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La manera en que Savater aborda el tema de la Democracia, es bastante

prudente, ya que al decir que según Nietzsche: ³à
 
 
 

  
 

  aclara en cierta forma el porqué de la
divagación conceptual del término, al igual que las definiciones de la ética,
democracia y libertad.

Comparto el hecho de que la democracia sea un término con una evolución

notoria, y no solo por el tiempo, ya que en nuestra época también hay diferencias
cuando mencionamos los distintos tipos de democracia que se nos muestran en
el mundo o en nuestras regiones, nos es lo mismo hablar de democracia en
Estados Unidos que hacerlo en Venezuela, y no es que una sea mejor que otra,
es cuestión de concepción, de leyes, de principios y modos de vida.

Por otra parte, la ética según Savater, es aquella que constituye una conciencia
de libertad propia y social, como en el derecho, la libertad personal debería
terminar dónde comienza la del otro, y cada quien debe saberlo, no porque una
norma social lo dice, sino porque sabe que eso es lo que quiere, o lo que está
bien según su criterio personal o individual.

Estos dos términos ³Democracia y Ética´, se vinculan cuando se dice que la, la
primera debería estar fundamentada en la segunda, y con cierta lógica, ya que si
consideramos cotidianamente que la Democracia es un estado común de
igualdad y derechos comunes, tiene sentido decir la inviolabilidad de la persona,
es decir, que no se le coarte su humanidad; la autonomía, que no es más que
plena libertad para decidir cómo vivir, y que me beneficia según mis
aspiraciones; y por último la dignidad de la persona que hace referencia a la
igualdad sin distinción de raza, sexo o estatus social, sean las éticas que
conformen el sostén de la democracia y la libertad.
Sin embargo, la ética no es perfecta en la práctica, como no lo son ninguno de
los términos que se refieran o que se preocupe por el crecimiento del ser
humano, es por ello que esta tiene sus urgencias, como lo son la preocupación
por lo irrepetible y único del ser humano, la preocupación, por reconocer la
humanidad de los demás, la importancia del sujeto por encima del objeto, la
conciencia de que somos más humanos en la medida en que nos preocupemos
en mejorar y ayudar al otro y de que no podemos exigirle a los demás lo que la
vida no les ha dado.

Una urgencia importante, que en lo particular considero coherente en nuestra

sociedad es la tolerancia, aprender a vivir en mundo que nos tan cómodo como
quisiéramos, dónde no es posible, y mucho menos agradable, la uniformidad de
pensamiento, de anhelos, de metas.

Podemos coincidir en muchos aspectos, para mejorar el mundo en el que

vivimos, pero lo que no podemos hacer es pretender estar de acuerdo en
absolutamente todo, porque dejaríamos de ser humanos, y así perderíamos el
sentido único de vivir.

Podríamos comprar la humanidad con el Titanic, cuando vemos que en

ocasiones, el ser humano no está consciente de que nuestras acciones tienen
consecuencias, creemos que nuestro estatus social nos hace mejores o peores
que el resto, destruimos nuestro entorno sin percibirlo, algunos sólo piensan en
su beneficio, otros viven apasionadamente cada oportunidad que tienen de
hacerlo, varios ni siquiera notan que están rodeados por seres humanos, valoran
lo material antes que lo espiritual, se aferran a lo efímero antes que a lo que
realmente tiene valor, es importante saber que indistintamente de lo que
tengamos como individuos, como humanos hay cosas que podemos controlar, y
otras que no.