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PROPUESTA SISTEMA FINANCIERO Y FINANCIACIÓN DEL ESTADO

El estado no debe adquirir deuda excepto por motivo de urgencia ante una situación de seguridad interna o
externa. En el resto de las funciones, debe exclusivamente financiarse con impuestos directos y no puede ser
financiado con emisión monetaria del banco central. Esto es necesario para que la sociedad tome conciencia del
peso que las funciones del estado tiene actualmente sobre la economía, en lugar de cargar los costos de sus
ideales al futuro, creando crisis económicas intermitentes y cargando también esos costos a las generaciones
siguientes.

El Banco Central debe dejar de permitir los coeficientes de reserva fraccionarios, ya que violentan el contenido
de los contratos de depósitos a la vista. El cumplimiento de los contratos entre depositantes y bancos no debe
ser regulado por el estado sino que, como todo contrato entre partes, su incumplimiento es órbita de la justicia.

Los bancos deben proveer contratos claros al depositante en cuanto al uso que hacen de los fondos de los
depósitos, la disponibilidad y los intereses que pagarán al depositante. Esto no debe ser regularizado por ley
parlamentaria, sino que debe promoverse una instancia de acuerdo con la suprema corte de justicia sobre la
dirección de los fallos en éste ámbito, para evitar los fracasos de la justicia que han sido parte de la historia de
la banca privada. El proceso para alcanzar el coeficiente de reserva del 100% debe ser progresivo para evitar
ajustes traumáticos.

El objetivo final es que la inversión en el territorio nacional esté compuesta enteramente de capitales genuinos y
no fiduciarios. Se deberá por lo tanto promover reformas adicionales en todos los ámbitos para que el mercado
financiero local sea muy atractivo a capitales nacionales y extranjeros.

Si los contratos de depósito se respetan y se hacen respetar por la justicia, no es necesario que el Banco Central
mantenga su función de prestamista de última instancia para garantizar la devolución de fondos a los
depositantes. Pero los propios bancos podrán libremente recurrir a otros organismos financieros nacionales o
internacionales.

Como todo emprendimiento que no funciona y genera mayores costos que beneficios, un banco que quiebra,
sea público o privado, no podrá ser subsidiado ni con dineros fiscales ni con emisión monetaria (inflación). En
ambos casos, se desestimulan las prácticas financieras sanas, dado que el estado promueve fuertes ganancias
sobre las malas prácticas, ganancias cuyo costo son cargados por el resto de la sociedad.

Por la misma razón se debe eliminar el seguro a los depósitos bancarios.

El Banco Central no podrá intervenir en las tasas de interés de mercado ni en las tasas de cambio monetaria.
Debe dejarse que el arbitraje de las tasas de interés se compense libremente con las tasas de cambio a través
de las leyes de oferta y demanda, si bien el Banco Central podrá acotar el flujo de entrada de capitales para
evitar un exceso de capital fiduciario extranjero que el mercado cambiario no pueda absorber a la misma
velocidad.
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El Banco Central deberá promover acuerdos con mercados importantes para la adopción de un patrón monetario
que no pueda ser controlado por el poder político (como el patrón oro) o en su defecto, la adopción de alguna
moneda común con sólidos contrapesos institucionales.

Se mantienen funciones como el mantenimiento del circulante físico, la fiscalización del sistema financiero,
representante financiero del estado, administrador de sus reservas, y asesoramiento del estado y la justicia en
los temas que le compete.

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