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acordas-mario-pergolini-reflexivo.html
Juego

“Los juegos no son una solución, tampoco varitas mágicas; pero sin duda
son un invalorable estímulo (si se respeta su espíritu) en la dirección de crear
una escala más humana y más alegre.
“Claro que los juegos enseñan, pero es imposible traducir en palabras todo
lo que ocurre en un juego, como es difícil buscar el “mensaje” de un cuento.
Cuanto mejor es el cuento esto es más dificultoso.(...)
Un juego es una totalidad muy compleja que apunta a una infinidad de
aspectos. (...) Se asimila mucho más a una obra de arte: nadie ve un cuadro para
desarrollar su sensibilidad al amarillo, o para entrenar su percepción estética.
En una obra de arte hay una poderosa síntesis de emociones, de decisiones, de
una particular visión del mundo y de la época. Podríamos decir que un juego es
como una obra de arte (en la mayoría de los casos: anónima y colectiva)que sólo
existe cuando se la practica y para quienes la practican, no para los que miran
de afuera.
(...) Los juegos son importantes porque enseñan alegría, porque nos
arrancan de nuestra pasividad y nos colocan en situación de compartir con
otros. Los juegos enseñan algo que sólo los juegos enseñan.
Los juegos brindan un buen clima de encuentro, una actitud distendida,
nos revelan torpezas de tal modo que no nos duele descubrirlas, cambian los
roles fijos en un grupo, son otra forma de incorporar una sana y necesaria
picardía, despiertan, “desactivan la bomba”. Son un constante mensaje de
vitalidad para quienes los ejercen, aportan una especie de combustible vital
básico. Nos prestan otras máscaras, otros roles, que nos darán la sorpresa de
descubrirnos en actitudes que no sabíamos que teníamos o a las que no
sabíamos cómo darle rienda suelta.
Los juegos son herramientas de alegría, y la alegría, además de valer en sí
misma, es una herramienta de libertad.”

“Los juegos son máscaras. Y las máscaras no se usan para tapar, como
generalmente se puede creer, sino para mostrar. La máscara representa un
aspecto de la persona que en ese momento “domina la escena”, se resalta. De
todas nuestras facetas, personajes imaginarios, sentimientos, etc., la máscara
“filtra” uno en particular y lo exterioriza. La persona se oculta detrás del juego y
las reglas, y se muestra. Así salen de su interior los demonios y duendes de la
risa, la ambición, el miedo , la solidaridad, el enojo, la diversión, y tantos otros.
Salen sin miedo y sin peligro, pues están conjurados por el espacio lúdico,
forman parte de un momento y un lugar de juego. Esa suave y maravillosa
distancia, que da el saber que estamos jugando, protege de la angustia que
producirían esas mismas situaciones si fueran en serio; o la angustia que
producirían esos mismos sentimientos si afloraran en un contexto inapropiado.
En una actividad lúdica se pone en juego, y de una manera muy sana, un
enorme caudal expresivo.”
Luis María Pescetti.-
“La imaginación no es un lujo de tiempo libre” para sociedades opulentas.
La persona que no es dueña de sus posibilidades creativas y posee un mundo
imaginario limitado, ni siquiera puede desear otro modo de vida, porque hasta el
mero deseo implica, aunque sea, la mínima sospecha de que existen otras
opciones, que lo que se vive no es lo único.
La imaginación, la lucidez, la capacidad creativa, son herramientas que
permiten cierto grado de maniobra, cierta independencia, frente a un devenir
mecánico de la existencia. Enriquecer el mundo imaginario y dar herramientas
para la creatividad va mucho más allá de producir más y mejor. Es algo que
responde al deseo de libertad y al impulso de desarrollar nuestras
potencialidades con la mayor plenitud posible.”
Luis María Pescetti.-

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