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Patrones de

localización de
la producción y
efectividad de
la política industrial.

LOLA ESTEBAN
JOSÉ M. HERNÁNDEZ
LUIS LANASPA (*)
Departamento de Análisis Económico. Universidad de Zaragoza

163
Los objetivos y contenidos de la política industrial (PI) han sufrido
durante los últimos años una profunda transformación, debida a la
progresiva globalización de la economía y a la importancia que han
adquirido la innovación y el desarrollo Para alcanzar este objetivo se dispone de actuaciones o políticas que requieran un
tecnológico como mecanismos para man- un amplio conjunto de instrumentos, tales contacto directo con las empresas pueden
tener un ritmo de crecimiento económico como la formación de recursos humanos, ser ejecutadas de un modo más efectivo
sostenido. En particular, la nueva concep- el fomento de la cualificación profesional, por los gobiernos regionales. Esto ha ge-
ción de la PI ha supuesto el progresivo la creación de áreas tecnológicas, mejora nerado un proceso de descentralización
abandono de programas selectivos de ca- del medio ambiente, etc., que pueden ser que les ha llevado a asumir un papel fun-
rácter sectorial y regional, que tradicional- utilizados por los gobiernos nacionales o damental en la formulación y ejecución de
mente se han utilizado para paliar los regionales. la PI, siendo su mayor preocupación có-
efectos derivados de los procesos de re- mo encontrar la política más adecuada pa-
conversión industrial. En su lugar, hoy en En este sentido, las autoridades nacionales ra su región.
día la PI se entiende en un sentido mucho han asumido la responsabilidad genérica
más amplio, como un mecanismo destina- de crear un entorno estable que favorezca En este contexto resulta interesante estu-
do a crear las condiciones básicas para el el desarrollo industrial. Sin embargo, pare- diar hasta qué punto la PI es capaz de esti-
crecimiento de la economía. ce generalmente admitido que todas las mular el crecimiento industrial en una re-

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gión y qué tipo de políticas pueden resul- crecimiento económico, debido, entre
tar más efectivas para alcanzar este objeti- otros, a Romer (1986) y Lucas (1988), don-
vo. En el presente trabajo abordaremos es- de se resalta el papel de las economías di-
tas dos cuestiones, estructurando el námicas de información como motor del
análisis en dos fases. En primer lugar, for- crecimiento. Siguiendo esta literatura,
mularemos un modelo, basado en la litera- Glaeser et al. (1992) y Henderson et al.
tura reciente sobre localización industrial (1995) postulan que la formación y desa-
(Glaeser et al., 1992), que explique los pa- rrollo industrial de las regiones están con-
trones de crecimiento industrial en las pro- dicionados por la presencia de externali-
vincias españolas. Posteriormente, amplia- dades estáticas y dinámicas.
remos este modelo básico introduciendo
variables de política regional, con el objeti- Dentro de las primeras, se distinguen dos
vo de analizar la efectividad de distintas tipos, las de localización y las de urbani-
medidas de desarrollo industrial. zación. Las economías de localización re-
presentan ventajas competitivas derivadas
El resto del trabajo se organiza del si- de la proximidad geográfica de empresas
guiente modo. En el apartado siguiente pertenecientes a una misma industria. Así,
presentaremos las aportaciones teóricas por ejemplo, la localización de empresas
más relevantes sobre la explicación de los de la misma industria en un área geográfi-
procesos de localización industrial, formu- ca próxima puede facilitar el acceso a ma-
lando el modelo económico que guiará el terias primas o mano de obra especializa-
trabajo empírico. En esta sección también da. Las economías de urbanización, por
discutiremos las distintas posturas que la centración de las empresas en unas cuan- su parte, se derivan de la necesidad de
literatura mantiene sobre el papel que de- tas localizaciones, y otra, a la especializa- abastecimiento de una fuerte demanda
be desempeñar la PI en una economía ción de los territorios en un número limi- local.
desarrollada. Le sigue otra sección en la tado de actividades.
que aplicamos el modelo al estudio de los Las teorías sobre externalidades estáticas
patrones territoriales de crecimiento in- Estos fenómenos ya fueron analizados por se han centrado en el estudio de la forma-
dustrial en las regiones españolas durante Marshall (1890), quien los atribuía a la ción y especialización de las ciudades, pe-
el período 1985-1998. Posteriormente, una presencia de externalidades ligadas a los ro no en su proceso de crecimiento. A este
nueva sección discute la efectividad de territorios, en virtud de las cuales las mejo- respecto, Glaeser et al. (1992) y Hender-
distintas medidas de PI como motor del ras alcanzadas por una empresa aumentan son et al. (1995) amplían estas teorías, ex-
crecimiento industrial. Por último, presen- la productividad de otras empresas próxi- plicando el desarrollo industrial de una re-
tamos las principales conclusiones de mas geográficamente sin que se produzca gión por la presencia de externalidades
nuestro trabajo. la correspondiente contraprestación eco- dinámicas basadas en la acumulación de
nómica. información en el territorio.

En concreto, Marshall distinguía distintos En concreto, Glaeser et al. (1992) conside-


factores generadores de externalidades ra tres tipos de externalidades dinámicas.
164 Teoría de localización que favorecen la aglomeración industrial Las denominadas Marshall-Arrow-Romer
y política industrial en clusters. En primer lugar, los flujos de (MAR) hacen referencia a los efectos posi-
ideas y conocimientos específicos se tivos derivados de la transmisión de cono-
Durante mucho tiempo, la literatura eco- transmiten con mayor facilidad entre em- cimientos entre empresas dentro de la
nómica se ha interesado por el estudio de presas geográficamente próximas, lo que misma industria, que harían crecer más a
los factores que determinan el desarrollo da lugar a los llamados knowledge spillo- las regiones con mayor grado de especiali-
industrial de las regiones. Las primeras vers y technological spillovers. En segundo zación industrial.
contribuciones sobre este tema considera- lugar, la formación de mercados de traba-
ban que los patrones de localización in- jo locales especializados puede beneficiar Por el contrario, las externalidades de tipo
dustrial responden a características espe- a los empresarios, al permitirles disponer Jacobs (Jacobs, 1969) ponen el acento en
cíficas de los territorios que les confieren con mayor facilidad de mano de obra es- las transferencias de conocimiento desde
ventajas comparativas invariables en el pecializada, y a los trabajadores, al facilitar fuera de la industria, por lo que sería la di-
tiempo, tales como su situación geográfi- su movilidad entre empresas. versidad de industrias geográficamente
ca, su dotación de recursos naturales, las cercanas la que estimularía la innovación
características de su población, etc. Sin Las aportaciones de Marshall han sido y el crecimiento.
embargo, en ausencia de tales ventajas, la desarrolladas por diversos autores (Hoo-
evidencia empírica indica que las pautas ver, 1937, y Chinitz, 1961), pero el impulso Por último, de acuerdo con las externali-
de localización no son aleatorias, sino que más significativo ha tenido lugar a raíz del dades Porter, el grado de competencia lo-
se observan dos tendencias; una, a la con- reciente desarrollo de la literatura sobre cal también puede influir sobre el ritmo de

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generación y adopción de innovaciones.


En este sentido, Schumpeter (1950) de-
fiende que las grandes empresas tienen
mayores incentivos para innovar, debido a
su mejor acceso al mercado de capitales, a
su mayor capacidad de adopción de ries-
gos y a las economías de escala inherentes
a las actividades I+D.

Así pues, cabe pensar que los incentivos


para la investigación son mayores en los
mercados con mayor grado de concentra-
ción. Sin embargo, Arrow (1962) defiende
la postura contraria, argumentando, por
ejemplo, que un monopolista tiene menos
incentivos para innovar que una empresa
competitiva, debido a que tal innovación
dejaría obsoleto su anterior producto.
Conviene aclarar que ambas posturas no
son necesariamente contradictorias, sino
que ponen el acento en aspectos diferen-
tes: el tamaño de la empresa y la estructu-
ra del mercado, respectivamente. Por lo croeconómicos se deben al buen compor- profesional), cohesión económica y so-
tanto, el signo de este tipo de externalidad tamiento de las empresas y no al revés. cial, creación de un marco institucional y
no está claro a priori, sino que deberá ser legal que facilite la actividad económica
determinado empíricamente en cada sec- De acuerdo con esto, el segundo punto de (sistema judicial eficiente, defensa de la
tor industrial. vista sobre el papel de la PI defendía que competencia, etc.), protección del medio
el Estado puede mejorar la competitividad ambiente, política energética, etc.
Combinando las externalidades dinámicas de las empresas a través de una serie de
con otras variables, tales como las condi- transformaciones de carácter microeconó- Otro rasgo distintivo del nuevo enfoque
ciones locales del mercado de trabajo o la mico, entre las que cabe destacar la identi- de la PI es su elevado grado de descen-
situación de la demanda sectorial, Glaeser ficación y promoción de sectores estraté- tralización territorial (Begg, 1995), dado
et al. (1992) y Henderson et al. (1995) for- gicos en los que el país tenga una ventaja que la responsabilidad de las actuacio-
mulan modelos alternativos destinados a comparativa y la creación de grandes em- nes se entiende que debe asignarse al ni-
explicar los patrones de crecimiento indus- presas que puedan competir en mercados vel institucional que pueda ejecutarlas
trial en los distintos territorios de EEUU. globales. No obstante, este tipo de políti- de la manera más eficiente (Sidiropou-
Sin embargo, un aspecto interesante y no cas ha sido fuertemente criticado por su lus, 1994). Esto, en el marco europeo, ha
suficientemente explorado en este tipo de alto riesgo, ya que es muy fácil equivocar- significado que las autoridades suprana-
modelos es su capacidad para ser utiliza- se al apostar por clusters de competitivi- cionales se encargan actualmente de 165
dos como soporte en la toma de decisio- dad. Por otro lado, la promoción de em- diseñar la estrategia general de la PI eu-
nes del gobierno. Así pues, el objetivo presas de tamaño grande se basa en la ropea, que consiste en promover su ca-
fundamental de nuestro trabajo es ampliar idea, ya obsoleta, de que la escala es un rácter horizontal, así como en estimular
el modelo básico de localización, de for- factor determinante de la rentabilidad. planes generales de formación, el desa-
ma que pueda ser de utilidad en la formu- rrollo de I+D y el fomento de la coopera-
lación de la PI en España, lo cual exige, en Así pues, hoy en día se está abandonando ción industrial entre los países de la
primer lugar, aclarar el concepto de PI y progresivamente la idea de promocionar Unión Europea. Los gobiernos naciona-
sus contenidos. empresas o sectores concretos a través de les, por su parte, se encargarían de la ta-
subsidios, y se admite que el papel del rea genérica de crear un entorno favora-
El papel del Estado en la mejora de la pro- Estado en el desarrollo industrial debe re- ble para el desarrollo industrial en cada
ductividad ha experimentado una evolu- ducirse a la creación de unas condiciones país, así como de fomentar el desarrollo
ción que, siguiendo a Cabral (1997), po- básicas estables que faciliten el funciona- científico y la innovación tecnológica in-
demos resumir en tres fases. Inicialmente, miento eficiente de la economía de merca- dustrial. Por último, dado el mayor cono-
la PI se orientaba desde un punto de vista do (Moltó García, 1993). Esto se traduce cimiento que las autoridades regionales
macroeconómico, fomentando la produc- en una serie de medidas de actuación ho- tienen de la realidad económica de su te-
tividad de las empresas a través de deva- rizontales que, en general, se refieren a la rritorio, son éstas las que deben asumir
luaciones que redujeran los costes de las mejora de las infraestructuras físicas (cali- todas aquellas actividades que requieran
materias primas. Sin embargo, pronto se dad de las redes de comunicación), la un contacto directo con las empresas
admitió que unos buenos resultados ma- educación (especialización y cualificación (Begg, 1995).

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Este nivel de descentralización en el dise- tido, un modelo regional de crecimiento


ño de la PI tiene la ventaja de que permite industrial también podría ayudar a discri-
aprovechar las peculiaridades y potencia- minar cuál de estos instrumentos de políti-
lidades de cada región, que se plasmarían ca resulta más efectivo, y así contribuir a
en planes estratégicos diferenciados acor- mejorar la eficiencia de la política indus-
des con el espacio sobre el que se actúa. trial.
Así pues, actualmente una gran parte de la
responsabilidad de la PI recae sobre los Los modelos de externalidades ya han si-
gobiernos regionales, lo que ha dado lu- do aplicados al estudio de la localización
gar a la proliferación de agencias de desa- de las actividades industriales en España.
rrollo regional, dependientes de las Comu- Por ejemplo, los trabajos de Callejón y
nidades Autónomas, que han adoptado un Costa (1995, 1996) siguen la metodología
papel activo en el desarrollo y ejecución de propuesta por Henderson et al. (1995) y
medidas de corte horizontal. formulan un modelo en el que se combi-
nan externalidades estáticas y dinámicas
Las actividades de promoción industrial para explicar el nivel de empleo sectorial
realizadas por estas agencias se refieren, en las distintas provincias españolas.
principalmente, a las relaciones laborales
y formación de alto nivel, al apoyo a las En este marco, se analizan los efectos de
Pymes y, por último, a la innovación tec- algunas variables de política territorial, lle-
nológica. Por lo tanto, una novedad im- gando a la conclusión de que éstas no in-
portante en estas actuaciones es su carác- fluyen significativamente en las decisiones
ter de intangibles, al estar orientadas a la res. Según esto, el diseño adecuado de de localización industrial. Sin embargo,
mejora de aspectos cualitativos de la ges- una política de cooperación tecnológica este resultado se debe interpretar con pru-
tión y organización empresarial, mientras regional requiere averiguar en qué secto- dencia, pues puede deberse a las limita-
que las inversiones tradicionales en in- res estas redes pueden ser más efectivas y ciones del modelo utilizado. Hay que te-
fraestructuras van perdiendo terreno. En qué estructura concreta deben adoptar en ner presente que el objetivo de la PI es,
concreto, una parte fundamental en la cada sector industrial. partiendo de las condiciones básicas del
promoción industrial de una región es la territorio, promover un mayor crecimiento
definición de una política tecnológica re- En este punto es donde los modelos de lo- económico, luego su efectividad se eva-
gional coherente, que sirva para fomentar calización industrial pueden resultar de luaría mejor utilizando un modelo de cre-
el desarrollo tecnológico, especialmente gran utilidad, dado que permiten averi- cimiento industrial centrado en el análisis
en las Pymes, como instrumento de apoyo guar qué tipo de externalidades tecnológi- de externalidades dinámicas.
a la innovación. cas son relevantes en cada sector. Así, por
ejemplo, dependiendo de que la eviden- Siguiendo este planteamiento, Goicolea
El objetivo de esta política es transformar cia empírica en cada sector concreto se in- et al. (1995) utiliza el modelo de Glaeser et al.
las oportunidades tecnológicas en oportu- cline por la presencia de externalidades ti- (1992) para caracterizar los patrones de
nidades de negocio, para lo cual persigue po Mar o Jacobs, las autoridades deberían crecimiento industrial de las regiones espa-
fomentar una buena gestión tecnológica estimular la formación de redes de coope- ñolas y analizar, aunque de un modo muy
166 por parte del sector empresarial a través ración intraindustriales o interindustriales, elemental, la efectividad de la política terri-
de agencias que fomenten la transferencia respectivamente. Además, considerando torial, alcanzando a este respecto resulta-
de tecnología, formación y conocimientos conjuntamente la información correspon- dos poco concluyentes. Una vez más estos
entre empresas organizadas en redes sec- diente a todos los sectores industriales re- resultados pueden deberse a las limitacio-
toriales y territoriales (Barroeta y Castillo, levantes en un territorio, el gobierno re- nes del modelo utilizado, en el que sólo se
1996). gional puede diseñar un mapa de redes de estudia la efectividad de un tipo concreto
colaboración empresarial adecuado a su de política territorial (dotación de infraes-
En este contexto, los gobiernos regionales entorno y mejorar así la eficacia de su po- tructuras) y donde, además, no se recono-
cobran un papel central, pues el contacto lítica tecnológica. ce que la importancia de la PI puede variar
directo con la realidad empresarial resulta en cada sector industrial.
crucial para fomentar con éxito comporta- Por último, está claro que la pauta de cre-
mientos empresariales de colaboración, cimiento industrial en un territorio y, es- Nuestro análisis de la PI extiende los tra-
que se pudieran traducir en redes de inter- pecialmente, la capacidad de una región bajos de Glaeser et al. (1992) y Goicolea et
cambio de tecnología y conocimientos ba- para atraer nuevas empresas también está al. (1995) en diversas direcciones. Por un
sadas en la confianza mutua entre empre- influenciada por distintas variables de po- lado, el estudio del tipo de externalidades
sas. Sin embargo, está claro que las redes lítica no-tecnológica que, al menos en par- dinámicas presentes en cada sector indus-
de cooperación pueden adoptar diversas te, dependen de los gobiernos locales, ta- trial nos permitirá identificar el tipo de re-
estructuras, y que no todos los tipos de re- les como la dotación regional de capital des de cooperación tecnológica más apro-
des serán apropiados en todos los secto- físico, de capital humano, etc. En este sen- piadas para cada región, lo que puede

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ayudar en la formulación de la política A t+1 wt+1 f’t+1) Por ello, incluiremos como condición inicial
tecnológica regional. Por otro lado, tam- log  =  – log  . [3] el nivel salarial de la región en el momento
At wt f’(l t)
bién nos planteamos analizar el grado de inicial wt. En segundo lugar, el crecimiento
efectividad de otros tipos de políticas, que Si consideramos f(lt) = lt1–α, con 0 < α < 1, en el empleo local también depende del ci-
abarcan la mejora del capital físico del te- [3] se convierte en clo económico, lo que hace razonable in-
rritorio (políticas de infraestructuras), del troducir el cambio en el nivel de empleo
     
capital humano (políticas educativas), de l t+1 wt+1 At+1 sectorial a nivel nacional como una medida
αlog  = – log  + log  . [4]
promoción de la investigación científica y lt wt At de los cambios en la demanda. Por último,
tecnológica (políticas de I+D) y, por últi- también se incluye el nivel de empleo de la
mo, las ayudas directas a las empresas Por otro lado, si suponemos que At depen- región en el momento inicial, l t, para con-
(políticas de subvenciones). de de factores nacionales y locales, trolar los errores de medida. Con respecto a
A = Anacional + Alocal, y que estos últimos de- la forma de medir el índice de especializa-
Una vez más, parece razonable pensar penden de las distintas externalidades tec- ción de la región j en el sector industrial i,
que la importancia de estos instrumentos nológicas presentes en la industria y la re- utilizamos el siguiente ratio, que compara
variará según el sector de actividad que se gión, podemos expresar la tasa de el peso de un sector industrial de la región
considere, por lo que evaluaremos su efi- crecimiento de Alocal como respecto al peso de ese mismo sector a ni-
cacia distinguiendo entre distintos secto- vel nacional:
  = g (E, D, C, CI), [5]
Alocal, t+1
res industriales. Por último, cabe destacar log  
que nuestro análisis está centrado en un Alocal, t l ij /l j
Eij = ———,
período (1985-1998) que resulta especial- li / l
mente indicado para el estudio de la PI en donde E representa una medida del grado
España, ya que es a partir de 1985 cuando de especialización; D, un índice de diver- donde l ij es el empleo total en el sector i,
el proceso de descentralización de la PI se sidad; C, un índice de competencia, y la territorio j; l j, el empleo total en la región j;
hace efectivo y las CCAA asumen un papel variable CI comprende un conjunto de li, en el sector i, y l, el empleo total nacio-
importante en su diseño y ejecución. condiciones iniciales. Así pues, introdu- nal. En la medida en que este índice sea
ciendo un término de error, et+1, la ecua- mayor que la unidad reflejaría que, en
ción [4] se convierte en comparación con la media nacional, la re-
gión considerada está especializada en el
   
lt+1 wt+1
αlog  = – log  + sector en cuestión. Respecto al grado de
El modelo básico: lt wt
diversidad, lo mediremos a través del índi-
crecimiento industrial ce de Herfindahl-Hirsman para la región j
 
en las provincias Anacional, t+t1
+ log  + g (E, D, C, CI) + et+1. [6] en el sector k:
Anacional, t
Las distintas teorías sobre externalidades Dkj = ∑ s2ij,
dinámicas se pueden integrar en un mo- Partiendo de esta especificación, Glaeser i≠k

delo económico simple siguiendo el traba- et al. (1992) asume, por un lado, que la ta-
jo de Glaeser et al. (1992). Este modelo sa de crecimiento de Anacional viene medida donde s ij es la proporción de empleo del
asume que el valor de la producción de por el crecimiento en el empleo industrial sector i y territorio j en el empleo local co-
una empresa que opera en un sector in- nacional y, por otro, que el mercado de rrespondiente a las restantes industrias
dustrial y en una región concreta se puede trabajo tiene dimensión nacional, luego la (distintas de la k). Por último, siguiendo a 167
representar a través de una función de tasa de crecimiento salarial en un sector es Glaeser et al. (1992), el índice de compe-
producción simplificada del tipo At f(lt), constante para todas las regiones. Así tencia lo definimos como:
donde At concentra todos los factores que pues, la ecuación [6] explica el crecimien-
afectan a la empresa en el momento t, ex- to industrial de un sector en una región a Nij /l ij
Cij = ——— ,
cepto el propio empleo, y l t representa el través de tres externalidades dinámicas, a Ni / l i
input trabajo en el momento t. Dado su ni- las que Glaeser et al. (1992) añade tres va-
vel tecnológico, cada empresa toma el sa- riables de control que detallamos a conti- donde la variable N representa el número
lario wt como dado y maximiza nuación. de establecimientos. Un valor de este índi-
ce menor que la unidad reflejaría que,
A t f(l t) – wt l t [1] En primer lugar, aunque el modelo asume comparado con la media nacional del sec-
que el crecimiento salarial en cada indus- tor i, el tamaño de las empresas del sector
luego elige el nivel de empleo, de forma que tria es uniforme entre regiones (lo que se i en la región j es superior, y por lo tanto el
explicaría por la existencia de convenios grado de concentración es elevado. Ob-
A t f’(l t) = wt · [2] colectivos sectoriales a nivel nacional), es- viamente, resultaría más conveniente me-
tá claro que los niveles salariales en las dir la competencia utilizando un índice
Esta condición de equilibrio se puede re- distintas regiones son distintos, lo que po- clásico de concentración como, por ejem-
escribir en términos de tasas de crecimien- dría inducir a las empresas a situarse en plo, el peso de las cuatro empresas del
to como aquéllas con niveles salariales más bajos. sector presentes en la región, pero esta in-

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formación no está disponible en nuestra


CUADRO 1
base de datos. CONVERSIÓN DE LOS SECTORES A CNAE-93

CNAE-93 CNAE-74
Los datos
15*. Alimentos y bebidas
La base de datos utilizada en nuestro aná- Excepto: 15.4, 15.1, 15.5, 15.7, 1593, 1594 del 50 al 55, del 57 al 59, 62 y 63
lisis proviene, principalmente, de la En- 17*. Textil del 65 al 68
cuesta Industrial de Empresas realizada 18*. Confección y peletería del 72 al 74
por el INE en los años 1985 y 1998. La in- 19*. Curtidos y cuero del 69 al 71
formación disponible se refiere a las varia-
20*. Madera y corcho, excepto muebles, cestería
bles número de personas empleadas, nú- y espartería. No incluido: 2010 del 76 al 78
mero de establecimientos y salarios por
21*. Papel 80 y 81
empleado, agregadas por sector (CNAE-93
a dos dígitos) para 50 provincias españo- 22*. Edición y artes gráficas 82
las. El período de análisis se ha elegido 24*. Química 19, 20,y del 22 al 30
cuidadosamente, teniendo en cuenta que 25*. Productos de caucho y plásticos 21, 83 y 84
1998 es el último año disponible en la en- 26*. Fabricación de otros productos minerales
cuesta y que 1985 es el año a partir del no metálicos. No incluido: 26.5 13 y del 15 al 18
cual las autoridades regionales comienzan 27*. Metalurgia 10,11y 31
a tener peso en las decisiones de PI. Sin 28*. Fabricación de productos metálicos,
embargo, la consideración de estos dos excepto maquinaria de equipo del 32 al 35
años es, en principio, problemática, debi- 29*. Construcción de maquinaria y
do a que el sistema de elaboración de la equipo mecánico. No incluido: 29.7 36 y 37
encuesta sufrió en 1992 cambios funda-
30. Fabricación de máquinas de oficina
mentales para adaptarla a las directrices y equipos informáticos 38
de la Unión Europea.
31*. Fabricación de maquinaria y material eléctrico.
Incluido el 29.7 39
Esto nos ha obligado a realizar un trabajo
32. Fabricación de material electrónico; de equipo,
preliminar sobre los datos, para hacer aparatos de radio, TV y comunicaciones 40
comparable la información correspon-
33. Fabricación de equipo e instrumentos
diente a las dos encuestas. En concreto, el médico-quirúrgicos, de precisión, óptica y relojería 46
primer cambio se refiere a la definición de
36*. Fabricación de muebles; otras industrias
los sectores, ya que la encuesta de 1985 manufactureras 79 y del 85 al 89
utiliza la clasificación CNAE-74, e incluye
41*. Captación, depuración y distribución de agua 8
solamente los sectores no delegados del
INE. Para compatibilizar ambas encuestas, FUENTE: Elaboración propia.
hemos reclasificado los datos disponibles
de 1985 adaptándolos a la clasificación de incluir diversos establecimientos localiza- donde, siguiendo a Glaeser et al. (1992),
168 CNAE-93, según se muestra en el cuadro 1, medimos el crecimiento de la demanda
dos en diferentes provincias. Para solven-
de forma que contamos para nuestro estu- tar este problema solicitamos al INE los sectorial a través de la variable log (li–j, t+1 /
dio con 19 sectores industriales. datos de la encuesta de 1998 adaptados a l i = j,t ), que representa el crecimiento en el
la unidad de análisis de 1985, de forma empleo sectorial en el resto de provincias
Sin embargo, para realizar el análisis a nivel que ambas series de datos resultaran com- distintas de la j.
sectorial es necesario contar con un número parables.
suficiente de observaciones en cada sector Por otro lado, la variable T es una dummy
industrial, por lo que centraremos nuestro que controla el tipo de territorio. Hemos
análisis en los 16 sectores que están presen- Resultados de la estimación diferenciado aquellos territorios que en
tes en, al menos, 27 provincias. Estos secto- 1985 tenían un VAB per cápita superior a
res aparecen en el cuadro 1 marcados con De acuerdo con la especificación teórica la media nacional, y que durante el perío-
un asterisco, y se corresponden con las in- presentada anteriormente, el modelo em- do 1985-1998 creció por encima de la me-
dustrias manufactureras tradicionales. pírico utilizado para explicar el crecimien- dia. Estos territorios que, llamaremos
to industrial de las provincias españolas «consolidados», son Álava, Baleares, Bar-
El segundo problema que nos encontra- adopta la siguiente forma: celona, Burgos, Castellón, Girona, Guada-
mos es el de la unidad de análisis utilizada lajara, Guipúzcoa, Huesca, Lleida, La Rio-
   
l ij, t+1 li-j ,t+1
en las encuestas, que en 1985 correspon- log —  =a+b1lij,t +b2wij,t +b3 log  + ja, Madrid, Tenerife, Segovia, Soria,
de al «establecimiento», mientras que en l ij, t li-j ,t Tarragona, Teruel, Valencia, Valladolid,
1998 es la «empresa», pudiendo esta última + b4 Eij,t+b5C ij,t +b6 Dij,t +b7 T + e t+1, Vizcaya y Zaragoza.

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Un signo positivo de b4 indicaría la existen- nológica y, por lo tanto, el crecimiento in- vincia debe estar positivamente correla-
cia de economías dinámicas de especializa- dustrial. cionado con el crecimiento del empleo
ción, mientras que si b6 es negativo se darían del sector en el resto de provincias. Sin
economías dinámicas de diversificación. El Por último, en todos los sectores donde la embargo, la evidencia empírica indica que
cuadro 2 presenta los resultados de la esti- variable diversidad resulta significativa ambas variables se relacionan de modo in-
mación por MCO del modelo de crecimien- (Alimentos y bebidas, Productos metálicos verso, de manera que el crecimiento en
to para los 16 sectores analizados. y Muebles), su signo es negativo, lo que una provincia es mayor cuanto menos cre-
sugiere la presencia de externalidades Ja- ce el resto del sector.
En lo relativo a las externalidades dinámi- cobs, en virtud de las cuales aquellas pro-
cas, en el cuadro 2 se observa que las pro- vincias cuyas industrias estén más diversi- Este resultado nos ha llevado a examinar
vincias que están relativamente más espe- ficadas crecerían más. Estos resultados con detalle los datos de la muestra, con el
cializadas tienden a crecer menos. Así están en línea con los presentados por fin de investigar los patrones geográficos
pues, encontramos una evidencia robusta Glaeser et al. (1992) y Goicolea et al. del crecimiento industrial en los distintos
en contra de la presencia de externalida- (1995), y difieren de los presentados por sectores. Los resultados de este análisis se
des Mar. Sin embargo, existe una eviden- Henderson et al. (1995) y Callejón y Costa presentan en el cuadro 3, donde las distin-
cia positiva, pero débil, de la presencia de (1995, 1996), quienes utilizan una meto- tas columnas informan, para cada sector,
externalidades Porter y Jacobs. Con res- dología alternativa. de la variación neta de empleo, de las pro-
pecto a las primeras, en cuatro sectores vincias donde el aumento en el empleo ha
(Papel, Edición y artes gráficas, Química y Con respecto a las variables de control, las sido más significativo, del porcentaje de
Metalurgia) se confirma que cuanto mayor dos primeras, lij, t y wij, t, tienen signo ambi- tal aumento y, por último, de las provin-
es el número de empresas por trabajador guo y escasa significatividad. Sin embargo, cias donde la disminución en el empleo
en una provincia, mayor es el crecimiento un resultado interesante de nuestro análi- ha sido más significativa y del porcentaje
experimentado por el sector en una pro- sis es el alto grado de significatividad de la en que ha disminuido.
vincia. Además, esta variable toma signo tercera variable, log (lij,t y wij,t) aunque su
positivo en todos los sectores donde resul- signo es contrario al esperado. Parece ra- En el cuadro 3 se observa que, en términos
ta significativa, lo que respalda la tesis de zonable pensar que, de acuerdo con la relativos, la demanda en muchos sectores
Arrow (1962), en el sentido de que la evolución de la demanda sectorial, el cre- ha sufrido variaciones pequeñas, pero lo
competencia favorece la innovación tec- cimiento industrial en un sector y una pro- más importante es que las variaciones de

CUADRO 2
MODELO DE CRECIMIENTO INDUSTRIAL. VARIABLE DEPENDIENTE: LOG EMPLEO EN 1998/EMPLEO EN 1985
2
Sector/Variable A l85 w85 log(l98/l85) E85 C85 D85 T R

15. Alimentos y bebidas 2,291* -1,2E-05 -1,3E-04 -21,538* -0,022 -0,066 -1,441* 0,034 0,343
17. Textil -0,594 4,5E-05* -9,8E-04* -14,523* -0,289* -0,003 -0,758 -0,061 0,427
18. Confección y peletería 7,562* 5,3E-05 -1,0E-03 -18,519* -0,083* -0,005 -0,137 -0,153 0,357
19. Curtidos y cuero -1,202 8,5E-05 3,5E-04 -0,256 0,015 0,077 2,922 -0,199 0,159
20. Madera y corcho 5,055* -5,4E-05 -3,0E-04 -14,953* -0,029 -0,229 0,387 -0,138 0,518 169
21. Papel 2,533 1,5E-06 -3,0E-04 -7,936 -0,052 0,289* -1,319 -0,256 0,641
22. Edición y artes gráficas 30,568* -1,1E-04* 4,4E-04 -41,925* -0,083 0,174* 0,208 -0,002 0,464
24. Química 1,936* -6,9E-06 6,1E-05 -8,950* -0,135 0,035* -1,869 -0,130 0,320
25. Caucho y plásticos 2,841 -1,4E-05 4,0E-04 -13,842 -0,274 0,049 -1,258 -0,197 0,233
26, Otros productos
minerales no metálicos 14,890* -1,1E-05 -3,4E-04 -40,883* -0,166* -0,067 0,851 -0,069 0,600
27. Metalurgia -1,403 -2,8E-05 4,7E-04 -1,290 0,033 0,195* -3,674 0,121 0,491
28. Productos metálicos 4,054* 1,3E-06 -2,2E-04 -7,414 -0,516* -0,015 -1,115* -0,022 0,427
29. Maquinaria y equipo
mecánico 9,240* 1,6E-06 3,6E-04 -18,173* -0,308* 0,081 0,448 0,139 0,393
31. Maquinaria y
material eléctrico 2,569* 5,6E-05 5,0E-05 -15,519* -0,467 0,066 -1,865 -0,375 0,512
36. Muebles y otras
industrias 27,826* 9,5E-07 5,0E-05 -43,055* -0,019 -0,036 -4,501* 0,003 0,421
41. Agua -0,345 4,6E-05 -8,9E-04 -10,672* -0,150 -0,969 6,531 -0,245 0,587
(*) Coeficiente significativo al 10% o menos.

FUENTE: Elaboración propia.

o
ECONOMÍA INDUSTRIAL N. 342 • 2001 / VI
L. ESTEBAN / J. M. HERNÁNDEZ / L. LANASPA

empleo entre las diferentes provincias han


CUADRO 3
sido muy desiguales. Además, constatamos VARIACIÓN DEL EMPLEO ENTRE 1985 Y 1998
que, mientras las disminuciones en el em-
pleo están muy repartidas entre las distintas
Sector Variación Aumento Prov. con Disminución Prov. con
provincias, los aumentos están fuertemente del empleo del mayor del mayor
concentrados en unas pocas localizaciones. (%) empleo aumento (%) empleo disminución (%)

Así pues, la evidencia empírica indica que 15 0,09 33848 Barcelona (0,34) -15137 Madrid (0,17)
durante este período se ha producido una Las Pamas (0,08) Cádiz (0,11)
fuerte polarización industrial en los mayo- Valencia (0,08) Ciudad R. (0,09)
res núcleos urbanos, localizados en el 17 -0,11 11778 Valencia (0,32) -24093 Barcelona (0,61)
centro peninsular (Madrid y Toledo) y en Alicante (0,2) Gerona (0,11)
el arco mediterráneo (Barcelona, Valencia Madrid (0,09) Málaga (0,07)
y Alicante), en detrimento de las regiones 18 0,44 50846 Barcelona (0,25) -8847 Valencia (0,34)
situadas en el resto del interior peninsular, Coruña (0,25) Rioja (0,08)
lo que explicaría el signo negativo del co- Toledo (0,08) Oviedo (0,07)
eficiente b3. En concreto, el 41% de los au- 19 0,34 27574 Alicante (0,82) -8954 Baleares (0,31)
mentos en el nivel de empleo industrial en Albacete (0,07) Valencia (0,23)
España en el período 1985-1998 se con- Murcia (0,06) Castellón (0,09)
centra en tres localizaciones, Barcelona 20 0,32 26453 Valencia (0,25) -5764 Alicante (0,63)
(23%), Valencia (10%) y Madrid (8%), lo Barcelona (0,13) Vizcaya (0,11)
que sugiere que los patrones de localiza- Toledo (0,12) Baleares (0,08)
ción industrial dependen, en gran medida, 21 0,27 13958 Barcelona (0,32) -4023 Guipúzcoa (0,44)
de la presencia de economías de urbani- Madrid (0,21) Burgos (0,13)
zación. Alicante (0,15) Santander (0,12)
22 1,07 68329 Madrid (0,35) -955 Álava (0,48)
Estas economías, se explican porque los Barcelona (0,31) Rioja (0,28)
productores prefieren aquellas localiza- Valencia (0,06) Salamanca (0,21)
ciones que tengan un buen acceso a los 24 0,17 28272 Barcelona (0,47) -9221 Madrid (0,36)
grandes mercados y a los suministros de Tarragona (0,12) Vizcaya (0,14)
productos que necesitan ellos mismos o Valencia (0,09) Santander (0,09)
sus trabajadores. Por tanto, un lugar que, 25 0,21 24253 Barcelona (0,42) -6594 Vizcaya (0,44)
por cualquier razón, cuente con una pe- Valencia (0,10) Santander (0,12)
queña concentración de productores, Madrid (0,05) Guipúzcoa (0,09)
tiende a ofrecer un mercado mayor (debi-
26 0,41 49746 Castellón (0,21) -4684 Vizcaya (0,14)
do a la demanda que generan los produc-
Barcelona (0,09) Lérida (0,12)
tores y sus trabajadores) y un buen sumi-
Valencia (0,09) Álava (0,12)
nistro de factores de producción y bienes
27 -0,38 1588 Gerona (0,31) -41061 Vizcaya (0,33)
170 de consumo (fabricados por los allí exis-
Rioja (0,17) Oviedo (0,3)
tentes).
Madrid (0,15) Guipúzcoa (0,11)
Estas ventajas son los llamados backward 28 0,45 90287 Barcelona (0,28) -3467 Guipúzcoa (0,56)
and forward linkages, vinculaciones re- Madrid (0,10) Valladolid (0,12)
gresivas y progresivas, respectivamente, y Alicante (0,07) Palencia (0,10)
son las responsables de que las concentra- 29 0,65 64791 Barcelona (0,24) -2029 Vizcaya (0,63)
ciones espaciales de producciones, una Guipúzcoa (0,10) Ciudad R. (0,17)
vez que se hayan establecido, tiendan a Valencia (0,08) Badajoz (0,16)
persistir, y también de que con el paso del 31 0,12 19997 Madrid (0,18) -11318 Vizcaya (0,35)
tiempo se amplíen las pequeñas diferen- Zaragoza (0,17) Guipúzcoa (0,3)
cias que pudieran existir en un principio Valencia (0,13) Barcelona (0,13)
entre dos localizaciones equivalentes. Este 36 0,86 77390 Barcelona (0,17) -3562 Orense (0,22)
fenómeno ha sido analizado teóricamente Valencia (0,16) Cádiz (0,13)
en los trabajos de Krugman (1991a, Madrid (0,09) Granada (0,12)
1991b), y contrastado en numerosos tra- 41 -0,10 4047 Madrid (0,64) -6021 Pontevedra (0,19)
bajos empíricos de economía urbana. Sevilla (0,14) León (0,15)
Málaga (0,10) Coruña (0,14)
Para confirmar la presencia de este tipo de
FUENTE: Elaboración propia.
economías en nuestro modelo, vamos a

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ECONOMÍA INDUSTRIAL N. 342 • 2001 / VI
PATRONES DE LOCALIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN...

estudiar, siguiendo una vez más a Glaeser


CUADRO 4
et al. (1992), la relación que existe entre el MODELO DE CRECIMIENTO DEL EMPLEO DE LAS INDUSTRIAS
crecimiento de las cuatro mayores indus- DE MENOR TAMAÑO
trias en cada provincia y el resto de indus-
trias de la misma provincia. Bajo la hipóte- Log (empleo en 1998/
sis de existencia de economías de urba- empleo en 1985)
nización, las tasas de crecimiento entre las en la provincia, menos
Variable dependiente los cuatro mayores sectores
distintas industrias de una provincia de-
ben estar positivamente correlacionadas, Constante 2,12305
lo que contrastamos estimando el siguien- Log (empleo en 1985 sin incluir los cuatro mayores sectores) 0,146593
te modelo: Log (salario en 1985 sin incluir los cuatro mayores sectores) -0,198968
Crecimiento del empleo en los cuatro mayores sectores 0,298128*

   
l-4j, t+1 l4j, t+1
log  =a+b1l– 4j,t+b2w– 4j,t+b 3log  , R2 0,2256
l-4 j,t l4 j,t
(*) Coeficiente significativo al 5 %.
donde l4j, t+1 representa el empleo de los
FUENTE: Elaboración propia.
cuatro mayores sectores en la provincia j,
y l – 4j, t+t1, el empleo en los restantes secto-
res. Los resultados de la estimación por tecnológica regional. En concreto, la evi- Para alcanzar este objetivo, a continuación
MCO se presentan en el cuadro 4, donde dencia empírica indica que las únicas ex- vamos a ampliar el modelo básico de loca-
la presencia de economías de urbaniza- ternalidades dinámicas relevantes son las lización utilizado en el apartado sobre el
ción se confirma, al ser el parámetro b3 de tipo Jacobs y Porter. Según esto, los modelo básico introduciendo cuatro varia-
positivo y significativo. gobiernos regionales deberían primar las bles de política territorial. La primera se
transferencias de tecnología, formación y refiere a la dotación de capital físico de la
Así pues, los resultados de nuestras esti- conocimientos entre empresas organiza- provincia. Esta variable pretende captar la
maciones confirman el papel de las eco- das en redes territoriales intersectoriales. calidad de las redes de comunicación por
nomías de urbanización en la explicación Además, el ritmo de generación y adop- carretera, y la mediremos a través del nú-
del crecimiento industrial de las provin- ción de innovaciones parece estar positi- mero medio de kilómetros de autovías y
cias españolas durante el período 1985- vamente relacionado con el grado de autopistas por kilómetro cuadrado de te-
1998, y la consiguiente polarización indus- competencia local, lo que sugiere que las rritorio.
trial en las provincias donde se localizan autoridades deberían fomentar, más que
los mayores núcleos urbanos. la concentración empresarial, la prolife- La segunda variable que consideramos es
ración de Pymes. la dotación de capital humano por provin-
Frente a esta situación, la descentraliza- cia, medida por el porcentaje medio de los
ción de la PI puede ayudar a las provin- Por otro lado, una segunda aplicación de titulados superiores españoles que residen
cias con menor peso demográfico a com- los modelos de localización industrial a la en la misma. Para evaluar la efectividad de
batir esta tendencia, diseñando planes formulación de la PI regional se refiere a los gastos en investigación, considerare-
específicos destinados a estimular el creci- su capacidad para analizar la eficacia de mos, en tercer lugar, la media del gasto to-
miento industrial en su región. En este distintos instrumentos de política territo- tal en I+D realizado por cada CA, prorra-
contexto, resulta de interés averiguar has- rial. En la actualidad, las autoridades re- teado por la población de las distintas pro- 171
ta qué punto la PI puede ayudar a conse- gionales tienen la posibilidad de influir so- vincias de su territorio. Estas tres variables
guir este objetivo, y qué tipo de políticas bre el desarrollo industrial de su territorio, de política territorial las expresamos en
serían las más apropiadas para los distin- y especialmente de favorecer la instala- valores medios del período 1985-1998, ya
tos sectores y provincias. ción de nuevas empresas en la región, a que de esta forma se tiene en cuenta tanto
través de políticas horizontales tales como la situación de partida de cada provincia
la dotación regional de capital físico, capi- como el esfuerzo inversor realizado du-
tal humano, subvenciones a I+D o ayudas rante el período de análisis.
Política industrial directas a empresas.
Por último, evaluaremos la efectividad de
Una vez aplicado el modelo de creci- Obviamente, la efectividad de las distintas las subvenciones directas a las empresas
miento industrial al caso de las provincias políticas puede variar según el sector in- por provincia y sector, utilizando para ello
españolas, el siguiente paso es discutir dustrial que se considere, luego sería inte- la variable subvenciones a la explota-
sus distintas implicaciones para la PI re- resante averiguar en qué medida este tipo ción/número de empleados en la empresa
gional. En este sentido, en la sección an- de políticas son realmente útiles y cuáles en el año 1998, que mide la intensidad de
terior hemos identificado el tipo de exter- son más apropiadas para cada sector. Esta estas ayudas. Todos los datos han sido ob-
nalidades dinámicas presentes en cada información podría ayudar a los gobier- tenidos del INE, a través del Anuario Esta-
sector industrial, lo que, por sí mismo, nos regionales a seleccionar el tipo de po- dístico de España, la Encuesta de Pobla-
puede ser de utilidad en la formulación líticas más convenientes para la estructura ción Activa (EPA), la encuesta de Gastos de
de unas pautas generales para la política productiva de su territorio. I+D y la Encuesta Industrial de Empresas.

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ECONOMÍA INDUSTRIAL N. 342 • 2001 / VI
L. ESTEBAN / J. M. HERNÁNDEZ / L. LANASPA

Los resultados de las estimaciones apare-


CUADRO 5
cen en el cuadro 5, de donde se deduce EFECTIVIDAD DE LA POLÍTICA INDUSTRIAL POR SECTORES
que las medidas de política territorial tie-
nen una efectividad limitada para estimu-
Educación
lar el crecimiento industrial. Sector/variable Infraestructuras superior I+D Subvenciones

Por número de sectores afectados, la varia- 15. Alimentos y bebidas -4,7E+00 1,7E-01* -6,7E-03 -4,6E-04
ble más relevante es la inversión en infraes- 17. Textil -2,0E+01 -3,6E-01 3,1E-02 -2,2E-02
tructuras, que resulta ser efectiva en tres 18. Confección y peletería 1,2E+01 -7,4E-02 1,9E-02 1,6E-02
sectores (caucho y plástico, productos me- 19. Curtidos y cuero 9,1E+00 5,9E-01* -6,7E-02* -3,7E-02
tálicos, y maquinaria y material eléctrico). 20. Madera y corcho -4,9E+00 -1,3E-01 1,8E-02 1,6E-05
La inversión en educación superior aparece 21. Papel 1,1E+01 9,2E-02 -1,8E-03 9,9E-02
en segundo lugar, siendo significativa para 22. Edición y artes gráficas 3,5E+00 9,2E-02 4,3E-03 -1,4E-03
el sector de alimentos y bebidas y para el 24. Química -5,8E+00 -1,1E-01 5,2E-02* 2,9E-02
25. Caucho y plásticos 3,9E+01* 2,8E-01 -1,0E-02 1,6E-01*
de curtidos y cuero. Convendría señalar
26. Otros productos
que hemos investigado también la efectivi- minerales no metálicos 2,2E+00 6,0E-02 -5,1E-03 1,6E-03
dad de la educación en formación profe- 27. Metalurgia 1,2E+00 1,2E-01 -6,1E-03 1,9E-01
sional, obteniendo resultados claramente 28. Productos metálicos 1,6E+01* -8,7E-02 9,1E-03 8,9E-03
negativos. Por último, la política de I+D so- 29. Maquinaria y equipo mecánico 6,3E+00 -8,8E-02 1,3E-02 7,4E-02
lamente resulta significativa en la industria 31. Maquinaria y material eléctrico 2,8E+01* -4,8E-01 2,6E-02 -8,1E-02
química, mientras que la política de sub- 36. Muebles y otras industrias. 1,5E+01 2,0E-01 -1,1E-02 1,2E-02
venciones lo es en el sector de caucho y 41. Agua 1,7E+01 -2,5E-01 -5,2E-02 -2,7E-03
plásticos. De estos resultados, sorprende el
(*) Coeficiente significativo al 10% o menos.
escaso impacto de los gastos de I+D sobre
el crecimiento industrial, lo que se puede FUENTE: Elaboración propia.
deber al carácter tradicional de los sectores
manufactureros analizados.
de las seis variables de política es poten- PI activa podría contribuir efectivamente
En resumen, nuestro análisis indica que cialmente efectiva. a contrarrestar la tendencia a la polariza-
las distintas variables de política tecnoló- ción producida por las economías de ur-
gica y territorial son efectivas en unos Del cuadro 6 se deducen, en términos glo- banización. En este sentido, se observa
sectores muy concretos. Dado que cada bales, las variables de PI que permitirían que en las CC AA donde están situados
región tiene una estructura industrial di- influir sobre un conjunto de sectores que los dos polos industriales más fuertes,
ferente, esto implica que el potencial de representan el 66% del empleo industrial Barcelona y Valencia, la efectividad de la
la PI en una región dependerá del peso español. Por CCAA la efectividad poten- PI está por debajo de la media.
que estos sectores tengan en su territorio. cial de la PI oscila entre el 78% de Canta-
Además, teniendo en cuenta que la for- bria y el 54% de Castilla la Mancha y Gali- Obviamente, los resultados de nuestro
mulación de la PI regional corresponde cia. La variable de política más efectiva es, trabajo se deben interpretar con cautela,
172 en España a los gobiernos autonómicos, con diferencia, la diversificación, que po- pues están condicionados por las limita-
lo interesante es averiguar, para cada CA, dría afectar al 34% del empleo nacional. ciones de los indicadores de capital hu-
en qué medida son relevantes las distin- mano y capital físico utilizados. Por otra
tas variables de política, así como el peso En un segundo grupo podemos incluir las parte, la exclusión del análisis de las in-
relativo de los respectivos sectores indus- variables con un impacto medio, que son dustrias más avanzadas tecnológicamente
triales. El cuadro 6 muestra la efectividad las relativas a infraestructuras (21%), com- y con una demanda más dinámica puede
de las variables más relevantes de políti- petencia (19%) y educación (16%). Por úl- que contribuya a explicar la escasa signifi-
ca en cada CA, según sea su tejido indus- timo, las políticas de I+D y subvenciones catividad de algunas de las variables de
trial. aparecen con una efectividad muy limita- política territorial consideradas.
da, 7% y 5%, respectivamente.
Las primeras seis columnas indican el por-
centaje de empleo de las distintas CCAA También cabe destacar que los sectores
sobre el que cada política es potencial- objetivo de la PI con mayor peso específi- Conclusiones
mente útil. La séptima columna informa co son, en la gran mayoría de las CCAA, el
del peso relativo de los sectores donde la de alimentación y el de fabricación de En el presente trabajo hemos analizados
PI tiene algún impacto, mientras que la úl- productos metálicos. En general, estos las pautas de localización industrial en las
tima columna muestra qué sectores son sectores son, en términos relativos, menos provincias españolas durante el período
los más relevantes para la PI en cada CA. importantes en los polos industriales que 1985-1998, así como la efectividad de la
La última fila indica el porcentaje del em- en la mayoría de las provincias del interior política industrial como mecanismo para
pleo total nacional sobre el que cada una peninsular, lo que parece indicar que una estimular el crecimiento económico. Nues-

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ECONOMÍA INDUSTRIAL N. 342 • 2001 / VI
PATRONES DE LOCALIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN...

CUADRO 6
POLÍTICAS MÁS RELEVANTES POR COMUNIDAD AUTÓNOMA

Compe- Diversi- Subven- Infraes- Educa- Sectores


CA tencia dad ciones I+D tructuras ción Total relevantes

Andalucía 0,11 0,47 0,02 0,05 0,19 0,24 0,65 15(0,22),28(0,13)


Aragón 0,15 0,31 0,05 0,05 0,29 0,13 0,66 28(0,13),31(0,1)
Asturias 0,39 0,35 0,01 0,04 0,23 0,11 0,77 27(0,29),28(0,19)
Baleares 0,12 0,42 0,01 0,01 0,14 0,31 0,71 15(0,17),19(0,14)
C. Valenciana 0,11 0,19 0,05 0,04 0,16 0,23 0,62 28(0,09),15(0,08)
Canarias 0,12 0,51 0,03 0,02 0,18 0,32 0,70 15(0,32),28(0,14)
Cantabria 0,24 0,42 0,06 0,09 0,32 0,18 0,78 28(0,2),15(0,32)
Cast. León 0,14 0,43 0,07 0,06 0,25 0,22 0,68 15(0,21),28(0.14)
Cast. Mancha 0,09 0,23 0,01 0,05 0,14 0,18 0,54 28(0,12),15(0,1)
Cataluña 0,24 0,28 0,07 0,11 0,26 0,09 0,65 28(0.14),24(0.11)
Extremadura 0,06 0,45 0,02 0,01 0,17 0,25 0,55 15(0,25),28(0,14)
Galicia 0,09 0,38 0,04 0,02 0,20 0,19 0,54 15(0,19),28(0,13)
La Rioja 0,02 0,40 0,09 0,03 0,26 0,28 0,73 28(0.15),15(0.14)
Madrid 0,33 0,29 0,04 0,09 0,26 0,08 0,75 22(0,2),28(0,14)
Murcia 0,13 0,45 0,05 0,07 0,19 0,39 0,74 15(0,33),28(0,12)
Navarra 0,24 0,36 0,05 0,04 0,25 0,18 0,71 15(0,16),28(0,15)
País Vasco 0,22 0,39 0,09 0,04 0,43 0,05 0,75 28(0,29),27(0,12)
Total 0,19 0,34 0,05 0,07 0,21 0,16 0,66
FUENTE: Elaboración propia.

tros resultados indican que los patrones de nen una efectividad limitada, una PI activa BARROETA, B. y DEL CASTILLO, J. (1996): «La
localización industrial en España respon- podría contribuir a contrarrestar la tenden- política industrial en la perspectiva del siglo
den, en gran medida, a la presencia de eco- cia a la polarización producida por las XXI», España frente a la Unión Económica y
nomías de urbanización, lo que ha provo- economías de urbanización, dado que los Monetaria, pp. 243-274, Madrid, Cívitas.
BEGG, Y. (1995): «The case for decentralized indus-
cado una fuerte polarización de la actividad sectores sobre los que la PI es potencial-
trial policy: advantage and possible drawbacks»,
industrial en los mayores núcleos urbanos, mente efectiva están, en términos relati- Regional Innovation, en Michael Steiner.
localizados en el centro peninsular (Madrid vos, menos representados en los polos in- CABRAL, L. (1997): Economía Industrial, Ma-
y Toledo) y en el arco mediterráneo (Bar- dustriales que en la mayoría del resto de drid, McGraw-Hill.
celona, Valencia y Alicante). provincias del interior peninsular. CALLEJÓN, M. y COSTA, M. T. (1995): «Econo-
mías externas y localización de las activida-
Con respecto al efecto sobre el empleo in- des industriales», Economía Industrial,
173
dustrial de las economías dinámicas de in- (*) Agradecemos a un evaluador anó- n.o 305, pp. 75-86, Madrid.
formación, encontramos una evidencia dé- nimo de «Economía Industrial» los co- CALLEJÓN, M. y COSTA, M. T. (1996): «Geogra-
bil de la presencia de economías de fía de la producción. Incidencia de las exter-
mentarios realizados a este trabajo. nalidades en la localización de las activida-
diversidad (Jacobs) y de competencia (Por- Esteban y Hernández también desean des en España», Información Comercial
ter), mientras que las variables de política agradecer la financiación del Gobier- Española, n.o 754, pp. 39-49.
territorial más efectivas son la inversión en no de Aragón (CONSI+D) a través del CHINITZ, B. (1961): «Contrasts in agglomera-
infraestructuras y en educación. Además, la proyecto P084/99-E. tion: New York and Pittsburgh», American
efectividad potencial de la PI varía mucho, Economic Review. Papers and Proc., n.o 51,
dependiendo de la CA, oscilando entre el pp. 279-289.
78% de Cantabria y el 54% de Castilla la GLAESER, E.; KALLAL, H.; SCHEINKMAN, J. y
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que, aunque las políticas territoriales tie- Princeton: Princeton University Press. (1995): «Industrial Development in Cities»,

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ECONOMÍA INDUSTRIAL N. 342 • 2001 / VI
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