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Cabronzuela accidentada
Imágenes
de
Alina Poulain
23
Instrucciones (fragmentarias)
revolucionarias
Misael Rosete
33
Bandeja de entrada
Nuestros lectores
E
l día de la mujer está en marzo y en algunas ofici- 4
nas públicas lo festejan dando el día a sus trabaja-
doras y organizando ferias de la belleza y del Cansado
hogar, para que las mujeres adquieran cosméticos retrocedo a un imperceptible bosque
y cremas para verse siempre jóvenes, ropa de moda, bolsos Inmóvil
y zapatos, y otros objetos que, de acuerdo con el discurso anclo mis ojos a la orilla afluente
de quienes apoyan esas ferias, les gustan a las mujeres. En
algunos casos hasta hacen festejos donde rifan licuadoras, —aturdido—
planchas y cafeteras. Prácticas y regalos ―muy apropiados‖ —exhausto—
para reflexionar sobre la condición de la mujer en el mun- —contrito—
do. Para algunas ese día se ha convertido en una fiesta más
y esperan recibir regalos de los hombres de su vida: hijos, (escribo en una piedra que pule el río)
novios, esposos. En el colectivo Trajín lo recordaremos de
otra manera. Para la semana del 7 al 11 de marzo se ha pro- Me desintegras como una brizna
gramado un ciclo de cine que nombramos: ―Abusos, pro- que de asombro
blemas aún vivos‖, y que incluye cinco películas contem- se p-u-l-v-e-r-i-z-a
poráneas que abordan algunos de los atropellos que siguen
presentes en la realidad cotidiana de las mujeres. En Flor (y así disuelto reescribo)
del desierto se denuncia la salvaje mutilación sexual que
sufren las mujeres en África, la tristemente célebre ablación Terminas con mis neuronales vericuetos
de clítoris. En Te doy mis ojos se destaca la violencia física entre frágiles desaires
y sicológica contra las mujeres en el entorno de la relación enramas ecuatoriales tardes
de pareja. Grbavica: El secreto de Esma subraya de manera enigmáticos afectos sin prisa hilvanas
sutil y conmovedora el drama que conllevan las violaciones No tienes estación de afluencia
de que son objeto las mujeres en las guerras, donde conti- y tus ojos son acrobacia de magnolias
núan siendo las principales víctimas. Agua levanta la voz Tu sonrisa mural de crepúsculos
sobre las viudas en la India, donde adquirir esta condición eres llano inconquistable prorrumpiendo en lejanías
es una desgracia que estigmatiza a estas mujeres y las con- que abate pentagramas de esmaltes intangibles
dena a castigos y abusos. Tráfico humano nos llama a cono-
cer de la trata de mujeres y niños en el mundo, actividad Gracias por colorear mis abismos
que da enormes ganancias al crimen organizado. Después por recordarme que debo amar la vida
de las seis de la tarde, los esperamos en la Casa del Arte, como las cigarras después de la lluvia
Morelos 7, en el centro de Xochimilco. por mostrarme que difícil es
En este número, además de poemas y relatos varios, se escalar una montaña de enigmáticos sonidos
integran tres textos relacionados con la Revolución mexica-
na. Es cierto, su publicación se realiza a destiempo del fes-
tejo centenario. Son algunos de los que se recibieron de los 7
vecinos de Xochimilco como respuesta a una convocatoria
(en la que también participamos) de la delegación política
del mismo nombre, para integrar un acervo y un libro que Tienes
vería la luz por allá por el veinte de noviembre del año pa- la mirada más volátil que la sonrisa de un gato
sado. Pero como se ve, a veces los planes y los recursos el hálito del río amazonas
gubernamentales toman rumbos caprichosos y el dinero que tienes
un día había sido previsto para determinado proyecto, otro haces
día es reasignado, para atender, suponemos, asuntos priori- suspirar los árboles
tarios. Confiamos en que en uno de estos días (ojalá que no bambolear los mares
sean años) la delegación Xochimilco cumpla su promesa y haces
lo publique, o al menos nos permita editarlo con otro patro- Eres
cinio. el origen de las nubes
el nombre genérico de los más sublime del día
un monte trasnochado que engendra contemplaciones
de alba
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1
en el borde de un abismo
transitar de intranquilidad que avanza hacia lo desconocido . Tu casera te dice que rentar es algo que sólo los
y mira con persistencia hacia atrás tontos hacen.
2. Cristo regresa a la Tierra y se hace llamar Bill
Nostalgia que inquiere el sur para que el norte no Gates.
la destruya 3. Eres escritor en un país donde casi nadie lee libros.
hilera de memorias ingenuas 4. Se te caen los dientes.
con esperanzas de atrapar un disipado paraíso 5. Freddy y Jason aparecen bailando en un video musical de
que se disgrega Ricky Martin.
y se convierte en paisaje inédito de palabras vanas 6. La nave que trae a Superman a la Tierra aterriza en Cuba.
7. Los cenobitas ahora se dedican a atender el mostrador de
Días pálidos de tonalidades infames una sex shop.
que diluyen sonrisas 8. Dice que te quiere pero no como tú quieres que te quiera.
y hacen chapuceros las miradas 9. Te gastas toda tu quincena en una sola noche.
como marchitas florestas de alucinantes telarañas 10. Te valoran por el dinero que tienes y por la ropa que
que bajo siete oscuras lunas crecen vistes.
y arrastran alebrijes con retazos de pijamas 11. Todos te preguntan cómo estás, pero nadie espera a que
le respondas.
Álgidas piruetas 12. Un estúpido de quince años embaraza a una estúpida de
centelleos de estrellas que profanas caen trece.
repiquetean con un tronar de peces en aleteos pálidos 13. No sabes cuánto tiempo llevas en este sitio, ni dónde
y al horizonte un cenit engendra aprisa malestares que estabas antes de venir aquí.
erupcionan 14. Todos los días se parecen a éste.
Cima de esturiones que desovarán serpientes enfermas 15. Tu esposo perfectamente vestido con un elegante traje
de un grotesco sol a la distancia replegándose color café, tumbado en la cama sobre su propia sangre. Las
Viento sobre trueno venas limpiamente cortadas con una navaja de afeitar, caída
sonido que ni la lluvia salvar podría a pocos centímetros de la cama.
trizas que roen aturdidas esperanzas 16. Afuera el cielo se ha oscurecido tan deprisa que los
agujeros al aire jugando melodiosos coches en la calle aún no han tenido tiempo de encender los
burla de demonios que arriban gruñidos de húmedas faros, y las farolas, por supuesto, aún están apagadas, y
cenizas todo ha adquirido un tono tan siniestro, aunque en realidad
para martirizar los blandos recuerdos a tu lado apenas son las tres de la tarde.
17. Ya no estás delgada como antes porque las mujeres a
partir de los treinta, incluso las delgadas, empiezan a tomar
la forma de sus madres.
18. Una mujer gorda observa fijamente, con una completa
desolación de ánimo, a la chica del bikini azul que exhibe
con orgullo sus medidas perfectas en un anuncio de papas
fritas.
19. Mientras hacían el amor, te has dado cuenta de que ella
se miraba en el espejo todo el tiempo. No te miraba a ti.
20. Sus dieciséis años no se ven por ningún lado; han que-
dado ocultos tras el maquillaje, tras el tinte artificial de su
cabellera, tras el vestido ajustado y los zapatos de tacón.
21. Al principio tú necesitabas estar sola, a pesar de querer
estar con él y ahora en cambio necesitas estar con él, aun-
que quieras estar sola.
22. En el hotel de paso, en mitad de la noche, sólo se oye
rezar a una mujer.
23. ¿Qué demonios mantiene a México clavado en la fe del
pasado? La falta de fe en el futuro, seguramente.
24. En el panteón hace un día tan bonito que casi da pena
pensar que toda esa gente esté muerta.
25. La venganza aplazada que guarda tu hijo en los puños dulidad con que ella lo miraba a él, pero el semen continua-
apretados mientras duerme. ba saliendo disparado hacia el techo como pálidos fuegos
26. Una ambulancia y dos coches de policía detenidos fren- artificiales.
te a una funeraria. 45. Ya no hay espacio para los sueños.
27. Sigues esperando que regrese alguien que ya ha muerto. 46. Tu vagina empieza a aspirar la lengua, los labios, la
Pasan los veranos y los inviernos, pero ni los unos ni los nariz, los ojos, las mejillas, la cabeza, el cuello, el cuerpo,
otros cambian nada. los pies, hasta que él desaparece por el agujero.
28. Tu padre se queda mirando a tu mujer con los ojos re- 47. Todo tiempo pasado fue mejor.
fulgentes de los hombres hambrientos. 48. Piensas en un óvulo fecundado, y sobre todo piensas en
29. Tres muchachos están peleando y fornicando a la vez las enfermedades posibles, en alguna que esté ya incubando
con una anciana. en tu sexo o, peor, más adentro de tu ser.
30. Cenamos. Luego pasó un rato sin que nada pasara. De 49. Antes bastaba con soñar.
pronto, mi hermano sacó su estuche fálico y empezó a mas- 50. Sangrando, ella me miró con cara de sádica y me dijo:
turbarse. Entonces fue cuando mi mamá se arrodilló y em- «¿Esto es todo lo que sabes hacer?».
pezó a chupárselo. 51. Maldita sea, ni siquiera tienes una cerveza para engañar
31. Una mujer sin hogar, habitante de las calles, discute con a la amargura.
un semáforo.
32. Unos ojos indígenas llenos de agua.
33. La renacentista suntuosidad, la espléndida abundancia
de tetas, piernas, nalgas y brazos de tu esposa, todas esas
magníficas redondeces que (no necesitas acariciarlas para
saberlo) son firmes, duras y tirantes, prensadas como si las
modelaran invisibles fajas, ligas, sujetadores, te tienen unos
segundos suspenso, ido. Pero los brazos velludos que cer-
can ese cuerpo no son los tuyos.
34. Una niña y su joven madre, desnudas, tendidas en un
mugriento colchón, no paran de suplicar y protestar, y lo
hacen a grandes voces, porque los soldados ni siquiera se
molestan en sacarse los pantalones sino que se los bajan, se
tiran sobre ellas gruñendo como animales, dándoles bofeta-
das y besos babosos, sacudiéndose, vaciándose, retirándose
tambaleantes mientras los demás esperan con el miembro
ya listo. Pero como hay más hombres que ese par de muje-
res, y puesto que muchos de ellos no tienen suficiente pa-
ciencia para aguardar su turno, en algunos casos dos o tres
erecciones masculinas utilizan simultáneamente un solo
orificio femenino. A la niña incluso le corre sangre entre las
piernas.
35. Digo «te amo» en un susurro, como si a ti te hubieran
crecido los oídos y las voces altas te pudieran hacer daño, y
mientras lo digo creo que lo siento de verdad, aunque luego
no estoy segura del todo.
36. Los años se te han amontonado encima.
37. Pensé que se había quedado dormida. Sólo más tarde
me di cuenta de que tenía mi pene hundido en su oreja iz-
quierda.
38. Todo se pierde y se esfuma.
39. Hoy me podría suicidar. 52. Todas a él le parecían preciosas, las guapas y las feas.
40. Entonces abrió los ojos, húmeda, lánguida, confusa, y Pero ninguna lo miraba.
debió luchar un buen rato para aceptar que aquella intensa 53. La mujer se desvistió y se sentó en el borde de la cama,
felicidad sólo había sido un sueño. pero una mano la sujetó de la mano, la atrajo y la obligó a
41. La desilusión que hay que tragarse. tenderse junto a un enorme perro. Entonces el director de la
42. Introduces tu pene erecto hasta la raíz y lo sacas emba- película gritó «ACCIÓN».
rrado de mierda. 54. La muchacha empezó a imaginarse con su primo-
43. El gemido del silencio se te cuela entre los huesos. hermano y a masturbarse. El primo-hermano de la mucha-
44. Después de treinta minutos, el hombre desnudo miraba cha empezó a imaginarse con ella y a masturbarse. A ambos
a la mujer desnuda con el mismo horror, con la misma incre- sólo los separaba una puerta que no tenía llave ni seguro.
—Pero si ha estado con nosotros desde que salimos de del rincón más oscuro al percatarme audazmente de que no
la expo. existía un solo mechero.
—¿Cómo? —dije— ¿apoco es ella? —¿No sabes? —dijo el obeso. Yo me detuve.
―Gracias‖, dijo Josefina tímidamente y volvió a ser in- —No.
material. —De los cuadros, yo los pinté.
Libre de todas distracciones comencé a mirar sin miedo —Payaso —dijo Marieli a manera de despedida.
los muros de la cantina. Un cuadro de un torero, marco Otra vez los adoquines. Miro mis pies y pienso por un
café, pared ocre; cuadro de un toro, marco café, pared ocre. momento que estoy actuando, soy un actor y tengo que
—¿Te da miedo la media luz? —le pregunté al verme doblar la esquina y tengo que ver a Meri a los ojos y decirle
acostumbrado a la poca luz del lugar. muy muy triste que ha muerto su madre.
—No, me parece romántica querido –contestó irónica.
—Yo creo que es triste —dije serio.
—¿Qué es triste?
—La media luz.
—Ah…
El silencio se prolongó, la luz minaba el tacto, vagaba
con precaución tratando de no tropezar con su propia presa.
Cuadro, marco, muro; rojo, café, ocre; rojo, café, ocre.
—No voy a ir a Santa Úrsula —dijo Marieli, yo no en-
tendí sus palabras, me había despeñado en lo oscuro del
vaso, parecíame un pozo moderno, pecado, maple, cebada
enlutecida, cráter fenomenal del tedio.
—Cráter.
—¿Qué?
—Nada, que ¿Por qué no vas a Santa Úrsula?
—Porque no quiero.
—¿Por qué no quieres?
—Porque no se me da la gana
—¿Y por qué no se te da la gana…?
M
Me hablas en el cuerpo voluptuoso de las mujeres,
tu presencia es su sonrisa alegre en primavera, i familia materna, los Méndez, vivían en San
tu noche oscura y vacía Pedro Atocpan, en Milpa Alta. Allá tenían
es su sexo profundo, sus tierras. Allá había nacido mi madre en
tu llamado, su gemido, 1900. Criaban animales y cosechaban verdu-
el grito de su orgasmo, tu creación. ras que llevaban a Xochimilco, como lo hacían todos enton-
La belleza de mis mujeres, ces, para subirlos en barcazas que desde allí recorrían un
es tu indudable belleza, esa que me abraza en su interior, pesado pero seguro y barato viaje, directamente al corazón
esa, la que me cobija en días esquizofrénicos, de la gran ciudad, a la Viga y a Jamaica. Todo esto le daba
con sus besos tibios y tiernos. a la familia por lo menos la comida para no morirse de
hambre en tiempos difíciles. La Revolución agravó las co-
sas. De pronto, las tierras del sur del Valle de México se
volvieron peligrosas. Los zapatistas se adueñaron de ellas y
tanto federales como después carrancistas habrían de sufrir
mucho para tratar de controlar la zona. En medio de estas
luchas quedó la población civil. Muchos hombres huyeron
para evitar la leva, como el hermano mayor de mi madre,
que se fue para Hidalgo. No nada más asoló el miedo y la
incertidumbre, también llegó el hambre. Con tantos tiros y
muertos, la tierra se descuidó. Hubo quienes la medio sem-
braron, aunque la mayoría no pudo hacer nada. Lamenta-
blemente todos tenían que comer, fueran federales, zapatis-
tas, carrancistas o simplemente quienes no tenían partido en
una época en la que era imposible no tenerlo. Se buscaba la
comida como se pudiera. La situación de mi madre era aún
más grave, pues se había quedado huérfana; la Revolución
la había sorprendido sola con mi abuela, quien, cuando sos-
pechaba que los encuentros se recrudecerían, buscaba un
salvoconducto entre uno u otro bando, donde tenía amigos
y familiares, para ahuyentarse por un tiempo. En esas oca-
siones, para salir de Atocpan buscaban el salvoconducto de
los carrancistas, y para regresar usaban el salvoconducto
zapatista. En el camino, mi madre escuchaba historias de
brujas y nahuales, que le contaban sus mayores para entre-
tenerla y ahuyentar el miedo inspirado por los hombres de
carne y hueso, que por los caminos andaban asaltando, vio-
lando y matando gente. En aquellas madrugadas, aquellos
narradores tejían sueños en la mente de mi madre, mientras
bajaban aprisa por senderos que ya no existen, hasta Xochi-
milco, para luego trasladarse por tren o por trajinera a
Cabronzuela autosuficiente
México, como todavía hace unos años se le decía a la ciu-
5.- Distancia dad por estos rumbos.
Fue en esas ocasiones, que mi madre escuchó la historia
A ti te extraño más que a todas del tío Jocundo, su primo. Contaban que en uno de esos
porque todas eres tú, días en los que no había nada que comer, porque todas las
te extraño tanto palomas, gallinas y guajolotes se los habían llevado los
y tú te haces extrañar más. contendientes, el tío Jocundo se iba muy temprano al monte
Me creen muerto porque camino debajo de la tierra a buscar algún animalito. En aquella época todavía era
como una noticia clandestina, abundante la fauna de la zona, y aparte de liebres, ardillas,
¡Para ser infeliz ya no me queda tiempo! tlacuaches, gavilanes, tuzas y serpientes, aún recorrían estas
Como vez no soy más que un muerto tierras coyotes y alguno que otro venado cola blanca. El tío
que camina en estas calles de San Cristóbal Jocundo llevaba en ocasiones una vieja escopeta, lista para
extrañando tu presencia voluptuosa. cazar o para defenderse de zapatistas y carrancistas no obs-
tante que trajera siempre un salvoconducto. A veces tenía suer- Instrucciones (fragmentarias)
te y conseguía presas que terminaban en los estómagos de la
familia. En esos andares, un día el tío Jocundo encontró a un
revolucionarias
coyote con buenas carnes para un banquete y pensó cazarlo,
U
pero en lo que preparaba la escopeta el canino desapareció
corriendo de una forma peculiar, entre animal y hombre. Al no. Haber llegado de alguna exposición de arte
otro día lo vio de nuevo en el mismo lugar, y otra vez, en lo aristócrata o de una cortina de lluvias. Tener a
que buscaba la mejor posición para disparar, escapó el coyote. la mano un recetario de cocina –si es de color
La tercera vez que lo vio, la aurora apenas venía acurrucando rojo, mejor; si es de color azul turquesa, pesta-
el día, y muy calladito se ocultó y preparó su arma de tal modo ñear treintainueve veces seguidas y esperar a ver los resul-
que la tuvo lista a tiempo para encañonar a buena distancia al tados–; buscar en el índice del libro cualquier receta que
coyote y llenarlo de postas de un tiro. Contento por su triunfo, conste de siete ingredientes y posteriormente, con una plu-
el tío Jocundo se acercó al animal mortalmente herido. Grande ma: tachar el nombre de la receta hasta que se forme una
fue la sorpresa que se llevó, cuando justo en el lugar donde ha- telaraña de tinta, enseguida escribirle arriba: ―Receta Para
Leer un Escrito Fragmentista‖. En el apartado de los ingre-
dientes, de arriba a abajo, como si se tratara de una maravi-
llosa escalera caleidoscópica, favor de tacharles y anotarles
al lado: al primero una botella de licor (hacer lo mismo con
los demás), al segundo un encendedor, al tercero una postal
del centenario de la Revolución mexicana con destinatario
escrito al reverso, al cuarto anotar un tenedor (lo ideal sería
un picahielos, pero, si no estuviese a la mano, buscar un
tenedor), al quinto una corcholata de aluminio de The Coca-
Cola Company, al sexto la canción Weird Fishes de Radio-
head, por último, en el séptimo anotar: un escrito fragmen-
tista.
Dos. Procurar tener con anticipación todos los ingre-
Retrato de Alejandro Olascoaga
dientes antes señalados, ergo, cerrar los ojos por cinco se-
gundos, respirar hondo y: tomar la postal, ponerla de tal
modo que se pueda observar sin remordimientos (una mesa
bastará para lograrlo); tomar la botella de licor y beber has-
ta sentirse asquerosamente asqueado. Dar play a la canción
de Radiohead y escuchar de tal modo que suene por encima
de los gritos de los vecinos cogiendo (si no se tiene vecinos,
tratar de que suene arriba del sonido emitido por un refrige-
rador). Ergo, con una mano tomar el tenedor o el picahielos
bía visto que había caído el coyote, no encontró más que un y empalar la corcholata. Menear la cabeza con alegría al
montículo de tierra, como los que se forman cuando sepultan a compás de la canción de Radiohead (tratar de enfatizar los
un muerto. No sé si fue sólo curiosidad o la idea de que eso movimientos cada que se escuche la frase: ―Weird Fishes‖),
significaba algo, pero el tío Jocundo escarbó dentro del suave tomar el encendedor y quemar la corcholata: observar cómo
montículo. Al fondo, entre los terrones húmedos, halló una olla el pequeño sol metálico que algún día fue un imperio de
de barro que al abrirla le produjo enorme regocijo. En la olla cristal ahora pasa a ocupar el lugar de una espumosa masa
había muchas monedas de oro, sí, de oro, de buen oro que val- burbujeante llamada: ―Pequeña Obra de Arte Abstracto‖.
ía mucho dinero, cuyo origen y grabados se remontaban a Tres. Batir todos los elementos hasta que terminé la can-
quién sabe qué época de la historia de México. ción y usted quede cordialmente conmocionado. Por último
Con el tesoro resguardo en su morral, y ya en su casa, el tomar el escrito de corte fragmentista y leerlo con voz firme
tío ideó esa noche la forma de alejarse del conflicto. En la pri- (si no se cuenta con uno favor de leer el siguiente: “La obra
mera oportunidad se iría sin muchos aspavientos a México, de arte es espuma, pero en su parte interna está llena de
para vivir en algún sitio alejado de aquellos parajes diezmados hilos que hacen del lector: la pieza faltante. En todo caso, la
por la lucha. Y fue de esta manera, según contaban en mi fami- última pieza es la que llega a completar la obra.
lia, que el tío Jocundo se mudó a la ciudad de México, compró El fragmento deja de ser fragmento al momento que es
un terrenito en una de las colonias nuevas que se formaban leído y éste llega al cúmulo de imágenes acústicas‖).
entonces y construyó una casa que nunca conocí, pero que lo Cuatro. Una vez terminado, encienda la corcholata nue-
ayudó a pasar aquellos aciagos días de colgados y desapareci- vamente, quite la postal de la mesa y suspire, si no puede,
dos. sonría con desgana: habrá contribuido a evitar la tala de
Y todo gracias al coyote encontrado, ese coyote que debió árboles. Repita varías veces hasta quedar drogado…
ser un nahual, por correr como animal y hombre.
Un hombre llamado Francisco suelo, situación que les causaba un insoportable dolor en las
extremidades superiores.
En situación tan apremiante, Francisco pedía a sus captores
que lo mataran, a cambio de dejar en libertad a su padre llama-
M
do Pánfilo. A su vez, mi abuelo pedía lo mismo para que deja-
i padre se llamó Francisco Peralta Eslava, ran en libertad a su hijo.
quien para algunos era don ―Pancho‖, para Sin embargo, sus súplicas no surtieron efecto alguno, e iban
otros el ―Rubio‖, para algunos más el a ser fusilados irremediablemente. Acción que fue frustrada
―Prieto‖, aunque él se autodenominaba ―el por la llegada de un capitán carrancista que conocía al abuelo y
Norteño‖. Nació en el pueblo de Santa María Nativitas Za- avaló la buena conducta de éste y la de su hijo, por lo que fue-
capan, en 1895 y murió a los 95 años de edad, de muerte ron dejados en libertad no sin reticencias del comandante del
natural, sin que casi nunca se quejara de alguna enfermedad grupo armado y bajo amenazas de la soldadesca de que si vol-
grave, salvo cuando se enfermó de la próstata; por lo demás vían a ser vistos por esos parajes, inexorablemente serían pasa-
solamente se enfermaba de gripe. dos por las armas.
Fue muy andariego, se llamaba a sí mismo ―Santa Ma- De esta manera mis ascendientes libraron la muerte, pero
ría, todo el mundo‖ pues en sus múltiples correrías había con una fuerte dolencia en los brazos que les duró varios me-
conocido casi todo el país. Viajó a los Estados Unidos de ses. Al cabo de un tiempo, un amigo de mi papá le dijo:
Norteamérica varias veces, e incluso en alguna de ellas, ―Pancho, ve al Barrio de San Pedro, en Xochimilco, a ver al
llegó hasta Vancouver, Canadá, en calidad de ―bracero‖ capitán que los hizo prisioneros, para que lo veas pendiendo de
desempeñando múltiples trabajos que iban desde cosechar un poste de luz con tamaña lengua de fuera‖.
algodón hasta trabajar en el ―trueque‖, que era el tendido ―Don Pancho‖ admiraba mucho al prócer de la Revolución
de vías férreas, pasando por el cultivo y cosecha de hortali- mexicana, don Francisco I Madero, y decía de él ―que era cha-
zas. Todo esto lo llevó a cabo durante los años que duró la parrito, pero que tenía un corazón así de grande‖. Recordaba
Segunda Guerra Mundial, cuando los Estados Unidos de que cuando Madero llegó triunfante a la capital de la Repúbli-
Norteamérica mandaron a muchos de sus hombres a luchar ca, ese día tembló y evocaba este pasaje con estas palabras:
a Europa, por lo que faltaba mano de obra masculina. ―Cuando Madero entró, hasta la tierra tembló‖.
Sólo estudió la escuela primaria, limitante que lo cons- Decía que Madero había sido un hombre probo y que no
treñía a que, fuera donde fuera, tenía que desarrollar los entendía porqué había sido asesinado, si solo trató de resolver
trabajos más penosos y a veces en situaciones climáticas los problemas de la población más pobre y estaba decidido a
muy desfavorables. Así, fue y vino del ―Coloso del Norte‖ acabar con la larga tiranía de Porfirio Díaz, quien se había afe-
como solía llamar a los Estados Unidos. Cuando estaba de rrado al poder convirtiéndose en un señor de ―horca y cuchi-
viaje se comunicaba con mi madre por medio de cartas, y llo‖.
cuando esto hacía, utilizaba al escribir las misivas, una her- Y fue para él motivo de honda preocupación el saber que
mosa letra cursiva en donde a pesar de no haber tenido es- Madero fuera asesinado tan villanamente junto con su vicepre-
tudios superiores, casi no cometía faltas de ortografía. sidente Pino Suárez –quien para entonces ya había pedido su
Cuando se encontraba en el país, para sobrevivir, viaja- renuncia al puesto–, cuando ambos hombres sólo deseaban el
ba por el territorio nacional, desempeñando múltiples y ―bienestar‖ de su pueblo. Esta negra página de nuestra historia
diversos trabajos como fotógrafo, comerciante, carnicero, nacional nunca la pudo olvidar y en infinidad de veces me
chofer, vendedor de artesanías y otros oficios que escapan a hablaba de ello.
mi memoria. Otro personaje revolucionario que admiraba mucho fue
No fue combatiente durante la Revolución Mexicana, Francisco Villa, en las noches, ya casi para dormirnos, me re-
pero admiraba mucho a la División del Norte, que era co- petía una y mil veces sus historias, que a fuerza de tanto oírlas,
mandada por el famoso revolucionario Doroteo Arango, se me quedaron gravadas en la mente.
mejor conocido como ―Pancho Villa‖, del cual mi padre, Así recordaba cuando Villa atacó la población de Colum-
hasta su muerte, siempre fue incondicional admirador . bus, Nuevo México, siendo hasta el momento el único extran-
Estando en Xochimilco no escapó a las consecuencias jero que ha invadido militarmente a Estados Unidos de Norte-
que generaba en casi todo el país el conflicto armado, y me américa. El presidente de México que entonces era don Venus-
narraba que en cierta ocasión en que acompañaba a mi tiano Carranza, y que enfrentaba graves problemas de goberna-
abuelo a traficar con alcohol que traían del Estado de More- bilidad en el país, concedió permiso a los Estados Unidos de
los, para comercializarlo en el Distrito Federal, a lomo de Norteamérica para que sus tropas al mando del general Pers-
mula, fueron detenidos por una patrulla de soldados carran- hing, quien había combatido con gran éxito durante la Primera
cistas cerca de Parres, el poblado más alejado de la Delega- Guerra Mundial en Europa, se internaran al país en busca de
ción Tlalpan, que se encuentra rumbo a Cuernavaca. Villa y le hicieran pagar el ultraje de haber invadido su inviola-
Fueron acusados de espías de las fuerzas zapatistas y do territorio.
hechos prisioneros, y para que confesaran la verdad, sobre Recordaba y expresaba, con voz entrecortada por la emo-
sus supuestas ilícitas actividades de espionaje, ambos fue- ción, que cuando el general Pershing acompañado de los capi-
ron colgados de los codos y con los pies apenas rozando el tanes Lewis Morreo y Charles Boyd entraron en territorio
nacional, su tropa no disimulaba el temor de encontrarse en mostacho, piel morena y mirada intimidante y penetrante,
la sierra de Chihuahua, de la cual desconocían totalmente tanto, que muchos hombres bajaban la mirada al estar fren-
su orografía, y por ahí Pancho Villa, que era muy escurridi- te de él.
zo. Llegaron a Chihuahua buscando a Villa, y en el pueblo Por lo que he sabido, en la ciudad de Columbus, Villa
del El Carrizal, municipio de Villa Ahumada, se encontra- fue considerado un hombre muy sanguinario y cruel, por-
ron con un hombre de menos de treinta años y de más de que su gente asesinó hombres, mujeres y niños indiscrimi-
dos metros de estatura, que estaba de guardia, y que tenía la nadamente, por eso no lo consideran revolucionario, más
consigna de que bajo ninguna circunstancia debía dejar bien un facineroso de la peor calaña. El coronel Urquizo,
pasar por ese lugar a nadie que no tuviera permiso y mucho escritor revolucionario, afirma que Villa fue un cobarde,
menos a gente armada. porque cuando fue hecho prisionero lloró para que le perdo-
Cuando este soldado vio que se acercaban las tropas naran la vida los federales que iban a fusilarlo.
estadounidenses, cortando cartucho y con voz recia, les dijo Sin embargo, para otras personas, incluido mi padre,
a los extranjeros: ―¡Por aquí no pasa nadie!‖ Ante tan ga- Villa fue un gran guerrillero, con dotes naturales para la
llarda y decidida actitud, asumida por ese solitario soldado, lucha armada y una gran personalidad que lo convirtió en
que se atrevía a desafiar a un infinitamente superior número un líder natural con gran arraigo entre los pobladores del
de hombres armados, Pershing y sus tropas tuvieron que norte y temido en una gran parte del país.
dar un gran rodeo para seguir su camino. No obstante, a todos los hombres y mujeres que por
Ese hombre revolucionario se llamó Félix Uresti, héroe alguna circunstancia sobresalen del común de los mortales,
anónimo, que murió años más tarde en la batalla del Carri- se les magnifican sus defectos y virtudes, y en este caso,
zal, en Chihuahua en el año de 1926. Villa no fue la excepción.
Cuando Francisco recordaba estos relatos revoluciona- Hace algunos años visité Zacatecas y junto con mi fami-
rios interrumpía su relatoría de vez en vez, para cantar can- lia fuimos al cerro de la ―Bufa‖, mina de cobre que hoy ya
ciones relativas a los sucesos que iban brotando de su me- no produce este material, pero que conserva el atractivo
moria. Una de las canciones que cantaba con voz entrecor- histórico de haber sido mudo testigo de tórridas batallas
tada decía: revolucionarias.
Después de deambular por los socavones, fuimos a salir
a una parte elevada y plana. Era invierno y soplaba un aire
Nuestro México febrero 23, /dejó Carranza pasar pertinaz, aparejado de un intenso frío, ―que calaba hasta los
americanos, /diez mil soldados, quinientos aeropla- huesos‖.
nos, /buscando a Villa por todo el país. Allí se yergue portentosa una gran estatua ecuestre de
Francisco Villa. Está montado en un brioso caballo, cuyas
Los soldaditos que vinieron de Tejas, /traían fusiles patas traseras triscan nerviosas el pedregoso terreno y lan-
y cañones de a montón, /pero ninguna bala dispara- zan al aire pequeñas lascas. El noble bruto tiene las patas
ron, /pues nunca a Villa lograron encontrar. delanteras al aire, mientras que sus belfos están cubiertos
de espesa baba, por el esfuerzo al que es sometido y que a
Qué pensarían esos gringos atrevidos, /que comba- duras penas su jinete puede contener, ante la carrera que
tir era un baile de carkis, /con la cara llena de ver- está a punto de emprender.
güenza, /se regresaron todos a su país. Quien lo monta es un hombre robusto, con el pecho
erguido con la postura de todo buen jinete, la cabeza la tie-
ne cubierta por un sombrero de ala ancha, fuertemente sos-
Cabe señalar, con respecto al número de soldados y tenido por un barbiquejo. Aguza la mirada como tratando
aeroplanos, que según Félix Alonso Torres Gómez, bisnieto de ver mejor al enemigo al que está a punto de enfrentarse.
de Félix Uriesti, combatiente revolucionario, fueron en Su cara da muestras de temeridad y arrojo mientras que las
realidad diez mil hombres de tropa y ocho aviones, pero de poderosas piernas están firmemente pegadas al equino. Y
todas maneras fueron ―un chingo‖ como anota Félix Cortés las botas llevan relucientes espuelas que se clavan en las
Camarillo, reportero del periódico Ovaciones. carnes del caballo para obligarlo a emprender veloz carrera
Retomando la narración de ―El Norteño‖, la fuerza pu- en busca del enemigo para buscar la gloria o la muerte,
nitiva norteamericana, nunca pudo encontrar a Villa, por- porque según decía ―El Norteño‖: ―Las balas las disparan
que según algunas consejas Villa tenía el don de la ubicui- las carabinas que portan los hombres, pero es Dios el que
dad y podía encontrase al mismo tiempo, en Parral y en las reparte‖.
Ciudad Juárez, de ahí la segunda estrofa del corrido. Vuela mi imaginación y creo ver en lotananza a los
―El Rubio‖ tenía hondamente grabado en su memoria, el ―guachos‖, soldados federales, aguardando nerviosos y
encuentro de Villa y Zapata en la casa que después fue el expectantes a sus arrojados enemigos, los afamados solda-
hotel ―Reforma‖, en el centro de Xochimilco, donde firma- dos de la ―División del Norte‖. Oigo el sordo sonido de los
ron el ―Pacto de Xochimilco‖, donde se comprometían a máuseres al despedir sus mortíferas descargas; me ensorde-
unir las fuerzas revolucionarias del sur y el norte del país. ce el repiqueteo de las ametralladoras que a diestra y sinies-
A Villa lo recordaba como un hombre regordete de gran tra hieren o matan a quienes enfrente se pusieron; me aturde
el clamor de los cañones, que cejan vidas sin distingo algu- xico; asesinaron a Zapata en Anenecuilco, Morelos; Villa
no; pero ningún combatiente se arrenda ante el peligro, y fue acribillado a balazos en su rancho de Canutillo, en
todos luchan denodadamente, a veces sin saber lo que persi- Chihuahua; Venustiano Carranza fue ultimado cuando trata-
guen. ba de llegar a Veracruz y pernoctó en Tlaxcalaltongo, y a
De pronto, la tórrida batalla desaparece, solamente per- Obregón un fanático le quitó la vida cuando era el presiden-
sisten la montaña, la llanura y el intenso frío, y ahí, en lo te electo e iba a asumir la presidencia por segunda vez, en
alto, dominándolo todo, la egregia figura de un jinete que un banquete en la Bombilla, un restaurante ubicado en el
de pronto, parece cobrar vida. entonces pueblo de San Ángel, en Coyoacán.
De Zapata, decía ―El Rubio‖, que fue un buen jinete y Pero además, agregaba, a la muerte de estos destacados
excelente domador de caballos y que se había lanzado a la revolucionarios, se sumaron las de miles de muertos anóni-
lucha armada para restituirles las tierras a los campesinos, a mos, el más allá de un millón de muertos en batalla, los que
quienes los hacendados se las habían quitado, naciendo de sucumbieron por la peste que se desató por tanto muerto
ahí la frase de ―Tierra y Libertad‖, que se le atribuye al li- insepulto y los que fueron víctimas de la hambruna que se
cenciado Soto y Gama y al profesor Otilio Montaño, quienes generalizó en todo el país, porque, con la guerra intestina
se habían unido a la lucha armada que acaudillaba Zapata. que se desató entre los mexicanos, las cosechas de comesti-
La conseja popular maneja unas palabras que se le atri- bles, se malograron.
buyen a Zapata como ciertas: ―¡Hermanos campesinos, en De todas estas muertes se dolía, además de las desgra-
estos papeles está escrito el Plan de Ayala en donde las cias que pesaban sobre nuestra nación como producto de la
tierras que sembramos vuelven a ser nuestras y nada ni na- Revolución. Como cuando apareció una fuerte influenza,
die podrá quitárnoslas. El que lo firme se compromete a que dejó miles de muertos porque no había suficientes medi-
defenderlo con su propia vida, y yo, Emiliano Zapata, lo cinas para paliar sus mortíferos efectos. Se dijo a la pobla-
firmo primero!‖ ción que, como única alternativa, chupara un limón para
Puede o no ser cierto este pasaje de la vida revoluciona- contrarrestar, en lo posible, la fatal gripe, que de todas for-
ria, pero de lo que no puede dudarse es que Zapata murió mas causó gran mortandad. O cuando se soltó una peste que
defendiendo hasta lo último, lo que para él era lo más pre- dejaba muertos por racimos, tantos que los más pobres eran
ciado: ¡la tierra! enredados en un petate y sin más trámites eran arrojados a
Decía ―Don Pancho‖ que Zapata incursionaba por los una tumba común.
pueblos de Milpa Alta y Xochimilco con mucha frecuencia, Pero ni aún en estos momentos tan dramáticos, decía
y que a veces se enfrentaba a los carrancistas en los cerros ―Don Pancho‖, la población dejaba de hacer gala de su
cercanos a estos dos pueblos. humor negro, como siempre ha sido entre los mexicanos, y
Mucho le dolió la muerte de Zapata en Chinameca, a corría entre la gente esta versión:
manos del traidor Guajardo, quien le había fingido rendi- A un niño víctima de la peste lo iban a enterrar, pero aún
miento. Y me platicaba que Zapata había llegado a China- tenía vida y gemía con voz lastimera y apenas audible:―Papá
meca, rodeado de una reducida escolta formada con sus tole, papá tole‖ (atole) y el padre le contestaba: ―Que tole ni
mejores hombres montados todos en sus briosos caballos y que tole, cierra el boca que ai va el tierra‖.
armados ―hasta los dientes‖ y que, sin embargo, cuando Asimismo, me contó que cuando empezó la Revolución,
Zapata y su escolta habían apenas transpuesto el portal de la los directores de la escuela primaria donde estudiaban los
hacienda, fueron recibidos por una cerrada descarga de fu- niños de entonces, mandaron a traer a los padres de familia
silería disparada por los soldados federales que estaban y les dijeron básicamente:‖ Señores padres de familia, como
apostados en las azoteas de la hacienda, por lo que Zapata y es de todos ustedes sabido, la lucha armada ya empezó, y
sus hombres, no tuvieron ni la más mínima oportunidad de por lo tanto no queremos ni podemos comprometernos a
defenderse y cayeron abatidos por cientos de balas. cuidar por la seguridad de sus hijos mientras esta lucha dure,
Hace algunos años fui a parar fortuitamente a Anene- por lo que es mejor que se lleven a sus hijos a su casa, y
cuilco y el camino principal por donde transitaba me llevó a cuando las cosas se calmen los vuelven a mandar a la escue-
la que fue casa de Zapata. Está muy deteriorada por el paso la‖.
del tiempo y porque fue construida con ladrillos de adobe Por esta razón, presumo, muchos miles de niños, sobre
que no son muy resistentes a las inclemencias del tiempo; al todo los más pobres, nunca jamás volvieron a pisar una aula
ver tales ruinas sentí grima y me pregunté ¿por qué este escolar y la educación pública en nuestro país sufrió un
sitio está tan abandonado?, ¿será acaso porque la lucha de enorme retroceso, que pese a los esfuerzos que se han hecho
Zapata por la tierra fue inútil? ¿Y que a pesar de que su para paliar esta situación, aún no hemos logrado que la edu-
nombre y su figura siguen usándose como emblema de las cación básica llegue a todos los estratos sociales y no se
luchas sociales, carece de valor histórico? haya vencido totalmente el analfabetismo en nuestro país.
Recordaba mi ancestro que la Revolución había sido tan
cruenta, que todos los hombres importantes que la habían ini- Esto fue lo que mi padre me contó de la Revolución.
ciado estaban muertos antes de que la lucha armada terminara.
Así decía, mataron a Francisco I Madero y a su vicepre-
sidente Pino Suárez en la penitenciaría de la ciudad de Mé-
Mirando las miradas datos a comprender mejor a este personaje histórico? Los voy a
que te miran defraudar al decirles que todas estas interrogantes tendrán que
contestarlas ustedes, los lectores, después de leer el libro, y para
ello tendrán, por supuesto, que adquirirlo. Quiero destacar un
mérito inobjetable del autor de este libro: tener el valor de defen-
¿La verdad verdadera sobre Aureliano Urru- der a un personaje que, como dije, siempre ha estado, dentro de
tia?, por Arturo Texcahua. Los cien años del la historia de la Revolución Mexicana, entre los “malos”. Sin obje-
inicio de la Revolución inspiraron el año pasado ción, este libro forma parte de la revisión inconclusa de lo que
la revisión de sucesos, temas y personajes rela- fue, en nuestra historia, el principal acontecimiento político del
cionados con este periodo de nuestra historia. siglo XX. Esa es suficiente razón para considerarlo como lectura
Muchos de estos acercamientos aprovecharon obligada para quienes se han internado en el tema y se interesan
la oportunidad mediática que le ofreció el Go- por continuar su estudio. Y para quienes no lo conocen, les pro-
bierno con una campaña que igualmente busca- porcionará información, con detalles, de la vida del doctor Urrutia.
ba sacar raja de esta fecha para fortalecer el nacionalismo, la Teatro rescatado, por Arturo Texcahua. En
unidad y vender la marca MÉXICO, y de paso, y con bastante el marco de las actividades para festejar el
provecho, erigirse como el brillante poseedor de esa marca. El aniversario número cien del inicio de la Revo-
festejo terminó siendo un mediocre relumbrón en el que se invir- lución mexicana, Eugenia Revueltas compiló
tieron muchos millones de pesos. Algo de todo aquello quedó en siete piezas teatrales escritas a principios del
la memoria de los mexicanos. Volvimos a oír de Madero, de Ca- siglo XX, después del término del movimiento
rranza, de Obregón, de Villa, de Zapata, de Porfirio Díaz (y mu- armado, en un libro que lleva como título
cho), de Calles y de otros personajes que marcaron nuestro pre- Raíces anarquistas del teatro de la Revolu-
sente directa o indirectamente. Con una maniquea postura que ción Mexicana. Los textos reunidos son: Es-
tanto gusta a quienes reducen el comportamiento humano a lo clavos, de Carlos Barrera; Verdugos y vícti-
más simple, algunos de estos personajes figuran entre los bue- mas, de Ricardo Flores Magón; Masas, de
nos, mientras otros se les ubica, con cierta contundencia, entre Juan Bustillo Oro; Pánuco 137, de Mauricio Magdaleno; Justicia,
los malos. Este último caso es el que corresponde al doctor Aure- S.A., de Juan Bustillo Oro, Noche de estío, de Rodolfo Usigli y
liano Urrutia, xochimilca de nacimiento, político y funcionario Comedia sin solución, de Germán Cueto. La edición es del Sena-
público que sirvió a porfiristas, maderistas y a un traidor sin la do de la República y de la Secretaría de Cultura del Gobierno del
menor duda: Victoriano Huerta. Esto último puede verse como Distrito Federal. Eugenia Revueltas, eminente doctora universita-
una decisión equivocada, o, igualmente, como la consecuencia ria y parte de una familia que ha dejado huella en la cultura mexi-
lógica de sus lazos casi familiares con Victoriano Huerta, de cana, asegura que estas obras van de la esperanza al desenga-
quien era amigo, compadre y médico personal. De esta cercanía ño, y demuestran los lazos ideológicos de la Revolución con el
y de su participación como ministro de Gobernación del régimen anarquismo, ideología que tantos dolores de cabeza dio a mu-
huertista en una época en la que desapariciones y asesinatos chos gobiernos a finales del siglo XIX y en la primera mitad del
políticos eran el pan de cada día, se afianzarán enemigos y acu- siglo XX. Llama la atención encontrar en estos textos analogías,
saciones: la más conocida es aquella que atribuye a Urrutia haber situaciones y críticas que, no obstante las varias décadas trans-
participado activamente en el asesinato del senador Belisario curridas, siguen acomodándose a nuestra actualidad, y sirviendo,
Domínguez, incluso se le acusa de haberle cortado la lengua todavía con referentes que entendemos claramente, para subra-
utilizando sus grandes habilidades como cirujano, para congra- yar sus rezagos, sus vicios, sus desvíos. He aquí un par de ejem-
ciarse con su compadre. El libro de Sergio Cordero (El verdadero plos: “Los licenciados no somos más que parásitos, vivimos de lo
doctor Aureliano Urrutia, editado por Octavio Antonio Colmenares ajeno. Yo te aseguro que si las cosas estuvieran bien arregladas
y Vargas, México, 2010, 240 págs.) subraya y destaca aportacio- en el mundo, si no hubiera robos que proteger con la ley, saldría-
nes, logros, contribuciones y éxitos de Aureliano Urrutia. Conside- mos sobrando completamente”, dice el personaje Cesáreo Mora-
ra que eso lo define, que allí se encuentra El verdadero doctor les, secretario de un juez, en Justicia, S.A. “Lo que ocurre es que
Aureliano Urrutia. Ofrece datos basados, según explica, en la estoy cansado. Por más que vuelvo los ojos a todas partes, nada
revisión de diarios y revistas de la época. Niega que Aureliano encuentro que me aliente. No hay un solo partido de oposición
Urrutia haya participado en el asesinato de Belisario Domínguez y presentable, y estoy pensando en organizarlo yo mismo”, señala
en el de Serapio Rendón. Nos muestra el mejor lado del persona- un general en Noche de estío. Además de ofrecernos la oportuni-
je xochimilca y desdibuja al villano. ¿Sergio Cordero Espinosa dad de conocer materiales olvidados pero muy valiosos, este libro
aporta suficientes pruebas para sostener sus argumentos? tiene una afortunada y enriquecedora introducción de la propia
¿Realiza un análisis histórico objetivo, metódico y serio de la vida compiladora. Por todos lados es recomendable su lectura: la
y obra de Aureliano Urrutia? ¿Nos muestra la verdad —una cate- edición está bien cuidada y hecha con la calidad que permiten los
goría tan relativa y escurridiza—, la VERDAD VERDADERA, sin recursos públicos (y más los asignados al Senado, todos hemos
objeciones ni cuestionamientos? ¿Revisa las motivaciones perso- visto en los últimos tiempos con qué generosidad los gasta). Sólo
nales, profesionales, políticas, económicas, familiares y emocio- encuentro en este libro una objeción de peso: como nunca se
nales, de un hombre de ciencia que en plena madurez intelectual consideró venderlo y únicamente se distribuyó gratuitamente
(tenía 41 años cuando lo hizo) sirvió de manera estrecha a un entre senadores, diputados, funcionarios y algunas otras personas
gobernante ilegítimo, traidor y asesino? ¿Contribuye con nuevos
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