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LA EUTANASIA

Pregunta Problema

¿Qué criterios o aspectos morales permiten que sea valido el hecho de que una
persona ayude a otra a morir?

Tesis

El derecho a la vida constituye el mas básico y primordial de todos los derechos,


esto es mas que lógico, por esta razón es que en la mayoría de las culturas, si no
en todas, el homicidio o el privar de la vida a alguien va en contra de cualquier
moral, dicho de otro modo quitar la vida a otro constituye un comportamiento que
va en contra de lo que la sociedad considera el bien. Pero cuando la vida se ha
convertido en un constante sufrimiento a causa de las condiciones en que se
encuentra la salud y al tender esta a deteriorarse aun mas o al no tener la mas
mínima esperanza de recobrar su buen estado seria mas una obra de caridad que
un acto de violencia permitir a la persona que se encuentre en tal estado
descansar de el otorgándole una muerte digna y ante todo sin dolor, y mucho mas
cuando la misma persona expresa su deseo por morir.
O expresado en las palabras de tres premios Nobel:
“Nosotros, los suscritos, nos declaramos, por razones de carácter ético, partidarios
de la eutanasia. Apelamos a la opinión pública ilustrada a fin de que supere el tabú
tradicional y se comprometa con una actitud compasiva con respecto a los
sufrimientos inútiles en el instante de la muerte. Es cruel y bárbaro exigir que se
mantenga con vida a una persona en contra de su voluntad, negándole la
liberación que anhela, dulce, fácilmente, cuando su vida ha perdido ya toda
dignidad, belleza, significado, perspectivas de futuro“.1
El aspecto que predomina a la hora de tomar la decisión de ayudar a otra persona
a morir dignamente es el sentimiento de compasión, como lo expresan las
opiniones anteriormente vistas. Como se enuncia, los detractores de la eutanasia
se apoyan en múltiples argumentos pero al parecer no se detienen a pensar en los
sentimientos de la persona directamente afectada, en la humillación que siente al
encontrarse en tal estado. Aquí es posible evidenciar la ausencia de cualquier
sentimiento de compasión hacia tal persona. Someter a una persona a un
sufrimiento como el que producen distintas enfermedades va en contra de toda
moral.

1
Monod, Pauling y Thompson, en “Le Monde”, Enero 12 de 1973.
Argumentación

• “Los médicos, y únicamente los médicos están en capacidad de determinar


si para un enfermo ha llegado el momento de morir, porque solo ellos
disponen de conocimientos tales que les permiten un preciso diagnostico
clínico. No podemos dejar una decisión de esta naturaleza ni a los
sacerdotes, ni a los juristas, y mucho menos a los familiares. No podemos
ni debemos pedir al paciente que elija el momento de su muerte: eso seria
inhumano. Corresponde a nosotros y solo a nosotros, los médicos, definir si
ha llegado ya el momento de poner fin a sus sufrimientos.”2 Existe un gran
problema con la eutanasia, que consiste en averiguar las razones de fondo
por las que personas diferentes al paciente directamente afectado solicitan
al Estado el permiso para realizar esta práctica. Obviamente la ultima
decisión debe ser del medico pero únicamente ante la solicitud expresa del
enfermo. Una de estas razones radica en la existencia de algún bien
económico, como una herencia. En este sentido la pronta muerte del
enfermo podría traer beneficios para algún familiar o persona cercana. En
cuanto a la iglesia católica, su postura ha sido siempre muy clara, con
algunas muy pocas excepciones, consideran que esta práctica es prohibida
argumentando que solo Dios puede quitar la vida. Reiterando lo dicho
anteriormente, esta practica debe ser realizada por petición del enfermo sin
que se le halla consultado antes, es decir por su propia decisión.

• “Ya dije que se esmeran en la atención a los enfermos. No escatiman nada


que pueda contribuir a su curación, trátese de medicinas o alimentos.
Consuelan a los enfermos incurables, visitándolos con frecuencia,
charlando con ellos, prestándoles, en fin, toda clase de cuidados. Pero
cuando a estos males incurables se añaden sufrimientos atroces, entonces
los magistrados y los sacerdotes se presentan al paciente para exhortarle.
Tratan de hacerle ver que esta ya privado de los bienes y funciones vitales;
que esta sobreviviendo a su propia muerte; que es una carga para si mismo
y para los demás. Es inútil, por tanto, obstinarse en dejarse devorar por
mas tiempo por el mal y la infección que le corroen. Y, puesto que la vida es
un puro tormento, no debe dudar en aceptar la muerte. Armado de
esperanza, debe abandonar esta vida cruel como se huye de una prisión o
del suplicio. Que no dude, en fin, liberarse a si mismo o permitir que le
liberen los otros. Sera una muestra de sabiduría seguir estos consejos, ya
que la muerte no le apartara de las dulzuras de la vida sino del suplicio.
Siguiendo los consejos de los sacerdotes, como interpretes de la divinidad,
realizan incluso una obra piadosa y santa. Los que se dejan convencer
ponen fin a sus días, dejando de comer. O se les da un soporífero,
muriendo sin darse cuenta de ello. Pero no eliminan a nadie contra su
2
NIZZA, Barnard, 1984; citado por C. Fiore, Eutanasia la “dolce morte”, LDC, Leumann, 1988, p. 5.
voluntad, ni por ello le privan de los cuidados que le venían dispensando.
Este tipo de muerte se considera algo honorable.” 3 En este apartado se
confirma que si toda persona tiene derecho a tener una vida digna debe
tener también el derecho a tener una muerte digna. En circunstancias
normales el amor a la vida y el deseo de vivir son algo común en cualquier
persona, pero en lo que se denomina una situación eutanásica el único
interés del paciente es el de no seguir con vida, ya que esto ya no se
considera como una circunstancia normal. En este contexto aquel que
“mata” o deja morir no esta dañando sino beneficiando al enfermo.

• “Con respecto a la reanimación, pueden presentarse situaciones diversas.


Si se llega a comprobar que ha tenido lugar la muerte clínica (muerte
irreversible de la corteza cerebral), no tiene sentido mantener la vida
puramente vegetativa. Aun cuando no pueda comprobarse la existencia de
la muerte clínica, se dan situaciones en las que la reanimación lo único que
puede lograr es la prolongación de una vitalidad parcial, a veces reducida a
reflejos casi exclusivamente vegetativos. En tales situaciones no es inmoral,
y a veces será recomendable (atendiendo a razones económicas,
familiares, psicológicas, etcétera), suspender el tratamiento distanasico.”4
Es muy extraño escuchar casos de pacientes que hayan despertado de un
estado vegetativo y hayan continuado llevando una vida normal, la razón es
que es muy poco probable que esto suceda. Se presentan casos de
personas que despiertan durante un corto periodo de tiempo y luego
vuelven al estado vegetativo, pero aun estos casos son muy raros.
Entonces no tiene sentido mantener a una persona en este estado durante
años guardando esperanzas y no darle por fin el descanso que muy
seguramente estará añorando. Los cuidados paliativos constituyen un tipo
de tratamiento especial hacia el enfermo, en donde lo que se busca es que
con una combinación de medicamentos y alimentos especiales se logre
posponer la muerte eliminando los sufrimientos de la agonía. Esta solución
funciona en los casos de pacientes que se han diagnosticado como
terminales y cuya muerte es de una u otra forma inevitable, pero lo que
pasa en le caso de aquellas personas que se ven postradas a una cama
durante el resto de sus vidas y consideran esto como una forma de vida
indigna es diferente, estos cuidados son inútiles y la mejor solución puede
llegar a ser la eutanasia.

• “Cuando el Estado no permite la eutanasia impone un sufrimiento a las


personas que piden morir, lo cual no se justifica, pues la elección de la
muerte no es una cuestión que interese al Estado y debe ser
exclusivamente el ciudadano quien decida si prefiere vivir como enfermo
terminal o morir dignamente. El autor refuta el argumento según el cual

3
MORO, Tomas, Utopía, traducción de Pedro R. Santidrian, Madrid. 3ª ed., 1987, pp. 161-162.
4
VIDAL, Marciano, Bioética – Estudios de bioética racional. Madrid, 1998. p 81.
corresponde al Estado preservar la vida humana porque le interesa evitar el
daño que causa la eutanasia. Señala que hay una gran confusión sobre lo
que significa el daño, pues muchos enfermos terminales consideran un
daño continuar sufriendo y otras personas piensan que también es un daño
sobrevivir como vegetal.”5 Se evidencia una vez más la falta de compasión
por parte del Estado al no dejar al enfermo escoger su propio destino. La
compasión constituye un argumento muy fuerte en relación con el
sufrimiento experimentado por el enfermo y a que no se toma en cuenta lo
que puede estar sintiendo la persona en cuestión y por lo tanto se le esta
condenando a navegar en una realidad a la cual en muchas ocasiones este
individuo no sabe si realmente quiere o no enfrentarse; es por esto, que la
eutanasia se debería aplicar de una forma libre para las personas que
quieran tomarla como último camino para salir del sufrimiento que los tiene
amarrados y no depender de muchos soportes que no garantizan que
pueda haber una plena recuperación hacia el futuro.

Conclusión

La eutanasia es un derecho que deberían tener todas las personas


convalecientes, ya que no se puede obligar a nadie a estar indefinidamente
conectado a gran cantidad de dispositivos que a la larga no garantizan que la
persona se recupere. Su legalización debería ser permitida dado que se debe
tener en cuenta el sufrimiento de estas personas, pero siempre bajo una estricta
vigilancia y control para que su función sea la adecuada y nunca para traer
beneficios a terceros.

5
ALVAREZ, Asunción, Práctica y ética de la eutanasia. México, 2005. p 218.

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