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EL EMBARAZO
a) Proteínas: Como las proteínas constituyen la base estructural de los nuevos tejidos, los
ajustes hormonales que favorecen la síntesis de tejidos también tienden a producir
retención de nitrógeno que en parte se debe a que disminuye la excreción urinaria.
Los factores que pueden incrementar las necesidades de nutrientes por sobre las
demandas habituales del embarazo son:
ENERGÍA:
1. Ecuaciones para calcular tasa de metabolismo basal a partir del peso corporal:
PROTEÍNAS:
Los aminoácidos derivados de la proteína de la dieta son necesarios para la
síntesis proteica relacionada con expansión del útero, mamas, fluido extracelular materno,
así como la síntesis proteica del compartimento feto placentario.
GRASAS:
El tipo de grasa dietética que ingiere la embarazada, es de gran importancia,
ya que durante el período de organogénesis fetal, existe una elevada demanda de ácidos
grasos esenciales. Los ácidos grasos linoleico y alfa linolénico (esenciales para el feto)
atraviesan fácilmente la barrera placentaria, no así, el resto de los ácidos grasos que se
sintetiza a partir de la glucosa.
Las grasas deben aportar no más del 30% del VCT y mínimo 20%. Es
importante incluir ácidos grasos esenciales de la familia omega 6 presentes en aceites
vegetales (maíz, maravilla, pepa de uva) y de la familia omega 3 que se encuentran en
aceites de soya, raps y en el pescado, almendras y nueces. Estos ácidos grasos son
fundamentales para el buen funcionamiento del sistema útero-placentario, el desarrollo del
sistema nervioso y la retina del feto durante el embarazo y del niño durante la lactancia. La
cantidad de grasa se calcula según: 0,8 a 1,0 g. por Kg. de peso aceptable o 30% de la
molécula calórica. La calidad se distribuye 1: 1: 1. Estas proporciones de los ácidos grasos
promueven la salud cardiovascular, reducción de los niveles de colesterol sanguíneo,
previene enfermedades crónicas y mantienen un balance omega 6:3 concordantes con las
necesidades del feto y la madre.
H. de C.:
Una hipoglicemia relativa se produce en las primeras catorce semanas de
gestación relacionada tal vez, al aumento de la concentración de estrógenos plasmáticos.
Los estrógenos parecen aumentar la utilización de la glucosa materna y promueven los
depósitos de grasa y proteína. Este efecto, puede acrecentarse con el aumento de la
concentración de progesterona. El ayuno prolongado promueve la cetonuria y aumento de
la lipolisis, seguida por el aumento de la utilización de aac. en el proceso de
neoglucogénesis. La baja concentración de glucosa plasmática materna en el primer
trimestre del embarazo, lleva a una secreción disminuída de insulina pancreática, por lo
menos durante el ayuno. Durante el primer trimestre del embarazo, existe un aumento de la
secreción de insulina estimulada, lo que sugiere que el páncreas, está preparado para
responder a la creciente demanda de insulina que se produce después de la vigésima
semana de gestación y que continúa hasta el término del embarazo; por ello no es
aconsejable que la mujer restrinja su alimentación y baje de peso durante el embarazo, ya
que esta condición predispone a la cetonuria y a la lipolisis.
MINERALES:
Hierro:
Las necesidades de hierro se duplican durante el embarazo, ya que se utiliza
para la formación de hemoglobina materna y fetal. El feto asegura su producción de Hb
captando todo el hierro necesario de la madre. La ingesta recomendada de hierro durante el
embarazo se estima en 27 a 30 mg. de hierro al día según DRI 2001. Las demandas de la
madre son muy elevadas, por lo que el hierro de la alimentación es insuficiente y debe ser
aportado en forma medicamentosa (30 mg. día en forma de sulfato ferroso como dosis de
prevención y 60 mg. como dosis de tratamiento). Las principales fuentes de hierro son las
carnes, leguminosas, semillas, algunos vegetales, pan y cereales fortificados. La leche
Purita fortificada con hierro y zinc que distribuye actualmente el PNAC, es insuficiente
para cubrir las necesidades de estos minerales.
Los requerimientos de hierro para una mujer en edad fértil se han estimado
en 1,4 mg/día, la mitad es utilizado para reemplazar las pérdidas menstruales. Sin embargo
hay mujeres en edad fértil que pueden requerir hasta 2,8 mg. dependiendo de las pérdidas
menstruales y en las adolescentes se debe cubrir las necesidades para crecimiento. Durante
el 1er. trimestre del embarazo los requerimientos son bajos debido al cese de la
menstruación. A las 16 semanas de gestación el volumen sanguíneo materno y la masa
eritrocitaria se expanden aumentando los requerimientos. Durante el 2° y 3er. trimestres
son necesarios cerca de 5,6 mg. de hierro absorbido por día, o sea 4 veces más que en
mujeres no embarazadas. Una dieta equilibrada igual determina un déficit de 400 a 500
mgs. por la diferencia entre los requerimientos y las cantidades absorbidas durante el
embarazo razón por la cual debe ser suplementada.
Calcio:
El metabolismo del calcio se modifica durante el embarazo en respuesta a la
acción hormonal. El lactógeno placentario humano aumenta la movilización ósea, durante
la gestación; los estrógenos inhiben la absorción ósea, lo que provoca una liberación
compensadora de hormona paratiroidea, que mantiene los niveles de calcio sérico a la vez
que aumenta la absorción intestinal y disminuye la excreción urinaria; también aumenta la
secreción de calcitonina, que inhibe la reabsorción ósea excesiva. El efecto neto, es un
aumento progresivo del balance positivo de calcio, siempre que el ingreso de calcio y
vitamina D sea adecuado. El aumento de la absorción intestinal y el balance positivo
comienzan en el primer trimestre. Durante este periodo existe una acumulación materna
de calcio, ya que las necesidades fetales son mínimas.
Es posible que el calcio depositado en el sistema óseo materno al comienzo
de la gestación sea transferido al feto durante el último trimestre. La calcificación del
esqueleto cartilaginoso fetal, comienza alrededor de la octava semana de gestación. El 80%
del calcio fetal se deposita durante el último trimestre de la gestación, cuando el
crecimiento del esqueleto fetal es máximo y comienza la formación de los dientes.
Zinc:
También presenta una baja ingesta en la población chilena y su déficit se ha
asociado a BPN y parto prematuro. Las principales fuentes de zinc son mariscos, carnes,
lácteos, huevos, cereales integrales y pescados.
VITAMINAS:
Vitamina C:
Es necesario considerar la importancia de esta vitamina en la absorción de
hierro. Durante el embarazo se recomiendan 100 mg . día.
Ácido fólico:
Las necesidades aumentan durante el embarazo. La folacina es una coenzima
esencial del metabolismo de purinas y pirimidinas y es requerido especialmente durante el
crecimiento de los tejidos y en la eritropoyesis.
Sal:
Se estima que la cantidad máxima recomendada es de 2000 mg. de sodio al día,
que equivale a 5 g. de sal. Durante el embarazo se recomienda reducir el consumo de sal si
éste es excesivo. El consumo exagerado de sal puede incrementar la excreción de calcio en
la orina.
Náuseas y vómitos:
Esta condición está fuertemente ligada a cambios hormonales y no
tiene causas bien conocidas. Se experimentan principalmente en el 1er. trimestre del
embarazo; en estados severos (hiperemésis gravídica) presentan riesgos de deshidratación,
desequilibrios electrolíticos, alteraciones metabólicas y pérdida de peso, que deben ser
tratados a menudo en hospitalización. Se indica alimentación en pequeñas porciones,
fraccionamiento, eliminar alimentos cuyo olor sea repulsivo para la embarazada, evitar
grasas y frituras, usar alimentos lácteos de bajo contenido graso, beber líquidos entre
comidas (no junto con la comida), mantenerse descansada.
Constipación :
Esta condición, está ligada a cambios fisiológicos asociados con el
embarazo y a patrones de alimentación bajos en fibra y agua (relajación del tracto
gastrointestinal, disminución de la motilidad intestinal, aumento del tiempo de tránsito de
desechos por el colon). También contribuye la compresión uterina sobre el colon, la
disminución de la actividad física y uso de suplementos de hierro. Deben utilizarse
alimentos ricos en fibra insoluble que actúa reteniendo agua, aumentando el volumen de los
alimentos ingeridos, contribuyendo a equilibrar la saciedad y previniendo un consumo
excesivo de alimentos. También se deben utilizar líquidos y ejercicio moderado según
indicación médica. La fibra se asocia a claros beneficios como reducir el riesgo de
enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y mejorando el tránsito intestinal;
pero se debe tener en cuenta que el abuso en el consumo de ella puede producir
disminución en la absorción de hierro, calcio, magnesio, zinc y otros minerales.
- La cafeína puede alterar la frecuencia cardiaca y la respiración del feto, por lo cual es
ideal evitarla.
- Preferir alimentos con alta densidad de nutrientes y evitar alimentos que aporten sólo
calorías (bebidas, golosinas)
- Los ácidos grasos monoinsaturados (paltas, aceitunas, aceite de oliva, y raps) elevan el
HDL y el ácido linoleico (aceite vegetal, como maravilla, pepa de uva y maíz)
disminuyen el nivel de colesterol total y LDL.
- Las verduras y frutas frescas crudas son buenos aportadores de ácido fólico, pero la
cocción destruye un 50 a 80% de él.
- Los productos lácteos mientras más descremado es el producto, más cantidad de calcio
tiene.
- Especial preocupación debe haber con la exposición con metales pesados (plomo,
cadmio, mercurio), arsénico, subproductos organoclorados que se generan a partir de la
desinfección del agua, pesticidas que contaminan los alimentos y algunos agentes
microbiológicos como el toxoplasma y la listeria.
Consideraciones sobre el efecto del alcohol, fármacos y tabaco en la gestación
El alcohol es conocido que afecta la absorción, metabolismo y excreción de varios
nutrientes, particularmente zinc, magnesio, cobre, hierro, por lo que su consumo puede
afectar los niveles de estos elementos durante la gestación pudiendo comprometer el estado
nutricional de la mujer. La toxicidad del alcohol puede ser responsable de accidentes
obstétricos, de abortos entre otros.
El alcohol atraviesa la placenta y el riesgo de la aparición del síndrome alcohólico
fetal (SAF) es más elevado de lo deseable. Este síndrome es responsable de mortalidad
perinatal y de que los niños presenten al nacimiento hipotrofia, malformaciones faciales,
cardíacas y de los miembros, así como alteraciones del sistema nervioso central con
posterior retraso del desarrollo tanto físico como psíquico.
Las dosis diarias de alcohol responsables de producir tales efectos no están claras,
aunque estudios actuales se refieren a cifras por encima de 30 g de alcohol puro. La
evidencia epidemiológica obliga actualmente a desaconsejar muy seriamente la ingesta de
alcohol durante el embarazo.
También el consumo de fármacos durante la gestación puede tener efectos adversos
sobre el feto, ya que la mayoría de ellos atraviesan la barrera placentaria. La embarazada
sólo debe consumirlos bajo cuidadosa prescripción médica.
El consumo de tabaco durante el embarazo se ha demostrado que enlentece el
desarrollo del feto y se relaciona con nacimientos de niños de bajo peso, siendo por tanto
aconsejable evitarlo completamente.
BIBLIOGRAFÍA