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Aciertos y desaciertos tras el terremoto de Cinchona

Tras la sacudida de 6,2 grados que nos sorprendió el pasado 8 de enero, y que ha causado y sigue causando
uno de los momentos de más dolor en nuestra querida Costa Rica, vale la pena considerar algunos detalles
que salen a la luz tras el terremoto sufrido.

Vamos paso a paso

Sobresaliente la cobertura de los medios de comunicación que no han dejado en ningún momento, ni siquiera
durante el terremoto, de informar detalladamente los pormenores del movimiento y las consecuencias
que aparecían minuto a minuto en los sectores aledaños al epicentro. En ausencia de vías telefónicas de
comunicación, los medios dieron una radiografía de lo que sucedía en los diferentes sectores del país que
fueron afectados por el sismo. En cobertura, nota excelente, sin embargo, hay algunos detalles que no pueden
dejar de valorarse. Por dicha no es la generalidad de los casos, pero hay algunos desaciertos en cuanto al
enfoque que algunos medios han hecho de la tragedia.

La estridente Amelia Rueda, en su afán de colaborar, se mueve entre aciertos y desaciertos. Su mayor acierto
es mantenerse a la cabeza en la información y en la búsqueda de ayuda para los damnificados y para sus
familiares, pero esto no da pie para que se cause un clima de incertidumbre al contradecir a las fuentes oficiales
en momentos en los que, a ciencia cierta, no se sabía la cantidad de fallecidos en el lugar. El periodista debe
informar basado en las fuentes oficiales y no causar incertidumbre y desorden con información que llega de
fuentes alarmadas y angustiadas por la desaparición de sus familiares.

Diario Extra. Dicen nuestros abuelos “genio y figura hasta la sepultura”. ¡Qué dolorosa y poco asertiva la
fotografía publicada el 7 de enero en la portada del matutino! Que esa es su línea, cierto, pero hay momentos
en los que hay que sentir el dolor de los demás y evitar causar más angustia con nuestras informaciones.
Hoy todos queremos estar informados de lo que pasa día tras día con esta tragedia, estoy seguro que el haber
publicado una fotografía menos cruda no habría bajado las ventas del diario.

Algunos periodistas de medios televisivos se han convertido en la noticia al sumergirse en el barro o llegar
a medio metro de los cuerpos con tal de tener la mejor información. El público necesita saber si aparecen los
cuerpos de las personas atrapadas, no necesitan oler su sangre o sentir el frío de sus cuerpos.

Dejemos a mis colegas en paz. Aciertos grandes han sido las ayudas recibidas de los diferentes gobiernos
hermanos. China donó 100 mil dólares, Estados Unidos 50 mil dólares y cinco helicópteros militares con su
tripulación para colaborar en las labores de rescate y el ejército colombiano hizo lo mismo con un helicóptero
y personal capacitado en este tipo de rescates. Acá me detengo un segundo. ¡Qué valioso lo del ejército
colombiano! Realmente ha sido sobresaliente su colaboración desde el primer día de la catástrofe, cuando su
presidente, Alvaro Uribe, le ofrece su colaboración a nuestro país cuando aún no teníamos idea de la magnitud
de la tragedia. A ver si esto cambia un poco la incómoda xenofobia de buena parte de los costarricenses hacia
esta población que hoy nos tiende la mano.

Excelente el trabajo de las cuadrillas de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz y de Acueductos y Alcantarillados,
que han corrido para restablecer los servicios de electricidad y agua potable que se vuelven imprescindibles
ante un evento como este. ¡Admirable su trabajo!

Acertada la decisión del Poder Ejecutivo de declarar duelo nacional durante esta semana, no es para menos
el nivel de tragedia que viven nuestros compatriotas en las desaparecidas poblaciones aledañas a la zona del
epicentro. Debemos tenderle la mano a toda esta gente en todos los aspectos en los que están siendo afectados,
salud, vivienda, trabajo y, por supuesto, en el aspecto económico.
Todos estos grandes aciertos tras la crisis, pero muy por encima de ellos destaco la solidaridad del pueblo de
Costa Rica. Hay que ver el desprendimiento que tenemos los costarricenses cuando vemos el dolor reflejado
en una lágrima en una expresión de incertidumbre, de ausencia, de muerte interna. La tal cuesta de enero
simplemente desapareció porque más importante que quejarnos de lo que no tenemos, hemos dado, sin
miramientos, de lo que Dios nos regala día tras día. Eso es desprendimiento y solidaridad, marcas registradas
de quienes nacemos en este pequeño pero inmenso país. No puedo describir el orgullo que siento de saberme
costarricense y de ver a mis hermanos ayudando sin ningún temor en las labores de rescate y de ver a quienes
no se pueden desplazar hasta allá llegar a los lugares de acopio con víveres y ropa o depositando su granito
de arena en las diferentes cuentas que los bancos han puesto a disposición.

Una reflexión final. Para los señores organizadores de las Fiestas de Palmares, ¿no les parece que no es el
momento apropiado para organizar una juerga de ese tamaño en momentos en los que el país está en vilo
tras la muerte y destrucción causadas por el terremoto de Cinchona? Muestren más solidaridad con el dolor
de nuestros hermanos y suspendan por este año las fiestas. Respetemos el duelo de tantas familias y la
desaparición de estos pueblos.

Cierro con uno de los desaciertos mentales más grandes. El estatus de figura pública exige tener cuidado
con las cosas que se dicen y se debe tener un respeto muy grande por las personas que sufren a causa de esta
tragedia. Me refiero a las desagradables declaraciones de Cristiana Nassar tras el terremoto, las que transcribo
textualmente del Diario Extra del 9 de enero: “Estaba pintándome las uñas en un salón de belleza, todas las
viejas gritaban. A mí me gustan los temblores porque la reacción de la gente es desmedida y me hace gracia
cómo reacciona. Todas gritaban. A una doña tuvieron que darle hasta Baileys con hielo y vino blanco. Nada
pasó por mi mente. Yo me divierto tanto. En el salón donde estaba se cayeron cosas. Yo hubiera deseado estar
en tanga roja y en la playa. Muy divertido”. Dicen nuestros abuelos “para hablar y comer pescado, hay que
tener mucho cuidado”.

¡Que Dios siga bendiciendo a nuestra Costa Rica!

Enero 13, 2009

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