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Dentro de las consideraciones y análisis teórico de la obra Los Trajes del

Emperador, por Hans Christian Andersen encontramos una pequeña historia


donde se muestran los típicos canales difusión de la opinión pública, así como
los detonantes que hacen posible que una historia pase de la fantasía a la
cruda realidad en un colectivo en solo cuestión de segundos.

En dicha obra se pueden establecer relación entre las teorías de la opinión


pública y las consecuencias evidentes en una sociedad determinada. No basta
con dejar a un lado la aclaratoria, de que toda sociedad si bien tiene un
condicionante moral, religioso o cultural, siempre existirá un factor
externo que incidirá en la alteración del orden o de los planes
establecidos.

En base a este planeamiento teórico tomaremos un extracto de uno de los


artículos del cuento, para su posterior relación con cada una de las teorías
planteadas en la opinión pública.
“La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días
llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se
hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas”.

“No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con
ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no
fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida”.

En este extracto específicamente se puede establecer una relación con


la TEORÍA DEL IMPACTO DIRECTO Y ESTIMULO, que en uno de sus
postulados se refiere a la sociedad como un conglomerado de individuos
aislados y dispersos, lo cual permite que las masas puedan adaptarse a
cualquier punto de vista que el comunicador o el emisor se proponga.

En este caso nos referimos a una ciudad o a un pueblo que vivía en una
constante relación con distintas culturas, de una forma muy cambiante lo cual
en cierto modo suele ser contraproducente porque si bien enriquece el ideal
colectivo a través intercambio cultural, expone a una población aislada a
cualquier sometimiento de un pensamiento o idea ajena a los de su costumbre,
simplemente porque no existe un ideal colectivo que haga frente a
cualquier rumor o idea infundada. De allí la difusión y reproducción de un
mensaje carente de sentido racional.

Existe una famosa frase acuñada a un anónimo, que dice "La ignorancia es la
madre de todos los mitos." esta máxima ejemplifica el inicio de cualquier
“idea infundada” como en el caso antes ejemplificado.

“-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar
qué funcionarios del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre
los inteligentes y los tontos.” Nada, que se pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó
abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico, para que pusieran manos a la
obra cuanto antes.”
Partiendo del postulado anterior nos encontramos con una sociedad bajo la
teoría del impacto y estímulo, que conlleva a divulgación de un rumor,
logrando hacer eco en el líder de la opinión pública, ya con esto el rumor toma
rango de “argumento creíble”.
«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo
tenía un tanto cohibido, a saber, que un hombre que fuera estúpido o inepto para su cargo no
podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba
tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las
cosas.

“Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y
todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.”

«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre
honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay
quien desempeñe el cargo como él».

En este extracto se logran identificar los distintos postulados consagrados en la


teoría de la ESPIRAL DEL SILENCIO.

En un primer término se puede identificar al líder de la opinión pública (El rey)


siguiendo las cosas según el plan establecido, si bien tiene “dudas” acerca de
la certeza o no del mito, prefiere no poner en duda la opinión del colectivo, ni
oponerse a ella, simplemente ese no era el momento, haciendo uso de la idea
opta por dejar a consideración de otros lo que él no puede (o no quiere)
corroborar.

“El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos
embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare!
-pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no
veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.”

El mismo ejemplo es visto desde otra óptica en de la opinión pública, donde


ningún habitante de la sociedad, quería correr el riesgo de corroborar las cosas
por el simple hecho, de que podía ser juzgado por el colectivo, allí es donde la
capacidad de juicio es condicionada por el colectivo, de tal forma, que queda
reducida, a un comportamiento generalizado, en donde no se puede establecer
un juicio real entre lo real y ficticio.

En este sentido la Teoría del espiral y el silencio en uno de sus fundamentos


nos dice que nadie en una sociedad prefiere el rechazo a la aceptación de
sus conciudadanos, así cuando una opinión prevalece en el ambiente, los
individuos la tratan según el comportamiento de la mayoría.

“Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el


estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al
primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.

«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy
fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que
no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio
dibujo.”

Dentro de la espiral del Silencio existe un postulado que se refiere al clima de


opinión que sin duda es un condicionante en la actitud de las personas, no
importa el grado de juicio o valor que esta tenga, ya que si bien la verdad es
adoptada por un colectivo, en este caso el individuo, se refugia en sus
intereses personales, aislados a los del colectivo condicionado, si bien en este
caso no acepta una realidad, se refugia en los beneficios generados por la
opinión colectiva.

-. Los truhanes le muestran el trabajo al emperador: Fíjese Vuestra Majestad en estos


colores y estos dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.

«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto?
¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».

-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el
telar vacío; no quería confesar que no veía nada.

“Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada
en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le
aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión
que debía celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de
boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.”

Los Individuos tenderán a sumarse y a manifestar en público la opinión que


perciben como dominantes para ocultar la minoría. En este caso vemos como
la espiral del silencio a través de un efecto cadena logra atrapar a una opinión
pública entera, con sus interés particulares y colectivos, no hay duda que para
mantener una opinión colectiva, es necesario llevar la verdad al terreno
personal y asimilarla, y hacerla que sea parte de nuestro día a día sin que nos
afecte (como en el ejemplo anterior) en este caso vemos una masa pública
avocada a los intereses del líder, aunque individualmente se reconozca un
hecho como absurdo.

“Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por
incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito
como aquél.”

-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.

-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue
repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.

-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!

-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.

En situaciones donde lo colectivo se vuelve homogéneo, siempre las


diferencias internas menoscabaran la consistencia del pensamiento general,
porque si bien la masa tiene la capacidad de suprimir, alinear e intimidar,
siempre habrá o existirá un detonante, que irrumpa y acabe con el orden
establecido.

En este sentido la Teoría de los EFECTOS LIMITADOS en uno de sus


fundamentos expone claramente el extracto citado anteriormente en donde
cada miembro de una sociedad homogénea tiene características que lo hacen
diferente a otro, por lo tanto la personalidad, el sentido crítico, hacen mella en
la opinión del colectivo y sirven de detonante, con acciones efectivas para
hacer cambiar de parecer al colectivo.

Existe un proverbio argentino que dice Inteligente es el que no hace pública


su ignorancia. En este caso el factor individual, la irreverencia, hicieron frente
a una idea en donde todos querían hablar pero nadie quería decir nada con
temor de ser juzgado. Solo hacía falta alguien, que lanzara el Zapato.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD RAFAEL BELLOSO CHACÍN

FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACION

ESCUELA DE COMUNICACIÓN SOCIAL

CÁTEDRA: TEORÍA DE LA OPINIÓN PÚBLICA

SECCIÓN: S-613

ANÁLISIS DEL CUENTO EL NUEVO TRAJE DEL REY

INTEGRANTES:

JESÚS ALDANA 18.281.709

LUSMEYRIS DIAZ 21.447.925

EDIANA MADUEÑO 20.508.988

Maracaibo, Marzo del 2011

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