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2010
relevantes y urgentes que contestar también en este siglo. Y desde luego el tenso
conflicto entre lo, así llamado de forma genérica como “humanismo” y la igualmente
o menos erudito sobre algunas cuestiones filosóficas, sino que pone encima de la
tiempo”. Lo ciber o cyber es así la quintaesencia del cambio tecnológico, algo que
todo el mundo entiende vagamente cuál sea su significado pero que está lejos de
para evitar sorpresas desagradables. Tal como indica la propia tradición filosófica el
filosofía en los dos últimos siglos, o así lo afirmaba radicalmente Heidegger (Carta al
celebratorias de este fin del hombre y sinsentido del humanismo que apuestan por una
que trata este libro es así de plena actualidad. Tal como aparece indicado en el
humano en una sociedad tecnológica. Y para ello Arnaiz reconstruye una descripción
histórico para continuar con el análisis de una sociedad que ya se define esencial y
radicalmente como tecnológica. Las dos últimas partes, tanto el capítulo cuarto como
la discusión filosófica actual. Desvela también los déficits que provienen tanto de la
moral de ambos dos. El planteamiento de Arnaiz se alinea así con una crítica, en
sentido de análisis, de la tecnología a la que se puede alinear con otros autores. Sin
caer en una fácil tecnofobia también evita los cantos de sirena propios de
tal como me lo encontré” y por ello intenta orientar el discurso hacia una alternativa
real.
discusión sobre la “cibercultura” se nota que el peso del análisis recae antes en lo
con frecuencia: la tecnología no tiene un carácter reflexivo capaz de dar cuenta de las
quieren reflexionar sobre sus propias obras tienen que cruzar una línea que los
convierte en proto o cripto filósofos. Un caso claro es el de Richard Stallman, quien
(open) refiere antes a una cualidad moral y ética que a un software determinado. No
bien como idea regulativa kantiana sea una magnífica herramienta para explicar la
los libros más inteligentes sobre cibercultura, el de Kathleen Hayles, How We Became
hay que olvidarlo, de algo mayor que de forma quizás un tanto difusa pero no por ello
menos cierta, se puede llamar cultura humana. Olvidar este hecho lleva a los excesos
de la vida virtual, de una pseudo religiosidad que en otra parte hemos calificado como
tecnohermética.
sobre el hecho tecnológico, por lo general el resultado ha sido más bien pobre y muy
poco satisfactorio por no decir que en ocasiones se ha rozado el ridículo. Por ejemplo,
pensamiento que durante más de 3000 años ha conformado nuestra cultura es difícil
no caer en errores básicos. No entender correctamente la razón instrumental, tal como
dicho es cierto entonces sí existe una tarea por realizar, una necesidad de dotar de
sentido, más allá de la pura practicidad, que los “humanistas” no deberían abandonar.
En la tradición humanística este abandono ha sido tomado en parte por las ciencias
cuyo sentido, nos dicen, consiste en describir antes que prescribir cómo se desarrolla
los académicos de este campo. Hablar de ética está prohibido. Esta elección no se
cesura insalvable entre activismo y academia, un problema que los estudios CTS han
una actitud quijotesca porque al fin y a la postre no tiene un respaldo teórico fuerte.
Pero por otra parte crece la insatisfacción ante el resultado académico que parece
sociedad. Los problemas tecnológicos crecen por doquier en este siglo, desde los
cambio tecnosocial. Por ello uno de los padres de los microanálisis de la tecnociencia
Wiebe Bijkers afirmaba no hace tanto la necesidad de dar una respuesta ética y
política a los análisis de su escuela. Esta necesidad tiene un principio básico que es el
que permita dar apoyo teórico a las decisiones y oriente en la acción. Luchando contra
humano en unos tiempos de incertidumbre como los que nos toca vivir.