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CAPITULO I

IDENTIFICAR LAS CONDICIONES EXISTENCIALES DEL ESTADO

TERRITORIO DEL ESTADO

El territorio es uno de los elementos esenciales para la constitución del


Estado, junto con la población (el elemento sociológico) y la organización política (el
elemento propiamente jurídico). Ahora bien: este último elemento se ve condicionado
por los otros dos. De ahí, en este caso, la importancia del territorio.
En primer lugar, el territorio aparece como el sector del globo que sirve de
soporte material a la existencia del elemento población. Y, a este respecto -relación
población-territorio-, es de subrayar cómo, la sedentariedad no resulta absolutamente
indispensable, pudiendo concebirse un Estado nómada o seminómada del tipo del
Imperio mongol en sus comienzos. Entonces, el territorio sería el sector del globo
sobre el que las tribus nómadas -jurídicamente organizadas- se comportasen como
señoras. Sin embargo, una situación de esa clase no podría producir más que un
embrión de Estado y, en todo caso, no un Estado moderno. Para alcanzar esto último,
se impondría una rápida evolución hacia la sedentariedad y, primeramente, la
construcción de una capital (como lo ha hecho el Estado mauritano).
En segundo lugar, y yendo al enjuiciamiento de la relación territorio-
organización política, es de tener muy presente que, como ha afirmado Alf Ross, los
Estados son primariamente una organización de poder. Cada uno de ellos esgrime la
reivindicación de ser el supremo poder respecto a sus súbditos (una comunidad
autogobernada, etcétera). Ahora bien: admitido esto, nos encontramos con que ello se
realiza dentro de un cierto territorio separado de otros Estados. De ahí que el
principio más simple para la individualización y la separación de estos instrumentos
de poder en competencia, que son los Estados, consista en el principio espacial o
territorial. Y esto, por supuesto, no es una invención del Derecho internacional. Antes
de que existiese cualquier forma de verdadero Derecho internacional, existían ya los

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Estados separados. Punto clave en la determinación de la urdimbre territorio-Estado.
Ello no excluye la circunstancia de que aquello que era, originalmente, un mero
hecho se convirtiese, con el tiempo, en una delimitación reconocida jurídicamente. Y,
en fin, es lo que ha dicho el citado Prof. Ross: «en la práctica, las relaciones entre los
Estados serían inconcebibles sin una delimitación territorial jurídica».
En resumen, dos conclusiones en este dominio:
I. El territorio -como ha dicho el mexicano Sierra- es elemento indispensable
para la constitución del Estado. Es muy variable en dimensiones y en algunas
ocasiones notoriamente pequeño -República de San Marino, etc., pero, de
todos modos, elemento indispensable.
II. Hoy por hoy, para la constitución de un Estado digno de este nombre, es
preciso un territorio estable y limitado (con la conveniencia de que los límites
sean precisos y fijos). Criterio del territorio definido que se ha sustentado
desde el Inst. Americano de Derecho internacional hasta el Inst. De Derecho
internacional.

Desarrollo histórico del valor del territorio en la concepción del Estado

A tener en cuenta perfiles como la Concepción del feudalismo, concepción


enteramente territorial del Poder. Heredada por los soberanos de la Edad Moderna.
En la política de éstos, había dos facetas:
I. la definición de la unidad nacional, que aparecía como un lento quehacer;
II. la unificación territorial, que constituía su objetivo inmediato. Resumiendo, en
la línea feudal, .la posesión del suelo les parecía la base esencial para el
desarrollo del Poder público. Con una consecuencia: la gradual sustitución de
los inciertos y cambiantes límites de los principados y señoríos por fronteras
exactamente definidas.
Conexión ahí del origen de la tendencia -tan característica del Estado
moderno- a amurallarse, desconfiadamente, tras su soberanía. Situación que se
convierte en cimiento del orden político y jurídico alumbrado en el s. XVI, con

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definitiva consagración en Europa por los Tratados de Westfalia (Westfalia, Paz De).
A través de dos perfiles: papel esencial en la organización del Estado y significado
simbólico en la sociedad interestatal. Ello explica la propensión de los autores y la
práctica de los Estados a identificar el territorio con el Estado o, cuando menos, a
considerar inseparable de la soberanía su delimitación espacial.

Componentes del territorio

En la doctrina corriente y en la práctica internacional, la noción de territorio


desborda su significado etimológico ordinario. Ella engloba las dos prolongaciones
verticales de la superficie terrestre: el subsuelo bajo ella y el espacio aéreo sobre ella
(así piensa R. Coste). En otra dirección, más explícita, aunque en el mismo contexto,
tenemos que el territorio geográfico de un Estado se divide en tres partes: el territorio
terrestre (la tierra firme, en expresión de Cansacchi), las aguas nacionales y las aguas
territoriales (Alf Ross), la plataforma continental adyacente a la costa (Cansacchi).
Como accesorios, pueden añadirse su espacio aéreo (o atmosférico) y su subsuelo.

Componentes del territorio según la Constitución de la República Bolivariana


de Venezuela.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es muy específica en lo


que se refiere al espacio territorial perteneciente al estado venezolano, rezando:
I. Artículo 10. El territorio y demás espacios geográficos de la República son
los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la
transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones
resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad.
II. Artículo 11. La soberanía plena de la República se ejerce en los espacios
continental e insular, lacustre y fluvial, mar territorial, áreas marinas
interiores, históricas y vitales y las comprendidas dentro de las líneas de base
recta que ha adoptado o adopte la República; el suelo y subsuelo de éstos; el

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espacio aéreo continental, insular y marítimo y los recursos que en ellos se
encuentran, incluidos los genéticos, los de las especies migratorias, sus
productos derivados y los componentes intangibles que por causas naturales
allí se hallen.
El espacio insular de la República comprende el archipiélago de Los Monjes,
archipiélago de Las Aves, archipiélago de Los Roques, archipiélago de La
Orchila, isla La Tortuga, isla La Blanquilla, archipiélago Los Hermanos, islas
de Margarita, Cubagua y Coche, archipiélago de Los Frailes, isla La Sola,
archipiélago de Los Testigos, isla de Patos e isla de Aves; y, además, las islas,
islotes, cayos y bancos situados o que emerjan dentro del mar territorial, en el
que cubre la plataforma continental o dentro de los límites de la zona
económica exclusiva.
Sobre los espacios acuáticos constituidos por la zona marítima contigua, la
plataforma continental y la zona económica exclusiva, la República ejerce
derechos exclusivos de soberanía y jurisdicción en los términos, extensión y
condiciones que determinen el derecho internacional público y la ley.
Corresponden a la República derechos en el espacio ultraterrestre
suprayacente y en las áreas que son o puedan ser patrimonio común de la
humanidad, en los términos, extensión y condiciones que determinen los
acuerdos internacionales y la legislación nacional.

III. Artículo 12. Los yacimientos mineros y de hidrocarburos, cualquiera que sea
su naturaleza, existentes en el territorio nacional, bajo el lecho del mar
territorial, en la zona económica exclusiva y en la plataforma continental,
pertenecen a la República, son bienes del dominio público y, por tanto,
inalienables e imprescriptibles. Las costas marinas son bienes del dominio
público.
IV. Artículo 13. El territorio no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni
en forma alguna enajenado, ni aun temporal o parcialmente, a Estados
extranjeros u otros sujetos de derecho internacional.

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El espacio geográfico venezolano es una zona de paz. No se podrán establecer
en él bases militares extranjeras o instalaciones que tengan de alguna manera
propósitos militares, por parte de ninguna potencia o coalición de potencias.
Los Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional sólo podrán
adquirir inmuebles para sedes de sus representaciones diplomáticas o
consulares dentro del área que se determine y mediante garantías de
reciprocidad, con las limitaciones que establezca la ley. En dicho caso quedará
siempre a salvo la soberanía nacional.
Las tierras baldías existentes en las dependencias federales y en las islas
fluviales o lacustres no podrán enajenarse, y su aprovechamiento sólo podrá
concederse en forma que no implique, directa ni indirectamente, la
transferencia de la propiedad de la tierra.
V. Artículo 14. La ley establecerá un régimen jurídico especial para aquellos
territorios que por libre determinación de sus habitantes y con aceptación de la
Asamblea Nacional, se incorporen al de la República.
VI. Artículo 15. El Estado tiene la responsabilidad de establecer una política
integral en los espacios fronterizos terrestres, insulares y marítimos,
preservando la integridad territorial, la soberanía, la seguridad, la defensa, la
identidad nacional, la diversidad y el ambiente, de acuerdo con el desarrollo
cultural, económico, social y la integración. Atendiendo la naturaleza propia
de cada región fronteriza a través de asignaciones económicas especiales, una
Ley Orgánica de Fronteras determinará las obligaciones y objetivos de esta
responsabilidad.

NATURALEZA JURIDICA DEL PODER DEL ESTADO SOBRE EL


TERRITORIO

Los autores modernos concuerdan en afirmar que la relación jurídica que se


establece entre el Estado y su territorio no consiste en un derecho de dominium, sino
realmente de imperium: el Estado no tiene sobre su suelo una propiedad, sino

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únicamente una potestad de dominación a la cual se le da habitualmente, en la
terminología francesa, el nombre de soberanía territorial. Por lo demás, subsisten
divergencias respecto a la naturaleza de ese poder territorial. Una primera doctrina
admite que el territorio es para el Estado objeto de un derecho especial de soberanía,
de modo que habría en la potestad estatal dos poderes distintos: uno que alcanzaría a
las personas y otro que recaería especialmente sobre el territorio, formando así una
especie de potestad real, o sea comparable a un derecho real del Estado sobre el suelo
nacional. Parece más exacto admitir, de acuerdo con un segundo criterio, que el
territorio concebido en sí mismo no es de ningún modo objeto de dominación para el
Estado, sino que su extensión determina sencillamente el marco dentro del cual puede
ejercer la potestad estatal o imperium, el cual no es, por su naturaleza, sino un poder
sobre las personas. Por soberanía territorial no debemos considerar, pues, una rama
aparte del poder del Estado, que se beneficia de un conjunto particular de derechos
territoriales. La territorialidad no es una parte especial del contenido de la potestad
estatal, sino únicamente una condición y una cualidad de esta potestad. En este orden
de ideas conviene añadir que el cuadro de ejercicio de la potestad del Estado no se
reduce al territorio, es decir, a la superficie o al subsuelo del solar nacional, sino que
comprende también la capa atmosférica situada sobre el suelo y las porción de mar
que bañan el territorio del Estado, al menos en la medida en que dicho Estado puede
de hecho ejercer sobre ellos su acción de dominio. La verdadera idea en la cual
debemos fijarnos a este respecto es, por lo tanto, que la esfera de potestad del Estado
coincide con el espacio sobre el cual se extienden sus medios de dominación. En
otros términos el Estado ejerce su potestad no solamente sobre un territorio, sino
sobre un espacio; espacio que, ciertamente, tiene por base determinante el territorio
mismo.

TEORIA DEL TERRITORIO OBJETO

Para unos, de parte del Estado, un derecho real de propiedad. Para otros,
derecho real de soberanía. Así, para Cansacchi, el territorio constituye un bien

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exterior al Estado. Por consiguiente, presentación por el Derecho internacional de
verdaderos derechos reales sobre el territorio (Balladore Pallieri, Barile, Biscottini,
Mónaco, Miele, Ubertazzi, etc.), entre los cuales el más importante es el derecho de
soberanía territorial (comportando la disponibilidad exclusiva, el uso y el disfrute
indiscriminado del territorio estatal).
En función de la interpretación del poder estatal como un derecho real de
propiedad o común un derecho real de soberanía, se hace necesario un estudio
diferenciado de esta teoría conocida como del territorio-objeto. La primera
interpretación, residuo del Estado patrimonial, es rechazable por idénticas razones
que esta concepción del Estado, al confundir los conceptos de dominium e imperium.
Pero también lo es la segunda interpretación por cuanto para su admisión es necesaria
la de la ficción de la personificación del Estado como titular de derechos subjetivos,
así mismo como porque, al decir de Duguit, el imperium significa un poder de mando
no ejercitable sobre un territorio, sino sobre personas y los hechos que realicen. Se
sitúa en el punto de vista de los derechos jurídicos del estado: conduce a considerar el
territorio como objeto de una especie de dominio o de propiedad para el estado.

TEORIA DEL TERRITORIO SUJETO

El territorio es un elemento constitutivo del Estado. Teoría particularmente


atractiva a los geopolíticos alemanes, etc. Considera el territorio como un elemento
de la personalidad misma del estado, porque sin territorio el estado no podría expresar
su voluntad. Para reparar las críticas de la teoría objeto surge la teoría del territorio-
sujeto (Gerber, Fricker, Kauffmann, von Liszt, Jellinek, Westlake), según la cual el
territorio de un Estado es considerado no como algo separado sino como parte
integral de la personalidad del Estado mismo; sustentan la idea del territorio como un
mero elemento constitutivo del Estado, sobre el cual éste no disfruta de poder directo
in rem (dominium), sino que disfruta de imperium únicamente sobre las personas
localizadas dentro de él. Un ataque al territorio del Estado es considerado, no

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afectando a la propiedad o la posesión del Estado, sino como violación de la propia
personalidad del Estado.

TEORIA DEL TERRITORIO LÍMITE

Concibe esta teoría al territorio como el perímetro dentro del que se ejerce el
mando del Estado, el límite material de la acción efectiva de los gobiernos, según
Duguit o, con Carré De Malberg, el marco dentro del cual se ejerce el poder estatal.
Según la cual el territorio no es más que el perímetro en el que se ejerce el poder del
Estado. Como diría Duguit, el límite material de la acción efectiva de los
gobernantes.

Fácilmente puede criticarse la anterior teoría, pues el territorio, además de


límite, proporciona al Estado un título positivo de competencia sin el que no queda
habilitado para actuar.

TEORÍA DE LA COMPETENCIA

Frente a las tesis anteriores, la orientación actual más consolidada es la teoría de la


competencia, vinculada con la escuela austríaca de “la teoría pura del derecho”
(Radnzky, Henrich, Kelsen, Schoenburn, Verdross, Basdevant, Scelle, Rousseau).
Esta teoría, intenta superar los errores cometidos por las dos anteriores, proponiendo
un concepto meramente funcional del territorio, es decir, concibiendo a éste como el
área de la jurisdicción estatal o el espacio dentro del cual el Estado ejerce su
competencia; como consecuencia, esta teoría obliga a distinguir las competencias
territoriales y las competencias personales del Estado, vinculándose la noción de
territorio a las primeras, en el sentido de que el territorio se configura como la base
física sobre la cual el Estado ejerce las funciones que el Derecho internacional le
reconoce en cuanto poder soberano.

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Esta ve en el territorio el espacio en que el Estado está autorizado por el
Derecho internacional a ejercer las competencias necesarias a su misión. Dirección
compartida por muchos autores (de Ch. Rousseau a R. Coste). Defendida por la
doctrina contemporánea en razón de basarse en una noción ya clásica en la técnica del
Derecho público (la de la competencia) y en una plasticidad que le permite adaptarse
a la diversidad de las situaciones territoriales.

POBLACION

Etimología

Platón y Aristóteles consideran el número adecuado de los ciudadanos, de los


moradores, que debe tener un Estado, la polis, pero no la denominan población,
aunque algunas traducciones así lo interpreten.
En realidad, la palabra proviene del latín (populatio-onis), no del griego y, como dice
Landry, "cosa curiosa, significa devastación, estrago; como despoblación. En efecto,
en el latín clásico y post-clásico, según lo interpretaron Julio César, Tito Livio,
Plinio, denotaba saqueo, devastación, despojo, corrupción, presa, pillaje. Después, en
la Edad Media, varió su significado por el de población, pueblo, muchedumbre,
dependiendo del autor y la época.
La univocidad entre población y pueblo, dada en la Edad Media, se proyecta a
las otras lenguas de raíz latina, cuyo significado, según los respectivos diccionarios,
es tanto para referirse a los habitantes de un territorio determinado, como a villas,
siguiendo más la etimología de la palabra latina populus, que la de populatio-onis. En
el latín preclásico, clásico y postclásico solamente la palabra populus, significaba
habitante de un Estado, o gente, público, o cantón o región, según las diferentes
acepciones dadas por los autores. Fuera del latín clásico significaba raza, ejército,
gentiles, entre otros.
Por ello, no es extraño que en las lenguas derivadas del latín y, por
consiguiente, en los autores de nacionalidad inglesa, francesa, italiana, alemana,

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española, persista la identidad entre las palabras: población, pueblo, raza y más
recientemente nación.

Conceptos

Los hombres que pertenecen a un Estado componen la población de éste. Es


decir, en general se reservará la palabra población para referirse a los habitantes de un
Estado y pueblo para la cualidad de esos habitantes. Esto es, para una mayor claridad
se adoptan las siguientes definiciones:
I. Población: es un concepto jurídico-estadístico que indica el conjunto de
habitantes de un Estado que incluye a nacionales y extranjeros, varones y
mujeres, niños y ancianos.
II. Pueblo: es un concepto jurídico-político sujeto a distintos criterios
ideológicos y de época. Si se relaciona con el poder se asimila con cuerpo
electoral.
III. Nación: es un concepto sociológico que permite distinguir un grupo humano
en razón de elementos característicos, ya sean étnicos, religiosos, de
nacimiento o culturales.
IV. Ciudadanos: es el conjunto de habitantes que poseen derechos políticos.
Además, la población desempeña, desde el punto de vista jurídico, un papel
doble. Puede, en efecto, ser considerada como objeto o como sujeto de la actividad
estatal. La doctrina que ahora exponemos tiene su antecedente en la distinción,
esbozada por Rousseau, entre súbdito y ciudadanos. En cuanto súbditos, los hombres
que integran la población se encuentran sometidos a la autoridad política y, por tanto,
forman el objeto del ejercicio del poder; en cuanto ciudadanos, participan en la
formación de la voluntad general y son, por ende, sujetos de la actividad del Estado.
Es, pues, completamente falsa la tesis que concibe a éste dividido en dos
personas distintas, no ligadas por vínculo jurídico alguno: el soberano, por una parte,
y el pueblo, por la otra.

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En cuanto objeto del imperium, la población se revela como un conjunto de
elementos subordinados a la actividad del Estado; en cuanto sujeto, los individuos
que la forman aparecen como miembros de la comunidad política, en un plano de
coordinación.
La calidad de miembros de la comunidad jurídicamente organizada supone
necesariamente, en quienes la poseen, el carácter de personas y, por ende, la
existencia, en favor de los mismos, de una esfera de derechos subjetivos públicos.
El conjunto de derechos que el individuo puede hacer valer frente al Estado
constituye lo que en la terminología jurídica recibe la denominación de status
personal. Las facultades que lo integran son de tres clases, a saber:
I. Derechos de libertad.
II. Derechos que se traducen en la facultad de pedir la intervención del Estado en
favor de intereses individuales.
III. Derechos políticos.

Función de la Población

Integrar un Estado para que este se pueda formar siendo el elemento humano
principal o fundamental del Estado para que el mismo realice sus actividades

Importancia de la Población

I. Política: Es la base para saber la cantidad de electores y elegidos en una


legislación electoral; es el punto de referencia para la creación de municipios
y distritos metropolitanos y para determinar la cantidad de servicios públicos
necesitados.
II. Económica: determina la cantidad de personas que poseen trabajo estable y
los efectos en el campo de la producción, así como comprobar las personas o
población desocupada.

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III. Social: Para el Estado es importante conocer con precisión la cantidad de
personas asentadas en su territorio; para cuantificarlo se utiliza
periódicamente censos.

Visión demográfica y demológica

Respecto a este tema, Rafael Bielsa, califica a la demografía como "ciencia


cuantitativa de la población", solo descriptiva, cuyo método es esencialmente
estadístico en tanto que la demología, es la ciencia que "estudia al pueblo, no sólo lo
describe (porque) no sólo estudia al 'demos' (pueblo) por el método estadístico, sino
también por cualquier otro método de investigación, más amplia y comprensiva que
la demografía, la demología estudia todos los movimientos humanos y deduce de
ellos leyes generales y abstractas".
Teniendo en consideración las definiciones mencionadas, se puede indicar que
la población puede ser considerada tomando aspectos sociológicos y jurídicos.

Aspectos sociológicos

Desde el punto de vista sociológico a la política le importa la las siguientes


características:
Demográficas: interesa el número de personas, su distribución, composición por
sexo o edades. Describe en especial desde el punto de vista cuantitativo. Un problema
que interesa a la demografía es la cantidad de población y la influencia de su
crecimiento en las cuestiones morales, sociales y económicas. En este sentido, las
doctrinas pueden ser clasificadas en:
I. Poblacionistas: han sido adoptadas por política expansionistas (fascismo) y
revolucionarias (neomarxistas que aspiran a acelerar la revolución proletaria
con el aumento de la población)
II. Antipoblacionistas: llamada también maltusiana porque, siguiendo al
economista inglés Tomas Malthus, encuentra graves problemas en el

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crecimiento (geométrico) de la población con un menor aumento (aritmético)
de los bienes. Esta postura ha sido asumida incluso por organismos
internacionales (Banco Mundial) para quienes será imposible impulsar al
desarrollo de aquellos países en los cuales no se definan políticas de control
de la natalidad.
III. Intermedias: La Iglesia Católica afirma que corresponde a la pareja definir la
fecundidad en el matrimonio a través de “una paternidad responsable”, que
significa tomar en cuenta, a partir de los métodos naturales, que el número de
hijos tendrá que estar en relación con la voluntad y capacidad económica,
psicológica, ambiental, laboral, etcétera de los padres. “No se debe disminuir
las bocas de los comensales sino aumentar los panes” dice la Encíclica
Humane Vitae.
Demológicas: interpreta, valora, se refiere a lo cualitativo. La demología hace
referencia a la calidad de la población, al análisis de la composición de la misma,
importando los siguientes aspectos:
I. Homogeneidad: se refiere a una población de estirpe relativamente pura o
cuando a partir de continuos cruzamientos se han creado individuos de rasgos
comunes. La sociabilidad del hombre determina cruzamientos de grupos
étnicos o culturales, indicando que una cierta dosis de heterogeneidad o
pluralismo social es necesaria para permitir el progreso, rechazándose
cualquier tipo de racismo (condenado por la Iglesia Católica). Sin embargo,
un exceso de heterogeneidad hace difícil la convivencia, es decir, la carencia
de una cierta homogeneidad natural o cultural impide la consolidación de una
sociedad debido a la ausencia de “fines fundamentales”.
II. Educación: es otro elemento fundamental para considerar la calidad de la
población, ya que una educación integral, que forme en los valores morales y
capacite de acuerdo con las exigencias de la época, posibilita una mejora
general y permanente de la sociedad.

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III. Salud: es otro de los aspectos analizados por la demología, ya que una
adecuada política sanitaria permite alejar epidemias o endemias que causan
malestar en la estructura social y comprometen el futuro de un país.

Aspectos jurídicos

Los aspectos jurídicos de la población nos llevan a observar una


estratificación jurídica dada las diferentes titularidades de derechos que poseen los
individuos.

PODER

El poder puede tener varias concepciones, primeramente podemos decir


entonces que el poder es el conjunto de instituciones que garantizan que los
ciudadanos se sometan a un Estado determinado, podríamos decir que el poder tiene
forma de regla porque muchas veces no emplea la violencia, es decir cuando un grupo
domina a otro grupo. En el diccionario encontramos situación estratégica compleja en
una sociedad determinada, El poder según Weber es el dominio sobre otros, unos
mandan y otros obedecen. Según Arendz es una relación entre iguales que se basa en
el dialogo y en el acuerdo.
Por otro lado tenemos otros conceptos con respecto a su sentido amplio: es la
capacidad de influir en el comportamiento ajeno ejemplo: Padres - consejo.
Profesores - conocimientos. Sentido estricto: es la capacidad de modificar el
comportamiento ajeno, lo podemos modificar de muchas formas, incluso con la
fuerza.
En realidad el poder aparece como una necesidad natural en la existencia del
Estado, ya que es difícil construir una organización política sin una autoridad que
dirija todas las situaciones y actuaciones en que se encuentran los integrantes de esa
organización.

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Dabin expresa que "El poder es querido por la naturaleza en el sentido de que
la sociedad política, que corresponde al ímpetus naturales de los individuos humanos,
no podría existir ni cumplir su misión sin un gobierno director." Mientras que para
Hauriou el poder es "Una libre energía que, gracias a su superioridad asume la
empresa del gobierno de un grupo humano por medio de la creación constante del
orden y del derecho".
Por ello podemos decir entonces que el poder es entendido como la
realización de la facultad de mando que tiene el Estado como, es decir, que el poder
se representa en la autoridad a cuya orden se encuentran sometidos los habitantes o la
población de un Estado, la cual junto con el territorio forman los tres elementos del
mismo.

Tipos De Poder

I. Poder coercitivo: ésta relación de poder se basa en que el súbdito obedece


por que el individuo que tiene el poder amenaza con su integridad física o
propia libertad del individuo. Ejemplo: poder estatal, de aquí emana el
Derecho penal. El Estado restringe la libertad personal. El tributo o la
esclavitud.
II. Poder persuasivo: ésta relación de poder se basa en la convicción de
identificación de ideas o de creencias entre el que ejerce el poder y los
súbditos. El que ejerce el poder da una serie de ideas u opiniones como las
mejores y los súbditos la aceptan como la mejor. Ejemplo: partidos políticos y
sindicatos con sus afiliados. En las huelgas la identidad entre convocadores y
convocados. En las Iglesias y sus seguidores.
III. Poder retributivo: esta relación de poder se basa en obedecer a cambio de
una retribución. Ejemplo: relación laboral.

Según Kart Mannheim el poder se ha ejercido históricamente bajo tres formas


modalidades básicas

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I. Libre desahogo: Consiste en la pura violencia, desatada sin orden ni
concierto, que no persigue ningún propósito preestablecido. Conduce a la
destrucción imprevista.
II. Destrucción organizada: Consiste en el ejercicio de la fuerza y la violencia
con un propósito determinado y programado dirigido a la destrucción, por
ejemplo la guerra.
III. Poder canalizado: Es el ejercicio del poder en forma ordenada, conforme a
principios jurídicos; típico de la sociedad civilizada, que busca construir un
orden superior y más justo cada vez.

Burdeau en cambio, tomando en cuenta las representaciones de las fuerzas que se


combinan en la relación política, considera dos tipos de poder:
I. Poder no institucionalizado y poder institucionalizado: El primero de ellos
"se funda integralmente en la personalidad de quienes lo ejercen"; el segundo
se basa en una institución, que es el Estado.
II. Poder cerrado y poder abierto: El primero es aquel "que se pone al servicio
de una representación del orden deseable definitivamente establecida,
impermeable a las modificaciones que podría aportarle la conciencia
colectiva"

Características del poder político

I. Afecta directa o indirectamente a toda la sociedad, las tres anteriores no


afectaban a toda la sociedad.
II. Todos los individuos están sometidos al mismo poder y no pueden evitar
obedecerlo como en el persuasivo. Ejemplo: dejar el sindicato.
III. Es superior al resto de fórmulas o tipos de poder que hemos visto, ya que esas
tres existen porque el poder político lo permite, sobre todo el persuasivo.
IV. Es el único poder legitimado para el uso de la fuerza. Ejemplo: los piquetes no
están permitidos. La pena de muerte.

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Legitimidad Del Poder Político

La legitimidad es la cualidad del poder de ser considerado como justificado


por aquellos que están sometidos al mismo. Aquí el poder es legítimo cuando
aquellos que están sometidos lo obedecen y lo aceptan voluntariamente.

Enfoques De La Legitimidad

I. Enfoque subjetivista: el poder es legítimo cuando los súbditos están


convencidos de que está justificado el poder, aceptándolo y obedeciéndolo.
Basándose en las convicciones de los súbditos (resignación).
II. Enfoque objetivista: un poder es legítimo cuando sus resultados son
conformes a las convicciones socio-culturales del momento, es decir, un
gobierno y su actuación es crear leyes que están dentro de la pauta
sociocultural de la época. Estos dos enfoques se parecen en que las dos se
basan en las convicciones de los súbditos. Y se diferencian en que el
subjetivista está en el plano gobernante - gobernado mientras que el
objetivista está en el plano de las convicciones de los valores socio - culturales
de la época.
III. Enfoque del realismo político: un gobierno es legítimo si consigue el
bienestar socio - económico.
IV. Enfoque del constructivismo normativo: el poder es legítimo si se basa en
el marco (constructivo) normativo establecido.

Tipos De Legitimidad Según Max Weber (Enfoque Subjetivista)

I. Legitimidad Tradicional: consiste en que se acepta el poder por tradición o


costumbre. Es la legitimidad típica que existe en las sociedades y monarquías
antiguas. Se obedece el poder del Jefe o del Rey que siempre ha sido así. No

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tiene carácter nacional sino que se repite de época en época, pero no significa
que este poder sea ilimitado, el poder tiene límites y éstos límites los dicta la
propia costumbre. Ejemplo: ancianos o hechiceros en la tribu.
II. Legitimidad Carismática: se basa en las cualidades personales de un líder
(inteligencia, fuerza con la que expresa sus ideas...). No tiene autolimitación,
por ello ha habido excesos. Ejemplo: dictaduras (Hitler...), Gandhi, Madre
Teresa de Calcuta.
III. Legitimidad Legal - Racional: Los individuos van a dictar el poder por que
existen unas normas generales iguales para todos y válidas para toda la
sociedad sin ninguna distinción. Es el tipo predominante actualmente aunque
con un componente democrático, es decir, que estas normas deben ser
elaboradas por unos representantes elegidos por el pueblo.

Los Peligros del Poder

El ejercicio del poder político conlleva riesgos para los gobernantes y


eventuales perjuicios para los gobernados, y ello es mucho más grave cuando su
ejercicio se extralimita o se degenera. El mal ejercicio que del poder se ha hecho ha
traído como consecuencia el temor de los más y por esta razón se trata de adoptar
medidas que impiden eventuales daños ocasionados por el abuso o por el mal uso del
mismo. Existen dos clases de peligros, el peligro para los gobernados y el peligro
para los gobernantes.

Peligros para los gobernados

I. La guerra: El peligro que mayor número de preocupaciones engendra en la


humanidad contemporánea está representado por la guerra. El ex presidente de
Venezuela Luís Herrera Campins expone que "El súper-desarrollo del poder
lleva a muchos hombres a la convicción diabólica de que precisa desatar

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nuevas guerras como solución a los problemas de discordia internacional que
hoy por hoy dividen a los países del mundo".
II. Indebida orientación: El ejercicio del poder coloca en manos de unos
hombres un instrumento de influencia poderosa para orientar a otros hombres.
Si esa orientación se hace con intereses mezquinos o con una preconcebida
intención reñida con los principios de la moral y de la justicia que deben
informar su ejercicio, el peligro para los gobernados representa la enajenación
de sus conciencias y hasta la alienación total y definitiva.
III. La violencia: El poder como tal entraña la disponibilidad de la fuerza. Pero
cuando los detentadores del poder abusan de la fuerza para tratar de imponer
sus criterios a los gobernados, puede llegarse a la negación de los principios
más caros a la dignidad de la persona humana.
IV. Peligros para los gobernantes: Para quien detenta el poder, éste también
representa peligros cuyas consecuencias pueden afectar negativamente a los
gobernados.
V. Corrupción: Quien ejerce el poder está sujeto a una serie de secuelas
abominables, entre ellas la adulancia y el servilismo de parte de funcionarios
de menor rango y sus súbditos. Ello puede conducir a la corrupción,
patentizada no sólo desde el punto de vista moral propiamente dicho, sino
también político y administrativo.
VI. Ambición de mando: El poder produce en muchos hombres la ambición por
su ejercicio indefinido y este fenómeno humano puede conducir a la
arbitrariedad y hasta la usurpación con tal de saciar el apetito de mando.

Límites del poder

Todo poder debe estar sujeto a un control, normalmente regido por el


ordenamiento jurídico, con vistas al bien común. Debe venir por delegación, es decir,
debe pasar por procedimientos de elección de los dirigentes que representan a la

21
sociedad. Debe haber división de poderes, para que uno limite al otro. Debe haber
rotación en los puestos de poder para evitar el nepotismo y el mandarinismo.
El poder debe aceptar la crítica externa, someterse a un rendimiento de
cuentas y a la evaluación del desempeño de quienes lo ejercen. El poder vigente debe
reconocer y convivir con un contrapoder que le obliga a ser transparente o a verse
sustituido por él. El poder tiene sus símbolos, pero deben evitarse títulos que oculten
su carácter de delegación y de servicio. El poder debe ser magnánimo, por eso no hay
que ensañarse sobre quien fue derrotado, sino valorar cada señal positiva de poder
emergente. El poder verdadero es el que refuerza el poder de la sociedad y así
propicia la participación de todos. Los portadores de poder nunca deben olvidar el
carácter simbólico de su cargo. Los ciudadanos depositan en él sus ideales de justicia,
equidad e integridad ética. Por eso deben vivir privada y públicamente los valores que
representan para todos. Cuando no existe esa coherencia, la sociedad se siente
traicionada y engañada.

Limitación del poder en la Constitución Venezolana

La forma usual de limitación del poder a través del derecho se consagra en


textos legales o en normas consuetudinarias, que indican de manera precisa cuáles
son los derechos fundamentales de que gozan los gobernados frente al poder del
Estado.
En la Constitución Bolivariana de Venezuela, en los capítulos III, IV, V, VI y
VII, relativos a los Derechos Civiles, Políticos y de Referéndum Popular, Sociales y
de las Familias, Culturales y Educativos, Económicos y de los Pueblos Indígenas,
consagran ciertas y determinadas garantías en beneficio de las personas y de su libre
desenvolvimiento, de manera que al poder del Estado se le establece un freno en
cuanto a su actividad.
Pero además de esta valla que se establece al poder, la Constitución enmarca
el ejercicio de éste dentro de lineamientos jurídicos a través de las disposiciones que
se contienen en el artículo 137 ("La Constitución y las leyes definen las atribuciones

22
del Poder Público, y a ellas debe sujetarse su ejercicio); en el artículo 138 ("Toda
autoridad usurpada es ineficaz, y sus actos son nulos"); y en el artículo 139 ("El
ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso del poder o
por violación de la ley").

23
CAPITULO II

DEFINIR EL ESTADO COMO INSTITUCIÓN JURÍDICA

ACTO INSTITUCIONAL

Es aquel que tiene un efecto superior o una especial trascendencia para el


estado, por ejemplo declarar una guerra, nombrar jueces para la Corte Suprema, etc.
Si los actos realizados por el presidente fueran contrarios a derecho, no se enjuicia a
través del Poder Judicial, sino a través del Juicio Político.

DEFINICION DE INSTITUCIÓN

Habitualmente se entiende por institución cualquier organismo o grupo social


que, con unos determinados medios, persigue la realización de unos fines o
propósitos. Sin embargo, dentro de la literatura económica, se utiliza el concepto
"institución" como algo más genérico: la forma en que se relacionan los seres
humanos de una determinada sociedad o colectivo, buscando el mayor beneficio para
el grupo. Son los usos, hábitos, costumbres o normas por los que se rigen las
relaciones sociales y económicas entre los miembros del grupo. El beneficio de la
institución es mayor cuanta más eficiencia genere en la economía y más minimice los
costes de transacción y de información. Eso será más posible cuanta más experiencia
posean los agentes que participen de dicha institución, más sencillas sean las reglas y
menor sea el número de individuos que las tienen que ejecutar.
La obtención por el grupo del mayor beneficio social no siempre será posible,
pues las condiciones siempre cambiantes a muy corto plazo del entorno pueden hacer
variar el resultado y, además, nunca se tiene un conocimiento perfecto de la realidad.
En cualquier caso, para que ese objetivo sea posible, paradójicamente, esas relaciones
estarán guiadas por un conjunto de normas o reglas que auto limitan o restringen el
ámbito de actuación de los individuos, unas llamadas formales y otras informales.

24
Reglas formales son las normativas de carácter jurídico y las leyes. Las reglas
informales, consisten en los hábitos y conductas costumbristas adoptadas por el
colectivo. Son reglas no escritas, pero que son aceptadas y adoptadas por el colectivo
para el buen funcionamiento del mismo. Ambos tipos de reglas (que existen porque el
hombre vive en sociedad), por sí solas, no son suficientes, si no se enmarcan en el
contexto socioeconómico presente y si no gozan de cierta flexibilidad a los posibles
cambios de dicho entorno.
Puede suceder que, finalmente, el contenido de las reglas informales se acabe
plasmando en regulaciones formales; sin embargo, suele ser éste un proceso
demasiado lento. Si resulta que se tarda mucho tiempo en que se dé ese cambio, es
posible que, cuando ya se hubiera producido, hayan aparecido nuevas reglas
informales y conductas de los individuos, adaptadas a las nuevas condiciones
políticas y socioeconómicas, de cara a sacar el mejor resultado social; y por tanto, que
ya hubiera habido un cambio en las instituciones. Y ese es el problema de la
legislación: que a veces llega tarde y mal.
Por tanto, de esta argumentación se pueden desprender dos afirmaciones
importantes:
I. Generalmente las instituciones no son algo diseñado, sino resultado evolutivo
de la actuación espontánea de los agentes (personas físicas y jurídicas) que
participan de la misma. La mayoría de las instituciones existentes en una
sociedad y en un momento determinado, al haber sobrevivido a un largo
proceso de aparición, diversificación y selección, resultan ser estables y
robustas.
II. El tiempo es un factor fundamental. Mediante el aprendizaje y la evolución de
las costumbres y, principalmente, los individuos saben sacar mayor
rendimiento de sus actuaciones y modelos de convivencia. Es decir, el tiempo
da forma a las instituciones; y estas instituciones, junto a los factores de
producción de los modelos clásicos (tierra, trabajo, capital), y los factores de
crecimiento más modernos (capital humano, cambio tecnológico y de

25
combinación de técnicas) dan lugar, de una manera u otra, al desarrollo
económico.

No hay contradicción entre las afirmaciones de que las instituciones evolucionan


y a la vez son estables. La estabilidad hace referencia a las interrelaciones internas
dentro de dicha institución; es decir, a su consistencia. Y es esa misma consistencia la
que nos da garantías de que las instituciones se adapten a nuevos marcos
socioeconómicos. Pero la adaptación puede ser un proceso muy lento ya que a los
agentes económicos les cuesta desprenderse de sus hábitos anteriores.

RELACIONES DEL ESTADO CON EL DERECHO

Doctrinas que admiten la prioridad cronológica del Estado con respecto al


Derecho.

En esta doctrina uno de los principales representantes es George Jellinek. Éste


sostiene que el hecho mismo del nacimiento del estado queda fuera del orden del
derecho, y que lo mismo ocurre en las modificaciones más profundas en la estructura
de aquel. Solo después surge el derecho cuando lo real se transforma en normativo,
donde lo real es el acto de fuerza, la dominación. El problema es distinto, dice el
autor mencionado, según se piense en el Estado, exclusivamente, como la comunidad
política de los tiempos o, con más amplitud, se lo conciba incluyendo en el concepto
las formas más rudimentarias de organización política. Comprendido el estatuto de
esta manera-afirma-no ha existido jamás un Derecho que lo preceda.

Otro autor que forma parte de esta doctrina es Wunnd, este autor sostiene que
considerando que el derecho es el conjunto de normas a que el Estado da valor entre
los miembro de la sociedad, viene a establecer la preeminencia en el tiempo del
Estado con referencia al Derecho.

26
Doctrinas que admiten la prioridad cronológica del derecho con respecto al
Estado.

Contra la impresión que produce el hecho, casi siempre admitido sin examen,
de que el Derecho, particularmente el derecho positivo; es producido por el Estado,
hay varias doctrinas que admiten que el Derecho precede cronológicamente al Estado.
Se Encuentran entre estas doctrinas, en primer lugar, las diversas corrientes de
tendencia iusnaturalista (Santo Tomás, San Agustín, Del Vecchio), que resulta lógico,
el efecto, que si el Derecho es universal, eterno e inherente a la naturaleza humana,
no puede ser producto del Estado ni posterior a él.
Pero han existido, además, autores no enrolados en la mencionada tendencia y
que, sin embargo, sustentan también la tesis de la prioridad cronológica del Derecho.
Tal es, por ejemplo, la posición de Kohler y de Haenel. El mismo Kelsen admite la
existencia de comunidades jurídicas primitivas pre estatales en las que existe el
Derecho, sin que, empero, se hay alcanzado un grado tal de centralización (ausencia
de tribunales centrales), que permita identificarlo como Estado.

Doctrinas Que Señalan El Comienzo Coetáneo O Simultáneo Del Estado Y Del


Derecho

Entre los personajes que plantean esta doctrina, el más resaltante es Gierke,
quien ha difundido la tesis del origen simultáneo del Derecho y el Estado y, tras sus
huellas, Seidler, ha sostenido que el Estado nace con el Derecho. Según el primeo, se
trata de dos aspectos substantivos de la comunidad humana, cada uno de los cuales
supone y condiciona al otro, no a la manera de causa y efecto, lo que indicaría
prioridad cronológica, sino en relación dialéctica.
Haciendo mención a otro autor, que al igual que los autores anteriormente
mencionados, también afirma la existencia simultánea del Estado y el Derecho; dicho
autor es Alexandro (“Teoría del Estado y el Derecho”), sostiene este autor que,
históricamente, el Estado y el Derecho aparecieron al mismo tiempo a consecuencia

27
de idénticas causas: la aparición de la propiedad privada y la división de la sociedad
en clases antagónicas.

Doctrinas que plantean que el Derecho debe estar subordinado al Estado

Thomas Hobbes, uno de los principales representantes de las doctrinas que


plantean la superioridad del estado sobre el Derecho, es este personaje inglés. Quien
en su libro el Leviathán expone, con toda crudeza, el siguiente planteamiento con
respecto al tema.
El soberano de un Estado, ya sea una asamblea o un hombre no está, sujeto a
las leyes civiles; ya que teniendo poder para hacer y revocar las leyes, puede, cuando
guste, liberarse de esa ejecución abrogando las leyes que lo estorban y haciendo otras
nuevas; por consiguiente, era libre desde antes.
Posteriormente esta doctrina será re expuesta en el siglo XX por el alemán
(pro nazi) Carl Schmitt
El jurista inglés John Austin influenciado por la teoría imperativa de Hobbes y
Bentham plantea en su libro The province of jurisprudence que el Estado es superior
al Derecho.
En dicho libro Austin sostiene que el Derecho no es sino el mandato del
soberano; es decir, de la persona o grupo de personas que recibe la obediencia de los
miembros de la sociedad de una manera habitual.
La situación de los gobernados respecto de los gobernantes es de sujeción y el
soberano tiene el poder de obligar a los miembros de la sociedad a que hagan lo que
le place. Siendo el único creador del derecho, el poder no se halla obligado por la ley
que el mismo ha establecido, dice Austin; si estuviera limitado por la ley, ya no sería
soberano, dado que la esencia de la soberanía consiste en no ser susceptible de
limitaciones jurídicas.
Menciona además que el poder del soberano puede derogar las leyes por él
promulgadas e inclusive no se halla obligado a observarlas aunque no las derogue.

28
Max Seydel es otro de los teóricos importantes que se encarga de tratar el
tema; el cual en su libro fundamentos de una teoría general del estado menciona que
el Estado no es un sujeto de derecho, ni una unidad, sino una realidad.
Afirma también que la relación jurídica entre el sujeto del poder del estado y
el Estado es la de propietario a propiedad.
Seydel denominó teoría realista a esta concepción, sosteniendo que su punto
de partida es lo que existe, lo dado, y no una ficción conceptual.
Ludwig Gumplowicz estableció que el Derecho debe su existencia al Estado,
y esto, no solo en cuanto el Estado saca al Derecho de una fuente neutral, esto es, de
la moralidad, para publicarlo como ley, sino en cuanto el Estado es el propio creador
del Derecho, la moralidad solo se mantiene por medio del trabajo del Estado, solo
brota gracias a este trabajo.

Doctrinas que plantean que el Estado debe estar subordinado al Derecho

El jurista León Duguitt supone la existencia de una regla jurídica suprema,


que está por encima del Estado y limita el poder de sus funcionarios. Afirma además
que la actividad del Estado aumentará y se ampliará en el futuro, pero decrecerá el
poder del gobierno; porque está limitado por la regla jurídica
Para Hugo krabbe no es la voluntad del soberano, sino la convicción jurídica
del pueblo la que da fuerza al Derecho; es decir, el sentido jurídico del pueblo es la
única fuente de poder de todo Derecho. Plantea además que posteriormente la
humanidad eliminará, finalmente, los últimos vestigios de soberanía estatal en la vida
internacional, logrando con ello la victoria de la soberanía del Derecho

Doctrinas que plantean que entre el Estado y el Derecho no hay relación de


subordinación.

Alessandro Groppali, En su doctrina general del estado llega a la siguiente


conclusión con respecto a la relación entre el Estado y el Derecho. Ni el Derecho es

29
alguna cosa que este por si misma fuera y sobre el Estado, porque representa el
procedimiento y la forma a través de los cuales el Estado se afirma y manda; ni el
Estado, por otra parte, puede vivir independientemente del Derecho, porque a través
de este, forma, manifiesta y actúa su voluntad, realizándose en los mismos actos.
Y de esa manera, el Estado se actúa en el Derecho y el Derecho en el Estado,
presuponiéndose e integrándose mutuamente, sin identificarse, del mismo modo que
la circulación de la sangre presupone la respiración y está a aquella, aun cuando son
dos funciones separadas y autónomas.
El estado y el Derecho son, pues, inseparables e interdependientes y si bien
otras colectividades sus organizaciones pueden tener un ordenamiento jurídico
propio, lo tienen como fundamento en una concesión. Y en vía inmediata, pero no en
fuerza de un título originario propio.
El concepto de la interdependencia entre el Estado y el Derecho, también es
desarrollado por Herman Heller; quien en su obra teoría del estado menciona que el
Estado y el Derecho son dos entidades vinculadas entre sí merced a una correlación;
sin la cual, son incompresibles la validez y la positividad de este último, debiendo, en
definitiva, concebirse el Derecho como la condición necesaria del Estado actual, y, a
sí mismo, al Estado como la necesaria condición del Derecho del presente.
Para Von Ihering el Derecho y el Estado es una misma identidad debido a que,
para él, la existencia de una sociedad depende de la “organización presionante” que
es este último, quien, así, puede ser caracterizado como la “sociedad usando de su
poder coactivo”
Kranenburg, En su teoría política llega a la conclusión de que la relación
existente entre el Estado y el Derecho no significa que este sea producto de la
voluntad del Estado, ni tampoco que uno y otro sean idénticos: la relación, dice, se
advierte a través de la circunstancia de que las reglas jurídicas se aplican con igual
fuerza a los órganos del Estado

30
Teorías que plantean que el Estado y el Derecho son lo mismo

Uno de los teóricos más importantes de la disciplina del Derecho es el austro-


húngaro Hans Kelsen. Para este personaje no existe antagonismo entre el Estado y el
Derecho; ya que según él son lo mismo.
Para afirmar lo dicho, el autor, se basa en los siguientes planteamientos:

I. El Estado es un orden que organiza la coacción social, y debe ser idéntico al


orden jurídico; ya que está caracterizado por los mismos actos coactivos y
además una misma comunidad social no pueden estar constituidos por dos
órdenes distintas
II. El Estado es un orden jurídico debido a que toda su actividad se manifiesta
bajo las formas de actos jurídicos, de actos que crean o aplican normas
jurídicas
III. La teoría del Estado es una parte del a teoría del Derecho, debido a que los
problemas examinados en el marco de la teoría general del Estado se
relacionan con el Derecho
IV. Todo Estado esta necesariamente fundado sobre el Derecho si se entiende por
esta que es un orden jurídico
V. El Derecho no puede legitimar al Estado, pues no es posible legitimar al
Derecho por sí mismo, a menos que se trate de dos Derechos distintos.

Paul Vinogradoff, es otro de los personajes que plantea que el Estado y el


Derecho son lo mismo. Al respecto señala lo siguiente “El Derecho es la regulación
de la sociedad considerado como el conjunto de normas; el Estado es la organización
de la sociedad considerado como instrumento personal responsable de su
organización”.

31
PERSONALIDAD JURIDICA DEL ESTADO

El tránsito histórico del Estado ilimitado e individualista al Estado


institucionalizado implicó para el derecho, la estructuración de una nueva tipología y
terminología jurídica amplificadora del pensamiento jurídico.
Acudiendo a las elaboraciones iusprivatistas de los teóricos del pandectismo,
tratadistas como Albrecht, Gerber, Laband, Jellinek, entre otros, trasladaron los
planteamientos sobre la persona jurídica al derecho público, sosteniendo que ésta -la
personalidad jurídica- permitía entender en su plenitud al Estado, justificando y
sosteniendo su relación con el derecho y constituyéndose de esta manera, “en el
presupuesto de toda construcción jurídica en derecho público”. Es decir, que
correspondiéndole al Estado la cabeza de la juridicidad o personalidad jurídica, la
totalidad de sus elementos y funciones se explicarían a partir de él Las funciones
legislativa, ejecutiva o judicial, son entonces funciones del Estado como persona
jurídica y no actividades independientes, aisladas, del tronco central orientador y
detentador del poder unificador.
La teoría de la personalidad jurídica del Estado no es una concepción que
pretenda negar los otros calificativos o definiciones que sobre el fenómeno estatal se
han expuesto. Todo lo contrario, pretende encontrar una justificación, desde el punto
de vista de esta disciplina, de lo que es el Estado. No niega las elaboraciones
políticas, sociológicas o económicas que se hagan sobre el mismo, busca ante todo
encuadrar al Estado dentro de la dinámica de lo jurídico, explicando la institución
desde esta óptica. De no acudir a este instrumento interpretativo, serían muchas las
dudas y conflictos que la existencia inevitable del Estado provocaría entre quienes
debemos enfrentar sus constantes manifestaciones. Pese a lo anterior, en el derecho
no ha existido uniformidad en cuanto a la existencia y alcance de la personalidad
jurídica Son muchas las tesis y teorías que se han expuesto, algunas de ellas
desechando por completo la posibilidad de que el Estado sea una persona jurídica.
En este sentido observamos cómo los teóricos iuspublicistas han acudido, para
la sustentación o negación de la personalidad jurídica del Estado, a los trabajos que

32
sobre la materia elaboraron los pensadores iusprivatistas. Es así como se han expuesto
las mismas tesis básicas de la Teoría general en tomo a la personalidad jurídica del
Estado: la de la ficción, la de la negación, y la de la realidad. Concepciones que de
una manera u otra se incorporan a la doctrina del Derecho Público como sustentos
invaluables para la discusión sobre la naturaleza jurídica del Estado.

Teoría De La Ficción

Se trata de la concepción clásica sobre la personalidad jurídica. Fue sostenida


y defendida por teóricos como Savigny (Traite de Droit Romain); Wìndscheid
(Pandette); Aubry e Rau (Cours de Droit Civil Francais); Lyon Caen e Ranault
(Traite de Droit Commercial); Baudry Lacantinerie e Foucade (Traité theorique èt
pratique de Droit Civil); Berthelemy, Michoud (La Theorie de la Personalité morale)
Sostienen sus elaboradores que los sujetos jurídicos son única y exclusivamente, para
fines jurídicos, creados por la ley. Es decir, el sujeto no es en la práctica un sujeto. La
persona moral según esta teoría es una unidad ideal, independiente de las personas
físicas que la ponen de manifiesto en el mundo del derecho.

Teoría De La Negación

Parte esta tesis de supuesto que las personas jurídicas no existen como tales,
por lo tanto la única realidad jurídica subjetiva posible, está en cabeza de los
asociados o miembros de la misma. En este sentido, el Estado sería, por ejemplo, un
conjunto de autoridades y de voceros o agentes, que realizan efectivamente la
autoridad. Nace esta teoría en las pugnas doctrinarias en torno a la teoría de la ficción.
Sus defensores tuvieron que admitir la personalidad del hombre y negar la existencia
de seres artificiales. Esta tesis se desprende de los trabajos principalmente de Ihering
(L’ Evolution du Droit); Saleiiles (De la Declaration de Volonté); y Planiel (Traite de
Droit Civil).

33
Teoría De La Realidad

La idea central de esta tesis es que las personas jurídicas tienen una real y
plena existencia, no sólo como expresión de la ley sino de la voluntad de quienes
deciden conformarlas. Entidades con estructura y existencia propias, diferente a la de
sus miembros, las cuales, si bien no tienen un contexto físico, si pueden desprender
sus caracteres de los convenios o normas que les dan su configuración; de aquí que el
Derecho las reconozca, acepte y les permita actuar en el tráfico jurídico. Esta tesis es
defendida fundamentalmente por Jellinek (Sistema dei diritti publici subbiettivi) y
Gierk, Michoud. Sostiene jeflinek, que la personalidad jurídica resulta de la ley, y no
de condiciones físicas. No se puede comprender la personalidad jurídica de una
persona aislada, porque ella presupone una idea de relación y de dependencia. Dentro
del positivismo, la tesis es dada por Adolfo Merkl, para quien la idea de la
personalidad jurídica resulta indispensable para la construcción jurídica de los
derechos subjetivos y la actividad del Estado.
Esta teoría es arduamente criticada por los publicistas tales como Duguit
(Droit Constitutionnel) y Jeze (les principes Généraux de Droit Administratif). Para
el primero, la teoría de la realidad o de la existencia de la persona jurídica estatal,
implica el acercamiento a las teorías individualistas del derecho, las cuales no son las
que deben orientar la concepción de Estado. “...No se puede aceptarla doctrina,
todavía dominante, del Estado persona colectiva soberana... Porque reposa sobre
conceptos metafísicos sin valor; de una parte la pretendida personalidad de la
colectividad, que tendría una conciencia y una voluntad y de la otra parte la
soberanía, es decir, el poder de formular órdenes que pertenece a esta voluntad
soberana.
Jeze, por su parte, al referirse al asunto sostiene que se trata de “... Un dogma,
una religión en la cual no creo. No tengo fe; ha pasado el tiempo de esta religión..., el
Derecho Público y Administrativo no puede ser expuesto recurriendo a la ficción de
las personas morales.

34
Nuestra Opinión

Consideramos que la discusión sobre la naturaleza jurídica puede en la hora


actual tenerse como superada ante la evidencia de ser el Estado un ente dotado de
personalidad jurídica. El problema, como lo anotamos, no radica en si es o no el
Estado persona jurídica y, por lo tanto, si en el derecho público puede o no sostenerse
la existencia de la figura de la personalidad jurídica; consideramos, desde un punto de
vista naturalistico y real, que por el mero hecho histórico de la aparición del Estado,
concepto jurídico, este se estructura como persona jurídica por fuera de las
consideraciones teóricas respecto de su reconocimiento constitucional o legal.
Aceptada la personalidad jurídica del Estado, las controversias se radican en el
campo de aplicación de la misma y en sus diversas funciones.
Sobre este espinoso asunto, la doctrina se ha enfrentado llegándose a sostener,
por parte de los llamados defensores de la personalidad integral, que la personalidad
jurídica corresponde al Estado en su integridad y no a cada uno de los tres poderes, lo
que convierte a éstos en simples órganos del Estado como persona jurídica. Otro
sector contrario a lo anterior, afirma que cada uno de los órganos o ramas del poder
público gozan de autonomía, en razón a que tienen personalidad jurídica diversa de la
del Estado. Esto sería aceptable, única y exclusivamente en aquellos casos en que la
Constitución y la Ley así lo prevean. Un tercer sector doctrinal, que podríamos
denominar defensores de la personalidad jurídica dela sola función administrativa,
considera que, por encima de todo, el Estado constituye una personalidad jurídica,
pero que igualmente y de manera especial se le reconoce al Poder Ejecutivo, es decir,
a la administración pública.
Para el derecho administrativo, la administración pública puede ser una
persona jurídica organizada globalmente que ejecuta, que tiene autonomía; es un
sujeto de derechos y en consecuencia, es fuente de declaraciones de voluntad, celebra
contratos, es titular de patrimonio y eventualmente responsable por sus actuaciones.
Solo si hay reconocimiento expreso de lo contrario, el ente jurídico continuaría siendo
el Estado. Esta teoría deja por fuera de la personalidad jurídica autónoma a las

35
funciones judicial y legislativa, apartándolas directamente de lo que podríamos
denominar el objeto del derecho administrativo, pero sin negar que disfruten de la del
Estado.
En nuestro concepto, y según lo que vimos acerca de la personalidad jurídica
del ente estatal, el reconocimiento o estructuración a nivel interno de personas
jurídicas de derecho público le corresponde irremediablemente a la Constitución o la
ley.

Consecuencias De La Personalidad Jurídica Del Estado

Es uniforme la doctrina al considerar como efectos principales de la


personalidad jurídica del Estado las siguientes características:
I. Somete el Estado al ordenamiento jurídico, correspondiéndole responder por
las actuaciones de sus representantes;
II. Explica al Estado como sujeto demandante o demandado, o contratista;
III. Le otorga continuidad y perpetuidad, a pesar de sufrir cambios de sistemas o
de regímenes;
IV. Permite comprender la estructura y naturaleza de los actos proferidos por los
diversos Órganos, en especial los administrativos.

PERSONAS NATURALES O FISICAS

Persona física (o persona natural) es un concepto jurídico, cuya elaboración


fundamental correspondió a los juristas romanos. Cada ordenamiento jurídico tiene su
propia definición de persona, aunque en todos los casos es muy similar. En términos
generales, es todo miembro de la especie humana susceptible de adquirir derechos y
contraer obligaciones. En algunos casos se puede hacer referencia a éstas como
personas de existencia visible, de existencia real, física o natural.
Su origen etimológico viene de persona-ae, que era aquella máscara (per
sonare, es decir, para hacerse oír) que llevaban los actores en la Antigüedad y que

36
ocultaba su rostro al tiempo que hacía sonar su voz. Esto es, una ficción que se
sobrepone al ser que la porta. Ello es así porque no todos los seres humanos
-especialmente en otros tiempos- podían ser considerados personas. Actualmente, y
dependiendo del sistema legal que se considere, el nasciturus o "que está por nacer"
disfruta de una consideración jurídica propia distinta de la de persona física, y por
tanto sometido a un régimen distinto de derechos.
Hoy, las personas físicas tienen, por el solo hecho de existir, atributos dados
por el Derecho. La personalidad abre la puerta de la titularidad de derechos, de modo
que sólo siendo considerado tal se podía contratar o contraer matrimonio, por poner
un par de ejemplos.
Etimológicamente, el término "persona" viene del latín persōna, este del
etrusco phersu, y este del griego πρόσωπον, hacen referencia a la careta que
utilizaban los actores griegos (y posteriormente romanos) en sus representaciones de
teatro, la que cumplía una doble función, servía para ampliar su volumen de voz y de
otra parte, como en el teatro clásico griego y romano un reducido número de actores
representaban todos los papeles, el cambio de careta indicaba al público el personaje
dramático que estaba representado. De esta última función de individualización de los
diferentes seres humano proviene el significado actual del término persona. Si bien es
cierto que actualmente se sobreentiende que todo miembro del género humano es
persona, en el pasado no siempre ha sido así, puesto que personas pertenecientes a
diferentes grupos culturales, religiosos y étnicos, no han sido considerados como
personas y, por ende, privado de todos sus derechos. De esta manera resulta la
particularidad de la persona física al estructurar su definición. Si la persona es todo
ser capaz de derechos y obligaciones, se diferencia de la personalidad, en que esta es
la actitud para ser sujeto activo y pasivo. SE ES PERSONA - SE TIENE
PERSONALIDAD. En la personalidad, se discuten dos naturalezas, son: Formalista;
es una concepción instrumental (atribución del ordenamiento jurídico español que se
extienden a las personas jurídicas). Realista; es una emanación de la naturaleza
humana que resulta de la dignidad y del valor de la condición humana (persona

37
física). En el ordenamiento jurídico español, los Sujetos De Derecho no solo son
personas físicas, sino también personas jurídicas.

PERSONAS JURÍDICAS

Se entiende por persona jurídica (o persona moral) a un sujeto llamado de


derechos y obligaciones que existe físicamente pero no como individuo humano sino
como institución y que es creada por una o más personas físicas para cumplir un
papel. En otras palabras, persona jurídica es todo ente con capacidad para adquirir
derechos y contraer obligaciones y que no sea una Persona física.
Es decir, junto a las personas físicas existen también las personas jurídicas,
que son entidades a las que el Derecho atribuye y reconoce una personalidad jurídica
propia y, en consecuencia, capacidad para actuar como sujetos de derecho, esto es,
capacidad para adquirir y poseer bienes de todas clases, para contraer obligaciones y
ejercitar acciones judiciales.
Ferrare indica que el origen de la palabra "persona" no está muy claro aún,
que el jurista romano Aulo Gelio la hace derivar del vocablo latino "personare", y que
entre los latinos su "sentido originario" fue el de máscara, que no era otra cosa que la
careta que cubría la cara de los actores cuando recitaban en escena, con el objeto de
que su voz vibrara y resonara. Más tarde pasó a designar al actor mismo, al
enmascarado. También la expresión "persona gerere, agere, sustinare", se usó para
designar al actor que en el drama presentaba la parte de alguno. Agrega Ferrare que el
término pasó del lenguaje teatral a la vía real, para designar a aquel que en la vida
real representaba alguna función (gerit personam), por lo cual el término pasó a
significar posición, función, calidad.
Finalmente, el término principió a usarse para designar el hombre mismo, en
cuanto reviste aquel status, aquella determinada cualidad, y así se habla de persona
consulis, de persona socilis, en vez de socius, etc.... Pero en esta forma de coligación
persona va perdiendo gradualmente todo significado y se reduce a un simple sufijo
estilístico, un rudimento sin contenido; así se llega a ver en la persona la indicación

38
de género, cuyo genetivo apositivo forma la especie, y esa indicación genérica no
podía ser que la de hombre. De este modo "persona" termina por indicar
independientemente el individuo humano, y este es el significado que se hace más
común y persiste hasta hoy.

Nacimiento De La Personalidad Jurídica

Las personas jurídicas nacen como consecuencia de un acto jurídico (acto de


constitución), según un sistema de mera existencia, o bien por el reconocimiento que
de ellas hace una autoridad u órgano administrativo o por concesión. En ambos casos
puede existir un requisito de publicidad, como la inscripción en un registro público.

Organismos Rectores

La persona jurídica necesita de órganos rectores de su actividad. Al tratarse de


un conjunto de bienes y derechos, es necesaria la existencia de personas físicas que
decidan el destino que se da a esos bienes y las acciones que se vayan a tomar.
Los órganos se regulan por ley y por los estatutos de la persona jurídica. Los
órganos más habituales son:
I. El administrador
II. Varios administradores solidarios o mancomunados.
III. El Consejo de Administración.
IV. La Junta de socios, accionistas, etc.

Responsabilidad De La Persona Jurídica

Tradicionalmente se ha rechazado la posibilidad de que una persona jurídica


tenga responsabilidad penal por un delito. El argumento es que el dolo o la culpa no
pueden recaer en ella, sino en las personas físicas que están detrás de una persona
jurídica y toman las decisiones. Según esta concepción doctrinal, la persona jurídica

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sería sólo responsable civilmente, es decir, tendría que resarcir daños y perjuicios.
Además, históricamente la teoría del delito se ha construido sobre la base de la
persona natural.
En la actualidad, sin embargo, existen ordenamientos donde es posible
sancionar penalmente a una persona jurídica por un delito. Si bien no pueden
imponérsele todo los tipos de penas, existen algunas, como las pecuniarias o las
inhabilitaciones, que pueden ser adecuadas para los delitos económicos o tributarios.
No obstante, parte de la doctrina considera estas situaciones como propias del
derecho administrativo sancionador y no del derecho penal.
De todos modos, por lo general, en el Common Law se acepta la posibilidad
de exigir responsabilidad penal a una persona jurídica, mientras que en el Derecho
continental, solo algunos países, como Italia, Alemania o España (desde la reforma
del código penal L.O. 5/2010), o Francia lo admiten.

TEORÍAS QUE NIEGAN LA PERSONALIDAD JURÍDICA DEL ESTADO

Hay quienes sostienen que ni el Estado ni la Nación deben tener en su cabeza


la calidad jurídica de personas, es decir que estos no deben ser sujetos de derecho.
La primera corriente sostiene su postura en el argumento de que la comunidad
nacional no constituye nada distinto de los miembros mismos que la componen y
además, que el Estado como persona no debe ser una supra persona que se añade y
superpone a las personalidades individuales de los individuos.
La segunda vertiente de estas que niegan la personalidad del Estado se llama
la escuela empírica o realista, la cual niega la personalidad a todas las personas
morales incluyendo al Estado puesto que solamente los seres humanos gracias a que
están dotados de voluntad, pueden ser sujetos de derecho. Entre los defensores de esta
tesis está DUGUIT en su libro L'Etat.

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Teoría Socialista

Al denegarse sus elementos del Estado (Poder o Gobierno, Territorio y


Población) buscando un igualitarismo esta filosofía social, que quizá en sus inicios
tenía sus mejores intenciones de ser una alternativa desigual al capitalismo, tuvo un
gran defecto: atentaba contra la libertad e instruía la violencia. Vladimir Ilich Ulianov
mejor conocido como Lenin y lósif Stalin, abusaron de tal defecto, y así se derivó al
comunismo, que además conservo la desigualdad de clases que tanto había criticado
al capitalismo, tomándose en otro tipo de absolutismo: La Dictadura, Donde otros
como Benito Mussolini, Josip Broz “Mariscal Tito", Adolf Hitler Pölzl, Mao Tse
Tung ocuparon su lugar y permitieron la llegada de otros similares hoy en día:
Saddam Hussein, Fidel Castro, Kim li Sung.
Para Lev Davidovich Bronstein “Trotsky’ que fue exiliado a México, la
propiedad del Estado no es la de “todo el pueblo” más que en la medida en que
desaparecen los privilegios y las distinciones sociales y en que, en consecuencia, el
Estado pierde su razón de ser. Dicho de otra manera: la propiedad del Estado se hace
socialista a medida que deja de ser propiedad del Estado.

Teoría Anarquista

Para los anarquistas el Estado constituye una estructura que posibilita la


explotación de la clase obrera y por ello debe ser destruido. Según Mikhail Bakunin,
el Estado y otras instituciones como la Iglesia y el Ejército han de ser reemplazados
por una federación de comunas creadas de forma espontánea.
Piotr Kropotkin propugnó Como instrumento indispensable para cambiar la
sociedad propuso la educación, aunque también ponderó la violencia para
conseguirlo.

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TEORIAS AFIRMATIVAS DE LA PERSONALIDAD JURIDICA DEL
ESTADO

I. La primera refiere que el Estado es nada más que una persona jurídica y que
esa personalidad es creada por el Derecho, por la técnica jurídica, como una
ficción del Derecho. Según este punto de vista, la totalidad de hombres que
forman al Estado configura una unidad indivisible diferente de sus miembros,
pero tal unidad jurídicamente personificada como un sujeto de derecho, es
nada más que un ser o realidad ficticiamente creados por el Derecho.
Tenemos como exponentes de esta teoría, en primer lugar a Ihering, para
quien el Derecho subjetivo se define como un interés jurídicamente protegido,
y el Estado se reputa como persona jurídica porque hay un interés colectivo y
permanente de la comunidad , que debe ser asumido por el derecho para
organizarse y tutelarse en forma de sujeto de derecho.
Otro seguidor de esta teoría es Kelsen, para quien el Estado es igual al
Derecho, y consiste en la personificación del orden jurídico total; toda persona
jurídica y también el Estado es la expresión unitaria de un conjunto de
normas, cuando ese complejo de normas es la totalidad de un orden jurídico
determinado, la persona jurídica a la cual ficticiamente se imputa o atribuye
ese orden normativo, se llama Estado.
II. La personalidad jurídica es algo así como la vestidura social, de una
institución, que por un fenómeno sociológico espontáneo aparece como una
unidad social distinta de la suma de hombres que forman un grupo o una
asociación.
Puede decirse que este enfoque admite una personalidad moral o social
anterior y preexistente a la personalidad jurídica. La personalidad moral sería
previa al Derecho; consecuentemente la personalidad moral es el soporte de la
personalidad jurídica, es la realidad social subyacente sobre la cual se apoya o
coloca la personalidad jurídica, por tanto la personalidad jurídica es el

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revestimiento de la personalidad moral, es la misma personalidad moral
recogida y asumida por la técnica jurídica.
III. Finalmente , la teoría francesa que hemos rechazado rotundamente por creerla
equivocada, supone que la nación es una entidad distinta del conjunto de
nacionales, y que conforma una persona moral con unidad propia( en tanto
para nosotros es nada más que una pluralidad de hombres que tienen entre sí
el vínculo común de una misma nacionalidad). Pues bien, la nación persona
moral se identifica con el Estado porque se politiza, se organiza en Estado, se
personifica política y jurídicamente en el Estado. El Estado sería, así, la
nación organizada bajo forma política y jurídica.

TEORÍA DEL INTERÉS

El representante de esta teoría es Von Ihering, un autor normalista opuesto a


Savigny. El derecho subjetivo es un interés jurídicamente protegido. En todo derecho
subjetivo hay un elemento sustantivo (el interés) y un elemento formal
(procedimiento jurídico en defensa de un interés);
Establece que la personalidad de las personas jurídicas complejas no está en la
voluntad sino en el "interés" que determina el acto de voluntad y contenido.
Esta teoría comparte con la teoría de la ficción la idea de que la persona
jurídica es una construcción jurídica con fines prácticos.
Crítica: al igual que existe derecho subjetivo sin voluntad, hay derecho
subjetivo cuyo interés no es atribuible al título mismo o derechos que pueden no tener
este motivo. (Ej.: derecho al voto).

TEORÍA DE LA VOLUNTAD

Sus representantes son: Savigny, Zitelmann, Del Vecchio y Windschein, quien


da una definición que adecuadamente describe la teoría: “el derecho subjetivo es el

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poder o señorío de la voluntad reconocido por el ordenamiento jurídico como
voluntad jurídicamente protegida”
Crítica: los derechos subjetivos existen a pesar de la voluntad de su titular por
más que no se persigan subsiste el derecho subjetivo.

DIFERENCIAS ENTRE PERSONA JURÍDICA PÚBLICA Y PRIVADA

Persona Jurídica de Derecho Público Persona Jurídica de Derecho Privado


El patrimonio, es costeado con fondos Nace de la iniciativa privada y se
oficiales que el Estado recauda a través establece con fondos privados.
de los impuestos de toda índole.
Es creada mediante acto estatal Son administrados por órganos que no
(Constitución Política, leyes, decretos, forman parte de la organización pública.
ordenanzas, acuerdos, entre otras).
Es administrada y gobernada mediante Las personas morales del derecho
órganos públicos o estatales como los privado se dividen, esencial si no
distintos Ministerios que tiene el Estado.exclusivamente, en dos grupos genéricos,
el de las sociedades y el de las
asociaciones.
Las personas jurídicas de derecho Las personas jurídicas e derecho privado
público se dividen en: se dividen en:

La nación es la más importante persona Asociaciones sin ánimo de lucro, las


de derecho público y representa la cuales buscan un bienestar, ya sea físico,
personificación del ordenamiento intelectual, moral, social o espiritual de
jurídico aplicable a todos los los asociados.
venezolanos. Las asociaciones con ánimo de lucro,
Los departamentos son también personas son las que constituyen los particulares
jurídicas. para la realización de actos permitidos
Los establecimientos públicos son por la ley y con finalidad eminentemente
servicios públicos personificados que lucrativa.
carecen de asiento territorial como
sucede con la Universidad Nacional,
pues tiene varias sedes en distintas
ciudades del país.

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CONCLUSIONES

El territorio es uno de los elementos esenciales para la constitución del


Estado, junto con la población (el elemento sociológico) y la organización política (el
elemento propiamente jurídico). Sin embargo, una situación de esa clase no podría
producir más que un embrión de Estado y, en todo caso, no un Estado moderno. En
segundo lugar, y yendo al enjuiciamiento de la relación territorio-organización
política, es de tener muy presente que, como ha afirmado Alf Ross, los Estados son
primariamente una organización de poder. Antes de que existiese cualquier forma de
verdadero Derecho internacional, existían ya los Estados separados. Punto clave en la
determinación de la urdimbre territorio-Estado. Ross dice en la práctica, las
relaciones entre los Estados serían inconcebibles sin una delimitación territorial
jurídica.
Una primera doctrina admite que el territorio es para el Estado objeto de un
derecho especial de soberanía, de modo que habría en la potestad estatal dos poderes
distintos: uno que alcanzaría a las personas y otro que recaería especialmente sobre el
territorio, formando así una especie de potestad real, o sea comparable a un derecho
real del Estado sobre el suelo nacional. En este orden de ideas conviene añadir que el
cuadro de ejercicio de la potestad del Estado no se reduce al territorio, es decir, a la
superficie o al subsuelo del solar nacional, sino que comprende también la capa
atmosférica situada sobre el suelo y las porción de mar que bañan el territorio del
Estado, al menos en la medida en que dicho Estado puede de hecho ejercer sobre
ellos su acción de dominio. En otros términos el Estado ejerce su potestad no
solamente sobre un territorio, sino sobre un espacio; espacio que, ciertamente, tiene
por base determinante el territorio mismo.
Los hombres que pertenecen a un Estado componen la población de éste.
El tránsito histórico del Estado ilimitado e individualista al Estado
institucionalizado implicó para el derecho, la estructuración de una nueva tipología y
terminología jurídica amplificadora del pensamiento jurídico.

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Acudiendo a las elaboraciones de diversos tratadistas, trasladaron los planteamientos
sobre la persona jurídica al derecho público, sosteniendo que ésta -la personalidad
jurídica- permitía entender en su plenitud al Estado, justificando y sosteniendo su
relación con el derecho y constituyéndose de esta manera, en el presupuesto de toda
construcción jurídica en derecho público. La teoría de la personalidad jurídica del
Estado no es una concepción que pretenda negar los otros calificativos o definiciones
que sobre el fenómeno estatal se han expuesto.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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