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Magistrado Ponente:
Dr. JUAN CARLOS HENAO PÉREZ
SENTENCIA
dentro del trámite de revisión de los fallos dictados por la Sección Primera de
la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, el cuatro (4)
de septiembre de dos mil ocho (2008), y por la Subsección “A”, Sección
Segunda de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado,
el veintidós (22) de enero de dos mil nueve (2009), en el asunto de la
referencia.
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I. ANTECEDENTES
1. Hechos
5. Mediante providencia del tres (3) de diciembre de dos mil siete (2007), el
Juzgado Primero Administrativo de Santa Marta declaró no probadas las
excepciones de pago, falta de requisitos del título ejecutivo, falta de
competencia por razón de la cuantía, inepta demanda por falta de
individualización de las pretensiones, improcedencia de la condena en costas y
pago de los intereses moratorios.
2. Solicitud de tutela
Mediante Auto proferido el diecisiete (17) de julio de dos mil ocho (2008), la
Sección Primera, Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de
Estado, admitió la acción de tutela interpuesta por la Caja de Retiro de las
Fuerzas Militares. En la misma providencia, ordenó notificar al señor Abel
Valderrama Ríos, apoderado de los militares y de las beneficiarias en el
proceso de nulidad y restablecimiento del derecho, como “(…) tercero
interesado dentro del presente asunto (…)”(Cuad. 1, folio 178).
Adujo que la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares nunca realizó las
liquidaciones como se lo ordenó el fallo de dos mil tres (2003), que debía
hacerse conforme a la asignación de retiro. Aquéllas presentadas por sus
poderdantes, los ejecutantes en el proceso, se “(…) realizaron de conformidad
con lo ordenado por la sentencia(…), el porcentaje se aplicó de acuerdo al
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De otro lado, enfatizó que la Caja nunca apeló el fallo del Tribunal
Contencioso Administrativo del Magdalena proferido en el dos mil tres
(2003), donde se especificaron cada uno de los factores que se tuvieron en
cuenta para ejecutar la liquidación. Tampoco presentó la liquidación del
crédito, ni controvirtió aquélla presentada por ellos. Así las cosas, la acción de
tutela debería declararse improcedente.
Intervinieron dentro del proceso para solicitar que la acción de tutela fuera
declarada improcedente. Para esto, enfatizaron que la Caja de Retiro de las
Fuerzas Militares no utilizó todos los medios de defensa existentes, debido a
su negligencia. A su parecer, la actora debió haber apelado la sentencia
proferida por el Tribunal en el dos mil tres (2003) u objetar las liquidaciones,
que siempre tuvieron en cuenta la temporalidad de la prima de actualización y
se efectuaron de acuerdo con aquélla providencia. Además, indicó que “(…)
la aplicación de la prima de actualización [se hizo] hasta 1995, de ahí en
adelante se [liquidaron] intereses moratorios”(Cuad. 1, folio 388).
De otro lado, señalaron que la expresión “en servicio activo” que contenía el
Decreto 335 de 1992 fue demandada ante la jurisdicción contencioso
administrativa “(…) en razón al principio de Oscilación y fue declarada nula
al considerar que era discriminatoria, permitiendo que la mencionada prima
fuera otorgada también a los Militares Retirados. Como inicialmente el
Decreto fue dirigido a los [miembros] activos[,] es lógico que hiciera
referencia a la Asignación Básica. Sin embargo al momento de declarar la
nulidad y hacer extensivo el derecho a los retirados nada se dijo sobre la
base de la nivelación, lo que implica [que se aplique a la] asignación de
retiro (…)”. Respecto a la Asignación básica, manifestó que “corresponde al
salario que mensualmente devenga un militar en servicio activo (…) y está
integrado además por subsidios y primas. [Por su parte, la] asignación de
retiro comprende la asignación básica mas [otros] conceptos [como]: sueldo
básico, prima de actividad, prima de antigüedad, prima de estado mayor,
[etc]”(Cuad. 1, folio 384 a 391).
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Por otro lado, adujo que los argumentos esbozados por la actora contra las
providencias que resolvieron las excepciones formuladas en el proceso
ejecutivo son los mismos presentados en su momento para controvertir el
trámite ejecutivo seguido por Abel Valderrama Palacio, por lo que se está
buscando revivir un debate judicial ya finiquitado.
Finalmente, señaló que la decisión del Tribunal fue beneficiosa para la Caja,
pues se ordenó excluir de la reliquidación de la asignación de retiro el año mil
novecientos noventa y dos (1992), “(…) a pesar de haberse incluido en el
mandamiento de pago y en la sentencia que hoy se ejecuta”, y se fijó el pago
de la prima de actualización hasta mil novecientos noventa y cinco (1995)
1. Primera Instancia
2. Apelación
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3. Segunda Instancia
Así las cosas, la autoridad judicial de segunda instancia revocó las sentencias
acusadas, así como la providencia del cuatro (4) de julio de dos mil ocho
(2008) que aprobó la liquidación, y ordenó al Juzgado Primero Administrativo
de Santa Marta decidir si la excepción de pago de la obligación prosperaba y
si habría lugar a continuar con el proceso ejecutivo. En este último caso,
debería ordenar la reliquidación del crédito.
1. Competencia
2.1.2 Ahora bien, lo anterior no significa que la acción de tutela sea en todos
los casos procedente contra las decisiones judiciales. Por el contrario, es la
misma Constitución la que establece que la acción de tutela “(…) sólo
procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial,
salvo que (…) se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable (…)”. En este orden de ideas, como regla general, la acción de
tutela no procede contra decisiones judiciales.
No sobra indicar que todos los procesos judiciales son, en sí mismos, medios
de defensa de los derechos de las personas. Por ende, en principio, cuando
quiera que éstas observen que sus derechos fundamentales pueden verse
conculcados por las actuaciones u omisiones de las autoridades judiciales,
deben acudir a los medios de defensa ordinarios contemplados dentro del
respectivo proceso, como es el caso, por ejemplo, de los recursos de
reposición y apelación.
“d. Cuando se trate de una irregularidad procesal, debe quedar claro que la
misma tiene un efecto decisivo o determinante en la sentencia que se impugna
y que afecta los derechos fundamentales de la parte actora5(…).
“e. Que la parte actora identifique de manera razonable tanto los hechos que
generaron la vulneración como los derechos vulnerados y que hubiere
alegado tal vulneración en el proceso judicial siempre que esto hubiere sido
posible6 (…).
2
Sentencia 173/93.
3
Sentencia T-504/00.
4
Ver entre otras la reciente Sentencia T-315/05
5
Sentencias T-008/98 y SU-159/2000
6
Sentencia T-658-98
7
Sentencias T-088-99 y SU-1219-01
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“c. Defecto fáctico, que surge cuando el juez carece del apoyo probatorio
que permita la aplicación del supuesto legal en el que se sustenta la decisión.
“d. Defecto material o sustantivo, como son los casos en que se decide con
base en normas inexistentes o inconstitucionales8 o que presentan una
evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la decisión.
“f. Error inducido, que se presenta cuando el juez o tribunal fue víctima de un
engaño por parte de terceros y ese engaño lo condujo a la toma de una
decisión que afecta derechos fundamentales.
8
Sentencia T-522/01
9
Cfr. Sentencias T-462/03; SU-1184/01; T-1625/00 y T-1031/01.
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3.1.1 El dieciséis (16) de julio de dos mil ocho (2008), la Caja de Retiro de las
Fuerzas Militares interpuso acción de tutela contra dos sentencias adoptadas
por el Juzgado Primero Administrativo de Santa Marta y por el Tribunal
Contencioso Administrativo del Magdalena – proferidas el tres (3) de
diciembre de dos mil siete (2007) y el cuatro (4) de junio de dos mil ocho
(2008) respectivamente-, en un proceso ejecutivo adelantado por personas
titulares y beneficiarias de la asignación de retiro.
3.1.3 Adujo que mediante sentencia del tres (3) de diciembre de dos mil siete
(2007), el Juzgado demandado declaró no probadas las excepciones por ella
propuestas; razón por la cual apeló la decisión de instancia. Sin embargo, el
Tribunal accionado confirmó la providencia anteriormente señalada, el cuatro
(4) de junio de dos mil ocho (2008), y ordenó seguir con la ejecución. Así las
cosas, el cuatro (4) de julio de dos mil ocho (2008) se impartió la aprobación
de la liquidación del crédito presentada por la parte ejecutante, que, a su
parecer, presenta incongruencias e ilegalidades. Entre ellas, se aplicó la
liquidación sobre la totalidad de la asignación de retiro, aún cuando debió
hacerse sobre la asignación básica; se empleó un porcentaje único para todas
las vigencias de la prima de actualización y se utilizó el IPC para incrementar
la mencionada asignación de retiro.
3.3.1 Por su parte, los terceros interesados, esto es: los actores dentro de la
acción de nulidad y restablecimiento del derecho - tras la cual se ordenó a la
Caja de Retiro de las fuerzas Militares reajustar la asignación de retiro
incluyendo la prima de actualización -, se opusieron a las pretensiones de la
gestora del amparo aduciendo que la acción de tutela debía declarase
improcedente, pues la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares no ejerció los
recursos ordinarios de defensa judicial a su alcance. Así, por ejemplo, no
apeló el fallo proferido por el Tribunal Contencioso Administrativo del
Magdalena en el dos mil tres (2003), ni objetó las liquidaciones por ellos
presentadas.
3.5 Una vez analizados los hechos probados y alegados en el proceso, es claro
para esta Sala de Revisión que la acción de tutela interpuesta por la Caja de
Retiro de las Fuerzas Militares contra el Juez Primero Administrativo de Santa
Marta y el Tribunal Contencioso del Magdalena es procedente, a pesar de la
negligencia de la actora en el proceso ejecutivo.
3.7 En primer lugar, es imperioso señalar que toda autoridad judicial – poder
constituido que sólo puede hacer aquello que la Constitución o la Ley le
autorice -, a quien se le presenta una sentencia como título ejecutivo tiene el
deber de analizarla conforme a derecho, sin que sean legítimas
interpretaciones que contraríen el ordenamiento jurídico.
En este orden de ideas, una cosa es que se reconozca una prima que se liquida
sobre la asignación básica – como lo establecen los decretos que
reglamentaron la materia - y que influye sobre la asignación de retiro, y otra
muy distinta entender que la mencionada prima se liquida sobre esta última
asignación, como lo hicieron las providencias atacadas. En este sentido, para
determinar la procedencia de la acción, la Sala estima que se cumple el
requisito establecido en las consideraciones generales de esta sentencia que
indica que la irregularidad debe tener un efecto decisivo o determinante en la
sentencia. Y es que al momento de proferirse ambas providencias, atacadas
en sede de tutela, se partió de la base de que la obligación debía liquidarse
sobre la asignación de retiro, empero, el decreto 133 de 1995 contempla que la
“(…) prima de actualización (…) se (…) liquidará sobre la asignación básica
(…)”11. Así las cosas, no hay duda de que este requisito de procedibilidad se
cumple, pues las sentencias se fundaron en una interpretación sin sustento
jurídico, que fue decisiva para su resolución final.
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El Decreto 335 de 1992 fue el primero que desarrolló la prima de actualización, sin embargo, la regulación
sobre esta materia fue desarrollada posteriormente por varios decretos: el 25 de 1993, el 65 de 1994 y el 133
de 1995.
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Artículo 29, Decreto 133 de 1995.
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3.8 En segundo lugar, la Sala constata que el asunto bajo estudio resulta de
evidente relevancia constitucional. Lo anterior por cuanto en este caso se
evidencia una afectación ilegítima del debido proceso, manifiesto en el
irrespeto al principio de legalidad al que debe someterse la decisión judicial,
que operó en la medida en que los jueces que conocieron del proceso
ejecutivo, efectuaron una interpretación abiertamente contraria a Derecho, que
además permitió aprobar la liquidación presentada por los accionantes,
cuando de conformidad con lo previsto en el numeral 3º del artículo 251 de
Código de Procedimiento Civil, al juez le correspondía, dado el caso,
improbarla y modificarla para ajustarla al orden jurídico imperante.
mediante la sentencia del cuatro (4) de junio de dos mil ocho (2008), acusada
por la gestora del amparo como violatoria de sus derechos fundamentales
(Cuad. 1, folio 28 a 52).
Sin embargo, ocurre que la norma aplicable, a saber el Decreto 133 de 1995,
contempla en el artículo 29 que “(…) de conformidad con lo establecido en el
Plan Quinquenal para la Fuerza Pública 1992 – 1996, aprobado por el
Consejo Nacional de Política Económica y Social – Conpes, los oficiales y
suboficiales de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, tienen derecho
a percibir mensualmente una prima de actualización en los porcentajes que
se indican a continuación en cada grado, liquidada sobre la asignación
básica (…)” (Subrayas fuera del original).
IV DECISIÓN
RESUELVE: