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EI desarrollo integral de los niños en la primera infancia depende de las atenciones, tanto en
su dimensión afectiva cuanto en los aspectos biológicos –alimentación e higiene, salud y
condiciones de vida, relación con el medio y otros sujetos–. La adquisición del lenguaje
ocupa un rol central, ya que el docente necesita que el niño pueda utilizar el lenguaje de
manera determinada para aprender. Sin embargo, en las salas se reconoce cierta diversidad
de códigos no lingüísticos y/o lingüísticos –ya constituidos como lenguaje familiar– que
pueden favorecer o entorpecer el desarrollo de las potencialidades comunicativas.
A continuación se abordarán los contenidos del área a partir de los siguientes interrogantes:
¿El lenguaje se adquiere o se aprende? ¿Qué factores intervienen en el proceso de
desarrollo de la capacidad lingüística? ¿Qué significa enseñar una lengua? ¿Cuáles son las
estrategias apropiadas en las diferentes situaciones comunicativas?
Éstos son algunos de los interrogantes que nos planteamos al abordar la didáctica de la
lengua y la literatura en la educación inicial.
Estas ideas, cuya ubicación no responde a jerarquía alguna, constituyen sólo un disparador
para abordar algunos conceptos específicos del área a modo de introducción.
*
Tomado de (2007). Enseñar y entender a los niños pequeños (0 a 5 La educación en los primeros años,
Núm. 70, pp. 51–60), Buenos Aires: Novedades Educativas.
• La lengua materna es el aporte sustancial con el que los niños ingresan a cada
situación comunicativa nueva, y específicamente a cualquier nivel de escolaridad.
Cada uno de nosotros es portador de identidades culturales; la lengua –el idioma– es uno de
los instrumentos. Por ello, en niños menores de cinco años se evidencian otras formas
expresivas que en ocasiones difieren notablemente de las “esperadas” por el contexto
escolar o los propios docentes. El reconocimiento, la comparación y el análisis de
diferentes situaciones problemáticas vinculadas con “malos entendidos”, “vocabulario
inapropiado” o “inhibición en las relaciones vinculares” constituyen un referente común en
sectores sociales muy diversos.
• Cada código se define por referencia a sus propiedades semánticas, es decir: qué
significa, qué sentido tiene.
El dominio de una lengua significa un saber hacer, o sea comprender, producir, repetir,
reformular, recrear, resumir y ampliar enunciados de una lengua natural. Y así como no
teorizamos acerca del ritmo de la respiración o de los movimientos de nuestros cuerpos al
caminar, tampoco teorizamos cada vez que la usamos.
Para comprender el desarrollo del lenguaje, debemos reconocer qué factores inciden y en
qué fases se manifiestan, y para ello debemos recurrir a otras disciplinas, tales como la
neuropsicología, la fisiología y la biología, que nos dan cuenta de factores genéticos e
innatos y nos permiten distinguir tres fases en el desarrollo del lenguaje.
Más y más interrogantes... ¿Con qué criterios priorizar uno u otro? Cualquier opción
admitiría establecer conexiones para un abordaje transversal.
Las habilidades expresivas requieren un trabajo constante, desde los primeros meses de
vida y de especial relevancia en la educación inicial, que contemple:
• Actitud entusiasta del adulto ante las respuestas ocasionales de los niños.
En todas las ocasiones, la palabra como mediadora posibilita la organización del lenguaje
en tres dimensiones:
b. Sintáctica: las relaciones que tienen entre sí para formular una expresión con
significado.
c. Fonética: las relaciones de los sonidos que componen una expresión para que su
enunciado sea comprendido por los hablantes.
El aprendizaje de una lengua, sin embargo, suele ser un proceso consciente, que se
produce en un entorno determinado, planificado por la persona que enseña, en un código
formal y con cierta estructura.
ESTRATEGIAS DIDÁCTICAS
La palabra estrategia refiere a la capacidad de dirigir una acción; en los últimos años se
incorporó al ámbito educativo como un procedimiento más o menos flexible, que atiende
a distintos propósitos y se concreta en diferentes formas de actividad y trabajo
unificados por un principio o proceso básico. Ese principio básico nos permite agruparlas
en ejes comunes y su flexibilidad posibilita la implementación en distintos dominios de una
asignatura o área. Por otra parte, los propósitos o las metas condicionarán la elección de la
estrategia.
Estas metas orientan la organización de las actividades –que planificará cada docente,
según las secciones y las características de su alumnado– hacia un plazo establecido con el
fin de evaluar la evolución.
Léxico
Lengua
Texto
Discurso
Literatura
En función de los propósitos del área, las estrategias se agrupan considerando tres
procedimientos básicos: el análisis, la reformulación y la invención que incluyen a la vez
otros de mayor o menor complejidad.
• Análisis
descriptivo
comparativo
interpretativo
• Reformulación
borrado
inserción
sustitución
desplazamiento
• Invención
Finalmente, quiero relatar una situación que presencié en una sala y que sintetiza lo hasta
aquí tratado.
Los niños rodeaban a la docente sentados en ronda sobre almohadones y entre todos
estaban elaborando un texto –que la docente transcribía– a partir de la observación de una
imagen. La docente, aludiendo a uno de los personajes, preguntó a todos “¿Cómo podemos
llamarlo?”. Uno de los niños contestó, con entusiasmo: “Por teléfono...”
Pregunta: Cuando los chicos no tienen palabras agreden físicamente, pero ¿qué pasa
cuando la palabra o los gestos son los que se usan para lastimar? Me refiero a la violencia
simbólica –del niño al maestro, y del maestro al niño– que, cuando sucede, nos deja aún
más sin palabras que cuando la violencia es física.
Es un proceso que cuesta trabajo, pero modifica mucho la relación entre los niños. El juego
es donde aparece la palabra, y la acción compartida, con una actividad muy simple como
por ejemplo una ronda, va generando otros vínculos. En una ronda hay que coordinar varias
acciones: tomarse de la mano, girar todos hacia el mismo lugar y articular el movimiento
con lo que se está diciendo. Compartir no es solamente tener algo y repartirlo entre todos,
compartir implica coordinar la propia acción, las propias palabras, la mirada, con el otro.
No se observan frecuentemente en las salas verdaderos juegos compartidos, pero, cuando sí
se proponen, se evidencia la relación de respeto entre ellos. Si se mejora la relación de
respeto se mejora la conversación, pueden escucharse. No basta con decir: “para hablar
hay que levantar la mano”. Tiene que generarse interés para escuchar lo que está diciendo
el otro. Realmente el juego modifica. Pienso que muchas maestras jóvenes, que tienen
veintitantos años, tal vez no pasaron por la experiencia del juego en sus infancias. Lo que
más les preocupa del juego en las salas es la disciplina, pero en educación inicial el juego
no puede ser una molestia, si no, los chicos mismos terminan siendo una molestia: tienen
ganas de jugar y si nadie les enseña a jugar entonces molestan, interrumpen a cada rato.
Pregunta: Nosotras, como docentes, tenemos que evaluar el lenguaje por escrito en
los informes. A veces dudamos cuando debemos consignar calificativos. ¿Cuál es el
adjetivo que se puede poner en un informe y que es el adecuado cuando vemos que un niño
de cinco años no habla con fluidez?
Respuesta: Hay muchas razones para una conducta de ese tipo, habrá que hacer un
seguimiento personalizado, pero ninguna maestra está preparada para diagnosticar, por lo
tanto, si la escuela no tiene gabinete, tiene que asesorar a los padres y ellos buscarán ayuda.
Pero sí la maestra tiene que hacer un seguimiento.
1
Se hace referencia a las tesis de graduación de la carrera Licenciatura en Educación Inicial, que se dicta en la
Universidad Nacional de Luján, provincia de Buenos Aires.