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UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
Siempre a la altura de los tiempos
Universidad de Cartagena
Fundamentos de pedagogía infantil
Como el razonamiento no funciona en los niños pequeños, los padres en general repiten
sus instrucciones una y otra vez. Usan amenazas y se ponen intensos, como por ejemplo
Si te tengo que volver a repetir... Cuando usted tiene que repetir las instrucciones, se
puede sentir frustrado y enojado. Su hijo, que no puede razonar, empieza a sentir que no
lo quieren porque le están gritando y amenazando. Si sigue tratando de razonar con el
niño, puede reducir su autoestima. A medida que este proceso se prolonga, día por día,
los padres se van frustrando más y más, y el niño desarrolla una imagen muy pobre de sí
mismo.
Los niños aprenden por repetición. Tienen que tener la oportunidad de practicar la misma
cosa una y otra vez. Si su hijo tiene que aprender a no ir a la calle, debe recibir esa
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lección una y otra vez. Cada vez que vaya cerca de la calle tiene que ser castigado, sin
mostrar emociones. Cada vez que trata de ir hacia la calle, pero deja de hacerlo, tiene que
ser elogiado. Después que Jennifer haya hecho 20 ó 30 viajes a la calle, con algunos
terminando en castigos y otros en elogios, aprenderá que tiene que mantenerse alejada.
Los padres no pueden esperar que por haberle dicho a su hijo que no haga algo una vez,
lo dejará de hacer para siempre. Los padres tienen que entender que hay que enseñar
algo repetidamente antes de que el niño lo aprenda. Los niños tienen que hacer algo
varias veces, tanto bien como mal, antes de aprender a hacerlo correctamente en forma
consistente. No se sienta frustrada porque este ciclo se prolongue.
Sepa que la enseñanza de su hijo es una habilidad importante que usted tiene que
adquirir. Cuanto más veces un niño pueda experimentar el contraste entre lo que pasa
cuando hace algo bien y lo hace mal, más rápida y profundamente aprenderá a reconocer
lo que es correcto.
3.1. ¿QUÉ Y CÓMO APRENDEN LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DESDE LA TELEVISIÓN?
En el presente capítulo pretende aparte: Por un lado, qué y cómo aprenden los niños y
las niñas desde los medios de comunicación de masas, especialmente referido a la
televisión y, por otro lado, cómo se pueden aprovechar estas experiencias para favorecer
los aprendizajes académicos.
estos aprendizajes extraescolares pueden ofrecernos pistas para desarrollar con mayor
acierto nuestra labor en las aulas.
Esto se comprueba cuando observamos cómo algunas de las causas que pueden
producir ciertos fracasos educativos provienen de una construcción del conocimiento
académico descontextualizado. La cultura académica no es sensible, en ocasiones, a las
formas en que los más pequeños perciben el mundo que les rodea, y no tiene en cuenta,
en otras, las formas y las fuentes que emplean éstos en su vida más próxima para
elaborar su lenguaje y su pensamiento.
Y dentro de este contexto próximo, existen los lenguajes audiovisuales y las formas de
comunicación de la publicidad televisiva.
En suma, los medios de comunicación pueden transportar la realidad social y científica al
aula y en ocasiones resultan ser más eficaces que el propio enseñante. Es decir, ayudan
a contextualizar el conocimiento académico en las mismas.
Sin duda, el conocimiento que los estudiantes construyen en las aulas es un conocimiento
que pretende estar formado bajo la reflexión, bajo fórmulas de trabajo colaborativo, y en
busca del surgimiento de un pensamiento racional y científico. Todo ello, partiendo
inexorablemente del conocimiento "vulgar" o extraescolar que traen éstos al centro. Y es,
precisamente, dentro de este bagaje de experiencias previas, donde encontramos
muchos conocimientos que se obtuvieron a través de los medios de comunicación de
masas. Por lo que, si nos situamos dentro de una visión constructivista de la enseñanza,
no podemos trabajar de espaldas a estas experiencias mediales, tanto en lo que se refiere
a los conocimientos adquiridos (conceptos,, procedimientos y valores mediáticos), como a
los modos y lenguajes por medio de los que se adquirieron éstos (lenguajes publicitarios,
periodísticos, audiovisuales, informáticos.
La segunda cuestión planteada pertenece al campo normativo. Es decir, conociendo
cómo son estas experiencias extraescolares, cómo se adquieren e incide en el
conocimiento general de los estudiantes, deberíamos conocer cómo utilizar este
conocimiento para mejorar nuestra labor en las aulas.
3.2. ¿QUÉ APRENDEN LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DESDE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
DE MASAS, ESPECIALMENTE REFERIDO A LA TELEVISIÓN?
Sabemos que la TV. es algo más que un aparato para entretener y transmitir información.
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En cualquier caso, la TV. es un medio de aprendizaje que, bien guiado, puede ser un
instrumento valioso. En este sentido, existen muchas investigaciones sobre el aprendizaje
que obtienen los más pequeños y los jóvenes de la TV, algunos de ellos contradictorios,
otros confusos. Considero que muchos de estos resultados deben ser tamizados por el
ejercicio del sentido común y la observación en nuestros contextos más particulares.
En resumen, no es lo mismo la violencia vista por un niño o una niña que posee un
conflicto familiar, va mal en el colegio,... que otro, donde los padres discuten los mensajes
con ellos y se reflexiona estos mensajes en el aula.
La televisión puede ofrecer una fuente de mensajes positivos o negativos, pero su
aprendizaje e influencia dependerá del contexto de interpretación de cada individuo. La
TV. es un producto de consumo cultural y, como tal, necesita un modelo de consumo (de
igual forma que la alimentación en la casa). Cambiemos, pues, ese contexto de recepción
y no abandonemos a los niños y niñas solos frente a estas experiencias televisivas.
3.3. ¿CÓMO Y POR QUÉ APRENDEN DE LA PUBLICIDAD?
La singularidad del estilo publicitario, de los contenidos que visiona, de sus modos de
contarnos las cosas del mundo,... nos invita a resaltar algunas de las características –
según nuestro interés -, que definen y determinan de modo especial la naturaleza de la
comunicación televisiva en los pequeños y los jóvenes:
(SALOMON, G., and GARDNER, H., 1986). Según unos trabajos de FEILITZEN (en
GREENFIELD, P., 1985, p. 86), éstos se fiaban más de las noticias a través de la TV. que
de sus padres, periódicos, radio,... porque "en ellas puedes ver con tus propios ojos lo que
está pasando".
En otro ejemplo, un niño de siete años confundía sus emociones despertadas en el
telediario con las que le producían otros géneros de ficción (CEBRIÁN DE LA SERNA,M.
(1992)):
Entrevistador: ¿Por qué te gusta el telediario?
Niño: ... Porque hay unos gamberros en Francia tirando chinos a la policía. (Se refiere a
los disturbios de los estudiantes franceses por las reformas educativas de su país).
Entrevistador: ¿Eso te gusta?.
Niño: Sí, ¡¡es como una guerra!!
5) Junto a esto, y reforzando los apartados anteriores, la TV. se caracteriza por la
repetición de los mismos contenidos. Es posible que un anuncio no deje mucha huella en
el espectador, no obstante, el medio televisivo además de estereotipar los personajes,
bombardea constante y repetidamente con el mismo mensaje.
Estas peculiaridades de la comunicación publicitaria facilitan la oportunidad de utilizar
mensajes estereotipados, la creación y la utilización de tópicos, y el refuerzo de los
clichés y esquemas sociales. Esto es así, ya que permite una riqueza denotativa en
perjuicio de un proceso de significación más connotativo. Aquí es donde encontramos y
se muestra el interés educativo más preeminente de la TV. su potencial socializador. Una
pantalla que, además de mostrar, alecciona con un "modelo de realidad".
Es misión, por tanto, del enseñante, indagar y trabajar en estas dimensiones discretas y
explícitas del "mundo representado" por la TV. Debemos preguntarnos, en este caso,
¿qué estereotipos se ofrecen en los mensajes publicitarios?, ¿cómo trabajar éstos con
sus estudiantes?, ¿de qué forma desarrollar una capacidad crítica en el joven frente a
esta pantalla?, etc.
Unido a estas características generales, la comunicación entre la TV. y los niños y las
niñas albergan ciertas singularidades que es necesario conocer, para comprender por qué
influye tan poderosamente ésta en las opiniones, en las reflexiones, en las
informaciones,... que poseen sobre el mundo.
a) La locuacidad del medio publicitario. La TV. es la única que habla, no se le puede
contestar si acaso no responde, no se le puede rebatir, Salvo que comentemos los
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mensajes en el grupo de clase - fórmula muy locuaz , ésta elabora un discurso aplastante,
donde no hemos terminado de analizar una imagen o un texto, cuando aparece otro; algo
así como en los buenos vendedores de los grandes almacenes. Si esto no es así, cuando
no estamos de acuerdo con lo que dice o vemos, ¿por qué seguimos mirando a la
pantalla?
3.4. ¿QUÉ Y CÓMO APRENDEN NIÑOS?
b) El lenguaje está muy elaborado y estudiado por expertos en comunicación. Estos
mensajes poseen connotaciones psicológicas y sociológicas que "enganchan"
fuertemente con la personalidad de los más pequeños de la casa - y no sólo a ellos -. Por
ejemplo, el hecho de que un niño en un anuncio de un camión de juguete, vaya vestido de
camionero dentro de un camión de "verdad", favorece un mundo de fantasía y proyección
infantil muy identificada con las imágenes mentales que este realiza cuando juega "a ser
camionero".
c) El mensaje se manifiesta bajo varios códigos simultáneos; es decir, estás escuchando
una música pegadiza, a la vez que estas concentrado en unas imágenes sugerentes, y
entre medio aparece un texto al que no presentamos grandes resistencias (el caso más
relevante son los spot publicitarios).
d) La imagen posee una fuerza de credibilidad impresionante en el mundo infantil y
juvenil". La verdad de la pantalla". Con ello, nos referimos a la diversidad de géneros y su
dicotomía realidad/ficción. Curiosamente, los más pequeños y los más ancianos son los
que consumen más TV., e igualmente, algunos ancianos llevados desafortunadamente
por el deterioro de sus capacidades (ej. Alzeimer) manifiestan, como los más pequeños,
ciertas confusiones entre la realidad y la ficción.
e) Unido a la anterior característica, la imagen televisiva como el cine y demás
animaciones, poseen una fuerza seductora "per se", que no ha decaído desde que se
expuso el primer film por los hermanos Lumieres. Esta atracción sigue en aumento
paralelamente al surgimiento de nuevas tecnologías y recursos en la industria de la
animación. Si no, ¿por qué ven los pequeños más de una vez el mismo programa de Walt
Disney sin cansarse? Ojalá encontrásemos los enseñantes similar poder persuasivo y
comunicativo.
f) Hemos comprobado que las experiencias perceptivas y los procesos de comprensión de
los mensajes de la TV. por los niños y niñas suelen estar muy estrechamente ligados a
sus etapas madurativas, y con los elementos sintácticos del lenguaje audiovisual (flash-
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Es fácil caer en los mismos modos de utilización que en el hogar. La TV. en el aula no es
"ver TV." como en la sala de estar, sino hace TV. analizarla, reflexionarla y criticarla
constructivamente. Ya que, como diría Freire, P. (1992) "... aquel que es llenado por otros
contenidos cuya inteligencia no percibe, de contenidos que contradicen la propia forma de
estar en su mundo, sin que sea desafiado, no aprende".
Tres objetivos básicos y generales, por tanto, para un empleo eficaz del género
publicitario en los centros educativos:
• Desarrollar programas para que los estudiantes comprendan cómo funciona y cómo se
producen los mensajes publicitarios
• Procurar llegar a capacitar en la comprensión de los mensajes publicitarios, conociendo
qué significados provoca la publicidad en nosotros y en los demás
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• Y por último, desarrollar una metodología activa con los medios y a través de ellos. Es
decir, cómo podemos nosotros hacer mensajes publicitarios
Partiendo, pues, de estos objetivos generales, y para que el conocimiento académico esté
construido desde un aprendizaje significativo, los programas de actuación deben regirse
por unos objetivos y principios de actuación muy concretos. Citemos, sólo nombrándolos
brevemente, los más relevantes (CEBRIANDE LA SERNA, M.1994):
El tratamiento de los medios en los centros educativos debe ser global e intermedial,
abordando experiencias que persigan el análisis y comprensión de los sistemas de
símbolos.
Por lo que un trabajo exclusivamente desde un sólo medio (ejemplo, sólo la TV.), estaría
sesgado por no responder a la realidad social, a la vez que no perseguiría un dominio y
capacitación equilibrada de todos los lenguajes imprescindibles para la formación integral
del ciudadano (ej, la lecto-escritura). Igualmente, y en esta misma línea, no deberíamos
olvidar los demás géneros televisivos en nuestra actuación pedagógica (véase ejemplo de
tratamiento de los informativos en CEBRIÁN DE LA SERNA, M; (1995).
CONCLUSIÓN.
Si analizáramos las distintas fuentes de influencias que inciden en el individuo, podríamos
observar tres ámbitos desde donde éste adquiere información: la familia, la escuela y los
medios de comunicación. Estos tres entes trabajan en temas similares y distintos, a veces
en contradicción otras complementándose; sin embargo, cada uno se da por separado y
de forma desintegrada. Una función del educador consistirá en paliar esta desventaja, en
ayudar al individuo a que encarne estas tres corrientes de influencias en un mismo
caudal, potenciando así y al mismo tiempo un desarrollo de su personalidad (afectiva,
social y cognitiva) más equilibrada e integral con el mundo que le rodea.