Sei sulla pagina 1di 6

Consideraciones sobre la Acción Penal en el nuevo Sistema

Procesal Acusatorio.
Carlos F. Natarén1

Introducción

Antes de entrar a analizar la posición del PCFPP en un tema, como la


Acción, que por antonomasia pertenece a la Teoría del Proceso conviene
hacer un breve planteamiento sobre la importancia de un adecuado
desarrollo teórico en la legislación.

Iniciaremos por señalar que la trillada contraposición2 entre teoría y


práctica, aplicada al Derecho, que se ha difundido en grandes espacios del
mundo de las profesiones jurídicas, es profundamente errónea y distorsiona
el trabajo jurídico. Cuando se detiene a pensar sobre este punto, para
empezar debe reconocerse que no se conocen seres humanos con práctica
que no responda a alguna teoría, y esto es especialmente claro en el ámbito
de la práctica de Derecho Penal en México, en que la argumentación sobre,
y la determinación de, la existencia de un Delito siempre se va a encontrar
sustentada en alguna de las corrientes doctrinales predominantes: finalismo,
causalismo o funcionalismo. Por lo que, en el ámbito del Derecho Penal,
1
Investigador Titular en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y Profesor de Derecho Procesal
Penal por Oposición en la Facultad de Derecho. UNAM. Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores SNI II.
2
Sobre este punto debe leerse el agudo ensayo Tres tópicos falsos sobre el derecho y un colofón
para juristas del Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Complutense de Madrid,
Andrés de la Oliva, cuya tesis medular seguimos en nuestro planteamiento: “Por encima de su
aparente ingenio y más allá de su posible intención irónica o cínica, el celebrado dicho “no hay
nada más práctico que una buena teoría” encierra una afirmación de elemental conformidad con la
naturaleza de las cosas.” cfr. De la Oliva Santos, Andrés, “Tres tópicos falsos sobre el derecho y un
colofón para juristas”, en Reforma Judicial, Revista Mexicana de Justicia, Número 4 Julio-
Diciembre, Año 2004, pp. 73-80. Puede consultarse en internet en
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/refjud/cont/4/pjn/pjn6.pdf . fecha de consulta 30 de
junio de 2011.
natarenn@unam.mx versión de 6 de junio de 2011

para ser muy práctico y enemigo de la teoría hay que convertirse en un


“mono con pantalones”.

Así pues, si reflexionamos que el saber o la teoría jurídicos son, por


esencia, un saber o una teoría sobre y para la vida humana en cuanto
necesitada de orden y justicia, la teoría jurídica (la buena teoría, diría De la
Oliva) se ha de nutrir de la realidad humana, de la práctica. Y, a su vez, la
única práctica jurídica que puede ser razonable —y, por tanto, a la vez
humana y jurídica—, es la que se apoya en una buena teoría.

Aunado a la anterior, la claridad en la utilización de conceptos permite


resolver adecuadamente problemas que resultan de la aplicación de las
normas, así a mejor definición sobre el contenido de la Acción Penal
permitirá resolver cuestiones de Cosa Juzgada, de Litispendencia o del
cumplimiento del principio de congruencia entre la acusación y la sentencia.
La misma argumentación puede ser trasladada a la distinción entre proceso
y procedimiento que será abordada en un epígrafe posterior.

En el caso que nos ocupa, que el PCFPP asuma mayor claridad


conceptual en lo que se refiere a este y a otros temas servirá para que el
desarrollo legislativo del nuevo sistema procesal penal no se empantane en
debates estériles alimentados en la falta de reflexión del legislador o, peor
aún, en concepciones erróneas.

En el proyecto que se analiza una mejor conceptualización de la


acción penal tendrá repercusiones prácticas ya que llevará a resolver de
mejor forma cuestiones relativas al auto de vinculación a proceso y para
delinear los requisitos y el contenido de la reclasificación del delito; ambos
aspectos con estrecha relación con el contenido del derecho a la no
indefensión, a los nuevos derechos de la víctima frente a las actuaciones
del Ministerio Público y al principio de congruencia entre acusación y
sentencia, por mencionar algunos ejemplos.

2
Documento de Trabajo: La acción penal en el sistema acusatorio

La acción penal

Ahora bien, el tema de la acción es un tema que por años ha tenido la


apariencia de complicado y espinoso, quizá derivado del hecho que la
misma doctrina mexicana en no pocas ocasiones ha abordado el tema
superficialmente y de forma confusa, sin aportar elementos para su
adecuada compresión y traslado a la legislación.

En nuestra opinión, la premisa desde la que debemos partir es que


las teorías sobre la acción surgen con referencia al ámbito del proceso civil.

En consecuencia la doctrina de la acción se desarrolla tomando en


consideración ese proceso, pues trata de explicar, la autonomía o no
identidad de la acción con el derecho reclamado en juicio y el fundamento
de la acción en el Derecho objetivo en tanto instrumento para la tutela y
realización del Derecho privado.

Pero además de que el origen del concepto de acción está en el


proceso civil, resulta que los más esforzados intentos de trasplantar –
trasladar mutatis mutandis-- las ideas sobre la acción (civil) al campo
jurisdiccional penal, sólo han corroborado la imposibilidad de semejante
trasplante, confirmando lo que ya sostuvo Calamandrei: "las teorías de la
acción como derecho concreto (...) no tienen sentido más que en el campo
civilístico, mientras que de acción penal se puede hablar sólo como poder y
sólo en sentido abstracto".

Por esta razón el concepto de la Acción Penal debe ser construido


desde el ámbito propio del derecho penal y, en el caso de nuestro sistema
jurídico, configurado en función del texto de la Constitución.

Así en un primer paso, podemos iniciar por definir provisionalmente


que la acción penal es la facultad del Ministerio Publico de acusar. Es decir,
natarenn@unam.mx versión de 6 de junio de 2011

de pedir al Poder Judicial que juzgue sobre un conjunto de hechos para


determinar si son constitutivos de delito y, en caso de que así lo considere,
determine también si existe responsabilidad penal imputable a la persona
que se vincula con esos hechos.

La primera cuestión que debe ser subrayada es que en el contenido


de la acción penal no se encuentra la facultad estatal de castigar. La
atribución de aplicar una sanción – el ius puniendi estatal-- y la acción penal
son autónomos. Sus titulares son completamente diferenciados, teniendo el
Poder Judicial la potestad excluyente y exclusiva de sancionar. La acción
penal es el vehículo para presentar una pretensión punitiva pero no se
identifica ambas figuras.

En este sentido, la acción penal se materializa formalmente con el


conocimiento de la autoridad competente –la policía y el Ministerio Público--
de hechos aparentemente delictivos. Nótese que no se requiere de delitos
strictu sensu, sino sólo se requiere de la apariencia de su existencia.

En segundo término, debe destacarse que el Ministerio Público no


tiene acciones como efecto de un derecho, sino que ejercita la acción como
consecuencia de una "obligación" o deber. En efecto, derivado del principio
del principio acusatorio –quien juzga no puede acusar--, en el Estado
Constitucional la titularidad del ius puniendi por el órgano jurisdiccional
conlleva la existencia de un órgano acusado diferenciado.

Así, para el Ministerio Público es inherente a su función pública la


acción penal. De la propia acción penal se desprende la obligación de
investigar y, en su caso –cuando en la investigación se encuentre prueba
suficiente--, la acción penal constituye el medio para presentar la pretensión
punitiva – de concreción del ius puniendi para el caso concreto-- al poder
judicial.

4
Documento de Trabajo: La acción penal en el sistema acusatorio

Debe señalarse que la atribución exclusiva de la facultad de ejercer la


acción penal al Ministerio Pública durante mucho tiempo ha sido una
característica del sistema procesal penal mexicano, sin embargo, en la
reforma constitucional de 18 de junio de 2008 este monopolio se termina,
ya que el artículo 21 del nuevo texto constitucional señala que “La ley
determinará los casos en que los particulares podrán ejercer la acción penal
ante la autoridad judicial”.

Así pues, a partir de la reforma constitucional la acción penal es un


poder que se otorga según una opción legislativa acerca del papel que se
considere más conveniente atribuir a los ciudadanos en el proceso penal,
para los fines de éste, que es la satisfacción de un interés público, en el que
no está central y principalmente en juego la tutela de derechos de los que
sean titulares determinados sujetos jurídicos.

Ocurre, pues, que derivado del nuevo 21 constitucional se


presentaran dos distintos casos o tipos de acción:

1o. La acción penal que corresponde al Ministerio Público.

2o. La acción penal que corresponde a los particulares. Quedando por


determinar su configuración específica, es decir si será sólo a la víctima u
ofendido o, como puede verse en el derecho de otros países, si se
introducirán en la legislación supuestos de acción popular. De igual forma,
queda por definir en cuales delitos será procedente esta forma de acción.

En todo caso, podemos llegar a la conclusión que la acción penal es


el derecho o facultad de acusar. En consecuencia, tanto para el Ministerio
Público, como en el caso del particular, existirá un poder jurídico, atribuido
al Ministerio Público y, en ciertos casos, a los particulares para acusar, es
decir, para pedir al Juez que resuelva si se debe aplicar el ius puniendi
sobre unos hechos que, desde la perspectiva acusadora, constituyen un
natarenn@unam.mx versión de 6 de junio de 2011

delito y, así mismo, para constituirse como parte acusadora y sostener la


pretensión punitiva durante el proceso.

Lógicamente, dado que se busca una determinación judicial con


especial trascendencia para los derechos de los ciudadanos –imputados y
víctimas—así como de la sociedad en general, los hechos que serán
materia del juicio deben ser adecuadamente determinados y acompañados
de contenido probatorio preciso. De la misma forma, la vinculación inicial del
imputado con los hechos deberá ser precisada en cuanto a las modalidades
de su comisión, para permitir el ejercicio del derecho a la defensa.

En el caso de la acción penal, como en el de cualquier otro derecho,


su ejercicio de encuentra definido y limitado por el contenido del propio
derecho que se hace valer. Por lo que para el ejercicio de la acción penal
sólo puede atribuírsele el significado de "acto por el que se ejercita un
derecho a ser parte acusadora o por el que se cumple un deber de acusar".
Y lo que hay de semejante o igual en estas acciones –la acción penal
pública y la acción penal de los particulares-- es su contenido: la acusación,
y su efecto principal, la constitución en parte acusadora de quien ejercita o
cumple el derecho/deber.

La acción penal en el proyecto federal

Potrebbero piacerti anche