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Mensaje de Héctor Ferrer el 25 de julio de 2009

Hoy nos congregamos en esta ciudad hermosa, custodia de nuestra historia como pu
eblo y como nación, hija de la conquista española, cuna de próceres y madre de pueblos
, donde yergue en una de sus lomas Porta Coeli, Puerta del Cielo, como testigo d
e la gloria y la esperanza de un pueblo. Venimos a San Germán a celebrar la creación
de nuestra constitución, la primera constitución escrita por los puertorriqueños para
los puertorriqueños que recoge nuestros derechos como ciudadanos, y nuestra relac
ión política con los Estados Unidos. Venimos a reafirmarnos que con la Constitución de
l Estado Libre Asociado de Puerto Rico renació nuestra patria.
Hace 57 años, mientras Luis Muñoz Marín izaba por vez primera nuestra bandera, rescatánd
ola de la división, y entregándola a todos los puertorriqueños como símbolo de nuestro c
orazón, de nuestra alma y de nuestra identidad como pueblo, en ese mismo instante,
el E.L.A. y Muñoz rescataron a una nación que reclamaba su afirmación colectiva.
Una nación entrelazada de la unión de tres razas, una nación única que luchaba por hacer
se sentir y por ser reconocida. Luchábamos por ser puertorriqueños.
Esta lucha de afirmación borinqueña y de valentía ante los retos aparentemente insuper
ables nace desde el momento en que no muy lejos de aquí, en el Río de Añasco, el caciq
ue taíno Urayoán enfrentó al español Diego Salcedo.
Nace aquí en San Germán, con la fundación de nuestra segunda ciudad, en los versos y e
n las luchas de Lola Rodríguez de Tió; de la voluntad y la gallardía del abolicionista
y Presidente del Gobierno Autónomo de Puerto Rico, Don Francisco Mariano Quiñones;
del liderazgo y la entrega de Samuel R. Quiñones, Presidente del Ateneo Puertorriq
ueño, del Colegio de Abogados, de la Cámara de Representantes y del Senado de Puerto
Rico, todos ellos sangermeños.
Nace cuando el obispo Alejo de Arizmendi le entregó su anillo a Ramón Power al momen
to de partir a representarnos en las cortes de España.
Nace de la pluma y del verso, de la perla de los mares, arropás de cundiamores. De
la Laura de De Diego y de la Encendida Calle Antillana de Palés.
Nace del lienzo de Campeche y del pincel de Oller. De la Danza de Morel Campos,
de la Bomba, de la Plena y del Lamento Borincano y la Preciosa del maestro Rafae
l.
La lucha por nuestra identidad nacional también se manifiesta profundamente a través
del Deporte. Hoy, dedicamos estos actos a los Juegos Centroamericanos y del Car
ibe a celebrarse en Mayagüez y en todos los pueblos del oeste, el próximo año. Es el d
eporte parte importe de la manifestación nacional de nuestro pueblo, convirtiéndose
en ente unificador de orgullo, de penas y victorias.
No existe un momento de mayor sentimiento y orgullo para un atleta que sube al p
odio, con el corazón de su pueblo en las manos, con su frente en alto, y vive poco
a poco como una mano reemplaza a la otra, en el cordel que desliza a la cima de
l asta a nuestra bandera, mientras La Borinqueña retumba en su alma.
El sudor, el dolor, y el sacrificio se desvanecen en ese instante, mientras se c
onvierten nuestros atletas en héroes de nuestra patria.
Sin embargo, no siempre fue así. La historia de los Juegos Centroamericanos es el
comienzo del recorrido que hace nuestra bandera para llegar a la cima de la sobe
ranía deportiva.
Pensemos por un instante, cómo se sintió nuestra primera delegación en los Juegos de L
a Habana, Cuba, cuando representaron a Puerto Rico sin la monoestrellada, ni La
Borinqueña.
¿Qué pasaría por la mente de Fernando Torres Collac, nuestro primer medallista de oro,
cuando al ser premiado, lo que escuchó fue el himno del país sede El Salvador? ¿Qué sen
tirían los otros tres puertorriqueños que también ganaron medalla de oro en esos mismo
s juegos, Juan Luyanda, José Sabater y Antonio Figueroa, al vivir esa misma experi
encia?.
Fue la prensa salvadoreña la que mejor recoge ese momento histórico al publicar en s
us páginas y cito: “En las Olimpiadas Centroamericanas, Puerto Rico sí ha sido una nac
ión. Olímpicamente hablando, en San Salvador hemos asistido al nacimiento de una nac
ión: PUERTO RICO.”
Sin embargo, nuestra bandera seguía ausente de las competencias deportivas. Faltab
an otras manos que ayudaran a elevar nuestra bandera.
De la mano de Julio Enrique Monagas, de Eugenio Guerra, de Rebekah Colberg, de J
uan Venegas, nuestro primer medallista olímpico, quien desfiló en Londres con una ba
ndera blanca, con el nombre de Puerto Rico en rojo y el escudo al centro. Y De l
a mano de cientos de atletas puertorriqueños que empuñaron ese cordel y lo halaron h
acía su pecho, hasta llegar a Helsinki, el 25 de julio de 1952. Allí, ante los ojos
del mundo y en presencia de 21 atletas puertorriqueños, como resultado de la creac
ión del Estado Libre Asociado y nuestra constitución, la monoestrellada, la bandera
de Puerto Rico, estaba por primera vez al mismo nivel de las banderas de los otr
os países, ondeando por derecho propio.
Para nuestros atletas que soñaron con triunfar, que trabajaron para triunfar y tri
unfaron, nuestro aplauso y nuestro reconocimiento. Para los que hoy sueñan y traba
jan, para nuestros equipos de voleibol masculino y femenino que lograron la clas
ificación a los mundiales, para nuestros baloncelistas, peloteros, boxeadores y to
dos aquellos que unen sus manos y halan hacia su pecho el cordel de la historia,
hay un pueblo que espera subirse con ustedes al podio de la victoria para escuc
har La Borinqueña y contemplar nuestra bandera.
¡La bandera puertorriqueña! La que Muñoz Marín describió como aquella que reflejaba “la con
ianza en nosotros mismos y el respeto fraternal hacia todos. Es bandera de valor
, de amistad, de tenacidad, de paz y de esperanza: las grandes cualidades del pu
eblo puertorriqueño.” Justo antes de izarla dijo el Prócer: “esta es la imagen de nuestr
o pueblo que ponemos, con el hondo cariño de nuestra alma, en la bandera que ahora
voy a izar en nombre de todos los puertorriqueños.”
¡Esta es la bandera! La bandera puertorriqueña que desde entonces ha acompañado a nues
tros atletas, por todos los rincones del mundo, como símbolo de nuestra identidad
nacional.
Bandera que han llevado en su pecho miles de puertorriqueños como Roberto Clemente
, Anita Lallande, Angelita Lind, Wilfredo Gómez, Tito Trinidad, Peco González, Arman
dito Torres, entre muchos otros. Orgullo patrio de todo un pueblo que llevó a Carl
itos Arroyo a decirle al mundo, soy puertorriqueño.
En el día de hoy, nos acompaña un grupo de atletas que nos representarán dignamente en
los juegos. Nuestro profundo agradecimiento por llevar el nombre de Puerto Rico
en su pecho. También nos acompañan tres funcionarios públicos, que desde sus cargos u
nieron esfuerzos y voluntades para hacer posible la celebración de los juegos. Qui
ero públicamente reconocer y agradecer a José Guillermo Rodríguez, Alcalde de Mayagüez,
a David Bernier, ex-Secretario del Departamento de Recreación y Deportes y hoy Pre
sidente del Comité Olímpico de Puerto Rico y Aníbal Acevedo Vilá, ex-gobernador de Puert
o Rico, por su contribución a estos juegos. Gracias a los tres por mantener la ant
orcha de nuestra identidad nacional encendida.
Frente a la tumba de su padre, Muñoz Marín dijo y cito: “La solemnidad de este acto no
puede servir de excusa para evadir la expresión de verdades. No hay nada más solemn
e que la verdad.”
Cumpliendo ese principio, hoy les digo, que en Puerto Rico hay algunos que no ve
n en nuestra bandera la confianza en nosotros mismos, ni la esperanza, ni el res
peto que ella representa. Hay otros que le tienen miedo a su significado y por e
so tratan de cambiarla.
Hay uno que vive en un palacio, rodeado de históricas murallas, que atenta contra
su país. Uno que ha interpretado el mandato electoral como excusa para destruir. U
no que por siete largos meses ha llenado al país de angustia, tristeza y desespera
nza. El mismo que llegó al poder con promesas engañosas y que niega lo que somos, pu
ertorriqueños.
A ese que ha despedido a 15 mil empleados públicos y pretende despedir 15 mil más. A
ese, el que impuso Doce Nuevos Impuestos que le cuestan 500 millones al bolsill
o de los puertorriqueños. A ese, el del impuesto a tu casa. A ese que le entrega e
l gobierno a sus amigos privados y ricos. A ese, que dice que no hay dinero para
pagar el sueldo de una secretaria o de un oficinista, pero otorga contratos mil
lonarios a su compañía de publicidad y a sus allegados y amigos de partido. A ese, q
ue no tiene un plan anti-crimen mientras todos los días asesinan a más personas que
en el pasado. A ese, que no tiene un plan económico mientras nuestra gente se qued
a sin empleo y las quiebras aumentan. A ese, que no tiene un plan de salud para
los puertorriqueños e improvisa con ella. A ese, que le cierra la oportunidad y la
esperanza a este pueblo. Que ha roto el contrato de justicia social que existía e
n nuestro país, le decimos desde aquí, que este pueblo está en pie de lucha. ¡Que conden
amos sus acciones, y denunciamos sus atropellos!
¡Que somos el pueblo, que resurge, que alienta, que grita, que anda y combate. Que
somos el pueblo, como dijo De Diego, que crece, que bate y embiste!!
Somos el pueblo que ha rechazado la asimilación política y cultural. Que consulta tr
as consulta, hemos escogido al Estado Libre Asociado como nuestra relación política
con los Estados Unidos porque creemos en una asociación permanente con nuestra ciu
dadanía americana como vinculo indisoluble. Hoy al igual que en el pasado sombras
de proyectos y procesos amañados se dejan ver desde la capital federal. Proyecto q
ue busca darle una mayoría artificial a la estadidad y sacar al Estado Libre Asoci
ado de la papeleta. Porque saben que la estadidad jamás se ganará al E.L.A. frente a
frente.
Para aquellos que quieren la estadidad, hoy los reto nuevamente, consúltenle al pu
eblo, Estadidad SI o NO. Tengan el valor y la gallardía de explicarle al país y exig
irle al Congreso que defina cuáles son los requisitos, las condiciones y los efect
os de la estadidad para Puerto Rico.
Desde San Germán le decimos:
A la Estadidad: NO
A la imposición del Inglés como único idioma oficial: NO
Al territorio incorporado: NO
Al pago de impuestos federales: NO.
A la entrega de nuestro Comité Olímpico y nuestra soberanía deportiva: NO
¿Quieren ustedes renunciar a nuestro himno, a nuestra bandera, a nuestra cultura y
a nuestro idioma? NO.
Pues entonces, los convoco, a que nos unamos como pueblo, a que dejemos atrás los
individualismos y las agendas pequeñas y mezquinas. La agenda del E.L.A. y de Puer
to Rico es más grande que cualquiera de nosotros. Es momento de asumir posiciones
firmes y solidarias para luchar por Puerto Rico.
Yo estoy aquí, de frente, como siempre. En las buenas y en las malas, nunca he reh
uido el llamado al trabajo y mi responsabilidad hacia Puerto Rico. En estos mome
ntos de retos y adversidades, estoy y estaré aquí, firme, de frente, cumpliendo con
mi deber y con mi conciencia. Yo sé que ustedes están conmigo en esta batalla para d
efender al Estado Libre Asociado.
A sólo unas calles de aquí, está localizada Porta Coeli, que al igual que el E.L.A., e
s símbolo de la fortaleza del pueblo puertorriqueño. Hace apenas unos años, dos puerto
rriqueños, los historiadores Luis Iriarte y Dennisse Quiñones describieron Porta Coe
li en su aniversario número 400. Tomando su descripción como punto de partida, hoy l
es digo: Porta Coeli y el E.L.A. han contemplado el proceso de formación de la ide
ntidad puertorriqueña, nuestro devenir histórico, nuestras luchas, sinsabores y aleg
rías. Ambos son símbolos de nuestra fortaleza como pueblo, pues a través del tiempo am
bos han sabido soportar todos los embates recibidos. Han sabido enfrentarse a la
adversidad y resistir todos los intentos de ponerlos de rodilla y de hacerles d
esaparecer para en su lugar rendir culto a dioses ajenos a nuestros altares.
Es lugar donde a los cuatro vientos podemos gritar que somos y seremos puertorri
queños. Desde donde al mundo podemos exclamar que Puerto Rico existe, que aquí estam
os, que somos una nación. La Puerta del Cielo nos invita a mirar hacia el futuro.
Miremos al futuro. Nací en el Estado Libre Asociado. Soy puertorriqueño y estadolibr
ista. Pertenezco a la nueva generación de puertorriqueños que hemos heredado este in
strumento de servicio al país. Nos corresponde a nosotros ahora llevar la antorcha
del E.L.A. por el sendero de su desarrollo y crecimiento. Esa fue la ruta traza
da por Muñoz y su generación. Sabían desde entonces que el E.L.A. es la fuerza que nos
une, la fuerza que emana de su gente, y que ve en el desarrollo del E.L.A. su f
uturo. El futuro de un nuevo E.L.A. basado en la soberanía popular del pueblo de P
uerto Rico.
Tenemos la obligación de presentarle al país un pacto renovado que se constituya en
un movimiento social y económico que inspire. Un contrato social, con los poderes
necesarios para erradicar la pobreza. Un contrato social para defender la iguald
ad de todos los puertorriqueños, no importa su raza, género, edad, orientación sexual,
religión o condición social.
Un contrato social dentro del cual la mujer que cría sola a sus hijos tenga las mi
smas oportunidades para echar adelante a su familia. Un contrato social para que
cada niño pueda optar por una educación de excelencia desde la pre-escolar hasta la
universidad y lo lleve a ser un hombre y una mujer de provecho. Un contrato soc
ial para que nuestras universidades produzcan más ingenieros, arquitectos, médicos,
empresarios, abogados, científicos, artistas y maestros.
Un nuevo contrato social para que cada puertorriqueño tenga acceso a un Plan Unive
rsal de Salud que garantice todos los servicios esenciales. En donde la salud se
a un derecho y no un privilegio. En donde el adicto se atienda adecuadamente med
iante la medicalización de la droga.
Un nuevo contrato social para que nuestros padres y abuelos, personas con limita
ciones físicas y mentales y nuestros veteranos obtengan los servicios médicos que ne
cesitan.
Un nuevo contrato social que tenga un compromiso sagrado con la defensa y la pro
tección de nuestro ambiente y con nuestros recursos naturales, para que no se priv
atice el patrimonio nacional. Donde se garantice el disfrute y la preservación par
a nuestros hijos y las próximas generaciones.
Tenemos que presentarle al país una nueva propuesta económica que garantice la capac
idad y las herramientas para crear riqueza y empleos.
Un nuevo E.L.A. liberado de las Leyes de Cabotaje para viabilizar el desarrollo
del Puerto de Ponce, del área sur y del oeste, y convertir a Puerto Rico en el cen
tro de la economía caribeña.
Un nuevo E.L.A. con el poder de llegar a acuerdos comerciales y contributivos co
n otros países, para que Puerto Rico sea el líder del turismo, de la manufactura y d
e las biociencias en Latinoamérica.
Un nuevo E.L.A. con el poder económico de insertarnos en el mercado internacional
y producir nuevos empleos para ti.
¡Este es el Pacto Renovado!
¡Es el Estado Libre Asociado de fuerza, de unidad y de trabajo!
¡Es el movimiento social y económico del futuro! ¡Es el Estado Libre Asociado que yo a
spiro para ti y para mi familia!
¡Defendamos el desarrollo del E.L.A., porque es la fuerza de futuro!
¡Vamos de frente a defender a Puerto Rico!
¡Qué Dios bendiga nuestra Constitución!
¡Qué Dios bendiga a Puerto Rico!

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