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Domingo 7 de noviembre
de 2010
ESPECIAL CASA
VUELTA A LO ESENCIAL
Ideas para tiempos de crisis
E
l 13 de septiembre de 1848, el inteligencia intacta. Se expresaba sin difi-
capataz Phineas Gage, un jo- cultad, y su capacidad de aprendizaje es-
ven muy apuesto, con el pelo taba inalterada. Tampoco tenía problemas
oscuro y facciones de modelo, con la memoria. La gente susurraba la pala-
sobrevivió de forma increíble bra milagro a su alrededor. Fue una ilusión.
a un espantoso accidente. Con- Algo cambió. De ser un hombre responsa-
taba 25 años, y aquel día trabajaba en la ble y apreciado, se convirtió en un sujeto
construcción de una línea de ferrocarril en irreverente, caprichoso, irresponsable y sin
Cavendish, Vermont (Estados Unidos). Su honor, incapaz de llevar a cabo sus planes.
tarea era peligrosa. Tenía que nivelar el te- Gage perdería su empleo y terminaría ca-
rreno, para lo cual los operarios taladraban yendo en lo más bajo, convirtiéndose por
agujeros en la roca, los rellenaban con pól- un tiempo en una atracción de feria del
vora y cubrían con arena. Gage seleccionaba empresario P. T. Barnum, que regentaba un
los agujeros para colocar los explosivos y la museo de curiosidades humanas en Nueva
mecha, y usaba una larga barra de hierro York. Nunca se desprendería de la barra
para compactar la mezcla de arena y pólvora. de hierro que le hizo famoso, pero moriría
Quizá oyó algo que lo distrajo momentánea- años después entre ataques epilépticos y la
mente, pero lo cierto es que hincó su vara en indiferencia.
el siguiente taladro antes de que su ayudante
lo rellenase de arena. La chispa consiguiente A los ocho años de su muerte, el doctor
causó una explosión y la barra de hierro salió Harlow sugirió que esa barra había des-
fulminantemente de sus manos. El proyectil, truido zonas de la corteza cerebral situada
de tres centímetros de grosor y 109 de longi- en la parte izquierda del lóbulo frontal, lo
tud, entró por debajo de su mejilla izquierda, que podría explicar el cambio de la perso-
rasgó su cerebro como si fuera mantequilla nalidad de Gage, un hombre “atrapado
y escapó por la parte superior del cráneo. entre sus frías facultades intelectuales y sus
Gage se desplomó fulminado, mientras que propensiones animales”. Era una idea revo-
la barra que había atravesado su cabeza caía lucionaria sobre cómo el cerebro maneja-
a más de veinte metros a sus espaldas. Sus ba aspectos superiores de la personalidad
ayudantes, horrorizados, pensaron que humana, pero pasó inadvertida. Siglo y
había muerto al instante. Se quedaron asom- medio después, en 1994, el científico Anto-
brados cuando comprobaron que el hombre
recuperaba la consciencia y ¡les hablaba!
Logró caminar apoyándose en ellos, y fue
trasladado en un carro de bueyes hasta su
casa. Los testigos narraron que Gage se bajó
sin ayuda.
El primer practicante, horrorizado al
verlo, se quedó estupefacto cuando el joven
‘FOTOMATÓN’ EMOCIONAL.
“Una gran parte de mi trabajo ha sido
convertir el estudio de los sentimien-
tos en algo científico que nos permita
comprender mejor el comportamien-
to humano”, explica Antonio Damasio.
En las secuencias de imágenes que
ilustran estas páginas, recreación de
instantes asociados a diferentes
emociones y sentimientos.