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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

FACULTAD DE EDUCACIÓN
LIC. HUMANIDADES Y LENG. CASTELLANA
LITERATURA LATINOAMERICANA
“Aura” de Carlos Fuentes

Por: Armando Ospina

Mayo 28 de 2011

PUNTICOS DEL “AURA”

SÍNTESIS

El texto cuenta la historia de Felipe Montero, joven historiador que, estando en un


café lee un anuncio en el periódico con el cual se ve atraído por el buen sueldo
que se ofrece. Después de ciertas dudas asiste al domicilio (Donceles 815). Llega
a una antigua casa en el viejo centro de la ciudad, y allí se entera de que es
requerido para un trabajo como secretario con el fin de organizar y rescribir las
memorias de un general francés que peleó y luchó en México, el general Llorente.
Cuando llega a la casa lo recibe en su cuarto una dama que, en sombras aparece
difusa y acompañada por un conejo llamado Saga; ella le explica el trabajo, y él
acepta ordenar los papeles del general Llorente por 4 mil pesos, recibiendo
instrucciones de la señora. Consuelo Llorente, viuda del general, y Aura, su
sobrina, viven en esa casa. Felipe se impresiona con la belleza de la sobrina y
decide quedarse. Allí en aquel desgastado y oscuro lugar comienzan a suceder
algunas cosas extrañas. Entre la “realidad y la fantasía”, Felipe vive un romance
con Aura y se convence de querer llevársela de allí. La anciana viuda parece
dominar a la sobrina, pero además ambas actúan de una forma parecida. Felipe
pierde el sentido de la realidad entre los sueños y la vida diurna.
DESARROLLO DEL TEMA

Como se pudo observar a lo largo del texto, Aura, obra de ficción, se encuentra
narrada en la segunda persona del singular del presente y del futuro. La voz
narradora es la de la un narrador omnisciente, ya que este lo sabe todo. Pero es
sobre tres aspectos de la obra a los que sólo quiero referirme de manera sucinta.

El primer aspecto es el referido hacia el tiempo futuro que la narración nos


presenta. Aquí quiero centrarme en la idea de la profetización que dicha técnica
arrastra consigo. Como es sabido, la conjugación de un verbo en su tiempo futuro
lo que primero denota tras su enunciación es lo porvenir, y al tiempo, la
anticipación verbal del acontecimiento del acto: “Yo viviré”, además de decirnos
acerca de una realidad pronta a venir, también nos refiere, en ese momento del
acto de habla, una especie de profecía parecida a la que antaño hacían los brujos,
hechiceros, pitonisas, magos, etc., para mostrar a los hombres que los
consultaban lo que había de ser. Por eso cuando en el texto leemos “Vivirás ese
día, idéntico a los demás y no volverás a recordarlo sino al día siguiente, cuando
te sientes de nuevo en la mesa del cafetín” (pág. 13), “Lograrás verla cuando des
la espalda” (pág. 15), “levantarás los ojos, que habías mantenido bajos” (pág.17),
lo que allí se percibe es esta actitud premonitoria del texto.

El segundo aspecto es el del medio ambiente como elemento que en la historia


resalta todo el tiempo. Este medio ambiente lo percibimos por la referencia
constante al olor: en aquella casa siempre huele a humedad, a viejo, a musgo, a
raíces podridas, a encierro, etc., lo cual reafirma el posible abandono de la casa o
el descuido y la penumbra en la que se encuentra: “El olor de la humedad, de las
plantas podridas te envolverá mientras marcas tus pasos”, “Tocas esa puerta que
huele a pino viejo y húmedo” (pág.15), “Puedes oler el musgo, la humedad de las
plantas”. Y al tiempo que estas referencias directas al olfato se nos presentan,
ellas actúan como luces que nos permiten visibilizar el interior de la oscura casa,
ya que por medio de éstos es como nos podemos dar cuenta de la existencia de
muebles, patios, recamarás, etc. Y estos mimos índices parecen darle a la obra un
soporte al tono realista que la obra adopta.

Por último, el aspecto del manejo del color verde dentro del texto el cual se
presenta con dos denotaciones. El verde en el vestido de Aura, el verde de sus
ojos, de las cortinas de terciopelo, que adquiere una especie de llamado a la vida,
a las plantas, al bosque y sobre todo a la juventud; un llamado que contrasta con
la ausencia de juventud física de Consuelo Llorente. “Aura vestida de verde, con
esa bata tafeta” “Los ojos verdes de consuelo”. El verde aquí, me inclino a pensar
esto, simboliza el amor joven de Consuelo a su marido, un amor que se mantiene
vivo a pesar del daño del tiempo y es representativo para poder comprender que
Aura y Consuelo son la misma cuando Felipe ve las fotos. “La señora Consuelo
tendrá hoy ciento nueve años (...) siempre vestida de verde. Siempre hermosa,
incluso dentro de cien años”. Ahora bien, al ser utilizado el elemento verde con
tanta frecuencia creo que sirve para apoyar y reforzar la idea de la juventud y del
amor de Consuelo representado en Aura, y que al tiempo sirve para apoyar la idea
de esa dualidad que se da entre ambas, la idea de una Consuelo que alguna vez
fue hermosa, joven, atractiva, una Consuelo que no pudo tener hijos y que
engendra un ser que es parte de su vida, y parte de ella.

REFLEXIÓN PEDAGÓGICA

Al parecer, cuando uno se pone ante el dilema de incluir o no incluir ciertas obras
literarias al corpus de trabajo pedagógico y didáctico, en el caso de optar por la
línea de enseñanza con objetos estéticos, lo que primero que se nos plantea es la
definición de algunos criterios, surgidos desde la subjetividad, estéticos,
axiológicos, formativos, etc., para la escogencia de las obras que pasarían a
conformar el catálogo de trabajo. Algunas obras seguramente, por las
características de sus cualidades, son susceptibles de entrar y salir
alternativamente de ese corpus de acuerdo a las intenciones pedagógicas del
docente que las manipula y las utiliza. Aquí la didáctica asume una pragmática
literaria como su modus operandi para la resolución del objeto pedagógico del
aprendizaje; diferente al caso de la didáctica de la literatura que busca la
formación de las competencias literarias para una mejor comprensión,
interpretación y sensibilización de las obras de literatura que en el aula de clase se
abordan. Así, en el caso de Aura de Carlos Fuentes, yo la colocaría en la primera
opción, es decir, en el cuerpo de los textos que me permiten operar con ellos para
resolver algunos temas como por ejemplo, la exposición del manejo de los tiempos
verbales de presente, futuro, pasado en su conjugación práctica en la cotidianidad
de nuestras vidas normales y silvestres como se dice. Ese texto de Aura, así como
el Ulises de Joyce aunque más complejo, da pie para este tipo de reflexión y
adecuación en el aula de clase. Por ese motivo, sin demeritar sus otras potencias
como hecho artístico, es factible de inclusión por parte mía en el salón de clases.

BIBLIOGRAFÍA

• Carlos Fuentes, El mal del tiempo volumen I, Alfaguara, México 1994.

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