Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
CONSTITUCIONES
2019
constituciones
ORDINIS FRATRUM MINORUM
CONVENTUALIUM
ROMA 2019
153 mm 22 mm 153 mm
ROMA
Convento de los Santos XII Apóstoles
2019
constituciones
ORDINIS FRATRUM MINORUM
CONVENTUALIUM
El texto en lengua italiana, a partir del cual se ha realizado esta
traducción, es el texto original aprobado por la Congregación para los
Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica
CONGREGACIÓN
PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA
Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA
Prot. N. C. 86/2018
DECRETO
7
Decreto
8
CARTA DE ACOMPAÑAMIENTO
AL DECRETO
Prot. C. 86/2018
Reverendo Padre:
Con la presente respondemos a su apreciada carta del
25 de septiembre del año en curso, con la cual, por medio
del Procurador General, presentó la solicitud de aproba-
ción del Texto revisado de las Constituciones, votado por
el Capítulo General Extraordinario de la Orden de los Her-
manos Menores Conventuales.
El Texto presentado es de gran valor; el esfuerzo en la
elaboración de las formulaciones normativas es evidente,
enriquecidas con oportunas referencias a los textos funda-
cionales y magisteriales, que bien se armonizan con los ele-
mentos jurídicos.
Por tanto, después de un estudio atento, este Dicasterio
concede lo solicitado, adjuntando a la presente el Decreto
de aprobación del nuevo Texto constitucional.
No obstante, se modifican: el art. 34 §2, sustituyendo
voto deliberativo por consentimiento; el art. 191 §1, susti-
9
Carta de acompañamiento al Decreto
10
PROMULGACIÓN
Prot. N. 865/18
Queridos hermanos:
¡Paz a vosotros!
Los Capítulos generales ordinarios de 2007 y 2013 deci-
dieron y confirmaron el trabajo de revisión de las Consti-
tuciones que ha caracterizado los esfuerzos de la Orden du-
rante más de un decenio. Por fin hemos llegado al término
de un camino formativo que nos ha ayudado a reflexionar y
renovar nuestra identidad y misión en la Iglesia. De hecho,
las Constituciones quieren y deben ser una actualización
de la Regla en el contexto de la Iglesia y la sociedad en que
vivimos los Hermanos Menores Conventuales.
En el primero de los dos sexenios (2007-2013), nuestro
compromiso común fue profundizar en algunos temas fun-
damentales. En primer lugar se inició la reflexión en todas
las fraternidades de la Orden mediante fichas comunes para
los Capítulos conventuales y la publicación de varios es-
tudios realizados ad hoc y publicados en el Commentarium
Ordinis y en la página web de la Orden.
Después el proceso de revisión de las Constituciones
recibió un renovado y decisivo impulso a partir del Capí-
11
Promulgación
12
Promulgación
13
Promulgación
14
AUTORIZACIÓN TRADUCCIÓN
ESPAÑOLA
15
Abreviaturas
Fuentes Franciscanas
16
Abreviaturas
Documentos Eclesiásticos
17
REGLA
DEL SERÁFICO PADRE
SAN FRANCISCO
Capítulo I
¡En el nombre del Señor!
Comienza la vida de los Hermanos Menores
21
Regla
Capítulo II
Los que quieren abrazar esta vida,
y cómo deben ser recibidos
22
Regla
Capítulo III
El oficio divino, el ayuno,
y cómo han de ir los hermanos por el mundo
23
Regla
24
Regla
Capítulo IV
Que los hermanos no reciban dinero
Capítulo V
El modo de trabajar
25
Regla
Capítulo VI
Que nada se apropien los hermanos,
la mendicación, y el amor mutuo
26
Regla
Capítulo VII
La penitencia que se ha de imponer
a los hermanos que pecan
Capítulo VIII
La elección del ministro general de esta
Fraternidad y el capítulo de Pentecostés
27
Regla
Capítulo IX
Los predicadores
28
Regla
Capítulo X
La amonestación y corrección de los hermanos
29
Regla
Capítulo XI
Los hermanos no entren en los
monasterios de monjas
30
Regla
Capítulo XII
Los que van entre sarracenos y otros infieles
Confirmación de la Regla
31
TESTAMENTO
DEL SERÁFICO PADRE SAN FRANCISCO
TESTAMENTO (1226)
1226
35
Testamento
36
Testamento
37
Testamento
38
Testamento
39
CONSTITUCIONES
DE LA ORDEN
DE LOS HERMANOS MENORES
CONVENTUALES
CAPÍTULO I
La vida evangélica de los hermanos
Introducción espiritual
[a]
San Francisco de Asís, que Dios suscitó como auténtico
discípulo de Jesucristo en la Iglesia y en la sociedad de su
tiempo, marcadas por grandes y complejos desafíos, afirma
haber fundado nuestra fraternidad por inspiración divina:
«El Señor me dio a mí, el hermano Francisco, el comenzar
de este modo a hacer penitencia: pues, como estaba en pe-
cados, me parecía extremadamente amargo ver a los lepro-
sos; pero el Señor mismo me llevó entre ellos, y practiqué
con ellos la misericordia… Y después que el Señor me dio
hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, pero el mis-
mo Altísimo me reveló que debía vivir según la forma del
santo Evangelio»1.
[b]
Escuchando atentamente el Evangelio y «viendo el bien-
aventurado Francisco que el Señor Dios le aumentaba de
día en día el número de seguidores, escribió para sí y sus
hermanos presentes y futuros, con sencillez y en pocas pa-
labras, una forma de vida y regla, sirviéndose, sobre todo,
1
Test 1-2.14.
45
Introducción espiritual Capítulo I
[c]
Los valores evangélicos indicados por el Seráfico Padre
como fundamento de la identidad de la Orden son: la fra-
ternidad, acogida como don del Señor («Y después que el
Señor me dio hermanos…»4), y la minoridad, entendida
como conformación a Cristo, siervo humilde («a todos sin
excepción se les llame hermanos menores. Y lávense los
pies los unos a los otros»5). Estas, pues, constituyen los ele-
mentos esenciales del carisma.
[d]
Refiriéndose a la Regla, Francisco escribe: «El mismo Al-
tísimo me reveló que debía vivir según la forma del santo
Evangelio; y yo lo hice escribir en pocas palabras y sencilla-
mente, y el señor papa me lo confirmó»6. Y en otra parte:
«Ruego a todos los hermanos que aprendan el tenor y el
sentido de las cosas que están escritas en esta vida para la
salvación de nuestra alma, y que las traigan frecuentemente
a la memoria. Y suplico a Dios que él mismo, que es om-
2
1Cel 32.
3
Rb 1,1.
4
Test 14.
5
Rnb 6,3.
6
Test 14-15.
46
La vida evangélica de los hermanos Introducción espiritual
[e]
La observancia y la interpretación de la Regla se llevan a
cabo bajo la guía del Espíritu Santo y de la Iglesia: «siempre
sometidos y sujetos a los pies de la misma santa Iglesia, fir-
mes en la fe católica, observemos la pobreza y la humildad
y el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo que firme-
mente prometimos»9.
[f]
San Francisco exhorta: «Dice el Señor en el Evangelio: “El
que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discí-
pulo”; y: “El que quiera salvar su vida, la perderá”. Abando-
na todo lo que posee y pierde [su alma y] su cuerpo, el que
se entrega a sí mismo totalmente a la obediencia en manos
de su prelado… Y si alguna vez el súbdito ve que algo es
mejor y de mayor provecho para su alma que lo que le man-
da el prelado, sacrifique voluntariamente lo suyo a Dios y
esfuércese en poner por obra lo que le manda el prelado…
Pero si el prelado manda al súbdito algo que va contra su
7
Rnb 24,1-2.
8
2Cel 208.
9
Rb 12,4.
47
Introducción espiritual Capítulo I
[g]
Desde el momento en que el bienaventurado Francisco, en
presencia del obispo de Asís, entregó todos sus bienes al
padre terreno, se abandonó exclusivamente a la Providen-
cia divina con estas palabras: «Desde ahora diré con liber-
tad: Padre nuestro, que estás en los cielos»13, se convirtió
en fidelísimo discípulo y hermano de Cristo pobre: «Yo, el
hermano Francisco, pequeñuelo, quiero seguir la vida y la
pobreza del altísimo Señor nuestro Jesucristo y de su santí-
sima Madre, y perseverar en ella hasta el fin»14. Siguiendo
su ejemplo, los Hermanos Menores abrazan con humildad
y con alegría la altísima pobreza, que los ha constituido
10
Adm 3,1-3.5.7.
11
Rnb 5,17.
12
Rb 10,2.5-6.
13
2Cel 12.
14
UltVol 1.
48
La vida evangélica de los hermanos Introducción espiritual
[h]
San Francisco, impulsado por el deseo de conformarse to-
talmente a Cristo, abraza la castidad como opción de amor.
Y exhorta a los hermanos a amar «con todo el corazón, con
toda el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y forta-
leza, con todo el entendimiento, con todas las energías, con
todo el empeño, con todo el afecto, con todas las entrañas,
con todos los deseos y quereres, al Señor Dios, que nos dio y
nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda
la vida»17. Y ruega «a todos los hermanos, tanto a los mi-
nistros como a los demás, que, removido todo impedimen-
to y pospuesta toda preocupación y todo afán, como mejor
puedan, sirvan, amen, adoren y honren al Señor Dios, y
háganlo con limpio corazón y mente pura, que es lo que él
busca por encima de todo»18.
15
Rb 6,4.6.
16
Rnb 9,2.
17
Ib. 23,8.
18
Ib. 22,26.
49
Art. 1 Capítulo I
Título I
Los principios carismáticos de la Orden
1.
§1. La Orden de los Hermanos Menores Conventuales es
la Religión fundada por San Francisco de Asís en la
Iglesia con el nombre de “hermanos menores”, a la que,
casi desde sus inicios, se añadió la denominación de
“conventuales”. El ideal del bienaventurado Francisco
y de los hermanos es vivir y testimoniar el santo Evan-
gelio en comunión fraterna, minoridad, obediencia, sin
nada propio y en castidad. Los miembros de la Orden se
llaman Hermanos Menores Conventuales.
§2. Los miembros de la Orden, guiados por el Espíritu
Santo, forman una verdadera fraternidad, cuyos rasgos
característicos son la familiaridad y la ternura mater-
na19, la misericordia20, el respeto, la cortesía y la ale-
gría21, el servicio a los hermanos enfermos22, la acogi-
da de todos los hombres23 y la sencillez evangélica en
la misión24.
§3. Todos los hermanos comparten la misma vocación
franciscana conventual y asumen los derechos y debe-
res propios de la profesión religiosa, excepto los que de-
19
Cf. Rb 6,7-8.
20
Cf. Ib. 7,3; CtaM 9-11.
21
Cf. Rnb 7,14-16.
22
Cf. Rb 6,9.
23
Cf. Rnb 7,14.
24
Cf. Ib. 16,1-7.
50
La vida evangélica de los hermanos Art. 1
51
Art. 2 Capítulo I
52
La vida evangélica de los hermanos Art. 4
3.
Toda la Orden y cada uno de los hermanos están sujetos
inmediatamente al Papa, en vista del bien común y como
expresión de su comunión con todo el pueblo de Dios.
4.
§1. Con la profesión religiosa los hermanos se comprome-
ten públicamente36 a vivir el Evangelio en fraternidad
y minoridad, siguiendo a Cristo en obediencia, sin nada
propio y en castidad, según la Regla de los Hermanos
Menores, interpretada por las Constituciones.
§2. Los hermanos emiten los votos públicos, temporales o
perpetuos. En la tradición de la Orden y en las Consti-
tuciones actuales son llamados simples o solemnes37.
§3. Con la profesión solemne de los votos, los hermanos se
incorporan definitivamente a la Orden.
34
Cf. VC 9; CIC, can. 675.
35
Cánt 1.
36
Cf. CIC, can. 607 §2; CCEO, cann. 410; 504 §1.
37
Cf. CIC, cann. 607 §2; 654; 655; 657; 1192 §§1-2; CCEO, cann. 410; 504 §1.
53
Art. 5 Capítulo I
Título II
La profesión de la Regla
5.
§1. La Regla de San Francisco, confirmada por el papa Ho-
norio III e interpretada por otros Sumos Pontífices, es
la forma de vida evangélica profesada por los Hermanos
Menores Conventuales, y obliga en conciencia según
las Constituciones.
§2. La Regla es el fundamento de la vida y de la legislación
de toda la Orden.
§3. Para conocer y hacer propio el espíritu de la Regla, los
hermanos estudien y profundicen, además de la Regla,
los otros escritos de San Francisco, las Fuentes Francis-
canas, las Constituciones, los documentos de la Orden
y los de la Sede Apostólica referentes a la Regla.
6.
§1. Es derecho de la Sede Apostólica interpretar la Regla
de modo auténtico, por propia iniciativa, o a petición
del Capítulo general.
§2. Es derecho del Capítulo general, con el consentimiento
de dos tercios de los vocales, proponer a la aprobación
de la Sede Apostólica tanto la abrogación de las nor-
mas vigentes de las Constituciones como la aprobación
de las nuevas, así como la adaptación de la Regla a las
nuevas exigencias de los tiempos.
54
La vida evangélica de los hermanos Art. 7
7.
§1. Para la aplicación de las leyes generales, el Capítulo
general promulgue Estatutos especiales para toda la Or-
den, y el Capítulo provincial disponga otro tanto para
cada una de las Provincias.
§2. Las Custodias pueden tener Estatutos propios, aproba-
dos por la autoridad competente.
§3. En caso de necesidad, es facultad de los Ministros y
Custodios con sus propios Definitorios interpretar o
cambiar los respectivos Estatutos, con validez hasta el
Capítulo sucesivo.
§4. Los Estatutos provinciales, antes de su promulgación,
deben presentarse oportunamente al Ministro general
para que, con su Definitorio, constate y declare su con-
formidad con el derecho propio de la Orden.
55
Art. 8 Capítulo I
8.
De las normas disciplinares de las Constituciones y los Es-
tatutos, por causas razonables y por tiempo determinado,
pueden dispensar:
a) el Ministro general a cada hermano y convento, y,
con el consentimiento de su Definitorio, también a
cada Provincia;
b) el Ministro provincial a sus hermanos y a los que resi-
den en su Provincia y en sus Custodias, y, con el con-
sentimiento de su Definitorio, también a cada uno de
sus conventos;
c) el Custodio a sus hermanos y a los que residen en su
Custodia y, con el consentimiento de su Definitorio,
también a cada uno de sus conventos;
56
La vida evangélica de los hermanos Art. 9
Título III
La profesión de los votos
9.
§1. Haciendo voto de vivir en obediencia, sin nada propio
y en castidad, los hermanos reconocen solemne y pú-
blicamente haber recibido de Dios Padre la gracia de
seguir a Cristo en su estilo de vida casta, pobre y obe-
diente. A Él se dedican totalmente, llevando a término
en modo particular la consagración bautismal38.
§2. Con la profesión de los votos, los hermanos se unen de
modo especial a la Iglesia y a la misión salvífica de Cristo.
§3. Además, testimonian proféticamente la posibilidad de
una nueva humanidad en Cristo, donde todos se reco-
nocen hermanos y hermanas y viven una verdadera soli-
daridad, y donde se promueven la integridad de la crea-
ción, la paz, la justicia y el bien común de la sociedad. De
este modo, anuncian el mundo que vendrá.
§4. Por tanto, cada hermano, llamado a la profesión de los
consejos, persevere en su vocación y la refuerce con
cooperación fiel y prudente vigilancia.
§5. Los tres votos, por su naturaleza, obligan sub gravi.
38
Cf. PC 5; VC 30.
57
Art. 10 Capítulo I
10.
Con el voto de obediencia, los hermanos entregan a Dios,
como holocausto de sí mismos, la propia voluntad para
unirse directamente a la voluntad divina, a ejemplo de
Jesucristo, que vino a la tierra para hacer la voluntad del
Padre; y con espíritu de fe se someten a los superiores en la
Iglesia. Esta obediencia no solo no disminuye la dignidad
de la persona humana, sino que la eleva a una mayor madu-
rez, acrecentando la libertad de los hijos de Dios.
11.
Los hermanos, como parte viva del pueblo de Dios y hom-
bres católicos y apostólicos, conformándose a la promesa
específica y al ejemplo del Seráfico Padre, se muestren
menores sobre todo en la obediencia y la fidelidad a la
Iglesia.
12.
§1. Los hermanos, según el ejemplo y la voluntad de San
Francisco, están obligados a prestar obediencia al Sumo
Pontífice39, también en virtud del voto.
§2. Presten obediencia al Ministro general, sucesor de
San Francisco40, y a los Ministros, Custodios y Guar-
dianes cuando mandan según la Regla y las Constitu-
ciones41.
39
Cf. Rb 1,2; CIC, can. 590 §2.
40
Cf. Rb 1,3.
41
Cf. CIC, can. 601.
58
La vida evangélica de los hermanos Art. 13
13.
§1. En el desempeño de su oficio, los Ministros, Custodios
y Guardianes sean dóciles a la voluntad de Dios en es-
píritu de caridad y de servicio, escuchen de buen grado
a sus hermanos, favorezcan su crecimiento humano y
espiritual y promuevan su colaboración para el bien de
la fraternidad y de la Iglesia.
§2. Los Ministros, Custodios y Guardianes, con vistas al
bien común, tienen la autoridad de decidir y ordenar a
los hermanos lo que han de hacer. Pero procuren guiar
a los hermanos a obedecer de manera activa y respon-
sable y a valorar los propios talentos, permaneciendo
atentos y fieles a la llamada del Espíritu Santo.
§3. La obediencia vivida en la fraternidad crea un vínculo
muy estrecho entre los hermanos, y les permite realizar
42
Cf. CIVCSVA, El servicio de la autoridad y la obediencia, 27.
43
Cf. CIC, can. 678; VC 49.
44
Cf. Rnb 5,14.
59
Art. 14 Capítulo I
14.
§1. Con el voto de la pobreza evangélica, los hermanos
confiesan que Dios, sumo bien, es la única riqueza
verdadera del hombre45, y se comprometen a seguir el
ejemplo del Hijo de Dios que por nosotros se hizo pobre
en este mundo46.
§2. Los hermanos, confiados en la Providencia divina, ya
que se han comprometido a vivir “sin nada propio”,
renuncien totalmente a la propiedad individual de los
bienes.
§3. Hagan juntos el discernimiento sobre la gestión de los
bienes temporales, teniendo en cuenta las necesidades
de la fraternidad y de los pobres. Además, sepan poner
a disposición de los demás los bienes espirituales, cultu-
rales y materiales.
§4. Los hermanos se abstengan de todo acto de propiedad,
dependiendo en el uso de los bienes de los Ministros,
Custodios y Guardianes, y procuren ser y mostrarse ver-
daderamente pobres en las cosas y en el espíritu, asu-
miendo un estilo de vida sencillo y sobrio47.
45
Cf. VC 21.
46
Cf. Rb 6,3; CIC, can. 600.
47
Cf. CIC, can. 668 §3; CCEO, can. 529 §3.
60
La vida evangélica de los hermanos Art. 15
15.
§1. En el espíritu del “sin nada propio”, antes de la profe-
sión temporal, el candidato ceda la administración de
los bienes a quien quiera, y disponga libremente sobre
su uso y usufructo49.
§2. Antes de la profesión solemne, el mismo candidato,
como condición para la profesión, renuncie a la propie-
dad de los bienes a través de un documento, tal como se
precisa en los Estatutos provinciales o custodiales. Este
documento sea válido posiblemente también en el ám-
bito civil. Debiendo, por justa causa, cambiar estas dis-
48
Cánt 9.
49
Cf. CIC, can. 668 §1; CCEO, can. 525 §2.
61
Art. 16 Capítulo I
16.
§1. Los hermanos recuerden que son pobres y peregrinos
en este mundo51, y que todos los bienes ganados o re-
cibidos por ellos no son suyos, sino de la fraternidad,
la cual los administra para la vida sobria y sencilla de
los hermanos, para el apostolado de la Orden y para las
obras de caridad.
§2. Todos los bienes que los hermanos reciben, o como
sueldo por un trabajo, o bajo cualquier otro título o
donación, aunque haya sido hecha personalmente al
hermano, pasan a ser propiedad del convento o, según
los Estatutos provinciales o custodiales, de otra persona
jurídica de la Orden52.
§3. Según las declaraciones de la Iglesia, la Orden, las Pro-
vincias, las Custodias y los conventos pueden poseer
bienes temporales, pero no los hermanos individual-
mente. Sin embargo, no posean ni mantengan bienes
sin una necesidad evidente para la vida de los herma-
nos o sin una utilidad proporcionada para las obras de
la Orden. En todo caso, se evite cualquier forma de
avaricia, de lujo o de acumulación indebida53.
50
Cf. CIC, can. 668 §2; CCEO, cann. 525 §2; 529 §4.
51
Cf. Rb 6,2.
52
Cf. CIC, can. 668 §3.
53
Cf. CIC, can. 634.
62
La vida evangélica de los hermanos Art. 18
17.
§1. Según la voluntad de San Francisco, el cual escribe que
todos los hermanos deben trabajar54 y pueden usar los
instrumentos necesarios para realizar su trabajo55, los
hermanos se sientan vinculados a la ley común del tra-
bajo, para procurar lo necesario a la fraternidad. En caso
de necesidad, allí donde los hermanos dan testimonio
de vida evangélica pobre, recurran humildemente a la
“mesa del Señor”, o sea, pidan y acepten limosnas o sub-
sidios sociales, poniendo siempre su confianza en la Pro-
videncia divina. Sean siempre solidarios con los pobres.
§2. Está permitido que los hermanos reciban retribuciones
y pensiones procedentes del trabajo, y que se inscriban
en las asociaciones de seguridad social según los Estatu-
tos provinciales o custodiales, entendiéndose siempre
que esas entradas van a la fraternidad.
§3. Los Ministros y Custodios con sus Definitorios provean
a la pensión y la asistencia sanitaria ordinaria y extraor-
dinaria de los hermanos, según las leyes y las normas de
los diferentes países.
18.
§1. Tanto los hermanos individualmente como las frater-
nidades observen fielmente la pobreza, de manera que
sean un claro testimonio profético. En todo eviten
cuanto denote lujo o refinamiento.
54
Cf. Test 20.
55
Cf. Rnb 7,9.
63
Art. 19 Capítulo I
19.
La fraternidad disponga que los bienes destinados a las ac-
tividades de apostolado sean realmente utilizados para esta
finalidad y para la expansión de las obras apostólicas de la
Orden. En la gestión de estos bienes, los hermanos busquen
únicamente el bien de las personas y respeten las intencio-
nes de los donantes56.
20.
§1. Las Provincias, las Custodias y los conventos, ya que son
parte de la única fraternidad de la Orden, sean solidarios
entre sí, compartiendo los bienes materiales y humanos,
de manera que aquellas partes de la Orden que tienen
mayores recursos ayuden a las que tienen más necesidad.
En particular promuevan la movilidad de los hermanos
en favor de las Provincias y Custodias que se encuentran
56
Cf. CIC, can. 1267 §3; CCEO, can. 1016 §1.
64
La vida evangélica de los hermanos Art. 22
21.
De los propios bienes se obtengan generosas aportaciones
para las necesidades de la Iglesia, para el mantenimiento de
los pobres y para las obras de promoción de la justicia, la
paz y la integridad de la creación.
22.
Salvaguardando siempre el espíritu de pobreza y sobriedad,
bajo la autoridad de los Ministros, Custodios y Guardianes,
los hermanos hagan un uso moderado y responsable del di-
65
Art. 23 Capítulo I
23.
Habiendo fundado el Seráfico Padre su fraternidad en la
Iglesia, sobre todo como testimonio de pobreza evangélica,
los hermanos procuren discernir y adoptar nuevas formas
de pobreza acordes con los tiempos y lugares. Corresponde
luego a los Capítulos tomar una decisión acerca de estas
nuevas formas.
24.
§1. Con el voto de castidad perfecta, vivido con corazón y
ánimo puros57, los hermanos asumen el estilo de vida
de Jesús, que se dedicó totalmente al Reino de Dios y al
amor de los hermanos. Eligen el estado de continencia
perfecta en el celibato, como expresión del amor a Dios
y a los hombres, como signo de los bienes escatológicos
y fuente especial de fecundidad espiritual58, que tiene
su origen en el amor trinitario.
§2. Abrazando libremente la vida de castidad, los herma-
nos se abstengan de todo lo que es contrario a esta.
25.
§1. Para vivir en castidad el amor a Dios y a los hermanos,
los hermanos, ayudados por la gracia divina, crezcan en
57
Cf. Adm 16,2.
58
Cf. CIC, can. 599; VC 21.
66
La vida evangélica de los hermanos Art. 26
26.
§1. En el contacto y la relación con las personas, los her-
manos mantengan un comportamiento de gran respe-
to. Además, se comprometan a crear ambientes sanos y
seguros.
§2. En caso de abusos, especialmente respecto a menores
de edad o adultos vulnerables, los Ministros, los Custo-
dios y los hermanos observen las directrices del derecho
eclesiástico59.
59
Cf. CDF, Normae de delictis reservatis seu normae de delictis contra fidem necnon de
gravioribus delictis (21 de mayo de 2010), art. 6 y 16.
67
Art. 27 Capítulo I
Título IV
La estructura de la Orden
27.
La Orden de los Hermanos Menores Conventuales es una
única fraternidad extendida por todo el mundo. Donde-
quiera se encuentren los hermanos, constituyen una familia
al estilo evangélico60. Los Ministros, los Custodios y todos
los hermanos promuevan, mantengan y refuercen siempre
la unidad y la comunión.
28.
§1. Para una eficaz animación y organización de la vida y
las actividades de los hermanos, la Orden se articula
en Provincias y Custodias, a las que son afiliados los
hermanos.
§2. Las Provincias y Custodias, formadas por conventos, se
asientan en un territorio que es determinado y definido
en los respectivos Estatutos.
29.
§1. Para que pueda haber una presencia estable de herma-
nos de una Provincia o Custodia en el territorio de otra,
se requiere el consentimiento de ambos Capítulos pro-
vinciales o custodiales, el consentimiento del Ministro
general con su Definitorio y el consentimiento escrito
60
Cf. Mc 3,33-35; Rb 6,7-9.
68
La vida evangélica de los hermanos Art. 31
30.
§1. Las Provincias y Custodias están formadas por conven-
tos, es decir, por fraternidades locales, en las que los
hermanos son colocados de familia. El convento es el
lugar donde se renueva y se comparte fraterna y coti-
dianamente la vida y la misión.
§2. Las Provincias, por motivos particulares, pueden erigir
Delegaciones en conformidad con los Estatutos genera-
les y provinciales.
31.
§1. Las Provincias, Custodias y Delegaciones son agru-
padas en Conferencias o Federaciones según criterios
geográficos, culturales o lingüísticos.
§2. Con el fin de profundizar en las relaciones y el cono-
cimiento entre los hermanos, respetando la diversidad
de dones y carismas de los hermanos, las Conferencias
y Federaciones favorezcan la colaboración en la for-
mación inicial y permanente, la cooperación solidaria
61
Cf. CIC, can. 609 §1; CCEO, can. 509 §1.
69
Art. 32 Capítulo I
32.
El Sacro Convento de Asís supera a todos los demás conven-
tos por su altísima dignidad, siendo confiado a su custodia
el insigne santuario en el que reposa el Seráfico Padre, y por
haber sido declarado cabeza y madre de toda la Orden y erigi-
do en Basílica patriarcal y Capilla papal. Todos los hermanos
lo consideren como centro de la espiritualidad de la Orden,
de las Provincias y de los conventos, y se sientan unidos a él
espiritualmente. Es preciso que en el Sacro Convento sean
colocados hermanos elegidos de todas las Provincias, que
testimonien y confirmen la fidelidad de todos los demás her-
manos de la Provincia en el carisma y la perfección francisca-
na, y promuevan la vitalidad del mismo convento. El Sacro
Convento se rige jurídicamente por un Estatuto particular.
70
La vida evangélica de los hermanos Art. 33
33.
§1. La erección, la división, la unión, la fusión y la supre-
sión de una Provincia o de una Custodia general son
competencia del Capítulo general. Fuera del Capítulo
general, corresponde al Ministro general con su Defi-
nitorio tomar esas decisiones. En todo caso, se escuche
antes a las partes interesadas.
§2. Para la erección de una Provincia o de una Custodia
general es necesario un número tal de conventos y de
hermanos profesos solemnes que permita a la nueva
Provincia o Custodia una vida autónoma. Los Estatutos
generales establezcan también los criterios que garan-
ticen la calidad de la vida evangélica y fraterna de la
nueva Provincia o Custodia general.
§3. Teniendo en cuenta dichos criterios, se lleve a cabo el
discernimiento para la posible supresión, fusión o unión
de una Provincia o Custodia general con otra Provincia
o Custodia, de manera que asegure a los hermanos una
vida verdaderamente fraterna.
§4. Comprobados el número adecuado de conventos y
de hermanos profesos solemnes y la calidad de la vida
evangélica y fraterna según los criterios establecidos
por los Estatutos generales, obtenido previamente el
consentimiento del Ministro general con su Definito-
rio, corresponde al Capítulo provincial, con el voto
afirmativo de dos tercios de los vocales, la erección de
una Custodia provincial.
71
Art. 34 Capítulo I
34.
§1. La erección y la supresión de un convento colocado
bajo la inmediata jurisdicción del Ministro general son
decretadas por el Capítulo general, en conformidad
con el derecho universal62.
§2. La erección de un convento compete al Capítulo pro-
vincial; en caso urgente, al Ministro provincial con el
consentimiento de su Definitorio. Pero siempre es ne-
cesario el consentimiento del Ministro general con el
consentimiento de su Definitorio, en conformidad con
el derecho universal63.
§3. El Ministro provincial, con el consentimiento de su
Definitorio e interpelado el Capítulo conventual del
convento interesado, puede erigir o suprimir una casa
filial bajo la dependencia de dicho convento, salvo el
derecho universal64.
§4. La supresión de un convento está reservada al Ministro
general con el consentimiento de su Definitorio, des-
pués de haber escuchado a los interesados y consultado
al Obispo diocesano65.
62
Cf. CIC, cann. 609 §1; 610; 1215 §3; CCEO, cann. 509; 510; 870.
63
Cf. CIC, cann. 609 §1; 610; 611; 1215 §3; CCEO, cann. 509; 870.
64
Cf. CIC, cann. 609; 616 §1; CCEO, cann. 509; 510.
65
Cf. CIC, can. 616 §1; CCEO, can. 510.
72
CAPÍTULO II
La vida de unión con Dios
Introducción espiritual
[a]
San Francisco de Asís, con su ejemplo y su palabra, indica
a los hermanos que la vida de unión con Dios es el funda-
mento de la fraternidad minorita y de su misión.
[b]
Los hermanos, amando a Dios, sumo bien, con el espíri-
tu del Seráfico Padre, son animados a dirigir su corazón al
Padre que los ha creado y los ha formado «a imagen de su
amado Hijo según el cuerpo y a semejanza suya según el es-
píritu»66, y a orar al mismo Padre con gratitud: «Padre santo
y justo, Señor rey del cielo y de la tierra, te damos gracias
por ti mismo, pues por tu santa voluntad, y por medio de tu
Hijo unigénito con el Espíritu Santo, creaste todas las cosas
espirituales y corporales, y a nosotros… nos colocaste en el
paraíso… Y te damos gracias porque, así como nos creaste
por tu Hijo, así también, por el verdadero y santo amor con
que nos amaste, hiciste que él, verdadero Dios y verdade-
ro hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen beatísima
Santa María, y quisiste que nosotros, cautivos, fuéramos re-
dimidos por su cruz y sangre y muerte»67.
66
Adm 5,1.
67
Rnb 23,1-3.
75
Introducción espiritual Capítulo II
[c]
La oración, según el bienaventurado Francisco, tiene la
prioridad sobre todas las cosas y requiere un compromiso
constante: «Por la santa caridad que es Dios, ruego a todos
los hermanos, tanto a los ministros como a los demás, que,
removido todo impedimento y pospuesta toda preocupa-
ción y todo afán, como mejor puedan, sirvan, amen, ado-
ren y honren al Señor Dios, y háganlo con limpio corazón
y mente pura, que es lo que él busca por encima de todo. Y
hagamos siempre en nosotros habitación y morada a aquel
que es el Señor Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu
Santo»68.
[d]
En el centro de la contemplación orante de Francisco está
la persona de Jesucristo. La encarnación del Hijo de Dios lo
llena de estupor: la Palabra del Padre, «tan digna, tan santa
y gloriosa», recibe de la Virgen María «la verdadera carne
de nuestra humanidad y fragilidad. Y, siendo sobremanera
rico, quiso escoger la pobreza en este mundo, junto con la
bienaventurada Virgen, su Madre»69.
[e]
La meditación sobre la pasión y muerte de Jesús provoca
en el bienaventurado Francisco lágrimas y gemidos, le hace
partícipe, incluso físicamente, de los sufrimientos de Cristo
crucificado y hace brotar de su corazón oraciones de adora-
68
Ib. 22,26-27.
69
2CtaF 4-5.
76
La vida de unión con Dios Introducción espiritual
[f]
El Padre Francisco queda profundamente impresionado
también por la humildad del misterio eucarístico, que le
hace exclamar: «¡Oh admirable celsitud y asombrosa con-
descendencia! ¡Oh sublime humildad! ¡Oh humilde subli-
midad, que el Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, se
humilla hasta el punto de esconderse, para nuestra salva-
ción, bajo una pequeña forma de pan! Mirad, hermanos, la
humildad de Dios y derramad ante él vuestros corazones;
humillaos también vosotros, para ser enaltecidos por él»71.
Por eso dice a sus hermanos: «Os suplico a todos vosotros,
hermanos,… que manifestéis públicamente toda la reve-
rencia y todo el honor que os sea posible al santísimo cuer-
po y sangre de nuestro Señor Jesucristo, en quien han sido
pacificadas y reconciliadas con Dios omnipotente todas las
cosas que hay en los cielos y en la tierra»72.
[g]
En la experiencia espiritual de Francisco tiene un papel
importante y vital la persona del Espíritu Santo: «Omni-
potente, eterno, justo y misericordioso Dios, concédenos
por ti mismo a nosotros, míseros, hacer lo que sabemos que
70
Test 5; OfP.
71
CtaO 27-28; Adm 1,16-18.
72
CtaO 12.
77
Introducción espiritual Capítulo II
[h]
El Seráfico Padre tiene una gran veneración por la Sagrada
Escritura, que contiene «las fragantes palabras» de su Se-
ñor, «que es la Palabra del Padre, y las palabras del Espíritu
Santo, que son espíritu y vida»74. Y ruega y suplica que «con
humildad y caridad, estas y las demás palabras de nuestro
Señor Jesucristo» sean acogidas y puestas en práctica75.
[i]
San Francisco celebra el oficio divino con gran fervor de
ánimo, en comunión con la Iglesia, e invita a los herma-
nos a hacerlo «con devoción, en la presencia de Dios, no
poniendo su atención en la melodía de la voz, sino en la
consonancia de la mente, para que la voz sintonice con la
mente y la mente sintonice con Dios, de manera que pue-
dan agradar a Dios por la pureza del corazón»76.
[j]
El bienaventurado Francisco contemplaba y honraba siem-
pre a la Madre de Dios, María, «hija y esclava del altísimo y
73
Ib. 50-51.
74
2CtaF 2-3.
75
Cf. Ib. 86.
76
CtaO 41-42.
78
La vida de unión con Dios Introducción espiritual
[k]
El Seráfico Padre, iluminado por la luz del Espíritu Santo,
comienza «a hacer penitencia» y, guiado por el Señor mis-
mo, se acerca a los leprosos y practica con ellos la miseri-
cordia, y poco después salió «del mundo»79. Así lleva a cabo
un cambio radical de vida y se dispone a seguir a Cristo
crucificado, el «buen pastor, que por salvar a sus ovejas so-
portó la pasión de la cruz»80. Quiere también que sus her-
manos sean hombres de penitencia y conversión: «Demos,
además, los frutos propios de la penitencia. Y amemos a
nuestros prójimos como a nosotros mismos. Y si alguno no
quiere amarlos como a sí mismo, al menos no les haga mal,
sino hágales el bien»81; «humildemente rogamos y suplica-
mos todos nosotros, los hermanos menores, siervos inútiles,
que perseveremos todos en la verdadera fe y en la peniten-
cia, porque de otro modo nadie se puede salvar»82.
77
Antífona 2.
78
SalVir 1-3.
79
Test 1-3.
80
Adm 6,1.
81
2CtaF 25-27.
82
Rnb 23,7.
79
Introducción espiritual Capítulo II
[l]
Viviendo de esa manera, los hermanos testimonian cuanto
dice S. Pablo: «Todo cuanto hagáis, de palabra y de obra, ha-
cedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de
él a Dios Padre»83; y al mismo tiempo imitan el espíritu y
las obras de fe, esperanza y caridad de S. Francisco, el cual,
viviendo conforme a su lema “mi Dios y mi todo”84, vive en
Jesucristo la plena comunión con Dios uno y trino, con los
hermanos, las hermanas y con toda la creación.
83
Col 3,17.
84
Cf. Flor 2.
80
La vida de unión con Dios Art. 35
Título I
La vida y el espíritu de oración
35.
§1. Con la profesión religiosa los hermanos se entregan
totalmente a Dios, sumamente amado, de manera que
viven totalmente del Señor, para que Dios sea todo en
todos. Por eso, la contemplación de las verdades divi-
nas y la unión constante con Dios en la oración debe
ser su primer y principal deber85.
§2. La vida consagrada testimonia proféticamente la pre-
sencia viva de la acción del Espíritu Santo, que la hace
escuela de santidad, espacio privilegiado de amor abso-
luto a Dios y al prójimo y signo del proyecto divino de
hacer de la humanidad la única familia de los hijos de
Dios86.
§3. Como respuesta a la admonición del Señor a velar y
orar87, y siguiendo el ejemplo del Seráfico Padre, hom-
bre hecho oración, cada fraternidad y cada hermano
vigilen y cuiden la calidad de la vida espiritual88.
§4. Con ánimo agradecido, los hermanos oren siempre con
corazón puro, y muestren humildad, paciencia y amor a
todos89.
85
Cf. CIC can. 663 § 1; CCEO can. 538 §2.
86
Cf. VC 35.
87
Cf. Lc 21,36.
88
Cf. CIVCSVA, Vida fraterna en comunidad, 13.
89
Cf. Rb 10,8-10.
81
Art. 36 Capítulo II
36.
§1. Los hermanos procuren tener siempre el espíritu del Se-
ñor y buscar su santa voluntad90 y, uniendo íntimamente
oración y acción, cultiven una perfecta vida de unión
con el Padre celestial, abiertos a la acción del Espíritu
Santo para dejarse conformar continuamente a Cristo.
§2. Los hermanos realicen en la vida y en su modo de obrar
cuanto han aprendido en el Espíritu Santo con la par-
ticipación en los misterios de Cristo. Cada uno, des-
pués de haber estado unido a Dios intensamente por
medio de la oración, sea diligente en conservar en su
vida cotidiana la unión con Dios Padre y acrecentarla
con obras de virtud.
§3. Los hermanos aprendan a considerar todas las cosas a la
luz de la fe, a superar las dificultades con la fuerza de la
esperanza mientras aguardan la gloria futura, y a unirse
cada vez más a Dios en la caridad de Cristo, para glori-
ficar al Padre en todos los momentos de su vida.
Título II
La oración litúrgica
37.
El misterio eucarístico es el culmen y la fuente de toda la
liturgia y la vida de la Iglesia; su celebración ha de ser, por
90
Cf. Ib. 10,8.
82
La vida de unión con Dios Art. 39
38.
§1. Todos los hermanos participen diariamente en la mesa
de la Palabra y de la Eucaristía91, uniéndose al misterio
pascual de Cristo en el ofrecimiento de la propia vida
al Padre mediante el Espíritu Santo92.
§2. Ya que en la celebración del misterio del Cuerpo y de la
Sangre del Señor se consolidan e incrementan la uni-
dad y la caridad93, los hermanos procuren participar co-
munitariamente todos los días en la liturgia eucarística.
Promuévase, cuando sea posible, la concelebración de
los sacerdotes94.
39.
§1. Los hermanos tengan en gran consideración la Liturgia
de las Horas. En ella, los hermanos participan en la ora-
ción de Cristo, que une a sí a la Iglesia, su Esposa, en la
alabanza y la intercesión que dirige al Padre por toda la
humanidad.
§2. Los hermanos celebren la Liturgia de las Horas según
las normas de la Iglesia. Por tanto, procuren celebrar
con más solemnidad –y loablemente con el canto– los
91
Cf. DV 21; PO 18.
92
Cf. VC 95.
93
Cf. VC 95.
94
Cf. CtaO 30.
83
Art. 40 Capítulo II
40.
§1. Los hermanos profesos solemnes que no pueden cele-
brar en común la Liturgia de las Horas, lo hagan en
privado. En caso de necesidad, reciten el oficio de los
Padrenuestros según la Regla96.
§2. Los hermanos profesos temporales que no pueden ce-
lebrar en común la Liturgia de las Horas, la reciten en
privado, al menos los Laudes y las Vísperas; en caso de
necesidad, reciten el oficio de los Padrenuestros según
la Regla97.
95
Cf. Principios y normas generales de la Liturgia de las Horas, nn. 20, 33, 40.
96
Cf. Rb 3,3.
97
Cf. Ib. 3,3.
84
La vida de unión con Dios Art. 41
41.
§1. Ya que la vida de unión con Dios se funda y se acre-
cienta sobre todo mediante las acciones litúrgicas, los
hermanos procuren prepararse mediante el estudio
frecuente de los textos litúrgicos, y participen en ellas
como lo exige el propio estado y la misma naturaleza de
la liturgia.
§2. Los hermanos celebren las acciones litúrgicas con re-
verencia98, de acuerdo con las normas de la Iglesia. Se
tenga en cuenta la diversidad de los ritos y se valore
la riqueza de las Iglesias locales, dejando espacio a las
diversas y legítimas adaptaciones99.
§3. Se siga fielmente el rito de la Iglesia y se observen las
prescripciones del calendario y ritual de la Orden en
las acciones litúrgicas. Por motivos pastorales, pueden
usarse el misal, el ritual y el calendario de las Iglesias
particulares.
§4. Corresponde al Capítulo conventual, con el consenti-
miento del Ministro o del Custodio, disponer las cir-
cunstancias y el orden de las celebraciones litúrgicas y
de las prácticas de piedad.
§5. Los hermanos cuiden con esmero la iglesia, las reliquias
de los Santos, los ornamentos y demás objetos destina-
dos al culto litúrgico.
98
Cf. CtaO 14.
99
Cf. SC 38.
85
Art. 42 Capítulo II
42.
Los hermanos presentes en Iglesias sui iuris, con rito pro-
pio, consideren una riqueza la participación en la liturgia y
en el patrimonio espiritual de esas Iglesias, y se conformen
a cuanto está establecido por las autoridades eclesiásticas
competentes100.
Título III
Las otras acciones litúrgicas
43.
Los hermanos presten toda la reverencia y todo el honor al
santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo101. El
Capítulo conventual programe momentos comunitarios de
adoración eucarística. Además, todos los hermanos amen en-
tretenerse en coloquio con Cristo, en la adoración personal.
44.
§1. Los hermanos escuchen, lean, mediten y estudien fre-
cuentemente la Palabra de Dios (de hecho, la igno-
rancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo102), y
la veneren como al mismo Cuerpo del Señor. En esta
tarea, los hermanos busquen y valoren los instrumentos
adecuados103.
100
Cf. CCEO can. 701.
101
Cf. CtaO 12.
102
Cf. DV 25, donde se cita a San Jerónimo.
103
Cf. VD 32-33.
86
La vida de unión con Dios Art. 46
45.
Los hermanos dediquen a la meditación al menos media
hora diaria, dándole la importancia debida. Los Estatutos
provinciales o custodiales determinen las modalidades.
46.
§1. Los hermanos participen todos los años en los ejerci-
cios espirituales en común durante cinco días enteros.
Aquellos que no pueden hacerlos en común, los hagan
de otra manera con el permiso del Ministro o del Cus-
todio. El Guardián vele para que los hermanos partici-
pen en los ejercicios espirituales.
§2. Igualmente haya días de retiro, durante los cuales los
hermanos se dediquen, mediante adecuadas meditacio-
nes e instrucciones, al estudio de la Regla y las Cons-
87
Art. 47 Capítulo II
47.
§1. Los hermanos, siguiendo el ejemplo del Seráfico Padre
y según las tradiciones de la Orden, manifiesten su amor
filial a la bienaventurada Virgen María con celebracio-
nes litúrgicas, prácticas de piedad (como el rosario, la
corona franciscana y otras formas locales de devoción)
y la oración personal.
§2. Todos los hermanos veneren con fervorosa piedad a la
bienaventurada Virgen María en el misterio de la In-
maculada Concepción, pues la tenemos como Patrona
y Reina de la Orden. Celebren en todas partes su fiesta
con la mayor solemnidad posible, renovándole también
la consagración de la Orden, y propaguen su devoción
con gran celo.
§3. Los Estatutos provinciales o custodiales establezcan la
modalidad de la consagración de los hermanos a María
Inmaculada en el espíritu de San Maximiliano Kolbe.
88
La vida de unión con Dios Art. 49
48.
§1. Se celebre solemnemente la fiesta del Seráfico Padre
San Francisco. Los hermanos mediten continuamente
su vida y sus escritos, para que su espíritu seráfico esté
siempre presente en sus hijos con toda fidelidad.
§2. Los hermanos honren e imiten, con particular devo-
ción, a Santa Clara y a los demás Santos de nuestra Or-
den, especialmente a San Antonio, Doctor Evangélico,
y a San Buenaventura, Doctor Seráfico.
49.
§1. Los hermanos alimenten también su vida de unión con
Dios con otras prácticas inspiradas en la tradición de la
Orden y en la piedad popular típica de las diversas na-
ciones y culturas104, por medio de las cuales se veneran
y celebran los misterios de la vida de Cristo y de nuestra
salvación.
§2. Se observen siempre las normas de la Iglesia en lo con-
cerniente a las acciones litúrgicas y las prácticas de pie-
dad. Las devociones y oraciones personales se inspiren
también en el espíritu de la liturgia.
104
Cf. EG 124; 126.
89
Art. 50 Capítulo II
Título IV
Penitencia y conversión en la
vida de los hermanos
50.
§1. Los hermanos, que con la profesión religiosa han reno-
vado su consagración bautismal y su compromiso en el
seguimiento de Jesús, vivan con espíritu de penitencia
y de conversión continua para conformarse en todo a
Cristo105 y ser colmados así de su amor al Padre y a los
hombres.
§2. Siguiendo el ejemplo de San Francisco, que obtuvo la
gracia de comenzar a hacer penitencia practicando la
misericordia con los leprosos106, los hermanos manifies-
ten su voluntad de conversión poniéndose gozosamente
al servicio de los pobres, los marginados y los excluidos.
§3. En el camino de conformación a Cristo pobre y cruci-
ficado, los hermanos practiquen la ascesis, que es indis-
pensable para la persona consagrada107.
51.
§1. Puesto que la conformación a Cristo es un proceso de
madurez gradual que reconoce la obra del Padre en la
vida de cada hermano y conoce también el pecado, las
debilidades y las caídas, los hermanos celebren con fre-
105
Cfr. Mc 1,15.
106
Cf. Test 1-2.
107
Cf. VC 38.
90
La vida de unión con Dios Art. 53
52.
§1. Los hermanos ofrezcan a Dios los sufrimientos, las per-
secuciones y las contrariedades de cada día, y también
los límites inherentes a la vida cotidiana y la vida co-
mún.
§2. Los hermanos que experimentan la realidad de las pro-
pias fragilidades, afronten estas situaciones abriéndose
al diálogo y a la ayuda de los hermanos, los cuales mos-
trarán comprensión y misericordia para con ellos108.
§3. Todos los hermanos vivan el misterio pascual de Cristo,
acogiendo también a la hermana muerte con fe y espe-
ranza.
53.
§1. Los hermanos unan su conversión a Dios con las obras
de misericordia, corporales y espirituales, y con diversas
obras de penitencia, entre ellas el ayuno, la abstinen-
cia, la limosna, el silencio, el uso moderado de los me-
dios de comunicación y las renuncias voluntarias.
108
Cf. CtaM 10.
91
Art. 54 Capítulo II
54.
§1. Los tiempos penitenciales propios de la Orden, que se
han de observar, son los siguientes:
a) por precepto de la Regla: desde la fiesta de Todos
los Santos hasta la Natividad del Señor, y todos los
viernes del año. En estos tiempos penitenciales, los
hermanos observen el ayuno u otras formas de peni-
tencia que determine el Ministro o Custodio con su
Definitorio, según los tiempos y los lugares;
b) por disposición de estas Constituciones: la vigilia de
las solemnidades de la Inmaculada Virgen María y del
Seráfico Padre San Francisco. En estas dos vigilias se
observen las normas penitenciales establecidas por
los Estatutos provinciales o custodiales.
§2. Los Ministros y Custodios, oídos sus Definitorios, pue-
den establecer días extraordinarios de oración y/o de
penitencia.
92
CAPÍTULO III
La vida fraterna en comunión
Introducción espiritual
[a]
La fraternidad es uno de los elementos carismáticos de la
vida franciscana. San Francisco la considera un don de
Dios: «El Señor me dio hermanos»109; considera a todos sus
miembros «hermanos, tanto a los ministros como a los de-
más»110, y citando el Evangelio afirma: «todos vosotros sois
hermanos»111.
[b]
El Seráfico Padre invita a los suyos a vivir como verdaderos
hermanos: «Y a ninguno se le llame prior, sino que a todos
sin excepción se les llame hermanos menores. Y lávense
los pies los unos a los otros»112. «Y dondequiera que estén
y se encuentren unos con otros los hermanos, muéstrense
mutuamente familiares entre sí. Y con total confianza ma-
nifieste el uno al otro su necesidad… Y si alguno de ellos
cayera enfermo, los otros hermanos le deben servir como
querrían ellos ser servidos»113.
109
Test 14.
110
Rnb 22,26.
111
Ib. 22,33.
112
Ib. 6,3-4.
113
Rb 6,7-9.
95
Introducción espiritual Capítulo III
[c]
San Francisco dice también: «Ninguno de los hermanos
tenga poder o dominio, máxime entre ellos… Y ningún
hermano haga mal o hable mal a otro; sino, más bien, por la
caridad del espíritu, sírvanse y obedézcanse voluntariamen-
te unos a otros. Y esta es la verdadera y santa obediencia de
nuestro Señor Jesucristo»114.
[d]
San Francisco piensa en una fraternidad en la que la obe-
diencia tiene rasgos originales: «Pero, si el prelado manda
al súbdito algo que va contra su alma, aunque no le obedez-
ca, no por eso lo abandone. Y si por ello hubiera de sopor-
tar la persecución de algunos, ámelos más por Dios. Porque
quien prefiere soportar la persecución a desear separarse de
sus hermanos, se mantiene verdaderamente en la obedien-
cia perfecta, ya que entrega su vida por sus hermanos»115.
[e]
El bienaventurado Francisco funda la fraternidad en las pa-
labras de Jesús: «Y recurramos a él como al pastor y obispo
de nuestras almas, que dice: Yo soy el buen pastor… Todos
vosotros sois hermanos; y no llaméis padre a ninguno de voso-
tros en la tierra, pues uno es vuestro Padre, el que está en los
cielos»116.
114
Rnb 5,9.13-15.
115
Adm 3,7-9.
116
Rnb 22,32-34.
96
La vida fraterna en comunión Introducción espiritual
[f]
El bienaventurado Francisco exhorta a los hermanos: «Y
cada uno ame y nutra a su hermano, como la madre ama y
nutre a su hijo»117; los hermanos «deben evitar airarse y tur-
barse por el pecado de alguno, porque la ira y la turbación
impiden en sí y en los otros la caridad»118; «Y, si [el herma-
no] mil veces volviera a pecar ante tus ojos, ámalo más que
a mí, para atraerlo al Señor; y ten siempre misericordia de
los tales»119.
[g]
El Hermano Francisco exhorta a los hermanos a vivir el
amor fraterno tanto con los hermanos como con todos los
hombres: «Y muestren con obras el amor que mutuamente
se tienen, como dice el apóstol: “No amemos de palabra y
de boca, sino con las obras y de verdad”. Y no hablen mal
de nadie; no murmuren ni difamen a otros… Y sean modes-
tos… No juzguen, no condenen. Y, como dice el Señor, no
se fijen en los más pequeños pecados de los demás, antes, al
contrario, consideren atentamente los propios»120.
[h]
El Seráfico Padre solía convocar a sus hermanos para hablar
con ellos del Reino de Dios. Los hermanos también desea-
ban vivamente reunirse con él: «Deseaban reunirse, y reu-
117
Ib. 9,11.
118
Rb 7,3.
119
CtaM 11.
120
Rnb 11,6-12.
97
Introducción espiritual Capítulo III
[i]
La familia franciscana, como árbol frondoso, se compone
de diversas ramas: los Hermanos Menores, las consagradas
que eligen «la forma de vida de la Orden de las Hermanas
Pobres»124 o Clarisas, los consagrados y las consagradas de
la Tercera Orden Regular y los pertenecientes a la Orden
Franciscana Seglar. Por lo que es muy conveniente que todos
los que tienen a San Francisco como padre común, cultiven
constantemente la comunión fraterna, para que siempre y
en todas partes florezca la plenitud del carisma franciscano.
[j]
La fraternidad franciscana, además, se extiende a todos
los hombres, con los cuales los hermanos deben mostrar-
121
1Cel 39.
122
CtaM 22.
123
Rnb 18,1.
124
RCl 1,1.
98
La vida fraterna en comunión Introducción espiritual
125
Rnb 7,14.
126
Test 23.
127
Cánt 3.
99
Art. 55 Capítulo III
Título I
La fraternidad franciscana
55.
§1. La vida fraterna halla su modelo y su dinamismo unifi-
cador en la comunión de la Santísima Trinidad128, que
transforma las relaciones humanas y crea un nuevo tipo
de solidaridad129.
§2. La vida fraterna es una manifestación particular de la
comunión de la Iglesia y un signo de la unidad universal
y escatológica hacia la que esta tiende. La misma frater-
nidad, compartiendo los bienes, la comunión fraterna
y el proyecto comunitario de vida y de actividades, es
también testimonio profético en un mundo a menudo
dividido y enfrentado130.
§3. Para promover y expresar mejor la forma de vida evan-
gélica, nacida por divina inspiración del corazón de
San Francisco131, los hermanos se reúnen en una fra-
ternidad arraigada en la caridad de Dios, animada por
el Espíritu Santo, nutrida por la Palabra y la Eucaristía,
unida por los mismos vínculos espirituales y jurídicos y
comprometida en la misión de la Iglesia.
§4. Los hermanos construyan cada día, con la ayuda de la
gracia, su comunión de vida. Por tanto, se acojan mu-
128
Cf. CIVCSVA, Vida fraterna en comunidad, 10.
129
Cf. VC 41.
130
Cf. CIVCSVA, Vida fraterna en comunidad, 10; CIC, cann. 602 y 607.
131
Cf. Test 14.
100
La vida fraterna en comunión Art. 56
56.
§1. Los hermanos sean fieles a su vocación de testimoniar
y anunciar a todos los pueblos la presencia salvífica del
Señor Jesús y la posibilidad de construir un mundo más
fraterno y solidario con los más marginados y persegui-
dos. Por tanto, no teman ser creativos al realizar la pro-
puesta evangélica, poniendo especial atención en los
fenómenos que transforman las relaciones humanas:
medios de comunicación, migraciones, cambios cultu-
rales, sociales, ideológicos y religiosos.
§2. La relación y el intercambio entre culturas, según el
magisterio de la Iglesia133, son un valor que enriquece
también la vida fraterna. Por tanto, todos los hermanos,
132
Cf. Rnb 5,14.
133
Cf. RM 52; CV 26; EG 116; CEC, Educar al diálogo intercultural en la escuela
católica, 33.
101
Art. 57 Capítulo III
57.
§1. En la Orden, en las Conferencias y Federaciones, en
las Provincias y Custodias y en los conventos, llama-
dos a ser casa y escuela de comunión135, se fomenten
oportunas y mutuas relaciones entre los hermanos, para
promover la vida fraterna, la formación inicial y per-
manente y la misión.
§2. Para enriquecer el sentido de pertenencia, participa-
ción, colaboración y responsabilidad de todos, se fa-
vorezca un clima de confianza recíproca y apertura136.
Haya comunicación efectiva y diálogo entre los her-
134
Todo este número se inspira en la carta final del Congreso Fraterno de Nairobi,
Commentarium Ordinis (III, 2011), pp. 9-14.
135
Cf. NMI 43.
136
Cf. VC 50.
102
La vida fraterna en comunión Art. 58
58.
§1. Los hermanos se reúnan en Capítulo para discernir, a la
luz del Espíritu Santo, los modos adecuados para custo-
diar y actualizar, en las diversas situaciones históricas y
culturales, el carisma franciscano y el patrimonio espi-
ritual de la Orden138.
§2. Promuévase la comunión de la caridad fraterna espe-
cialmente mediante los Capítulos generales, provincia-
les, custodiales y conventuales. Los Capítulos, de he-
cho, constituyen la ocasión más idónea para discernir
comunitariamente la voluntad de Dios respecto a la
fraternidad139.
137
Cf. CIC, can. 633.
138
Cf. VC 42.
139
Cf. CIC, cann. 631 y 632.
103
Art. 58 Capítulo III
140
Cf. Discurso conclusivo del Papa Francisco en la III Asamblea general extraor-
dinaria del Sínodo de los Obispos, 18 de octubre de 2014.
104
La vida fraterna en comunión Art. 60
59.
§1. Los Ministros, Custodios y Guardianes sean abiertos
y sensibles ante las legítimas iniciativas de los herma-
nos, maduradas en un serio discernimiento fraterno,
especialmente las relacionadas con las nuevas formas
de evangelización. De este modo los hermanos pueden
responder a la llamada de Dios valorando los dones re-
cibidos y haciéndolos fructificar en beneficio de la fra-
ternidad, la Iglesia y la sociedad141.
§2. Las actividades y los compromisos personales de los
hermanos sean valorados, estudiados y acordados con la
fraternidad, de manera que respondan al bien personal
y comunitario. En todo caso, los hermanos, animados
por la madurez humana y religiosa, sepan anteponer el
bien de la fraternidad al interés personal.
60.
§1. Los Ministros, Custodios y Guardianes ejerzan el ser-
vicio de la autoridad con caridad y familiaridad142: ani-
men constantemente a la fraternidad; garanticen el
tiempo necesario para la oración y cuiden su calidad;
promuevan la dignidad de la persona y una obediencia
responsable y activa; infundan ánimo y esperanza en
las dificultades; mantengan vivo el carisma de la Orden
y el “sentir con la Iglesia”; acompañen el camino de
formación permanente de los hermanos143.
141
Cf. CIC, can. 618.
142
Cf. Rb 10,5.
143
Cf. CIC, can. 619.
105
Art. 61 Capítulo III
61.
§1. Los hermanos se manifiesten su amor mutuo con ges-
tos de humanidad, cortesía y caridad evangélica, y se
ayuden mutuamente, como hermanos, en toda clase de
servicios espirituales y materiales, favoreciendo la ma-
durez y la actividad de todos y cada uno.
§2. Los hermanos eviten juicios, palabras y acciones que
de alguna manera puedan impedir o turbar la paz y la
caridad fraterna.
§3. Cuando, como es legítimo, haya diversidad de opinio-
nes, manifiesten su parecer con convicción y nobleza,
y los demás lo acojan con respeto, buscando juntos la
solución mejor.
§4. Los hermanos promuevan el espíritu de comunión fra-
terna, eviten toda división provocada por la diferencia
de edad, cultura, origen, formación, intereses y activi-
dades, y perdonen con prontitud las posibles ofensas
recibidas.
62.
§1. Los Ministros, Custodios, Guardianes y todos los her-
manos presten especial atención y solicitud a los her-
106
La vida fraterna en comunión Art. 63
Título II
Aspectos particulares de la vida fraterna
63.
La naturaleza misma de la fraternidad, icono de la Trinidad,
exige que los hermanos refuercen la comunión de la vida
fraterna con algunas acciones en común. También las ac-
tividades que realiza cada hermano deben coordinarse con
los fines de la fraternidad.
144
Cfr. Rb 6,9.
145
Cfr. Cánt 10.
107
Art. 64 Capítulo III
64.
El Capítulo conventual, instrumento privilegiado de co-
munión, programación y revisión, establezca el horario
de los actos comunes, teniendo en cuenta las necesidades
de la vida cotidiana de la fraternidad y de cada uno de los
hermanos. Dicho horario sea confirmado por el Ministro o
Custodio.
65.
§1. Todos los hermanos participen fiel y comunitariamente
en las celebraciones litúrgicas y los demás encuentros
de oración: poniéndose en contacto, juntos, con el mis-
terio divino consolidan la comunión entre ellos y con
el Pueblo de Dios146.
§2. Los hermanos, que constituyen una sola familia, parti-
cipen también en la misma mesa común, manifestando
así el amor mutuo y la semejanza con el banquete eu-
carístico. Preceda a la mesa común una breve lectura
espiritual.
§3. Los hermanos procuren participar activamente y con
alegría en la recreación común y la conversación fra-
terna.
§4. Los hermanos cuiden de la casa y realicen, en cuanto
sea posible, los servicios domésticos cotidianos, como
signo de minoridad y fraternidad.
146
Cfr. CIC, can. 663.
108
La vida fraterna en comunión Art. 66
66.
§1. Para proteger mejor la intimidad y la libertad de la vida
fraterna, el Capítulo conventual reserve una zona del
convento solo para los hermanos, con la confirmación
del Ministro o del Custodio. El Guardián puede, por
una causa razonable y en casos particulares, permitir el
acceso también a otras personas147.
§2. Los hermanos favorezcan en el convento un clima de
silencio, útil para el espíritu de oración, el trabajo y el
estudio.
§3. Los hermanos sean educados en el buen uso de los
medios de comunicación social, los cuales, además de
contribuir al desarrollo de la persona, al incremento
del conocimiento, al intercambio de informaciones
y a la posibilidad de mayores relaciones, son también
útiles para la evangelización. Los hermanos hagan uso
de ellos con madurez, responsabilidad y moderación,
atentos a que a causa de los mismos no se empobrezcan
las relaciones con los hermanos del convento y no se
ocasione daño a la propia vida consagrada.
§4. Dada la repercusión de los medios de comunicación
social en la vida de nuestras fraternidades, es recomen-
dable que cada Provincia y Custodia prepare un Direc-
torio sobre el recto uso de los mismos, a la luz de los
documentos magisteriales148.
147
Cf. CIC, can. 667 §1.
148
Cf. CIC, can. 666.
109
Art. 67 Capítulo III
67.
§1. El hábito religioso de los hermanos, signo de nuestra
vida consagrada, fraterna y pobre, sea sencillo, modesto
y decente; consta de túnica con capucha, de color ce-
niza o negro, y cíngulo blanco, del cual se puede llevar
colgada, según la costumbre, la corona franciscana de
la bienaventurada Virgen María. La opción del color
del hábito religioso se remite a los Estatutos provincia-
les y custodiales150.
§2. Los hermanos lleven el hábito de la Orden. Los Esta-
tutos provinciales y custodiales, sin embargo, pueden
conceder el uso de un vestido distinto, por causas parti-
culares y mientras estas perduren. Este vestido sea tam-
bién sencillo, modesto y decente.
68.
§1. Conviene que, en cuanto sea posible, los hermanos iti-
nerantes, deteniéndose en ciudades y lugares en los que
hay conventos de la Orden, se dirijan a ellos, procuran-
do avisar amablemente.
149
Cf. Rnb 7,14.
150
Cf. CIC, can. 669 §1.
110
La vida fraterna en comunión Art. 70
69.
§1. Los hermanos den gracias a Dios por sus padres, parien-
tes, amigos, bienhechores y colaboradores. Manifiesten
gratitud hacia ellos con la oración y el apoyo en sus
dificultades.
§2. Desde el momento en que han entrado a formar parte
de esta fraternidad, los hermanos no se inmiscuyan in-
oportunamente en los asuntos de los familiares; pero, si
estos se encuentran en necesidad, los Ministros, Cus-
todios y Guardianes, con criterio prudente y caridad,
procuren ofrecerles una ayuda concreta, a tenor de los
Estatutos provinciales y custodiales.
§3. Los bienhechores de la Orden, de la Provincia y de la
Custodia sean recordados en la oración de la fraterni-
dad y, si se considera oportuno, sean inscritos entre los
amigos de la Orden, la Provincia o la Custodia con un
reconocimiento apropiado, determinado por los res-
pectivos Ministros o Custodios.
70.
§1. Todos los que trabajan en los conventos y en las obras
de la Orden sean tratados con justicia y caridad, y sean
111
Art. 71 Capítulo III
71.
Los hermanos se alegren al ser considerados menores y se
muestren familiares entre ellos. Cuando sea necesario el
orden de precedencia, se observen los Estatutos genera-
les.
Título III
La caridad fraterna hacia los difuntos
72.
§1. Es bueno y saludable, signo de unión fraterna, que los
hermanos recen por los difuntos151, sobre todo por los
hermanos, parientes, amigos y bienhechores, de ma-
nera que, por la comunión existente entre todos los
miembros de Cristo, los difuntos reciban una ayuda es-
piritual y los hermanos el consuelo de la esperanza.
§2. Como signo de comunión fraterna, los hermanos par-
ticipen, en cuanto sea posible, en las exequias de los
151
Cf. Rb 3,4.
112
La vida fraterna en comunión Art. 73
Título IV
Las relaciones con la familia franciscana
73.
Los hermanos cultiven relaciones de comunión viva y recí-
proca y de cooperación con todos los miembros de la fami-
lia franciscana. Además, promuevan oportunas iniciativas
113
Art. 74 Capítulo III
74.
§1. El Seráfico Padre San Francisco prometió a Santa Cla-
ra y a sus hermanas tener siempre cuidado diligente y
solicitud especial para con ellas152. Por tanto, los Mi-
nistros y Custodios ejerzan su autoridad ordinaria en
los monasterios de las Clarisas unidos a nuestra Orden
y provean a la asistencia espiritual de todas las Clarisas
Urbanistas designando hermanos idóneos y preparados.
Promuevan, además, en todos los hermanos el conoci-
miento y la estima de su carisma y su misión.
§2. Los Ministros y Custodios cuiden la asistencia espiri-
tual a los hermanos y hermanas consagrados afiliados o
agregados a nuestra Orden, como establecen sus Cons-
tituciones, y les ayuden a promover la fidelidad al caris-
ma franciscano, la comunión con la Iglesia y la unión
con la familia franciscana.
75.
§1. Los Ministros y Custodios aseguren la asistencia espiri-
tual a las fraternidades de la Orden Franciscana Seglar,
teniendo en cuenta lo establecido en las Constitucio-
nes generales de la misma. Los hermanos conozcan y
estudien la espiritualidad de la Orden Franciscana Se-
glar y estén dispuestos a asistir espiritualmente a las fra-
152
Cf. RCl 6,4.
114
La vida fraterna en comunión Art. 77
76.
Los hermanos colaboren, en cuanto sea posible, con los
grupos, los estudiosos y las iniciativas que se interesan o se
inspiran en San Francisco, en el franciscanismo y el “espíri-
tu de Asís”, para promover el carisma franciscano también
en el ámbito eclesial, ecuménico, interreligioso, académico
y social.
Título V
La tutela de la vida fraterna
77.
§1. Los hermanos en dificultad, que saben y reconocen que
no pueden observar la Regla según el Espíritu, recurran
153
Cf. CIC, can. 303.
154
Cf. Constituciones generales de la Orden Franciscana Seglar, art. 91,1-3.
115
Art. 78 Capítulo III
78.
§1. Carecen de voz activa y pasiva:
a) el exclaustrado por cualquier motivo, después de su
vuelta al claustro, por un periodo comprobado de seis
meses; el periodo puede alargarse a juicio del Ministro
155
Cf. Rb 10,4-5.
156
Cf. Rnb 5,5.
157
Cf. Rb 7,3.
158
Cf. CtaM 9-11.
159
Cf. CIC, can. 702.
116
La vida fraterna en comunión Art. 79
79.
La expulsión de un novicio es competencia del Ministro o
Custodio; en caso de necesidad, el novicio puede ser expul-
sado por el Guardián con el consentimiento del Capítulo
conventual163.
160
Cf. CIC, cann. 290 §3; 691.
161
Cf. CIC, cann. 665 §2; 696 §2.
162
Cf. CIC, cann. 1336-1340.
163
Cf. CIC, can. 653.
117
Art. 80 Capítulo III
80.
§1. En lo referente a la ausencia de la casa religiosa164, la
exclaustración165, el indulto de salida de la Orden166 y
la expulsión de los hermanos167, tanto de votos tempo-
rales como solemnes, se observe el derecho universal168.
§2. En caso de expulsión, se notifique al hermano el mo-
tivo de esta decisión y se le conceda plena facultad de
exponer sus razones169; además, antes de proceder al de-
creto de expulsión, se le dé la oportunidad, a norma del
derecho, de dejar voluntariamente la Orden170.
Título VI
La administración fraterna de los bienes
81.
La vida fraterna requiere una administración de los bienes
responsable, prudente y transparente, en todos los niveles,
y gestionada de acuerdo con los criterios de pobreza, mino-
ridad, solidaridad y caridad. Se recuerda que Dios es todo
bien, sumo bien, bien total171 y nuestra verdadera rique-
164
Cf. CIC, can. 665.
165
Cf. CIC, can. 686 §1; CCEO, can. 548 §1.
166
Cf. CIC, can. 691.
167
Cf. CIC, cann. 694-696.
168
Cf. CIC, cann. 697-702.
169
Cf. CIC, can. 698.
170
Cf. CIC, cann. 691; 290 §3.
171
Cf. AlHor 11.
118
La vida fraterna en comunión Art. 82
82.
§1. La responsabilidad principal, en la administración de
los bienes de la fraternidad, reside y se ejerce en los Ca-
pítulos conventuales, custodiales, provinciales y gene-
rales. Los Capítulos generales, provinciales y custodia-
les pueden autorizar al respectivo Ministro o Custodio
con su Definitorio a tratar cuestiones administrativas
extraordinarias.
§2. Los Capítulos generales, provinciales, custodiales y
conventuales elijan por balotas a los respectivos ecó-
nomos y exactores, escogiendo hermanos capaces de
desarrollar su servicio con competencia y diligencia.
Estos actúen bajo la dirección de los Ministros, Custo-
dios y Guardianes, y a tenor de las normas del derecho
universal y del derecho civil. Los ecónomos y exactores
presenten, en los respectivos Capítulos, una relación
completa y detallada de la administración173.
§3. Para la validez de una venta, permuta o alquiler de los
bienes muebles o inmuebles, se requiere el permiso es-
crito del respectivo Ministro o Custodio y de su Defi-
nitorio, a tenor de los Estatutos. Cuando se trata de un
asunto que supera la cantidad establecida por la Santa
Sede, o de objetos donados a la Iglesia como ex voto,
172
Cf. AlD 5.
173
Cf. CIC, can. 636.
119
Art. 83 Capítulo III
83.
El convento, la Custodia, la Provincia, la Orden misma y
las demás personas jurídicas de la Orden, previstas por los
Estatutos provinciales o custodiales, han de tener también
el reconocimiento civil. Se nombre, por tanto, a los res-
pectivos representantes legales, los cuales, personalmente o
por medio de delegados, siempre bajo la dependencia de los
Ministros, Custodios y Guardianes, puedan realizar actos
administrativos jurídicamente válidos en virtud de la ley
civil. Si esto no fuese posible, se provea de la manera esta-
blecida por los propios Estatutos y de acuerdo con las leyes
civiles y eclesiásticas175.
84.
§1. La administración del convento, de la Custodia, de la
Provincia y de la Orden es única; en ella han de con-
fluir las sub-administraciones de los distintos oficios,
instituciones, legados y similares.
§2. Toda la administración del convento, de la Custodia,
de la Provincia o de la Orden es confiada al exactor y al
ecónomo por el respectivo Capítulo.
174
Cf. CIC, cann. 638 §3; 1292 §2.
175
Cf. CIC, can. 634 §1.
120
La vida fraterna en comunión Art. 86
85.
§1. El oficio de Ministro y Custodio es incompatible con el
cargo de exactor o de ecónomo176.
§2. El Guardián no puede desempeñar el cargo de exactor
o ecónomo del convento, salvo en caso de manifiesta
necesidad, que debe ser comprobada por el Ministro
provincial con el consentimiento de su Definitorio.
Esta facultad ha de darse por escrito y por un tiempo
limitado, y el documento se conserve en los respectivos
archivos.
86.
§1. Los Estatutos provinciales o custodiales, o el Capítu-
lo conventual, determinen los asuntos administrativos
que pueden realizar habitualmente en virtud de su ofi-
cio el Guardián, el ecónomo y el exactor del convento.
176
Cf. CIC, can. 636 §1.
121
Art. 86 Capítulo III
177
Cf. CIC, can. 1291; CIVCSVA, Líneas orientativas para la gestión de los bienes,
1.4 (2 de agosto de 2014).
122
La vida fraterna en comunión Art. 88
87.
§1. Teniendo en cuenta la opción de la pobreza evangélica
y el deber de la solidaridad, al igual que la necesidad de
una programación económica, los hermanos se guarden
de la acumulación innecesaria de bienes. En el ejer-
cicio de las operaciones económicas, se atengan a los
Estatutos generales y a las normas del derecho universal
y del derecho civil178.
§2. Se respeten los contratos estipulados regularmente por
los oficiales, y páguese con puntualidad y diligencia el
precio de las compras.
§3. No se contraigan deudas si no hay certeza de que, con
los ingresos ordinarios o de otro modo concreto, se pue-
dan pagar los intereses y reembolsar todo el capital sin
excesiva demora179.
88.
§1. Si un oficial hace algo en nombre y por mandato del
Capítulo o del Ministro o Custodio con el consenti-
miento de su Definitorio, responde la respectiva perso-
na jurídica, no la persona jurídica superior.
§2. Ningún hermano puede, en modo alguno, participar en
la administración de los bienes de una persona física o
jurídica ajena a la Orden, a no ser en caso extraordina-
rio y con el permiso escrito del Ministro o Custodio. En
178
Cf. CIC, cann. 635 §2; 640.
179
Cf. CIC, can. 639.
123
Art. 89 Capítulo III
89.
En los conventos donde los hermanos de familia son me-
nos de tres, el Guardián, a tenor de los Estatutos, mande
al Ministro provincial una relación escrita de toda la ad-
ministración, firmada también por el otro hermano; para
los asuntos que requerirían el consentimiento del Capítu-
lo conventual, debe obtener el consentimiento escrito del
Ministro, después de haber consultado al otro hermano.
90.
Se trate de la administración económica de la Orden y de
las Provincias tanto en el Definitorio general y provincial
como en los respectivos Capítulos, de acuerdo con los pro-
pios Estatutos.
180
Cf. CIC, can. 600.
181
Cf. CIC, can. 639.
124
CAPÍTULO IV
La misión de los hermanos
Introducción espiritual
[a]
San Francisco recuerda así la misión de Jesús: «Tengamos
presentes, pues, las palabras, la vida y la doctrina y el san-
to Evangelio de quien se dignó rogar por nosotros a su Pa-
dre y manifestarnos su nombre diciendo: “Padre, he ma-
nifestado tu nombre a los hombres que me diste, porque
las palabras que tú me diste se las he dado a ellos… Como
tú me enviaste al mundo, también yo los he enviado al
mundo”»182.
[b]
El mismo San Francisco, habiendo recibido del Crucifijo de
San Damián la misión de restaurar su Iglesia y escuchado el
pasaje evangélico de la “misión de los apóstoles”, exclama:
«Esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo busco, esto es lo
que en lo más íntimo del corazón anhelo poner en prácti-
ca»183. A partir de ese momento se dedica con incansable
celo al anuncio del Evangelio. Y aun cuando está enfermo
recurre al mensaje escrito para continuar su compromiso
misionero: «Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy
182
Rnb 22,41-42.51.
183
1Cel 22.
127
Introducción espiritual Capítulo IV
[c]
Cuando recibe el don de los hermanos185, los envía, de dos
en dos, a anunciar «a los hombres la paz y la penitencia»186,
a evangelizar. Les escribe: «Alabadlo [al Señor] porque es
bueno y ensalzadlo en vuestras obras; pues por esto os envió
al mundo entero, para que de palabra y con las obras deis
testimonio de su voz y hagáis saber a todos que no hay om-
nipotente sino él»187.
[d]
El bienaventurado Francisco recomienda a los hermanos la
comunión con la Iglesia y la obediencia a los Ministros en
el ejercicio de la misión: «Ninguno de los hermanos predi-
que contra la forma y las disposiciones de la santa Iglesia y
sin que se lo haya concedido su ministro»188. «Los herma-
nos no prediquen en la diócesis de un obispo cuando este se
oponga a ello»189.
184
2CtaF 2-3.
185
Cf. Test 14.
186
1Cel 29.
187
CtaO 8-9.
188
Rnb 17,1.
189
Rb 9,1.
128
La misión de los hermanos Introducción espiritual
[e]
El Seráfico Padre invita a los hermanos a tener presente, en
su obra de evangelización, el bien de las personas a las que
son enviados: «Amonesto además y exhorto a estos her-
manos a que, cuando predican, sean ponderadas y limpias
sus palabras, para provecho y edificación del pueblo, anun-
ciándoles los vicios y las virtudes, la pena y la gloria, con
brevedad de sermón, porque breve fue la palabra del Señor
sobre la tierra»190.
[f]
San Francisco dirige a los hermanos otras exhortaciones
para vivir de modo evangélico la misión: «Debemos más
bien gozarnos cuando nos vemos asediados por diversas
tentaciones y cuando soportemos en este mundo toda cla-
se de angustias o tribulaciones del alma o del cuerpo»191;
«cuando los hermanos van por el mundo, nada lleven para
el camino»192, «no litiguen..., ni juzguen a otros, sino sean
apacibles, pacíficos y mesurados, mansos y humildes, ha-
blando a todos honestamente... En toda casa en la que en-
tren, primero digan: Paz a esta casa»193.
[g]
El Seráfico Padre introduce en la Regla la novedad de la
misión entre los no cristianos: «Todo hermano que quiera
190
Ib. 9,3-4.
191
Rnb 17,8.
192
Ib. 14,1.
193
Rb 3,10-11.13.
129
Introducción espiritual Capítulo IV
[h]
Para San Francisco, el Evangelio, antes de ser anunciado
con las palabras, debe ser testimoniado con la vida: «Los
hermanos que van, pueden vivir espiritualmente entre
ellos de dos modos. Uno es, que no promuevan disputas
ni controversias, sino que estén sometidos a toda humana
criatura por Dios, y confiesen que son cristianos. El otro
modo es, que, cuando vean que agrada a Dios, anuncien la
palabra de Dios para que crean... y [se] hagan cristianos»195.
[i]
El Padre Francisco dice también: «Todos los hermanos
prediquen con las obras»196, y recuerda «la gracia de traba-
jar»197: «Y yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar; y
quiero firmemente que todos los demás hermanos trabajen
en algún trabajo humilde y honesto: los que no saben, que
aprendan»198. En cualquier lugar y en todo, «los siervos de
Dios deben entregarse constantemente a la oración o a al-
guna obra buena»199.
194
Rnb 16,3-4.
195
Ib. 16,5-7.
196
Ib. 17,3.
197
Rb 5,1.
198
Test 20-21.
199
Rnb 7,12.
130
La misión de los hermanos Introducción espiritual
[j]
San Francisco invita a los hermanos a no gloriarse de los
posibles éxitos en sus actividades: «Por la caridad que es
Dios, ruego a todos mis hermanos, predicadores, orantes,
trabajadores, tanto a los clérigos como a los laicos, que se
esfuercen por humillarse en todo, y no gloriarse ni gozarse
en sí mismos, ni exaltarse interiormente por las palabras y
obras buenas, y hasta por ningún bien que Dios hace, dice y
obra alguna vez en ellos y por ellos»200. Los hermanos atri-
buyan todo resultado a Dios, «ya que todos los bienes de él
proceden»201.
200
Ib. 17,5-6.
201
Ib. 17,17.
131
Art. 91 Capítulo IV
Título I
El fundamento de la misión
y de las actividades de los hermanos
91.
§1. El Hijo de Dios ha sido enviado por el Padre al mundo
con una misión concreta: llevar a los pobres la bue-
na noticia, proclamar a los prisioneros la libertad y a
los ciegos la vista, otorgar la libertad a los oprimidos
y proclamar el año de gracia del Señor202. Luego, él ha
confiado a la Iglesia la misión de anunciar e instaurar
el reino de Dios en todo el mundo 203. Evangelizar, por
tanto, es la gracia y la vocación de la Iglesia y su iden-
tidad más profunda204.
§2. Los hermanos, con la profesión de los consejos evan-
gélicos, participan de manera especial de la misión de
la Iglesia. En su llamada está comprendida la tarea de
dedicarse totalmente a la misión, porque toda la vida
consagrada, bajo la acción del Espíritu Santo, es misio-
nera205.
§3. Todos los hermanos, siguiendo el ejemplo de Cristo y
de San Francisco, proclamen el Evangelio en todo el
mundo y a toda criatura, participando activamente en
la misión evangelizadora de la Iglesia. Por tanto, toda
su vida esté imbuida de espíritu misionero, y toda su
202
Cf. Lc 4,18-19.
203
Cf. LG 5.
204
Cf. EN 14.
205
Cf. VC 72.
132
La misión de los hermanos Art. 94
92.
Los hermanos, con su consagración y acción evangelizado-
ra, ofrecen una válida aportación a la misión de la Iglesia
y se convierten en testigos creíbles del Reino de Dios en el
mundo, en la medida en que encarnan el carisma que el Es-
píritu Santo les ha confiado. Por tanto, evangelicen sobre
todo con el testimonio de una vida orante, pobre, sobria,
alegre y fraterna, que, en cuanto tal, es ya evangelización207.
93.
§1. Toda misión ejercida por los hermanos refleje siempre
los valores de la fraternidad y la minoridad, propios del
carisma franciscano-conventual, que son signo proféti-
co de un mundo nuevo.
§2. Como hermanos menores, estén siempre dispuestos a
servir a la Iglesia y ayudar a las personas. Desempeñen
con ánimo gozoso los oficios más humildes, sin espe-
rar recompensa. Privilegien los medios más idóneos, y
adopten un estilo sencillo en las relaciones.
94.
Los hermanos se dediquen con generosidad a la misión y al
trabajo, pero de tal manera que no se extinga o se debilite
206
Cf. PC 8; CIC, can. 675 §1.
207
Cf. VC 72; CIVCSVA, Vida fraterna en comunidad, 54; CIC, can. 673.
133
Art. 95 Capítulo IV
95.
§1. Los hermanos asuman y compartan las diversas activi-
dades e iniciativas misioneras en obediencia, concor-
dia fraterna y colaboración. Los Ministros, Custodios y
Guardianes las asignen, coordinen y animen, teniendo
en cuenta las aptitudes y capacidades de los hermanos,
para el bien de la fraternidad y de la Iglesia.
§2. Todos los hermanos, tras el debido discernimiento co-
munitario, estén dispuestos a poner sus talentos al ser-
vicio de las fraternidades de la Provincia o Custodia o
de la Orden que lo necesiten.
§3. Los hermanos procuren que las diversas actividades e
iniciativas misioneras, tanto en su programación como
en su realización, sean expresión de una fraternidad
unida y creativa.
§4. La fraternidad local apruebe las actividades misioneras
de cada uno de los hermanos y las coordine con los de-
más compromisos fraternos, en sintonía con el progra-
ma pastoral de la Provincia o Custodia y de la Iglesia.
208
Cf. Rb 5,2.
209
Cf. CIC, can. 675 §2.
134
La misión de los hermanos Art. 96
Título II
Los ámbitos de la misión
y de las actividades de los hermanos
96.
§1. Los hermanos, animados por los Ministros, Custodios
y Guardianes, lleven a cabo la misión en sus diversas
formas, tanto con el testimonio de su vida como con
la actividad pastoral, intelectual, artística, caritativa y
manual.
§2. Las situaciones de la misión franciscana son esencial-
mente tres:
a) La missio ad gentes210 es muy importante en la tradi-
ción franciscana desde los orígenes, y sigue siendo
válida; esta tiene como destinatarios a los pueblos y
grupos que aún no creen en Cristo, entre los cuales la
Iglesia no ha echado raíces todavía y cuya cultura no
ha sido influenciada aún por el Evangelio211, y atañe
especialmente a territorios, mundos y fenómenos so-
ciales nuevos, y a áreas culturales modernas212;
b) El apostolado o las actividades de la predicación, la
conversión, la asistencia espiritual a comunidades
cristianas que tienen adecuadas y sólidas estructuras
eclesiales213;
210
Cf. RM 33.
211
Ib. 34.
212
Ib. 37.
213
Ib. 33.
135
Art. 96 Capítulo IV
136
La misión de los hermanos Art. 99
97.
La actividad misionera de los hermanos tenga como fina-
lidad llevar el Evangelio a todos los hombres de todas las
condiciones sociales, para transformar desde dentro la mis-
ma humanidad y hacerla nueva219, mediante la oración y el
testimonio de vida fraterna, la predicación, los sacramentos
y el discernimiento de los signos de los tiempos.
98.
Los hermanos procuren que las iglesias y santuarios atendi-
dos por ellos sean centros de irradiación de vida cristiana
gozosa y fecunda, a través del testimonio, la evangelización
y la catequesis, las celebraciones litúrgicas realizadas con
decoro, la comunión en la espiritualidad franciscana y otras
actividades pastorales creativas, según las exigencias del lu-
gar.
99.
§1. Los hermanos ejerzan el ministerio de la palabra según
los propios carismas, aplicando a las situaciones reales
de la vida la verdad perenne del Evangelio, con breve-
dad de palabra220, y también con el uso de los medios
más eficaces, adecuados a los tiempos y a las personas.
§2. Dado que la predicación, anuncio de las maravillas de
Dios en la historia de la salvación, se debe inspirar so-
bre todo en la Sagrada Escritura, los hermanos lean, es-
219
Cf. EN 18.
220
Cf. Rb 9,4.
137
Art. 100 Capítulo IV
100.
§1. Puesto que la Eucaristía es fuente y culmen de toda la
vida cristiana222, su celebración constituya para los her-
manos la principal acción y la misión más importante
de su sacerdocio ministerial y común.
§2. Los demás sacramentos, ritos y actos de piedad popu-
lar, que brotan de la Eucaristía y tienden a ella223, sean
221
Cf. CIC, can. 765; CCEO, can. 612.
222
Cf. LG 11.
223
Cf. SC 10.
138
La misión de los hermanos Art. 101
101.
§1. Los hermanos vayan con caridad al encuentro de quie-
nes se han alejado de la fe o de la práctica de la vida
cristiana o de la Iglesia, para reconducirlos a la unión
vital con Cristo.
§2. Siguiendo el ejemplo de Cristo, que recorría ciudades
y aldeas curando toda clase de enfermedades225, y de
Francisco, que usaba misericordia con los leprosos226,
los hermanos se dediquen con especial atención a los
enfermos, los visiten frecuentemente, los consuelen,
les administren la gracia de los sacramentos y, en caso
necesario, los preparen al encuentro con la hermana
muerte.
224
Cf. Ez 33,11.
225
Cf. Mt 9,35.
226
Cf. Test 2.
139
Art. 102 Capítulo IV
102.
Los hermanos vivan la comunión con la Iglesia particular,
colaborando con el obispo, el clero, los demás religiosos y
los laicos. Participen y cooperen en los proyectos diocesa-
nos, enriqueciéndolos con el carisma y la propuesta fran-
ciscana227.
103.
§1. Con espíritu de servicio a la Iglesia, los hermanos asu-
man también el apostolado de las parroquias, pero de
manera que puedan vivir la propia vocación y ofrecer
un testimonio eficaz de minoridad y fraternidad en la
vida y la actividad pastoral.
§2. Los Ministros no acepten parroquias en las que se pre-
vea que no es posible una verdadera vida fraterna.
104.
Los hermanos se dediquen de buena gana a la predicación
popular, la dirección espiritual, la guía de ejercicios espiri-
tuales, la pastoral sanitaria, penitenciaria y de marginación.
105.
§1. En los países de antigua tradición cristiana, en parte
descristianizados, los hermanos, con renovado celo, en-
tusiasmo y creatividad, anuncien el Evangelio con el
testimonio de vida y con nuevos métodos pastorales228.
227
Cf. CIC, can. 675 §3.
228
Cfr. San Juan Pablo II, Discurso a la XIX Asamblea ordinaria del CEL-
140
La misión de los hermanos Art. 106
106.
§1. Los hermanos reconozcan, aprecien y promuevan la
vocación, el modo y la misión propios de los fieles lai-
cos en la Iglesia230, y trabajen en comunión con ellos231.
Ayuden de buena gana a los grupos eclesiales que pidan
su asistencia, concediendo siempre la prioridad a la vida
y a las obras de la fraternidad. El Capítulo conventual
trate de armonizar siempre los diversos compromisos.
§2. Los hermanos promuevan en todas partes la Orden Fran-
ciscana Seglar, compartiendo con sus miembros una co-
141
Art. 107 Capítulo IV
107.
Movidos por el espíritu de comunión de San Francisco, los
hermanos participen con un compromiso especial en las
actividades ecuménicas. Promuevan contactos personales,
encuentros de oración, actividades caritativas y reuniones
de estudio, conforme a las normas de la Iglesia, para que
se logre la unidad que el Señor Jesús invocó en la oración
al Padre durante la última cena233. Abran el corazón a los
232
Cfr. Regla de la Orden Franciscana Seglar, 14-19.
233
Cf. Jn 17,21-23.
142
La misión de los hermanos Art. 108
108.
§1. Con el fin de caminar eficazmente junto a los hombres
de su tiempo, escuchando sus problemas, sufrimientos
y esperanzas, los hermanos profundicen en el conoci-
miento de las situaciones sociales, económicas y cultu-
rales a la luz del Evangelio y de la doctrina social de la
Iglesia, comprometiéndose en proyectos comunitarios
solidarios y fraternos235.
§2. Los hermanos promuevan condiciones de mayor justicia
y dignidad humana en favor de los pobres y los margina-
dos, considerándolos como la carne sufriente de Cristo y
parte de su misma realidad236. Colaboren con los hombres
de buena voluntad para descubrir las causas estructurales
de la pobreza, pongan en el centro de su compromiso en
favor de los últimos la causa de la justicia y la paz.
§3. Las fraternidades pongan interés en la custodia de la
tierra como “casa común”237, asumiendo estilos de vida
que testimonien el amor por la creación y estén en con-
sonancia con los proyectos de sostenibilidad ambien-
tal, promoviendo iniciativas educativas de “conversión
ecológica integral”238.
234
Cf. EG 244.
235
Cf. Ib. 87.
236
Cf. Ib. 24 y 199.
237
Cf. LS 1-61.
238
Cf. Ib. 137-162.
143
Art. 109 Capítulo IV
109.
§1. De acuerdo con la tradición de la Orden239, los herma-
nos se comprometan en el estudio. Este compromiso,
de hecho, es medio para la formación integral, camino
ascético siempre actual frente a la diversidad de las cul-
turas y expresión del deseo de conocer a Dios en pro-
fundidad240.
§2. Los Ministros y Custodios promuevan las actividades
culturales y los estudios científicos en el ámbito francis-
cano, bíblico, teológico, filosófico, artístico y musical,
al igual que en otras ciencias y tecnologías útiles para la
misión.
§3. Los hermanos, para sus publicaciones científicas en ma-
teria de fe y de moral, tanto impresas como digitales,
obtengan, además de la licencia del Ordinario del lu-
gar, también la del Ministro o Custodio241.
§4. Los hermanos que frecuentan Institutos superiores,
como docentes o como alumnos, den testimonio de
vida franciscana, uniendo el amor a la verdad con la
sabiduría y la observancia del Evangelio.
110.
§1. La actividad educativa y la enseñanza de la catequesis
son elementos importantes de la misión de la Orden.
Los hermanos estén dispuestos a trabajar en los colegios
239
Cf. CtaAnt 2.
240
Cf. VC 98.
241
Cf. CIC, cann. 218; 823-824 y 832; CCEO, cann. 21; 662 §2.
144
La misión de los hermanos Art. 113
111.
Pertenecen también a la misión de la Orden las obras so-
ciales y caritativas, propias o ajenas: los hermanos trabajen
con generosidad en ellas.
112.
El trabajo manual en sus diversas formas, tanto dentro de la
fraternidad como fuera de ella, es una aportación real a la
misión de la Orden y al Reino de Dios.
113.
§1. Todos los hermanos trabajen fiel y devotamente242 y, si
trabajan bajo la autoridad de otros, cumplan sus obli-
gaciones con respeto, honestidad y espíritu de minori-
dad243.
242
Cf. Rb 5,1.
243
Cf. Rnb 7,1-2.
145
Art. 114 Capítulo IV
Título III
La organización de la misión
y de las actividades de los hermanos
114.
Compete a los Capítulos generales, provinciales, custo-
diales y conventuales examinar y asumir los compromi-
sos pastorales, confiándolos a hermanos idóneos. Se elijan
aquellos compromisos conformes con el carisma francisca-
no, con las directrices de la Iglesia universal y particular y
con las exigencias de los hombres, los tiempos y los lugares.
Igualmente, corresponde a dichos Capítulos elegir las for-
mas nuevas de misión y las actividades que mejor expresen
la dimensión profética de la fraternidad.
115.
§1. Compete al Capítulo provincial y custodial estudiar
y decidir la orientación general que se ha de dar a la
misión pastoral, y elaborar Estatutos adecuados para
244
Cf. 1Cor 14,2.
146
La misión de los hermanos Art. 116
116.
§1. El gobierno de la Orden promueva y apoye una colabo-
ración activa entre las diversas Provincias y Custodias,
para que se pueda ofrecer un testimonio evangélico más
eficaz en los diversos tipos de misión asumidos.
§2. Corresponde a las Conferencias y Federaciones coor-
dinar las actividades que las Provincias y Custodias se
comprometen a programar y realizar en colaboración
fraterna, y hallar las formas más apropiadas para dicha
colaboración.
§3. Los Ministros y Custodios animen a sus Provincias y
Custodias a que favorezcan una mayor colaboración de
los hermanos en la Conferencia o Federación y en la
Orden.
§4. Los Ministros y Custodios cooperen con la Familia
franciscana, con las Conferencias y Sínodos episcopa-
les, con las Conferencias de los Superiores mayores y
con los obispos, para una coordinación más eficaz de las
iniciativas pastorales.
147
Art. 117 Capítulo IV
117.
§1. Compete al Guardián, con la colaboración del Capítu-
lo conventual, coordinar la misión y las actividades de
la fraternidad, distribuir las tareas y mantener la comu-
nión entre los hermanos que prestan servicios pastora-
les diversos.
§2. Corresponde al Capítulo conventual, salvo el dere-
cho de los Ministros, Custodios y Guardianes, decidir
los compromisos que han de aceptarse por un tiempo
determinado o los que se han de dejar. Además, para
favorecer el espíritu de comunión fraterna, en el Ca-
pítulo conventual se informe de la misión pastoral de
cada hermano y se estudie cada una de las activida-
des245.
§3. Al aceptar actividades pastorales para las que se requie-
re o parece oportuno un contrato escrito, el Ministro
o Custodio, interpelado el Capítulo conventual, y con
el consentimiento de su Definitorio, formalice dicho
contrato. En este se especifique con claridad todo lo
relativo a la tarea que se ha de realizar, los hermanos
que se han de comprometer, la relación económica y la
duración de dicho contrato.
118.
§1. Los Ministros, Custodios y Guardianes asignen a los
hermanos solo aquellas obligaciones que permiten vi-
245
Cf. CIC, can. 671.
148
La misión de los hermanos Art. 119
119.
§1. Los hermanos, en el ejercicio de cualquier ministerio
o trabajo que les ha sido encomendado, se mantengan
fieles a las exigencias de la vida fraterna, a la Regla y las
Constituciones, en obediencia a los Ministros, Custo-
dios y Guardianes.
§2. Los hermanos que por razón de contrato están obli-
gados a prestar determinados servicios, en cuanto re-
ligiosos, están sujetos a la visita y a la corrección del
Ministro o Custodio y a la vigilancia del Guardián; en
lo que concierne al apostolado realizado, están sujetos
también a la autoridad eclesiástica o civil competen-
te.
149
Art. 120 Capítulo IV
120.
Los hermanos que tienen una responsabilidad pastoral se
atengan a las disposiciones de las Conferencias episcopales
y de los obispos diocesanos en lo referente a las opciones,
los programas y los criterios pastorales246.
121.
§1. La aceptación de las parroquias compete al Ministro
provincial con el consentimiento de su Definitorio,
consultado el Ministro general, al cual se debe enviar
copia del contrato, conforme a las normas del derecho.
§2. Cuando se acepta una parroquia, se estipule un contra-
to entre el Ministro provincial y el Obispo diocesano,
en el que se determinen con claridad todas las condi-
ciones247.
§3. Los hermanos que ejercen el ministerio parroquial es-
tán sujetos a la jurisdicción del Ordinario del lugar,
conforme al derecho, en todo lo que concierne al oficio
pastoral y a la cura de almas. Los registros y los libros
parroquiales, sujetos a la inspección del Ordinario del
lugar, están sometidos también a la vigilancia de los
respectivos Ministros, Custodios y Guardianes.
§4. La parroquia se encomienda a la Provincia o la Cus-
todia y, por tanto, compete al Ministro o Custodio,
con el consentimiento de su Definitorio, presentar al
Obispo diocesano a un hermano para el nombramien-
246
Cf. CIC, can. 678.
247
Cf. CIC, can. 520 §2.
150
La misión de los hermanos Art. 121
248
Cf. CIC, cann. 517 §1; 520 §1; 682 §1; CCEO, cann. 281 §2; 282; 284 §2; 287
§2.
249
Cf. CIC, cann. 556; 557 §2; CCEO, cann. 304; 305 §§1-2.
250
Cf. CIC, can. 520 §1; CCEO, cann. 281 §2; 282.
151
Art. 121 Capítulo IV
251
Cf. CIC, can. 522; CCEO, can. 284 §3.
252
Cf. CIC, can. 682 §2; CCEO, can. 543.
152
La misión de los hermanos Art. 123
Título IV
La misión ad gentes de la Orden
122.
§1. Jesucristo, el Señor, mandado por el Padre, envió a sus
discípulos por todo el mundo a predicar el Evangelio253.
Acogiendo la invitación de Jesús, el Padre Francisco
quiso que los hermanos fuesen a testimoniar y anunciar
el mensaje del Señor a todas las gentes (ad gentes).
§2. La misión ad gentes de los hermanos en el mundo com-
porta un gran compromiso de acción pastoral en las
Iglesias particulares y compartir el carisma franciscano,
que se enriquece a través del diálogo y el proceso de
inculturación.
§3. Toda presencia de la Orden en el mundo se distinga
por la sencillez y la sobriedad de vida. Los frailes, en la
misión, sean hermanos entre hermanos, y testimonien
con la vida que Dios es Padre de todos y hace de todos
los hombres hermanos.
123.
§1. En la formación inicial y permanente se ayude a los
hermanos a madurar en la convicción de que, aunque la
vida franciscana conventual es ya misión por sí misma,
ellos están llamados a asumir la tarea y los desafíos de
la evangelización más allá de las fronteras de la propia
253
Cf. Mc 16,15.
153
Art. 124 Capítulo IV
124.
§1. Los hermanos que, por inspiración divina, se sientan
llamados a ir a la misión ad gentes, pidan licencia por
escrito a su Ministro, el cual, después de un adecuado
discernimiento acerca de la idoneidad de los solicitan-
tes, conceda el permiso254.
§2. Todos los hermanos estén abiertos al discernimiento
sobre la llamada a ir a la misión ad gentes, en caso de
que el Ministro les haga la propuesta.
125.
§1. Los Ministros procuren que los hermanos, antes de ir a
la missio ad gentes o la implantatio Ordinis, se preparen
con cursos adecuados de formación espiritual, lingüísti-
ca, cultural, ecuménica, interreligiosa y misionológica.
254
Cf. Rnb 16,3; Rb 12,1-2.
154
La misión de los hermanos Art. 127
126.
Con vistas al restablecimiento de la unidad de todos los
cristianos255, los hermanos busquen oportunamente los me-
dios y las formas de una correcta y consciente colaboración
con las otras Iglesias y comunidades cristianas.
127.
§1. Dado que la vida religiosa enriquece la actividad mi-
sionera con aportaciones valiosas y absolutamente ne-
cesarias, los hermanos aseguren, en cuanto sea posible,
una presencia estable de la Orden en las realidades de
la misión ad gentes con proyectos claros de vida fraterna
y pastoral.
§2. La formación inicial y permanente sea una prioridad
en la nueva presencia misionera. Se preste atención a
la animación vocacional, se programe la preparación
de formadores y se colabore con las demás Provincias,
Custodias y Delegaciones de la Conferencia o Federa-
ción.
255
Cf. CIC, can. 755.
155
Art. 128 Capítulo IV
128.
§1. Corresponde a la Provincia, pudiendo hacerlo en cola-
boración con otras Provincias y Custodias, elaborar el
proyecto de la misión ad gentes y acompañar el camino
de la nueva presencia hasta su autonomía efectiva, ase-
gurando el envío de hermanos, la ayuda económica y la
preparación de formadores.
§2. Las Provincias colaboren entre sí para la apertura de
nuevas presencias misioneras, ofreciendo solidariamen-
te personal y ayudas económicas, y favoreciendo diver-
sas formas de hermanamiento.
§3. Dicha colaboración sea coordinada por la Orden y/o
por las Conferencias y Federaciones.
§4. El Secretariado general para la Animación Misione-
ra, que asiste al Ministro general y a su Definitorio en
todo lo que se refiere a la missio ad gentes y la implantatio
Ordinis, promueva y cultive el espíritu misionero en la
Orden, y colabore con los animadores misioneros de las
Provincias y Custodias.
§5. La actividad del Secretariado general para la Anima-
ción Misionera se regule por un estatuto particular.
156
CAPÍTULO V
La formación de los hermanos
Introducción espiritual
[a]
«Día a día se iba llenando de consolación y gracia del Es-
píritu Santo el bienaventurado Francisco, y con la mayor
vigilancia y solicitud iba formando a sus nuevos hijos con
instrucciones nuevas, enseñándoles a caminar con paso se-
guro por la vía de la santa pobreza y de la bienaventurada
simplicidad»256.
[b]
A través de su obra de formación, San Francisco guiaba a
los hermanos a vivir el Evangelio: «La Regla y vida de los
Hermanos Menores es esta: observar el santo Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo»257, y a seguir las huellas de Cris-
to258. «Por eso, hermanos todos, estemos muy vigilantes, no
sea que…, perdamos nuestra mente y corazón o los aparte-
mos del Señor»259.
256
1Cel 26.
257
Rb 1,1.
258
Cf. Rnb 1,1.
259
Ib. 22,25.
159
Introducción espiritual Capítulo V
[c]
El Seráfico Padre, ya desde los inicios de la Orden, explica-
ba los pasos y principios de las diversas etapas formativas.
«Si alguno viniera a nuestros hermanos queriendo, por di-
vina inspiración, abrazar esta vida, sea recibido benigna-
mente por ellos. Y, si estuviera decidido a abrazar nuestra
vida..., los hermanos... preséntenlo, cuanto antes puedan, a
su ministro. El ministro, por su parte, recíbalo benignamen-
te, anímelo y expóngale diligentemente el tenor de nuestra
vida. Hecho lo cual,... el ministro concédale por un año
las prendas del tiempo de la probación... Acabado el año
y el tiempo de la probación, sea recibido a la obediencia.
En adelante no le estará permitido… vagar fuera de la obe-
diencia... Ninguno sea recibido contra la forma y disposi-
ciones de la santa Iglesia»260.
[d]
Puesto que es el Señor el que concede la vocación261, los
hermanos, conscientes de haber recibido un carisma rico
en valores humanos y espirituales y muy útil para la Igle-
sia, oren incansablemente por las vocaciones en la Orden
y cooperen activamente con la gracia del Señor, dando un
significativo testimonio evangélico.
[e]
Los candidatos recibidos en la Orden, durante todo el tiem-
po de la probación, se apliquen a «seguir la doctrina y las
260
Ib. 2,1-4.8-10.12.
261
Cf. Test 14.
160
La formación de los hermanos Introducción espiritual
[f]
Terminado el tiempo de la probación, los que son recibi-
dos a la obediencia prometen, con la observancia de los
consejos evangélicos, seguir el ejemplo del Señor, que dice:
«Todo el que haya dejado padre o madre, hermanos o her-
manas, mujer o hijos, casas o campos por mí, recibirá cien
veces más y tendrá la vida eterna»264.
[g]
Recordando la exhortación de San Francisco: «Comen-
cemos, hermanos, a servir al Señor Dios, pues escaso es o
poco lo que hasta ahora hemos adelantado»265, todos los
262
Rnb 1,4.
263
Cf. LM 6,5.
264
Rnb 1,5.
265
1Cel 103.
161
Introducción espiritual Capítulo V
[h]
Los formandos, dóciles a la gracia divina, con esfuerzo ge-
neroso y con la ayuda de los formadores y de la fraternidad,
crezcan en el espíritu de humildad, sencillez, obediencia y
caridad y en el deseo de desapropiarse de todo para seguir
a Cristo266.
[i]
Para llevar a cabo su formación, los hermanos mediten
atentamente estas palabras del Seráfico Padre: «¡En el nom-
bre del Señor! Ruego a todos los hermanos que aprendan el te-
nor y el sentido de las cosas que están escritas en esta vida
para la salvación de nuestra alma, y que las traigan frecuen-
temente a la memoria. Y suplico a Dios que él mismo, que
es omnipotente, trino y uno, bendiga a todos los que ense-
ñan, aprenden, tienen, recuerdan y practican estas cosas,
cuantas veces repiten y hacen lo que aquí está escrito para
la salvación de nuestra alma; y ruego a todos, besándoles los
pies, que las amen mucho, las guarden y las conserven»267.
266
Cf. SalVir.
267
Rnb 24,1-3.
162
La formación de los hermanos Art. 129
Título I
Los principios de la formación
129.
§1. La formación es, en primer lugar, obra de la Trinidad: el
Padre, mediante el Espíritu, plasma en el corazón de los
hermanos los sentimientos del Hijo268.
§2. La formación de los hermanos, a través de las media-
ciones que el Señor, la Iglesia y la Orden ofrecen, es
un proceso de crecimiento para seguir y conformarse a
Cristo crucificado, pobre, casto y obediente, para estar
al servicio de la fraternidad y de la misión.
§3. La formación franciscana toque en profundidad a toda
la persona, de manera que toda intención, actitud y
gesto del hermano sean expresión de la conformación
al Señor Jesús269.
§4. El lugar principal y privilegiado de la formación es la
vida fraterna, en la que todo hermano está llamado a
participar con fidelidad y perseverancia, según los prin-
cipios y las normas establecidos en los capítulos II-IV
de estas Constituciones. El camino de crecimiento en
el amor a Dios y a los hermanos es un compromiso for-
mativo que dura toda la vida.
§5. La formación ayude a los hermanos a hacer suyos los
valores fundamentales del carisma franciscano, según
268
Cf. VC 66.
269
Cf. Ib. 65.
163
Art. 130 Capítulo V
130.
La formación como seguimiento y conformación a Cristo
es compromiso prioritario de la Orden. Esta se responsabi-
lice con todos los medios para que los hermanos alcancen
una adecuada madurez y conciencia de la identidad del her-
mano menor conventual, con vistas al servicio que están
llamados a prestar en la Iglesia y en la sociedad, según las
necesidades de los tiempos y lugares271.
131.
§1. La formación inicial se realice en las casas de formación
de la Orden canónicamente erigidas272, bajo la direc-
ción de formadores preparados. Se evite toda forma de
doble pertenencia en los candidatos que proceden de
los movimientos eclesiales273. En las casas de formación
se lleve un estilo de vida sobrio y adecuado al ambiente
social y la cultura del lugar.
§2. El discernimiento vocacional y la formación inicial a
la vida franciscana, tanto por parte del candidato como
por parte de la Orden, se prolonga durante el tiempo
que va desde la admisión al postulantado hasta la pro-
fesión solemne.
270
Cf. CIC, can. 659 §2.
271
Cf. CIC, cann. 659-661.
272
Cf. CIC, can. 608.
273
Cf. CIVCSVA, Potissimum Institutioni, n. 93 (2 de febrero de 1990).
164
La formación de los hermanos Art. 132
165
Art. 133 Capítulo V
133.
§1. Haya una Ratio formationis (El discípulo franciscano) para
toda la Orden, actualizada periódicamente y sometida a
la aprobación del Capítulo general.
166
La formación de los hermanos Art. 134
134.
§1. Los Ministros, Custodios y los demás hermanos con-
sideren las casas de formación como el corazón de la
Orden y les presten su plena colaboración y apoyo.
§2. Dado que la eficacia de la formación depende sobre
todo de la presencia de una fraternidad ejemplar y de
formadores idóneos, estos se distingan por el espíritu
de oración, caridad y prudencia, conozcan las ciencias
humanas y sean capaces de acompañar a los formandos
y transmitirles y testimoniarles los valores del carisma
franciscano276.
275
Cf. CIC, can. 659 §2.
276
Cf. VC 66.
167
Art. 135 Capítulo V
135.
§1. Entre los Ministros, Custodios, Guardianes, formadores
y hermanos en formación haya diálogo, comprensión y
colaboración, indispensables para la formación.
§2. La fraternidad ofrezca a los hermanos en formación
inicial un clima de generosidad, entusiasmo, concordia
y ayuda recíproca, de manera que estos puedan crecer
más fácilmente en la vida espiritual277. Los hermanos
en formación inicial hagan suyos el carisma y la misión
de la Orden, de manera que consoliden cada vez más su
vocación278.
136.
El oficio de cada uno de los formadores, los criterios para
su elección, sus competencias y mutuas relaciones se de-
terminen en la Ratio formationis de la Orden (El discípulo
franciscano), en los respectivos directorios de las Provincias
y Custodias y en los reglamentos internos de las casas de
formación. Para el nombramiento se siga el derecho uni-
versal y el derecho propio de la Orden.
277
Cf. CIC, can. 652 §4.
278
Cf. CIC, can. 652 §3.
168
La formación de los hermanos Art. 138
137.
§1. Haya colaboración fraterna entre los formadores, de to-
dos los niveles, y se promuevan iniciativas adecuadas
que favorezcan su formación.
§2. Se constituyan comisiones de formación para toda la
Orden, para las Conferencias y Federaciones y para las
Provincias y Custodias. Los miembros y las competen-
cias de dichas comisiones se determinen en los respec-
tivos directorios.
§3. El Secretariado general para la Formación asiste al Mi-
nistro general y a su Definitorio en todo lo que se refiere
a la formación, según la Ratio formationis (El discípulo
franciscano).
Título II
Las dimensiones de la formación franciscana
138.
Para favorecer la conformación bautismal con Cristo en la
vida de cada día, el camino formativo tenga en cuenta to-
das las dimensiones de la persona, armonizándolas279. Este
sea: progresivo, es decir, tenga en cuenta las dinámicas de
madurez humana; personalizado, tratando de adaptarse al
ritmo de crecimiento de cada uno; arraigado en el contexto
socio-cultural; eclesial, de manera que se considere parte
integrante del cuerpo de Cristo.
279
Cf. VC 65.
169
Art. 139 Capítulo V
139.
§1. La formación franciscana sea un camino de purifica-
ción progresiva y de crecimiento en las relaciones con
Dios, con los demás, con uno mismo y con la creación,
de manera que favorezca la madurez de los hermanos
y su crecimiento en las virtudes indispensables para la
vida fraterna, el testimonio y la misión.
§2. En la formación se cuide con especial atención la ma-
durez afectivo-sexual del hermano, de manera que pue-
da establecer una relación serena, sólida y transparente
con todas las personas.
§3. Los posibles signos de inmadurez sean afrontados por
los formadores con los criterios de una sana pedagogía,
para ayudar al hermano a crecer auténticamente en la
libertad. En caso de abusos comprobados, los formado-
res, Ministros y Custodios procedan de acuerdo con las
directrices de la Iglesia universal, de las Iglesias particu-
lares y de la Orden.
§4. Desde el comienzo, los formandos se acostumbren al
trabajo manual e intelectual, y aprendan a entender la
vida como don y servicio.
§5. Los formadores, desde los primeros años de formación,
ayuden a los formandos a discernir y a profundizar en
los propios talentos y a ponerlos al servicio de la frater-
nidad.
170
La formación de los hermanos Art. 140
140.
§1. Conscientes de que el primer y principal deber de los
formandos es el conocimiento y la relación con Cris-
to280, los formadores presten especial atención al cre-
cimiento de su vida cristiana, para guiarlos progresiva-
mente a adherirse y conformarse a Cristo.
§2. La celebración eucarística sea el centro de toda la vida
de la casa de formación. Cada día, los formandos se nu-
tran en la mesa de la Palabra de Dios y de la Eucaristía,
obteniendo de estas fuentes la fuerza para su vida espi-
ritual y para la misión281.
§3. Los hermanos sean formados en el espíritu de la liturgia
y, en particular, en la celebración de la Liturgia de las
Horas, mediante la cual alaban e invocan al Señor con
la Iglesia por todo el Pueblo de Dios282.
§4. Los formandos sean ayudados a alcanzar el espíritu de
penitencia y de conversión continua, y a ejercitarse en
la ascesis, en el don de sí mismos y en las obras de mise-
ricordia, corporales y espirituales.
§5. Los formandos sean educados a reconocer la realidad del
mal y del pecado en su vida y en la de los demás, con los
ojos del Señor resucitado, y aprendan a gustar, en el per-
dón acogido y dado283, el remedio decisivo e indispensa-
ble. Por tanto, se acostumbren a acudir con frecuencia al
280
Cf. CIC, can. 663 §1.
281
Cf. CIC, cann. 246 §1; 663 §2; CCEO, cann. 346 §2,2°; 538 §2.
282
Cf. CIC, can. 246 §2; CCEO, can. 346 §2,3°.
283
Cf. CtaM 9-11.
171
Art. 141 Capítulo V
141.
§1. Los formadores cuiden la transmisión del carisma de
la Orden, proponiendo a los formandos los principios
espirituales de la vida franciscana y el sentido de la pro-
fesión religiosa, considerada en su aspecto teológico,
eclesial, carismático y jurídico.
§2. Se eduque a los formandos a la vida fraterna, a nivel
local, de la propia Provincia o Custodia y de la Orden,
a través del testimonio y la experiencia cotidiana.
§3. Se cultive en los formandos un estilo de vida evangéli-
co con espíritu de minoridad, sencillez y moderación,
284
Cf. CIC, can. 246 §4; CCEO, can. 346 §2,4°.
172
La formación de los hermanos Art. 142
Título III
La animación vocacional
142.
§1. Todos los hermanos, con ánimo agradecido, se alegren
por la gracia singular de su vocación a la vida francisca-
na conventual. Muestren su entusiasmo por el don re-
cibido, recordando que la mejor animación vocacional
es la atracción del testimonio gozoso285.
§2. Todos los hermanos, con la oración confiada y frecuen-
te al Dueño de la mies286, promuevan y cultiven las vo-
caciones para toda la Iglesia y para la Orden.
285
Cf. PC 24; Papa Francisco, Carta Apostólica para el Año de la Vida Consagrada,
(28 de noviembre de 2014) II,1.
286
Cf. Mt 9,37-38.
173
Art. 143 Capítulo V
143.
Se cultive con diligencia la semilla de la vocación en los
jóvenes que se educan en los centros de la Orden o en otra
parte, o que frecuentan nuestras iglesias y santuarios.
144.
Las Provincias y Custodias tengan un proyecto de acogida
y un itinerario formativo específico para aquellos que Dios
llama a la Orden en una edad no joven.
287
Cf. VC 64.
288
Cf. Jn 1,39.
174
La formación de los hermanos Art. 145
145.
§1. Las Provincias y Custodias, si los respectivos Capítulos
lo consideran oportuno, pueden instituir, con el con-
sentimiento del Ministro general y de su Definitorio,
un seminario menor, donde se cultiven las semillas de
la vocación franciscana289.
§2. Los jóvenes que moran en los seminarios menores de
la Orden para discernir su vocación franciscana, lleven
una vida adecuada a su edad, a su camino espiritual y a
su desarrollo, según los postulados de una sana psicolo-
gía, sin olvidar una oportuna experiencia de las realida-
des humanas y las relaciones con la propia familia290.
§3. En dichos seminarios, los estudios han de adecuarse a
las leyes y costumbres locales, de manera que los can-
didatos, en caso de abrazar otro estado de vida, puedan
continuarlos en otra parte sin dificultad.
§4. Las Provincias y Custodias, si lo consideran necesario,
pueden instituir un pre-postulantado para jóvenes en
búsqueda vocacional.
289
Cf. OT 3.
290
Cf. Ib. 3.
175
Art. 146 Capítulo V
Título IV
El postulantado
146.
§1. El postulantado es la etapa formativa en la que los can-
didatos se encaminan a un discernimiento vocacional
inicial. Durante este tiempo se les ayude a madurar en
su fe a través de un camino de catequesis y sean guiados
a la lectura de la Palabra de Dios, la vida litúrgica, la
vida sacramental y la oración personal. Aprendan y se
confronten con el ideal de San Francisco y del fran-
ciscanismo, hagan experiencia concreta de la vida fra-
terna291 y comiencen a ejercitarse en alguna actividad
pastoral o caritativa.
§2. El postulantado dure al menos un año, conforme a los
Estatutos provinciales y custodiales. En algunos casos,
el respectivo Ministro o Custodio puede alargar la du-
ración del postulantado292. Durante este periodo se fa-
vorezca y se profundice el conocimiento recíproco en-
tre la fraternidad y los candidatos.
147.
§1. Puede ser recibido en el postulantado un católico, que
posea las cualidades requeridas por el derecho universal
y el de la Orden y que esté libre de cualquier impedi-
291
Cf. VC 67.
292
Cf. CIVCSVA, Potissimum institutioni, 43 (2 de febrero de 1990).
176
La formación de los hermanos Art. 148
148.
Determínese en los Estatutos provinciales y custodiales qué
certificados y documentos ha de presentar el candidato, y
la edad requerida para empezar el postulantado y el novi-
ciado, teniendo en cuenta las normas del derecho univer-
sal295 y las exigencias locales. La admisión al postulantado
es competencia del Ministro o Custodio, directamente o
por delegación.
293
Cf. CIC, cann. 597 §§1-2; 643; CCEO, cann. 517-518.
294
Cf. CIC, can. 642; CCEO, can. 519.
295
Cf. CIC, cann. 643 §1; 645 §§1-2; CCEO, can. 517.
177
Art. 149 Capítulo V
149.
El postulante, en el momento de la admisión, declare con
documento escrito, firmado, fechado y legalmente recono-
cido que, durante el tiempo que permanezca en la Orden,
todo trabajo que haga para ella será gratuito y sin retribu-
ción. Por tanto, si deja el proceso formativo, no podrá exi-
gir nada por dichos trabajos.
150.
El responsable del postulantado, oídos sus colaboradores y
consideradas las referencias anteriores, presente por escrito
la relación y el parecer sobre cada postulante al Ministro o
Custodio correspondiente, al que compete, con el consenti-
miento de su Definitorio, admitir al candidato al noviciado.
Título V
El noviciado
151.
El noviciado, con el que se inicia la vida en la Orden296, es
un tiempo de discernimiento vocacional más intenso y de
formación, en el que, bajo la guía del maestro, el novicio
se prepara a la profesión religiosa. Durante el noviciado, el
novicio profundice en su relación personal con Jesucristo y
en el valor de la vida consagrada y de los votos; conforme la
mente, el corazón y la vida al carisma franciscano mediante
el estudio de la Regla y de los escritos de San Francisco,
296
Cf. CIC, can. 646.
178
La formación de los hermanos Art. 153
152.
La admisión a la Orden se efectúa con la aceptación al
noviciado en una Provincia o Custodia, hecha por el res-
pectivo Ministro o Custodio con el consentimiento de su
Definitorio por sufragio secreto.
153.
§1. Un postulante que pertenece a una Iglesia oriental sui
iuris no puede ser admitido al noviciado lícitamente sin
la licencia de la Sede Apostólica Romana, a no ser que
se trate de un postulante que es destinado a una Provin-
cia o casa de la propia Iglesia298.
§2. El hermano que, aun siendo admitido al noviciado,
permanece inscrito a otra Iglesia sui iuris, cultive el co-
nocimiento y el aprecio del propio rito y, en cuanto sea
posible, participe en la liturgia y el patrimonio de dicha
Iglesia299.
§3. Los hermanos que por razón de su oficio, ministerio o
cargo tienen relaciones frecuentes con los fieles cristia-
297
Cf. CIC, can. 652.
298
Cf. CCEO, can. 517 §2.
299
Cf. CCEO, can. 40 §2.
179
Art. 154 Capítulo V
154.
§1. El noviciado se inicie públicamente según el ritual de
la Orden, los Estatutos provinciales y los reglamentos
de las casas de formación interprovinciales, si estas son
instituidas; este acto se anote en el libro correspon-
diente.
§2. Los candidatos, después de haber sido recibidos en la
Orden, hagan el noviciado durante doce meses en un
convento destinado debidamente para ello.
§3. El Ministro o Custodio de la Provincia o Custodia en
la que se encuentra el noviciado puede permitir que el
grupo de novicios resida, durante determinados perio-
dos, en otro convento de la Orden designado por él.
§4. En casos particulares y como excepción, el Ministro ge-
neral, con el consentimiento de su Definitorio, puede
conceder que alguno haga válidamente el noviciado en
otro convento de la Orden, bajo la guía de un religioso
experto.
155.
§1. Una ausencia de la casa del noviciado superior a tres
meses, continuos o interrumpidos, invalida el novicia-
300
Cf. CCEO, can. 40 §2.
180
La formación de los hermanos Art. 156
156.
§1. Los novicios, bajo la dirección del maestro y confor-
me al derecho302, en continuidad con la experiencia del
postulantado, lleven una vida conforme a la que debe-
rán vivir como profesos.
§2. No les está permitido, durante el noviciado, dedicarse
a estudios para conseguir diplomas o especializaciones
necesarias para ejercer determinados oficios.
301
Cf. CIC, can. 653 §2; CCEO, can. 525 §1.
302
Cf. CIC, cann. 650 §2; 651; CCEO, can. 524.
181
Art. 157 Capítulo V
157.
§1. La admisión a la profesión temporal se reserva a los res-
pectivos Ministros o Custodios con el consentimiento
de sus Definitorios, conforme a la norma de las Cons-
tituciones, n. 152, y teniendo en cuenta el CIC, can.
656.
§2. El Ministro general, con autoridad propia, obtenido el
voto del Ministro o Custodio con el consentimiento
de su Definitorio, salvadas las prescripciones jurídicas,
puede admitir a la profesión.
§3. Al final del noviciado, el candidato debe hacer la peti-
ción por escrito al propio Ministro o Custodio para ser
admitido a la profesión.
158.
§1. El maestro, oídos sus colaboradores y consideradas las
referencias anteriores, presente por escrito la relación y
el parecer sobre cada candidato al respectivo Ministro
182
La formación de los hermanos Art. 159
159.
El novicio que, al final del noviciado o después de la pro-
fesión, ha dejado legítimamente la Orden y desea ingresar
de nuevo en ella, puede ser readmitido solamente por el
Ministro general con el consentimiento de su Definitorio.
Al Ministro general le corresponde también determinar la
probación conveniente antes de la profesión temporal, aun
sin la obligación de repetir el noviciado, y, conforme al de-
recho303, determinar la duración de los votos antes de la
profesión solemne, conforme a las Constituciones, 131 §2;
161.
303
CIC, cann. 655; 690 §1.
183
Art. 160 Capítulo V
160.
§1. El Ministro o Custodio, o su delegado, reciba la profe-
sión temporal según el ritual de la Orden. El acto de la
profesión se registra en el Libro de las Profesiones.
161.
A no ser que los Estatutos provinciales o custodiales dis-
pongan otra cosa, los votos que se emiten después del novi-
ciado son válidos para un trienio; transcurrido este periodo,
184
La formación de los hermanos Art. 163
Título VI
El posnoviciado
162.
El posnoviciado es la etapa formativa en la que el hermano
se prepara a la profesión solemne para consagrarse defini-
tivamente a Dios y dedicarse a los hermanos. Durante este
tiempo consolide su seguimiento de Cristo y perfeccione
su formación humana, espiritual, socio-cultural, teológica,
profesional, pastoral y carismática. Viva con dedicación y
coherencia la consagración y los votos; continúe el discer-
nimiento de su vocación; profundice en el sentido del ca-
risma y de la misión franciscana. Crezca en la participación
activa y corresponsable en la vida de la fraternidad; haga
experiencias de actividades pastorales y caritativas304.
163.
Los profesos temporales están obligados a observar la Regla
y las Constituciones como los hermanos de votos solem-
nes, pero carecen de voz activa y pasiva. Como los profesos
solemnes, participan de todas las gracias de la Orden. El
modo de su posible participación en el Capítulo conven-
tual se especifique en el directorio del posnoviciado.
304
Cf. CIC, can. 659.
185
Art. 164 Capítulo V
164.
§1. El Ministro general, con el consentimiento de su Defi-
nitorio, puede conceder el indulto de abandonar la Or-
den al hermano profeso temporal que, por causa grave,
lo pida. Dicho indulto, a no ser que el interesado lo re-
chace en el acto de la notificación, comporta por dere-
cho la dispensa de los votos y de todas las obligaciones
que se derivan de la profesión305.
§2. Los Ministros y Custodios no aplacen indefinidamente la
decisión de expulsar de la Orden al hermano que resulta
no idóneo306. Este, acabado el tiempo de la profesión, pue-
de ser excluido de emitir la profesión siguiente por cau-
sas justas, incluida la enfermedad contraída después de la
profesión, a juicio de los expertos307. Esto compete a los
Ministros y Custodios, oído el parecer de su Definitorio.
165.
§1. Es necesario que, al emitir la profesión solemne, el her-
mano haya alcanzado el grado de madurez necesaria
para que el estado religioso, al que consciente e irrevo-
cablemente se entrega, le ayude de verdad a caminar en
el auténtico seguimiento de Cristo.
§2. Los Ministros y Custodios, con el consentimiento de
sus Definitorios, y oídos los formadores, pueden prorro-
gar la profesión temporal no más de nueve años308.
305
Cf. CIC, cann. 688 §2; 692; CCEO, cann. 546 §2; 549 §3.
306
Cf. CIC, can. 696 §§2-1; CCEO, cann. 551-552.
307
Cf. CIC, can. 689; CCEO, can. 547.
308
Cf. CIC, can. 657 §2; CCEO, can. 526 §2.
186
La formación de los hermanos Art. 167
166.
§1. La admisión a la profesión solemne está reservada a los
respectivos Ministros y Custodios con el consentimien-
to de sus Definitorios, de acuerdo con las Constitucio-
nes, n. 152, y teniendo presente el CIC, can. 658.
§2. El Ministro o Custodio, o su delegado, reciba, según el
ritual de la Orden, la profesión solemne, que, por causa
justa, puede anticiparse, pero no más de un trimestre309.
El acto de la profesión se registra en el Libro de las Pro-
fesiones y se comunica también a la parroquia en la que
fue bautizado el profeso310.
167.
§1. Corresponde en exclusiva al Ministro general, con el
consentimiento de su Definitorio, conceder que un
309
Cf. CIC, can. 657 §3; CCEO, can. 532.
310
Cf. CIC, can. 535 §2; CCEO, can. 296 §2.
187
Art. 167 Capítulo V
311
Cf. CIC, can. 684 §1; CCEO, can. 544 §1.
312
Cf. CCEO, can. 544 §3.
313
Cf. CIC, can. 684 §5; CCEO, can. 544 §§4-3.
314
Cf. CIC, can. 645 §§4-2; CCEO, cann. 519 ;517.
315
Cf. CIC, can. 684 §4; CCEO, can. 545 §§2-1.
188
La formación de los hermanos Art. 169
168.
§1. Durante el posnoviciado, los hermanos se formen en
la escuela teológica, filosófica y espiritual de la tradi-
ción franciscana. Si los estudios filosófico-teológicos no
incluyen una formación franciscana adecuada, se pro-
vea con cursos complementarios organizados por cada
Provincia o Custodia o por las Conferencias y Federa-
ciones de la Orden (cfr. Constituciones, 131 §5). Allí
donde sea posible, esto se realice en colaboración con
los hermanos de las demás familias de la Primera Or-
den.
§2. En el posnoviciado, los hermanos, con la ayuda de los
formadores, se formen para un estilo de vida sencilla, que
refleje el carisma de la Orden. Se les eduque a vivir con
y para los pobres y a hacer suyos los valores de la justicia,
la paz, la integridad de la creación y el “espíritu de Asís”.
§3. En el posnoviciado, los hermanos se formen para la mi-
sión en todas sus dimensiones, y para la colaboración
con la Orden Franciscana Seglar y con la Milicia de la
Inmaculada.
169.
En el posnoviciado, se imparta a los hermanos una forma-
ción profesional y pastoral idónea tanto para la madurez
personal espiritual como para las exigencias propias del tra-
bajo y de la misión316.
316
Cf. CIC, can. 660.
189
Art. 170 Capítulo V
170.
Los Ministros y Custodios disciernan con los hermanos del
posnoviciado acerca del aprendizaje de otras ciencias, artes
y/o profesiones, según las aptitudes personales y las necesi-
dades de la Provincia o Custodia.
171.
Los hermanos que, después de un atento discernimiento
con los formadores y los Ministros o Custodios, son llama-
dos al ministerio ordenado, se preparen adecuadamente
realizando el programa de estudios filosófico-teológicos se-
gún las normas eclesiásticas317.
172.
Los hermanos que quieren ser instituidos lectores o acóli-
tos, después de una oportuna preparación, de acuerdo con
las directrices de la Conferencia episcopal local, lo solici-
ten por escrito al propio Ministro o Custodio, a quien co-
rresponde la admisión a dichos ministerios de acuerdo con
el derecho318.
173.
§1. El candidato al ministerio ordenado debe ser profeso
solemne, y ha de solicitarlo por escrito al Ministro o
Custodio319. Terminados los estudios, antes de ser ad-
317
Cf. CIC, can. 659 §3.
318
Cf. CIC, can. 1035 §1.
319
Cf. CIC, can. 1036.
190
La formación de los hermanos Art. 174
174.
Se envíe cuanto antes al Ministro o Custodio de la Provincia
o Custodia nativa el certificado de la ordenación recibida,
320
Cf. CIC, can. 1032 §2; CCEO, can. 758 §1,4°.
321
Cf. CIC, can. 1019 §1.
191
Art. 175 Capítulo V
175.
§1. Allí donde las Conferencias episcopales han introduci-
do el diaconado permanente, los Estatutos provinciales
y custodiales determinen las normas para la admisión
de un hermano a dicho orden, de acuerdo con el dere-
cho universal323.
§2. Para la admisión de un diácono permanente al presbi-
terado, se proceda como establecen el derecho univer-
sal y las normas de la Conferencia episcopal local.
Título VII
La formación permanente
176.
El objetivo fundamental de la formación permanente es la
renovación de la vida evangélica de los hermanos y de la
Orden324, para conformarse mejor a Cristo y responder a los
desafíos de hoy con creatividad y valentía, abriéndose a las
inspiraciones del Espíritu.
322
Cf. CIC, cann. 535 §2; 1054; CCEO, cann. 296 §2; 775.
323
Cf. CIC, cann. 236; 1031 §§2-3; 1032 §3; CCEO, cann. 354; 760 §2.
324
Cf. PC 18; VC 69; CIC, can. 661.
192
La formación de los hermanos Art. 178
177.
§1. Dado que el paso de la formación inicial a la formación
permanente es un momento especialmente delicado en
la vida del hermano, los Ministros, Custodios y Guar-
dianes presten gran atención a la primera inserción en
la fraternidad y en la misión, y creen las condiciones
adecuadas para que esta sea positiva y fructuosa.
§2. Los Estatutos generales, provinciales y custodiales pre-
vean un camino adecuado que facilite este paso.
178.
§1. Las Conferencias y Federaciones y las Provincias y Cus-
todias promuevan la formación permanente con pro-
gramas orgánicos y con adecuados instrumentos forma-
tivos.
§2. Las Conferencias y Federaciones, en colaboración con
el Secretariado general para la Formación, promuevan
y organicen experiencias de formación permanente,
también interculturales.
§3. Las Conferencias y Federaciones promuevan y organi-
cen, como parezca oportuno, experiencias de formación
permanente para todos los hermanos, para los herma-
nos de diversas franjas de edad y para los que trabajan
en determinadas actividades misioneras.
§4. Los Estatutos provinciales y custodiales determinen el
programa y las modalidades de la formación permanen-
te de la Provincia o Custodia.
193
Art. 179 Capítulo V
179.
Teniendo en cuenta las necesidades de la Orden, de las
Conferencias y Federaciones, de las Provincias y Custodias,
y las capacidades particulares de cada uno, los Ministros y
Custodios procuren que los hermanos se especialicen, en
la propia nación o en otra, en franciscanismo, en ciencias
eclesiásticas o en formación técnico-profesional, y consi-
gan los títulos de estudio correspondientes, tanto eclesiás-
ticos como civiles.
180.
Teniendo en cuenta la naturaleza multicultural de la Orden y
las capacidades particulares de cada uno, los Ministros y Cus-
todios favorezcan experiencias fraternas y pastorales de los
hermanos en otra Provincia o Custodia, distinta de la suya.
181.
§1. Los Capítulos, Ministros, Custodios y Guardianes pro-
curen que los hermanos dispongan de los instrumentos
adecuados para su crecimiento espiritual y su actualiza-
ción cultural.
§2. El Ministro o Custodio, con el consentimiento de su
Definitorio, puede conceder un periodo sabático a los
hermanos que razonablemente lo pidan. Los criterios
generales para conceder dicho periodo se determinarán
en los Estatutos provinciales o custodiales.
194
CAPÍTULO VI
El gobierno de la Orden
Introducción espiritual
[a]
Los hermanos reconocen el origen de toda autoridad en el
Dios Trino y Uno.
• En el Padre, al que San Francisco dirige esta oración:
«Omnipotente, eterno, justo y misericordioso Dios,
concédenos por ti mismo a nosotros, míseros, hacer
lo que sabemos que quieres y querer siempre lo que te
agrada, a fin de que, interiormente purificados, ilumi-
nados interiormente y encendidos por el fuego del Es-
píritu Santo, podamos seguir las huellas de tu amado
Hijo, nuestro Señor Jesucristo»325.
• En el Hijo, del cual el Seráfico Padre dice: «Ahora…,
después de haber dejado el mundo, ninguna otra cosa
hemos de hacer sino ser solícitos en seguir la voluntad
del Señor y agradarle»326. Su Evangelio es la forma de
vida y la norma suprema de los hermanos: «Tengamos
presentes, pues, las palabras, la vida y la doctrina y
el santo Evangelio de quien se dignó rogar por noso-
tros»327.
325
CtaO 50-51.
326
Rnb 22,9.
327
Ib. 22,41.
197
Introducción espiritual Capítulo VI
[b]
El Papa Honorio III, en 1223, confirmó y avaló la Regla
de San Francisco con su autoridad apostólica. La Iglesia,
en su magisterio, ha ejercido siempre y ejerce directamen-
te su autoridad sobre los hermanos, pero ha delegado y
delega parte de su jurisdicción en las autoridades de la
Orden.
[c]
Los hermanos constituidos en autoridad la ejerzan con el
espíritu del Fundador: «Los ministros acójanlos [a los her-
manos] caritativa y benignamente, y tengan con ellos tanta
familiaridad, que los hermanos puedan hablarles y compor-
tarse con ellos como los señores con sus siervos; pues así
debe ser, que los ministros sean siervos de todos los herma-
nos»330. «Aquellos que han sido colocados sobre los demás,
gloríense de tal prelacía tanto como si hubieran sido encar-
gados del oficio de lavar los pies a los hermanos»331. Cada
ministro «practique y tenga con cada uno de los hermanos
328
2Cel 193.
329
Rb 10,8.
330
Ib. 10,5-6.
331
Adm 4,2.
198
El gobierno de la Orden Introducción espiritual
[d]
Por su parte, los hermanos «recuerden que renunciaron por
Dios a sus propios quereres. Por eso, les mando firmemente
que obedezcan a sus ministros en todo lo que prometieron
al Señor observar y no va en contra del alma y de nuestra
Regla»333.
[e]
El mismo Seráfico Padre precisó cómo ha de ser el Ministro
general de esta familia, respondiendo a un hermano que se lo
había preguntado, según escribe Tomás de Celano: «Debe
ser hombre de mucha reputación, de gran discreción, de
fama excelente. Hombre sin amistades particulares, no sea
que, inclinándose más a favor de unos, dé mal ejemplo a
todos. Hombre amigo de entregarse a la santa oración…
Debe ser hombre en quien no haya lugar para la sórdida
acepción de personas, que tenga igual cuidado de los me-
nores y de los simples que de los sabios y mayores. Hombre
que, por más que se le haya dado distinguirse en letras, sin
embargo, se distinga más como imagen de sencillez piadosa
en la conducta y promotor de la virtud. Hombre que exe-
cre el dinero, corruptela principal de nuestra profesión y
perfección… Hombre que consuele a los afligidos, como
último asilo que es de los atribulados, no sea que, por no
332
2CtaF 43.
333
Rb 10,2-3.
199
Introducción espiritual Capítulo VI
[f]
Sobre los colaboradores del Ministro general, el bienaven-
turado Francisco afirma: «quisiera verlo rodeado de compa-
ñeros virtuosos que, al igual que él, se mostraran ejemplo de
toda buena obra: rigurosos contra las comodidades, fuertes
en las dificultades y afables con tal oportunidad, que reci-
bieran con santo agrado a cuantos acudieren a ellos»335.
334
2Cel 185-186.
335
Ib. 186.
200
El gobierno de la Orden Introducción espiritual
[g]
El Seráfico Padre quería que los Ministros provinciales – lo
mismo vale también para los Custodios – fueran «afables
con los menores y atrayentes por su mucha benevolencia,
de modo que los culpables de algo no tengan reparo en con-
fiarse al amor de ellos. Los quería comedidos en las órdenes,
indulgentes con las ofensas, dispuestos más bien a soportar
las injurias que a devolverlas, enemigos de los vicios, médi-
cos de los viciosos. Los quería, en fin, tales, que por su vida
sean espejo de disciplina para los demás»336.
[h]
«¡En el nombre del Señor! Todos los hermanos que son
constituidos ministros y siervos de los demás hermanos,
distribúyanlos en las provincias y lugares donde están, visí-
tenlos frecuentemente y amonéstenlos y confórtenlos espi-
ritualmente… Y recuerden los ministros y siervos que dice
el Señor: “No vine a ser servido, sino a servir”, y que les ha
sido confiado el cuidado de las almas de los hermanos, de las
que tendrán que dar cuenta en el día del juicio ante el Señor
Jesucristo, si alguno se pierde por su culpa y mal ejemplo»337.
[i]
San Francisco pensaba que los Capítulos de los hermanos
eran de gran importancia para promover el gobierno de la
Orden. En efecto, como escribe San Buenaventura, «aumen-
tando el número de los hermanos, el solícito pastor comen-
336
Ib. 187.
337
Rnb 4,1-2.6.
201
Introducción espiritual Capítulo VI
[j]
«A los capítulos provinciales… a los cuales no podía asistir
personalmente, procuraba estar presente en espíritu median-
te el solícito cuidado y atención que prestaba al régimen de
la Orden, con la insistencia de sus oraciones y la eficacia de
su bendición»340, de modo que los mismos Capítulos se com-
prometieran a tratar responsablemente «de las cosas que se
refieren a Dios»341. Ya en las primeras Constituciones de la
Orden, y después en las sucesivas, se asigna también a los
Capítulos conventuales el deber de promover el gobierno de
cada fraternidad de la Orden y de las Provincias.
338
LM 4,10.
339
CtaO 5-10.
340
LM 4,10.
341
Rnb 18,1.
202
El gobierno de la Orden Art. 184
Título I
El servicio de la autoridad en la Orden
182.
El servicio de la autoridad en la Orden es ejercido en los
Capítulos y por los Ministros, Custodios y Guardianes.
Su finalidad es ordenar y animar rectamente la vida y la
misión de la fraternidad.
183.
§1. La autoridad suprema en toda la Orden reside y se ejer-
ce en el Capítulo general, signo eminente de unidad y
comunión fraterna342.
§2. La autoridad principal en cada Provincia y en sus Cus-
todias reside y se ejerce en el Capítulo provincial343.
§3. En las Custodias generales la autoridad principal reside
y se ejerce en el propio Capítulo conforme a las normas
de los Estatutos generales.
§4. Al Capítulo conventual le compete la autoridad con-
forme a la norma de las Constituciones y los Estatutos
generales y provinciales.
184.
§1. Los Ministros, Custodios y Guardianes de la Orden
ejerzan la autoridad conforme a la norma del derecho
342
Cf CIC, can. 631 §1.
343
Cf. CIC, can. 632.
203
Art. 185 Capítulo VI
185.
§1. El acto realizado por un Ministro, Custodio o Guardián
es inválido cuando, conforme a la norma del derecho
universal, necesita el consentimiento o el consejo y es-
tos, por cualquier motivo, no han sido pedidos; o tam-
bién cuando un acto para el que se requiere el consen-
timiento es llevado a cabo a pesar del voto contrario348.
§2. El consentimiento y el consejo deben pedirse en común,
a no ser que los Estatutos generales dispongan otra cosa,
cuando se trata de pedir solo el consejo. Pero siempre
344
Cf. CIC, cann. 596 §2; 129 §1; CCEO, cann. 511 §2; 979 §1.
345
Cf. CIC, can. 274 §1; CCEO, can. 371 §1.
346
Cf. CIC, can. 833,8°; SAN JUAN PABLO II, Motu proprio Ad tuendam fidem,
18 de mayo de 1998.
347
Cf. CIC, cann. 134 §1; 620.
348
Cf. CIC, can. 127.
204
El gobierno de la Orden Art. 187
186.
§1. El Capítulo y el Definitorio deben cumplir fielmente
su oficio y, cada uno según sus competencias, sean la
expresión de la participación y del interés de todos los
hermanos para el bien de la fraternidad.
§2. Los asuntos que son competencia del Capítulo no pue-
den remitirse al respectivo Definitorio, si no es por cau-
sa grave, aprobada con el voto favorable de dos tercios
del Capítulo.
§3. Se permite invitar al Capítulo o al Definitorio a peritos,
también laicos, para pedir su parecer.
187.
§1. Para la validez de las acciones capitulares se requiere la
presencia de dos tercios de los vocales.
§2. También para los Definitorios se requiere la presencia
de dos tercios, a no ser que se prevea la ausencia forzosa
de varios vocales por tiempo superior a una semana y se
trate de casos urgentes; en tales circunstancias basta la
mayoría absoluta.
§3. Para resolver cada asunto se requiere y es suficiente el
consentimiento de la mayoría absoluta de los presentes,
a no ser que para algún caso se disponga expresamente
de otro modo.
205
Art. 188 Capítulo VI
Título II
Los oficios
188.
§1. Los hermanos elegidos para un oficio, lo acepten hu-
mildemente, con espíritu de servicio, y lo cumplan con
fidelidad y diligencia.
§2. Los hermanos profesos solemnes que posean las cuali-
dades requeridas por el derecho universal y por nuestro
derecho propio, son hábiles para los oficios de la Or-
den.
189.
§1. Los oficios generales son: el oficio de Ministro, Vicario,
Definidor, Secretario, Procurador y Ecónomo.
§2. Los oficios provinciales son: el oficio de Ministro, Vica-
rio, Definidor, Secretario y Ecónomo.
§3. Los oficios custodiales son: el oficio de Custodio, Vica-
rio, Definidor, Secretario y Ecónomo.
§4. Los oficios conventuales son: el oficio de Guardián, Vi-
cario y Ecónomo.
§5. Todos los demás oficios, tomados en sentido genérico,
se denominan cargos en estas Constituciones.
190.
§1. Todos los oficios, generales, provinciales y custodiales,
se confieren en el respectivo Capítulo mediante elec-
206
El gobierno de la Orden Art. 191
191.
§1. En las elecciones se observe el derecho universal y el
derecho propio de la Orden. Sin embargo, salvo lo
prescrito en los siguientes parágrafos 2 y 4, se considera
elegido y como tal es proclamado por el presidente, el
que, restados los votos nulos, obtiene la mayoría abso-
luta de los votos, o, después de dos escrutinios inefica-
ces, obtiene la mayoría relativa en el tercer escrutinio.
En caso de empate, se considera elegido el más antiguo
de profesión solemne, y después, de edad.
349
Cf. CIC, can. 623; CCEO, can. 513.
207
Art. 191 Capítulo VI
350
Cf. CIC, can. 624 §2; CCEO, can. 514 §3.
208
El gobierno de la Orden Art. 193
192.
§1. Los oficios generales tienen una duración de seis años;
los provinciales, custodiales y conventuales, en cam-
bio, tienen una duración de cuatro años.
§2. Los cargos conferidos por el Capítulo general duran seis
años. Los cargos conferidos por nombramiento general
pueden tener una duración determinada o indetermi-
nada, pero no más del sexenio en curso; no obstante,
son renovables.
§3. Los cargos conferidos por el Capítulo provincial o cus-
todial duran cuatro años. Los cargos conferidos por
nombramiento provincial o custodial pueden tener una
duración determinada o indeterminada, pero no más
del cuatrienio en curso; no obstante, son renovables.
193.
§1. Con el fin de fomentar la caridad y la concordia en la
fraternidad, los Ministros y Custodios mantengan con-
tactos frecuentes con los hermanos mediante diálogos
351
Cf. CIC, cann. 179 §§3§ 625 ;5-1; CCEO, cann. 959-960.
209
Art. 194 Capítulo VI
194.
§1. Los Ministros, Custodios y Guardianes están obligados
a residencia, para poder estar siempre a disposición de
los hermanos354.
§2. Los Ministros y Custodios informen constantemente a
sus Vicarios sobre el gobierno y la administración, y se
sirvan de su ayuda en la gestión de los asuntos ordina-
rios.
352
Cf. CIC, can. 619.
353
Cf. CIC, can. 628 §§1.3.
354
Cf. CIC, can. 629.
210
El gobierno de la Orden Art. 195
195.
§1. El hermano que, en razón del bien común, los Minis-
tros o Custodios consideran necesario para otro oficio,
renuncie al que tenía con espíritu de disponibilidad fra-
terna.
§2. La renuncia al oficio o a los cargos conferidos en el
Capítulo la puede aceptar el mismo Capítulo, durante
la celebración de este. Fuera del Capítulo, la acepta
el Ministro con el consentimiento o el consejo de su
Definitorio, según los casos. La renuncia a los oficios
conferidos en el Definitorio, la puede aceptar el Mi-
nistro con el consentimiento del Definitorio; cuando
se trata de la renuncia a los cargos conferidos por nom-
bramiento, es competencia del Ministro o Custodio
que los confiere.
§3. La renuncia del Ministro general, fuera del Capítulo,
únicamente la puede aceptar la Santa Sede; la renun-
cia del Ministro provincial y del Custodio general, el
Ministro general con el consentimiento de su Defini-
torio; la renuncia del Custodio provincial, el Ministro
provincial con el consentimiento de su Definitorio.
211
Art. 196 Capítulo VI
196.
§1. Ningún oficio o cargo es inamovible en la Orden. Sin
embargo, los hermanos han de gozar de la estabilidad
que requiere el bien de los mismos hermanos, de la Or-
den, y de las personas confiadas a su cuidado.
§2. No se remueva a los hermanos de los oficios conferi-
dos para tiempo determinado si no es por causa grave y
proporcionada, legítimamente comprobada por el Mi-
nistro o Custodio con el respectivo Definitorio. Dicha
remoción se lleve a cabo siempre en un clima fraterno,
respetuoso y caritativo y, salvadas la justicia y la equi-
dad, según las indicaciones de los Estatutos generales355.
§3. La remoción de un hermano del oficio compete a la
misma autoridad que, conforme a la norma de las Cons-
tituciones, n. 195, puede aceptar la renuncia.
§4. El Ministro provincial, con el consentimiento de su
Definitorio, puede remover a un Guardián por causa
justa, conforme a las normas de los Estatutos genera-
les356.
197.
El Ministro general, con el consentimiento de su Definito-
rio, puede dispensar, por causa justa, de la ley de incompa-
tibilidad de oficios o de inhabilidad para los mismos, san-
cionada en nuestro derecho propio.
355
Cf. CIC, can. 624 §3.
356
Cf. CIC, cann. 193; 624.
212
El gobierno de la Orden Art. 200
Título III
El Capítulo general
198.
§1. El Capítulo general lo convoca el Ministro general y se
celebra según los Estatutos generales.
§2. El Capítulo general ordinario, para la elección del Mi-
nistro general, se celebre en tiempo de Pentecostés, sal-
vo Constituciones, n. 205.
199.
El Ministro general, con el consentimiento de su Defini-
torio o a petición de la mayor parte de los Ministros pro-
vinciales, convoca el Capítulo general extraordinario, para
tratar los asuntos más graves o urgentes de la Orden.
200.
§1. Son capitulares en todas las sesiones del Capítulo gene-
ral ordinario y extraordinario: el Ministro general, los
ex-Ministros generales, los Definidores generales, los
Ministros provinciales, los Custodios generales y pro-
vinciales, y los Delegados de las Provincias, conforme a
la norma de los Estatutos generales.
§2. Si el Ministro provincial o el Custodio general o provin-
cial estuviese impedido legítimamente, vaya al Capítulo
el respectivo Vicario; y si estuviese impedido también
este, se envíe a un delegado del Ministro o Custodio.
213
Art. 201 Capítulo VI
201.
El Capítulo general es presidido por el Ministro general o,
en su ausencia, por el Vicario.
Título IV
El Ministro general y su Definitorio
202.
§1. Para ser elegido Ministro general un religioso ha de ser
profeso solemne desde al menos diez años.
§2. Incumbe al Ministro general, como padre y siervo de
toda la fraternidad, la obligación de dirigir y velar por
la Orden, promover la renovación de la vida y de la
misión y emprender otras iniciativas para la gloria de
Dios y la edificación de su Reino.
203.
Al Ministro general compete la potestad ordinaria propia
en toda la Orden, que ejerce conforme al derecho univer-
sal357 y al proprio.
204.
El Ministro general, en el gobierno de la Orden, es ayudado
por los Definidores generales, o Asistentes generales; estos
son inhábiles para los oficios provinciales durante el sexenio.
357
Cf. CIC, can. 622.
214
El gobierno de la Orden Art. 208
205.
Cesando la autoridad del Ministro general fuera del Ca-
pítulo, el Vicario general asume el gobierno de la Orden
y convoca el Capítulo general, que deberá celebrarse no
antes de tres meses ni después de seis desde la vacación del
generalato.
206.
Los Definidores generales deben conocer la vida y la misión
de la Orden, mantener relación con los hermanos del área
que les ha sido asignada, examinar los asuntos y manifestar
su parecer acerca de los mismos al Ministro general o en el
Definitorio, y asistir al Ministro general en su servicio.
207.
El Procurador, que ejerce un oficio general, tiene como
misión ocuparse de los asuntos de la Orden ante la Sede
Apostólica, por mandato del Ministro general, exceptuados
los relativos a la Postulación general. Es elegido por el Mi-
nistro general con su Definitorio.
208.
Debe haber, a tenor de los Estatutos generales, varios cargos
y secretariados para examinar los diversos temas referentes
a la vida y la misión de la Orden, para la ejecución de las
decisiones tomadas por el Capítulo o aprobadas por el De-
finitorio general y también para ayudar a las Provincias y
Custodias y a las Conferencias y Federaciones.
215
Art. 209 Capítulo VI
Título V
El Capítulo provincial
209.
§1. El Capítulo provincial ordinario lo convoca el Minis-
tro general y se celebra según las normas de los Estatu-
tos generales.
§2. El Capítulo extraordinario lo convoca el Ministro pro-
vincial con el consentimiento de su Definitorio, siem-
pre que lo urjan asuntos muy importantes, informando
de ello oportunamente al Ministro general.
210.
§1. El presidente del Capítulo ordinario, en la primera par-
te del mismo, hasta la cuarta sesión incluida358, es el
Ministro general o su delegado. En las demás sesiones
del Capítulo ordinario y en otros Capítulos preside el
Ministro provincial.
§2. Los vocales del Capítulo provincial ordinario son: el
Ministro general o su delegado, el ex-Ministro gene-
ral en su Provincia nativa, el Ministro provincial, el
ex-Ministro provincial que ha dejado el oficio en el
último Capítulo ordinario (solo para el siguiente Ca-
pítulo ordinario), los Custodios provinciales, los Defi-
nidores provinciales, los delegados elegidos a tenor de
los Estatutos generales, a no ser que el Ministro general
358
Cf. Directorio para la celebración del Capítulo provincial.
216
El gobierno de la Orden Art. 212
211.
§1. La elección del Ministro provincial se realiza según los
diversos modos establecidos en los Estatutos generales.
§2. El modo de la elección se establezca en los Estatutos
provinciales.
§3. Los Estatutos provinciales determinen el sistema que se
ha de adoptar para la elección, conforme a los Estatu-
tos generales, y el número de los delegados tanto en la
Provincia como en la Custodia.
212.
Si fuese impedida por causa grave la celebración del Capí-
tulo provincial ordinario, el Ministro general, con el con-
sentimiento de su Definitorio, y consultados, en cuanto sea
posible, los hermanos de la Provincia, nombre al Ministro
provincial y a su Definitorio.
217
Art. 213 Capítulo VI
213.
§1. El Ministro provincial y el Custodio pueden ser desti-
tuidos legítimamente si, por negligencia, han realizado
u omitido culpablemente actos que han provocado un
daño grave a alguien. Por daño, cuya evaluación corres-
ponde al Ministro general junto con su Definitorio, se
entiende daño físico, moral, espiritual y patrimonial.
§2. El Ministro general, con el consentimiento de su Defi-
nitorio, por causa grave y por el bien de la Iglesia y de
la Orden, consultados posiblemente los hermanos de la
Provincia o Custodia, tiene la facultad de nombrar al
Ministro provincial o al Custodio y a su Definitorio359.
§3. En esos casos específicos, el Ministro general, oído el
Definitorio provincial, con el consentimiento del Defi-
nitorio general, puede nombrar un Comisario pro tem-
pore360.
§4. En esos mismos casos específicos, el Ministro general,
con el consentimiento de su Definitorio, puede nom-
brar un Visitador estable que ayude al Ministro provin-
cial o al Custodio y a su Definitorio en el gobierno de la
Provincia o de la Custodia. Las facultades y la duración
del mandato se determinarán en el decreto de nombra-
miento.
359
Cf. PAPA FRANCISCO, Motu proprio Como una madre amorosa, 4 de junio
de 2016.
360
Cf. CIC, can. 137 §§1.3.
218
El gobierno de la Orden Art. 217
Título VI
El Ministro provincial y su Definitorio
214.
Puede ser elegido Ministro provincial un hermano profeso
solemne desde al menos cinco años, dotado de madurez,
prudencia, pericia y espíritu franciscano, y también de las
demás cualidades requeridas por el derecho universal361.
215.
El Ministro, mostrándose caritativo y solícito hacia todos,
procure diligentemente que los hermanos vivan conforme
a la Regla y las Constituciones, progresando cada vez más
en santidad y en la edificación de la fraternidad y de la
Iglesia.
216.
El Ministro provincial tiene potestad ordinaria propia en
toda la Provincia, en las Custodias dependientes de esta, en
cada convento, sobre las casas y sobre todos y cada uno de
los hermanos, conforme a la norma del derecho propio362.
217.
El Definitorio del Ministro provincial lo constituyen el Vi-
cario y otros tres Definidores, a no ser que requieran más los
Estatutos provinciales.
361
Cf. CIC, cann. 129 §1; 134 §1; 274 §1; CCEO, cann. 979 §1; 984 §3; 371 §1.
362
Cf. CIC, cann. 134 §1; 617; 620.
219
Art. 218 Capítulo VI
218.
El Vicario provincial hace las veces y ocupa el lugar del
Ministro provincial ausente o impedido. Cuando, fuera del
Capítulo, cesa el oficio del Ministro, el Vicario comunique
al Ministro general que el oficio ha quedado vacante y le
suceda con el mismo título de Vicario hasta el Capítulo
ordinario. Si el oficio del Ministro provincial cesa antes de
cumplir el segundo año de su mandato, el Ministro general
puede convocar un nuevo Capítulo provincial (cfr. Consti-
tuciones, 211 §1).
219.
Establézcanse pertinentes comisiones provinciales para
coordinar y promover la misión de la Provincia. El número
de las comisiones, el número de los miembros, las compe-
tencias y el modo de actuar lo han de determinar los Esta-
tutos provinciales.
Título VII
El Custodio y su Definitorio
220.
§1. Todo lo dicho en los títulos V y VI sobre la Provincia
y sus oficiales vale también, en la debida proporción
legal, para la Custodia general.
§2. La autoridad en la Custodia general, en cuanto vicaria,
pueden limitarla, por causa justa, los Estatutos aproba-
dos en el Capítulo general.
220
El gobierno de la Orden Art. 222
221.
§1. La Custodia provincial puede tener, conforme a la nor-
ma de los Estatutos provinciales, su propio Capítulo, al
que compete la autoridad prevista por los mismos Esta-
tutos.
§2. El Custodio provincial, su Vicario y al menos dos De-
finidores, los elige el Capítulo provincial o custodial,
conforme a la norma de los Estatutos provinciales
§3. El Custodio tiene potestad ordinaria vicaria en toda la
Custodia sobre cada uno de los conventos y sobre todos
y cada uno de los hermanos.
222.
§1. Compete al Custodio animar la vida fraterna y la mi-
sión y, a tenor de las Constituciones, n. 127, §2, fomen-
tar la animación vocacional.
§2. El Custodio, con el consentimiento de su Definitorio,
puede afiliar candidatos a la Custodia, admitir a la pro-
fesión, conceder las dimisorias, nombrar o sustituir a los
Guardianes, estipular acuerdos escritos con los Obispos
diocesanos (cfr. Constituciones, 117, §3) y presentar
ante estos a los hermanos propuestos para párrocos.
§3. Para los demás asuntos, principalmente los extraordi-
narios, la autoridad del Custodio, en cuanto vicaria, la
pueden limitar el Capítulo provincial y los Estatutos
provinciales.
221
Art. 223 Capítulo VI
Título VIII
Las Conferencias y Federaciones
223.
§1. La Conferencia está constituida por los Ministros y
Custodios; la Federación, por los Ministros, Custodios
y Delegados. Su función y finalidad están descritas en
las Constituciones, n. 31.
§2. Para favorecer la colaboración en temas de interés co-
mún y considerando que las Conferencias y Federa-
ciones carecen de potestad de jurisdicción, para que
una moción de ellas sea vinculante para todas las Pro-
vincias, Custodias, Delegaciones y Misiones, debe ser
primero aceptada y luego promulgada por el Ministro
general con su Definitorio.
§3. Para ser presentada al Ministro general, la moción ha
de ser aprobada por mayoría, de acuerdo con lo estable-
cido en los Estatutos de la Conferencia o Federación.
§4. Los presidentes de las Conferencias y Federaciones,
elegidos según los propios Estatutos, sean convocados
periódicamente por el Ministro general para tratar
cuestiones referentes a la vida y la misión de la Orden.
224.
Cada Conferencia y Federación, mediante el propio Asis-
tente de área, mantenga oportunamente y facilite un es-
trecho contacto con el Ministro general y su Definitorio y
222
El gobierno de la Orden Art. 227
225.
Los Ministros, Custodios y Delegados colaboren de buena
gana con las respectivas Conferencias de Superiores mayo-
res a todos los niveles, para una mejor coordinación de las
obras y actividades, en estrecha relación con las respectivas
Conferencias episcopales.
Título IX
El Guardián y el Capítulo conventual
226.
§1. La fraternidad conventual es guiada por el Guardián
personalmente o con el Capítulo conventual.
§2. Está compuesta por al menos tres hermanos.
227.
§1. Compete al Guardián animar, dirigir y coordinar la vida
y la misión de la fraternidad y de cada uno de los herma-
nos según la Regla, las Constituciones y los Estatutos.
223
Art. 228 Capítulo VI
228.
§1. Todos los hermanos profesos solemnes de familia gozan
del derecho capitular conforme a la norma de las Cons-
tituciones, n. 231, y forman el Capítulo conventual,
que preside el Guardián. Para las casas de formación, se
observen los Estatutos generales.
§2. Se convoque el Capítulo ordinariamente cada mes, y
cada vez que lo considere necesario el Guardián o, en
su ausencia, el Vicario, si el asunto no puede ser diferi-
do.
229.
§1. Corresponde al Capítulo elegir a los oficiales del con-
vento y establecer normas para cada cargo. Los demás
asuntos que deben tratarse colegialmente en el Capítu-
lo conventual se indican en el derecho propio.
§2. Los asuntos para los que el Guardián necesita el con-
sentimiento o el consejo del Capítulo conventual ya
están indicados en las Constituciones, y los pueden
determinar también los Estatutos. En estos casos, debe
aplicarse también al Capítulo conventual lo que di-
cen las Constituciones y los Estatutos para los Defini-
torios.
224
El gobierno de la Orden Art. 231
230.
El Guardián de un convento bajo la inmediata jurisdicción
del Ministro general lo nombra el mismo Ministro con su
Definitorio; los oficiales son elegidos por el Capítulo del
convento.
231.
§1. Todos los hermanos profesos están de familia en el con-
vento donde residen, y ejercen allí los derechos y obli-
gaciones conforme a la norma de las Constituciones.
§2. Todos los hermanos profesos solemnes tienen voz acti-
va y pasiva en un solo convento y en una sola Provincia
o Custodia, en la nativa o en otra, excepto cuanto se
dispone en el n. 204.
§3. Los hermanos que residen legítimamente en el Sacro
Convento y en la Custodia de Asís con carta de obe-
diencia y convención, aun conservando los derechos
provinciales en la Provincia o Custodia de pertenen-
cia, gozan, por privilegio singular, de voz activa y pasiva
en el Capítulo custodial, quedando derogada la norma
general (Constituciones, 231 §2), a no ser que los res-
pectivos Superiores mayores hayan decidido otra cosa
(Constituciones, 78; 231 §4).
§4. Los hermanos residentes en un convento fuera de su
Provincia o Custodia mantienen los derechos y deberes
conforme a los acuerdos estipulados entre los respecti-
vos Ministros y Custodios, oído el hermano interesado;
dichos acuerdos deben estar claramente definidos en
225
Art. 231 Capítulo VI
***
226
ÍNDICES
ÍNDICE ANALÍTICO
A
Abandonos (de la Orden) en el Capítulo conventual, 58,3;
su tratamiento, 77,3 y 77,4; el pro- Ministros, Custodios, Guardianes
ceso, 78,1; la vuelta a la Orden, disponibles para las a.a., 59,1; per-
78,1; y la descripción del Ministro sonales, 59,2; asumidas en concor-
general por parte de Francisco, VI-e; dia y colaboración, 95,1; asigna-
das, coordinadas, animadas por los
Abstinencia
Ministros, Custodios, Guardianes,
de los actos contrarios a la castidad,
95,1; programadas y realizadas en
24,2; voluntaria, 52,1;
fraternidad, unidad y creatividad,
Acogida (Hospitalidad) 95,3; aprobadas y coordinadas por
rasgo de la fraternidad, 1,2; a todos, la fraternidad local, 95,4; en sinto-
66,5; nía con el programa pastoral de la
Provincia o Custodia, 95,4; varias
Acolitado/Lectorado
formas de misión, 96,1; y transfor-
proceso de, 172;
mación, 97; en las iglesias y en los
Actividades apostólicas (*Misión) santuarios de los hermanos, 98; en la
unidas a la contemplación, 2; y parroquia, 103,1; con los movimien-
la obediencia, 13,3; y la castidad, tos eclesiales, 106,1; examinadas
25,1; coordinadas en la Conferen- y asumidas por los Capítulos, 114;
cia o Federación, 31,2; estatutos conforme al carisma franciscano y a
especiales para las a.a. comunes en las directrices de la Iglesia universal
la Conferencia o Federación, 31,4; y particular, 114; nuevas formas de
promovidas por el Capítulo conven- a.a. que manifiesten mejor la dimen-
tual, 58,3; programadas y evaluadas sión profética de la fraternidad, 114;
229
Administración Índice analítico
230
Índice analítico Bien común
B
Basílica patriarcal la profesión solemne registrada,
32; 166,2; el certificado de ordenación,
174;
Bautismo
y la profesión religiosa, 9,1; y la Bien común
conversión postbautismal, 50,1; la dimensión profética de la pro-
231
Bien inmueble Índice analítico
C
Capítulo conventual (*Capítulos) 58,3; la revisón de vida, 58,3; la co-
la participación como signo de rrección fraterna, 58,3; el derecho
conventualidad, 1,5; escuchado de participación, 58,4; instrumen-
antes de la erección y supresión de to de comunión, programación,
la casa filial, 34,3; determina qué revisión, 64; establece el horario,
horas canónicas se celebran en co- 64; establece la clausura, 66,1; la
mún, 39,4; el orden de las celebra- administración del Guardián, del
ciones litúrgicas y de las prácticas ecónomo, del exactor, 86,1; la
de piedad, 41,4; la adoración eu- competencia administrativa, 86,3;
carística en común, 43; compartir aprueba las actividades apostólicas
comunitariamente la Palabra, 44,4; de cada uno de los hermanos, 95,4;
semejante a los otros Capítulos, y la misión de los hermanos en
III-h; sus modos de obrar, 58,3; la los movimientos eclesiales, 106,1;
expresión más significativa de la ayuda al Guardián en la coordina-
vida fraterna, 58,3; promueve la ción de las activdades apostólicas,
comunión, 58,3; promueve el cre- a distribuir las tareas y mantener
cimiento, 58,3; cuida la formación la comunión, 117,1; decide qué
permanente, 58,3; el discernimien- compromisos asumir, 117,2; estudia
to comunitario, 58,3; la programa- las actividades apostólicas, 117,2;
ción y la revisión de las actividades, los contratos escritos para las ac-
232
Índice analítico Capítulo provincial (*Capítulos)
233
Capítulos(*Capítuloconventual;*Capítulocustodial;*Capítulogeneral;*Capítuloprovincial) Índice analítico
234
Índice analítico Clarisas
235
Clausura Índice analítico
236
Índice analítico Conferencia de los superiories mayores
237
Conferencia episcopal Índice analítico
238
Índice analítico Custodia (*Custodia general; *Custodia provincial)
239
Custodia general (*Custodia) Índice analítico
240
Índice analítico Delegado de la Provincia
D
Definidor custodial asuntos que el Capítulo no ha de
el oficio, 189,3; la elección estable- remitir al D., 186,2; expertos invi-
cida en los Estatutos provinciales, tados, 186,3; para la validez de los
221,2; actos, 187,2 y 187,3;
Definidor general Definitorio general
el oficio, 189,1; capitular en el Ca- la descripción hecha por Francisco,
pítulo general, 200,1; inhábil para
VI-f; elección limitada a dos man-
los oficios provinciales, 204; la ta-
datos consecutivos, 191,3; ayuda al
rea, 206;
Ministro general, 204;
Definidor provincial
el oficio, 189,2; vocal en el Capí- Delegación
tulo provincial, 210,2; consultado erigida por una Provincia, 30,2;
antes del nombramiento excep- agrupada en una Conferencia o Fe-
cional del Comisario pro tempore, deración, 31,1;
213,3; el número, 217; Delegado de la Provincia
Definitorio capitular en el Capítulo general,
el oficio y las competencias, 186,1; 200,1;
241
Delegado del Ministro provincial Índice analítico
242
Índice analítico Ecónomo
E
Ecónomo vo, 82,2; se hace cargo de toda la
la elección, 82,2; bajo la dirección administración, 84,2; la tarea, 84,4;
de los Ministros, Custodios, Guar- la tarea junto con el exactor, 84,5;
dianes, 82,2; actúa según las normas incompatible con los oficios de Mi-
legales, 82,2; presenta la relación nistro o Custodio, 85,1; compatible
económica en el Capítulo respecti- excepcionalmente con el oficio de
243
Ecumenismo Índice analítico
244
Índice analítico Estatutos provinciales
245
Estatutos provinciales y custodiales Índice analítico
246
Índice analítico Exactor
247
Examen de conciencia Índice analítico
F
Familia Franciscana ve la colaboración en la formación,
como el árbol frondoso, III-i; y la 31,2; promueve la cooperación en
hospitalidad, 66,5; las iniciativas la economía, 31,2; promueve la
comunes, 73; y los institutos afilia- coordinación del apostolado, 31,2;
dos o agregados, 74,2; la coopera- promueve la disponibilidad de los
ción de los Ministros y Custodios, hermanos a ir a otras Provincias y
116,4; y la animación vocacional, Custodias, 31,2; promueva la dis-
142,5; ponibilidad de los hermanos a ir a
Familiares de los hermanos otras Provincias y Custodias, 31,2;
la oración de acción de gracias, redacte estatutos propios, 31,3;
69,1; los hermanos no se entro- redacte estatutos especiales para
metan en sus asuntos, 69,2; los las obras emprendidas en común,
Ministros, Custodios y Guardianes 31,4; programa y coordina las acti-
procuren ayudarles en caso de ne- vidades comunes de las Provincias
cesidad, 69,2; la oración por los di- y Custodias, 116,2; colaboración
funtos, 72,1; la participación en las animada por los Ministros y Cus-
exequias, 72,2; el sufragio mensual, todios, 116,3; y la nueva presencia
72,4; el sufragio anual, 72,5; misionera, 127,2; coordina la co-
laboración para las nuevas presen-
Fe cias, 128,3; deseable la casa común
y la unión con Dios, II-l; considerar de formación, 132,5; el directorio
todas las cosas a la luz de la fe, 36,3; de formación, 133,2; la formación
y la hermana muerte, 52,3;
de los formadores, 134,3; la co-
Federación misión de formación, 137,2; y la
agrupación de Provincias, Custo- escuela teológica de la tradición
dias, Delegaciones, 31,1; promue- franciscana en el posnoviciado,
248
Índice analítico Formación permanente (*Formación)
249
Formadores Índice analítico
250
Índice analítico Fraternidad (*Vida fraterna; *Convento)
Orden forman una sola f., 1,2; los los Ministros, Custodios, Guar-
rasgos característicos, 1,2; la obe- dianes, 57,3 y 60,1; promovida
diencia crea los vínculos fraternos, en el Capítulo conventual, 58,3;
13,3; administra todos los bie- favorecida por las iniciativas de
nes ganados o conseguidos, 16,1; los hermanos, 59,1; las activida-
sostenida por el trabajo, 17,1; las des personales, 59,2; el cuidado
pensiones y la seguridad social, de los hermanos enfermos, 62,1;
17,2; los bienes destinados al icono de la Trinidad, 63; coordi-
apostolado, 19; única en la Orden, na las actividades personales, 64;
20,1; el testimonio de la pobreza el horario tiene en cuenta las ne-
evangélica, 23; única, extendida cesidades de la f., 64; los servicios
por todo el mundo, 27; local, o domésticos, 65,4; la oración por
sea, el Convento, 30,1; basada en los difuntos, 72,1; la administra-
la unión con Dios, II-a; cuida la ción de los bienes, 82,1; el princi-
calidad de la vida espiritual, 35,3; pal valor en la misión, 93,1; para
el elemento carismático, III-a; de el bien de la misión, 95,1; el dis-
verdaderos hermanos, III-b; y el cernimiento a la hora de trasladar
poder, III-c; y la obediencia, III-c; a los hermanos, 95,2; proyecta y
una nueva forma de obediencia realiza la misión en unidad y crea-
fraterna, III-d; basada en las pala- tividad, 95,3; aprueba y coordina
bras de Jesús, III-e; los rasgos con- las actividades de cada hermano,
cretos, III-f-g; abierta a todos los 95,4; en la parroquia, 103,1; y el
hombres, III-g y III-j; y los Capí- trabajo manual, 112; y los talentos
tulos, III-h; de la Familia Francis- de los hermanos, 113,2; las nuevas
cana, III-i; abierta a toda la crea- formas de misión y las actividades
ción, III-j; la Santísima Trinidad, que mejor la manifiestan, 114; la
su icono, 55,1 y 63; un testimonio ayuda a la parroquia, 121,5; las
profético, 55,2 y 56,1; arraigada en opciones pastorales parroquiales a
la caridad de Dios, 54,3; animada largo plazo, 121,9; hermanos en-
por el Espíritu Santo, 54,3; nutri- tre hermanos, 122,3; ayuda a los
da por la Palabra, 54,3; nutrida formandos, V-h; internacional de
por la Eucaristía, 55,3; compro- San Buenaventura-Seraphicum,
metida en la misión de la Iglesia, 132,6; ejemplar en las casas de
55,3; construida cada día en la formación, 134,2; ofrece a los for-
comunión, 55,4; los componentes mandos un clima favorable para la
cotidianos, 55,4; integración en formación, 135,2; conventual en
las diversas culturas, 56,2; escuela la formación, 141,4; participación
de comunión, 57,1; animada por activa en el posnoviciado, 162;
251
Guardián Índice analítico
G
Guardián para la expulsión de un novicio, 79;
las dispensas de las Constituciones dirige las actividades del ecónomo
y los Estatutos para los hermanos, y del exactor 82,2; guía al represen-
8,d); la obediencia al g., 12,2; do- tante legal, 83; puede desempeñar
cilidad a la voluntad de Dios, 13,1; el oficio de ecónomo o exactor del
con espíritu de caridad, 13,1; con Convento solo con permiso y du-
espíritu de servicio, 13,1; el deber rante un tiempo limitado, 85,2; la
de la escucha, 13,1; el deber de competencia administrativa per-
promover el crecimiento, 13,1; el sonal, 86,3; las consecuencias de
deber de promover la colaboración, los actos, 88,1; asigna, coordina,
13,1; la autoridad, 13,2 y 60,1; la anima las actividades apostólicas,
guía, 13,2; en el uso de los bienes, 95,1; anima las distintas formas
los hermanos dependen de los Mi- de misión, 96,1; y los talentos de
nistros, Custodios y Guardianes, los hermanos, 113,2; colabora con
14,4; ejemplo de pobreza, 14,7; el Ministro o Custodio en la guía
evitar los permisos indiscrimina- y animación de las actividades
dos, 14,7; permiso del uso del di- apostólicas, 115,2; coordina las
nero, 22; anima la fraternidad, 57,3 actividades apostólicas, distribu-
y 60,1; abierto y sensible ante las ye las tareas y mantiene la comu-
legítimas iniciativas de los herma- nión, 117,1; la asignación de los
nos, 59,1; con caridad y familiari- cargos, 118,1; la obediencia en los
dad, 60,1; el tiempo y la calidad de cargos, 119,1; supervisa las activi-
la oración, 60,1; promueva la obe- dades apostólicas, 119,2; supervisa
diencia responsable y activa, 60,1; los registros y libros parroquiales,
mantiene vivo el carisma, 60,1; 121,3; ayuda a los párrocos, 121,5;
mantiene vivo el sentire cum Eccle- sus competencias en la parroquia,
sia, 60,1; acompaña la formación 121,6; mantener el equilibrio en-
permanente, 60,1; las relaciones tre la parroquia y la vida fraterna,
con los hermanos, 60,2; el cuidado 121,6; el diálogo y la colaboración
de los hermanos enfermos, 62,1; con los Ministros, Custodios, for-
dispensa de la clausura, 66,1; admi- madores, formandos, 135,1; del
nistra la ayuda para los familiares noviciado, antes de la profesión y
necesitados de los hermanos, 69,2; en peligro de muerte, 155,3; la for-
con los hermanos que atraviesan mación permanente de los herma-
dificultades, 77,2; con el Capítulo nos en los primeros años después
conventual, en caso de necesidad, de la profesión solemne, 177,1;
252
Índice analítico Hermanos
H
Hábito 10; obediencia y fidelidad a la Igle-
descripción del h., 67,1; otros mo- sia, 11; obediencia al Papa, 12,1;
dos de vestir, 67,2; obediencia a los Ministros, Custo-
dios y Guardianes, 12,2; obediencia
Hermanos
en todo lo que no es contrario al
comparten la misma vocación y Evangelio, a la Regla, a las Cons-
los mismos derechos y deberes, tituciones y a la propia conciencia,
1,3; unen la vida contemplativa y 12,3; sujetos al Ordinario del lugar,
la vida activa, 2 y 36,1; viven el en lo que concierne a su autoridad
Evangelio, 4,1; profesan la Regla, pastoral, 12,4; se abstienen de todo
que es la forma de vida evangélica, acto de propiedad, 14,4; ceden la
5,1-3; estudian los escritos de San propiedad intelectual a la Provincia
Francisco y las Fuentes Francisca- o Custodia, 14,5; la desapropiación
nas, 5,2; observan la Regla y las de todo, 14,6; rechazan la mentali-
Constituciones para conformarse dad del consumo, la acumulación y
al ideal evangélico, 7,6; hacen voto el derroche, 14,6; se abstengan de
de vivir en obediencia, sin nada todo lo que es contrario a la cas-
propio y en castidad, 9,1; se some- tidad, 24,2; cuiden la calidad de
ten a los Superiores en la Iglesia, la vida espiritual, 35,3; participen
253
Hermanos enfermos Índice analítico
254
Índice analítico Iglesia particular (o local)
rece por ellos, 77,3; compórtense I-e; seguir a Jesús humilde, 1,4; de
siempre con ellos como verdaderos Jesús en la Encarnación, II-d; de
hermanos, 77,3; Jesús en la Eucaristía, II-f; y la Pa-
labra de Dios, II-h; las oraciones y
Hermanos que se súplicas, II-k; fruto de la oración,
encuentran en dificultad 35,4; al ir por el mundo, IV-f; en los
declaración, 77,1-2; posibles éxitos de la misión, IV-j;
Hospitalidad (Acogida) en las actividades realizadas, 93,2;
rasgo de la fraternidad, 1,2; con to- aprenderla en la formación, V-e; la
dos, 66,5; finalidad de los formandos, V-h; en
el noviciado, 151; la descripción
Humildad del Ministro general por parte de
y la minoridad, I-c; ante la Iglesia, Francisco, VI-e;
I
Iglesia dos para la misión, 93,2; la misión
y la obediencia, 11; y las aportacio- para responder a las necesidades
nes para los pobres, 21; testimonio de la I., 96,4; los alejados de la I.,
de pobreza evangélica, 23; las di- 101,1; las actividades apostólicas,
rectrices sobre los abusos, 26,2; la asumidas conforme a las directrices
Liturgia de las Horas, II-i y 39,2; la de la I., 114; el contexto de la for-
comunión con la I. y la vida frater- mación, 138; las directrices sobre
na, 55,2; la fraternidad comprome- los abusos comprobados, 139,3; la
tida en la misión, 55,3; la multicul- autoridad de la I., VI-b;
turalidad, 56,2; beneficiada por las Iglesia particular (o local)
iniciativas de los hermanos, 59,1; las directrices sobre los abusos,
los Ministros, Custodios y Guardia- 26,2; la riqueza de la oración litúr-
nes han de mantener vivo el senti- gica, 41,2; posibilidad de usar el
re cum Ecclesia, 60,1; la comunión misal, el ritual y el calendario de la
con los Institutos afiliados o agre- I.p., 41,3; los tiempos penitencia-
gados, 74,2; la misión de la I., 91,1; les, 53,2; la comunión con la I.p.,
la evangelización, identidad de la 102; el servicio en las parroquias,
I., 91,1; la misión de los consagra- 103,1; la promoción de la OFS,
dos, 91,2 y 92; la proclamación del 106,5; la promoción de la M.I.,
Evangelio, 91,3; los medios adecua- 106,5; las actividades apostólicas,
255
Iglesia sui iuris Índice analítico
J
Jesucristo (*Seguimiento obediencia, 10; y la pobreza, 14,1;
de Cristo) y la castidad, 24,1; la unión con
Francisco, auténtico discípulo de Cristo en la vida casta, 25,2; la en-
J., I-a; su Evangelio es la forma de carnación, II-d; la pasión y muer-
vida, I-b; fuente de la fraternidad te, II-e; la Eucaristía, II-f; hacerlo
y la minoridad, I-c; su pobreza, todo en el nombre del Señor Jesús,
I-g; la conformación a Cristo en la II-l; y la vigilancia en la oración,
castidad, I-h; y la vida consagrada, 35,3; la acción del Espíritu San-
9,1; la misión salvífica, 9,2; fuente to conforma a Cristo, 36,1; y sus
de una nueva humanidad, 9,3; y la misterios, 36,2; su caridad, 36,3; y
256
Índice analítico Liturgia de las Horas
L
Laicos Liturgia de las Horas
su misión, 106,1; y su sensibilidad y Francisco, II-i; tenida en gran con-
misionera, 123,2; sideración, 38,1; los hermanos y la
Iglesia participan en la oración de
Lectorado/Acolitado Cristo, 39,1; según las normas de la
proceso del l./a., 172; Iglesia, 39,2; la manera de celebrar-
la, 39,2; se celebre cada día íntegra-
Lenguas mente en todos los Conventos, 39,3;
la preparación de los misioneros, las excepciones en el Convento,
125,1; habladas correctamente por 39,4; en privado o el Oficio de los
los misioneros, 125,2; Padrenuestros, los profesos solem-
nes, 40,1; en privado o el Oficio de
Limosnas los Padrenuestros, los profesos tem-
el permiso de pedirla, 17,1; porales, 40,2; en la formación, 140,3;
257
Madurez Índice analítico
M
Madurez Mesa común
y la obediencia, 10; y la castidad, la participación, signo de conven-
25,1; en las iniciativas personales, tualidad, 1,5; semejanza con el
59,2; para superar las fronteras, banquete eucarístico, 65,2; prece-
123,1; la finalidad de la formación dida de una breve lectura espiritual,
en la Orden, 130; y la formación 65,2;
progresiva, 138; la formación como
Milicia de la Inmaculada
crecimiento y purificación de las
su misión, 106,4; su promoción,
relaciones, 139,1; afectivo-sexual,
139,2; en el postulantado, 146,1; 106,4; su promoción en la Iglesia
requerida para la admisión al pos- local, 106,5; y la sensibilidad mi-
tulantado, 147,1; requerida para la sionera, 123,2; en el posnoviciado,
profesión solemne, 165,1; 168,3;
258
Índice analítico Ministro general con su Definitori
259
Ministro provincial (*Ministros y Custodios) Índice analítico
260
Índice analítico Ministros y Custodios
261
Ministros y Custodios Índice analítico
262
Índice analítico Minoridad
263
Misericordia Índice analítico
264
Índice analítico Movilidad
265
Necrologio Índice analítico
N
Necrologio del n., 155,1; y el lugar de la pri-
se mantenga actualizado, 72,3; mera profesión, 155,2; la profesión
Noviciado en peligro de muerte, 155,3; la pró-
según Francisco, V-c; la erección, rroga del n., 155,4; la continuación
el traslado o la supresión, 132,2; de la experiencia del postulantado,
la admisión, 150; la descripción, 156,1; no está permitido ningún es-
151; la admisión a la Orden, 152; tudio de especialización durante el
el inicio, 154,1; la duración, 154,2; n., 156,2; el contacto con la fami-
la permanencia fuera de la casa del lia, 156,3; el maestro, 156,4; el final
noviciado, 154,3; excepcionalmen- del n., 157,3; el regreso a la Orden
te se puede hacer fuera de la casa después de haberla abandonado,
del noviciado, 154,4; la ausencia 159;
O
Obediencia Obispo diocesano
según Francisco, I-f; la definición, ha de dar su consentimiento para la
10; y la dignidad humana, 10; a la presencia estable de una Provincia
Iglesia, 11; al Papa, 12,1; a los Mi- o Custodia en el territorio de otra,
nistros, Custodios y Guardianes, 29,1; se consulte al o.d. antes de la
12,2; en todo lo que no es contrario supresión de un Convento, 34,4;
al Evangelio, la Regla, las Consti- las disposiciones en el campo pas-
tuciones y la propia conciencia, toral, 120; el contrato para la acep-
12,3; a los Ordinarios del lugar, tación de las parroquias, 121,2; res-
12,4; recíproca, 12,5; activa y res- ponsable de todo lo que concierne
ponsable, 13,2 y 60,1; y los talentos al oficio pastoral, 121,3; nombra al
de los hermanos, 13,2; y la misión, párroco presentado por el Ministro
13,3; y las actividades personales, o Custodio, 121,4; nombra al vi-
13,3; fraterna, III-c; rasgos origina- cario parroquial presentado por el
les de la o., III-d; en la misión, IV- Ministro o Custodio, 121,4; y los
d; en los cargos, 119,1; objetivo de acuerdos escritos estipulados por el
los formandos, V-h; a la autoridad Custodio con el consentimiento de
de los Ministros y Custodios, VI-d; su Definitorio, 222,2;
266
Índice analítico Oración litúrgica
267
Orden Índice analítico
268
Índice analítico Ordinario del lugar
269
Paciencia Índice analítico
P
Paciencia toral, 121,3; sus registros y libros,
fruto de la oración, 35,4; sujetos a la revisión del Ordinario
del lugar, 121,3; sus registros y li-
Papa
bros, sujetos a la vigiliancia de los
toda la Orden y cada uno de los
Ministros, Custodios y Guardianes,
hermanos están inmediatamente
121,3; confiada a la Provincia o a la
sujetos al P., 3; interpreta la Regla,
Custodia, 121,4; su responsable es
5,1; la obediencia al P., 12,1; confir-
el párroco, 121,5; el equilibrio con
ma y avala la Regla, VI-b;
la vida fraterna, 121,6; la adminis-
Párroco tración de sus bienes, 121,6; la co-
el Ministro o Custodio lo presenta laboración con el consejo pastoral
al Obispo diocesano, 121,4; se le y el consejo económico, 121,7; en
consulte antes de nombrar al vica- caso de gastos extraordinarios de
rio parroquial, 121,4; responsable notable importancia, 121,8;
directo de la parroquia, 121,5; pide Paz
la colaboración al Guardián, 121,5; promover y construir la p., signo de
sus competencias en los Estatutos, minoridad, 1,4; la dimensión pro-
121,6; su deber de colaborar, 121,7; fética de la profesión religiosa, 9,3;
presente periódicamente una rela- las aportaciones para la promoción
ción pastoral y administrativa en el de la justicia, la paz y la integridad
Capítulo conventual, 121,7; y los de la creación, 21; llevada por el
gastos extraordinarios de notable mundo, IV-f; y la predicación, 99,3;
importancia, 121,8; las opciones y el ecumenismo, 107; en el posno-
pastorales a largo plazo que impli- viciado, 168,2;
quen el servicio de la fraternidad,
121,9; estable, pero puede ser re- Penitencia
y la fundación de la Orden, I-a;
movido, 121,10;
con la perspectiva de Francisco,
Parroquia II-k; perseverante, II-k; posbautis-
la posibilidad de aceptarlas, 103,1; mal, 50,1; y el servicio a los pobres,
no se acepten donde no sea posibile 50,2; y la ascesis, 50,3; los herma-
vivir la vida fraterna, 103,2; el pro- nos ofrezcan al Señor los sufrimien-
ceso para aceptarlas, 121,1; el con- tos y las contrariedades de cada día,
trato para la aceptación, 121,2; su- 52,1; y las obras de misericordia
jeta al Ordinario del lugar en todo corporales y espirituales, 53,1; las
aquello que se refiere al oficio pas- obras de p., 53,1; los tiempos pe-
270
Índice analítico Poder
271
Posnoviciado Índice analítico
272
Índice analítico Provincia
273
Ratio formationis (*El discípulo franciscano) Índice analítico
R
Ratio formationis (*El la R. para Francisco, I-d; la inter-
discípulo franciscano) pretación de la R., I-e y 6,1; inter-
para toda la Orden, 133,1; para pretada en las Constituciones, 4,1;
cada Provincia y Custodia, 133,2; confirmada por Honorio III e inter-
el oficio, la elección y las compe- pretada por los Sumos Pontífices,
tencias de los formadores, 136; y el 5,1; la R. como forma de vida, 5,1;
Secretariado general para la Forma- obliga en conciencia, 5,1; funda-
ción, 137,3; mento de la vida y de la legislación,
5,2; su estudio, 5,3; las leyes y de-
Ratio studiorum
cretos para observarla, 6,4; el com-
el estudio del carisma por parte de
promiso de observarla, 7,6; leída en
quienes cursan estudios en centros
común en el modo establecido por
que no son de la Orden, 131,5;
los Estatutos provinciales, 7,7; el
Regla Evangelio es su fundamento, 44,2;
escrita por Francisco, I-b; revelada los tiempos de penitencia, 54,1; no
por Dios a Francisco, I-d; confirma- asignar obligaciones contrarias a
da por el Papa, I-d; el significado de la R., 118,1; la fidelidad a la R. en
274
Índice analítico Sagrada Escritura
S
Sabático (período) nos enfermos, 62,1; y la transfor-
y la formación permanente, 181,2; mación misionera, 97; brotan de la
Sacerdotes Eucaristía, 100,2; su misión, 100,2;
se recomienda la concelebración administrados a los enfermos, 101,2;
diaria, 38,2; Sacro Convento
Sacramento de la Penitencia descripción, 32; se rige por un Esta-
y la conformación a Cristo, 51,1; y tuto particular, 32; derechos de los
la misericordia, 100,3; administra- hermanos por privilegio singular,
do por los presbíteros, 100,3; en la 231,3;
formación, 140,5; Sagrada Escritura
Sacramentos y Francisco, II-h; la mesa de la Pala-
y la castidad, 25,2; para los herma- bra y la mesa de la Eucaristía, 38,1;
275
San Buenaventura-Seraphicum Índice analítico
la escucha asidua, la lectura, medi- II-a; relación con Dios Padre, II-b;
tación y estudio de la S.E., 44,1; la la oración constante, II-c; la Encar-
ignorancia de las Escrituras es ig- nación del Hijo de Dios, II-d; la me-
norancia de Cristo, 44,1; uso de los ditación sobre la pasión y muerte de
instrumentos adecuados, 44,1; sobre Jesús, II-e; y la Eucaristía, II-f; y el
todo el Evangelio, 44,2; otras cele- Espíritu Santo, II-g; y la Sagrada Es-
braciones de la Palabra, 44,3; com- critura, II-h; y la Liturgia de las Ho-
partir la Palabra en común, 44,4; la ras, II-i; y la Bienaventurada Virgen
fraternidad se nutre de la Palabra, María, II-j y 46,1; y la penitencia,
55,3; y la predicación, 99,2; nutre II-k; la unión con Dios, fuente de la
cada día a los formandos, 140,2; y la comunión, II-l; hombre hecho ora-
animación vocacional, 142,3; en el ción, 35,3; el Evangelio, fundamen-
postulantado, 146,1; to de la Regla, 44,2; la solemnidad
del Seráfico Padre San Francisco,
San Buenaventura-Seraphicum
48,1; ejemplo de penitencia, 50,2;
descripción, 132,6; una experiencia
la misericordia con los leprosos,
internacional de formación francis-
50,2; la vigilia de S. F., tiempo de
cana, 132,6;
penitencia, 54,1b); la fraternidad
San Francisco de Asís como elemento carismático, III-a;
verdadero discípulo de Jesucristo, la fraternidad de verdaderos her-
I-a; la institución de la fraternidad, manos, III-b; y el poder, III-c; y la
I-a; vive según la forma del santo obediencia fraterna, III-c; nueva
Evangelio, I-a, I-b, I-c; la escucha forma de obediencia fraterna, III-d;
del Evangelio, I-b; escribe la Regla, la fraternidad fundada en las pala-
I-b; sus principales valores evangé- bras de Jesús, III-e; rasgos concretos
licos, I-c; el significado de la Regla, de la fraternidad, III-f-g; los Capí-
I-d; y la Iglesia, I-e; el significado de tulos, III-h; el padre de la Familia
la obediencia, I-f; el significado de Franciscana, III-i; la fraternidad
la pobreza, I-g; el significado de la abierta a toda la creación, III-j; y
castidad, I-h; funda la Orden, 1,1; y la vida evangélica, 55,3; quienes se
los Hermanos Menores, 1,4; la obe- interesan o inspiran en San Fran-
diencia al Papa, 12,1; la obediencia cisco, 76; narra la misión de Jesús,
al Ministro general, sucesor de San IV-a; la misión recibida en San Da-
Francisco, 12,2; humilde y pobre, mián, IV-b; el siervo de todos, IV-b;
14,6; y el trabajo, 17,1; la Orden envía a los hermanos de dos en dos
como testimonio de la pobreza a evangelizar, IV-c; la comunión y
evangélica, 23; su tumba, 32; la la obediencia en la misión, IV-d; la
unión con Dios como fundamento, predicación, IV-e; ir por el mundo,
276
Índice analítico Secretario custodial
277
Secretario general Índice analítico
278
Índice analítico Testimonio
T
Talentos Testimonio
y la obediencia, 13,2; en la vida ideal de la Orden, 1,1; t. profético de
fraterna, 55,4; y las iniciativas de un mundo nuevo, 9,3; del carisma a
los hermanos, 59,1; se tengan en través de los hermanos enviados de
cuenta a la hora de asignar las acti- todas las Provincias al Sacro Con-
vidades apostólicas, 95,1; el discer- vento de Asís, 32; de dedicación to-
nimiento para poner los t. al servi- tal a Dios, II-l; t. profético de la vida
cio de la Provincia, de la Custodia fraterna, 55,2; a todos los pueblos,
o de la Orden, 95,2; suscitados por 56,1; y la predicación de los prime-
el Espíritu Santo, 113,2; en la asig- ros hermanos, IV-c; de la vida, IV-h;
nación de los cargos, 118,2; del carisma en la Iglesia, 92; con el
279
Trabajo (*Misión) Índice analítico
U
V
Vacaciones Vicario del Convento
se concedan a tenor de los Estatu- el oficio, 189,4; elegido por el Ca-
tos provinciales y custodiales, 68,2; pítulo conventual, 190,2; los requi-
sitos, 190,2; la colaboración, 194,3;
Vicario custodial en ausencia del Guardián, puede
superior mayor, 184,2; el oficio, convocar el Capítulo conventual,
189,3; la colaboración, 194,3; pue- 228,2;
de sustituir al Custodio en el Capí- Vicario general
tulo general, 200,2; superior mayor, 184,2; el oficio,
280
Índice analítico Vida fraterna (*Fraternidad)
281
Vigiliancia Índice analítico
282
ÍNDICE GENERAL
Págs.
Constituciones de la Orden
de los Hermanos Menores Conventuales
283
Índice general
Págs.
284
Índice general
Págs.
Índices......................................................................................... 227
Índice analítico........................................................................... 229
Índice general.............................................................................. 283
285
CONSTITUCIONES DE LA ORDEN DE
HERMANOS MENORES CONVENTUALES
© Curia general de la Orden de Hermanos Menores Conventuales
Convento Ss. XII Apostoli, 51. 00187 Roma, ITALIA.
Imprimi potest:
Fr. Marco Tasca, Ministro general OFMConv
2 de febrero 2019
CONSTITUCIONES
2019
constituciones
ORDINIS FRATRUM MINORUM
CONVENTUALIUM
ROMA 2019
153 mm 22 mm 153 mm