaridades más importantes de la medida de seguridad, y de que con
anterioridad se hiciera lo mismo con las de la pena, se está en situación de
mostrar las relaciones existentes entre ambas consecuencias jurídicas y de
delimitar los diferentes sistemas que han ofrecido la doctrina y la legislación para
combinar su presencia en el Derecho positivo.
La doble vía de penas y de medidas de seguridad tampoco escapa ni a la
crítica ni a los calificativos de crisis, sobre todo cuan- do las medidas son
privativas de libertad y, como tales, similares a la pena. Es cierto, como ya se ha
dicho, y ahora es conveniente ratificarse en ello, que ambas son diferenciables, al
menos teóricamente, pero también lo es que en la práctica presentan muchos
puntos de coincidencia.
En efecto, tanto una como otra suponen una privación de bienes jurídicos.
Las dos encuentran la justificación en la necesidad de su existencia para
el mantenimiento de la convivencia social. Sin embargo mientras que el
fundamento y límite de la pena es la culpabilidad y la necesidad, el de la medida
es la peligrosidad, cuya prognosis incluye la necesidad, y, en principio, prescinde
de límite. Difieren, asimismo y de manera parcial, en los fines que conseguir los de
la pena, la prevención general y especial; los de la medida la prevención especial.
Lógicamente, y aquí el mayor conf1icto, las dos coinciden frente a los sujetos
posibles de resocializar.
Por todo lo expuesto, no ha de extrañar que sean muchos los autores que
vislumbran unitario el fin político-criminal de penas y medidas, ni tampoco que
parecida precisión se halle en textos legales y en proyectos de reforma.
Con dichas argumentaciones, incluso de carácter legal, es urgente preguntarse
por el sentido de la distinción entre pena y medida de seguridad, tanto más cuanto
que lo que aparece claro es que los viejos criterios de separación son poco a poco
abandonados.

TEMA
La Reforma Penal Vigente

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TÍTULO
El sistema de Doble Vía – Penas y Medidas de Seguridad
JUSTIFICACIÓN
Si la función y el fin de la pena se muestran como un problema
frecuentemente discutido, no sucede lo mismo con respecto a la medida de
seguridad, sobre la que existe cierta unanimidad en admitir que su finalidad
esencial es la de la prevención especial.

De este fin preventivo-especial derivan dos problemas de gran


trascendencia.
Por un lado, el señalamiento del necesario equilibrio entre las medidas
político-criminales de prevención de los delitos y las libertades individuales; por
otro lado, la exacta comprensión del término resocializar.
La mala utilización de las medidas de seguridad que puede transformarlas
en un medio de ataque contra las garantías individuales provoca cierta tensión con
las reglas esenciales del Estado democrático de Derecho. Una política criminal de
medidas de seguridad que aspire a ser compatible con los postulados de
este modelo de Estado deberá, en opinión de RODRÍGUEZ MOURULLO, rodear
al sistema penal preventivo de una serie de garantías dirigidas a evitar los peligros
que las medidas de seguridad pueden comportar para la certeza del Derecho. 

OBJETIVOS
1.- GENERAL
Conocer la Reforma Penal a través del Sistema de la Doble Vía

2.- ESPECÍFICOS
 Definir el significado del Sistema de la Doble Vía
 Identificar el concepto de las Penas
 Identificar el concepto de Medidas de Seguridad

LA REFORMA PENAL

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Reforma del Código Penal Antecedentes de la reforma

Nuestro código penal de fondo se basa en un Código Penal y en varias leyes


complementarias. El código fue elaborado por el jurista paraguayo Teodosio
González, inspirado en el proyecto Tejedor, de la Argentina, el cual a su vez tenía
sus fuentes en el Código preparado por Feurbach para el reino de Baviera en
1813.

Nuestro Código entro en vigencia en el año 1910 y fue reformado en 1914, el


mismo era de un tipo inquisitorio. Después de la revolución del 89 volvió a crecer
el interés en la reforma del Código penal, un pionero sin lugar a dudas fue el Dr.
Luís Martínez Miltos , autor de un anteproyecto varias veces rechazado , pero con
la intervención del Senador Fernández Arevalos fue presentado un proyecto que
fue estudiado y analizado gracias a la cooperación internacional compuesta por el
reconocido jurista Español Enrique Bacigalupo y el Doctor Carlos Pérez Del vallé,
con esto mencionado anteriormente se llegó a nuestro actual Código Penal la ley
1160/97, de tipo netamente garantista , de este modo Paraguay se ponía a la
vanguardia del movimiento de la reforma penal de América latina.

1. Derecho Penal Mínimo.

El derecho penal mínimo es una política de muy amplios alcances desde este
punto de vista el derecho penal da las respuestas al ilícito de una manera más
cautelosa y dosificada observando todas las garantías básicas de la constitución
nacional. De ahí que la reforma puso un sistema penal garantista, ideal que
implica un uso moderado de las penas privativas de libertad, la adopción de penas
alternativas y de orden pecuniario

2. Sistema de Doble Vía

Es un sistema de regulación de las consecuencias jurídico penales según el cual a


los reprochables se le impone penas, mientras que a los irreprochables se le
aplica medidas de acuerdo a su peligrosidad, por la cual el fin de las medidas
debe de ser siempre preventivo, con relación a un futuro hecho punible.

3. La Reforma en América Latina

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En América latina hace unos 20 años un grupo de juristas eminentes comenzaron
a introducir el moderno pensamiento penal alemán, el resultado fue plasmado en
el llamado Proyecto Penal Latinoamericano, este trabajo fue resultado del
penalista español Luís Jiménez de Asua discípulo de Von Linz en Berlín y del
Argentino Sebastián Soler , el proyecto quedo incompleto y se considera que hoy
ha quedado retrasado en cuanto a sus fundamentos teóricos La siguiente etapa
del proceso de la reforma penal en América Latina sigue las líneas fundamentales
de la dogmática penal moderna con centro de elaboración en Alemania , ella ha
influido en todos los países incluyendo Argentina y también Paraguay

4. Principios Básicos

Todo Código en cualquier parte del mundo parte de un conjunto armónico de


principios que constituyen las bases de su estructura axiológica, en el cimiento del
nuevo C.P se hallan los siguientes principios:

a- Legalidad

b- Reprobabilidad (Culpabilidad)

c- Proporcionalidad

d- Prevención

Estos principios además de fijar las bases del proyecto permitirán a los
magistrados su aplicación e interpretación

5. Crímenes y delitos

Según el Art. 13 del C.P dispone de la clasificación de los Hechos Punibles

1 Son Crímenes los hechos punibles cuya sanción legal sea pena privativa
de libertad mayor de cinco años

2 Son delitos los hechos punibles cuya pena privativa de libertad se hasta
cinco años o multa.

6. Algunos Problemas de la Política Criminal


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Los problemas de la política criminal surge en crear tipos penales adecuados a
situaciones especiales que se manifiestan en distintos grupos sociales, tal cosa
ocurrió por ejemplo en el abigeato figura que no tiene razón de ser porque se trata
de un hurto o robo, tipo penal que ya se encuentra el C.P, de igual manera esto
ocurre con el Aborto, ya que el proyecto proponía una despenalización o
atenuación en determinados casos.

7. Perspectiva de género

El concepto de la dignidad esencia de la mujer y de la necesidad de superar viejas


barrera arcaicas que se reservaban exclusivamente al hombre una serie de
privilegios ha influido también en materia penal, el nuevo C.P, tiene una
perspectiva mucho más acorde con las actuales tendencias de respeto al sexo
femenino y a la igualdad de derechos dejando de lado disposiciones penales que
eximia al marido que mataba a su esposa si él la encontraba en su lecho con un
tercero, ahora resulta lo contrario se crearon leyes para la protección en el ámbito
familiar en donde encontramos la violencia familiar , incumplimiento del deber
alimenticio entre otros

ESTRUCTURA DEL PROYECTO

El código penal mantiene la división clásica en dos libros que reúnen la Parte
General y la Parte Especial y Un tercer libro que está dedicado a las reglas
transitorias. Los libros se dividen en título y capítulos. El primer título del libro
Primero contiene los principios básicos de la ley penal, los fundamentos y
modalidades de su aplicación. El Título II establece los criterios de un hecho
punible título II las penas Título III, las medidas de mejoramiento y seguridad Título
IV el comiso y la privación de beneficio Titulo V. Termina el libro Primero con
materias cercanas con el área procesal, como son la instancia de la víctima Título
VI y la prescripción título Vil En el libro segundo se encuentra, siguiendo la técnica
tradicional, los distintos hechos punibles ,encabezan la parte especial los hechos
punibles contra la persona título I y sus bienes título II, El título III se atienden a los
delitos que lesionan bienes jurídicos supra individuales El título IV menciona los
Hechos punibles contra la seguridad de la vida y de la convivencia de las personas
título IV. Siguen los hechos punibles contra las relaciones jurídicas título V y contra
el orden económico y tributario título VI .Luego pasa al tratamiento de los hechos
punibles contra el Estado título VIl y sus funciones título VIII para terminar con los
hechos punibles contra los pueblos Título IX
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PRINCIPIOS BÁSICOS:

LEGALIDAD.

El principio está formulado de la siguiente forma: No hay crimen ni pena sin ley
debe ser escrita anterior y vigente

CULPABILIDAD. / IRREPROCHABILIDAD

El principio de culpabilidad es enunciados tradicionalmente con la fórmula no hay


pena sin culpa. Consiste en que solo es reprochable penalmente aquella conducta
se ha apartado del derecho, pudiendo haberla mantenido dentro s del mismo.
Toda pena supone culpabilidad, de modo que no puede ser castigado quien actúa
sin culpabilidad y que la pena no puede sobrepasar la media de la culpabilidad

PROPORCIONALIDAD

Su campo de acción será la media de mejoramiento y de seguridad, que apuntan


a prevenir futuras conductas nocivas .pero la sanción para ésta también debe,
tener un límite que es señalado por el principio mencionado. Se elimina así la
posibilidad de aplicación de medidas que pueden ser excesivas.

DE PREVENCIÓN

Se refiere a ¡a finalidad de la penas, El Art., 20 de C.N establece e! objetivo de la


pena que es la protección de la sociedad y la readaptación de los delincuentes.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL DERECHO PENAL

PRINCIPIO DE LEGALIDAD.

Nadie será sancionado con una pena o medida sin que los presupuestos de la
punibilidad de la conducta y la sanción aplicable se hallen expresa y estrictamente
descritos en una ley vigente con anterioridad a la acción u omisión que motive la
sanción

CARÁCTER CONSTITUCIONAL DE LAS GARANTÍAS CONTENIDAS EN EL

PRINCIPIO DE LEGALIDAD:

El objeto fundamental del principio de legalidad es el de garantizar los derechos y


libertades fundamentales de las personas.

LEGALIDAD DEL DELITO Y DE LA PENA:


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El contenido esencial del principio de legalidad en materia penal radica en que no
puede sancionarse ninguna conducta ni imponerse pena alguna que no se
encuentre establecida en la ley.

LA RESERVA DE LA LEY

Nadie está obligado a hacer lo que la ley no ordena ni privado de lo que ella no
prohíbe. Es el principio del deber jurídico establecido en la constitución, del cual
deviene el principio de reserva legal, según el cual a la ley le compete establecer
cuáles son las conductas punibles y cuáles son las sanciones para ellas.

TAXATIVIDAD Y SEGURIDAD JURÍDICA:

La garantía por la que la definición de delitos y penas se reserva al legislador no


es una exigencia meramente formalista, sino que se relaciona con el contenido
material del principio de legalidad. Este contenido de seguridad jurídica es el que
adquiere el legislador mediante la reserva de la ley; por mucho que en un
reglamento dictado por la administrado puedan definirse conductas con exquisitas
precisión, el principio de legalidad de nuestro sistema exige que sea precisamente
el legislador quien se encargue de delimitar claramente lo que se castiga mediante
la norma penal

LA IRRETROACTIVIDAD PENAL ART. 14º

Ninguna ley tendrá efecto retroactivo, salvo que sea más favorable al encausado o
al condenado.

PRINCIPIO DE REPROBABILIDAD:

No habrá pena sin reprobabilidad: La reprobabilidad es el juicio racional que hacer


la sociedad a través del juzgador a un sujeto por haber obrado en contra de la
norma jurídica, pudiendo haberlo hecho conforma a ella; no es un juicio al sujeto
por cómo es sino por lo que hizo

La falta de confianza y la ineficiencia del sistema de justicia en el Paraguay,


reconocen causas muy concretas de carácter estructural, funcional y
organizacional, y dan como resultado la flagrante violación de derechos y
garantías consagrados en Pactos y Convenciones Internacionales, así como en la
propia Constitución Nacional, traduciéndose en la cotidianeidad en detenciones
arbitrarias, falta de procesos justos, privaciones de libertad de carácter preventivo,

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con plazos más allá de los establecidos en el Pacto de San José de Costa Rica,
procedimientos policiales arbitrarios y violentos, acciones desdibujadas de las
Fuerzas Armadas, inseguridad ciudadana, criminalidad descontrolada a falta de
una política criminal articulada desde el gobierno, falta de responsabilidad del
Estado por actos de sus funciones en violación de Derechos Humanos, falta de
indemnizaciones justas, falta de implementación de organismos de control como la
Defensoría del Pueblo, condiciones inhumanas de detención, y permanentes
violaciones al derecho de niños, niñas y adolescentes, muchos de ellos privados
de libertad en condiciones infrahumanas.

Cada uno de estos Capítulos, representan miles de casos de personas que ven
violados diariamente sus derechos a un debido proceso legal y a las garantías
judiciales consagradas en Pactos y Convenciones Internacionales, y en la propia
Constitución Nacional.

Causas Estructurales

Muchos de los problemas que hemos enunciado reconocen sus causas primarias,
en la estructuración de un sistema penal marcadamente inquisitivo y violatorio por
sí mismo de las garantías básicas de un proceso legal justo. En ese orden de
cosas poco se ha avanzado de un año a esta parte en la reforma del sistema que
permita operar un proceso respetuoso de las garantías mínimas del ciudadano
ante la justicia.

El proceso de reforma iniciado por el Ministerio Público desde el año 1991 a 1995,
ha visto la sanción del nuevo Código Penal, que a la par de una nueva sistemática
en la Parte General, dogmática, contiene una serie de modalidades que
contemplan más allá de la prisión, otros tipos punitivos alternativos o
complementarios y el sistema de doble vía que incorpora las medidas de
seguridad, estableciendo asimismo una tipología de delitos más en consonancia
con los protección de los bienes jurídicos garantizados por la Constitución, y
también el sistema de días multas que permite castigar más equitativamente a
través de la imposición de multas mayores para quiénes más poseen.

Sin embargo, el Proyecto de Código Procesal Penal y la Ley Orgánica del


Ministerio Público, que contienen realmente disposiciones garantistas que podrían
modificar y detener la violación y arbitrariedades en todos los procedimientos de
privación de libertad y en el respeto de la Resolución de la Naciones Unidas sobre

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el uso de la fuerza pública y las armas de fuego, que no pocas veces han
constituido motivos de episodios luctuosos que nunca pudieron esclarecerse, ha
pasado un nuevo año sin ser tratados en el Parlamento, aunque existen noticias
de que tendrían tratamiento breve.

No obstante resulta significativo resaltar que la reforma legislativa por sí sola no


traerá aparejada un mejoramiento de la situación general, ya que es sabido y
probado técnicamente que reformas estructurales tan radicales como las que se
plantean requieren de un proceso de investigación, de preparación y de
implementación adecuada, para que las Instituciones previstas puedan tener la
eficiencia que de ellas se espera, y resulta preocupante que ningún organismo se
haya hecho cargo responsablemente del proceso de reforma, por lo que los
mismos se traducen en acciones aisladas, tanto de la Corte Suprema de Justicia
como del Ministerio Público, tendientes a divulgar la reforma, pero sin que hasta
ahora se haya formulado una política coherente y responsable, que permita con
alguna esperanza tener la posibilidad de que el sistema opere con eficiencia.

La sanción y promulgación del nuevo Código Penal, constituye el hecho más


significativo en el proceso de cambio de la estructura de protección de los
Derechos Humanos, y de los bienes jurídicos consagrados en Pactos,
Convenciones Internacionales y en la propia Constitución Nacional.

La nueva normativa, originada en un Proyecto del Ministerio Público y


complementada por el Proyecto del Ejecutivo, y el del Senador Férnandez
Arévalos, tiene como características fundamentales la implementación de un
sistema de doble vía, que contempla penas y medidas de seguridad, la supresión
de algunas conductas consideradas bagatelarios, la complementación y
establecimiento alternativo de penas de multa con las de prisión y la figura del
comiso que permite el despojo de los bienes productos del delito, inhabilitando al
delincuente a usufructuar una vez cumplida la pena de los beneficios del hecho
delictivo.

Todo esto en el marco de un proceso garantista que confiere al Juez una amplia
facultad de conocimiento de los hechos, y de apreciación de la conducta del
imputado para la aplicación de penas que son no sólo más justas sino
fundamentalmente equitativas, y que tienden a asegurar el principio de igualdad,
no con el criterio formalista, individualista, con el que se caracterizaba la
legislación de hoy en día, sino con la asunción del concepto de Estado Social de
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Derecho, en el cual el principio de igualdad juega en función a los matices de
condiciones de desigualdad en que se desenvuelve el individuo y reconoce estas
circunstancias en su derecho de acceso a la justicia.

El nuevo Código Penal se compadece de las desigualdades económicas, sociales


y de conocimiento, en el juzgamiento de los actos considerados o sometidos a
jurisdicción.

Todo esto significa un gran avance en la protección de los Derechos Humanos.

Sin embargo, la aplicación del Código requiere el fortalecimiento de los órganos


jurisdiccionales, de la alta capacitación de los Jueces y Abogados, y
fundamentalmente de la implementación de un Ministerio Público que sea capaz
de constituirse en el órgano investigador por excelencia, y controlador de la Policía
Nacional.

La nueva tipología de delitos, como asimismo la calificación y tipificación de las


conductas hacen imperativo que el proceso investiga torio de los delitos, esté
estrictamente llevado bajo dirección judicial como lo manda la Constitución en su
artículo 175. Dejar esta investigación a cargo de la Policía como se ha venido
haciendo con el antiguo Código Penal, tornaría tremendamente peligroso y sería
totalmente contradictorio con la protección de los bienes jurídicos que se
pretenden tutelar a través del nuevo sistema. Con lo cual el progreso que
aparentemente se ha logrado se constituiría en un grave retroceso institucional.

En este contexto las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, carecen de un


sistema de control efectivo por parte de la justicia, y durante el año se han visto
envueltas en episodios no aclarados que constituirían violaciones flagrantes a los
derechos humanos, sin que se haya avanzado en procesos jurisdiccionales de
investigación y sanción de tales hechos.

La propia Policía Nacional reconoce que en los últimos años ha dado de baja
aproximadamente un millar de sus miembros, involucrados en actos de corrupción,
sin que se tenga noticias de que los mismos hayan sido materia de investigación,
y mucho menos de que hayan llegado a los estrados judiciales denuncias de esos
actos con lo cual peligrosamente se pone en práctica un criterio de oportunidad
discrecional fuera del alcance del control de las autoridades judiciales y de
impunidad que constituyó el fundamento de la Policía de la dictadura.

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La Defensoría del Pueblo

La falta de designación hasta la fecha del Defensor del Pueblo, por problemas que
guardan relación directamente con cuestiones políticas denotan hasta qué punto
una Institución constitucional de tal envergadura y trascendencia para la
protección de los derechos humanos, siguen siendo postergados sin que exista
una justificación para ello, constituyendo esta omisión un déficit en la actuación de
la clase política paraguaya respecto a los Derechos Humanos, y un gesto
desesperanzador de que en un futuro cercano éstos pudieran llegar a obtener
Instituciones fortalecidas que permitan abrigar el aseguramiento de los derechos
ciudadanos.

La Defensa pública

Si el proceso de reforma avanza como se ha propuesto, el fortalecimiento del


Ministerio Público debe seguir también y en la misma medida el fortalecimiento de
la defensa pública, pero ésta sigue dependiendo de la Corte Suprema de Justicia,
lo cual no es propio del órgano jurisdiccional que debe quedar sólo con las
funciones propias de su naturaleza. Si bien ha aumentado en número, no puede
decirse lo mismo a los requerimientos de apoyo logístico que requiere una
Institución de esta naturaleza, por lo que se impone una nueva regulación y una
reformulación de la defensa pública con miras a cumplir cabalmente con la función
a la que está destinada, con la eficiencia que las personas con menos recursos
que son las destinatarias de este servicio público, pudieran encontrar realmente
protegidos sus derechos.

La defensa pública, como decíamos, ha crecido en número, pero no se ha


estructurado ninguna reforma estructural, ni funcional de la misma, siguiendo de
dependencia del Poder Judicial, y teniendo más de lo mismo, mal podría entonces
constituirse en el órgano eficaz que de ellos esperan los miles de procesados sin
recursos, que kafkianamente deambulan en nuestro diabólico sistema procesal.

El sistema de designación de jueces

Cada vez con más insistencia arrecian críticas respecto a la designación de


Magistrados y la politización de las elecciones. Más allá de que ésto pudiera
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probarse, el sistema indudablemente por una omisión inconstitucional ha evitado
el examen o un sistema claro de oposición que permita realmente seleccionar a
los mejores candidatos.

La modificación de la Ley Orgánica del Consejo de la Magistratura, y la


implementación de un sistema de exámenes debe constituirse en una prioridad si
se pretende adquirir la confiabilidad que el sistema de justicia requiere, para que
sus fallos y actuaciones obtengan la aquiescencia de la ciudadanía y transmitan la
seguridad que es uno de los fundamentos de su calidad de poder político.

Si esto no se plantea y ocurre en un breve plazo, la excesiva politización y la


corrupción que siempre existe acelerarán el descrédito de la novel magistratura,
con consecuencias realmente impredecibles.

No existen desde luego sistemas de evaluación que permitan certificar el índice de


calidad de nuestra justicia, pero proliferan las quejas por los mismos retardos, y
los mismos vicios que la han caracterizado desde mucho tiempo, resumiéndose en
un solo calificativo justicia ineficiente, que no es justicia.

El sistema de designación de jueces, al omitirse el requisito constitucional del


examen, ha dado muestras en una primera evaluación que no reúnen la capacidad
necesaria como para ser frente a la celeridad y eficiencia que se requieren en
esas funciones, el resultado está a la vista, no han disminuido los índices de
morosidad, y los incidentes en el proceso escrito tan engorroso, se multiplican
muchas veces por la falta de conocimiento acabado de las normas procesales de
jueces y litigantes, con el resultado esperado de una sobrecarga de trabajo.

El producto de este sistema de justicia está a la vista, inseguridad ciudadana,


aumento de la criminalidad, mayor violencia, acciones arbitrarias de los
encargados de hacer cumplir la Ley, las condiciones de detención en contra de
toda disposición normativa, y en éste marco fundamentalmente las claras
violaciones de los derechos de niños, niñas y adolescentes privados de libertad, el
alto índice de presos sin condena, que permanece como uno de los más elevados,
sino el más elevado de América Latina y el Mundo.

El principio de legalidad material

Siguiendo las tradiciones inauguradas por Anselm von Feuerbach y mantenidas en


el artículo 53 del Código Penal anterior29 el artículo 1 CP consagra el principio de

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legalidad material en forma más amplia y concreta. El texto reza: Nadie será
sancionado con una pena o medida sin que los presupuestos de la punibilidad de
la conducta y la sanción aplicable se hallen expresa y estrictamente descritos en
una ley vigente con anterioridad a la acción u omisión que motive la sanción.“
Comparando la disposición con la anterior se aprecia en seguida la riqueza de su
contenido. El análisis de los componentes muestra como punto de partida en el
mundo del ser la tríada „conducta, acción, omisión“30, y en cuanto a las
respuestas del mundo del derecho la tríada „sanción, pena, medida “que
caracteriza el sistema reacciones como uno de „doble vía“. Luego la disposición
establece una protección frente al poder sancionador del Estado que ni admite
excepciones personales ni materiales. Pues, la palabra „nadie “indica que la
garantía obra en favor de cada ser humano, tenga la nacionalidad paraguaya o no,
sea cual sea el lugar de la conducta. Además, la disposición se refiere a „los“, vale
decir, „todos los“, presupuestos de la punibilidad y de la sanción; 27 La cadena de
remisiones tácitas es aún más larga en caso de un aumento del marco penal
previsto para „casos especialmente graves“de un hecho.

SISTEMA DE DOBLE VÍA

Es un sistema de regulación de las consecuencias jurídico penales según el


cual a los reprochables se le impone penas, mientras que a los irreprochables se
le aplica medidas de acuerdo a su peligrosidad, por la cual el fin de las medidas
debe de ser siempre preventivo, con relación a un futuro hecho punible.

En América latina hace unos 20 años un grupo de juristas eminentes comenzaron


a introducir el moderno pensamiento penal alemán, el resultado fue plasmado en
el llamado Proyecto Penal Latinoamericano, este trabajo fue resultado del
penalista español Luís Jiménez de Asua discípulo de Von Linz en Berlín y del
Argentino Sebastián Soler , el proyecto quedo incompleto y se considera que hoy
ha quedado retrasado en cuanto a sus fundamentos teóricos La siguiente etapa
del proceso de la reforma penal en América Latina sigue las líneas fundamentales
de la dogmática penal moderna con centro de elaboración en Alemania , ella ha
influido en todos los países incluyendo Argentina y también Paraguay

La Pena

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Del latín poena, una pena es la condena, la sanción o la punición que un juez o un
tribunal impone, según lo estipulado por la legislación, a la persona que ha
cometido un delito o una infracción. Por ejemplo: “El asesino de María Marta ha
sido castigado con la pena de reclusión perpetua”, “Mi hijo tiene que cumplir una
pena de cinco años de prisión por estafas”.

De acuerdo a la gravedad de la falta cometida, existen distintas clases de pena.


Hay penas que privan al sujeto de su libertad (y lo obligan a permanecer en la
cárcel o en su casa bajo régimen de arresto domiciliario), mientras que otras le
quitan algún derecho o facultad (como la pena que prohibir conducir a un infractor
de tránsito).

También existen las penas que actúan contra el patrimonio del individuo (una
confiscación o una multa) e incluso las penas con castigo corporal.

Una pena, por otra parte, es un padecimiento interno o una dolencia


emocional: “Siento pena por ti, has tenido que vivir situaciones muy difíciles, “Me
da pena que mi tío no encuentre trabajo”, “Es una pena que Esteban no pueda
venir a la fiesta”.

La Pena de Muerte

También denominada pena capital o ejecución, la pena de muerte se basa en


asesinar a una persona que ha sido condenada por parte del Estado, en el caso
en que ésta haya cometido uno de los llamados delitos capitales. En muchos
casos, este castigo se ha aplicado tanto a criminales como a aquéllos que se
oponían a un determinado movimiento político. Al día de hoy, ha sido abolida e
irónicamente penalizada en la gran mayoría de los países, siendo Bielorrusia,
Estados Unidos, Japón e India, algunas de las excepciones.
En lugares donde aún se permite este modo de actuar de una moral tan
cuestionable, su propósito es castigar asesinatos, actos de espionaje, traición
política y los supuestos delitos sexuales, como es el caso del adulterio o la
sodomía. Como suele ocurrir en los casos en que alguien decide por el resto de
los seres humanos e impone sus ideas, existe un gran choque ideológico entre

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quienes aceptan y quienes repudian la pena de muerte. Por otro lado, resulta difícil
de entender que en algunos países consideren que matar es un acto comparable
con rechazar una religión y que, como si fuera poco, ambos sean merecedores de
la muerte y la humillación.
Muchas veces, la pena de muerte ha sido y es utilizada como medio para
amedrentar a los ciudadanos, demostrándoles qué ocurre cuando se cruzan los
límites establecidos por la ley. En el año 2007, el caso de un hombre coreano que
fue fusilado ante 150.000 personas por haber intentado comunicarse con otros
países fue muy resonado. El acto de barbarie tuvo lugar en un estadio deportivo,
con la clara intención de que todo el país lo viera. Irónicamente, una vez acabado
el triste espectáculo, seis personas más murieron a causa de avalanchas.
A pesar del grado de controversia que desata este tipo de sentencia, el ser
humano se caracteriza por su volubilidad, por lo cual una postura puede revertirse
en cuanto se alteren ciertos factores que la conviertan en la menos conveniente
para uno. La misma persona que hoy se opone a la pena de muerte, puede ser la
primera en exigirla si uno de sus seres queridos es atacado o asesinado.
Otra acepción
En varios países latinoamericanos, la noción de pena hace referencia al pudor,
la timidez o el retraimiento: “A Felicitas le da pena desfilar en ropa interior”, “Javier
sintió pena y se sonrojó después de haber confundido el nombre de la esposa de
su jefe”, “Me da pena hacer algo semejante”.

Penas pecuniarias

La pena pecuniaria es aquella que afecta al patrimonio del penado. Hay que


diferenciar en este caso la pena del resarcimiento de la víctima (responsabilidad
civil).

 Multa
 Comiso
 Caución

La caución o fianza es la garantía que entrega el encausado para poder


defenderse en libertad. El jurista ecuatoriano Enrique León Palacios en su obra
"La Libertad, Justicia y Derecho en América Latina" afirma que esta medida es tan
solo un priviliegio de los que tienen dinero pues aquellos que no lo poseen no
pueden gozar de él.

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 Confiscación de Bienes

Esta clasificación de las penas toma en consideración la naturaleza del bien de


que privan al sentenciado. Se caracterizan porque recaen directamente sobre le
patrimonio, imponiendo al delincuente la obligación de pagar una suma de dinero
a favor del Estado o en entregar los bienes u objetos materiales utilizados en la
comisión del delito o los obtenidos como producto del mismo.

Las Medidas de Seguridad

En el campo del derecho penal, culminado un proceso, hay dos alternativas: La


primera y más común es imponer una pena y, la segunda, es la aplicación de una
medida de seguridad.
El tema de las medidas de Seguridad se relaciona de manera directa con la
Imputabilidad. Nuestro Código Penal parte de la presunción de que todas las
personas son imputables, pero ha establecido ciertos casos de inimputabilidad, los
cuales se encuentran en el Art. 20° num. 1: la anomalía psíquica, grave alteración
de la conciencia y alteraciones en la percepción; y Art. 20º num. 2: el sujeto menor
de 18 años es inimputable. Cuando el sujeto está incurso en alguna de estas
situaciones en forma parcial, es considerado como un inimputable relativo o
disminuido. Las medidas de seguridad son tratamientos que se brindan a los
sujetos cuando están dentro de alguno de los supuestos del Art.20° num.1 -
inimputabilidad total o relativa-, y tiene como fundamento evitar que estas
personas consideradas como peligrosas, cometan nuevos delitos.
La preeminencia que alcanzó la tesis de la prevención especial y la ineficacia de la
pena retributiva, en la manera como había sido concebida en los viejos códigos,
hicieron que irrumpieran en la legislación y en la doctrina una serie
de recursos tendientes a facilitar el tratamiento de delincuentes de acuerdo a
su personalidad. Estos recursos son designados con la denominación de medidas
de seguridad, y que complementando o suplantando a la pena deben cumplir con
la prevención especial, es decir, disminuir o hacer desaparecer las causas que
hacen del agente un ser peligroso.
Los diversos movimientos propugnadores de un derecho penal de prevención
especial, exigen el abandono de la pena y su substitución por medidas de
seguridad (Escuela positivista italiana, Defensa social extrema.
Nuestro codificador, siguiendo a los proyectos suizos incorporó al sistema de
sanciones del Código diversas medidas de seguridad: el internamiento en un

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hospital u hospicio de inimputables y/o imputables relativos. La aplicación de una
de estas medidas requiere, que la personalidad del agente se adecue a una de
tales categorías, y que se haya cometido una acción prevista en la ley como delito.
En todos los casos, es indispensable que el agente haya actuado culpablemente y
se haga merecedor a una pena. Con esto se restringe ya de manera sensible
el poder del Estado a recurrir a este tipo de medios de prevención de
la delincuencia, los cuales representan en la práctica, como en el caso de la pena,
la privación o restricción de derechos inalienables de la persona humana.
En la dogmática penal, se han realizado tentativas para encontrar una justificación
a estas medidas. Welzel considera como base de las medidas de seguridad el
principio ético-social general, de que sólo puede participar, en forma íntegra en la
vida en comunidad, el que se deja dirigir por sus normas y como, según él,
la libertad exterior o social sólo se justifica en base a la posesión de una libertad
interior vinculada éticamente, se podrá limitar la libertad, mediante una medida de
seguridad, a los agentes que no sean capaces para tener esta libertad (enfermos
mentales) o a los que no tienen suficiente dominio sobre ella (viciosos, alcohólicos,
etc. Stratenwerth, criticando la tesis de Welzel, estima, por el contrario, que la
justificación de las medidas de seguridad debe buscarse en
el interés preponderante de impedir la comisión de acciones delictuosas.

Concepto

Es casi unánime entre los escritores el estimar que la primera aparición de las
medidas de seguridad estructuradas sistemáticamente en un cuerpo legal es en
el Anteproyecto de Código penal suizo de 1893, elaborado por STOOS, aunque
también es cierto que antes existieron notorios precedentes históricos.
Buscar una definición de medida de seguridad es tanto como indagar en las
diversas concepciones que sobre esta consecuencia del delito existen.

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CONCLUSIÓN

Nuestro código penal de fondo se basa en un Código Penal y en varias


leyes complementarias. El código fue elaborado por el jurista paraguayo Teodosio
González, inspirado en el proyecto Tejedor, de la Argentina, el cual a su vez tenía
sus fuentes en el Código preparado por Feurbach para el reino de Baviera en
1813.

El derecho penal mínimo es una política de muy amplios alcances desde


este punto de vista el derecho penal da las respuestas al ilícito de una manera
más cautelosa y dosificada observando todas las garantías básicas de la
constitución nacional. De ahí que la reforma puso un sistema penal garantista,
ideal que implica un uso moderado de las penas privativas de libertad, la adopción
de penas alternativas y de orden pecuniario

El sistema de la doble vía es un sistema de regulación de las


consecuencias jurídico penales según el cual a los reprochables se le impone
penas, mientras que a los irreprochables se le aplica medidas de acuerdo a su
peligrosidad, por la cual el fin de las medidas debe de ser siempre preventivo, con
relación a un futuro hecho punible.

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BIBLIOGRAFÍA

1.- KENNEDY RODRÍGUEZ, Oscar Juan; ROLÓN FERNÁNDEZ, Emiliano


Ramón. “Lecciones de Derecho Penal – Parte General”. Tercera Edición.
Asunción – Paraguay. 2.014.

2.- MUÑOZ CONDE, Francisco. “Introducción al Derecho Penal”. Edición


Primera. Bosch – Casa Editorial. Barcelona – España. 1.975. ISBN: 987-98334-3-0

3.- MORA RODAS, Nelson Alcides. “Código Penal Paraguayo Comentado –


Doctrina, Concordancias, Antecedentes, Jurisprudencia Nacional, Leyes
Especiales Actualizadas”. Edición Quinta. Intercontinental Editora. Asunción –
Paraguay. 2.012. ISBN: 9992580682.

4.- FONTAN BALESTRA, Carlos. “Derecho Penal – Introducción y Parte


General”. Abeledo – Perrot Editorial. Buenos Aires – Argentina. 1.998.

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ANEXO

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