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El cine de Bollywood: «comercial y popular».

Una introducción

Guido Fernández Parmo

Historia

El cine de Bollywood no es el cine de la India. Disfrutar de la genialidad, del disparate, de la


espectacularidad, de la alegría y de las terribles historias trágicas, así como de los grandes amores
e historias románticas, forma parte de un cine que desde su singularidad produce masividad,
univocidad. El cine de Bollywood no es el cine de la India quiere decir que la identidad india no
puede ser encerrada en la representación de esta industria. Al lado de Bollywood se encuentran
otros centros industriales: cine de Assam, cine Bengalí (Tollywood), cine Tamil (Tallywood), cine de
Punjab, de Calcuta, etc.

Pero, como veremos, el cine de Bollywood, hablado en hindi, es el de mayor popularidad.


Esto ubica al cine de Mumbai en el centro de la producción de identidad siendo el productor de
discursos sobre los indios más importante de la India.

La identidad nacional es un tema fuertemente discutido por la academia india, sobre todo
a partir de la Escuela Histórica de Estudios Subalternos, cuando se propuso hacer una historia india
de la India (Guha). Como resaltan muchos de los estudios de este grupo, la identidad nacional es
una construcción que se hizo no sin dejar afuera a grupos subalternos que no entraban en los
rasgos identitarios de lo nacional. Cuestiones vinculadas a la religión, a los valores liberales de
ciudadano, a un pueblo indio que no siempre son todos, a sujetos históricos que muchas veces
dejan en el silencio de la historia a los campesinos o mujeres, etc., se encuentran en la identidad
nacional. El cine refuerza esa identidad reproduciendo las mismas exclusiones, de ahí, por
ejemplo, el fuerte contenido machista que muchas películas siguen teniendo aún cuando se
admiten algunas críticas o cuestionamientos.

Luego de 1947 el cine, casi como única expresión cultural y medio de entretenimiento
masivos del pueblo, contribuyó a formar una conciencia nacional. Con Mother Land de 1957, la
asociación maternidad y tierra madre reforzó la identidad nacional, así como la importancia de la
madre como personaje cinematográfico (Childers, 8). La extensión y masividad de este sentido
sólo puede ser entendida como un dispositivo mediático que produce hegemonía, es decir, como
un instrumento para generar una conciencia y un consenso sobre temas vinculados a la identidad
nacional. De esta manera, la industria cinematográfica logró sintetizar armónicamente lo popular
con lo nacional, como si a nosotros nos hubiera sucedido que las películas de Favio fueran más
taquilleras que ET o Titanic o Avatar. La India logró eso.

Con respecto a las influencias del cine, desde sus orígenes, el cine occidental es una
principal influencia (así como actualmente la cultura de MTV y de videos musicales lo son
también), pero también ha tenido sus propias influencias, es decir, se ha nutrido de tradiciones
artísticas de la propia India. El teatro Parsi del siglo XIX y el teatro popular del siglo X, en ambos
casos incorporando de ellos los temas, la música, la danza, etc.

Por otro lado, los grandes relatos épicos como el Mahabarata o el Ramayana siempre son
una fuente inagotable de referencias. Y si bien estos dos relatos son los favoritos de las
producciones para la TV, un dispositivo discursivo todavía más amplio y popular que el cine,
siempre podremos encontrar referencias a las historias de estos dos clásicos. En Delhi-6, por
ejemplo, la trama de la película combina una historia de amor y un conflicto religioso entre
hindúes y musulmanes desencadenado por una supuesta fuerza demoníaca identificada como un
Mono (una serie de asesinatos que son adjudicados a un demonio). El protagonista de la película
es un indio no residente que vivió toda su vida en EEUU y regresa a la India acompañando a su
abuela que está por morir. En el comienzo de Delhi-6, Roshan (Abhishek Bachchan), el
protagonista, asiste a un espectáculo popular en una fiesta, donde se representa una escena del
Ramayana, esa en donde Sita, la enamorada de Rama es raptada por un demonio. De esta forma,
la escena nos anuncia los contenidos de la película: una historia de amor mezclada con una lucha
con fuerzas supuestamente sobrehumanas.

Podemos resaltar algunos de los puntos sobresalientes en la historia del cine indio:

1896: se proyecta en un teatro de Mumbai la película de los Hermanos Lumiere Tren llegando a la
estación, la que suele considerarse la primer película filmada (si bien es cierto que suele ponerse a
la película de Melies como la primera en hacer del cine una expresión de ficción).

1920: Mumbai ya producía unas 200 películas al año


1946: llega el neorrealismo a la India. Las películas inspiradas por el movimiento italiano
desembocan en la reconocida y magnífica Trilogía de Apu (1955-1959) dirigida por Satyati Ray
(Pather Panchali-Canción del pequeño camino, 1955; Aparajito-El Invencible, 1957; Apu Sansar-El
mundo de Apu, 1959). El éxito internacional de Ray, reconocido como uno de los cineastas más
importantes de la India por su contribución artística y social al cine indio, dio lugar, al mismo
tiempo, a una tendencia conocida como Parallel Cinema. Este movimiento intentó mantener
cierto grado de independencia, con películas que tuvieran contenidos realistas (oponiéndose así al
cine popular y comercial en donde las historias siempre están mezcladas con fantasía y mundos
irreales). El cine paralelo o la New Wave india siguió hasta que por la década del 90 comenzó a
declinar debido a los costos de producción.

1970: el cine comercial comienza a imponerse como discurso hegemónico. Dentro de este cine
comercial, entre los 70 y 80, el personaje del Young Angry Man (el Hombre Joven Enojado) dominó
las películas taquilleras. Este personaje combinaba la acción con cierta crítica social a los poderes
sufridos por marginales y desclasados. Aquí surge una leyenda del cine indio que es Amitabh
Bachchan, actor que consiguió una innumerable cantidad de premios y reconocimientos, que ha
tenido su estrellato, su caída y su regreso, su carrera política, etc. Sólo en los últimos cuatro años
(2006-2010) ha aparecido en más de 25 películas.

1990: con la llegada del neoliberalismo, el cine comercial y popular pierde casi completamente sus
pocos elementos “realistas”, el Young Angry Man desaparece, y ahora el héroe pasará a ser un
joven que lucha desde dentro de las tradiciones sociales, sin confrontar ni producir conflicto. En un
cine que siempre representó las contradicciones y conflictos de la cultura (como los provocados
por la tensión entre matrimonio arreglado y amor o pasión), esto representó una sumisión a los
poderes tradicionales. De todas formas, el cine indio sigue siendo lugar en donde se toma
conciencia de los conflictos y las contradicciones, sigue siendo el lugar para pensarlas y mostrarlas
(aunque ya casi nadie se anime a desafiarlas).

Industria

En la India se producen más de 1000 films al año. En el 2006 fueron 1090.

El 22% son películas habladas Tegulu


El 20% en Hindi

El 15% en Tamil

En el 2006 los espectadores que asistieron a las salas sumaron la cifra de 4 billones. Se calcula que
en toda la India hay unos 10 millones de espectadores diarios. Existen 13000 salas, algunas con
capacidad para 1000 espectadores.

Esta producción, además, tiene una fuerte impronta nacional desde la perspectiva económica. En
el 2006 sólo el 4% del mercado compartía salas con películas extranjeras. Entre las películas más
taquilleras, a pesar de representar sólo el 20% de la producción, las películas habladas en Hindi (en
su mayoría producidas en Bollywood, es decir, los estudios en Mumbai) son las que figuras entre
las diez más vistas.

Otro aspecto importante es la música. Lo mismo ocurre aquí con el mercado.

Sólo el 6% del mercado de la música está ocupado por música extranjera. Siendo un elemento tan
importante para el cine, la música en muchos casos define el éxito de la película. Los CD y los
videos clips suelen anticiparse a la película y en muchos casos los ingresos de estas ventas
alcanzan para recuperar el presupuesto de toda la película. El 30% del presupuesto de una película
puede estar dedicado a la música solamente.

Masala –films

El cine de la india, especialmente el popular y comercial, puede ser pensado como un cine que, fiel
a la tradición culinaria de la India, está compuesto por una variedad enorme de ingredientes. La
mezcla de especias (masala o massala) típica de la comida india sirve como patrón para el cine. El
cine indio es un cine de mezclas: mezcla de géneros, las películas pueden tener escenas de amor,
de acción, de comedia; mezcla de artes, música, danza, teatro; mezcla de temas, viajes, cacerías,
historias familiares, odios, política, etc., etc.

Esta mezcla hace del cine de la India un espectáculo que mezcla los sueños con la realidad
(Abad Tejerina, 165), si bien últimamente viene con una tendencia a excluir los ingredientes más
realistas. La experiencia de una película de Bollywood está hecha para satisfacer al mismo tiempo
todos los gustos. Al punto de caer en guiones que, para el gusto occidental, terminan siendo un
poco inverosímiles.

Dos ejemplos. En la película Rang de Basanti (Píntalo de Azafrán) del 2006, unos jóvenes
filman la historia real de unos rebeldes de la época de la colonia. Los jóvenes son un poco
infantiles y descomprometidos y sólo participan de la película por diversión. Luego de que uno de
sus amigos, el único serio y que era piloto de la Fuerza Aérea, muriera en un accidente, sus vidas
cambiarán. El accidente pone en manifiesto una red de corrupción entre empresarios y políticos.
Los jóvenes descomprometidos serán de golpe poseídos por el pasado histórico de los personajes
rebeldes que encarnaban. Sin más mediaciones, deciden asesinar a un funcionario que parecía ser
el responsable, y pasar a una “clandestinidad” que durará lo que resistan en una radio tomada.
Como los héroes del pasado, los jóvenes terminarán muertos. Película histórica, política, juvenil,
de amor, todos los géneros mezclados, si bien en una mezcla que deja un sabor extraño.

En Dil Chahta Hai (Do your thing) de 2001, la primer hora y media de película muestra a
tres amigos con sus diferentes personalidades. Una película sobre los jóvenes del presente,
aunque jóvenes que no tienen problemas ni de pobreza, de trabajo, ni nada parecido a personajes
“realistas”. Esta primera hora y media termina cuando se separan y en parte pelean. Uno de ellos
termina en Australia. Y aquí comienza una segunda hora y media en donde la película se
transforma en una película romántica entre este personaje y el de una joven que había aparecido
en una escena al principio de la película. El conflicto entre estos dos personajes es que ella tiene
un prometido, y así la trama adopta una estructura típica del cine indio que es la de la tensión
entre matrimonio y amor. Dos películas en una, dos historias sin más unidad que dos momentos
distintos en la vida de una misma persona.

Música y danza

Una característica del cine de Bollywood, como es sabido, es su música y danza. La música, las
canciones y los bailes, como secuencias más o menos independientes (con esto no queremos decir
que no tengan que ver con el argumento sino que tienen un sentido propio), son elementos
insalvables para este cine. En la encuesta realizada por Roa, un espectador decía: “No entiendo
cómo la gente [en Occidente] se sienta dos horas en un cine mirando una película que no tiene ni
siquiera dos canciones” (Roa, 15).
Si bien es cierto que con más frecuencia salen películas que se van amoldando al gusto
occidental, sobre todo en casos en donde la industria ha tomado posesiones dentro del mercado
internacional europeo y norteamericano. Por ejemplo, en películas como Taare Zameen Par (Like
Stars on Earth) del 2008, producida por el actor Amir Khan, las canciones no suelen darse dentro
de coreografías o, incluso, como en My Name is Khan del 2010 ni siquiera son interpretadas por
los personajes. Esta variedad de films con canciones puede explicarse tanto como una forma de
amoldarse a un gusto más occidental como a la propia carga dramática de las historias en donde la
interpretación por parte de los personajes podría romper con la gravedad del drama. Por el
contrario, cuando el drama es un melodrama, y cuando el sufrimiento tiene que ver con el amor,
las canciones tienden a reforzar los sentimientos de los personajes.

Las secuencias musicales pueden tener tres propósitos diferentes:

1. Parte de la película: que la escena de baile o canto sea parte de la película, como por
ejemplo en Taare Zameen Par, recién citada, la escena en donde el nuevo profesor de arte
llegue al aula y canta una canción en donde todos terminan cantando y bailando. Del
mismo modo, escenas ambientadas en clubs nocturnos, en cabarets, etc. En la película del
2001 Gulaal, un drama político que narra la historia de un partido político fundamentalista
del Rajasthan, la película abre con una escena en una especie de cabaret, en donde un
grupo típico del Rajasthan toca música mientras una bailarina canta y baila (en un
contexto bien indio: música, vestimenta, etc.). Aquí, la secuencia es una parte de la
película en donde no hay discontinuidad en la representación.

2. Sueño o fantasía: Suele ser muy frecuente. En Jhoom Barabar Jhoom (Dance Baby Dance),
en secuencias donde los personajes fantasean con un futuro en donde son marido y
mujer. La película, que está ambientada en Londres y París, regresa entonces a la India
como una tierra en donde la fantasía tiene lugar, en donde los sueños más perfectos
tienen lugar. Frente a Occidente y su libertad, su estilo moderno, etc., cuando la fantasía
es la de una familia, la tierra es la de la India.

3. Expresión de un sentimiento: Las canciones son usadas también con mucha frecuencia
para expresar algo que de otra manera no puede ser expresado. Sentimientos prohibidos,
sentimientos vergonzantes, ilegítimos, tienen su espacio en las canciones y escenas
musicales.
En términos generales, en estas secuencias musicales se cuenta algo que no podría ser contado de
otra manera. Se expresan emociones o sentimientos (por ejemplo, sexuales) que no tienen lugar
fuera de esas escenas. Suelen tener mayor libertad, incluso para expresar, como dice Gopinath, un
deseo queer (Gopinath, 285).

En la primera secuencia de Veer Zaara el personaje de Preity Zinta, expresa algo que una
mujer no podría decir en público: el deseo de ser libre, de no depender de ningún hombre, de
mantenerse soltera. No puede decirse que estemos en el plano de la representación, de la
representación de los sucesos de la narración. Habría que pensar más bien que en ese momento la
película se mete dentro del personaje y la imagen antes que representar una acción dentro del
hilo narrativo, expresa un sentimiento interior del personaje que no puede manifestarse por su
radicalidad. Además, la escena incluye uno de los elementos simbólicos presentes en las
secuencias musicales para transmitir la idea de carga sexual: la lluvia. La lluvia es un símbolo de
sexualidad, de atracción sexual, o como mínimo de erotismo. Por ejemplo, en Rab Ne Bana Di Jodi
(Una unión hecha por Dios) de 2008 la primera vez que el personaje Raj lleve en moto a Taani la
lluvia preanuncia algo que se irá tejiendo con la trama: la atracción prohibida entre ambos
personajes. En la exitosísima Kal Ho Naa Ho (Tomorrow may not Be) de 2003, nuevamente Shah
Rukh Khan y Preity Zinta protagonizan una historia de amor llena de sentimiento, humor y drama.
Aquí Shah Rukh Khan anticipa el genial personaje de Rab Ne Bana Di Jodi, con una interpretación
cómica magistral. Cuando el personaje de Preity Zinta decida delcarle su amor al de Khan, antes de
llegar a la casa de éste, una lluvia atrapa a la enamorada que seguirá corriendo y bailando bajo la
lluvia. Mientras dure la lluvia el amor y el deseo de comunicarlo son una sola cosa en el personaje.

Melodrama

Si el cine indio de Bollywood es un cine de las mezclas (masala-films), existe un meta-género,


trans-género o más bien super-género que los incluye a todos: el melodrama. El melodrama suele
ser la constante en todas las películas, en las de acción, en las cómicas, en las dramáticas. El
melodrama suele ser un género en donde el conflicto se plantea como una dicotomía y un
enfrentamiento entre el bien y el mal. Esta dicotomía, en donde no se admiten demasiados
matices, explica la desmesura de todos los personajes, sus caracterizaciones exageradas incluso la
actuación exagerada (que tiene que ver, además, con un método hindú de actuación conocido
como “rasa method”, en donde el actor intenta general una empatía con el espectador
encarnando una emoción en su totalidad).

Los conflictos, que mayoritariamente son de carácter sexual-amoroso, se resuelven en el


melodrama en un universo simbólico-ideal. Según Thomas (en Hsu, 8), el cine comercial de
Bombay ofrece el espacio para la resolución de los conflictos de la cultura y la sociedad. El
problema está en que según la lógica del melodrama, la resolución se da según estereotipos: el
bien que se impone al mal, la familia que se reúne finalmente, las injusticias que se pagan en
última instancia.

La dinámica dicotómica del melodrama, con sus personajes estereotipados, tiende a cerrar
la potencia significante de la imagen. El estereotipo es como el símbolo: apunta a un sentido
preciso, justo, único, en donde las ambigüedades y las riquezas semánticas han desaparecido. El
que es bueno es bueno y el malo, malo. En el conflicto de Veer Zaara, por ejemplo, en donde el
personaje de Preity Zinta deba casarse con su prometido, este es todo, en todos sus aspectos,
malvado. No sólo es malvado por ser el enemigo o rival amoroso del protagonista, sino por la
totalidad de sus acciones son malvadas, incluso aquellas que no tienen que ver la rivalidad de
amantes. En un personaje de estas características, no hay espacio para las diferentes
interpretaciones, no hay contradicciones psicológicas, etc., etc.

El melodrama es el género de lo popular precisamente por esta claridad en los mensajes,


por la falta de ambigüedad: la masividad es popularidad cuando todos compartimos la misma
interpretación. Sólo así puede entenderse la masiva asistencia a los cines en la India (Childers, 3).

En el estereotipo, que es la encarnación de un ideal y una perfección (buena o mala), por


naturaleza será desmesurado. Nunca se trata de un personaje malo, sino de la maldad, nunca es
un atraerse un poco, sino la pasión misma, etc. Todo es desmesurado. Por seguir con Veer Zaara,
los personajes se enamoran en tan sólo dos días. En el primero, él la rescata de su accidente, y en
el segundo ella visita su aldea. Suficiente para dejar la vida el uno por el otro (más bien, él por
ella). Suficiente para que la historia de amor adquiera dimensiones épicas, movilizando fuerzas
que exceden la de un amor entre dos individuos: las fuerzas de la justica, de las tradiciones, de las
religiones. Un amor que trasciende las barreras de las religiones, de los países (y nada menos que
la India y Pakistán), incluso del tiempo.
Temas

Los géneros más populares del cine de Bollywood son el melodrama, la comedia y la acción, si bien
podemos decir que existe una matriz con características del melodrama que atraviesa a todos los
géneros. Personajes exagerados, historias de amor imposibles, grandes dramas y tragedias,
pueblan las películas de Bollywood.

En términos generales, siguiendo una idea básica del cine como narración, el cine de
Bollywood suele componer sus historias alrededor de un conflicto o tensión que deberá ser
resuelto de alguna manera. Entre los conflictos más usuales podemos encontrar:

Modernidad y la Tradición. Frecuentemente es el marco de las historias de amor, como por


ejemplo en la taquillera Love Aaj Kal (El amor en estos días) del 2009. La película, que plantea un
amor moderno, occidentalizado, entre dos indios no residentes viviendo en Londres, tiene dos
excepcionalidades que pueden ser pensadas casi vanguardistas para el cine de Bollywood: en
primer lugar, su duración “occidental”, apenas unas dos horas (cuando el promedio de las
superproducciones suele ser de dos horas cuarenta o tres), lo que habla de una acomodación a las
costumbres occidentales; en segundo lugar, al comienzo de la película, en la misma noche en que
ambos personajes se conocen, en un auto, Jai (Saif Ali Khan) y Meera (Deepika Padukopne), luego
de hacer un breve ritual tocándose con la yema de los dedos, se dan un rápido beso. Considerando
la prohibición existente sobre besos y otras manifestaciones sexuales o eróticas, estamos ante un
evento casi único en el cine indio. Inmediatamente después del beso, el personaje de Saif Khan
pregunta, casi hablándole al espectador, si hay vio algo. El póster mismo de la película tiene a la
pareja a punto de darse un beso en la boca. La pareja, de manera un poco inverosímil, se separa y
decide seguir cada uno con su vida, él en San Francisco, ella en la India, contándose de sus
experiencias con parejas y novios/as. En paralelo, el film desarrolla la pasada historia de amor de
quien es como el consejero sentimental de Jai. Por un lado, el paralelismo marca las enormes
diferencias de una tradición que en realidad sigue vigente, es decir que no es sólo cuestión del
pasado, y por el otro marca los problemas atemporales del amor.
El amor vs. el matrimonio arreglado. Suele ser de los temas más frecuentes en el cine, que, así, se
convierte en el lugar donde, podríamos decir, la sociedad india toma conciencia de sus conflictos.
Veer Zaara es un caso épico de esta tensión que, sin embargo, no es enfrentada. Tanto el
personaje de Zaara como el de Veer dejan que el arreglo siga su curso y la resolución de la historia
tendrá que ver más con la idea del amor como una fuerza que está más allá de la voluntad de los
individuos que con lo que hacen los personajes. Enumerar casos en donde este tema está presente
es prácticamente enumerar la mayoría de las películas.

Musulmanes-Hindúes. La exitosísima My name is Khan de 2010, que cuenta la historia de un indio


musulmán con síndrome de Asperger en Estados Unidos, toma como eje narrativo el
enfrentamiento entre las religiones. En una de las primeras secuencias de la película, en la infancia
de Rizwan Khan, vemos escenas del conflicto entre musulmanes e hindúes. Cuando la madre de
Riswan muere, éste decide ir a Estados Unidos y cumplir con el sueño de la madre de que fuera
feliz y de reencontrarse con su hermano. Así comienza una película que parece tener a EEUU como
la tierra del sueño americano y de las posibilidades. En EEUU Rizwan se enamora de una mujer
india-hindú divorciada y con un hijo, y se casan a pesar de la oposición de su hermano. Cuando la
intolerancia entre musulmanes e hindúes parecía separar definitivamente a los hermanos, los
atentados de 2001 cambiarán el rumbo de la historia. El hijo de su esposa es asesinado a golpes
por unos jóvenes racistas (el niño había tomado el apellido musulmán del padre). Ahí comienza
una película mitad Rainman mitad Forrest Gump. Riswan abandona su casa con la promesa, hecha
a su esposa, de decirle al presidente Bush que su “nombre es Khan y no es un terrorista”. El viaje
de Riswan por el interior de EEUU persiguiendo al presidente en sus diferentes giras, lo cruzará
con un pueblito de negros arrasado por el huracán Katrina, y entonces el conflicto se desplaza de
uno religioso a otro racista de clase. El musulmán acusado de terrorista se encuentra con los
negros pobres cristianos y la amistad no podía ser más fuerte. Cristianos y un musulmán rezan
juntos en una capilla por los muertos producidos por la guerra en Irak y por el odio religioso (en
este caso sufrido por los musulmanes en EEUU). Cuando Riswan siga su camino terminará acusado
de terrorista y liberado cuando se lo identifique como el hombre musulmán con autismo que salvó
a un pueblo en el sur de EEUU y que sólo quiere cumplir con la promesa de una esposa a la que le
mataron a su hijo.
En el caso de Veer Zaara, esta tensión además está reforzada por la tensión Pakistán-India.
La película sin embargo, elude el problema político para resolver el conflicto como los melodramas
suelen resolverlo: mediante el amor.

En Jhoda Akbar, una superproducción que narra la épica del líder mughal Akbar (uno de
los emperadores mughales más importantes del siglo XVI) a partir de que decide casarse, como
parte de una estrategia política, con una joven hindú (personaje que no existió realmente).
Musulmanes e hindúes se escandalizan cada uno por su lado, mientras el emperador hace
muestras de una libertad de creencia inesperada. Como en otras películas, las diferencias de
religión, de casta o cultura, no alcanzan a sobreponerse al amor y a ideales humanos.

Castas. Las castas son otro tema que suele aparecer en las películas, sin que llegue a ser un tema
principal. En Laagan, producida por el actor Amir Khan, y estrenada en el 2001, cuenta cómo una
aldea de campesinos indios a fines del siglo XIX lucha para que los ingleses no les dupliquen el
impuesto a la tierra (lagaan). Pero la lucha no será mediante las armas, sino mediante un partido
de cricket, juego que hasta el momento era desconocido para los indios (hoy en día, el deporta
más popular). Mientras los indios están tratando de armar un equipo y buscar a los jugadores
entre la aldea, el protagonista (Amir Khan) descubre con un intocable tiene una cualidad
excepcional para arrojar la pelota. Sin dudarlo lo convoca al equipo e inmediatamente todos los
jugadores se niegan a compartir el equipo con un intocable. Luego de un discurso humanitario
sobre la igual de todos los seres humanos, sobre la igualdad espiritual y biológica, los jugadores se
convencen rápidamente e incorporan al intocable. Algo parecido ocurre en Delhi-6, del 2009, en
donde un joven indio no residente que siempre ha vivido en EEUU llega a la India acompañando a
su abuela que regresa para morir en su tierra. La película, que por supuesto desarrollará una
historia de amor, es el descubrimiento de la cultura india, de Delhi y del barrio por parte de este
joven. Desprejuiciadamente, el protagonista tomará del brazo a una intocable del barrio y todos se
asustarán. Sin hacer caso, él la ayuda a incorporarse a la mujer que había pretendido retirarse. De
manera desafiante, amparándose en extranjería del personaje, por sólo unos momentos, se
cuestiona algo incuestionable.

Uno puede imaginarse el impacto de estas escenas en películas taquilleras que son
consumidas masivamente por una población en donde en muchos casos los intocables siguen
siendo una realidad con la cual no hay que tener el más mínimo contacto.
Occidentalización

Con la llegada del neoliberalismo en los 90 también llegó lentamente al cine de la India la
occidentalización. La música, la ropa, los estilos de vida de los personajes, los temas, las
coreografías, lentamente han sufrido lo que algunos llaman la MTVización de Bollywood. Y si bien
es cierto que la más occidental de todas las películas sigue siendo india (por la idiosincrasia, por
valores, por estilos en torno a las relaciones de pareja, incluso en las más liberales, etc.), esta
occidentalización al menos sí contribuyó a reforzar la tendencia del cine comercial a hacer
películas cada vez más alejadas de temáticas realistas. El cine comercial de Bollywood se aleja de
criterios estéticos relacionados con el cine-arte de autor, al estilo europeo, lo que no significaría
alejarse de temáticas indias. Lo que hace la occidentalización es correr a Bollywood de las
temáticas indias incluso en las películas comerciales. Una película como Veer Zaara, una
producción al mejor estilo Bollywood, con dos de las estrellas más importantes, Sha Rukh Khan y
Preity Zinta, dentro del estilo masala indio, con canciones y coreografías, con el melodrama
acostumbrado, y todos los ingredientes narrativos de una película comercial, todavía sigue siendo
una película que se construye con temáticas indias, con una materia prima india: el conflicto entre
el amor y el matrimonio arreglado, la diversidad religiosa, la enemistad entre Pakistan y la India,
las costumbres tradicionales, etc.

La occidentalización es otra cosa que ocurre dentro del cine “comercial y popular”.
Películas como Jhoom Barabar Jhoom (Dance baby Dance) del 2007, ambientada en Londres, con
personajes que prácticamente han perdido los rasgos culturales indios, incorporan una estética
musical y visual propia del video-clip y la cultura MTV. Por supuesto, si se las compara con una
película occidental siguen siendo indias, sólo que películas indias en donde lo que desentona
completamente son las excesivas secuencias musicales. Ningún espectador indio (o casi ninguno)
puede identificarse con ninguno de los personajes de las películas, y ni siquiera, podríamos decir,
con la temática. Una comedia, pero metida de lleno en un mundo irreal y escapista.

Asociado a esta occidentalización están los items-numbers, que son secuencias musicales
con danza que no se relacionan con la película ni por la lírica de las canciones no siquiera por los
bailarines que muchas veces ni siquiera son los actores mismos de la película en cuestión. Se trata
de secuencias que sólo están para el entretenimiento, por lo general con bailarinas occidentales-
blancas, que suelen mostrar más cuerpo de lo que toleraría una india.

Todo esto nos lleva a reconsiderar el elemento nacional de la industria. Porque mientras
por un lado claramente la industria se sostiene con valores nacionalistas (compartiendo tanto en
el cine como en la música muy poco mercado con productos extranjeros, con temáticas que
alguna vez acompañaron alguna identidad nacional, etc.), en esta MTVización ni siquiera se
mantiene la identidad nacional construida por el cine popular hegemónico. Lo de nacional y
popular tiende a confundirse así con comercial y popular.

Conclusión

Claramente, el cine indio está atravesado de una diferencia que de alguna manera puede ser una
razón de su atractivo (Hsu, 1). Si no podemos pensar en la identidad india a través del cine de
Bollywood, sí podemos pensar en la identidad del cine de la India. Siendo un invento occidental, la
India ha sabido apropiarse del invento para hacer algo diferente. Si podemos pensar en un cine
indio de la India (como los historiadores piensan una historia india de la India), por esa diferencia o
singularidad habría que buscarlo. Es posible pensar a la identidad no sólo como algo cerrado y
contenido en sí mismo, como algo homogéneo y compacto, sino también como una complejidad-
abierta, móvil, en donde la identidad posee en sí misma una diferencia que impide que se encierre
sobre sí misma. La misma idea de un masala-film es precisamente la de la mezcla, en donde la
mezcla no da como resultado una nueva cosa, sino algo complejo, compuesto de muchos
ingredientes que pueden ser reconocidos por un fino paladar. La identidad del cine indio es la
identidad de una buena mezcla equilibrada: no un nuevo elemento sino muchos mezclados. Los
ingredientes del cine, como vimos, son los géneros, que siempre aparecen mezclados, las
tradiciones, indias y occidentales, los temas, etc. Estos elementos, como los sabores y olores,
pueden tener más o menos fuerza, de tal manera que existan tendencias que desequilibran la
mezclan, como ocurre con la MTVización de la música, pero el resultado sigue siendo un plato
indio.

Una cultura puede copiar a otra. Se trata del viejo tema colonialista de la asimilación y de
la europeización. En el caso de este cine, la copia se distorsiona de tal manera que el producto
nunca se alinea con el original, de tal manera que podamos decir que pretende ser como tal
película. Incluso en los casos en donde la semejanza es más explícita, como en la citada My name
is Khan con Rainman o Forrest Gump, o en la película de acción Ghajini del 2008, una película con
elementos de una película de acción, de un thriller y de una romántica, claramente inspirada
(reconocido esto por el mismo director) por la película norteamericana Memento. El resultado
nunca es una copia devaluada del original, sino algo diferente.

Bibliografía

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