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El teatro

Definición
El término teatro procede del griego theatrón, que significa “lugar para
contemplar”. El teatro es una rama del arte escénico relacionada con la actuación,
donde se representan historias frente a la audiencia. Este arte combina discurso,
gestos, sonidos, música y escenografía. Por otra parte, el teatro es también el género
literario que comprende las obras concebidas en un escenario y el edificio donde se
representan las piezas teatrales. Los orígenes históricos del teatro aparecen con la
relacionados con la caza y con la recolección agrícola, que desembocaron en
ceremonias dramáticas a través de las cuales se rendía culto a los dioses y se
manifestaban los principios espirituales de la comunidad. En el Antiguo Egipto (a
mediados del segundo milenio antes de Cristo), por ejemplo, solían representarse
dramas con la muerte y la resurrección en Osiris. Por esa época comenzaron a
utilizarse las máscaras y las dramatizaciones con ellas.
Aunque el teatro se concibe como un todo orgánico e indisoluble, existen tres
elementos básicos que pueden distinguirse: el texto (la pieza esencial del teatro
occidental), la direcciónactuación (el proceso a través del cual el intérprete se pone en
la piel de su personaje). La escenografía (los decorados), el vestuario y el maquillaje
son otras dimensiones que componen una pieza teatral.
Cabe destacar que quienes escriben obras de teatro son conocidos como dramaturgos,
aunque la definición específica del término hace referencia al escritor de dramas o de
teatro dramático. Los estudiosos afirman que la dramaturgia es una evolución de la
tradición oral antigua.
El Día del Teatro se celebra el 27 de marzo.

Tipos

Teatro clásico
El término teatro clásico puede hacer referencia a dos elementos distintos. Por
un lado, muchas veces se utiliza para referirse al teatro de la antigüedad clásica, o lo
que es lo mismo, al teatro grecolatino. Otras veces, de una forma más restrictiva, se
utiliza para hacer referencia al teatro de la etapa clásica griega, y más concretamente,
al teatro de la Atenas clásica, o “el siglo de Pericles”.

El kabuki
Es una forma de teatro japonés tradicional que se caracteriza por su drama
estilizado y el uso de maquillajes elaborados en los actores.
Los caracteres kanji individuales, leídos de izquierda a derecha, significan cantar
( 歌 ka), bailar ( 舞 bu), y habilidad ( 伎 ki). Frecuentemente se traduce kabuki como "el
arte de cantar y bailar". Existen sin embargo, caracteres ateji que no reflejan la
etimología actual, y que la palabra kabuki se cree que en realidad está derivada del
verbo kabuku, que significa "inclinarse", o "estar fuera de lo ordinario", de modo que el
significado de kabuki puede ser interpretado también como teatro "experimental" o
"extraño".
El Bunraku
Es el nombre genérico por el que es conocido el teatro de marionetas japonés
Ningyō jōruri, 'Ningyō jōruri'?) (marionetas e historias contadas). Se caracteriza por la
unión de tres artes escénicas distintas, las marionetas (ningyō), la recitación (jōruri) a
cargo del recitador (tayū) y la música del shamisen.
El teatro de marionetas Ningyo Johruri Bunraku fue originalmente proclamado en
2003 e inscrito en 2008 en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de
la Humanidad de la Unesco.[1]

EL teatro de sombras

El teatro de sombras es una de las más antiguas , exquisitas y populares formas de


teatro en el mundo principalmente en China, India, Tailandia, Malasia, Indonesia,
Irán, Turquía, Arabia y Egipto.

En China , este arte milenario que viene de 1000 años atrás, lo llaman La Casa
de la Comedia de Sombras y se caracteriza por tener unas imágenes preciosas y
técnicas impecables. El teatro de sombras se divide en el que trabaja con títeres
de mano, el que lo hace con títeres de papel y finalmente de cuero. Integra la
pintura, escultura, música, canto y representación. A las funciones asisten desde
campesinos hasta grandes hombres de letras. Los temas se relacionan
directamente con la vida, las costumbres y creencias de los campesinos chinos.
Es por esto que el teatro de sombras se convierte en un componente importante
de la cultura tradicional china.

EL teatro Nō
Se trata de un drama lírico japonés que tuvo su apogeo en el siglo XVII, época
en que datan los primeros textos impresos, atribuidos a Kwanami y a su hijo Zeami
(ambos de comienzos del siglo XIV). El Nō procede de las danzas rituales de los
templos, de las danzas populares, de los escritos budistas y de la poesía, mitología y
leyendas populares japonesas y chinas. En oposición al teatro Kabuki, es un drama
aristocrático que sigue teniendo su público en la actualidad y se representa en un
cuadrilátero elevado y rodeado por dos lados de público. En uno de sus lados hay un
balcón con un coro de diez cantantes y en el fondo un estrado para cuatro músicos. No
hay telón de fondo y los decorados se reducen a cuatro postes con un tejado para
representar un palacio, un templo o cualquier otro lugar. Hay dos actores principales
acompañados en algunas escenas, vestidos con gran riqueza.
El teatro isabelino
Es una denominación que se refiere a las obras dramáticas escritas e
interpretadas durante el reinado de Isabel I de Inglaterra (reina desde 1558 hasta 1603),
y se asocia tradicionalmente a la figura de William Shakespeare (1564-1616).
En realidad los estudiosos extienden generalmente la era isabelina hasta incluir
el reinado de Jacobo I († 1625), hablándose entonces de "teatro jacobino", e incluso
más allá, incluyendo el de su sucesor, Carlos I, hasta la clausura de los teatros en el
año 1642 a causa de la llegada de la Guerra civil ("teatro carolino"). El hecho de que se
prolongue más allá del reinado de Isabel I hace que el drama escrito entre la Reforma y
la clausura de los teatros en 1642 se denomine Teatro renacentista inglés.
Teatro del absurdo
El teatro absurdo abarca un conjunto de obras escritas por ciertos dramaturgos
estadounidenses y europeos durante las décadas de 1940, 1950 y 1960 y, en general,
el que surgió a partir de la obra de aquellos. Se caracteriza por tramas que parecen
carecer de significado, diálogos repetitivos y falta de secuencia dramática que a
menudo crean una atmósfera onírica. El teatro del absurdo tiene fuertes rasgos
existencialistas y cuestiona la sociedad y al hombre. A través del humor y la mitificación
escondían una actitud muy exigente hacia su arte. La incoherencia, el disparate y lo
ilógico son también rasgos muy representativos de estas obras.
El teatro físico
Se conoce como una rama del llamado teatro contemporáneo, en el cual destaca
el lenguaje físico como principal motor de la dramaturgia del espectáculo teatral, por
sobre el texto y la narratividad, predominantes en el teatro tradicional de occidente.
A pesar de esto, su origen está arraigado en la Antigüedad, donde los ritos
teatrales de oriente y occidente lograban la transformación del cuerpo cotidiano, en
cuerpo escénico no cotidiano. Un buen ejemplo de estas prácticas era la comedia del
arte, antigua manifestación físico-popular que hoy en día se vuelve a re-descubrir.

La comedia
Es un género dramático que se caracteriza porque sus personajes protagonistas
se ven enfrentados a las dificultades de la vida cotidiana, movidos por sus propios
defectos hacia desenlaces felices donde se hace escarnio de la debilidad humana. La
comedia se origina en el mundo griego, pero se va desarrollando por el medioevo y por
la edad moderna, hasta llegar a nuestros días.

Como los demás géneros dramáticos, a la comedia lo determina la acción


dramática del personaje protagonista; de ahí que no sea extraño encontrar personajes
con un rol trágico en obras de teatro cómicas, siempre y cuando estos sean, por decirlo
de algún modo, personajes secundarios.

Como características, el personaje protagonista suele ser común y corriente y


representar un arquetipo, es decir mentiroso, charlatán, fanfarrón, pícaro, enamorado,
etcétera; es también inocente e inconsciente y, a diferencia de la tragedia, donde el
personaje protagonista tiene un profundo sentido ético, en la comedia el personaje
patagónico considera su moral como una cualidad importante; lo que lo hace ser muy
vital, aunque esto es más bien un obstáculo para el personaje.
Por ello, su conflicto dramático suele ser, las más de las veces, con la sociedad,
además de consigo mismo, por lo que lucha por la superación de los obstáculos que le
impiden realizarse consigo mismo o con esa misma sociedad.

Teatro romano
Los teatros romanos heredaron los rasgos fundamentales de los griegos, si bien
introdujeron ciertos elementos distintivos. Construidos inicialmente en madera, sólo en
el año 52a.C. Pompeyo, erigió en Roma el primero en piedra. A diferencia de sus
modelos helénicos, se levantaban sobre el suelo plano y poseían varias plantas erigidas
en mampostería. Con objeto de mejorar la acústica, los arquitectos romanos redujeron
la orquestra a un semicírculo, y los espectáculos se presentaban sobre una plataforma,
el pulpitum, levantada delante de la antigua skene que constituye el origen de los
modernos escenarios. La frons scaenae era una fachada monumental de varios pisos,
que servía de fondo de escenario.

La tragedia

Etimológicamente deriva de la palabra griega τράγος /"trágos"/, es decir, macho


cabrío, apelativo que se daba al dios Dionisos, es una forma dramática cuyos
personajes protagonistas se ven enfrentados de manera misteriosa, inexpugnable e
inevitable contra el universo o los dioses, moviéndose siempre hacia un desenlace fatal
por una fuerza ciega, la fatalidad, el sino, el hado o fatum; las tragedias han de acabar
forzosamente en muerte o en locura del personaje principal, que es sacrificado así a
esa fuerza que se le impone y contra la que se rebela con orgullo insolente o hybris. La
tragedia nació como tal en Grecia con las obras de Tespis y Frinico, y se consolidó con
la tríada de grandes trágicos del clasicismo griego: Esquilo, Sófocles, Eurípides.

El paso o entremés
Es el nombre dado a una pieza cómica de corta duración que se solía
representar, en el siglo XVI español, como preámbulo a piezas de mayor duración y en
los entreactos. En este género de teatro, se utiliza un lenguaje popular y en prosa, y
abundan los personajes costumbristas, los enredos y las bufas. El autor de pasos más
conocido es Lope de Rueda.
El sainete

Es una pieza dramática jocosa, en un acto, y normalmente, de carácter popular,


que se representaba como una burla a los dioses en la cual los hombres tenían un
tiempo de intermedio de sus creencias y se representaba durante una función teatral.
Sustituye al entremés en el siglo XVIII, XIX y XX.

Entre los principales cultivadores de este subgénero cómico en el siglo XVIII se


encuentran los gaditanos Luis Moncín y Juan Ignacio González del Castillo, y los
madrileños Ramón de la Cruz y Sebastián Vázquez. A finales del siglo XIX fue materia
frecuente del llamado género chico y del teatro por horas, con autores especializados
como Tomás Luceño y Javier de Burgos, y revitalizaron el género en el siglo XX Carlos
Arniches con su colección de sainetes Del Madrid castizo y los hermanos Serafín y
Joaquín Álvarez Quintero. Posteriormente en el Río de la Plata, Armando Discépolo
introducirá un giro sombrío y dramático en este género transformándolo en el "Grotesco
Criollo"..

La tragicomedia
Es una obra dramática en la que se mezclan los elementos trágicos y cómicos:
También se le conoce como pieza, por que se parece a dicho término, generalmente en
estos están sintetizados las características de una clase social, también se le denomina
como género psicológico.

El drama satírico o la tragicomedia suele tratar un tema legendario, aunque con


efectos cómicos protagonizados, fundamentalmente, por el coro. Los dioses no
intervienen en la vida de los hombres y puede haber más de una acción al mismo
tiempo. Se encuentra a medio camino entre la tragedia y la comedia: no se evitan las
situaciones cómicas, pero tampoco el desenlace trágico. También se conoce la
tragicomedia como el género dramático en el cual se combinan elementos cómicos y
trágicos, es decir, se mezcla el genero dramático de la comedia con el de la tragedia

El melodrama

Parecido al melólogo pero con varios personajes, es una obra teatral cargada de
trozos sentimentales subrayados por música. Etimológicamente el melodrama se define
como teatro musical.

El primero en definir el melodrama fue el filósofo francés Jean-Jacques


Rousseau. Rousseau lo definió con las siguientes palabras: "un tipo de drama donde
las palabras y la música, en vez de caminar juntas, se presentan sucesivamente, y
donde la frase hablada es de cierta manera anunciada y preparada por la frase musical"

La influencia del premio Nóbel Jacinto Benavente asentó las bases del
melodrama actual. El melodrama está presente en la televisión como telenovela.

En la actualidad el término melodrama se aplica a cualquier obra actoril en


formato audiovisual donde las emociones del espectador sean inducidas o favorecidas
por la música, y que esto se haga de una manera muy marcada. Cabe notar que el cine
y las series de televisión suelen utilizar a profusión la musicalización para transmitir o
inducir las emociones, sin embargo, el término melodrama no se les aplica por lo
general, pues tal término se ha convertido en una etiqueta despectiva, para las obras
que intentan inducir más emoción con su musicalización y con el sentimentalismo
exagerado, que con su contenido.
Las telenovelas latinoamericanas y las operas anglosajonas son en su mayoría
melodramas. En cuanto a cine se refiere, el término melodrama también abarca
películas que tienen una carga emocional o moral muy fuerte o emotiva, atendiendo al
gusto de cada persona. Son películas dramáticas que buscan ser lo más realistas
posibles, y tenemos a muchos realizadores de las. Esto no significa que no busquen
experimentar con la narrativa, o el tiempo, o efectos visuales o especiales; sino que en
todo momento buscan dar un significado y connotación humana. Tenemos entre ellas
Rompiendo las Olas de Lars von trier, La pianista de Michael Haneke, Persona de
Ingmar Bergman y Elúltimo Tango en Paris, de Bernardo Bertolucci.

El Drama

Es aquel que representa algún episodio o conflicto de la vida de los seres


humanos por medio del diálogo de los personajes.

La palabra dramático proviene de “drama”; esta palabra corresponde al nombre


genérico de toda creación literaria en la que un artista llamado dramaturgo concibe y
desarrolla un acontecimiento dentro de un espacio y tiempos determinados. Los hechos
se refieren a personas o caracteres que simbolizan en forma concreta y directa un
conflicto humano. Este género está destinado a ser representado públicamente frente a
un auditorio, por lo tanto, este género abarca a todas las manifestaciones teatrales, a
todo lo escrito para el teatro y a todo lo que es susceptible de representación escénica
ante un público.

Una característica esencial es la acción. Lo que sucede en la obra no está


descrito ni narrado ni comentado directamente por el dramaturgo, sino visto por el
espectador. La obra está escrita, pero lo principal en ella es lo que ocurre (debido a
esto, existen obras dramáticas sin palabras, o sea mudas, en las cuales se utilizan
gestos y actitudes que expresan el conflicto). La obra dramática ha sido creada para ser
representada o interpretada por actores frente a un público, pudiendo estar escrita en
prosa o en verso o combinando a ambos.
teatro de marionetas

Historia
El teatro surge en Grecia a partir del Ditirambo, que eran las fiestas en honor a
Dionisos. Este es el inicio de la historia del teatro, de allí se pasó a una representación
con un único personaje el protagonista. Pero siempre se canta a una deidad. Surge
entonces la idea de cantar a un personaje importante que haya muerto, para dejar de
cantar a un dios. Esto fue posible porque Dionisos es en realidad un semidios. Grecia
logra entonces secularizar el Ditirambo. Fue entonces que se separó un integrante del
coro, para salmodiar otra cosa, así comienza la evolución hacia el teatro. Luego este
primer miembro del coro que sale de su sitio, se disfraza y surge el primer actor,
protagonista. Acto siguiente, se incorpora el diálogo. Por último, aparece el segundo
actor en el Ditirambo. El protagonista es el primer actor, por tanto, deuteragonista es el
segundo actor, que dialoga con el primero.
El teatro fue un género de tardía popularización en Grecia. No hay constancia de
representaciones elaboradas en los albores de su historia, época de la cual sólo
conocemos la costumbre de recitar grandes poemas épicos en público. Cuando
empieza a convertirse en un género popular es a partir del siglo VI a.C., y esa
popularización va en aumento hasta llegar a la etapa de la democracia ateniense. Es en
esa ciudad donde el teatro griego alcanza sus mayores cotas y donde se concentran los
mejores autores.
El teatro, en esta etapa, no es un simple entretenimiento, ni tampoco únicamente
una manifestación artística. Fue concebido, en realidad, con una intención a la vez
lúdica y didáctica, como casi todas las manifestaciones públicas atenienses. El teatro
debía servir para hacer mejores los ciudadanos, para enseñar valores y censurar
conductas. La tragedia, sobre todo, es el género donde más claramente se percibe esta
dualidad, mientras que la comedia es un género más marcadamente destinado al puro
entretenimiento.
Esquilo, Sófocles y Eurípides conformaron la tríada de autores trágicos del
clasicismo griego. En la comedia el más aplaudido fue Aristófanes.
Esta intención didáctica y cívica del teatro griego, manifiesta sobre todo durante su
etapa clásica, fue bastante menos importante en el teatro romano. Al contrario que en
Grecia, donde la tragedia siempre se consideró el género mayor, los romanos
mostraron más interés por la comedia, género que, como ya hemos visto, peor
preparado para la enseñanza social.
En los teatros romanos el gusto por la comedia fue desembocando, con el paso
del tiempo, en un género muy renovado por los autores latinos, lo cual supone una
excepción a la tradicional imitación por lo griego en otros campos artísticos. La sátira,
las exageraciones, la abundante gesticulación y el acercamiento a la vida cotidiana
fueron algunos de los rasgos que los comediantes romanos, como Plauto o Terencio,
aportaron a este género.

La Historia del teatro estudia la evolución del arte dramático a través del
tiempo. El concepto de teatro es muy amplio: cualquier grupo de gente que desarrolla
un espectáculo en un tiempo y espacio determinados forman un espectáculo teatral. El
teatro tiene una base literaria, un guión o argumento escrito por un dramaturgo. Pero
ese texto dramático requiere una puesta en acción, para la cual es imprescindible la
interpretación por medio de actores o personajes que desarrollen la acción, así como
elementos como la escenografía y decorados, la iluminación, el maquillaje, el vestuario,
etc. Ciertos espectáculos pueden ser igualmente sin texto, como en el caso de la
mímica y la pantomima, donde destaca la expresión gestual. Por otro lado, un elemento
indispensable para la comunicación es la presencia de un público. El teatro tiene una
función de socialización de las relaciones humanas, ya que presenta cierto grado de
ritualización.
Los orígenes del teatro se encuentran en antiguos ritos de origen prehistórico,
donde el ser humano empezó a ser consciente de la importancia de la comunicación
para las relaciones sociales. Ciertas ceremonias religiosas tenían ya desde su origen
cierto componente de escenificación teatral. En los ritos de caza, el hombre primitivo
imitaba a animales: del rito se pasó al mito, del brujo al actor. En África, los ritos
religiosos mezclaban el movimiento y la comunicación gestual con la música y la danza,
y objetos identitarios como las máscaras, que servían para expresar roles o estados de
ánimo. Estos ritos reforzaban la identidad y la cohesión social: los gun de Porto Novo
(Benín) hacen el kubitó, ceremonia mortuoria donde los participantes, con técnicas de
prestidigitación, desaparecen del público; los ibo de Nigeria celebran el odo, sobre los
muertos que retornan; los dogon de Malí practican el sigui cada 60 años, en celebración
del primer hombre que murió; los abidji de Costa de Marfil tienen el dipri, fiesta agrícola
de año nuevo, donde se clavan cuchillos en el vientre, cicatrizando luego las heridas
con una pasta. En la América precolombina se desarrolló una forma de teatro en las
culturas maya, inca y azteca: el maya estaba relacionado con fiestas agrícolas, e
ilustraba historias del Popol Vuh; el azteca desarrolló notablemente la mímica, y tenía
dos vertientes, una religiosa y otra burlesca; el inca, escrito en quechua, servía a
intereses del estado.

Teatro antiguo
En Grecia nació el teatro entendido como «arte dramático». El teatro griego
evolucionó de antiguos rituales religiosos (komos); el ritual pasó a mito y, a través de la
«mímesis», se añadió la palabra, surgiendo la tragedia. A la vez, el público pasó de
participar en el rito a ser un observador de la tragedia, la cual tenía un componente
educativo, de transmisión de valores, a la vez que de purgación de los sentimientos
(«catarsis»). Más adelante surgió la comedia, con un primer componente de sátira y
crítica política y social, derivando más tarde a temas costumbristas y personajes
arquetípicos. Apareció entonces también la mímica y la farsa. Los principales
dramaturgos griegos fueron: Esquilo, Sófocles y Eurípides en tragedia, mientras que en
comedia destacaron Aristófanes y Menandro.
El teatro romano recibió la influencia del griego, aunque originalmente derivó de
antiguos espectáculos etruscos, que mezclaban el arte escénico con la música y la
danza: tenemos así los ludiones, actores que bailaban al ritmo de las tibiae –una
especie de aulos–; más tarde, al añadirse la música vocal, surgieron los histriones –que
significa «bailarines» en etrusco–, que mezclaban canto y mimo (las saturae, origen de
la sátira). Al parecer, fue Livio Andrónico –de origen griego– quien en el siglo III a.C.
introdujo en estos espectáculos la narración de una historia. El ocio romano se dividía
entre ludi circenses (circo) y ludi scaenici (teatro), predominando en este último el
mimo, la danza y el canto (pantomima). Como autores destacaron Plauto y Terencio.
En Oriente destacó el teatro indio, que tiene su origen en el Nāṭya-śāstra, libro
sagrado de Brahma comunicado a los hombres por el rishi Bharata Muni, donde se
habla de canto, danza y mímica. Generalmente, la temática es de signo mitológico,
sobre las historias de los dioses y héroes indios. La representación es básicamente
actoral, sin decorados, destacando únicamente el vestuario y el maquillaje. Había
diversas modalidades: Śakuntalā, de siete actos; Mricchakaṭikā, de diez actos. Como
dramaturgos destacaron Kālidāsa y Śūdraka.
Teatro medieval
El teatro medieval era de calle, lúdico, festivo, con tres principales tipologías:
«litúrgico», temas religiosos dentro de la Iglesia; «religioso», en forma de misterios y
pasiones; y «profano», temas no religiosos. Estaba subvencionado por la Iglesia y, más
adelante, por gremios y cofradías. Los actores eran en principio sacerdotes, pasando
más tarde a actores profesionales. Las obras fueron en primer lugar en latín, pasando a
continuación a lenguas vernáculas. El primer texto que se conserva es el Regularis
Concordia, de San Æthelwold, que explica la representación de la obra Quem
quaeritis?, diálogo extraído del Evangelio entre varios clérigos y un ángel.
El teatro medieval se desarrolló en tres principales tipologías: «misterios», sobre
la vida de Jesucristo, con textos de gran valor literario y elementos juglarescos;
«milagros», sobre la vida de los santos, con diálogos y partes danzadas; y
«moralidades», sobre personajes simbólicos, alegóricos, con máscaras tipificadas. En
esta época nació el teatro profano, con tres posibles orígenes –según los
historiadores–: la imitación de textos latinos de Terencio y Plauto; el arte polivalente de
los juglares; o los pequeños divertimentos escritos por autores de signo religioso para
evadirse un poco de la rigidez eclesiástica.
En la India, el teatro evolucionó sin grandes signos de ruptura desde época
antigua, en espectáculos donde, junto a dramas de tipo mitológico sobre la cosmogonía
hindú, destacaban el canto, la danza y la mímica. En esta época destacaron dos
modalidades principales: el mahanataka (gran espectáculo), sobre las grandes
epopeyas indias; y el dutangada, en que un actor recita el texto principal mientras otros
lo escenifican con ayuda del mimo y la danza.
En Japón apareció en el siglo XIV la modalidad denominada nō, drama lírico-
musical en prosa o verso, de tema histórico o mitológico. Su origen se sitúa en el
antiguo baile kakura y en la liturgia sintoísta, aunque posteriormente fue asimilado por
el budismo. Está caracterizado por una trama esquemática, con tres personajes
principales: el protagonista (waki), un monje itinerante y un intermediario. La narración
es recitada por un coro, mientras los actores principales se desenvuelven de forma
gestual, en movimientos rítmicos. Los decorados son austeros, frente a la magnificencia
de vestidos y máscaras. Su principal exponente fue Chikamatsu Monzaemon.[6

Teatro de la Edad Moderna


El teatro renacentista acusó el paso del teocentrismo al antropocentrismo, con
obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal como son.
Se buscaba la recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de la figura
humana en el espacio, en las tres dimensiones, creando espacios de efectos
ilusionísticos, en trompe-l'oeil. Surgió la reglamentación teatral basada en tres unidades
(acción, espacio y tiempo), basándose en la Poética de Aristóteles, teoría introducida
por Lodovico Castelvetro. En torno a 1520 surgió en el norte de Italia la Commedia
dell'arte, con textos improvisados, en dialecto, predominando la mímica e introduciendo
personajes arquetípicos como Arlequín, Colombina, Pulcinella (llamado en Francia
Guignol), Pierrot, Pantalone, Pagliaccio, etc. Como principales dramaturgos destacaron
Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé Torres Naharro, Lope de Rueda y
Fernando de Rojas, con su gran obra La Celestina (1499). En Inglaterra descolló el
teatro isabelino, con autores como Christopher Marlowe, Ben Jonson, Thomas Kyd y,
especialmente, William Shakespeare, gran genio universal de las letras (Romeo y
Julieta, 1597; Hamlet, 1603; Otelo, 1603; Macbeth, 1606).
En el teatro barroco se desarrolló sobre todo la tragedia, basada en la
ineluctabilidad del destino, con un tono clásico, siguiendo las tres unidades de
Castelvetro. La escenografía era más recargada, siguiendo el tono ornamental
característico del Barroco. Destacan Pierre Corneille, Jean Racine y Molière,
representantes del clasicismo francés. En España el teatro era básicamente popular
(«corral de comedias»), cómico, con diversas modalidades: bululú, ñaque, gangarilla,
cambaleo, garnacha, farándula, compañía, etc. Destacaron Tirso de Molina, Guillén de
Castro, Juan Ruiz de Alarcón y, principalmente, Lope de Vega (El perro del hortelano,
1615; Fuente Ovejuna, 1618) y Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño, 1636; El
alcalde de Zalamea, 1651).
En el siglo XVIII el teatro siguió modelos anteriores, contando como principal
innovación la reforma que efectuó Carlo Goldoni de la comedia, que abandonó la
vulgaridad y se inspiró en costumbres y personajes de la vida real. También se
desarrolló el drama, situado entre la tragedia y la comedia. La escenografía era más
naturalista, con un mayor contacto entre público y actores. Los montajes solían ser más
populares, atrayendo un mayor público, dejando el teatro de estar resevado a las clases
altas. Al organizarse espectáculos más complejos, empezó a cobrar protagonismo la
figura del director de escena. Como dramaturgos destacan Pietro Metastasio, Pierre de
Marivaux, Pierre-Augustin de Beaumarchais y Voltaire. En España, Nicolás Fernández
de Moratín se enmarca en la «comedia de salón» dieciochesca, con base en Molière.
El teatro neoclásico tuvo pocas variaciones respecto al desarrollado a lo largo del
siglo XVIII, siendo su principal característica la inspiración en modelos clásicos
grecorromanos, seña de identidad de esta corriente. Destacan: Vittorio Alfieri, Richard
Brinsley Sheridan y Gotthold Ephraim Lessing y, en España, Leandro Fernández de
Moratín y Vicente García de la Huerta.
En la India, el teatro derivó en esta época del antiguo dutangada –donde
predominaba la danza y la mímica– a una nueva modalidad denominada kathakali, que
igualmente ponía énfasis en la música y la gestualidad. En esta interpretación adquirió
gran relevancia el lenguaje de las manos (mudras, con 24 posiciones básicas y otras
combinadas), así como la expresión del rostro y los movimientos de los ojos
(navarasya). También tenía importancia el maquillaje, donde los colores eran
simbólicos, identificando al rol o personaje.
En Japón surgió la modalidad del kabuki, que sintetizó las antiguas tradiciones
tanto musicales e interpretativas como de mímica y danza, con temáticas desde las
más mundanas hasta las más místicas. Así como el nō era de tono aristocrático, el
kabuki sería la expresión del pueblo y la burguesía. La puesta en escena era de gran
riqueza, con decorados donde destacaba la composición cromática, vestidos de lujo y
maquillaje de tono simbólico, representando según el color diversos personajes o
estados anímicos. La dicción era de tipo ritual, mezcla de canto y recitativo, en
ondulaciones que expresaban la posición o el carácter del personaje.
Teatro contemporáneo

Siglo XIX
El teatro romántico tuvo dos notables antecedentes en el Sturm und Drang con
Johann Christoph Friedrich von Schiller (Don Carlos, 1787; Guillermo Tell, 1804) y
Johann Wolfgang von Goethe (Fausto, 1808). Como en el resto de la literatura
romántica, destaca por el sentimentalismo, el dramatismo, la predilección por temas
oscuros y escabrosos, la exaltación de la naturaleza y del folklore popular. Surgió un
nuevo género, el melodrama, y se popularizaron los espectáculos de variedades
(vaudeville). Sus mejores exponentes fueron: Georg Büchner, Christian Dietrich Grabbe,
Juliusz Słowacki, Alfred de Musset, Victor Hugo, Francisco Martínez de la Rosa, el
Duque de Rivas, Antonio García Gutiérrez, José Echegaray, José Zorrilla (Don Juan
Tenorio, 1844), etc.[13]
Con el teatro realista nació el teatro moderno, pues sentó las bases del que sería
el teatro del siglo XX. Se puso énfasis en el naturalismo, la descripción minuciosa de la
realidad, no sólo en la temática y el lenguaje, sino también en decorados, vestuario,
atrezzo, etc. La interpretación era más veraz, sin grandes gesticulaciones ni dicción
grandilocuente, como en la «representación antiteatral» –actuar como en la vida real,
como si no se estuviese en un teatro– de André Antoine y su Théâtre Libre –donde por
primera vez se iluminó sólo el escenario, dejando al público a oscuras–. A un periodo
prenaturalista corresponden Eugène Scribe, Victorien Sardou y Eugène Labiche.
Destacó especialmente el teatro nórdico, con figuras como Björnstjerne Björnson,
August Strindberg y Henrik Ibsen. Otros autores fueron: Frank Wedekind, Anton Chejov,
Adelardo López de Ayala, Manuel Tamayo y Baus, Àngel Guimerà, etc.
El teatro simbolista recibió la influencia del «espectáculo total» wagneriano,
destacando por un lenguaje de fuerte trasfondo metafísico y trascendente, buscando la
esencia humana a través de la intuición y la meditación, con preferencia por los temas
míticos y las leyendas, de influjo esotérico y teosófico. Destacaron Auguste Villiers de
l'Isle-Adam, Paul Claudel, Maurice Maeterlinck y Émile Verhaeren.

Siglo XX
El teatro del siglo XX ha tenido una gran diversificación de estilos, evolucionando
en paralelo a las corrientes artísticas de vanguardia. Se pone mayor énfasis en la
dirección artística y en la escenografía, en el carácter visual del teatro y no sólo el
literario. Se avanza en la técnica interpretativa, con mayor profundización psicológica
(método Stanislavski, Actors Studio de Lee Strasberg), y reivindicando el gesto, la
acción y el movimiento. Se abandonan las tres unidades clásicas y comienza el teatro
experimental, con nuevas formas de hacer teatro y un mayor énfasis en el espectáculo,
retornando al rito y a las manifestaciones de culturas antiguas o exóticas. Cobra cada
vez mayor protagonismo el director teatral, que muchas veces es el artífice de una
determinada visión de la puesta en escena (Vsevolod Meyerhold, Max Reinhardt, Erwin
Piscator, Tadeusz Kantor).
Entre los diversos movimientos teatrales conviene reseñar: el expresionismo
(Georg Kaiser, Fritz von Unruh, Hugo von Hofmannsthal); el «teatro épico» (Bertolt
Brecht, Peter Weiss, Rainer Werner Fassbinder); el «teatro del absurdo», vinculado al
existencialismo (Antonin Artaud, Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Albert Camus); y los
Angry young men, de signo inconformista y antiburgués (John Osborne, Harold Pinter,
Arnold Wesker). Otros autores destacados son: George Bernard Shaw, Luigi Pirandello,
Alfred Jarry, Tennessee Williams, Eugene O'Neill, Arthur Miller, John Boynton Priestley,
Dario Fo, etc. En España destacan Federico García Lorca, Ramón María del Valle
Inclán, Jacinto Benavente, Miguel Mihura, Alejandro Casona, Antonio Buero Vallejo,
Alfonso Paso y Fernando Arrabal.
Desde los años 1960 el teatro ha reaccionado contra la distanciación del teatro
épico, buscando una comunicación dramática establecida a través de acciones reales
que afecten al espectador (The Living Theatre, teatro-laboratorio de Jerzy Grotowski,
acciones de happening). Los nuevos directores han agregado a este «teatro de
provocación» una conciencia estilística basada en la ceremonia, el divertimento y el
exhibicionismo (Peter Brook, Giorgio Strehler, Luca Ronconi). El lenguaje oral queda así
doblado por el visual, y el arte dramático recupera en cierta forma su antigua ambición
de «teatro total». Esto se pone de manifiesto en varios grupos españoles, como Els
Joglars, Els Comediants y La Fura dels Baus, o el grupo canadiense Cirque du Soleil.

Importancia para los niños y niñas en la educación inicial


El teatro en el ámbito de la educación inicial forma parte de las técnicas
pedagógicas utilizadas para desarrollar las capacidades de expresión y comunicación
de los alumnos centrándose no sólo en las habilidades lingüísticas de leer, escribir,
escuchar o hablar sino, sobre todo, en la habilidad de comunicar.
Como recurso didáctico ha sido utilizado en todas las épocas y situaciones.
Desde los diálogos teatrales creados ex professo por el humanista Juan Luis Vives para
la enseñanza del latín a los universitarios durante el Renacimiento, hasta las modernas
técnicas de dramatización que contemplan la enseñanza como un todo, en las cuales
teoría y práctica se retroalimentan y se contemplan tanto los aspectos cognitivos de la
formación como los aspectos afectivos, perceptivos, psicomotores, artísticos y sociales.
Sin embargo, el teatro no se puede reducir un mero instrumento didáctico. Para
delimitar bien todas las facetas de la enseñanza del teatro en la educación inicial se
deberían abordar, desde un enfoque global, áreas de conocimiento que van desde la
teoría literaria, la semiótica teatral, la didáctica de las lenguas, la animación lectora, el
arte dramático y otras, hasta las relacionadas con los talleres de escritura, la expresión
corporal, el fomento de la creatividad, la expresión artística o la educación emocional. Y
lo que es más importante, tener en cuenta los aspectos metodológicos que ayudan el
desarrollo de la capacidad de interrelación de todas estas formas de expresión por
medio de la interdisciplinariedad.

EL teatro de títeres
Es este un espectáculo teatral en el que los actores son muñecos manipulados
por seres humanos. Los muñecos realizan gran diversidad de movimientos, que en todo
caso dependerán de su concepción y construcción. A continuación describiremos sus
tipos más corrientes.
Los orígenes del teatro de títeres se remontan probablemente 30.000 años en la
historia (Puppetry and Puppets/Eileen Blumenthal/Thames & Hudson/2005/ISBN-13
978-0-500-51226-5).
Las marionetas han sido utilizadas desde tiempos prehistóricos para transmitir ideas y
conocimientos en las sociedades humanas.
Algunos historiadores afirman que el teatro de títeres precede al teatro de actores.
Existen evidencias de figuras de madera articuladas movidas por hilos halladas en
tumbas egipcias y datadas en el año 2000 A.C.

Tipos

Títere de Guante
Son aquellos muñecos que se manipulan colocando la mano en su interior.
Llámanse de guante porque el vestido que llevan se asemeja a un guante y se
adapta perfectamente a la mano del titiritero.
Al ser el movimiento del muñeco el mismo que efectúa la mano, les confiere una
agilidad sorprendente e inimitable por cualquier otro tipo de muñecos. Su función es
traducir directamente gestos del manipulador.

Marioneta de Hilo
Hasta el siglo XIX el sistema de manipulación de las marionetas incluía un fino
hilo de hierro, que dirigía la figura controlando la cabeza, e hilos de lino para los
movimientos de los miembros, para los trucos y las transformaciones.
Las crucetas o perchas modernas, a la que están unidos muchos hilos de lino, suelen
estabilizar, en cambio, la cabeza con dos hilos desde las sienes y aumentan las
posibilidades y las sutilezas del movimiento.

Títere de Varilla
Son aquellos cuyo movimiento se consigue articulando los miembros del muñeco y
moviéndolos mediante unas varillas.
Existen muchos tipos de títeres de varilla, una descripción un poco más amplia podría
ser la siguiente:
Muñeco que consiste en un vástago central como armazón del cuerpo, que se sostiene
sobre una peana, y dos brazos a cuyos extremos van sujetas dos varillas de metal o
madera.
Puede ser manejado por una o dos personas, una sujetando la parte del cuerpo y otra
controlando el movimiento de los brazos.
En la peana central puede tener incorporada una “pistola”, es decir, un mecanismo,
normalmente de madera, desde el cual se pueden controlar los movimientos de partes
de la cabeza o el rostro del títere: como los ojos, la boca, las cejas, etc.
A su vez estos títeres pueden combinarse con otras técnicas, como por ejemplo,
con guante para el movimiento de la cabeza y varillas para el de las manos; también, y
en el mismo sentido que en el anterior, podemos ver la utilización de “muppets” para la
cabeza (que a diferencia del anterior, puede tener movimiento de boca) y varillas para el
movimiento de los brazos y manos.

Muppets
De “Marionetts” y “Puppets” son el tipo de marionetas creadas por Jim Henson y
conocidas sobre todo por los programas de televisión “Sesam Street” y “The Muppets
Show”.
La diferencia más notable en relación con otro tipo de marionetas es el
movimiento de sus bocas que se articulan con el movimiento de una de las manos del
titiritero. Esta característica dota a ésta marioneta de una gran expresividad en rostro, y
ésa es una de las razones para su utilización en televisión.
El cuerpo del muppets está soportado por el brazo del titiritero. Y los brazos son
movidos por varillas, desde abajo. En otra variante, una de las manos del manipulador
entra en un guante que forma la mano de la marioneta.

Sombras Chinescas
Espectáculo, o parte de él, que consiste en proyectar la silueta de una figurillas
en movimiento sobre una pantalla.
Las figurillas se colocan entre la pantalla y la fuente de luz; lo que se proyecta,
por tanto, es su sombra, que los espectadores ven desde el otro lado.
Las dimensiones y la nitidez de la sombra dependen de la proximidad entre la
figurilla y la pantalla.
Es un tipo de espectáculo muy antiguo y popular en Indonesia y en todo el continente
asiático. En Europa se popularizó durante los siglos XVIII y XIX, llegando a alcanzar
tanto prestigio como el teatro de marionetas tradicional.
La silueta puede ser opaca o traslúcida, tridimensional o plana, articulada o
inarticulada, y se mueve con ayuda de varillas o hilos.

Marote
Marote o Marotte: Marioneta en la que las manos del muñeco han sido
sustituidas por las propias manos del manipulador o manipuladores.
El más básico de ellos se calza sosteniendo el palo que soporta la cabeza del
muñeco con la mano izquierda del titiritero. El brazo derecho se introduce en la manga
del traje del muñeco, sacando la mano por el puño, de tal manera que haga las veces
de mano del muñeco.
Títere de Wayang
También conocido como títere tailandés. Son de una elegancia y exquisitez muy
sutil en sus movimientos.
Generalmente tienen sólo tres varillas, una que les sostiene la cabeza
atravesando todo el cuerpo e independizándolo, lo que le permite una movilidad
asombrosa, combinándola con la movilidad de los brazos regida por las varillas que
conducen cada una de sus manos.
La manipulación del muñeco se realiza desde abajo.

Marionetas danzantes en el agua


Su nombre: Mua Roi Muoc, cuya traducción aproximada es: marionetas
danzantes en el agua.
En la orilla de un estanque o de una laguna se levanta una construcción de
ladrillos, de tablas o bambú, con un techo del cual desciende una pantalla o toldo hasta
la superficie del agua. Los habitantes de la aldea se sitúan en las orillas, y los tambores,
gongs e instrumentos populares suenan para anunciar el inicio de la función.
Detrás de la pantalla o telón se colocan los manipuladores, metidos en el agua
hasta la cintura.
Invisible bajo la superficie del agua del estanque, hay una especie de entarimado o
rejilla de madera para brindar soporte a los títeres, los cuales se desplazan delante de
la pantalla gracias al movimiento que les imprimen las cuerdas, varas o perchas que
accionan los operadores.
Las figuras de madera tienen también mecanismos interiores que son
accionados desde lejos por los manipuladores. Así, sobre el agua pueden verse
dragones soltando agua y fuego por sus hocicos y bocas, batallas entre guerreros a
caballo, bailarines, desfiles de soldados y muchachas cabalgando sobre peces.

Marionetas Kathputli
Las marionetas de Rajasthán, llamadas Kathputli, son accionadas mediante dos
únicos hilos, de los cuales, uno va desde la cabeza a la cintura de la marioneta, y el
otro de una mano a otra (lógicamente, esos dos hilos van luego a la mano del
manipulador).
La parte inferior del cuerpo se simula con una túnica, dentro de la cual parece
que se mueven las piernas, pero en realidad estas no existen en el muñeco.

Títere Plano
Suelen ser figuras recortadas en madera o cartón y que son manipuladas con
desde abajo con una varilla.
Sus movimientos pueden ser muy sencillos.
Muchas veces se utilizan para contar cuentos y leyendas directamente a los
niños, como complemento de un contador de cuentos, o, también llamado,
cuentacuentos.
Títere de Dedal
Son pequeñas cabezas que se insertan como un dedal en los dedos de la mano,
convirtiéndose el personaje en una combinación entre el dedo y la diminuta cabeza.
La ventaja es que un sólo manipulador puede tener en escena hasta diez
personajes, a uno por dedo.

Títere Sobre Mano


Para el movimiento de estos títeres, que pueden ser siluetas o corpóreos, se
utilizan únicamente dos dedos de la mano, que se constityen en las dos piernas del
muñeco, lo cual da a éste todas las posibilidades de movimiento y posiciones de
piernas y pies.
Se manejan desde arriba, doblando la muñeca en ángulo recto y apoyando los
dedos en la superficie del espacio escénico.
EL teatro de títeres y su relación con el desarrollo cognitivo y afectivo
del niño o niña en edad preescolar
Los niños en su primera infancia, tienen fantasía abundante, que le manifiesta
con soltura a través del teatro de títeres.
A través de la estipulación con títeres el docente puede extraer del niño las
emociones reprimidas y canalizarlas, en forma positiva y oportuna.
El fundamento psicológico radica, además, en la anulación de fantasmas, hadas
y supersticiones.
La edad de oro, para el público de títeres, es de 3 a 7 años.
Así los niños logran estimular no solo su cognitivida afectividad, sino que también
promueven, facilitan y estimulan el desarrollo psicomotor. A demás entre compañeros y
con la ayuda de la maestra y la comunidad educativa logran desarrollar:
• Capacidad comunicativa a través del intercambio de movimientos, gestos, etc.
• Orienta su imaginación hacia el mundo real y la expresión creativa encausando
el desarrollo normal de los sentimientos de libertad, cooperación y colaboración,
mediante la critica san de las costumbres y hábitos de la sociedad.
• Despierta la aptitud artística del niño, a través de la dramatización y
participación.
• Desarrolla la expresión vocal.
• Desarrolla la atención y la observación.
• Aprende a utilizar su voz y a crear nuevos ritmos, tonos y secuencialidades.

EL teatro infantil
El concepto de teatro infantil comprende al menos tres clases de obras: los
textos escritos por niños y adolescentes; escritos para ellos, como una clase de lector
modelo (según el concepto de Umberto Eco); o los que la tradición literaria ha
considerado adecuados para ellos. En el segundo sentido, y sobre todo cuando se
requiere la precisión, es frecuente hablar también de teatro para niños.
El Teatro infantil responde a una de las necesidades de mayor importancia para
la formación del niño; desde el ángulo pedagógico constituye un medio de un valor
inestimable como ayuda audiovisual en la enseñanza, que en los niños se -hace más
difícil aún. Desde el punto de vista de la recreación, ocupa un lugar destacado. Con el
se puede penetrar hasta el alma misma del niño, haciéndole más feliz, paseándolo en
pos de su rica imaginación; procurando de esta manera quería, que cante, que sueñe,
que goce!!!, e indirectamente estimular sus sentidos, de vital importancia, para su vida
futura y de una influencia poderosa en la estructuración de la personalidad infantil.
El teatro se surge como uno de los medios imponderables para lograr, como
educadores, una niñez más sana, más feliz y más optimista, pues «… por medio del
teatro se forman en el niño las bases para el desarrollo de su personalidad sana; pues
contribuye a la formación de hábitos y capacidades necesarias para adaptarse en forma
positiva dentro del mundo en el cual vive». Esto es el teatro escrito, adaptado a los
niños, teniendo siempre presente sus intereses.

El docente de educación inicial y los títeres


Los Nuevos Diseños Curriculares ponen su acento en formar niños perceptivos,
críticos y creativos. El desarrollo de la creatividad es tarea de todo educador. ¿Cómo
podemos entonces desarrollar la creatividad en los niños? La única manera es crear
espacios y medios de expresión que posibiliten que nuestros alumnos manifiesten sus
sentimientos e ideas habitualmente inhibidos e inexpresados.
La expresión es siempre acción, un hacer, un construir.. Y uno de los medios más
idóneos para ejercer y desarrollar la creatividad es el juego. Aquí es donde podemos
destacar la importancia del juego dramático y del juego teatral.
Como afirma Roberto Vega en El Teatro en la Educación, las posibilidades
educativas del teatro ...responden directamente a la nueva ética de la educación, que
tiende a hacer del individuo protagonista de su propio aprendizaje y su desarrollo
cultural, haciendo pasar el eje de la actividad por el alumno,; tal actitud democrática da
responsabilidad a los educandos en el proceso de crecimiento, propone soluciones
como individuos y como grupo, y con la posibilidad de encontrarlas y también de
equivocarse, valoriza el poder educador del grupo..
La función del docente que aplica juegos teatrales no es formar actores sino
utilizar el teatro como un vehículo de crecimiento grupal y, según el contexto, también
como recurso didáctico . Dentro de estos juegos teatrales es que incluimos la
improvisación con títeres. El empleo del títere en la escuela como técnica expresiva es
muy importante, ya que la personalidad del títere adquiere características del intérprete-
niño, que se comunica con los otros títeres casi sin darse cuenta.
Esta actividad teatral permite al niño hablar, mejorar su lenguaje y enriquecer su
vocabulario.
A su vez, cada niño que participa en la improvisación escucha atentamente a los
otros personajes y aprende a reaccionar ante las propuestas del otro. Jugando con
estas identidades prestadas aprenden a expresarse oralmente y, a su vez, a escuchar a
sus compañeritos.
Diferenciaremos el juego y la improvisación con títeres de la representación con
títeres.
El juego con títeres es un juego exploratorio y paralelo. Los niños juegan con
los títeres, probando sus posibilidades individualmente o en grupo. No hay público
espectador.
Las improvisaciones pueden ser producto de ese mismo juego con los
muñecos o ponerse al servicio de consignas específicas dadas por el docente. En estas
improvisaciones ya existe un conjunto de acciones y un conflicto. Estas acciones han
sido previamente pensadas para llevarlas a la práctica. El docente puede formar grupos
de no más de dos o tres niños, para que éstos tengan la posibilidad de relacionarse y
escucharse. Estas improvisaciones pueden contar con espectadores o no.
La representación consistirá en la obra de teatro que se lleva a cabo,
respondiendo a un texto escrito o no y que ha sido ensayada y dirigida. Dentro de estas
representaciones incluiremos las realizadas por los mismos chicos y las realizadas por
los docentes para un público infantil.
En el caso de las representaciones llevadas a cabo por los mismos niños, éstas
formarán parte de un proceso durante el cual los chicos participarán en el armado de
los títeres y la decoración del teatrito. Esta actividad será muy enriquecedora pero el
niño aquí no gozará de la misma libertad, manipulará su títere y lo hará actuar sin jugar,
siguiendo las directivas del docente y acotando sus diálogos a un guión previamente
establecido.
Lo expresado anteriormente no supone que el trabajar sobre un tema
preestablecido limite obligatoriamente las posibilidades creativas y de expresión de los
niños, siempre y cuando esta actividad que se realice en el ámbito escolar se aborde
utilizando al títere como un medio a través del cual los niños puedan expresarse y no
intentando obtener de ellos manifestaciones artísticas. Su importancia radicará en el
proceso que protagonizará cada niño al realizar sus propios títeres, pensar en un guión,
adornar con la ayuda de la docente el teatrito, seleccionar la música adecuada. No se
exigirá un producto final de una calidad artística destacada sino que el acento estará
puesto en el producto.
En el caso de las representaciones llevadas a cabo por los docentes, el niño se
transformará en un espectador y como tal, también movilizará una rica gama de
experiencias de aprendizaje.

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