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Los niños hacen pataletas cuando sienten mucha ira y no saben qué hacer con
ella, cuando se frustran y pierden el control de sí mismos, cuando sienten un dolor
muy grande y no pueden manejarlo.
También reaccionan con berrinches cuando están cansados o tensos, o ante
una frustración que sienten por sus propias limitaciones o por las que les imponen.
El buen manejo de las rabietas les enseña a los niños a conocer sus propias
emociones y a expresarlas.
Entre los 2 y 3 años, los niños/as están en una etapa del desarrollo en que inician
cierta independencia de sus padres y el decir "no" responde a
su búsqueda de autonomía. Con frecuencia desean más independencia de la
que sus habilidades y seguridad permiten y desconocen sus limitaciones. Quieren
tomar el control y tomar decisiones, pero no saben hace transacciones y toleran
mal las restricciones. Además no saben expresar sus sentimientos verbalmente por
lo que interiorizan su rabia o frustración con llanto o retraimiento y a veces con
pataletas.
Porque solo hacen pataletas con sus padres, y cuando lo cuida alguien más se
porta bien? El niño/a solo desarrollara las pataletas en presencia de sus padres o
personas más allegadas porque está poniendo a prueba la existencia de límites y
reglas, lo que no hará con personas que no conoce. Cuando su desafío va muy
lejos y es restringido responde con una pataleta. No debemos considerar que
desea conscientemente hacerle la vida ingrata a sus padres y ciertamente no
prefiere a los extraños. Esta explosión emocional ante nuestros ojos, irónicamente,
significa que tienen confianza en nosotros.
¿Cómo debo actuar ante una pataleta?
Lo más importante es mantener la cala. Como padres somos modelos para
nuestros hijos y en la medida que gritemos o reaccionemos con rabia no
lograremos cambios favorables. Una atmosfera tranquila ayudad a recuperar el
control y en particular tomarlo, abrazarlo o hacer comentarios distractores del tipo
"mira qué lindo pajarito ", pueden evitar una gran pataleta. El sentido común y l
humor son fundamentales para que el niño acepte órdenes. "vas a bañarte " no
es lo mismo que " hagamos una carrera al baño”.
Conviene acompañar al niño al efectuar alguna cosa que no quiere hacer. Por
ejemplo, ordenar juguetes, ofreciéndonos a ayuda, lo que permite verificar el
cumplimiento. Esto tiene especial relevancia si es una orden que está relacionada
con la seguridad del niño. Cada vez que se presente la pataleta, déjelo, no
intente detenerlo, esto agravara la situación. Cuando este tranquilo explíquele
que no puede obtener lo que desea. Háblele de las consecuencias que esto
acarraría, utilizando un lenguaje referencial: " no puedes jugar con fósforos
porque de hacerlo podrías encenderlos y producir un incendio que podría
ocasionarte daño en tu cuerpo " (muéstrale el cuerpo mientras hace esta
descripción, los niños necesitan mucho del lenguaje referencial).
Los límites son fundamentales porque dan certidumbre a los niños y disminuyen sus
niveles de ansiedad. Si cede a las exigencias, estará forzando las pataletas.
Siempre se debe responder de igual manera ante situaciones similares y todos los
adultos de su entorno deberán reaccionar igual.
Hay que esperar varios "no" diarios de parte de un niño/a, no sería normal que
nunca nos desafíen. Debemos establecer niveles de importancia ante sus deseos
y nuestras reglas. Existirán situaciones de menor seriedad en que es conveniente
que se salga con la suya, por ejemplo dejarlo elegir la ropa aunque no estemos
de acuerdo. En otras ocasiones, por ejemplo, cuando hay algún tipo de riesgo, no
podrá hacer su voluntad y si es preciso habrá que tomarlo firme pero con cariño.
No podemos esperar que estos hechos los acepte de inmediato y deberemos ser
constantes y pacientes hasta lograr la aceptación de la conducta deseada.
serenidad, lo mejor que puede hacer un padres cuando su hijo llora sin parar,
grita, da patadas y se tira al piso, todo al mismo tiempo, es mantenerse calmado
e ignorar la situación, guardar silencio y conservar en su rostro una expresión de
indiferencia.
Las primeras pataletas no suelen ser intencionales, pero si el niño descubre que al
hacerlas las personas que están a su alrededor corren a ayudarlo, a solucionar sus
problemas, el continuara utilizándolas para lograr sus objetivos.
Si él decide lanzar objetos o golpear las cosas, dígale con calma que no lo haga.
Explíquele que hablaran cuando esté tranquilo. Pronuncie estas frases con firmeza
y una única vez. Si el niño se puede hacer daño, muévanlo para que haga el
berrinche en un lugar seguro. Es bueno dejar que el niño logre calmarse por sí
mismo, así aprende a manejar sus sentimientos y a sentirse menos inseguro frente
a los mismos.
Brinde consuelo al terminar una pataleta, siéntese al lado del niño o abrácelo y
trate de reflexionar con él, ayúdelo a entender que le paso, como se sintió y que
hubiera podido hacer diferente. Hable con él, lleguen a algún acuerdo y
cúmplalo. No lo regañe y tampoco sea demasiado complaciente, no le compre
el objeto por el cual empezó la pataleta, tampoco le entregue algo que usted le
había quitado. Por lo general después de una descarga tan fuerte de
sentimientos, los niños están muy perceptivos.
Expresar y manejar emociones es algo que las personas deben aprender desde la
infancia; de lo contrario, pueden tener problemas como adolescentes y adultos
para establecer relaciones profundas o darles a conocer a otros sus verdaderos
anhelos. Las rabietas son emociones muy fuertes que el niño aun no sabe
comunicar.
• Primeras pataletas:
• Las rabietas son corrientes entre los 18 meses y los tres años de edad.
Estará es una época durante la cual el niño crece rápidamente y
descubre que es hábil para nuevas cosas. El considera que ya es
independiente y puede hacerlo todo, pero descubre muy pronto
que aun tiene barreras. Se debate entre poder hacer las cosas por sí
mismo y necesitar la ayuda del adulto. Cuando se enfrenta a esta
contradicción, puede sentir mucha rabia y reaccionar con llanto,
golpes, gritos, etc. Puedes descubrir un sentimiento muy fuerte, que
lo desborda, cuando él todavía no ha aprendido todos los procesos
internos necesarios para controlar sus respuestas emocionales a las
frustraciones.
• Ignore la pataleta en sí, pero una vez el niño se calme, ayúdelo a
identificar sus propias emociones y a conocer formas de expresión
que no sean nocivas para él ni para los demás.
• No le diga al niño que se calle cada vez que quiere expresar sus
sentimientos o desee llorar tranquilamente por algo que le sucede. Si
él asume que no les presta atención a sus emociones, puede
adoptar actitudes externas para comunicarlas.
• El niño mayor:
• Desde los cuatro años o cinco, el niño puede hacer pataletas muy
fuertes, que parecen difíciles de controlar. Una buena estrategia es
enseñarle a calmarse mediante la respiración. Cuando él se calme,
dígale que respire profundo tres veces antes de hablar. Cuéntele
que la próxima vez que sienta mucha rabia o mucha tristeza, puede
hacer ejercicio de respiración en vez de pataletas. Felicítelo cada
vez que intente hacerlo. Valore mucho el esfuerzo, no solo el
resultado
• Enséñele a expresar con palabras lo que siente. Una vez calmado,
explíquele que si él habla, muy seguramente usted podrá entenderlo
y comunicarse mejor con él.
• Usted puede manifestar sentirse triste, rabioso, feliz y moderar un
comportamiento adecuado, enseñarle con actitudes. Por ejemplo:
“estoy muy brava con tu papá, voy a caminar para calmarme un
poco y hablaré con él, más tranquila”.
• No cambie una norma o una decisión como respuesta a la actitud
de su hijo. Los cambios deben producirse en momentos calmados y
después de hablar con él.
Escuchar la palabra ‘NO’, es fundamental para crecer. Las pataletas suelen ser
más frecuentes entre los niños a quienes se les da gusto en todo y no aceptan
una negativa por respuesta. En estos casos es importante que los adultos les fijen
límites a sus hijos, que los dejen llorar y renegar por un buen rato hasta que
aprendan que la palabra ‘NO’ también es una respuesta válida.
Adultos Débiles: Si los padres les tienen miedo a las reacciones fuertes que
puedan llegar a tener hijos, los menores lo percibirán muy fácilmente y utilizaran
este sentimiento a su favor para lograr sus objetivos.
Las pataletas también son frecuentes en niños que oyen y ven a sus padres
gritarse, hablar de forma hiriente, irrespetarse o incluso lanzarse objetos unos a
otros para agredirse. El niño que crece en este ambiente, aprende que esta es
una forma aceptada de expresar sentimientos.
Los padres pueden pedir ayuda para aprender a manejar sus propias emociones
y ser un buen ejemplo para los hijos.
También deben hacerlo cuando, a pesar de aplicar buenas estrategias, sus hijos
siguen haciendo pataletas dos o tres veces al día, o cuando ponen en peligro su
propia vida y se hacen daño físicamente.
Bibliografia