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Definición de ser palabras o 

Las interjecciones suelen

interjección
frases cortas y se emplean principalmente en
el lenguaje oral, y en el escrito que reproduce el
lenguaje oral, muchas veces como expresión
expletiva de desahogo o explosiones de
emotividad, Pueden formar sintagmas enteros
interjectivos por su núcleo (¡Caramba!; ¡Ay de mí!)
o bien ser otro tipo de sintagmas más o menos
gramaticalizados como interjecciones (¡Por Dios!)
Estructuralmente, se clasifican en su mayor parte
como un tipo de oración unimembre averbal de
carácter interjectivo. Esto porque sólo posee un
término (a saber, la palabra o frase corta que
existe) y carece de un verbo conjugado.
Clases de
interjecciones
   Las interjecciones puedes ser:
propias e
Impropias.
Interjecciones expandidas:
enunciados independientes
Interjecciones propias
Las Interjecciones propias, o propiamente dichas, se
componen de una única palabra comprendida entre
signos de admiración o de interrogación:
a) Son interjecciones propias las expresiones que
únicamente se emplean para este uso. Ejemplos:
¡ea! ¡ojalá! ¡ola! ¡olé!
¡Ah! Sirve para expresar asombro, comprensión de lo
oído, sorpresa, placer.
¡Ay! Sirve para expresar dolor. Es una interjección que
puede ser seguida de una expresión confirmatoria, por lo
que cabe integrarla en una oración; pero como las
interjecciones forman una unidad en su entonación oral,
se separa con una coma: ¡Ay, cómo me duele!
¡Bah! Sirve para expresar desprecio, desinterés.
Hay interjecciones:
Expresan sensaciones o
emociones de la persona
que habla;
Otras que actúan como
llamada a la persona a
quien se habla:
Y otras que tratan de dar
una imagen viva de una
Interjecciones de
Interjecciones de expresión — que
expresión
son locuciones usuales, las que son
empleadas igualmente como
interjecciones: ¡Mi madre!; ¡Dios
santo!; ¡Ay de mí! Las interjecciones
presentan algunas peculiaridades en
su empleo idiomático:
Generalmente se emplean en forma
aislada, como una expresión de 
entonación independiente; pero
cuando se incorporan en una oración
lo común es que aparezcan al
Interjecciones impropias que no son
Interjecciones
interjecciones idiomáticamente
originarias, sino sustantivos, verbos o
impropias
adverbios, que ocasionalmente
empleados como interjecciones, por su
son

significación
usual: ¡Socorro!; ¡Caracoles!; ¡Diablos!; ¡R
ayos y centellas!

Impropia: aquella que utilizada como


interjección, en su origen era un
sustantivo: cáscaras, hombre, demonios,
silencio, ánimo, caracoles; un adjetivo: bravo,
otra, qué; un verbo: vaya, anda, calla, dale; un
aquellas que constituyen oraciones interjectivas y originan, como término
regente, dependencia en la cadena sintagmática en que aparecen (y que
conforman):
¡Vamos con el niño!
¡Caray con tu amigo!

Interjecciones
¡El arroz!
¡En casa! Pues vaya invento
¡A mi marido! En eso estoy yo pensando

expandidas:
¡Del instituto! ¡Encima! Por si faltaba algo
¡Hasta Santiago [andando]! Imagínate

enunciados
¡Por fín!
Se trata, como puede verse, de secuencias unitarias que funcionan igual que
las interjecciones, pero en las que, eliminando el contorno melódico que las

independientes
unifica como enunciados sintomáticos, podríamos encontrar que cumplen una
de las funciones oracionales si estuviesen insertas en una oración; es decir,
actúan simultáneamente en el plano de la interacción (enunciación-enunciado)
y en el nivel sintagmático del discurso.
1. ¡Ea, ea! = Sal. 40: 15. 1. ¡ay del solo!
= Ec. 4: 10.

2. ¡ah! ¡Ah! = Sal. 70: 3. 2. ¡oh, cuánto amo yo tu ley!


= sal. 119: 97.

3. ¡dame! ¡Dame! = pr. 30: 15. 3. ¡cuánto más el impío y el


pecador! = pr. 11: 32.

4. ¡basta! = pr. 30: 16. 4. ¡ay señor!


= ex. 4: 10.

5. ¡aleluya! = ap. 19: 1. 5. ¡ay de ti, corazín!


= mt. 11: 21.
Conclusión:
   

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