Este cuento-historia es parte de uno de mis libros de poesía y tiene como
finalidad compartir mi sentido y sentimiento al respecto de la amistad, no tiene grandes pretensiones, pero es algo que empece a escribir una noche para ser compartido, dedicandoselo a todos cuantos son parte de mi entender la amistad y sobre todo a mi familia. Todos en algún momento tenemos una inspiración y un día decidimos compartirla. No se que cual es tu parecer con respecto a este tema y este escrito pero si me lo quieres compartir este es mi email: lorenjar@gmail.com donde me lo puedes enviar indicandome el motivo del email.
UN CUENTO DE AMISTAD INFINITA.
Érase una vez que se era, en un lugar con una mancha de la que no quiero ni acordarme, que dos amigos paseaban por un bosque sin árboles, hablando con voces sin palabras; cuando, sin dar pasos, se acercaron a un bello y espléndido palacio sin paredes, de nombre AMISTAD, indicado en un gran letrero colgante.
Al verlo con los ojos cerrados, quisieron entrar, y llamaron
golpeando la pared y gritando:
- ¡Queremos entrar y servir a la Amistad! ¡Abrid,
somos dos amigos!, tenemos que vivir en el palacio de la Amistad.
Entonces, un perro que junto a un árbol descansaba, a la
sombra de un sol apagado, al escucharlos, baló, y éstos entendieron, por no decir interpretaron, lo que sigue a continuación:
º Ése que está ahí no es lugar donde podáis entrar. Ese
palacio no es para dos amigos ni tampoco para idolatrar, alabar ni glorificar la amistad. Ese Palacio lo construyó mi sirviente Nicodemo para su amigo; éste es el único que puede vivir ahí; él y nadie más.
Y dicho esto el perro voló hacia las profundidades del mar
contenido en una piscina que había junto al salón, entre la entrada del palacio y la cocina.
Después de tocar y probar esta noticia, los amigos se olieron,
y sin esperar se pusieron manos a la obra. Empezaron por el techo, colocando el tejado con tejas de muchos colores y agujeros de diferentes tamaños. Estaban así ocupados en la construcción de su bonito Palacio de la Amistad, cuando empezó a acostarse un fuerte viento cansado, entonces una brisa que tiraba las castañas de un granado cercano, les susurró al pasar por las hojas sin ramas de éste:
+ ¿Qué es lo que estáis haciendo, quién os mandó
hacer esa destrucción?
Ellos sin dejar de descansar contestaron silbando:
- Estamos construyendo un Palacio de Amistad para
vivir juntos, pues nosotros somos amigos.
+ Pero -dijo la brisa muy extrañada-, ¿es que nunca
nadie os explicó qué es la Amistad, nadie os dijo de qué materiales están hechos los Palacios de la Amistad?
sorprendidos- Pero, ¿cuántos hay? ¿Qué materiales? ¿Quién tenía que contarnos y qué sobre la Amistad? ¿Qué le ocurre a nuestro palacio?
+ Haber Palacios -anduvo la brisa suave- hay tantos
como amigos tiene cada cual, pero claro, los de verdad, hacia los que fluye nuestra amistad sin límite, medida o contrapartida.
- No existe tanto sitio -replicaron- para tantos en la
tierra.
+ Los materiales -continuó la brisa, como quien no
escucha nada- son aquellos que todo lo pueden, los mejores: respeto, aceptación, cooperación, solidaridad, sinceridad, comprensión, entendimiento, no afectación, no intromisión ni intervención, libre albedrío... Como amalgama la única que puede unir a las personas: El Amor.
- ¿Cómo? -incrédulos se tocaron- ¿Dónde encontramos
esos materiales para comprarlos? Pero...
+Paciencia -chapoteó la brisa-, paciencia.
- ¿Qué paciencia? -Aclamaron a la vez-. Estamos
impacientes, ¿No lo ves? + La paciencia -la brisa, con gran movimiento, explicó- es la paz que llega con el conocimiento, cuando éste es utilizado; así evitamos la alteración que produce la incertidumbre en el animal humano; la duda no es sino un motor para llegar al conocimiento y no una daga que este animal a veces se clava.
-. Pues acarícianos con tu conocimiento -dijo el uno-,
líbranos de incertidumbres.
+ Además -la brisa continuaba- se necesita un
constructor experimentado, un Arquitecto, un trabajador incansable e inteligente, un ser cósmico y libre. Este “ser” es la esencia de la Amistad, es la energía que fluye en la amistad, es la amalgama... es el AMOR.
-. ¿Qué ser? -exclamó el uno, más incisivo- ¿Qué
Amor?
+ Es decir -la brisa no se dio por preguntada-, la chispa
divina, energía sutil que anima cada “Ser” viviente. Él, y sólo él, puede construir el Gran Palacio de la Amistad para aquél a quien considere su amigo. Todo sin importar el entorno, pues el Amor y la Amistad sólo transitan en un sentido; no tienen vía de retorno, porque el amigo no nos puede devolver éstos.
-, ¿No puede devolvernos nuestro amor? ¡Venga ya
charlatán! Que si fueras viento, serias huracán -dijo el otro-, mientras el uno reía.
+ ¡No! -Cortó la brisa de cuajo la sonrisa- Sólo puede
darnos el suyo, es decir, si él estima oportuno nos construirá a nosotros también otro Palacio de la Amistad, con su amor y amistad, aunque para ello él también tiene que vivir en un Palacio, tiene que amarse, tiene que ser “El Palacio del Arquitecto”.
En éstas estaban, cuando la brisa cayó sobre la tierra y las
hierbas, empapándolas. Ellos quedaron con la nariz abierta y sin poder mediar ni aliento. Así varios años, hasta ocurrir un suceso sorprendente: de una olla puesta al fuego donde se enfriaba un puchero, al pronto, salió una serpiente, suave, tranquila y muy sonriente; lentamente explicó:
< Siento ser una entrometida, pero no pude por más
que escuchar lo que la Brisa decía y es de extrañar que no sepan Vds. qué es la amistad; más aún, que nadie de ella nada les comentará. Extraño si, extraño entre humanos, y cosa rara. La Amistad según mi forma de tocar, no es más que aquello que hace a la sociedad; por mor de ella existe la familia, así todos se relacionan y comparten las cosas.
- Nadie nos dijo nada de esto, ni media palabra -replican los
amigos-, es otra la información que tenemos; y ¿quién de ella debía hablarnos e instruirnos?
< ¿Nadie os dijo ni media palabra? ¡Cosa extraña! -dijo
la serpiente mientras se elongaba- Sí, cosa humana. Aunque no debemos olvidar que algunos individuos con obscuras intenciones... siempre ocultaron la verdad, la falsearon o contaron medias verdades junto a grandes mentiras. Ahora comprendo por qué no sabéis de ella; siempre os la ocultaron...
Y dicho esto, saltó a una rama y se perdió en el follaje, a la
vez que un águila aparecía nadando por la orilla de una charca. Ésta tenía melena y se acostó en un diván, preguntando: # ¿Qué es esa destrucción, quién puede elevar algo así en este mundo?
- Hemos sido nosotros -Contestaron los dos a la vez-. Es
nuestro palacio de la Amistad, porque somos amigos y queremos vivir en él nuestra amistad. Queremos que sea el más bello de todos y espacioso...
# Vale, vale, ¡Silencio! Escuchadme -Dijo el águila-.
Vuestra destrucción... eso de ahí, quizás sea un palacio, pero no de la Amista. Ahí no puede vivir un amigo. Tal vez, el cuerpo físico de una persona, pero no un amigo; pues está construido por la mente y sus proyecciones, motivada por un deseo quizás; pero más tarde o temprano caerá, o aún peor, lo tiraréis con vuestras actitudes mentales, contrarias a la amistad.
- Pero nosotros no sabemos de que nos hablas -Se
tocaron los dos-. ¿Cómo se puede hacer otra construcción?
# ¡Humanos! Nunca saben nada -El águila aleteaba-.
Como excusa quizás os sirva, pero esa apatía mental, creo yo, que ningún beneficio os aporta. Puede ser que nadie enseñe, muestre o hable de éste u otros temas importantes para las personas; pero tampoco nadie busca más allá de lo que le dicen.
# Parece increíble -el águila cantaba-, aún después de
miles de mentiras, las personas siguen igual de crédulas a todo lo que dicen todos aquellos que utilizan, para cualquier fin, la información siempre manipulada. Pobre animal de la Tierra que ha perdido su vínculo y relación con ella.
Con un fuerte bostezo se durmió tranquila al llegar el día.
Ellos, sorprendidos, hablaron de las mentiras, las palabras y... algo detrás de éstos empezó a aquietarse; entonces se giraron 360º y escucharon a un búho trasnochador e ilustrado que acababa de cenar antes de levantarse y que agotado les dijo:
= Buenasss ¡Ahhh!, bostezó, soy el búho de la fábula
del Zorro y las Uvas.
-. Perdone -contestó uno de ellos-, en esa fábula no hay
ningún búho.
=¡Humanos! Ése que no hay, soy yo. No comprenden
nada; qué animales más extraños, todavía no sé qué hacen en este Planeta. Bueno, sí lo sé, son unos perfectos destructores, rompelotodo y ensucialotodo, quemaaa ¡Ahhh! Bostezó otra vez. Es que no tenéis ojos, después de todas las horas que no me habéis dejado despertar, y aún nada de nada, vamos que no estáis muy letrados en el tema, ¿verdad?
-. No es fácil -Dijo uno-. Ni sencillo -Se escucharon-. Y
al mirarse no se vieron.
= Cierto, cierto. Inteligentes estos amigos -El búho
sonreía-. Bien, lo primero es saber que las palabras tienen, algunas más que otras, muchos significados; también es muy importante conocer que las acepciones más correctas según el que habla, no siempre coinciden con las del que escucha.
-, Y si son en otro idioma -sonrió otro-, ¿qué pasa? ¡eh!
¿qué pasa?
= Y peor aún -siguió el búho como si no fuera con él-
cuando las palabras se usan en frases que, a veces, nada tienen que ver con ellas; Amor, Amistad, Hombre, animal, bestia, etc. son algunas de las palabras que confunden en la comunicación entre personas, además de eso que los humanos llaman doble intención o indirectas.
- Eso nada tiene que ver con los amigos -atajaron a la
vez-, nada que ver.
El búho bostezó, para variar; giró la cabeza de arriba a bajo
y continuó:
= Cierto, cierto para los datos y la forma de pensar que
tenéis; pero con algo más de información, veréis toda vuestra vida de diferente manera, no lo dudéis.
-. Pamplinas -dijo uno- que sabrán estos estúpidos
animales de nuestra existencia terrena o de la vida de nadie.
-, ¡Por favor! Déjalo hablar, parece una persona
instruida. ¡Perdón! Un búho -dijo el otro cortando al uno-, dice cosas interesantes.
-. Pero no ves que es un mal sueño, una pesadilla de
nuestro intelecto, una gran mentira de personas temporalmente eufóricas o afligidas -aclaró el uno-. Creo que nuestra amistad no es la adecuada en estos momentos, pues nos separa de nuestra sociedad querida.
-, No digas eso -remojó de nuevo el otro-. Esta
información que todavía no entiendo muy bien, creo que nos lleva a una integración mejor en nuestra vida y todo cuanto en ella habita, sea sociedad, sea natural o sea lo que sea.
-. Tonterías. Bla, bla, bla. -Denunció el uno al otro-. Te
han comido el coco unos animaluchos, ja, ja, ja.
= Sólo la observación atenta y paciente nos dará la
información precisa y concreta del medio en el que se habita - susurró el búho-, siendo quizás la percepción de ese entorno lo más importante en los ámbitos extrasensoriales.
-. Vaya con el búho -cantó el uno- ¿Lo habrán
empollado en Salamanca?
= Pero esta recepción es mal conocida por el animal
humano separado de su naturaleza -el búho continuaba sin girar las patas ni nada de nada-; además, debe poder utilizar plenamente la intuición igual que cualquiera de los otros sentidos corporales, dando como resultado una realidad más exacta.
-. Es imposible, por no decir increíble - Uno se
alteraba-. ¿De qué callas? No comprendo nada. Me voy a mi casa, pues estoy cansado de tanta cháchara, no quiero perder más el tiempo sin sentido ni beneficio.
= El estrés humano viene del olvido que cada uno tiene
de su realidad animal -dijo el búho tranquilo-, por muy superior que una persona se crea sobre lo que le rodea; obviar su realidad no le mejora la vida. ¡Ahhh! Bostezó estirando las alas.
-, Continúa, por favor, quiero saber más de tu
sabiduría natural -Otro le animaba-. Me interesa aprender más de la vida. En ningún lugar enseñan o muestran esto que compartes conmigo; verdaderamente eres un búho instruido.
= La sabiduría viene de utilizar las experiencias vividas
-el búho los miraba- en el momento preciso que se está viviendo, y para ello es necesario estar muy atentos, y observar el todo sin perderte en una parte; cuidado pues con la concentración en un único punto. -, Y eso ¿Cómo se hace? - Pregunta el otro- Tú sabes...
= Debemos no perder nunca el conjunto y estar muy
concentrados en nuestros sentidos para estar centrados en nuestra vida -explicó el búho-, abandonando el péndulo que nos lleva de un lugar a otro, vaivén pendular de altibajos que deterioran nuestra existencia.
Dicho esto subió a una rama y corriendo desapareció detrás
de una brisa cálida. Los dos amigos sopesaron lo susurrado por el instruido búho. Su pensamiento se escanciaba en el ambiente, flotando e impregnando cuanto había en su razonamiento. Comunicación sin par, extrasensorial, que así se intuía:
-. ~ Observar -mente del uno pensando-, observar,
concentración, péndulo, bobadas budistas; seguid el camino de enmedio, qué tonterías.
-, ~ Concentrarse en uno mismo para centrarse en el
entorno -mente del otro pensando también-. Jo, esto es nuevo, nunca lo había olido antes.
-. ~ Esto es un cuento -la misma del uno-, tanto bicho
sabio con tanto conocimiento. Ya verás que al final seremos los incultos del reino animal.
Así se encontraban perdidos en sus razonamientos cuando se
escuchó un pitido agudo y melodioso... era el águila que despertaba con una canción de cuna. Ella no podía ni mirar de espesos que estaban los pensamientos y dijo:
# ¿Es que no sabéis razonar en paz, sin molestar a
nadie? ¿Aún continuáis con ese palacio? Bueno os lo mostraré; pero debéis estar muy atentos pues no lo comentaré otra vez; así que tocadme bien lo que os comento:
Ellos giraron la cabeza afirmativamente.
# El Amor es una energía de enorme potencia creadora,
tanto como la misma Naturaleza -el águila así decía peinando su melena-, es más, ésta es la energía creadora de la Naturaleza. En el ser humano, la Amistad es el conductor de esta energía; siempre o casi siempre entre los de su misma especie; aunque hay quien ha llegado fuera de este ámbito y aman a otras especies e inclusive a toda la Naturaleza.
-, Pero... -otro-.
# Calla -El águila se estiraba-. Esto nada tiene que ver
con conceptos mentales, aunque todo es mente; pues por ella se reciben, codifican y decodifican las sensaciones que emiten los sentidos; también nos comunicamos mediante los diversos medios: verbal, escrita, mímica... aquello que queremos compartir con los demás.
-, Entonces... -de nuevo otro-.
-. Silencio, por favor -uno callaba a otro-.
# Cuando una persona, como en este caso, se relaciona
con otra, la mente juega un importante papel de interrelación con sus experiencias, gustos, disgustos, miedos... Ahora bien, si esta persona está trabajada, se prepara de forma adecuada y utiliza su herramienta mental correctamente, creará tal vínculo con la otra persona, que él mismo será el Palacio de la Amistad para su amigo.
# Gracias -El águila feliz decía-. Este Palacio está
construido con elementos sutiles, no perceptibles con los sentidos físicos, ni mentales tampoco. Pero en determinados momentos de Amor hacia alguien o algo, en los cuales la mente es superada por esta energía, se puede percibir ese otro plano donde existen estos palacios de la Amistad, donde la integración es plena, y habita el ser supremo de cada cosa animada o creada, en los diferentes planos existenciales de 3ª dimensión...
- Quieres decir que cada uno de nosotros somos la
tierra de los Palacios de la Amistad -los dos a la vez- de cada amigo que tengamos.
# Así es -mientras se miraba el águila en el espejo
cristalino de una nube- y cada Palacio está definido, para cada amigo, con las características propias de vuestra relación con ellos y la forma particular de ser de los dos.
-. Pueden haber -exclamó uno- multitud de Palacios.
-, Ya lo comprendo, según esto pueden haber tantos
como buenos amigos se tengan -Otro- ¿verdad que soy inteligente?
# Gran error mental -El águila se agitaba-. Se debe
mantener la amistad sólo en el interior de cada uno, pues cada persona tiene que ser un buen amigo y ocuparse en esto; así la otra persona agraciada, el amigo, será como sea, pero aún así siempre tendrá su Palacio. -, ¿Por qué dices eso? -Exclamó el otro- ¿Por qué un error?
# Porque este Ser será tierra de Amistad donde
imperen los Palacios por doquier -dijo el águila- cuando él sea Amor y Amistad para él mismo, fluyendo en el respeto, la aceptación y todo cuanto la brisa sopló; esto hace que las diferentes personas, buenas y malas, con sus más y sus menos, puedan compartir un mismo lugar, el Planeta Tierra.
Estaba el águila muy animada dando su clase magistral,
cuando de repente, su melena le cayó de golpe sobre las aletas empujada por la brisa, que llegó hablando con las hojas y el polvo que arrastraba; yendo a sentarse justo donde el águila estaba, la cual enfadada y despeinada nadó hacia su charca. La brisa vociferó con calma:
+ Vaya, vaya, aún estáis con estas cuestiones. No me
extraña, qué sabrán los animales de, dicho sea de paso, este complicado tema. Gran y magna hazaña intentar explicar o mostrar algo de lo que no se sabe nada, pura teoría de lo desconocido, y que ni lo más sutil y cercano a esta materia, de ella habla.
- Cuéntanos lo que tú de este tema sabes -dijeron como
una sola voz sin sonido-. Estamos impacientes, pues el tiempo se va nadando y seguimos igual de ignorantes.
+ Sólo puedo informaros levemente, pues ésta es una
cuestión que cada uno tiene que descubrir personalmente -la brisa miraba nadar al águila despeinada-. A veces será de forma dolorosa y otras más cómoda, aunque siempre desagradable. Aquella persona que considere a otra amiga, deberá relacionarse de forma diferente a la pauta establecida por esta sociedad; sobre todo, hay que ser sincero con uno mismo y así no se estará a disgusto con el amigo. -. Diferente -uno se preguntaba- ¿De qué forma diferente?
+ Si esta persona no enjuicia a su amigo, aunque éste
haya errado hasta con ella -tomó aire la brisa mientras a una brizna de paja sonreía-, el amigo siempre será eso, un amigo; e inclusive podrá vibrar éste en esa energía, y poco a poco llegará él también a ella. Pero sólo se alcanza esta meta con el paso del tiempo y las experiencias que aporta la vida. El tiempo todo lo aclara y concreta...
De un árbol sin ramas, un perezoso colgaba. Debajo una
tortuga que la sombra tomaba y que con éste, una animada charla cortaba, dijo con voz clara:
/ Yo que no tengo oídos ni voz pero que vuestro diálogo
he tomado, quiero deciros algo que el Tiempo, en el pasar de mis años, muchos quizás, multitud de veces me ha comentado: De todo cuanto te rodea nada creas, pues a mi paso, nada queda.
-. Ya ves amigo, hasta una tortuga -dijo uno al otro-
con el tiempo plática.
/ Solo perdura el cambio: nacer y morir, empezar y
terminar... la eternidad está formada por momentos que siempre llegan a tiempo -Seguía la tortuga sin sentirse aludida-. La sombra del destino se pierde en el momento presente, siendo todo lo demás un sueño futuro, realizado o no; pero si se realiza será siempre en pesadilla. Yo soy el Tiempo y aún así no soy eterno, pues muero en cada momento.
( ) Cuánta razón tienes, estoy de acuerdo contigo -
Canto el perezoso, mientras eternizaba su movimiento para coger una hoja que sería su alimento-. Nadie nada de esto sabe, pero yo que otro ritmo llevo, veo como desesperan con prisas en una verdadera pérdida de tiempo; y digo yo, sin saber nada, que todo importa lo que le importa al que percibe ese todo. -, ¡Anda! Qué hermoso perezoso -otro exclamaba- cuánto sabe el dichoso.
+ Cuán sabio eres en tu movimiento paciente -Comentó
también la brisa-. A veces cuando te acaricio, pareces un buda meditativo e inconsciente.
/ Hay algo que está muy claro: nada es regalado; todo
tiene que ser laborado y este trabajo es unipersonal -la tortuga resonaba cual si cátedra sentara-. El Amor y la Amistad que nos ocupan fluyen de cada ser hacia su medio ambiente, sin más; la labor consiste en no bloquear los canales por donde transitan.
+ Trabajo arduo. Por cierto, ¿quién te comentó esto? -
la brisa no daba crédito-. ¿Fue quizás tu amigo el Tiempo?
Ellos empezaron a despertar con un bostezo adormilado.
Unas voces resonaron... eran sus mentes:
- ~ “No te creas nada, todo es mentira ¡va! un cuento
de amistad infinita” -las mentes jugaban-. ¡Qué falacia! ¿No sabes que todo es finito en esta vida?
Y sobre los recuerdos embotados surgió una risa hilarante
que entrecortada decía:
- ~ Ja, ja, jo, jo, qué pena... nada permanece -las
mentes proseguían- ja, ja, ji, ji. Dudas y más tristeza, ja, ja, je, je; en mis manos todo queda, ja, ja, ja; perdido estás en esta empresa, ja, ja, ju, ju...
Así abandono esta historia que os “cuento” -dice Loren
escribiendo, (por cierto, ¿alguien tiene una goma de borrar?)- para que cada uno continúe laborando su búsqueda momento a momento.
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