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Los cinco enemigos de toda

dieta
Sin importar la dieta que se realice, hay postulados sobre lo que se
debe y lo que no se debe hacer a la hora de descender de peso. Las
fórmulas mágicas que prometen adelgazar de inmediato y con el
menor esfuerzo posible quedan, definitivamente, en el olvido.

El éxito de toda dieta depende de la implementación de ciertos hábitos muy


claros y de la eliminación de prácticas alimenticias desfavorables para el
descenso de peso. En otras palabras, independientemente del nombre de la
dieta que se realice, hay postulados muy específicos de lo que se debe y lo que
no se debe hacer a la hora de iniciar un proceso de descenso de peso.

Cinco enemigos la dieta

1. Basar la dieta en largos períodos sin comer

Uno de los errores más frecuentes del dietante es tratar de pasar todo el día sin
comer, pensando que esto le ayudará a bajar de peso. Es el típico caso de la
persona que desayuna poco, no almuerza prácticamente, merienda mal y a la
noche no lo contiene nada, por más dieta que haga. Debemos entender, en este
sentido, que en medicina nutricional hay dos sensaciones muy diferentes que
se producen en relación al deseo de comer: una es el hambre y la otra es el
apetito. El hambre es irrefrenable. El apetito se evidencia, en cambio, cuando la
persona discrimina qué va a comer y qué no. Cuando uno pasa más de cuatro
horas sin comer, deja de tener apetito para empezar a tener hambre. Por eso
insistimos tanto en la importancia de no pasar más de cuatro horas sin comer.

2. Pensar que con actividad física es suficiente para bajar de peso

Creer que haciendo actividad física alcanza para bajar de peso. Hay personas
que hacen ejercicio una o dos horas por día y al terminar se comen un par de
empanadas fritas. Por supuesto que la actividad física ocupa un papel
importantísimo en todo proceso de descenso de peso, pero para que esto
ocurra, la misma debe ir siempre acompañada de un plan alimentario acorde.

3. Dejarse llevar por información errónea en cuanto a los alimentos y su aporte


calórico

Tener información errónea a la hora de pensar qué dejar de comer y qué no. Es
muy común que cuando se inicia una dieta se abandone la ingesta de pan, por
ejemplo, y se coma en su lugar galletas, cuando éstas tienen muchas más
calorías. Lo cierto es que el pan francés tiene 270 calorías cada 100 gr.
mientras que la misma cantidad de galletitas “dietéticas” tiene 400”.

4. Creer que los alimentos “light” nos llevarán indefectiblemente a bajar de


peso

Abusar de los alimentos dietéticos, desconociendo su nivel calórico. Es habitual,


por ejemplo, reemplazar un yogurt común por tres yogures descremados en el
día. El descremado tiene un 40 a 50 por ciento menos de calorías que el común,
pero al abusar en la cantidad se termina incorporando más calorías. Si como un
alimento dietético en lugar del común, habré producido un ahorro de calorías;
pero si incremento la porción, en definitiva estaré comiendo más. El caso de la
mayonesa es otro muy típico: 100 gramos de mayonesa común tienen 730
calorías, mientras que la misma cantidad de una mayonesa bajas calorías tiene
entre 360 y 400. Entonces, si por ser diet duplico o triplico la porción, en
realidad termino incorporando más calorías, o mínimamente no reduje nada.

5. Para bajar de peso es importante la calidad del alimento y no la cantidad

Es habitual que los pacientes en el consultorio lleguen y pidan: “Doctor, deme


una dieta para bajar de peso pero que me permita comer mucho”.
Lamentablemente esto no es posible porque, salvo el agua, todo lo demás tiene
en mayor o en menor proporción sus calorías. Para graficar esto podemos
remitirnos al caso de los pacientes que son vegetarianos pero que no pueden
bajar de peso. Sucede que, si bien los vegetales tienen muy pocas calorías, se
exagera con el volumen de las mismas. Es importante que el paciente pueda
regular su hábito alimenticio para que su cantidad no sea tan abundante
permitiendo que las calorías se “filtren por allí”.

Riesgos de la dieta sin supervisión

Hacer una dieta sin supervisión profesional puede llegar a tener una incidencia
muy negativa para el organismo porque en general las personas tienen
paradigmas erróneos en cuanto a la alimentación sana. Por ejemplo, se cree
que la famosa “Dieta de las Cuatro P” (no Pan, no pasta, no Postre y no Papas)
es efectiva. Sin embargo, ésta es una dieta totalmente errónea porque, por
ejemplo, la papa es un alimento dietético si se la consume en forma adecuada.
La papa hervida tiene 80 calorías cada 100 gramos mientras que la misma
cantidad de bife de lomo –que se cree menos calórico- suma 120 calorías.

Además de los paradigmas erróneos, otro peligro de hacer dieta sin supervisión
profesional es que se puede caer en una alimentación desequilibrada desde lo
nutricional, lo cual tiene consecuencias muy negativas para el organismo. Un
claro ejemplo de esto es la famosa “Dieta Disociada”. Asimismo, comer sólo
vegetales es muy peligroso porque hace que la alimentación sea pobre en
hierro y en proteínas de alto valor biológico. Cuando esto ocurre la persona
comienza a desnutrirse.
Los 6 alimentos más sanos del mundo
Basta de arruinarnos el estómago y la salud comiendo comida
chatarra. Estos son los alimentos que hay que consumir para vivir más
años.

Estos son algunos de los alimentos que deberíamos comer a diario

Sabemos que este listado no es del todo divertido. Pero así como el que ríe
último ríe mejor, ¡el que come sano también vive más!

1. Ajos y cebollas Vamos a tener un aliento espantoso si estamos todo el día


tragando ajos y cebollas. Pero tanto unos como otros ayudan a prevenir el
desarrollo de cáncer en el organismo, y sirven para combatir las infecciones y la
hipertensión.

2. Porotos Los beneficios de comer porotos están vinculados al tratamiento de


enfermedades del corazón y diabetes. No hay que quitarles la piel, ya que ésta
contiene valiosas sales de fósforo y azufre. Los porotos son ricos en proteínas y
fibras.

3. Frutos secos Los mejores son las amendras, nueces, castañas y avellanas.
El consumo asiduo de frutos secos reduce hasta un 50% el riesgo de sufrir un
infarto, además de ser energizantes naturales y fuente de calcio.
4. Salmón Previene los efectos del envejecimiento de las células. Al igual que
las sardinas o la caballa, contiene ácido Omega-3, que protege el cerebro y el
corazón.

5. Carne magras Los ácidos Omega-3 y Omega-6 que la componen son


ideales para la prevención de enfermedades cardíacas y diabetes.

6. Manzanas Cuando Eva mordió la manzana, no fue sólo porque quería pecar
sino también porque quería comer sano. La manzana tiene vitamina C y su alta
cantidad de fibra la convierte en un alimento ideal para controlar la obesidad.
Además, es muy eficaz para dolencias del sistema digestivo.

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