Sei sulla pagina 1di 20

Educacion ambiental

la educación ambiental es la formación atraves de la educación para fomentar la


importancia que tiene el cuidado del medio ambiente.

a Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza


(UICN) propuso, en 1970, la siguiente definición de Educación
Ambiental:
"Es el proceso de reconocer valores y aclarar conceptos para
crear habilidades y actitudes necesarias, tendientes a
comprender y apreciar la relación mutua entre el hombre, su
cultura y el medio biofísico circundante. La EA también incluye
la práctica de tomar decisiones y formular un código de
comportamiento respecto a cuestiones que conciernen a la
calidad ambiental."
Por lo tanto, la educación ambiental es un "proceso continuo
en el cual los individuos y la colectividad toman conciencia de
su medio y adquieren los valores, las competencias y la
voluntad para hacerlos capaces de actuar en la resolución de
los problemas actuales y futuros del medio ambiente."
Existen ciertos aspectos que deben destacarse de esta
definición por ser justamente los que constituyen la esencia de
la educación ambiental:
• Se trata de un proceso continuo.
• El énfasis está puesto en la conciencia, es decir que si
bien lógicamente debe basarse en el conocimiento de la
realidad, nunca debe confundirse con informar.
• No se trata simplemente de desarrollar competencias
sino que debe complementarse con una revisión de la
escala de valores y un fortalecimiento de la voluntad.
• Contempla el principio de equidad inter y
transgeneracional.
• Y, por último, está orientada hacia la acción (no es
pasiva) y hacia la toma de decisiones (no es meramente
crítica).
Es esencial que la educación ambiental tienda a enfrentar el
futuro con esperanza puesto que de lo contrario llevaría a
anular los esfuerzos por actuar en pos del desarrollo
sustentable (genera fatalistas). Recuerda que un componente
esencial de la EA es hacer capaces a los individuos de ACTUAR.
La EA debe mostrar la naturaleza sistémica del mundo pues
esto es requisito indispensable para comprender las
implicancias de alternativas de acción y reconocer de las
consecuencias de las decisiones personales y colectivas.
Puesto que la EA se basa en valores, debe incentivar a las
personas a ser receptivas a otras concepciones de la realidad.
Esto se logra únicamente mediante una conciencia real de que
la visión propia puede no ser compartida. Implica el respeto
por las opiniones ajenas y el valor de la diversidad en sí
misma.

Los objetivos de la educación ambiental se encuentran


íntimamente relacionados y cada uno de ellos depende del
anterior. Son pasos que deben ir alcanzándose gradualmente
para lograr la formación del individuo hacia el desarrollo
sustentable. Dichos objetivos son:
• Conciencia, que se logra mediante la enseñanza al
aire libre, la realización de campamentos, la organización
de debates, distintos ejercicios de sensibilización, etc.
• Conocimientos sobre la realidad ambiental alcanzados
recurriendo a estudios de campo, aplicación y desarrollo
de modelos, simulaciones, investigaciones, redes
conceptuales, entre otros.
• Actitudes vinculadas a las formas de percepción de la
realidad ambiental y el desarrollo de la autoconciencia.
• Aptitudes y habilidades, logradas mediante el trabajo
de campo, la realización de experiencias de laboratorio,
la recolección de información y los debates.
• Capacidad de evaluación que evidentemente,
teniendo en cuenta la necesidad de formar individuos
capaces de tomar decisiones sustentables, es
fundamental en cualquier programa que se emprenda.
Puede lograrse mediante el análisis comparativo de
distintas soluciones, la evaluación de acciones y
sistemas, la simulación de situaciones, la organización de
debates, etc.
• Participación, elemento vital y motivo primordial de la
educación ambiental, alcanzada por medio de talleres de
acción, actividades en la comunidad, simulación de
situaciones complejas y juegos diversos.
Recurrir a experiencias de aprendizaje puede ser un medio
muy eficaz para introducir temas complejos, como son los
relativos al desarrollo sustentable, en el ámbito de un aula.

De la Conferencia de Tbilisi, se indican algúnas de las características de la Educación


ambiental:

1.- Comportamientos positivos de conducta.

2.- Educación permanente.

3.- Conocimientos técnicos y valores éticos.


4.- Enfoque global.

5.- Vinculación, interdependencia y solidaridad.

6.- Resolución de problemas.

7.- Iniciativa y sentido de la responsabilidad.

8.- Renovación del proceso educativo.

[editar] La educación ambiental y los niños


Si partimos de la base de que muchas personas adultas no están lo suficientemente
enteradas de cómo se debe reciclar, se comprende que gran cantidad de niños también lo
desconozcan. Como asegura el diario digital larioja.com, en un taller de reciclaje para
niños realizado en La Rioja el pasado año se descubrió que muy pocos niños conocen
que es un punto limpio. Además, muchos de los pequeños aseguraron que “sus padres
necesitarían un taller de estos” porque sus progenitores tiran el aceite por el fregadero o
no utilizan correctamente los diferentes contenedores. Teniendo en cuenta lo anterior se
debería comenzar a impartir en las escuelas para partir de preescolar asignaturas o
talleres en los cuales se tratase el reciclaje debido a que cuanto más pequeños sean, con
mayor facilidad aprenden y sin demasiado esfuerzo. En la actualidad, aunque ha
aumentado la cifra de colegios que se sensibilizado con el medio ambiente y han
incorporado en sus planes dedicarles juegos y otros métodos para ello, todavía existen
centros de enseñanza en los que no se da nada cerca de esta cuestión

Lo que no se puede hacer


la educación ambiental no puede ser una enseñanza lineal, en la que cada noción es
ensenada sucesivamente según un orden preestablecido, cuya lógica solo es aparente
para el que sabe. el alumno no puede hacer espontáneamente la síntesis de los
conocimientos adquiridos. la educación ambiental no puede darse a base de lecciones
debido a los siguiente:

• la iniciación al medio ambiente se incardina con la exploración de la biosfera


por los alumnos, por lo que no puede existir una planificación rigurosa.
• la educación ambiental tiene mucho de formación de la personalidad: crea una
actitud proclive al medio ambiente. el conocimiento es una consecuencia de esa
actitu

QUE ES LA EDUCACION AMBIENTAL INFORMAL ?

LA EDUCACION AMBIENTAL INFORMAL ES AQUELLA DIFUSION DE


CONOCIMIENTOS AMBIENTALES QUE NO REQUIEREN DE UN PROFESOR Y
QUE ESTA BASADA EN LA EXPERIENCIA DIARIA MEDIANTE ALGUN
MENSAJE ESCRITO O AUDIO- VISUAL .
LA EDUCACION AMBIENTAL INFORMAL DEPENDE DE LOS GOBIERNOS ,
INSTITUCIONES , ORGANIZACIONES ,ASOCIACIONES ,COMUNIDADES ,
MEDIOS DE COMUNICACION etc TODOS ELLOS REPRESENTAN UNA
AMPLIA GAMA DE POSIBILIDADES DE IMPARTIR UNA EDUCACION
AMBIENTAL INFORMAL .
QUE ES LA EDUCACION AMBIENTAL FORMAL?

LA EDUCACION AMBIENTAL FORMAL ES AQUELLA IMPARTIDA POR UN


PROFESOR QUE APORTA LOS CONOCIMIENTOS BASICOS QUE PERMITEN
LA TRANSMISION DE LOS CONCEPTOS GENERADOS A TRAVES DE LA
EXPERIENCIA POSITIVA SOBRE EL CUIDADO Y CONSERVACION DEL
MEDIO AMBIENTE
ES LA EDUCACION AMBIENTAL QUE SE IMPARTE EN LA ESCUELA CON
MATERIAL VISUAL O AUDIOVISUAL.

Que es una red

Conjunto de personas con un mismo fin

Red ambiental
Grupo de personas que interactúan entre si con la finalidad del cuidado al medio
ambiente.

Una red de educación ambiental no se refiere solamente a las o los blogs o las paginmas
creadas para fomentar el cuidado al ambiente hay mujcho mas a tras de esto, son todos
aquellos grupos que se forman para lograr el beneficio al ambiente.

Existes diversas paginas con información

http://maela-argentina.blogspot.com/

www.ecopibes.com

Terra.org - Ecología práctica


http://www.greenpeace.org/mexico/es/

equipo 11

.3.1-La participacion ciudadana en el desarrollo sustentable

La participación humana es un recurso para solucionar y dar remedio a cada uno de los
problemas ambientales actuales y prever los venideros, plantéandose interrelaciones
entre el medio ambiente, los estilos de desarrollo y la economía mundial.
El promover que los valores sociales y culturales se integren de manera objetiva, es para
lograr el Desarrollo Sustentable de la humanidad, fomentando la participación de los
núcleos sociales, la preservación y conservación de los recursos naturales, llevando a
cada nación a un crecimiento económico consolidado, comprendiendo que los recursos
socio-culturales son el eje impulsor de los objetivos del crecimiento de la
sustentabilidad.

Para que se logre generar cambios actitudinales respecto a la visión ambiental de


preservar los recursos bióticos, y para que estos cambios sean posibles la educación en
ámbitos ambientales resulta ser uno de los cimientos en el cambio hacia el Desarrollo
Sustentable, y que a través de ella se fomenta la investigación científica y el desarrollo
tecnológico, que constituyen el motor para que se incremente en cantidad y sobre todo
en calidad la participación de los elementos socio-culturales en conjunto.

La participación ciudadana puede ser entendida, desde un criterio amplio, como el


involucramiento de los ciudadanos en los asuntos públicos. Desde la óptica ambiental,
el Principio 10 de la Declaración de Río de Janeiro dispone que:

�El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos
los ciudadanos interesados en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda
persona deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de que
dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y las
actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de
participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y
fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a
disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos
judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos
pertinentes.�

Las constituciones más modernas de los países democráticos contienen herramientas


institucionales y jurídicas cuyo objetivo es la inclusión de la ciudadanía en el proceso de
toma de decisiones y el control de las políticas públicas, más allá del voto.

Nuestro país lo ha hecho, a partir de la Reforma Constitucional de 1994, en donde


además de consagrar el derecho a un medio ambiente sano, ha establecido las
herramientas y garantías legales para su efectivo cumplimiento, introduciendo además
mecanismos que permiten la participación ciudadana en la toma de las decisiones
públicas que afectan al medio ambiente.

Sin embargo, como sostiene Norberto Bobbio, �el problema de los derechos
fundamentales ya no consiste en su reconocimiento, sino en la posibilidad de tornarlos
efectivos�, lo cual no resultará posible si los ciudadanos no logran ejercerlos en forma
plena.

Valores Y Participación Ciudadana En


Desarrollo Sustentable
El desarrollo sostenible es un proceso de cambio progresivo en la calidad de vida del ser
humano, que lo coloca como centro y sujeto primordial del desarrollo, por medio del crecimiento
económico con equidad social, la transformación de los métodos de producción y de los patrones de
consumo que se sustentan en el equilibrio ecológico y el soporte vital de la región.

Este proceso implica el respeto a la diversidad étnica y cultural regional, nacional y local, así
como el fortalecimiento y la plena participación ciudadana en convivencia armónica con la naturaleza, sin
comprometer y garantizando la calidad de vida de las generaciones futuras.

El desarrollo local sostenible se centra en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida


humana en el ámbito local. Se construye a partir del protagonismo real de las personas, familias, niños/as,
productores, organizaciones e instituciones.

Para que el desarrollo local sostenible sea una realidad, la comunidad debe fijar sus propios
objetivos y metas, tener confianza en la fuerza de la misma comunidad, valorar y afirmar la cultura junto
con el conocimiento tradicional propio y la forma autónoma de convivencia.

La cultura individualista de competencia mercantil, la baja autoestima, la dependencia política y


económica de las instituciones centrales y agentes externos, falta de confianza en la capacidad de gestión
comunitaria, son entre otros los obstáculos para alcanzar el desarrollo local sostenible.

Los ciudadanos pueden participar de diversas formas en el desarrollo sustentable


con acciones como:
1. No quemar la basura, ya que causa contaminación atmosférica.
2. Separar la basura en orgánica e inorgánica, y de esta forma dicha basura se puede

compostear.
3. Verificar sus automóviles con tal de minimizar la contaminación atmosférica.
4. Verificación de emisiones atmosféricas de las industrias.

5. No usar aerosoles, ya que contienen cloroflorocarbonados, y otros compuestos contenidos en equipos de aire
acondicionado y refrigeración que destruyen la capa de ozono de la atmósfera que protegen de los rayos
ultravioleta del Sol.

6. Ahorrar agua, ya sea en el servicio sanitario o en su aseo personal así como en otros
usos.
7. No deforestar los árboles o reforestar intensivamente los bosques con el fin de
purificar el ambiente

Las tendencias mundiales para el desarrollo


sustentable
Las Tendencias Mundiales Para El Desarrollo
Sustentable
La comisión mundial del medio ambiente y del desarrollo (cmmad 1987)
En esta cumbre mundial celebrada en Madrid España en el año 1987, se elaboró un
documento conocido como “informe brundtlant, nuestro futuro común” en el cual se
declararon algunos principios para el manejo sustentable de los recursos naturales y los
derechos del ser humano a disfrutar de un medio ambiente saludable.
Convenio de Estocolmo
Este documento sobre la regulación de contaminantes orgánicos persistentes, (cop), se llevó a
cabo en la capital de Suecia, en mayo del 2001. entre las sustancias que se recomiendan regularizar o
prohibir su uso en los países del mundo están: el aldrín, clordano, ddt, dieldrín, dioxinas, endrín, furanos,
heptacloro, hexaclorobenceno, mirex, bifenilos policlorados, y toxafeno.

Protocolo de Kyoto

Esta cumbre realizada en esta ciudad de Japón en el año 1992, trata de regularizar la emisión de
gases de efecto invernadero (gei), principalmente el bióxido de carbono (co2) por parte de la mayor parte
de los países del mundo, que contribuyen al calentamiento global del planeta y que traen como
consecuencia el aumento de fenómenos meteorológicos, como son los huracanes, que en los últimos años
han aumentado en número e intensidad.

Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo


Conocida también como Cumbre de Río, o “Agenda 21” efectuada en Río de
Janeiro en Brasil en junio de 1992. Esta cumbre mundial del desarrollo sustentable es
conocida también como Cumbre de la Tierra.

Congreso Mundial sobre Educación y Comunicación sobre Ambiente y Desarrollo


(Eco-Ed)

Primer foro mundial sobre uso racional del agua.


Foro sobre Crecimiento de la Población Humana.

Sin embargo muchos consideran que la solución no saldrá de estas megas reuniones. El ex
ministro holandés de cooperación al desarrollo y medio ambiente, Jan Pronk, quien presidió las Cumbres
de Cambio Climático, considera una pérdida de tiempo la interminable fila de jefes de gobierno que leen
sus declaraciones, reiterando conceptos con mucha retórica y pocos pasos concretos.

Las medidas existentes para preservar el medio ambiente -cada vez más frágil- pecan por ser
insuficientes. Los buenos propósitos de reducción de la pobreza adoptados en múltiples foros mundiales y
regionales se han reducido a papel mojado, pues la lógica de la globalización neoliberal imperante
conlleva a una cada vez mayor concentración de la riqueza. Y es así que, se han desvanecido los
esfuerzos para impulsar el desarrollo humano y frenar el deterioro del medio ambiente

Expo 10 indices de calidad de vida

La calidad de vida: La calidad de vida es lo que puede vivir una persona dependiendo
en donde viva. Por ejemplo: África tiene un calidad de vida baja, mientras Estados
Unidos tiene calidad de vida alta. Mèxico tiene calidad de vida Media y para mejorarla
tenemos que progresar y ser mejores que otros países.

Calidad de vida es un concepto utilizado para el bienestar social general de individuos


y sociedades. El término se utiliza en una generalidad de contextos, tales como
sociología, ciencia política, estudios médicos, estudios del desarrollo, etc. No debe ser
confundido con el concepto de estándar o nivel de vida, que se basa primariamente en
ingresos. Indicadores de calidad de vida incluyen no solo elementos de riqueza y
empleo sino también de ambiente físico y arquitectónico, salud física y mental,
educación, recreación y pertenencia o cohesión social.[1

Un indicador común para medir la calidad de vida es el Índice de Desarrollo Humano


(IDH), establecido por las Naciones Unidas para medir el grado de desarrollo de los
países a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyo
cálculo se realiza a partir de las siguientes variables:

1. Esperanza de vida.
2. Educación, (en todos los niveles).
3. PBN per Capita.

Los países con el IDH más alto son Islandia, Noruega, Australia, Suecia, Canadá y
Japón. De América Latina, Chile, Argentina, Uruguay, Cuba y Costa Rica por sus bajos
índices de criminalidad y delincuencia organizada. La producción industrial y el
crecimiento económico eran, en el pasado, los unicos elementos considerados para una
buena calidad de vida.

Indices De Calidad De Vida


Buscar

Acercarnos a la comprensión conceptual de calidad de vida requiere


entender que

“1. El término “vida” se refiere única y exclusivamente a la vida humana en su versión


no tanto local como comunitaria y social. Interesa fundamentalmente la calidad de vida
de amplios agregados sociales.
2. Así mismo el término “vida” requiere hacer referencia a una forma de existencia
superior a la meramente física que incluiría al ámbito de relaciones sociales del
individuo, sus posibilidades de acceso a los bienes culturales, su entorno ecológico-
ambiental, los riesgos a que se encuentra sometida su salud física y psíquica, etc.”[10]

Se asiste entonces a una idea más societal que singular e impersonal, excluyéndose el
marcado individualismo que matiza al sujeto de la sociedad de consumo. Prima el ethos
colectivo sobre el individual. Desde esta arista, el hombre se reafirma como un
complejo bagaje de cosmovisiones y representaciones colectivas, interactuante tanto con
sus congéneres, como con el entorno natural y construido. De ésta interrelación se
abona el terreno para que la teoría de los sistemas proporcione los fundamentos de la
ecosistemica, paradigma interpretativo nieto de la teoría de la complejidad.

De otro lado, la medición y valoración de la calidad de vida está regida, en gran medida,
por apreciaciones subjetivas e ideológicas correspondientes al particular contexto donde
se desenvuelven las colectividades. Así, pues, para medir un determinado tipo de
calidad de vida es necesario contar con otros referentes que nos sirvan de contraste. Es
preciso diferenciar los diversos modos de vida, aspiraciones e ideales, éticas e
idiosincrasias de los conjuntos sociales, para distinguir los diferentes eslabones y
magnitudes, pudiendo así dimensionar mejor las respectivas variaciones entre unos y
otros sectores de la población. Explicado de otra manera, es presuntuoso aspirar a
unificar un único criterio de calidad de vida. Los valores, apetencias e idearios varían
notoriamente en el tiempo y al interior de las esferas y estratos que conforman las
estructuras sociales.[11] La calidad de vida (el bienestar) es un construido histórico y
cultural de valores sujeto a las variables de tiempo, espacio e imaginarios, con los
singulares grados y alcances de desarrollo de cada época y sociedad.

“Podría sostenerse que el concepto calidad de vida es subjetivo y que a través de todo el
mundo la calidad de vida varía en el espacio y en el tiempo. Pero, a nuestro juicio, ese
es precisamente el punto central: según la situación, el conjunto de las variables
ambientales más pertinentes puede y debe ser diferente en diversas situaciones. Lo que
en un medio ambiente es bueno o malo, dentro de ciertos limites extremos inferiores y
superiores, puede cambiar mucho según las distintas situaciones y, salvo en el caso de
variables como las que influyen en la salud humana (que es un componente de la
calidad de la vida), a menudo resulta muy difícil ordenar la calidad del medio ambiente
sobre una base universal.”[12]

A la hora de acercarnos al examen de la calidad de vida es necesario discriminar lo que


en economía se denomina Nivel de Vida. Al interior de la brecha social existente en
contextos urbanos, cada nivel de vida puede especializares y diferenciarse de modo
relativamente sencillo. En un sector marginal de la ciudad las personas canalizaran sus
propósitos para contar con un cubrimiento aceptable de servicios públicos, acceso a
dotaciones hospitalarias y educativas. Ciertamente, ello brindaría un relativo grado de
conformidad, mejorando, por ende, la calidad de vida. Por su lado, las clases pudientes,
después de contar con la garantía de satisfacer sus necesidades y demandas básicas, y de
gozar de un buen nivel de vida, reproducen nuevos ideales de manera tal que,
hipotéticamente, puede tenerse un grado medio de conformidad; otro paralelo puede
establecerse a fin de comparar dinámicas y lógicas urbanas y rurales entre sí.
Estamos frente al meollo simbólico y figurado de detentar algunos bienes y servicios
que proporcionan status, que se asumen como indicadores positivos en cuanto calidad
de vida. No obstante, tener lo que popularmente se conoce como lujo y abundancia, no
necesariamente es contar con lo óptimo en referencia a la calidad en el vivir. “El otro
sagaz recurso es la idolatría de lo efímero, de la moda, de lo que tiene que caer en
rápido descrédito para dejar paso a algo distinto, aunque sea igualmente antiestético y
poco más o menos duradero que lo suplantado.”[13]

No todo modelo establecido de buen nivel de vida lleva tácitamente intrínseco la calidad
de vida en su correcto sentido. Tomemos, por ejemplo, el prototipo de buen nivel de
vida que conlleva el hecho de poseer un automóvil. Es una idea, casi un dictamen
cultural, que gozar de vehículo es distintivo de bienestar, poder, importancia y
comodidad; modelo foráneo correspondiente a la cultura del consumo (“soberanía del
consumidor”) de los países industrializados; “… es probable que la América Latina en
su conjunto en los últimos veinte o treinta años haya estado adquiriendo un estilo de
vida en que el automóvil constituye para algunos la piedra angular de la existencia y
para otros una aspiración que debe cumplirse aunque signifique un alto costo personal.
En los primeros años de posguerra, el cine y luego la televisión probablemente tuvieron
un fuerte efecto sobre muchos latinoamericanos para conformar su visión del estilo de
vida que preferían. Muchos de los programas transmitidos por esos medios de
comunicación fueron preparados en los Estados Unidos de Norteamérica. Con ellos se
importó, en un grado discutible, un estilo de vida que se centra en torno del automóvil
privado.”[14]

Pero, sustancialmente, ¿puede sostenerse que el coche mejora la calidad de vida? Sin
lugar a dudas, colocados en su óptica más global y compleja, y de acuerdo a la precisión
retomada (cita 10), no. Circunstancias como la contaminación atmosférica (compuesta
por polución acústica, gases y partículas en suspensión), la saturación del flujo
vehicular, el derroche de agua empleada en su limpieza, sus componentes y repuestos
no biodegradables, hacen que se desmejore la calidad de vida en las ciudades.

“El crecimiento del acervo de automóviles en la América Latina ha tenido un efecto


profundo sobre aspectos tan diversos de la vida de la población como la forma de las
ciudades que habita, la calidad del aire que respira, la naturaleza de la ocupación en que
se gana la vida y los lugares en que pasa sus vacaciones. El efecto del automóvil lo han
sentido tanto quienes lo tienen como quienes no lo poseen, y si pudiera aventurarse una
burda generalización al respecto cabría afirmar que todo el mundo siente los efectos del
automóvil, pero solo quienes lo poseen gozan los beneficios derivados de su utilización.
Como en la América Latina contemporánea hay una alta correlación, salvo contadas
excepciones, entre la posesión de un automóvil y lo que podría describirse como el
estrato privilegiado de una estructura social muy diferenciada, podría deducirse que el
vehículo ha tenido un efecto favorable sobre quienes ya estaban en buena situación y
que ha perjudicado a todos los demás. Probablemente, los primeros no han sido
obligados a compensar adecuadamente a los últimos.”[15]

La proporción de ello se revela en lo referente a las emisiones atmosféricas resultantes


de la carburación de combustibles fósiles. El parque automotor es el responsable de la
contaminación atmosférica en un 70% aproximadamente. Y en este orden de ideas “se
estima que la contaminación del aire urbano es causa de 24.300 muertes al año en
América Latina, de la perdida de 65 millones de jornadas laborales y de la tos crónica
que sufren más de 2 millones de niños.”[16] “Como además sabemos que más de un
tercio de lo que ganamos es succionado por los pagos a plazos del automóvil, la energía
que consume, los impuestos que devenga, las multas y las reparaciones.”[17]

Lejos estamos de lo óptimo refiriéndonos a la calidad de vida con los insostenibles


referentes de consumo que poseemos. Existen dificultades para hallar el punto de
equilibrio cuando hablemos de calidad de vida en relación con la satisfacción de
necesidades, la perpetuación de los recursos naturales y la salud colectiva. De alguna
manera, en el marco de la cultura de masas, la insatisfacción puede crecer cuando de
más bienestar se disponga. Una de las grandes paradojas de nuestro tiempo resulta del
disfrute de bienestar material sin ausentar el malestar existencial; situación familiar a
todos en algún momento de la vida. En consecuencia, “esto supone desde el punto de
vista de las necesidades y de su satisfacción que consumir se convierte en una
experiencia de “insatisfacción permanente”, puesto que el consumidor depende de
modelos y ritmos externos que escapan a su propia soberanía. Lo que hoy se consume
de forma deseable, mañana deja de serlo aunque el servicio del producto sea el mismo y
también el consumidor. Así se formaliza un “consumismo” cuyo rasgo definidor es el
de incorporar al consumidor a una espiral sin fin donde ve constantemente relanzada su
demanda.”[18]

4. SOBRE LA CALIDAD DE VIDA EN MATERIA AMBIENTAL

La denominada economía verde sugiere superar el poder adquisitivo líquido como


expresión de un bienestar opulento u ostentoso, abriendo así su concepción a todos
aquellos bienes no cosificados que no se compran pero que también tienen un valor: el
paisaje, el sentido de pertenencia, el aire puro, la ausencia de ruido o contaminación en
general. Propone contemplar los componentes, tangibles e intangibles, que
estructurarían orgánicamente una aproximación a lo que és el bienestar bien entendido.
Dicha apreciación no discrimina distinción alguna entre los vocablos nivel de vida y lo
que debería entenderse como calidad de vida, puesto que los afilia como equivalentes
entre sí, y, mancomunadamente, los exhibe como ideal de una especie de bienestar
sostenible. [19]

En la economía ambiental y de los recursos naturales, de clara tradición anglosajona, la


conjunción conceptual entre nivel y calidad de vida (ideal alcanzable) conforman en
sumatoria el “estándar de vida”, cuyos principales indicadores serian los ingresos
económicos y su destinación en gasto, siempre y cuando se entienda en la lógica
racional e instrumental del análisis costo-beneficio, lo cual conduciría a optimizar las
inversiones y los flujos de energía pro eficiencia de procesos de diversa índole. “La
mejoría y la racionalización de la eficiencia económica y social, por su parte, estaría
dirigida hacia un mayor rendimiento de las actividades productivas, en cuanto ello se
relaciona con los desafíos y objetivos ambientales. Se buscarían resultados tales como
los siguientes: disminuir el empleo superfluo de energía y materia prima en la
producción de bienes y servicios necesarios; reducir y desalentar la producción y el
consumo de bienes y servicios superfluos y suntuarios; lograr la máxima calidad posible
de los bienes y servicios producidos y su proceso de mantenimiento a fin de asegurar su
durabilidad, y por tanto el ahorro de materias primas y energía en su frecuente o
prematuro remplazo, y reciclar los desechos de la producción, el consumo, el transporte
y la comercialización, así como lograr el uso múltiple de los recursos incorporados a fin
de abaratar los costos de producción y hacer posible la satisfacción de las necesidades
básicas…”.[20]

Tras esta correlación de elementos, dicha escuela económica sugiere restablecer el


menguado nexo de lo antrópico con lo biofísico y ecológico. Se estrecha aun más la
relación entre calidad de vida como consecuencia de la calidad ambiental, y viceversa,
cuya consonancia mutua arroja el ya mencionado “estándar de vida” como referente
para deducir el grado real de desarrollo sustentable. “En el proceso de mejoramiento de
la calidad de vida, deben buscarse mecanismos que permitan valorar los recursos
naturales renovables en la magnitud del beneficio que de ellos se deriva para la especie.
Cualquier tergiversación significa a la larga una reducción de la calidad de vida.”[21]
Un esbozo preliminar puede deducirse de la formulación[22]:

BIENESTAR ECONOMICO NETO =

Producto Nacional Bruto – Costes Sociales – Costes Ambientales

Reestructurando el tratamiento a la calidad de vida, es importante contemplar aspectos


tales como condiciones de vida deseables, posibilidades de su óptima evolución, grado
de satisfacción alcanzado, cuya sumatoria descansaría en la bitácora de la
sustentabilidad. En éste instante se fusionan dos direcciones de un mismo aspecto que
parecían tomar rumbos desiguales. Se persigue compensar necesidades y elevar el nivel
de vida pero alterando lo menos posible el medio ambiente. No obstante, en lo fáctico,
ha de considerarse ilusa la aspiración de quienes procuran tener modos de vida en una
supuesta sincronía total y absoluta con el derredor. No hay que revisar demasiada
información sobre el tema para concluir que por cuidadosos que se intente ser en
procesos de producción, establecimiento de asentamientos, modos de consumo, y el sin
fin de circunstancias asociadas a lo que és vivir en una sociedad, con tal flujo de bienes
y servicios, el entorno es objeto de serias modificaciones. Es acorde delinear patrones
de vida en los que los medios y formas de producción y consumo tengan su obvia
repercusión en el entorno, procurando que sean mínimas, e intentando, sobre todo, que
éste conserve en el tiempo la capacidad de restaurarse de la incidencia de factores
antrópicos y también naturales (resilencia).

No pueden producirse bienes y servicios sin agotar recursos, alterar el medio y


contaminar, tanto en el proceso de producción como en el de consumo (desechos). El
gran cuestionamiento gira en dirección de cómo vivir en ciudades hacinadas, no
planificadas cabalmente, con agua y aire contaminados, congestionamientos en la
circulación y modelos de vida consumistas. Aspirar a la calidad de vida, y al bienestar
sostenible, interpone la racionalización del consumo, lo cual conduce a replantear el
desarrollo en términos de calidad y cualidad, no de cantidad. Debemos ser realistas,
mientras más se habla de calidad de vida, nuestra realidad inmediata y las proyecciones
futuras, señalan tendencias adversas.[23]

“La racionalización y la humanización del consumo apuntarían hacia la satisfacción de


las necesidades básicas biológicas y culturales de todos los sectores sociales en cuanto
se relaciona con los desafíos y objetivos ambientales y, por tanto, los ajustes deberían
encaminarse principalmente a proteger y estimular la produccion de los bienes y
servicios destinados esencialmente a la satisfacción de necesidades reales y aspiraciones
razonables. Esto significa la eliminación o el desestimulo, en la medida de lo posible de
bienes superfluos y suntuarios; asimismo, a garantizar la buena calidad de los
productos, su duración y sus posibilidades de mantenimiento y reparación; a evitar o
desestimular los cambios periódicos de modelos originados en practicas compulsorias
de mercado, que con pretexto de la innovación sólo persiguen estimular tendencias
consumistas y maximizar el lucro de productores y comerciantes. El fenómeno se
presenta mas fuertemente en el caso de los bienes de uso domestico y en transporte
automotor individual; en igual forma, a proscribir la producción y el consumo de
productos, que debido a su efecto ambiental afectan la salud de la población o la calidad
del ambiente, y a desestimular el consumo de bienes y servicios que entrañan alto
consumo de energía o de recursos naturales escasos o considerados de alto valor
estratégico para la preservación del ambiente.”[24]

Conceptualmente se superó (más no en la práctica) la noción simplista de bienestar


como posibilidad de consumo y robusta comodidad. Su comprensión incorpora, en
teoría, deberes sociales ajustados a esas éticas prolíficas a fin de milenio: moderar el
consumo, el reciclaje como cultura: el consumidor ecológico o concienciado. Por su
lado, los medios y formas de producción, en cuanto proceso de transformación, han de
adecuar e implementar tecnologías limpias. El mercado debe ser elástico, operante y
retributivo con relación a productos certificados con etiquetas verdes, los cuales, en la
dinámica de la oferta y la demanda, deben escalonarse con precios competitivos: green
marketing. El sector privado está en mora de asumir responsabilidades, por ejemplo, en
la asignación proporcional de una fracción de la plusvalía a programas contingentes al
medio ambiente o la salud pública. El sector público debe aplicar políticas eficientes,
comenzando por las restrictivas. La conjunción de todo ello se circunscribe en el
portafolio transnacional de medidas encaminadas al desarrollo sostenible en su amplia
acepción, lo cual apenas germina en el horizonte de aquellas imperiosas utopías de la
civilización.

5. CALIDAD DE VIDA: multiplicidad de miradas en el nuevo milenio

La calidad de vida es un elemento mediador en todo lo competente a lo ambiental y el


desarrollo. En países con crecientes marginalidades a todo nivel, alcanzar el bienestar en
su óptimo sentido no es simple. Es pertinente unificar criterios para medir los avances al
respecto. En esta línea de trabajo, desde 1990 el Informe de Desarrollo Humano del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) emite diagnósticos
anuales para 160 países con la pretensión de diseñar prognosis acordes al denominado
Desarrollo Humano Sostenible (DHS), el cual se cuantifica a través del Índice de
Desarrollo Humano (IDH). Éstos informes son el resultado de la yuxtaposición de una
gama de variables con un espectro relativamente amplio de respectivos indicadores. Allí
logra recogerse un conjunto homogéneo de lo requerido para medir calidades de vida, el
cual fue acogido en consenso por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI). No obstante, dicho informe no parte de una revisión crítica a las
desventajas de colocar datos que descansan tras el único fuero de lo cuantitativo, pues
arroja rangos y escalafones de países que sí llegasen a completarse con peculiaridades
propias trastornaría notoriamente ese orden anunciado, ya que, por ejemplo, se
desconoce la incidencia y real envergadura de los conflictos armados en las formas de
vida, desplazamiento y segmentación del tejido social, y en consecuencia, de la calidad
del vivir.
Sin embargo, no puede desconocerse las fortalezas teóricas y conceptuales del Indice de
Desarrollo Humano (IDH), dado que es un punto de vista alternativo que replantea los
estilos de progreso y la forma convencional de medirlo. Se trasciende la valoración
ortodoxa de desarrollo como crecimiento (acumulación), industrialización, auge de
mercados y, en general, avances macroeconómicos. Las gentes no son entidades
anónimas y abstractas para que sean ignoradas en su sentir y percepción subjetiva e
intersubjetiva de bienestar. “Los índices de calidad de vida o del desarrollo humano que
están siendo diseñadas por las Naciones Unidas y algunas universidades y gobiernos,
esperan integrar diferentes variables que han sido identificadas como objetivos posibles
de la humanidad. Algunas de las variables recientemente agregadas tratan de involucrar
lo que los cinco sentidos le dan al bienestar humano: visión, gusto, tacto, olor, sonidos;
otros incluyen visiones platónicas de la felicidad como la belleza, justicia y verdad. De
esta forma la ética, el poder, el conocimiento y el placer están reemplazando el PIB.
Tratando de cuantificar la calidad algunas instituciones han diseñado índices de calidad
de vida conectados a anteriores índices que están siendo medidos. (…) Conceptos de
sociología, sicología, y antropología han sido usados para construir índices utilizables
en los cuales las variables están agrupadas como en el ejemplo de Flanagan, en el cual
las categorías son: comodidad material, recreación activa, experiencia laboral agradable,
seguridad personal y de salud, aprendizaje, adquisición de conocimientos, relaciones de
pareja, socialización y expresión personal.”[25]

Los indicadores oficiales de progreso y calidad de vida deben ser complementados con
otros que evidencien la real trascendencia de las políticas públicas y de desarrollo.
Usualmente se aplaude victoriosamente los progresos cuando los gobiernos exponen
cifras positivas de incrementos exponenciales, de las cuales infieren beneficios
extensibles a todo un país. Sin embargo, es escaso que se equiparen los avances
macroeconómicos con asuntos como la distribución del ingreso y la riqueza, o la
posesión y grado de concentración de la propiedad del suelo. Un cuestionamiento
concienzudo de ello conlleva a conjeturas y dilemas éticos y morales que confrontan las
economías y los ordenes establecidos. Replantear la calidad y las formas de vida es
revaluar también el modelo de sociedad. Por su parte, la economía no es ajena a la lupa
de las eticidades y la moral política y civil como garantes de la equidad: principio
supremo en que se sustenta la calidad de vida como vida digna, apelando, en esencia, a
la justicia social como valor sublime.

“Si se interpretan los objetivos globales de desarrollo nacional en términos tradicionales


(tasas de crecimiento, tasas de ocupación, tendencias de distribución del ingreso,
etcétera) es evidente que el status constituye el factor orientador por excelencia para la
planificación intrarreginal. Si en cambio se piensa en términos de calidad de vida y se
los ubica en el contexto de la búsqueda de estilos de desarrollo, la posición relativa
entre status e imagen-objetivo se invierte; ello por cuanto las formas especificas que
adoptará cualquier reformulación de estilos de desarrollo, la dependencia de estas
respecto de la situación ambiental que enfrentan la comunidad regional y las
comunidades locales, y la influencia decisiva que ello tiene sobre la calidad de vida, son
cuestiones que brindan a la percepción comunitaria del medio y, por consiguiente, a la
imagen-objetivo prevaleciente de la comunidad, un papel altamente pertinente en la
gestión y evaluación del desarrollo.”[26]

Repensar la calidad de vida es reorientar en direcciones de avanzada más integrales los


ideales de desarrollo y progreso, así como rediseñar los modos de evaluarlos. Al
respecto ha contado con acogida en diferentes círculos la propuesta del chileno Manfred
Max–Neff, quien en los ochenta postuló el Desarrollo a Escala Humana con el concierto
de posiciones éticas, estéticas, culturales, pacifistas y cívicas. “Tal desarrollo se
concentra y sustenta en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la
generación de niveles crecientes de autodependencia y en la articulación orgánica de los
seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los procesos globales con los
comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la
autonomía y de la Sociedad Civil con el Estado.”[27]

Desde ello “…es igualmente claro que algunos estilos de desarrollo, producción y
consumo son intrínsecamente incompatibles con la preservación de la calidad ambiental
e incluso de la calidad de la vida. La meta final del desarrollo socioeconómico es, o
debería ser, el mejoramiento sostenido de la calidad de la vida de los seres humanos. El
proceso de desarrollo entraña utilizar, modificar y recrear el medio ambiente humano.
Al mismo tiempo, la calidad de este último es un componente fundamental de la calidad
de la vida y, por lo tanto, resulta necesario y apremiante explorar marcos conceptuales
que hagan hincapié en la plena integridad del desarrollo y el medio ambiente
socioeconómicos, ya que estos serían aspectos complementarios del mismo proceso.
Estos marcos conceptuales deberían permitir examinar una gama lo mas amplia posible
de formas y caminos de desarrollo alternativos y, más importante que las opciones de
aplicación, hay que recalcar que la generación de objetivos o metas, distintos de los
tradicionales, constituyen un proceso fundamental”.[28]

Debe contemplarse la combinación, perspectiva sistémica, de los componentes sociales,


económicos, médicos, psicológicos, ecológicos, culturales, políticos, ontológicos y
axiológicos, en su multivariada y compleja composición. Buscar la calidad humana es
romper con añejos puntos de vista parciales y reducidos. “Esto ha implicado tomar en
cuenta no solo la satisfacción cuantitativa de una necesidad especifica, sino también su
mejoría cualitativa.”[29] Ilustremos dos ejemplos:

a) El hecho de comer no necesariamente denota buena alimentación; si las cifras señalan


un bajo promedio de desnutrición infantil, es conveniente revisar el grado de
malnutrición, la cual casi siempre supera ostensiblemente la primera. “Entre los
componentes fundamentales de la salud se encuentra la nutrición adecuada, que a su vez
constituye la base del crecimiento y desarrollo humanos. Por el contrario, la nutrición
deficiente o inadecuada puede contribuir a un gran numero de problemas de salud,
alterando funciones que regulan una vida normal y saludable. Teniendo en cuenta lo
anterior, se concluye que la disponibilidad, distribución y consumo de alimento son
variables esenciales que relacionan la salud (en el más amplio sentido), la nutrición y la
productividad económica con el proceso de desarrollo socioeconómico. Como era de
esperar, dadas las desigualdades según clase social e ingreso ya demostradas en las
áreas de mortalidad y morbilidad, existen grandes diferencias en los patrones de
consumo alimentario entre los diferentes sectores poblacionales de los países
latinoamericanos. De la misma manera que las cifras nacionales medias de mortalidad
no captan las desigualdades existentes, los datos sobre disponibilidad y consumo de
alimentos por individuo encierran grandes diferencias en cuanto al consumo de
nutrientes y los factores causales de la desnutrición entre los diferentes grupos
sociales.”[30]
b) Contar con techo no representa necesariamente buen nivel respecto a vivienda, es
preciso detallar los materiales empleados en la construcción, como la vulnerabilidad del
terreno donde se edifica; así mismo el promedio de individuos por vivienda. “El
hacinamiento es un reflejo de la escasez de viviendas y de la falta de espacio para alojar
a la totalidad de los miembros de cada una de las respectivas familias. El hacinamiento
se manifiesta también en la elevada densidad de población de esos asentamientos
precarios, tal como lo ponen en evidencia el número de habitantes y de metros
cuadrados construidos por hectárea.”[31] “Pero al mismo tiempo que en las ciudades del
mundo hay millones de apartamentos vacíos, la mayoría de los nuevos urbanistas se
apiñan en una periferia donde hablar de calidad de vida es puro sarcasmo. Y allí todos
aspiran legítimamente a una vivienda digna, sólo que hacerlo puede ser la mayor de las
trampas. Hoy, a escala planetaria, supera la mitad de la vida laboral de las clases
trabajadoras lo que se debe invertir para alcanzar esa convencional meta.”[32]

La relación calidad de vida-calidad ambiental se encuentra mediada por un nexo


directamente proporcional. Por su lado, se ha ampliado el rango de aprehensión de lo
ambiental, desde su concepción básica como naturaleza. Ambiente son todos los
componentes del entorno. Son también las correlaciones y representaciones simbólicas
que tiene el sujeto de su espacio inmediato, en el cual se desenvuelve como ser social.
“El hábitat humano, además, no es sólo ni simplemente un mundo de objetos, sino
también, y muy principalmente, un mundo de valores y de símbolos, que son, según
quiero ver yo este tema, parte esencial del medio ambiente humano. Parece necesario,
pues, adoptar una perspectiva holística que contemple al hombre y su medio como en
una mutua interacción y entrecruzamiento, de manera que los hechos y las acciones que
tienen lugar en la escala más reducida de la vida cotidiana, en la que el individuo tiene
que ser y “hacerse” como persona moral, puedan verse de algún modo vinculados a (o
insertos en) una dimensión planetaria, tan alejada en apariencia de sus diarias
preocupaciones, pero tan decisiva en cuanto a las posibilidades reales de sus opciones y
decisiones.”[33]

La calidad de vida no puede contrastarse con nada que se llame cantidad de vida. Todas
las consideraciones expuestas redundan en la aspiración de una sociedad
equitativamente bien ordenada al interior de sí misma y con el contexto geográfico en el
cual persiste. Realidad distante, utópica y ajena a la realidad de las megalópolis de hoy
día, con sus respectivas huellas ecológicas que se prolongan más allá de la frontera de lo
construido y de lo que concierne a lo meramente urbano. “La ciudad es hoy el escenario
de casi todo, pero sobre todo del consumo. El cambio de tendencia en la distribución
sobre el territorio de las poblaciones tiene consecuencias de primer orden para el
derredor y para quienes en él viven, así como para los masificados. Prácticamente todo
lo que de destructivista sucede fuera de los limites de lo estrictamente ciudadano resulta
aceptable por que implica más espacio, recursos y energía para la urbe, y además desde
ésta ya no se percibe directamente. Como toda ciudad es centro de poder, y la cultura y
el mundo rural olvidables, poco extraña que poco o nada se enfrente el acaparamiento.”
[34]

Una y tantas formas de calidad de vida y bienestar abarca todas y cada una de las
decisiones diarias, de nuestras emociones respecto a ciertas situaciones, del ideal de
futuro, de la alimentación y del normal transcurrir de la existencia de las personas, la
cual responde a un especifico momento de la civilización. Rodriguez Villazante esboza
la experiencia del hombre cosmopolita: “La mayoría de nosotros, en el mejor de los
casos, aumentamos en un nivel de vida (tenemos más cosas), pero retrocedemos en la
calidad de vida, pues lo mejor, lo más adecuado a cada situación concreta, hecho a
propósito, sólo se reserva para algunos privilegiados. La calidad del hábitat, de la
alimentación, de la salud, de la educación, etc., no es tener más coches para meterse en
atascos de trafico, ni consumir más fármacos por que hay nuevas dolencias, ni consumir
más carne sin saber de qué se alimentaron esos animales, ni tener muchos
electrodomésticos sin tener tiempo para oír música, ni tener muchos títulos sin saber
qué nos está pasando. Además, otra gran parte de la población ni siquiera tiene acceso a
muchos de estos bienes materiales de dudosa calidad. Mientras, se están perdiendo
recursos naturales y sociales de cada lugar que permitirían otras formas de vida.” [35]

5.1 Nuevos rumbos

En los últimos años la noción calidad de vida ha sido enriquecida con contenidos algo
novedosos. De cierta manera es el acercamiento más pragmático y cotidiano que
podamos tener con un imaginario que ha transitado a vertientes bien interesantes para
pensar. A continuación se enumeraran algunos rumbos, los cuales son origen de otros
tantos que servirán para tipificar acepciones de calidad de vida, los cuales, lógicamente,
no agotan otras tantas alternativas de estudio y crítica.

i) El concepto de calidad de vida asiste una apreciación más amplia y holistica,


corriéndose el riesgo que vago se volviera la manera de entenderlo en algunas
circunstancias fácticas. Probablemente puede trascender a dimensiones no humanas,
dado que como se explicó en un principio, dicho termino se ciñe básicamente a lo
competente al hombre. En caso tal de que el humano derecho a la vida trascienda
próximamente a las especies animales, como sujetos de derechos morales y
consideraciones que revestirían a todo lo vivo en cuanto tal condición (discusión entre
la filosofía del derecho y la ética ambiental)[36] , no es raro que ecologistas tomen la
pancarta de defender la calidad de vida de los animales, por ejemplo, de un circo, por
cuanto no estarían en sus óptimas condiciones por obvias razones: carecen de lo mínimo
en relación con su hábitat, soportan maltratos, son objeto de la postura utilitarista del
hombre, y, como seres vivos, son un medio, no un fin en sí mismos, secularizándose su
lugar como organismos integrantes del sostén de la biota. Desde luego, se generarían
diversas interpretaciones, todas discursivamente lógicas.

ii) Si escrutamos el hecho de lo que es vivir en una sociedad de masas, nos encontramos
repetidamente con sujetos enajenados cuyo espacio vital está congestionado de
artefactos que le ha brindado la tecné. La posesión y disfrute de bienes no garantiza la
plena conformidad del hombre. A ello se dirige cierta corriente naturalista que,
persiguiendo nivelar y solidarizar al sujeto con el medio, pretende modos de vida
sencillos y naturales donde las necesidades primarias se compensan de manera simple,
no opulenta. Sí hoy pensamos que tener calidad de vida es contar con teléfono celular,
nada raro que el día de mañana calidad de vida sea la posibilidad de apagarlo para
evadir el estrés de la vida diaria.

iii) Una alternativa metodológica para ahondar en la lógica del concepto objeto de
análisis es diferenciando equidistantemente las categorías componentes de la triada
nivel, forma y calidad de vida, sorteando los obstáculos a la hora de confeccionar
matrices de análisis e indicadores íntegros que reúnan las multicriteriales visiones de
todas las áreas del conocimiento, a la par de las cosmovisiones de los estudiados, es
decir, de las comunidades en los componentes estructurales en que se fundamentan. En
consecuencia, como se acaba de detallar, la calidad de vida se resiste a interpretaciones
sesgadas y parceladas.

iv) Las colectividades pueden conllevar pobreza no solo en lo económico. Asimismo


existe carencia de medios y erosión en lo político, cultural y social, de lo cual no
escapan siquiera los sectores de altos ingresos. De ahí el desafío de esfuerzos dirigidos a
mejorar formas de vida a partir de la recreación de tejidos sociales, la cabida a
herramientas participativas y el rescate de valores a todo nivel. Es decir, a través de la
posibilidad de cultivar otros ámbitos del individuo y el entramado social. En ello se
matriculan idearios de convivencia, gobernabilidad, capacitación y autogestión; lúdica,
economías solidarias (cooperativismo), sistemas sostenibles de producción, sentidos de
pertenencia, reivindicaciones de género, civismo y cooperación. Dichos ámbitos han
tenido luz verde con propiedad desde las ONGs, o desde iniciativas de organizaciones
de base donde los ciudadanos consensuan y asumen responsabilidades en realidades y
situaciones que exigen diligencia. En parte, por las grietas que los gobiernos van
dejando en relación con el ejercicio de sus deberes, las cuales se difieren como
cometido a todo aquel bagaje de competencias que se concretan en la denominada
sociedad civil.

Los conglomerados no se han desentendido plenamente de su futuro común, de sus


formas de reproducirse y perseguir cierto progreso en cuanto buscan incidir en el
porvenir, mejorar las condiciones, planificar y ampliar sus posibilidades. Lo cual es
desarrollo inequívoco por las ventajas de cimentarse en la capilaridad del entramado
social, en el cual se cosechan los frutos de los esfuerzos de la autogestión, puesto que
“las necesidades fundamentales pueden comenzar a realizarse desde el comienzo y
durante todo el proceso de desarrollo; o sea, que la realización de las necesidades no sea
la meta sino el motor del desarrollo mismo.”[37] Contrario a aquella convencional,
vertical y paternalista noción de desarrollo cuyos fines son dudosamente alcanzables en
el incierto futuro, sí acaso lo favorecen ciertas condiciones.

“En general las definiciones de sostenibilidad incluyen algunos o todos los conceptos
relacionados con la sostenibilidad ecológica, económica y social; (…) sostenibilidad
social en el sentido de que el manejo y la organización sean compatibles con los valores
culturales y éticos del grupo involucrado y de la sociedad (equidad), lo que lo hace
aceptable por esas comunidades u organizaciones y da continuidad al sistema en el
tiempo”.[38] Se amalgama entonces la calidad de vida y lo sostenible, en cuanto
encarnan la energía social suficiente para dar rienda suelta al desarrollo autentico,
horizontal y verdaderamente transgeneracional. “Esta forma de planificación
participativa o democrática puede mostrarse como la más efectiva modalidad de
incorporar las variables ambientales al proceso de planificación. Cuando se trata de
“planificar la calidad de vida”, un concepto tan subjetivo, no se puede dejar de pensar
que los afectados (o beneficiados) deben desempeñar un papel central en la decisión de
métodos y objetivos.”[39]

“A una lógica económica, heredera de la razón instrumental que impregna la cultura


moderna, es preciso oponer una ética del bienestar. Al fetichismo de las cifras debe
oponerse el desarrollo de las personas. Al manejo vertical por parte del Estado y a la
explotación de unos grupos por otros hay que oponer la gestación de voluntades sociales
que aspiran a la participación, a la autonomía y a una utilización más equitativa de los
recursos disponibles.”[40]

v) Si ha variado en algo la manera de discernir la calidad de vida, es desprendiéndose de


aquel sesgo tradicional que la asocia únicamente a diferenciar determinados estratos
sociales. Puede afirmarse que se ha diversificado lo correlacionado con éste termino.
Explicado de otra forma, por la calidad de vida velan también agendas dirigidas a
grupos poblacionales muy precisos, por fuera del referente unánime de franja social;
aportación principal de la psicología social. Contemplemos aquí los programas para
mejorar las condiciones de vida de individuos con un común denominador
independiente de su posición o estatus social, económico y cultural. Hallamos grupos de
acompañamiento y diversificación de posibilidades de vida a ancianos, jóvenes,
enfermos (de SIDA, cáncer o cuanta enfermedad persistente exista), ejecutivos
estresados, discapacitados físicos, indigentes, madres gestantes, infantes, reclusos en
centros penitenciarios, o proyectos de seguridad industrial, motivación y autoayuda,
entre muchos otros. Se impulsan sub-especializadas formas de hacer que sujetos, con
particulares condiciones, cuenten con mínimos básicos que les permitan desarrollar sus
potencialidades, como puedan aspirar a futuros presupuestos de bienestar sicofisico.

Desde la perspectiva de las nuevas socialidades, en la praxis, se ha superado, en algo,


aquella primaria concepción de calidad de vida explicada en el segundo capítulo,
incluyéndose la posibilidad de potencializar circunstancias afines al género, grupo
poblacional, edad, oficios y trabajo, hobbies, deficiencias de salud o rol desempeñado
en la familia, empresa o sociedad. Por ejemplo, asuntos descartados como el papel de la
mujer en el mundo racional y tecnocrático (Habermas) se rescatan. “Hoy día, la
aplicación del criterio del “desarrollo humano” y la introducción de los criterios para
medir la calidad de vida obran conjuntamente en favor de la recuperación de la
importancia de la naturaleza y de las tareas asignadas históricamente a la mujer, en las
que naturalmente no se ve razón alguna para que no sean compartidas con el
varón.”[41]

vi) La diligencia de la calidad de vida ha traspasado el imaginario propio de capas


sociales discriminadas por el margen de ingresos o poder adquisitivo. El sujeto
postmoderno cuenta con demandas que escapan a lo netamente socioeconómico, que
revelan, en lo social, nuevos referentes de calidad de vida, y en lo individual,
autorrealización y felicidad: alimentarse balanceadamente, practicar deporte, laborar en
ambientes organizacionalmente adecuados, no fumar ni consumir psicotropicos o
alcohol, disfrutar el ocio, hacer el amor, compartir con amigos y vecinos, adelgazar y
evitar la obesidad. La calidad del vivir es un ideal, con diferentes grados de hedonismo,
alcanzable en todo momento. No obstante, en algunas ocasiones sentirse y verse bien
acarrea cosos. Los bienes y valores que se expresan en lo light son de acceso
restringido. La estética corporal, una alimentación medicada y balanceada, algunos
entretenimientos, son componentes de una nueva cultura que, si bien es cierto se expone
a todos, solo algunos sectores de la población pueden aspirar a incorporarlos en su
propio estilo de vida; lo cual hace que sean avances no extensibles a todos,
fundamentalmente a la gran mayoría.

Por otro lado hay que tener en cuenta que la “vida humana es un continuo de evolución
y, por tanto, es equivocado pensar que el desarrollo de las personas comienza al nacer y
termina en la adolescencia. La verdad es que empieza en el momento de la concepción y
finaliza con la muerte. Evolucionamos a lo largo de la vida, como niños, como adultos,
como ancianos. De ahí la necesidad de entender el concepto de calidad de vida en un
contexto evolutivo.”[42] Lo cual hace que sea un continuum, un fin en permanente
construcción, tanto a nivel individual como colectivo, y sin relegar, como especie, el
papel transformador y desequilibrador del medio. Se expone un sujeto extremadamente
sensible e interactuante con el entorno social, el natural y el construido. Si la economía
ambiental valora notablemente el paisaje desde lo cualitativo a lo cuantitativo, la
sicología, por su parte, retoma éste eslabón interpretándolo a la manera del medio
ambiente perceptual, e, igualmente, de acuerdo a su calidad, le otorga una gran
significancia como origen de salud mental. Se ha presentado someramente la visión
sicologista de la calidad de vida, la cual, en conjunto, ha tenido acogida en sociedades
de todo el mundo.

Réquiem

Todo lo tratado hasta ahora no está agotado, por el contrario es una reflexión inconclusa
gracias a su complejidad, puntos de vista divergentes u opiniones pueda generar el
tratamiento acá brindado. Para finalizar, es tarea urgente reflexionar consistentemente el
tema tratado, para lo cual es necesario trastocar y revertir hasta la médula ciertos
aspectos de una modernidad que en sus orígenes se pensó prepotentemente como un
culmen terminado de civilización. Continuaremos hilando la filigrana del compromiso
de pensar maneras acordes para convivir en un planeta finito; proyecto al cual se
interpone el hambre, la segregación, la guerra, la enfermedad, y la sensación milenarista
de estar extraviados en laberínticos fatalismos que aclimatan nichos de incertidumbre

Potrebbero piacerti anche