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De la realidad a la utopía, es simple

percepción

“La importancia del deleite del conocimiento hace que celebremos


las bases de la acción”

Para idear la interculturalidad en sociedades de múltiples diferencias


es necesario pensar rápidamente en el origen del proceso de
civilización que emprendió una parte de la humanidad y que hasta
ahora ésta está consolidada en casi todos los estados del mundo de la
contemporaneidad...

Este proceso histórico se identifica a mediados del siglo XVIII cuando


Europa experimenta el inicio de la 'revolución industrial'; hito que
convierte al continente europeo en el pionero del desarrollo y la
expansión del comercio y la economía liberal. Sucesos que luego
proyectarían cambios socioeconómicos en el mundo, en sus
sociedades, en la cultura y en todas las estructuras políticas en
sentido organizativo y de formación de una nueva sociedad. Es
precisamente en ese momento donde surge el paradigma de la
'modernidad'...

Paradigma que luego estructuraría y desarrollaría la macrocultura


occidental moderna y mercantil que rige al sistema mundo en la
actualidad. Proyecto que se consolidó como único modelo cultural y
de vida en el entramado de la globalidad; su misión, modelar a las
sociedades subsumiéndolas en la idea de civilización que prometió la
visión integral de su acción política.

Asimismo el planteamiento del proyecto resultó ser eminentemente


práctico para la consolidación de fines económicos, religiosos,
culturales y políticos que revolucionarían a los estados y al mundo en
la idea de la ‘única racionalidad’; la medida fue imponente y
atenuante a los diversos conocimientos, saberes y creencias de
civilizaciones que estaban repartidas por todo el espacio terrenal
llegando a transformar el vivir, saber, ser y conocer de toda la
diversidad cultural que se constituía desde el sistema que ordena la
modernidad.

En realidad todo ese componente macrocultural sirvió de estrategia


para estructurar el comercio y el mercado articulado a nivel mundial;
ahí la raíz de la influencia, mediación y hegemonía que concentró la
dinámica de su poder en cuanto al desarrollo propuesto de civilización
única que modeló para los estados, sociedades y la estructura del
sistema mundo en general.
En suma a esta observación forzada la macrocultura moderna deja en
legado la construcción científica de las disciplinas y de la academia
misma en base a toda su estructura epistemológica que estudió su
desenvolvimiento cultural de manera única y restringida a la mayor
multiplicidad de conocimientos; la misma historia se puede advertir
en los estados y sociedades que para su desarrollo fueron instituidos
en el valor y uso de su independiente estructura societal; al final de
cuentas el ciudadano mismo es resultado o producto de esa
formación del sistema mundo occidental que instrumentalizó a éste
en el dominio racional de esa sola ‘identidad cultural moderna’.

Ahora y en sentido de alteridad a los criterios expresados, se hará


hincapié a la imaginación de una idea de interculturalidad que tiene
la pretensión de desafiar a la voluntad para una mejor relación del ser
y estar productivamente en sociedad. Para complemento práctico la
idea debe verse como un ensayo hacia una identidad propia de
pretensión crítica a la razón instrumental y a la funcionalidad de las
relaciones humanas que aparentemente se cree tener dentro de la
macrocultura occidental, única y moderna. En consecuencia se ve
necesario identificar la idea de interculturalidad como un proceso de
interrelación colectiva que construirá las bases de la acción
conceptual de una nueva forma de hacer sociedad. El objetivo es
recrear 'un mundo interrelacionado donde muchos otros mundos
convivan en un espacio de intercambio de conocimientos para la
búsqueda de una humanidad mejor'.

En ese sentido y para comenzar por casa, el respeto y la


consideración son indicadores base para un proceso de acercamiento,
reflexión, diálogo y/o transformación cualitativa de las relaciones
sociales que impliquen compartir conocimiento, productividad y
planteamiento de propuestas. En el entender de esos principios se
podrá generar mayores condiciones para establecer diálogos de
intercambio de conocimientos, saberes y argumentación que
responda al planteamiento de introducir en el imaginario personal la
idea de interculturalidad para traducirla en la idea de una sociedad
nueva. El posibilitar la igualdad de condiciones y horizontalidad
dependerá del grado de apertura a la confianza entre unos y otros y
al reconocimiento de que todos pertenecen a un mismo territorio,
Estado y humanidad en general.

En sí el deseo de probar esta idea es trabajar en la construcción de


una sociedad de relaciones diferentes en sentido inclusivo y no
aparente; asimismo el despertar de la mentalidad será importante
para hacer más amigable el proceso de participación directa en tanto
se vaya caminando hacia la interculturalidad que todavía no existe. El
incidir en la inexistencia de normas que establezcan las reglas de
acción y decisión de interculturalidad en sentido vinculante a la
estructura legal de un Estado podría ser el comienzo de la práctica
ordenada para trabajar el proceso de interrelación que demande una
regulación previa de proyección y de estructuración de espacios y
bases de diálogos de perspectiva constituyente.

La posibilidad de practicar una nueva relacionalidad social y el


diseñar un proyecto normativo independiente para perfilar la
interculturalidad definitivamente está en la iniciativa y decisión
organizativa de cada uno de nosotros para que juntos podamos
planificar y construir la interculturalidad ... en realidad se insinúa un
establecimiento de diálogos... diálogos que busquen y pretendan una
redimensionalidad de las bases de la historia con el fin de buscar
consensos que definan la construcción de la unidad intercultural
desde la misma multiplicidad de conocimientos, saberes y creencias
que en las diferentes culturas se manifiestan como orden de vida en
sociedad.

Finalmente decir que la independencia y la emancipación de la


sociedad, naturaleza e individuos en general será resultado de un
planteamiento objetivo que pretenda normar una articulación de
derechos de manera integral y en autodeterminación individual que
sustente las bases y la viabilización de la interculturalidad en el
reconocer y reafirmar al 'otro' a fin de estructurar la unidad horizontal
que consciente o inconscientemente todos la necesitan y se la debe
gestionar.

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