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El agua constituye una proporción importante del peso de un individuo: cerca del 60% del
peso de un adulto y del 70% en niños. En la mujer adulta esta proporción es más baja que en el
hombre (cerca del 50%), en relación con su mayor cantidad de tejido adiposo, ya que la grasa
contiene poca agua.
El agua está distribuida en diferentes compartimentos: 2/3 del total se ubican en el espacio
intracelular (líquido intracelular o LIC)y 1/3 en el espacio extracelular (líquido extracelular o
LEC), el cual a su vez tiene un componente intersticial mayoritario y otro intravascular (Figura 7-
1). En el volumen extracelular se incluyen también otros espacios, tales como secreciones
digestivas, líquido cefaloraquídeo, líquido sinovial, ocular y agua extracelular del tejido conectivo
denso y hueso, los que por su pequeño volumen no modifican sustancialmente estas proporciones.
7.1.1 Osmosis.
La presión osmótica deriva del número de partículas por unidad de volumen de solvente y
su unidad de medida es el osmol. La osmolalidad de una solución se relaciona con el número de
osmoles de soluto por Kg de agua. La osmolaridad, en cambio, mide el número de osmoles por
litro de solución. Debido a que el agua ocupa el 93% del volumen plasmático, en la práctica la
diferencia entre osmolalidad y osmolaridad es despreciable.
Dos fórmulas simplificadas para estimar la osmolaridad plasmática, son las siguientes:
2) Osmolaridad = (Na⋅2) + 10
De acuerdo a las fórmula descritas, la partícula más importante es el sodio, por lo cual
conociendo sus variaciones, se puede estimar los cambios en la osmolaridad del LEC. Las proteínas
del plasma contribuyen muy poco a la osmolaridad total (alrededor de1,0 mOsm/L). Sin embargo,
como se verá más adelante, esta pequeña cifra es muy importante en el intercambio de agua a nivel
capilar. Esto se debe a que, por su gran tamaño, las proteínas no difunden fácilmente a través de
membranas semipermeables, por lo cual, ellas establecen una diferencia de concentración entre los
compartimentos, es decir, son osmoles efectivos.
A pesar de su composición lipídica, las membranas celulares son muy permeables al agua.
Sin embargo, sus potentes mecanismos de transporte mantienen notables diferencias de
composición entre el LIC y el LEC, pese a que la osmolaridad es similar en ambos compartimentos.
En el LIC existe una mayor concentración de aniones no difusibles, siendo sus osmoles
principales el potasio, el magnesio y las proteínas. En el LEC, en cambio, el catión más
importante es el sodio. Esta desigualdad de concentración entre LIC y el LEC se debe a la acción
de la bomba Na-K/ATPasa, que consume altas cantidades de energía para mantener constante el
medio interno. El volumen y la osmolalidad de los diferentes compartimentos puede variar en
forma independiente según la situación clínica, como puede verse en los siguientes ejemplos:
-Si en un estado de equilibrio, con osmolaridad de LIC y LEC igual a 280 mOsm/L, se
infunden por vía endovenosa (E.V.), 2 litros de suero fisiológico (NaCl 0,9%, alrededor de 282
mOsm/l), el volumen del LEC aumenta. Sin embargo, dado que no hay cambios en la osmolaridad,
no se produce desplazamiento de agua a través de la membrana celular y la concentración de sodio
plasmático (natremia, o Na en la sangre) se mantiene constante. Por lo tanto, en esta situación
existe un aumento del LEC sin cambios en el volumen del LIC.
-Finalmente, si se ingiere 25 g de NaCl (427 mEq) por vía oral, se produce un aumento de
la concentración de sodio en el LEC (hipertonía o hipernatremia), por lo que sale agua desde el
LIC, lo que reduce el volumen de éste en la misma proporción que aumenta el del LEC.
Nótese como en los 3 ejemplos el LEC se expande, sea junto a un aumento del agua
corporal total, del sodio total o de una combinación de ambos. Sin embargo, la concentración de
sodio en un caso se mantiene, en otro baja y en el último se eleva. En consecuencia, la natremia
(cantidad de sodio medida en una muestra de sangre, representativa del LEC) sólo refleja la
relación entre el sodio y el agua plasmáticos; nada dice sobre el sodio y el agua corporal total.
A nivel capilar, el movimiento del agua depende de dos fuerzas: la presión osmótica (ya
discutida) y la presión hidrostática. Esta última, es la presión de la sangre dentro del capilar y
deriva de la fuerza contráctil del corazón, tendiendo a desplazar agua desde el capilar al intersticio.
Estos compartimentos están separados por el endotelio capilar, que los mantiene en
equilibrio. Dado que la concentración de electrólitos de tamaño molecular pequeño es similar a
ambos lados de la membrana, la principal diferencia en la composición de ambos espacios radica en
la mayor concentración de proteínas en el intravascular. Estas son por lo general aniónicas y su
gran tamaño las constituye como partículas no difusibles, debido a estas dos características ejercen
los siguientes efectos:
-Por una parte, actúan como osmoles efectivos (presión coloido-osmótica del plasma),
-Mientras que por su carga eléctrica, mantienen una distribución desigual de iones a ambos lados de
la membrana.
Fuerzas de Starling:
En 1896, el fisiólogo inglés Ernest Starling describió las fuerzas que operan a través del
endotelio capilar. En el extremo arteriolar, la presión hidrostática supera a la presión oncótica, por
lo que el agua, los electrólitos y los nutrientes difunden al intersticio y a las células. En el extremo
venoso, en cambio, la presión hidrostática ha disminuido por la resistencia que opone la parte
arteriolar del capilar, motivo por el cual predomina la presión oncótica de las proteínas, que han
quedado más concentradas por la salida de agua, lo que determina que el proceso se invierta,
entrando agua al espacio intravascular. En el intersticio también existe presión hidrostática y
coloido-osmótica, las que son pequeñas y aproximadamente iguales, por lo que se anulan entre sí.
La cantidad de fluido que sale en el lado arterial es mayor que la que entra en el venoso. La -
diferencia es drenada por los vasos linfáticos que, dentro de ciertos límites, impiden la acumulación
de líquido en el espacio intersticial (Fig. 7-2).
Edema: Fisiopa
INTERTICIO
Figura 7-2: Fuerzas de Starling. Para explicaciones véase el texto
7.2 Regulación del volumen y de la osmolalidad
Las células animales son sensibles a los cambios de osmolaridad del LEC. Si se les ubica en
un medio extremadamente hipotónico, se expanden hasta su ruptura, al entrarles agua para
equilibrar las concentraciones dentro y fuera de la célula. Por el contrario, en un medio muy
hipertónico pierden agua hasta el colapso. Sus membranas no poseen bombas para expulsar o
introducir directamente el agua, por lo que no pueden independizarse de la osmolaridad del medio
externo.
Las neuronas, son particularmente vulnerables a estos cambios, pues se ubican en un
espacio rígido, que no tolera la expansión de su volumen, por lo que si se produce edema cerebral,
éste provoca graves consecuencias.
El sodio es el electrólito más abundante del LEC y el principal soluto capaz de atraer agua
a este espacio. De esto se deduce que la regulación del VCE está íntimamente ligada al balance
corporal de sodio: las sobrecargas de sodio lo expanden y las pérdidas lo reducen.
El balance del sodio depende del equilibrio entre su ingesta y excreción. La información
sobre el control del apetito por la sal es aún escasa. En cambio, se sabe bastante más sobre los
mecanismos que regulan su excreción, la que es controlada finamente por el riñón.
La reducción de la ingesta de sodio provoca la siguiente secuencia:
(1) Inicialmente el balance de sodio es negativo, lo que disminuye el volumen del LEC. Cuando el
volumen se reduce lo suficiente, (2) se estimula el eje renina-angiotensina-aldosterona, lo que
determina (3) disminución de la excreción urinaria de Na, por la acción de la aldosterona, por lo
que se equilibra la excreción con la ingesta. Es así que los sujetos normales se pueden adaptar a
dietas con mínimo contenido de sodio sin presentar alteraciones significativas del equilibrio
hidroelectrolítico.
En cambio, si un sujeto sano aumenta bruscamente la ingesta de sodio, por ejemplo de 10
a 150 mEq/día, la mitad de este incremento (70 mEq), se elimina por la orina en las 24 horas
siguientes, debido a que:
La (1) expansión del volumen del LEC induce una (2) frenación del eje renina-angiotensina-
aldosterona. El resto se retiene, elevando el sodio corporal total y también la osmolaridad del LEC.
Por lo tanto, (3) sale agua del LIC al LEC, lo que (4) aumenta la tonicidad del primero, (5)
estimulándose la liberación de vasopresina (ADH) y la (6) sed. Esto provoca (7) retención de agua
y (8) normalización de la osmolaridad con aumento del volumen circulante y del peso corporal. En
los días siguientes (9) suben progresivamente la excreción de sodio y de agua, por lo que al 4° o 5°
día (10) se normaliza la volemia y la excreción se iguala con la ingesta.
De lo anteriormente expuesto se puede concluir que la relación sodio-volumen es estrecha
y recíproca: los cambios del volumen circulante constituyen la señal que permite al riñón variar la
excreción de sodio de acuerdo a la fluctuaciones de la ingesta. Estos cambios son percibidos por
receptores de distensión, ubicados en las aurículas, los grandes vasos , el arco aórtico, el seno
carotídeo y las arteriolas aferentes de la circulación renal.
Los efectores que mantienen el equilibrio, combinan acciones a nivel sistémico y renal. Las
catecolaminas (adrenalina y moléculas similares), la angiotensina II, la aldosterona y el
aumento de la presión coloido-osmótica en los capilares peritubulares aumentan la reabsorción
tubular de sodio y, por lo tanto, reducen la natriuresis.
Tienen el efecto opuesto el aumento de la presión hidrostática en los capilares
peritubulares y las hormonas natriuréticas. Estas últimas son un grupo heterogéneo de moléculas
que actúan aumentando la filtración glomerular o reduciendo la reabsorción tubular de sodio, entre
las que se cuentan atriopeptina o péptido natriurético auricular (la sigla es ANP, del inglés Atrial
natriuretic peptide), inhibidores de la sodio/potasio ATPasa, kalicreína, algunas
prostaglandinas y el últimamente descubierto péptido natriurético cerebral (la sigla es BNP, del
inglés brain natriuretic peptide. Estos mecanismos actúan notablemente integrados y se afectan en
gradovariable en distintas enfermedades.
7.5 Osmolaridad.
Normalmente existe un equilibrio muy fino entre los ingresos y las pérdidas de agua. Este
balance se puede esquematizar en la ecuación mostrada en la Fig. 7-3.
7.8.1 Hipovolemia.
Se define como edema el aumento del componente extravascular del líquido extracelular.
Este suele manifestarse por un aumento de volumen de las zonas más bajas o dependientes, tales
como las extremidades inferiores, si el enfermo deambula o la región lumbosacra, si el paciente
permanece en cama. También tiende a producirse en la región periorbitaria, donde el tejido
intersticial es más laxo, lo que permite una mayor acumulación de líquido. En cambio, el edema
que se produce por aumento de permeabilidad vascular, en los procesos inflamatorios, queda
localizado en el sitio donde estos ocurren. Una forma particular de edema se observa en las
cavidades serosas, como pleura, peritoneo, articulaciones, etc., donde el líquido se encuentra libre
dentro de la cavidad, constituyendo un derrame pleural, una ascitis o una hidrartrosis,
respectivamente.
En los casos en que los factores que producen edema son muy intensos, la salida de líquido
al intersticio puede ser generalizada, comprometiendo la mayor parte de la piel y produciendo
derrames en la mayoría de las cavidades serosas. Esta situación se denomina anasarca y se observa
en casos con insuficiencia cardíaca derecha grave, síndrome nefrótico, cirrosis hepática, etc.
El edema se produce:
a) Si existe un desequilibrio en las presiones que promueva una mayor salida de líquido.
b) Si hay un aumento de la permeabilidad capilar que permita una mayor salida, aún con
presiones normales.
c) Por bloqueo de los vasos linfáticos, lo que hace posible la acumulación de líquido,
aunque la salida sea normal (linfedema).
• Edema inflamatorio.
Durante la inflamación se produce un aumento local del número de células inflamatorias, tales
como polimorfonucleares, monocitos y linfocitos, las que producen mediadores químicos capaces
de causar:
a) Vasodilatación, que aumenta el flujo de sangre hacia el sitio inflamado.
b) Aumento de la permeabilidad vascular, que facilita la salida de líquido y células al
intersticio.
El edema inflamatorio es generalmente localizado, duro y acompañado de otros signos, como
rubor, calor, dolor y compromiso funcional. Debido al aumento de permeabilidad, la concentración
de proteínas en el edema inflamatorio es mayor que la que se observa con otros mecanismos. Esto
es posible de estudiar en los líquidos de cavidades serosas, donde los líquidos inflamatorios con
alto contenido de proteínas se denominan exudados, mientras que los causados por los otros
mecanismos, con bajo contenido proteico, se llaman transudados.
• Linfedema.
Es poco frecuente y se produce por obstrucción de los vasos linfáticos por: alteraciones
congénitas en su formación, por lesiones traumáticas, inflamatorias o por obstrucción por células
neoplásicas. Lo más frecuente es el linfedema debido a resecciones quirúrgicas de ganglios, en
cáncer de mama por ejemplo.
Las bases del tratamiento incluyen una dieta pobre en sodio, el empleo de diuréticos y el
tratamiento de la enfermedad original. En la insuficiencia renal grave puede ser necesaria la
ayuda de ultrafiltración o hemodiálisis, ya que el riñón en estas condiciones no es capaz de eliminar
el agua y la sal a la velocidad requerida.
El edema puede constituir una emergencia clínica: ejemplos a este respecto son el edema
pulmonar agudo o la ascitis de gran magnitud, que dificulta la ventilación pulmonar. Sin embargo,
en la mayoría de los estados edematosos el tratamiento debe ser gradual, evitando desequilibrios
electrolíticos o una depleción de volumen exagerada.
(2) Hipernatremia.
(3) Poliuria.
Dado que la poliuria es frecuente y que no es raro encontrarla asociada con hipernatremia,
nos referiremos a continuación a sus principales mecanismos. Se la define, arbitrariamente, como
un volumen de orina superior a 3000 mL/día. Algunas son la consecuencia de una ingesta
exagerada de líquido (polidipsia psicógena) y otras, en cambio, son primariamente debidas a un
defecto de concentración renal.
Fisiopatológicamente, se las separa en osmóticas y acuosas. La poliuria osmótica es
generalmente secundaria a la excreción exagerada de un soluto que arrastra agua, tal como la
glucosa, el sodio, la urea o el manitol. La poliuria acuosa, en cambio, es provocada por diabetes
insípida central o nefrogénica o por una polidipsia psicógena.
7.11 ALTERACIONES DEL METABOLISMO DEL POTASIO.
(1) Hipokalemia.
(2) Hiperkalemia.