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Adolf Hitler

Adolf Hitler

Retrato oficial de Adolf Hitler en la cancillería, 1933.

Führer
3.er Presidente de Alemania

2 de agosto de 1934 – 30 de abril de 1945

Predecesor Paul von Hindenburg (como presidente)

Sucesor Karl Dönitz (como presidente)

Reichskanzler
24.º Canciller de Alemania

30 de enero de 1933 – 30 de abril de 1945


Predecesor Kurt von Schleicher

Sucesor Joseph Goebbels

Líder del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores

1921 – 30 de abril de 1945

Predecesor Anton Drexler

Sucesor Partido abolido

Oberste SA-Führer

1930 – 1931

Predecesor Franz Pfeffer von Salomon

Sucesor Ernst Röhm

Oberbefehlshaber des Heeres

19 de diciembre de 1941 – 30 de abril de 1945

Predecesor Walther von Brauchitsch

Sucesor Ferdinand Schörner

Datos personales

Nacimiento 20 de abril de 1889


Braunau am Inn, Austria, Imperio austrohúngaro

Fallecimiento 30 de abril de 1945 (56 años)


Berlín, Alemania

Partido Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores


Padres Alois Hitler y Klara Pölzl

Cónyuge Eva Braun

Profesión político

Firma

Serie Nazismo

Organizaciones Nazis
NSDAP ·
Sturmabteilung
Schutzstaffel
Waffen-SS
Juventudes Hitlerianas
Lebensborn
Volkssturm .

Influido por
Richard Wagner

Mussolini
Karl Haushofer
Houston Stewart Chamberlain
Joseph Arthur de Gobineau
Adolf Hitler
Influye sobre
Boneheads
Neo-Nazis

Libros
Mein Kampf·
Zweites Buch
Temas relacionados
Antisemitismo
Racismo

Adolf Hitler (Braunau am Inn, Imperio austrohúngaro; 20 de abril de 1889 –


Berlín, Alemania; 30 de abril de 1945), a veces en castellano conocido como
Adolfo Hitler, fue un político alemán de origen austriaco, líder, ideólogo y miembro
original del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores
(Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei — NSDAP) que estableció un
régimen nacionalsocialista en Alemania entre 1933 y 1945 conocido como Tercer
Reich.

Durante ese período, recibió y ocupó sucesivamente los cargos de Canciller


Imperial (Reichskanzler) de enero de 1933 a abril de 1945, Jefe de Estado (Führer
und Reichskanzler) de 1934 a abril de 1945 y Comandante Supremo de las
fuerzas armadas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial de septiembre de
1939 a abril de 1945.

La ideología de Hitler, que llevó como causa directa al estallido de la Segunda


Guerra Mundial y al desarrollo del Holocausto, se basaba en una serie de puntos
de tipo visionario de carácter innegociable: la eliminación de los judíos; la
consecución de un «espacio vital» para garantizar el futuro de Alemania; la raza
como explicación de la historia del mundo y la lucha eterna como ley básica de la
existencia humana.1

Política

Ascendió al poder durante un período de crisis económica, social y política,


acentuada por los efectos de la Gran Depresión de 1929 y el descontento y
frustración popular en Alemania consecuencia de la derrota en la Primera Guerra
Mundial. A lo largo de su mandato político utilizó la propaganda estatal y su
carismática oratoria para persuadir a las masas, enfatizando su oposición al
Tratado de Versalles de 1919, al pueblo judío, al pacifismo y al comunismo
internacional, particularmente el soviético-bolchevique, y al mismo tiempo
resaltando el nacionalismo alemán, el militarismo, el racismo, la llamada
preservación de la raza aria, el pangermanismo y la anexión o recuperación
armada de territorios europeos perdidos luego de la Primera Guerra Mundial por el
Imperio Alemán. Después de reestructurar la industria y economía y frenar en
poco tiempo la inflación y el desempleo, Hitler se ganó el apoyo popular. Rearmó y
organizó las fuerzas armadas alemanas, estableciendo una dictadura totalitaria
personal que transformó a la sociedad alemana y eliminó su sistema democrático.
Su régimen se caracterizó por la diferenciación racial, la supremacía aria y la
persecución étnico-religiosa y política. Desde 1939, como consecuencia de la
guerra, este modelo se extendió al resto de Europa. En el plano ideológico, Hitler
asumió los planteamientos del fascismo italiano pero con matices propios basados
en las características del nazismo y la sociedad alemana. En torno a su figura se
desarrolló un intenso culto a la personalidad.

Perseguía una agresiva política exterior expansionista para ampliar el


Lebensraum ('espacio vital') alemán al este de Europa, y combatir una presunta
conspiración internacional entre el judaísmo, la masonería, el comunismo y el
capitalismo por parte de los gobiernos estadounidense, inglés y soviético. Su
política tenía como objetivo establecer un Nuevo Orden (Neuordnung) en el que
Alemania y la raza aria tendrían un papel hegemónico mundial.

Responsable del inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa con la invasión


de Polonia en septiembre de 1939, para 1941, período de su apogeo, sus tropas y
aliados del Eje ocuparon la mayoría de Europa y partes de Asia y África, pero
fueron derrotadas por las potencias Aliadas en 1945. Hacia el final de la guerra,
las violentas políticas de conquista territorial y subyugación racial de Hitler habían
causado a la muerte de entre 55 y 60 millones de personas (alrededor del 2% de
la población mundial de la época) en su mayor parte civiles, así como un
considerable grado de destrucción de ciudades europeas. El exterminio
sistemático y masivo de enemigos políticos y personas consideradas racialmente
«inferiores» o «subhumanas», mediante la detención en una red de campos de
concentración y exterminio en Alemania y en los territorios conquistados, llevó a la
muerte a poco más de seis millones de judíos en lo que posteriormente en el
contexto histórico se denominó el Holocausto, como así también a homosexuales,
gitanos, eslavos, discapacitados físicos, enfermos mentales, prisioneros de guerra
soviéticos y opositores políticos a su régimen. Las estimaciones del número de
personas que perdieron la vida como consecuencia de medidas raciales
adoptadas por el gobierno de Hitler, sus aliados del Eje, estados satélite y
colaboradores, según la mayoría de los historiadores serían aproximadamente 11
ó 12 millones de personas, de las cuales la mitad corresponderían al Holocausto.

Primeros años

Infancia
Hitler de niño.

Alois Hitler (1837–1903).

Klara Pölzl Hitler (1860–1907).

Adolf Hitler nació en Braunau am Inn, una pequeña aldea cerca de Linz en la
provincia de la Alta Austria, no muy lejos de la frontera alemana, en lo que
entonces era el Imperio austrohúngaro. Nacido en una familia de clase media, su
padre, Alois Hitler (1837–1903), fue un agente de aduanas. Su madre, Klara Pölzl
(1860–1907), fue la tercera esposa de Alois. Hitler fue el tercer hijo de la pareja. 2
Como los padres de Hitler eran primos, debieron obtener una dispensa papal para
el matrimonio. De los cinco hijos de Alois y Klara, sólo Adolf y su hermana Paula
llegaron a la edad adulta.3 El padre de Hitler también tuvo un hijo, Alois Jr., y una
hija, Angela, con su segunda esposa.3
Árbol genealógico de Hitler.

Su padre, Alois Hitler, fue un hijo ilegítimo, por lo que durante los primeros 39 años
de su vida llevó el apellido de su madre, Schicklgruber. En 1876, el padre de Alois,
Johann Georg Hiedler, finalmente lo reconoció. En el siglo XIX eran comunes en
Austria las variantes del apellido Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler. La teoría del
escritor Franz Jetzinger de que el apellido guarda relación con el checo Hidlar o
Hidlarcek4 ha sido citada en la literatura en numerosas ocasiones, 5 pero es
actualmente rechazada: lo más probable es que todas esas variantes deriven de
Hütte (choza), con lo que el apellido significaría algo así como «pequeño
campesino» o «el que vive en una cabaña».6

La propaganda de los Aliados explotó el apellido original de la familia de Hitler


durante la Segunda Guerra Mundial. Panfletos portando la frase «Heil
Schicklgruber» fueron lanzados desde el aire sobre ciudades alemanas. Sin
embargo, Adolf nació legalmente como Hitler; además, se encontraba también
relacionado con Hiedler a través de su abuela materna, Johanna Hiedler.

El nombre Adolf viene del antiguo alto alemán y significa «lobo noble»
(Adel=nobleza + wolf=lobo).7 De ahí que uno de los apodos de Hitler puestos por
él mismo fuera Wolf o Herr Wolf —comenzó a usar este apodo a principios de los
años 1920 y se le dirigían con él sólo los amigos íntimos (como «Tío Wolf» por los
Wagner) hasta la caída del Tercer Reich.8 Los nombres de varios de sus cuarteles
generales dispersos por toda Europa Continental (Wolfsschanze en Prusia
Oriental, Wolfsschlucht en Francia, Werwolf en Ucrania, etc.) reflejan esto. Incluso
Hitler sugirió a su hermana Paula que se cambiara de nombre durante los juegos
Olímpicos en Garmisch y se mantuviera en estricto incógnito bajo el apellido Wolff,
manteniendo su nombre si quería. Por sugerencia de Paula, se añadió el
calificativo de Frau (Señora) para hacer menos sospechoso el cambio de nombre
ante sus conocidos (haciendo ver que el cambio de nombre fuera debido a un
matrimonio). Hitler era conocido como Adi por su familia y parientes más cercanos.

Hitler dijo que, de niño, era azotado a menudo por su padre. Años más tarde le
dijo a su secretaria: «Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi
padre me azotaba. Unos pocos días después tuve la oportunidad de poner a
prueba mi voluntad. Mi madre, asustada, se escondió en frente de la puerta. En
cuanto a mí, conté silenciosamente los golpes del palo que azotaba mi trasero».9
La familia de Hitler se mudó a menudo, de Braunau am Inn a Passau, Lambach,
Leonding y Linz. El joven Hitler fue un buen estudiante en primaria. Pero en sexto,
en su primer año de enseñanza secundaria (Realschule) en Linz, fue suspendido y
tuvo que repetir el curso. Sus profesores dijeron que no tenía «deseos de
trabajar». No obstante, quedó cautivado por las lecturas pangermánicas del
profesor Leopold Poetsch, quien influyó notablemente en la mente del joven.

En Mein Kampf, Hitler concluyó que su bajo desempeño en la educación fue una
rebelión contra su padre, que quería que su hijo siguiera una carrera como agente
de aduanas; en cambio, Hitler quería convertirse en pintor. Esta explicación se
sostiene aún más por la posterior descripción de Hitler de él mismo como un
artista incomprendido. Sin embargo, Alois Hitler deseaba que su hijo llegara a ser
funcionario como él, empleo del que se sentía muy orgulloso y al que había
llegado prácticamente sin una base académica. Pero al joven Hitler ese futuro no
le seducía en absoluto, ya que estaba demasiado alejado de su objetivo, las artes.
No obstante, después de la muerte de Alois el 3 de enero de 1903, el trabajo
escolar de Hitler no mejoró. A la edad de 16 años, Hitler abandonó la educación
secundaria sin un título.

Adolescencia en Viena y Múnich

Al morir su padre, su madre mudó la familia a un apartamento modesto en Urfahr,


un suburbio de Linz. Poco antes de cumplir los 16 años, Hitler cayó enfermo de
una enfermedad pulmonar, que lo obligó a suspender sus estudios en la
secundaria por un año. Una vez recuperado, ingresó a una escuela estatal en
Steyr. En septiembre de 1905 decidió abandonar la escuela, luego de haber sido
calificado positivamente en la asignatura de dibujo y haberse convencido a sí
mismo que su futuro estaba en la pintura.10 Durante tres años, Hitler se mantuvo
en Linz sin buscar trabajo, muchas veces en compañía de August Kubizek,
probablemente el único amigo que tuvo en su adolescencia;11 según Hitler, estos
años serían los «mejores años de su vida». 11 Aunque Hitler consideraba que su
futuro estaba en la pintura o la arquitectura, era un voraz lector, prefiriendo obras
de historia y mitología alemana.12 Para los dieciséis años, Hitler ya era un ferviente
nacionalista pangermano, y aborrecía a los Habsburgo y a la diversidad étnica del
Imperio austrohúngaro.11

Al cumplir diecisiete años, Hitler viajó a Viena por primera vez, quedándose en la
ciudad por dos meses, gracias a la ayuda monetaria de parientes y su madre. 12
Durante su estadía, visitó la Academia de Bellas Artes de Viena, donde consultó
los requisitos para ser admitido, con el fin de convertirse en pintor. En octubre de
1907 regresó a Viena y se presentó la prueba de admisión; sin embargo, no logró
ser admitido al no poseer el talento deseado, lo cual lo decepcionó mucho. 13 Al
año siguiente lo intentó de nuevo, con peores resultados. El rector de la Academia
le aconsejó intentar en el campo de la arquitectura, pero como Hitler no se había
graduado del colegio, era muy difícil que fuera admitido en la respectiva escuela.12
Sin embargo, en esos años jóvenes con «talento excepcional» eran admitidos en
la escuela de arquitectura sin diploma de secundaria, pero se desconoce si Hitler
intentó ingresar alguna vez.14

A pesar de su fracaso, Hitler decidió quedarse en Viena, aunque por unos meses
continuó viviendo en Linz con su madre, quien estaba agonizando por causa del
cáncer de mama. Después de la muerte de su progenitora, el 21 de diciembre de
1908, Hitler viajó a Viena, donde inicialmente se ganó la vida gracias a diversos
trabajos como barrer la nieve, cargar maletas en la estación de trenes y ser un
obrero de construcción.14 Sin embargo, sus problemas económicos no terminaron,
y un año después de haber llegado a Viena fue desalojado de su apartamento y
tuvo que vivir en un miserable hostal, recurriendo a comedores de indigentes para
poder aplacar el hambre.14 No obstante, para 1910 su situación económica era
más estable, y se mantenía exclusivamente pintando cuadros. Viena, una ciudad
cosmopolita, con mucha vitalidad intelectual y multicultural, le fue por completo
incomprensible. Aunque en posteriores discursos Hitler afirmaría que Viena era
«una perla ante mis ojos», Baldur von Schirach lo contradiría:
Hitler nunca amó a Viena. Odiaba a su gente.15

Sin embargo, su estadía en Viena fue muy importante. De acuerdo a Hitler, su


antisemitismo se formó en esta ciudad; aunque su amigo Kubizek lo contradice, ya
que asegura que Hitler ya era un profundo antisemita en Linz.16 No obstante, de
acuerdo al propio testimonio de Hitler, sus ideas políticas y raciales fueron
formadas, o por lo menos moldeadas, en esa ciudad. Hitler mismo reconocería
que la ciudad le enseñó todo lo que tenía que saber en la vida:
En este período tomó forma dentro de mí una imagen universal y una filosofía que
se convirtió en la base de todos mis actos. Además de lo que entonces creé, he
tenido que aprender poco, y he tenido que cambiar nada.17

En 1913 se trasladó a Múnich, probablemente para eludir el servicio militar en su


país, ya que aparentemente no deseaba servir junto con eslavos y judíos,16
aunque también siempre se había sentido atraído por la prosperidad y fortaleza
que mostraba el Imperio alemán, en contraste con el decadente Imperio
austrohúngaro. Por su parte, Hitler declaró que abandonó Austria porque la
mezcla de razas en Viena le causaba «repugnancia».16 No obstante, en 1914, fue
localizado por las autoridades austríacas, quienes le exigieron que regresase a su
país natal para el examen médico. Hitler viajó entonces a Salzburgo, donde fue
examinado el 5 de febrero, pero fue declarado «no apto» para prestar servicio
militar.

Primera Guerra Mundial


Hitler (derecha) junto a varios compañeros durante la guerra.

El 28 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial; una semana después,


Hitler se presentó como voluntario en el ejército alemán, siendo asignado a un
regimiento bávaro. El inicio de la guerra ocasionó gran entusiasmo en el joven
Hitler, quien pensó que había llegado una oportunidad para cambiar su vida:
No estoy avergonzado de decir que, arrastrado por mi entusiasmo, me arrodillé y
agradecí al Cielo desde el fondo de mi corazón ... por haberme permitido vivir en
ese tiempo.18

Después de menos de tres meses de entrenamiento, Hitler fue enviado al frente


occidental. Sirvió en Francia y Bélgica, como mensajero de la 1ª Compañía del 16°
Regimiento de Infantería Bávaro de Reserva, siendo expuesto al fuego enemigo.
Participó en la Primera batalla de Ypres, donde su unidad fue diezmada en cuatro
días. Al finalizar la batalla, de los 3.500 soldados iniciales, solamente 600 podían
seguir combatiendo.19

Posteriormente, sus oponentes políticos lo acusarían de ser un cobarde, pero la


evidencia los contradice.19 En octubre de 1916, en el norte de Francia, Hitler fue
herido en la pierna, regresando al frente en marzo de 1917, ascendido al rango de
cabo. Sin embargo, no fue promovido más allá de este grado, al considerarse en
ese momento que Hitler no poseía dotes de mando. Hitler fue condecorado dos
veces: recibió la Cruz de Hierro de 2ª clase el 2 de diciembre de 1914, y la Cruz
de Hierro de 1ª clase el 4 de agosto de 1918. Este honor era raras veces otorgado
a un soldado de tan baja graduación.19 De acuerdo a diversos testimonios, Hitler
ganó su última Cruz de Hierro al haber capturado sin ayuda a quince soldados
enemigos, aunque los registros militares no especifican la razón de esta
condecoración.19

Hitler era considerado como un soldado «correcto», pero, según se informa, era
impopular entre sus compañeros debido a una actitud poco crítica hacia los
superiores. «Respetar al superior, no contradecir a nadie, obedecer a ciegas»,
dijo, describiendo su actitud mientras era enjuiciado por el putsch de Múnich en
1923. Uno de sus camaradas comentó:
Lo maldecíamos y lo encontrábamos intolerable. Había un cuervo blanco entre
nosotros que no quería seguirnos la corriente cuando maldecíamos la guerra.19

En efecto, Hitler nunca se quejaba sobre la suciedad del frente y jamás pidió un
permiso para abandonarlo,19 aunque pudo salir cuando estuvo recuperándose de
la herida en su pierna en un hospital en Berlín. Cuando regresó, empezó a
pronosticar repetidamente que Alemania perdería la guerra por causa de los judíos
y los marxistas, a quienes acusó de robar a la nación y no prestar servicio militar. 20
En el aspecto personal, Hitler nunca recibía cartas o presentes de amigos o
familiares, y no acompañaba a los soldados cuando hablaban de mujeres.19
Durante la guerra, también aprovechó la oportunidad para dibujar algunas
historietas y dibujos de instrucción para el periódico del ejército.

En la imagen, una caricatura ilustra la Dolchstoßlegende: una mujer judía ataca


por la espalda a un soldado alemán. Hitler fue un ferviente creyente de esta
leyenda, culpando a los judíos y marxistas de la derrota alemana en la I Guerra
Mundial.

El 13 de octubre de 1918, poco antes del final de guerra, Hitler quedó atrapado en
un ataque de gas venenoso británico, cerca de Ypres. Fue trasladado a un
hospital de campaña, donde quedó temporalmente ciego por causa de los gases
tóxicos.[cita requerida] El 10 de noviembre se encontraba parcialmente recuperado en
un hospital militar al noreste de Berlín, cuando fue informado que la monarquía
había sido depuesta y que se había proclamado la República de Weimar. Cuando
se enteró de que al día siguiente iba a firmarse un armisticio y que la guerra se
había perdido, Hitler quedó ciego de nuevo.[cita requerida]

Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que su ceguera


temporal pudo haber sido resultado de una reacción histérica a la derrota
alemana.[cita requerida] Hitler expresó metafóricamente que durante aquella
experiencia, al quitarse la venda que cubría sus ojos, fue cuando descubrió que el
objetivo de su vida era lograr la salvación de Alemania. Mientras tanto, fue tratado
por un médico militar y un especialista en psiquiatría, que, según se informa,
diagnosticó al cabo como «incompetente para comandar gente» y
«peligrosamente psicótico».[cita requerida] Su comandante declaró: «¡Nunca promoveré
a este histérico!».[cita requerida] Sin embargo, el historiador Sebastian Haffner,
refiriéndose a la experiencia de Hitler en el frente, sugiere que por lo menos tuvo
algún tipo de entendimiento con los militares.

La derrota alemana en noviembre de 1918 lo impactó sobremanera, pues en la


creencia popular alemana el ejército alemán permanecía invicto. Como muchos
otros nacionalistas alemanes, Hitler culpó a los socialdemócratas («los criminales
de noviembre») por el armisticio. Una explicación extendida por la derecha
conservadora sobre la causa de la derrota fue la Dolchstoßlegende («leyenda de
la puñalada por la espalda»), que pretendía argumentar que a espaldas del
ejército los políticos socialistas y marxistas habían traicionado y «apuñalado» por
la espalda a los alemanes y a sus soldados.

El Tratado de Versalles impuso reparaciones de guerra y otras sanciones


económicamente muy perjudiciales para el país, declarando a Alemania culpable
de los horrores de la Primera Guerra Mundial. Durante la negociación del
documento surgieron controversias entre el afán pacificador de Woodrow Wilson,
presidente de Estados Unidos y el revanchismo del premier francés, Georges
Clemenceau. La reconciliación nunca estuvo dentro de los objetivos del Reino
Unido y Francia porque,[cita requerida] desde mediados del siglo XIX, Alemania había
rivalizado con estas dos potencias por la hegemonía de Europa y el control sobre
los territorios coloniales en África y Asia. El tratado fue considerado por los
alemanes como una humillación y fue un importante factor en la creación de las
reivindicaciones políticas y territoriales demandadas por Hitler y su Partido
Nacionalsocialista al llegar al poder.

Inicios en el Nazismo
Artículo principal: Nazismo

Carné de Hitler como miembro del DAP.

Advenimiento a la política

Aunque el final de la guerra lo había convencido de entrar al mundo de la política,


Hitler se percató que no contaba con dinero, amigos, familiares con conexiones,
estudios universitarios o experiencia política;21 por lo que decidió continuar en el
Ejército. Viajó a Múnich para reintegrarse a su batallón, pero allí descubrió que se
había proclamado una república soviética bávara y que su unidad estaba bajo el
control de los socialistas, por lo que solicitó ser transferido a otro lado. El crucial
primer invierno de la República de Weimar, Hitler lo pasó trabajando como un
guardia en un campo de prisioneros de guerra cerca de Austria.
Regresó a Múnich en la primavera de 1919; poco después de su llegada el
gobierno soviético de ese estado fue derrocado por el Ejército alemán y grupos
paramilitares conservadores, y Hitler recibió entonces su primer trabajo político. Su
misión consistía en investigar a los miembros de su unidad que habían colaborado
con el gobierno soviético. Su trabajo fue apreciado por sus superiores, quienes lo
emplearon a tiempo completo, asignándolo al Departamento político de asuntos de
prensa del Ejército, a nivel distrital. De esta manera, Hitler se convirtió en un espía
militar, investigando a los muchos grupos socialistas que estaban naciendo en
toda Alemania. También participó como oficial educador en el «pensamiento
nacional», cursos organizados por el Departamento de Educación y Propaganda
del grupo bávaro de la Reichswehr. La principal tarea de Hitler era entonces
erradicar "ideas peligrosas", como la democracia, el socialismo y el pacifismo.22 Un
objetivo clave de este grupo era crear una «cabeza de turco» para justificar la
derrota alemana.[cita requerida] Las cabezas de turco fueron encontradas en el
Judaísmo Internacional, los comunistas y los políticos liberales, especialmente los
miembros de la coalición de Weimar, que eran considerados como los «criminales
de noviembre».

En julio de 1919, Hitler fue designado V-Mann (Verbindungsmann, término alemán


para un espía de la policía) del Comando de Inteligencia (Aufklärungskommando)
del Ejército, con el objetivo de atraer a otros soldados de ideas similares. En
septiembre, se le ordenó que se investigara un pequeño partido denominado
Partido Obrero Alemán (DAP). Aunque este partido era nacionalista, los superiores
de Hitler desconocían esto, y sospechaban que podía ser un partido socialista o
comunista.22

Hitler asistió entonces a una reunión del DAP, sin embargo, cuando uno de los
presentes sugirió separar Baviera de Alemania y unificarla con Austria, Hitler
pronunció un discurso que llamó la atención de Anton Drexler, principal dirigente
del partido. Hitler fue aceptado en el partido, que ya contaba con la membresía de
Dietrich Eckart y Ernst Röhm.

Desde ese momento, la figura de Hitler fue cobrando más y más protagonismo,
participando a tiempo completo en las actividades del partido y perfilando con
nitidez la nueva ideología:
A principios de la década de 1920, Hitler desarrolló un pronunciado sentido de su
«misión nacional» (...). La «misión» puede resumirse como sigue: nacionalizar las
masas; apoderarse del Estado; destruir al enemigo interno -los «criminales de
noviembre» (refiriéndose a judíos y marxistas, más o menos lo mismo para su
punto de vista)-; construir defensas; llevar a cabo la expansión «por la espada»
para garantizar el futuro de Alemania, superando la «escasez de tierra» (Raumnot)
y adquiriendo nuevos territorios en el este de Europa.23

En 1920, tomó el control de la maquinaría de propaganda, y el 24 de febrero


celebró su principal reunión de importancia, con seis mil asistentes. Para hacer
pública la reunión, envió dos camiones de partidarios del Partido con esvásticas,
para causar conmoción y distribuir panfletos; fue el primer empleo de la táctica de
terror que haría famoso al movimiento nazi.

El 1 de abril de 1920, el Partido Obrero Alemán cambió su nombre a Partido


Nacionalsocialista Obrero Alemán, más conocido como Partido Nazi; ese mismo
día Hitler abandonó el Ejército. Poco después organizó escuadrones de veteranos
de guerra, liderados por Emil Maurice, para que mantuvieran el orden en las
reuniones del Partido, y expulsasen a los que no estuviesen de acuerdo con los
oradores.24 El 5 de octubre de 1921, estos escuadrones fueron organizados bajo el
nombre de Sturmabteilung, mejor conocidos como las SA o los camisas pardas,
por el color de sus uniformes. Muy pronto, las SA, bajo el mando inicial de Johann
Ulrich Klintzich, dejaron de limitarse a su rol de mantener el orden y empezaron a
atacar a los grupos políticos opositores y a los judíos, lo cual acabó convirtiéndose
en su actividad principal.25 En la primavera de 1920, Hitler toma como emblemas
la Hakenkreuz —la cruz gamada— y el saludo del fascismo italiano del brazo en
alto.

Ya a principios de 1921, Hitler era considerado un gran orador, hablando frente a


muchedumbres cada vez más grandes. Ganó notoriedad fuera del partido por sus
discursos polémicos, atacando el Tratado de Versalles, y a grupos rivales (sobre
todo marxistas y judíos). Ese año, Hitler personalmente lideró a los camisas
pardas contra una reunión de federalistas bávaros. Aunque Hitler pasó tres meses
en la cárcel por la paliza que sus hombres propinaron a los federalistas, al salir no
mostró arrepentimiento alguno; por el contrario, estaba más resuelto a emplear la
fuerza contra sus adversarios:
En el futuro, el movimiento nacionalsocialista evitará rudamente, si es necesario
con la fuerza, las reuniones o discursos que puedan distraer la mente de nuestros
compatriotas.26

Para el verano de 1921, Hitler era el líder del partido;27 no sólo era el principal
orador y propagandista, sino que también era la principal fuente de ingresos de
ese movimiento revolucionario. No obstante, los fundadores se encontraban
resentidos debido a la conducta dictatorial de Hitler, y aprovechando que se
encontraba de viaje en el norte de Alemania, planificaron la fusión de su partido
con otros grupos políticos; de esta manera, pensaban reducir la importancia de
Hitler y cuestionar su liderazgo. Hitler se enteró de estos planes y regresó a
Múnich, solicitando poderes dictatoriales en el partido, de lo contrario renunciaría.
Drexler respondió publicando una carta en un periódico, denunciado los abusos
autoritarios de Hitler, pero éste presentó una demanda legal en su contra, y
Drexler se tuvo que retractar. Derrotado, Drexler fue retirado de su cargo de
presidente y Hitler lo sucedió, convirtiéndose en el líder indiscutible del Partido
Nazi. De esta manera, se estableció el «principio del líderazgo», que formó el
sistema de gobierno político de la Alemania Nazi.28

En estos años Hitler conoció a Rudolf Hess, Hermann Göring,a Ernst Hanfstaengl
y Alfred Rosenberg, quienes junto con Eckart, lo introdujeron a círculos sociales
más altos, de los cuales pudo obtener generosas donaciones para el naciente
partido.

Alentado por el rápido crecimiento, Hitler empezó a idear la toma del poder. Sin
embargo, su partido no era todavía la principal fuerza política en Baviera, y era
desconocido fuera de este estado; por lo que Hitler concluyó que necesitaba el
apoyo de las fuerzas políticas y las guarniciones militares bávaras para lograr este
objetivo.29 Influenciado por la marcha sobre Roma de Benito Mussolini, Hitler ideó
realizar una marcha similar hacia Berlín, con la que doblegaría al gobierno
nacional fácilmente.29

A finales de 1922, contaba ya con una pequeña y creciente banda de seguidores


fanáticos, inspirada por la «Marcha sobre Roma» de Mussolini, que empezó a ver
en él el deseo de un líder nacional heroico. En este sentido, un libro publicado ese
año se refería a Hitler explicando que
el secreto de su personalidad reside en el hecho de que lo que yacía dormido en
lo más profundo del alma del pueblo alemán ha cobrado vida en él [...]. Y eso es lo
que ha aparecido en Adolf Hitler: la viva encarnación del anhelo de la nación.30

Putsch de Múnich
Artículo principal: Putsch de Múnich

Hitler junto a los demás acusados por el Putsch de Múnich durante su juicio.

En enero de 1923, luego de que el gobierno alemán se retrasase en el pago de las


reparaciones de guerra a Francia, esta nación procedió a ocupar la región
industrial del Ruhr, devastando la economía germana. El gobierno llamó entonces
a la resistencia no violenta contra Francia, pero en septiembre era obvio que esta
estrategia no estaba generando resultados. El 26 de septiembre, el Canciller
alemán Gustav Stresemann decidió reiniciar los pagos a Francia, y cancelar la
estrategia de resistencia. Stresemann previó que los nacionalistas y los
comunistas iniciarían toda clase de protestas y disturbios ante estas impopulares
medidas, por lo que declaró el estado de emergencia ese mismo día.31 De esta
manera, el comandante del Ejército, General Hans von Seeckt, se convirtió en la
principal autoridad de la República.31 Hitler vio este período de inestabilidad
política como la oportunidad para realizar su propia versión de la "marcha sobre
Roma".29
No obstante, el tradicionalmente autónomo estado bávaro no estaba dispuesto a
aceptar la autoridad central del General von Seeckt. Ese mismo día, el gobierno
regional proclamó su propio estado de emergencia y colocó a Gustav von Kahr al
mando de Baviera. El gobierno nacional reaccionó exigiendo el arresto de varios
líderes nacionalistas y, además, reclamó la supresión del principal periódico nazi,
el Völkischer Beobachter. Cuando el Ejército bávaro rehusó obedecer a su
comandante en Jefe, el General von Seeckt amenazó con utilizar la fuerza contra
Baviera. Hitler se percató entonces de que la situación regional solamente podría
empeorar para él ya que, probablemente, el gobierno de Stresemann lograría
estabilizar la situación. Cuando Kahr se negó a discutir la situación con Hitler y sus
aliados, éste último sospechó que el gobierno de Baviera iba a capitular ante el
gobierno de Berlín, o peor aún, iba a declarar la independencia de Baviera. 32 Hitler
decidió entonces realizar una maniobra arriesgada: iba a secuestrar a Kahr, al
comandante del Ejército en Baviera y al jefe de la policía regional; una vez en su
poder, los iba a convencer de que se uniesen a su bando, y luego, juntos, iban a
marchar hacia Berlín para derrocar a Stresemann. Para ganarse el apoyo del
Ejército, Hitler decidió usar al General Erich Ludendorff, como figura respetada en
su golpe de estado. El anciano general había sido atraído al movimiento nazi unas
semanas atrás.

En la noche del 8 de noviembre de 1923, Hitler y los camisas pardas irrumpieron


en una reunión pública liderada por Kahr en el Bürgerbräukeller, una cervecería a
las afueras de Múnich. Hitler proclamó una revolución y anunció sus intenciones
de formar un nuevo gobierno, junto a Ludendorff, quien no estaba enterado del
golpe,33 Antes de iniciar su "Marcha sobre Berlín", que derrocaría al gobierno
nacional, Hitler reclamó la ayuda de Kahr y de las fuerzas militares locales. Éste
último fingió ayudar a Hitler, pero, gracias a la ingenuidad de Ludendorff, escapó
en cuanto pudo y retomó el control regional.34 Al amanecer del 9 de noviembre, el
Ejército y la policía bávara estaban tomando posiciones contra los golpistas; Ernst
Röhm y sus tropas nazis se encontraban rodeados en el Ministerio de Guerra
bávaro, y Hitler decidió marchar junto con Ludendorff para liberarlos. El anciano
comandante alemán había convencido a Hitler de que los soldados y la policía no
dispararían contra él, y que se unirían a su causa.33 No obstante, la policía no se
replegó ante Ludendorff y se inició un tiroteo. Dieciséis miembros del NSDAP
murieron durante la refriega, pero Hitler escapó únicamente con un hombro
dislocado.
Hitler saludando a las tumbas de los dieciséis nazis que murieron durante el golpe
de 1923.

Hitler se escondió en la casa de Ernst Hanfstaengl, y pensó en el suicidio.[cita requerida]


Fue arrestado dos días después, acusado de alta traición. Alfred Rosenberg se
convirtió temporalmente en el líder del partido. Su juicio, atrajo atención
internacional, y le proporcionó una plataforma política para anunciar su
movimiento. Durante su juicio, que se inició el 26 de febrero de 1924, Hitler recibió
tiempo casi ilimitado para hablar,35 lo que hizo que su popularidad creciera debido
a su poderoso y convincente discurso nacionalista. A diferencia de los
participantes del golpe de Kapp, Hitler asumió la responsabilidad de la intentona
golpista, pero negó haber cometido un crimen:
Solamente yo cargo la responsabilidad. Pero no soy un criminal por eso. Si hoy
me presento aquí como un revolucionario, es como un revolucionario en contra de
la revolución. No existe la alta traición contra los traidores de 1918.36
Durante su juicio en 1924.

El 1 de abril de 1924, Hitler fue sentenciado a 5 años de prisión en la fortaleza de


Landsberg, aunque la Constitución estipulaba cadena perpetua contra crímenes
de este tipo.37 Hitler recibió un trato privilegiado de los guardias y pudo recibir
cartas y visitas de sus admiradores.38 Fue absuelto y liberado el 20 de diciembre
de ese mismo año, como parte de una amnistía masiva hacia prisioneros políticos.
En total, solo cumplió nueve meses de su condena.

Mein Kampf
Artículo principal: Mein Kampf

Fortaleza de Landsberg, donde Hitler, cumpliendo su condena por el golpe de


Múnich, continuó escribiendo Mein Kampf.

La estadía de Hitler en la prisión de Landsberg le permitió organizar sus ideas, que


dictó a diversos secretarios. El resultado sería una obra titulada Mein Kampf (Mi
Lucha), aunque originalmente había planeado llamarla Cuatro años de lucha
contra mentiras, estupidez y cobardía.39 Esta obra, dedicada a Dietrich Eckart,
[cita requerida]
era una autobiografía y, más importante aún, una exposición de la
ideología nacionalsocialista.
A través de sus 782 páginas, Hitler detalló los pasos que un futuro Estado alemán
nacionalsocialista debía seguir para eventualmente convertirse en el «amo del
mundo».40 Primero aboga por la conclusión definitiva de la hostilidad franco-
germana, que se lograría con la destrucción de Francia.40 Una vez conseguido
esto, Alemania finalmente se encontraría en libertad de expandirse, con el objetivo
de conseguir el llamado «espacio vital alemán». Hitler concluye que el Tercer
Reich no debe buscar colonias en Asia o África, sino que debe expandirse hacia el
este, a expensas de Rusia.40 Aunque reconoce que diversos pueblos ya habitan
en Europa oriental, asegura que el pueblo alemán tiene el derecho de desalojar a
sus ocupantes:
...la naturaleza no ha reservado esta tierra para la futura posesión de una nación o
raza en particular; por el contrario, esta tierra existe para el pueblo que posea la
fuerza de tomarla.40
Acerca de la expansión alemana hacia el este.

Hitler considera que la conquista de Rusia será relativamente fácil, ya que los
bolcheviques la controlan, y por lo tanto los judíos.41

En cuanto a la política interior del Tercer Reich, Hitler claramente define que el
sistema de gobierno será una dictadura:40 Además, el Estado tendrá muy poco
que ver con la economía, ya que en realidad será un "organismo racial". 41
Después de establecer que la raza aria es superior sobre el resto, asegura que la
misma debe subyugar a las demás para poder "preservar e incrementar la
cultura".42 Concluye que los alemanes se encuentran en el estado actual debido a
que no preservaron su raza pura, y "gradualmente perdieron su creatividad
cultural".42 Después de escribir esto, no es sorprendente que determine que el
principal propósito del Estado nazi sea:
...la preservación de los elementos raciales originales que confieren cultura y
crean la belleza y la dignidad de una humanidad superior.43
Acerca del propósito del Estado.

Asegura que en un futuro distante, la humanidad se enfrentará a problemas que


solamente una raza superior, con dominio del mundo, podrá resolver.43

Aunque en la actualidad la interpretación de la historia alemana que Hitler expone


en Mein Kampf es considerada grotesca e inexacta, muchos alemanes compartían
su visión histórica. Peor aún, cuando Hitler subiese el poder en 1933, se
mantendría fiel a sus escritos44 y llevaría a cabo la expansión hacia el este, que
desembocaría en la Segunda Guerra Mundial y en un genocidio de los pueblos
eslavos y semitas.

Mein Kampf no sólo sirvió para la exposición de las ideas de Hitler, también le
proporcionó su principal fuente de ingresos.44 Aunque el libro se publicó en dos
volúmenes entre los años de 1925 y 1926, solamente vendió alrededor de 240.000
ejemplares entre 1925 y 1934, aunque en los primeros años las ventas fueron
bajas. Hitler pasó esos años esquivando los impuestos aplicables sobre los
derechos de autor de su libro, y acumuló una deuda tributaria de cerca de 405.500
Reichsmarks. Esta deuda lo perseguiría hasta que se convirtió en Canciller.

Reestructuración del partido

Entre 1924 y 1929 los nazis experimentaron pérdidas electorales.

Hitler salió de prisión el 19 de diciembre de 1924. Su movimiento revolucionario


probablemente estaba en su punto más bajo, el Partido Nazi y sus órganos
mediáticos habían sido prohibidos; además, Hitler tenía prohibido hablar en
público y el gobierno regional estaba recomendando que fuese extraditado a
Austria.45 Durante su ausencia, Gregor Strasser y Erich Ludendorff lideraron el
movimiento nazi, y se fueron distanciando de él.

En el aspecto nacional, la inestabilidad política y económica que habían


contribuído en el rápido crecimiento del Partido Nazi estaban quedando en el
pasado.45 La hiperinflación y los fuertes pagos de indemnización habían sido
amortiguados, y los franceses habían aceptado salir de la Renania. Aunque
gracias a su fallido golpe Hitler llegó a tener cierta prominencia nacional, el puntal
de su partido siguió siendo Múnich y en los meses siguientes el apoyo popular
empezó a mermar. En las elecciones parlamentarias de diciembre, los nazis, que
participaron bajo el nombre de "Movimiento Nacionalsocialista de Libertad",
perdieron la mitad de sus votantes; en contraste, los socialdemócratas estaban
recuperando los votos perdidos. Los nazis continuarían en decadencia hasta 1929,
mientras tanto, Hitler tuvo que seguir organizando el partido y luchando por
mantener el liderazgo del mismo.

Aunque muchos de sus colegas creían que estaba acabado, Hitler salió de prisión
con una visión mesiánica de su papel en la historia, y aseguró que los buenos
tiempos de la República no durarían.46 47 45 A los pocos días solicitó una entrevista
con el Dr. Heinrich Held, Primer Ministro bávaro, y luego de realizar promesas de
buena conducta, consiguió que legalizase el Partido Nazi de nuevo. Al periódico
nazi Voelkischer Beobachter también se le permitió circular de nuevo. Creyendo
en las promesas de Hitler, el Dr. Held le dijo a su Ministro de Justicia:
La bestia salvaje está controlada. Podemos permitirnos aflojar la cadena.48
Dr. Heinrich Held sobre Hitler.

Aunque Hitler seguía siendo un autoritario, sus promesas de apegarse a la


Constitución eran parcialmente ciertas. Sin embargo, el futuro dictador no había
cambiado su ideología, sino más su estrategia. Habiendo fracasado en derrocar a
la República con un golpe de Estado, ahora perseguía la "estrategia de la
legalidad"; esto significaba adherirse a las normas de la Constitución de Weimar
para poder ascender al poder legalmente. Algunos miembros del partido, sobre
todo los líderes de las "camisas pardas", se opusieron a esta estrategia; Röhm la
llegó a ridiculizar, apodando a Hitler "Adolphe Legalité" (Adolfo el Legal). De esta
manera, Hitler ahora se apoyaría en la democracia y las elecciones para acceder
al poder, y luego las destruiría:
En lugar de trabajar para conseguir el poder a través de un golpe armado,
debemos taparnos las narices y entrar al Parlamento como oposición a los
diputados católicos y marxistas. Si superarlos en votos lleva más tiempo que
superarlos en disparos, por lo menos el resultado será garantizado por su propia
constitución... Tarde o temprano alcanzaremos la mayoría, y después de eso a
Alemania.49
Acerca de su nueva estrategia constitucional.

El 27 de febrero de 1925, Hitler realizó su primer discurso desde su arresto en


1923, aunque la mayoría de sus hombres de confianza faltaban: Rosenberg,
Röhm, Strasser y Ludendorff no asistieron, Eckart había muerto, y Göring estaba
exiliado. Sin embargo, Hitler dejó claro que no pensaba compartir el liderazgo con
alguien más:
Solamente yo lidero el movimiento, y nadie puede imponerme condiciones
mientras yo personalmente asuma la responsabilidad.49
En su primer discurso al salir de prisión.

No obstante, en esta ocasión Hitler no pudo contenerse. Pronto empezó a calificar


al Estado, a los judíos y a los marxistas de ser "el enemigo"; y los amenazó de
muerte.49 De inmediato el Estado baváro le prohibió dar discursos por dos años.
Desde entonces, la mayor parte de su tiempo la pasó en Obersalzberg, donde
continuó escribiendo Mein Kampf.50 Temeroso de que en cualquier momento fuera
deportado, el 7 de abril de 1925, renunció a su ciudadanía austríaca,
convirtiéndose efectivamente en un hombre sin nacionalidad, ya que el gobierno
bávaro se negaba a concederle la alemana.51
Gregor Strasser, líder nazi que en varias ocasiones cuestionó el liderazgo de
Hitler.

Sin poder utilizar sus dones de oratoria, Hitler empezó entonces a trabajar como
propagandista y organizador. Fue en estos años que organizó el Partido Nazi a
nivel nacional, y empezó a crear agrupaciones de todo tipo dentro del mismo.
Pronto se crearon las Juventudes Hitlerianas y la Liga de Muchachas Alemanas, y
se establecieron organizaciones en Austria, Checoslovaquia, el Sarre y la Ciudad
Libre de Danzig. Se establecieron las SS como una subdivisión de las SA; sus
miembros debían realizar un juramento de lealtad especial hacia Hitler y pronto se
distinguieron por ser más confiables que los rudos "camisas pardas". Hitler se
colocó a la cabeza de la jerarquía nazi, bajo el título de "Supremo Líder del Partido
y de las SA, Presidente de la Organización Nacionalsocialista Alemana de los
Trabajadores". Además, creó al "Directorado del Reich", compuesto por los
principales jerarcas nazis. Uno de los objetivos de crear esta estructura tan vasta y
compleja era la formación de "un Estado dentro de un Estado";52 de esta manera,
cuando los nazis finalmente llegasen al poder, Hitler podría destruir la estructura
republicana en poco tiempo, y la reemplazaría por la estructura de su Partido.52

Decidido a convertir a su partido en una fuerza nacional relevante, Hitler llamó a


Gregor Strasser y le propuso la organización del movimiento en el norte de
Alemania.53 La personalidad de Strasser competía con la de Hitler, y la idea de
trabajar con independencia en Prusia, Sajonia, Hanóver y la Renania le agradó,
por lo que se dedicó a esta tarea junto con su hermano Otto Strasser y un joven
secretario llamado Joseph Goebbels. Sin embargo, la personalidad independiente
de Strasser y su firme creencia en el elemento socialista del programa
nacionalsocialista le ganaron la animosidad de Hitler;54 53 en poco tiempo, Strasser
se convertiría en la amenaza más seria al liderazgo del último, y esto
eventualmente le costaría la vida.

El 22 de noviembre de 1925, Strasser realizó una conferencia en Hanóver, donde


apoyó la expropiación de bienes de la nobleza depuesta, medida que pronto iba a
ser consultada en un plebiscito. De esta manera, la organización nazi del norte, la
Arbeitsgemeinschaft der Gauleiter Nord-West, se unió junto a los marxistas en la
campaña electoral.55 Hitler contraatacó el 14 de febrero de 1926, organizando una
conferencia en Bamberg, donde obligó a Strasser y a Goebbels a retractarse de su
programa. Para complicar la posición de Strasser, Goebbels abandonó su causa
unos días después y se unió a Hitler. Sin embargo, este no sería el fin de la
enemistad entre Hitler y Strasser.

Después de este encuentro, el partido de Hitler quedo aún más centralizado, y el


llamado Führerprinzip ("Principio del líder") quedó finalmente arraigado en la
organización partidaria. Bajo este sistema, los dirigentes no serían elegidos por su
grupo, sino más bien designados por sus superiores, siéndoles delegada la
completa responsabilidad ante ellos, al tiempo que exigirían la misma obediencia
incondicional a sus subordinados. De acuerdo a Hitler, todo el poder y la autoridad
debía ser delegada de arriba hacia abajo.

Ascenso al poder

El ascenso durante la Depresión

Reunión del partido nazi en 1930.

La Gran Depresión trajo nuevos tiempos para el revolucionario alemán. Durante


años Hitler había predicho que llegaría, y mientras varios bancos se declaraban en
quiebra y millones perdían sus empleos, él declaró su satisfacción, porque
entendió que el momento era oportuno para su discurso revolucionario:
Nunca en mi vida he estado más dispuesto e interiormente presto a la lucha que
en estos días. Porque la dura realidad ha abierto los ojos de millones de alemanes
a las estafas, mentiras y traiciones sin precedentes de los marxistas engañadores
del pueblo.56
Acerca de la Gran Depresión.

Un elemento clave del discurso de Hitler fue su capacidad de revivir el sentimiento


de orgullo nacional, debilitado en la Primera Guerra Mundial y en el posterior
Tratado de Versalles. Después de estos sucesos, Alemania había perdido
importancia económica en Europa, junto con todas sus colonias, y además había
adquirido una pesada deuda al aceptar la responsabilidad de la guerra. Hitler
prometía repudiar al Tratado de Versalles, suspender los pagos de indemnización,
generar empleo, combatir la corrupción y controlar a los ricos.57 Sutilmente, los
nazis empezaron también a asociar a los judíos con los comunistas y los
empresarios corruptos, reviviendo antiguos sentimientos antisemitas.

La inestabilidad económica de la Gran Depresión pronto se extendió al campo


político y benefició a Hitler. En marzo de 1930, Heinrich Brüning fue nombrado
Canciller de Alemania por el Presidente Paul von Hindenburg, ya que el Canciller
saliente fue incapaz de conseguir la mayoría parlamentaria para gobernar. Brüning
tampoco la consiguió, pero se mantuvo en el poder gracias a los decretos
presidenciales de Hindenburg. De esta manera, la voluntad del Canciller quedó
sujeta a la del Presidente, y la voluntad del Parlamento alemán fue relegada a un
segundo plano. Sin embargo, Brüning era un demócrata, y procedió a llamar a
nuevas elecciones, con la esperanza de obtener la mayoría parlamentaria
necesaria poder gobernar sin la aprobación de Hindenburg.58 Irónicamente, las
elecciones parlamentarias de 1930 no contribuirían en el fortalecimiento de la
democracia, ya que convertirían al Partido Nazi en la segunda fuerza política de
Alemania y al Partido Comunista en la tercera.

Después de obtener apoyo popular, Hitler procedió a buscar el del Ejército. El


discurso nacionalista de Hitler hizo mella en jóvenes oficiales; y una semana
después de las elecciones, durante un juicio contra tres oficiales que habían
promovido la ideología nazi en el Ejército, Hitler fue llamado a testificar y
aprovechó esta oportunidad para intentar ganar el apoyo de los militares,
asegurando que "vengaría" la Revolución de Noviembre y que eliminaría los
límites impuestos al Ejército alemán en el Tratado de Versalles. La victoria
electoral de Hitler también atrajo la atención de los hombres de negocios
germanos. Desde 1931, Walther Funk empezó a presentar a Hitler poderosos
industriales; además, varias empresas empezaron a financiarlo, entre las que
destaca la aseguradora Allianz.59 Sin embargo, la mayoría de empresas alemanas
se negaron a apoyar al futuro dictador.60

Intrigas de Schleicher y Papen

Boleta electoral de las elecciones presidenciales alemanas de 1932.


Como líder de la segunda fuerza política en el Parlamento, Hitler pronto fue
incluido en los planes de los gobernantes de la República de Weimar.61 A finales
de 1931 se reunió con el Canciller Brüning y el Presidente Hindenburg, pero
ambos fueron incapaces de conseguir un acuerdo político con él. Fue después de
esta primera reunión que Hindenburg aseguró que:
...el «cabo bohemio» era un curioso personaje que podría llegar a ser un Ministro
de Correos, pero ciertamente no un Canciller.62
Hindenburg sobre Hitler.

El 7 de enero de 1932, Brüning se reunió de nuevo con Hitler, e intentó persuadirlo


de que aprobase la postergación de las elecciones presidenciales de 1932.63 El
anciano Hindenburg no quería postularse a la reelección, y todo parecía indicar
que Hitler se convertiría en Presidente ante la carencia de otros candidatos de
peso; si Hitler aceptaba la postergación de las elecciones hasta la muerte natural
de Hindenburg, el Canciller Brüning luego solicitaría el restablecimiento de la
monarquía alemana, aunque bajo un sistema de gobierno similar al británico.64
Hitler se dio cuenta que esta medida no lo beneficiaría, y después de realizar una
serie de demandas que fueron rechazadas de inmediato por Hindenburg, se
rehusó a apoyar el plan de Brüning. De esta manera, Hindenburg fue forzado a
aspirar a un segundo período para evitar un triunfo hitleriano.

El 25 de febrero, Hitler finalmente decidió convertirse en ciudadano alemán, y de


inmediato presentó su candidatura, en contraposición a la de Hindenburg. A pesar
de que Hitler realizó una impresionante campaña electoral,65 Hindenburg ganó con
holgura estas elecciones, aventajándolo con más de 16 puntos porcentuales. El
candidato austríaco había duplicado los votos de su partido en dos años, pero
parecía incapaz de acceder el poder a través de los votos sin comprometerse
políticamente con Hindenburg. Fue en este año que la animosidad entre Strasser y
Hitler se acentuó de nuevo; a pesar de su derrota en Bamberg en 1926, Gregor
Strasser había continuado siendo un importante líder del Partido Nazi, y era más
aceptado por el Parlamento y el Presidente que Hitler. Debido a su talento político,
Hitler lo mantenía en su círculo de asesores más cercano, y junto con Goebbels,
Göring, Frick y Röhm, ocupaba el escalafón más alto del Partido en 1932. Sin
embargo, Strasser empezó a criticar la postura intolerante de Hitler, quien se
rehúsaba a compartir un gobierno con los hombres de Hindenburg.

Después de esta derrota electoral, las «camisas pardas», que ya superaban al


Ejército en número, fueron prohibidas. Fue en este momento que el General Kurt
von Schleicher, artífice del ascenso de Brüning, empezó a conspirar para provocar
su caída. Schleicher contactó a Hitler a través de Röhm; a este último le ofreció
legalizar las SA de nuevo, con planes de anexarlas posteriormente al Ejército.66
Por otro lado, le ofreció a Hitler la convocación de nuevas elecciones
parlamentarias, a cambio de apoyar a un nuevo gobierno. Como antiguo amigo de
Hindenburg, Schleicher logró convencerlo de forzar la renuncia de Brüning, y
luego lo persuadió de que nombrase Canciller a Franz von Papen. En las nuevas
elecciones parlamentarias de 1932, el Partido Nazi se convirtió en la primera
fuerza política del Parlamento, pero no alcanzó la mayoría necesaria para
gobernar. Con estos resultados, Hitler se negó a apoyar a Papen, y reclamó la
Cancillería para él, rehusándose de nuevo a compartir el poder con la facción de
Hindenburg y Schleicher. Con este nuevo fracaso, la corriente de Strasser en el
Partido Nazi se fortaleció, y la dirección política de Hitler empezó a ser criticada
públicamente por este.

Al igual que su predecesor, el nuevo Canciller, resultó ser incapaz de conseguir la


mayoría parlamentaria, y Papen llamó entonces a nuevas elecciones, las terceras
en 1932. Aunque en estas elecciones los nazis continuaron siendo la primera
fuerza política, perdieron votos, y Hitler quedó aún más lejos de alcanzar la
mayoría en el Parlamento. No obstante, por esto no cambió su estrategia, ya que
el político austríaco continuó demandando la Cancillería para él, rechazando el
ofrecimiento de la Vice-cancillería que le extendió Hindenburg. Por su parte,
Schleicher empezó a planificar la caída de Papen, y convenció a Hindenburg que
si lo nombraba Canciller lograría dividir el Partido Nazi separando a Strasser.
Hindenburg accedió el 2 de diciembre de 1932, sin embargo, el gobierno de
Schleicher fue breve, ya que Hitler lo sucedería en menos de dos meses.

En este punto era claro que aún antes del ascenso de los nazis al poder, el poder
ya no residía en el pueblo ni el Parlamento democráticamente electo, sino en el
Presidente Hindenburg, quien era muy anciano y propenso a ser manipulado por
la camarilla que lo rodeaba.67 Esto era obvio para Hitler, y por eso, cuando Papen
se le acercó unos días después de haber salido de la Cancillería, decidió hacer un
trato con él, ya que el ex-Canciller todavía contaba con la confianza del
Presidente. Esta alianza llegó en el momento oportuno para Hitler, ya que el
Partido Nazi se encontraba en quiebra, y los seguidores más radicales estaban
abandonando las filas para ingresar al Partido Comunista. Para complicar la
situación, Schleicher había puesto en marcha su plan de dividir a los nazis,
ofreciendo la Vicecancillería a Strasser, y aunque este no había aceptado, sí tuvo
una calurosa discusión con Hitler, después de la cual renunció a todos sus cargos
y envió su versión de la historia a los periódicos, amenazando acabar con el
Partido. Esta era la amenaza más grave contra el movimiento nazi desde 1925, y
Hitler amenazó con suicidarse:
Si el partido llegara a caerse a pedazos, le pondré fin a todo en tres minutos con
un disparo.
Sobre la amenaza de Strasser.

Strasser tenía control sobre una parte importante de la estructura nazi, pero en el
momento crítico decidió viajar a Italia a tomar unas vacaciones, con la esperanza
de que Hitler lo llamase de regreso. El futuro dictador no sólo no lo llamó, sino que
aprovechó su ausencia para destituir a todos sus simpatizantes de los cargos de
importancia en el partido, y en su lugar nombró a partidarios más fieles. Luego,
convocó a todos los líderes nazis a Berlín, donde les tomó un juramento de
fidelidad personal. Cuatro días después de la partida de Strasser, Hitler había
tomado finalmente el control de toda la estructura política del Partido.
Hitler en la Cancillería del Reich, el 30 de enero de 1933.

El 4 de enero de 1933, Hitler se reunió con Papen, donde acordaron formar una
coalición en caso de que el último lograse convencer a Hindenburg de nombrar
Canciller al líder nacionalsocialista. El 22 de enero, Hitler tuvo otra reunión con
Otto Meissner y con Oskar von Hindenburg, Secretario e hijo del Presidente
respectivamente, consiguiendo su apoyo. El 28 de enero, después de pasar varios
días intentando conseguir apoyo de cualquier fuerza política sin éxito, el Canciller
Schleicher presentó su renuncia ante Hindenburg. El anciano Presidente de
inmediato buscó el consejo de Papen, quien le aseguró que podría formar un
gobierno con Hitler, donde los nazis serían minoría y estarían bajo control.

Finalmente, el 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado Canciller de Alemania


por el Presidente Hindenburg. Políticos conservadores como Papen, e industriales
adinerados como Emil Kirdorf, pensaron que lograría controlar al revolucionario
alemán y que lo harían obrar en pro de sus intereses, pero en unas pocas
semanas Hitler demostraría ser más capaz que estos, y durante su gobierno,
muchos de los que lo ayudaron en su carrera al poder terminarían siendo
ejecutados, confinados en campos de concentración o huyendo al exilio para
salvar sus vidas.

Establecimiento de la dictadura
Hitler con su primer gabinete, el 31 de enero de 1933. Conformado principalmente
por conservadores, que deseaban controlar a Hitler, muy pronto fueron
subyugados. (Al frente: Hermann Göring y Franz von Papen a su izquierda)

Con su llegada al poder, Hitler estaba lejos de encontrarse en una situación


segura, las mismas fuerzas que habían motivado la renuncia de los tres últimos
cancilleres seguían vigentes, y por lo tanto Hitler tenía que lidiar con el Presidente
Hindenburg y su camarilla, quien a su vez era respaldado por el Ejército y por su
propio gabinete de ministros, controlado por los conservadores e industriales,
donde los nazis eran minoría.68 Además, en el Partido Nazi estaban presentes las
expectativas de 4 millones de camisas pardas que, liderados por Ernst Röhm, no
ocultaban su desdén por el hecho de que tantos elementos conservadores
compartieran el gobierno con Hitler. Adicionalmente se encontraban las fuerzas
políticas opositoras en el Parlamento, socialdemócratas y comunistas, que
controlaban diversos gobiernos regionales; aunque, a pesar de su adversión por el
nazismo, jamás fueron capaces de aproximarse entre sí para formar un frente
común contra este.

El incendio del Reichstag y la ley habilitante

Con sólo el 34% del Parlamento bajo su control, Hitler todavía tenía que recurrir al
"Anciano Caballero", el Presidente Hindenburg, para lograr aprobar sus leyes.69 El
vicecanciller Franz von Papen, que gozaba del apoyo de Hindenburg, estaba
seguro que "en dos meses habremos arrinconado tanto a Hitler que se pondrá a
chillar".69 Papen no fue el único que subestimó a Hitler, la prensa en general
seguía esta misma línea de pensamiento:
La composición del gabinete no deja a Herr Hitler la menor posibilidad de colmar
sus ambiciones dictatoriales.69
The New York Times, 31 de enero de 1933

Consciente de su situación, Hitler ocultó inicialmente sus planes revolucionarios,


en sus primeras alocuciones evitó en lo posible alarmar al ciudadano común.70 Sin
embargo, de inmediato empezó a trabajar para adquirir más poder; después de
sabotear las conversaciones con el Partido del Centro, Hitler informó a su gabinete
que eran necesarias nuevas elecciones.71 Ante las protestas de Hugenberg y
Papen, Hitler los calmó asegurándoles que no cambiaría la composición del
gabinete sin importar el resultado. Para la campaña de las nuevas elecciones
parlamentarias, fijadas para el 5 de marzo, Hitler pudo hacer uso de los recursos
del Estado;71 además, contó con el apoyo de un importante grupo de industriales;
quienes, luego de que Hermann Göring les asegurara que probablemente serían
las últimas elecciones "en los próximos cien años", donaron tres millones de
marcos de la época para la causa nazi.72 Adicionalmente, días antes, Hitler había
tenido una cena con diversos líderes del ejército; a pesar de su llamado al rearme
de Alemania, los resultados fueron mixtos, pocos altos oficiales tenían
sentimientos democráticos y eran muchos los que deseaban una dictadura militar,
pero desconfiaban de los nazis.73
No contento con contar con muchos recursos para hacer campaña, Hitler empezó
a colocar trabas a los partidos de oposición. A través de decretos presidenciales,
impuso restricciones a los mítines políticos y restricciones a la prensa.74 Además,
consolidó la autoridad de un gobierno paralelo regional en Prusia, y colocó a
Göring al mando de la policía estadal. Al poco tiempo, la policía prusiana con la
ayuda de las "camisas pardas" empezó a disolver las concentraciones opositoras;
sólo los opositores más ilusos acudían a la policía cuando eran hostigados por los
nazis.75 Muy pronto, otros siete gobiernos regionales de estados más pequeños
fueron usurpados por los nazis, que establecieron autoridades paralelas.76

El incendio del Reichstag permitió a Hitler acelerar sus planes de persecución


contra sus opositores, acusándolos de ser golpistas.

El 27 de febrero de 1933, una semana antes de las elecciones el edificio del


Reichstag fue incendiado. Si bien todavía existe dudas sobre la autoría del
incendio, es claro que Hitler se benefició ampliamente de este crimen.77 Después
de que la policía atrapara a un comunista neerlandés de nombre Marinus van der
Lubbe en la escena del crimen, Göring empezó a acusar a los comunistas de
querer ejecutar un golpe de Estado, y la prensa nazi pronto copió su discurso. Al
día siguiente, Hitler no perdió tiempo en presentar un decreto de emergencia de
seis artículos, redactados por Göring, donde solicitaba la suspensión de varios
artículos de la Constitución de Weimar con el objetivo de "proteger los documentos
culturales alemanes".78 En realidad, el llamado Decreto del incendio del Reichstag
acababa con todos los derechos que suelen defender las naciones democráticas:
la libertad de expresión; el respeto a la propiedad privada; la libertad de prensa; la
inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones
telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación.78 Además, permitía al
gobierno nacional intervenir cualquier gobierno regional que considerase incapaz
de mantener el orden en su estado.79 Luego de que Papen y Meissner apoyaran el
decreto, el anciano Presidente lo firmó.78

Con estos poderes, la persecución nazi se intensificó, los dirigentes comunistas


fueron arrestados y enviados a campos de concentración; además, desde los
medios del Estado se inició una campaña de alerta contra el "terror comunista",
tratando de convencer al ciudadano alemán de que, a menos que no votasen por
los nazis, el país entraría en una guerra civil.79 80 Por otro lado, Hitler moderó su
discurso, aseguró que sólo necesitaba cuatro años en el poder y minimizó su
antisemitismo en público, como dejó constancia el futuro Presidente de Alemania
de la post-guerra, Theodor Heuss:
Vocifera mucho menos. Ha dejado de vomitar fuego contra los judíos y en estos
días es capaz de pronunciar un discurso de cuatro horas sin mencionar la palabra
"judío".81
Theodor Heuss, sobre el discurso hitleriano antes de las elecciones
parlamentarias de Alemania de 1933.

El 5 de marzo de 1933 se celebraron las últimas elecciones democráticas bajo el


gobierno de Hitler, a pesar de su intensa campaña electoral y de la persecución
contra sus opositores, la mayoría parlamentaria seguía eludiendo a los nazis, que
obtuvieron el 44% de los escaños.80 Aliado con los nacionalistas de Hugenberg,
Hitler controlaba ahora la mitad del Parlamento; pero para poder llevar a cabo su
revolución nacional, el Canciller demandaba dos tercios de los escaños. 82 Para
solucionar esto, y haciendo uso del decreto del incendio del Reichstag, fueron
arrestados todos los diputados comunistas y unos pocos socialdemócratas
desafortunados, pasando por alto la inmunidad parlamentaria que gozaban.

Hitler se "subordina" ante el Anciano Caballero, al inaugurar el nuevo Parlamento,


21 de marzo de 1933. Dos días después, Hitler obtiene la ley habilitante, que
acaba con el gobierno parlamentario y lo convierte en un dictador constitucional.

Ahora Hitler contaba con suficientes diputados como para cambiar la Constitución
y arroparse de más poder; no obstante, primero realizó un acto simbólico para
tranquilizar a los movimientos representados por el Presidente Hindenburg: los
militares, los junkers y los monarquistas. El 21 de marzo, la misma fecha en que
Bismarck inauguró el primer Parlamento del Imperio Alemán, Hitler inauguró el
primer Parlamento del Tercer Reich; seleccionó la iglesia del cuartel de Potsdam,
sitio de importancia histórica para los militaristas prusianos, y Goebbels se esforzó
en crear una atmósfera que diese la impresión de Hitler estaba subornidado al
anciano Hindenburg.83 El embajador francés, presente en la ceremonia, escribió
después:
Después del llamativo compromiso hecho por Hitler en Potsdam, ¿cómo podrían
estos hombres -Hindenburg y sus amigos, los Junkers y los barones
monarquistas, Hugenberg y sus alemanes nacionalistas, los oficiales del Ejército
alemán- ... dudar en concenderle su entera confianza, en cumplir todas sus
peticiones, en concenderle todos los poderes que exigiera?84
André François-Poncet, embajador francés en Alemania entre 1931 y 1938.

El 23 de marzo de 1933, el Parlamento Alemán, reunido en la Ópera Kroll, aprobó


la Ley para aliviar las penurias del pueblo y del Reich, mejor conocida como la ley
habilitante de 1933. Hitler pronunció un discurso moderado que contrastaba con
sus habituales diatribas. Prometió usar sus poderes sólo en casos esenciales, y se
comprometió con todas las clases;83 además, pregonó por la búsqueda de la paz
con Occidente e incluso con la Unión Soviética.83 Sin embargo, al finalizar su
exposición, dejo claro que si no obtenía estos poderes legalmente del Parlamento,
su gobierno los obtendría a través de otros métodos más violentos. 85 Sólo los
socialdemócratas votaron en contra de Hitler; el Zentrum cedió luego de que Hitler
les prometiera que toda ley suya podría ser vetada por el Presidente Hindenburg.86
De esta manera, 441 diputados aprobaron la ley contra 94 diputados
socialdemócratas87

Con esta ley, Hitler, por un período de cuatro años, tomaba todos los poderes del
Poder Legislativo, y ganaba la capacidad de decretar leyes que "podían desviarse
de la Constitución".84 No obstante, no buscando ganarse la enemistad de
Hindenburg, la ley conservaba los poderes del Presidente intactos. 84 De esta
manera, el Reichstag alemán sucumbía voluntariamente ante el Canciller,
adquiriendo un estado de impotencia total que mantendría hasta la post-guerra.

Gleichschaltung

Alemania entró entonces en un proceso conocido como Gleichschaltung


(coordinación), donde el Estado y la sociedad empezaron a ser asimiladas por el
Partido Nazi y sus organizaciones. En su deseo de unificar a Alemania bajo un
totalitario gobierno central, Hitler primero enfiló la ley habilitante contra el
federalismo alemán. Los gobiernos de los estados más grandes, Prusia y Baviera,
ya habían sido usurpados, y los gobiernos de otros estados más pequeños pronto
corrieron la misma suerte. El 31 de marzo, con la ayuda de Wilhelm Frick, Hitler
promulgó entonces una ley que disolvía todas las dietas regionales, y ordenaba su
reconstitución bajo los resultados de las últimas elecciones nacionales.88 Una
semana después, Hitler apuntó gobernadores para cada estado, y les concedió la
facultad de disolver las dietas y destituir a los jueces.88 De esta manera, todos los
gobiernos regionales empezaron a seguir las directivas de Berlín, y Hitler lograba
acabar con la celosa autonomía que los históricos estados alemanes habían
defendido desde la Guerra de los Treinta Años.
Hitler y Hindenburg durante las celebraciones del 1 de mayo de 1933.

El siguiente objetivo de Hitler fueron los sindicatos, otrora poderosas


organizaciones obreras que habían contrarrestado exitosamente un golpe de
derecha en 1920. Pero antes de acabarlas, Hitler y Goebbels, ahora Ministro de
Propaganda, se esforzaron primero en ganarse la confianza de la clase
trabajadora: después de restablecer el 1 de mayo como día festivo; los nazis
organizaron manifestaciones de obreros por todo el país; Hitler en persona habló
en el aeropuerto de Tempelhof frente a cien mil trabajadores, promoviendo el
motto "Honor, trabajo y respeto para el trabajador".89 Al día siguiente, el 2 de
mayo, la actitud del gobierno cambió drásticamente, todos los sindicatos fueron
disueltos y "coordinados" forzosamente en un sindicato único, el Frente Alemán
del Trabajo, y sus líderes fueron colocados bajo "custodia protectora", un
eufemismo que implicaba la internación en un campo de concentración; ni siquiera
aquellos que habían estado colaborando con el régimen nazi se salvaron. 89
Solamente a los sindicatos católicos se les concedió un respiro de dos meses,
luego recibieron el mismo trato.89 Desde entonces, los representantes sindicales
fueron electos directamente por Hitler, y como los contratos firmados por estos
eran legalmente vinculantes, las huelgas quedaron prohibidas de facto.90

En este punto, los partidos políticos de oposición se encontraban tan indefensos e


impotentes que se empezaron a doblegar ante la mínima presión del gobierno
nacional; el 10 de mayo, se confiscaron todas las propiedades del Partido
Socialdemócrata, y se cerraron sus periódicos;91 los socialdemócratas
respondieron eligiendo una nueva directiva más tolerante al nazismo, pero tres
días después, Wilhelm Frick disolvió el movimiento por considerarlo "subersivo".91
Los líderes socialdemócratas terminaron acompañando a sus homólogos
comunistas en los campos de concentración.92 El Partido Popular Alemán y el
Partido Democrático Alemán, baluartes de la democracia alemana, se disolvieron
voluntariamente a inicios de julio;91 de inmediato siguieron los partidos católicos, el
Partido Popular de Baviera se disolvió el 4 de julio, y su aliado nacional, el
Zentrum, hizo lo mismo al día siguiente.91 Tampoco los aliados derechistas de
Hitler pudieron evitar ser "coordinados", el 21 de junio la policía ocupó todas las
oficinas del Partido Nacional del Pueblo Alemán, el partido de Hugenberg; una
semana después éste renunció a su cargo de Ministro de Agricultura, y disolvió el
partido, también "voluntariamente".91
Con la oposición política neutralizada, Hitler propuso entonces a su gabinete
ilegalizar todos los partidos excepto el Partido Nazi. Este gabinete había sido
modificado, resaltaba Hjalmar Schacht como nuevo Ministro de Economía, y
contaba ahora con ocho nazis; y aunque el conservador Franz von Papen
permanecía en el gobierno como Vice-canciller, estaba muy consciente de la
futilidad de su posición.91 La ley del partido único fue aprobada el 14 de julio, casi
sin oposición dentro del gabinete.92

Mientras Hitler se esforzaba por "coordinar" la sociedad alemana con el Partido, al


mismo tiempo obraba para mantener al margen de la sociedad a los elementos
raciales "inferiores". El 1 de abril llamó a un boicot contra los negocios judíos,
como respuesta a una "campaña mediática" que supuestamente Estados Unidos e
Inglaterra habían iniciado en su contra.93 Una víctima de este período fue Albert
Einstein, cuyos activos en el banco fueron embargados luego de que se
descubriera un arma letal en su casa: el cuchillo con el que cortaba el pan.93
Aunque se apostaron camisas pardas frente a los negocios judíos, en general
hubo poca violencia, y la ineficaz medida tuvo que ser levantada tres días
después.90 El boicot sí sirvió para sacar de su letargo, aunque temporalmente, al
anciano Hindenburg; el Presidente le recriminó al Canciller el hecho de que los
veteranos de guerra judíos no estaban siendo tratados como ciudadanos
alemanes. Hitler elaboró una vaga promesa para calmarlo, pero el 7 de abril
promulgó leyes prohibiendo la presencia de judíos en la administración pública, y
restringió su presencia en la abogacia y la medicina.94 Luego limitó el número de
estudiantes judíos en las universidades, bajo el pretexto de prevenir el
"hacinamiento".94 No obstante, las medidas de 1933 no fueron consideradas
peligrosas por muchos judíos, que creían que el objetivo de Hitler se limitaba a
hostigar a los judíos provenientes de Europa oriental.94

La purga de las "camisas pardas"

Gráfico que muestra el sistema de marcado en los campos de concentración


nazis.

En poco tiempo, logró afianzarse en el poder, ocupando los cargos de canciller y


presidente de la República a la muerte de Hindenburg (2 de agosto de 1934),
nombrándose a sí mismo Führer. Eliminó a los oponentes de su propio partido y a
colaboradores de dudosa fidelidad durante la llamada «Noche de los cuchillos
largos», iniciando el proceso de eliminación de diversos grupos raciales, políticos,
sociales y religiosos que consideraba «enemigos de Alemania» y «razas
impuras», lo que le llevó a reasignar las directrices a los campos de concentración
para la liquidación sistemática de comunistas, judíos, testigos de Jehová
(Bibelforscher), gitanos, enfermos mentales y homosexuales, principalmente, así
como a un intenso rearme.

Las fabricas y factorías comenzaron a trabajar en la maquinaría del rearme,


además para absorber mano de obra desocupada se empezaron a construir
modernas Autobahns o carreteras.

Tercer Reich

Habiendo obtenido el poder político que necesitaba, Hitler llegó a obtener el apoyo
y convencer a la mayoría de los alemanes de que el era su salvador de la
economía ante de la depresión, del comunismo, el «judeo-bolchevismo», y el
Tratado de Versalles, junto con otras minorías «indeseables». Los nazis
eliminaron la oposición a través de un proceso conocido como Gleichschaltung.

Economía y cultura

Hitler estuvo a cargo de una de las mayores expansiones de la producción


industrial y la mejora civil como nunca se había visto en Alemania, en su mayoría
sobre la base de la deuda de flotación y el rearme. Durante un discurso de la
Organización de las Mujeres Nacional Socialistas en septiembre de 1934, Adolf
Hitler argumentó que para la mujer alemana su mundo era «su marido, su familia,
sus hijos, y su casa».

Esta política fue reforzada al instaurar la Cruz de Honor de la Madre Alemana,


junto con incentivos económicos para la mujer que tuviera cuatro o más hijos. La
tasa de desempleo se redujo sustancialmente, en su mayoría a través de la
producción de armas, construcciones de obras civiles (Organización Todt) y el
envío de la mujer a casa, para que los hombres pudieran ocupar sus puestos de
trabajo. En vista de esto, se llegó a afirmar que la economía alemana logró
emplear a todos, al menos según la propaganda de la época. Gran parte del
financiamiento para la reconstrucción y el rearme vino de la manipulación de la
moneda por Hjalmar Schacht, incluyendo los créditos a través de las cuentas
mefo. Los efectos negativos de esta inflación se compensaron durante los años
siguientes por la adquisición de oro de las tesorerías de las naciones anexadas.

Hitler también estuvo a cargo de una de las más grandes campañas de mejora de
la infraestructura en la historia alemana, con la construcción de decenas de
represas, autopistas, ferrocarriles, y otras obras civiles. Hitler insistió en la
importancia de la vida familiar: los hombres debían ser el «sostén de la familia»,
mientras que las prioridades de las mujeres debían ser la educación de los hijos y
las tareas domésticas. Esta revitalización de la industria y la infraestructura se
produjo a expensas del nivel general de vida, al menos para los que no fueron
afectados por el desempleo crónico después de la República de Weimar, ya que
los salarios se redujeron ligeramente durante la Segunda Guerra Mundial y se
aumentó en un 25% costo promedio de vida. Los obreros y los agricultores, los
votantes frecuentes del NSDAP, sin embargo, registraron un aumento en su nivel
de vida.

Hitler desfila en el Estadio Olímpico de Berlín junto a miembros del Comité


Olímpico Internacional.

El gobierno de Hitler auspicio la arquitectura en una escala inmensa, junto con


Albert Speer que pasaría a ser el famoso «Arquitecto del Reich». Si bien como
arquitecto fue importante en la aplicación clasicista y la re interpretación de la
cultura alemana, Speer demostró ser mucho más eficaz como ministro de
armamento en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. Todos estos
avances fueron ampliamente explotados por el Ministerio de propaganda dirigido
por Goebbles.

En 1936, Berlín fue sede de los Juegos Olímpicos de verano, que fueron
inaugurados y dirigidos por Hitler como una forma de demostrar la superioridad
aria alemana sobre todas las demás razas. Olympia, la película sobre los juegos y
otras películas documentales de propaganda para el partido nazi fueron dirigidas
por la cineasta personal de Hitler, Leni Riefenstahl.

Aunque Hitler hizo planes para una Breitspurbahn (una red de ferrocarriles de
amplio calibre) estos fueron cancelados tras el inicio de la II Guerra Mundial. De
haber sido construido el ferrocarril, su calibre habría sido de tres metros, siendo
incluso más amplio que el ferrocarril Great Western de Gran Bretaña.

Hitler también contribuyó al diseño de un automóvil accesible y practico para el


pueblo, automóvil que más tarde se convertiría en el Volkswagen Tipo 1, cuyo
diseño y construcción le fue encomendado al ingeniero Ferdinand Porsche. La
producción de este también fue aplazada a causa de la guerra.

Hitler consideró a la antigua Esparta como el primer estado nacional socialista, y


alabó su tratamiento eugenésico de los niños deformes.
También otorgó la Orden del Águila Alemana, una de las más altas distinciones
del Tercer Reich, al industrial Emil Kirdorf en abril de 1937, en recompensa por su
apoyo financiero durante su ascenso al poder. Al año siguiente, cuando murió,
también le organizó un funeral de estado.

El rearme y nuevas alianzas

Hitler y Mussolini.

Si bien se especula que desde 1919, se mantenía un programa secreto para


volver a armar un ejército por parte del gobierno Alemán, es en marzo de 1934,
cuando Hitler anuncia públicamente que el ejército alemán se ampliaría a 600.000
hombres (seis veces el número estipulado en el Tratado de Versalles), así como la
introducción de una Fuerza Aérea (Luftwaffe) y el incremento del tamaño de la
Marina (Kriegsmarine). Gran Bretaña, Francia e Italia, así como la Sociedad de
Naciones rápidamente condenaron estas acciones. Sin embargo, dado que
Alemania nuevamente explicó que sólo estaba interesada en la paz, ningún país
tomó medida alguna para detener este desarrollo y se permitió que el programa
armamentista alemán continuara. Además, el Reino Unido no compartía la visión
pesimista de Francia sobre Alemania, y en 1935 firmó un acuerdo naval con
Alemania, lo que permitió aumentar el tonelaje alemán hasta un 35% del de la
armada británica. Este acuerdo que se firmó sin consultar ni a Francia ni a Italia,
debilitó directamente la Sociedad de Naciones y puso al Tratado de Versalles en
camino hacia la irrelevancia.

Caricatura aparecida en la prensa francesa en 1937. Franco, Mussolini y Hitler


sostienen un niño desfalleciente, que representa la Segunda República Española.

En marzo de 1936, las disposiciones del gobierno alemán, violaron nuevamente el


tratado al introducir tropas y ocupar nuevamente la zona desmilitarizada en
Renania. Ante la inacción de los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, el afán
expansionista de Alemania se extendió. En julio de 1936, comenzó la guerra civil
española cuando el ejército, dirigido por el General Francisco Franco, se sublevó
contra el gobierno de la República. Tras recibir una petición de ayuda del General
Franco en julio de 1936, Hitler envió tropas en apoyo de Franco, y España sirvió
como banco de pruebas para las nuevas fuerzas alemanas y sus métodos,
incluyendo el bombardeo de ciudades, como el de Guernica, en abril de 1937,
primer bombardeo contra blancos civiles de la historia,25 y que, posteriormente, el
célebre pintor Pablo Picasso plasmó en su célebre cuadro.

El conde Galeazzo Ciano, ministro de Asuntos Exteriores del dictador Duce Benito
Mussolini, declaró el 25 de octubre de 1936 una alianza entre Berlín y Roma, a la
que denominó «El Eje». El 25 de noviembre del mismo año, Alemania firmó el
Pacto Anti-Comintern con Japón. Para fortalecer la relación con esta nación, Hitler
se reunió en 1937 en Núremberg con el príncipe Chichibu, hermano del
emperador Hirohito.

El Pacto Tripartito fue firmado por Saburo Kurusu en representación del Imperio
Japonés, Adolf Hitler por Alemania y el Conde Galeazzo Ciano, el 27 de
septiembre de 1940. Más tarde se amplió para incluir a Hungría, Rumanía y
Bulgaria. Este grupo se conoció como las Potencias del Eje. Más tarde, el 5 de
noviembre de 1937, en la Cancillería del Reich, Adolf Hitler celebró una reunión
secreta con los ministros de Guerra y Exteriores, más los tres jefes de servicios,
registrada en el Memorándum Hossbach y reveló sus planes para la apropiación
de «espacio vital» (Lebensraum) para el pueblo alemán.

II Guerra Mundial

Triunfos iniciales

El 12 de marzo de 1938, Hitler presionó a Austria para la unificación con Alemania


(el Anschluss) e hizo una entrada triunfal en Viena el 14 de marzo. A ello le siguió
la intensificación de la Crisis de los Sudetes, en la zona de habla alemana de
Checoslovaquia conocida como Sudetes; Esto condujo al Acuerdo de Múnich de
septiembre de 1938, que autorizó a la anexión y ocupación militar inmediata de
estos distritos por parte de Alemania. Como resultado de la cumbre, la revista
TIME proclamó a Hitler Hombre del Año de 1938. El Primer Ministro británico,
Neville Chamberlain, saludó este acuerdo como la «paz en nuestro tiempo», pero
al dar forma a las exigencias militares de Hitler, Gran Bretaña Y Francia también
abandonaron Checoslovaquia a Hitler. Hitler ordenó al ejército alemán entrar en
Praga el 15 de marzo de 1939, tomando el Castillo de Praga y de Bohemia y
proclamando un protectorado alemán en Moravia.
Hitler saluda a las tropas alemanas que se dirigen a Polonia.

Tras ello, Hitler eleva quejas relativas a la Ciudad libre de Dánzig y el corredor
polaco (la Crisis de Danzig), que fue cedida por Alemania en virtud del Tratado de
Versalles. Gran Bretaña no había podido llegar a un acuerdo con la Unión
Soviética para una alianza contra Alemania, y, el 23 de agosto de 1939, Hitler
firma a un pacto secreto de no agresión (el Pacto Molotov-Ribbentrop) con Stalin
en el que se acordó la probable partición de Polonia entre la Unión Soviética y la
Alemania nazi. El 1 de septiembre, Alemania invadió la parte occidental de
Polonia. Después de haber garantizado la asistencia a Polonia, Gran Bretaña y
Francia declaran la guerra a Alemania el 3 de septiembre, pero no actúan de
inmediato. No mucho después de esto, el 17 de septiembre, las fuerzas soviéticas
invadieron Polonia oriental.

Durante esta guerra, Hitler reconstruye sus fuerzas. En abril de 1940, ordena a las
fuerzas alemanas a marchar sobre Dinamarca y Noruega. En mayo de 1940, Hitler
ordena a sus fuerzas atacar Francia, la conquista de los Países Bajos,
Luxemburgo y Bélgica. Francia se rindió el 22 de junio de 1940. Esta serie de
victorias persuaden a su principal aliado, Benito Mussolini de Italia, para unirse a
la guerra al lado de Hitler en mayo de 1940.

Gran Bretaña, cuyas fuerzas habían derrotado en Francia a los evacuados de la


ciudad costera de Dunkerque, continuaron luchando junto a las fuerzas
canadienses en la batalla del Atlántico. Después de sus gestiones en pro de la paz
sistemáticamente rechazadas por el Gobierno británico, ahora conducido por
Winston Churchill, Hitler ordena los bombardeos sobre las Islas Británicas, dando
lugar a la Batalla de Gran Bretaña, un preludio de la ya prevista invasión alemana.
Los ataques comenzaron a golpear por las bases de la Real Fuerza Aérea y la
protección de las estaciones de radar sudeste de Inglaterra. Sin embargo, la
Luftwaffe no derrota a la Real Fuerza Aérea a finales de octubre de 1940. La
superioridad aérea para la invasión, denominada Operación Sealion, no estaba
asegurada, y Hitler ordenó diversos bombardeos que se llevarián a cabo en
ciudades británicas, incluyendo Londres y Coventry, en su mayoría por la noche.

La caída
El 22 de junio de 1941, aún sin doblegar a Inglaterra, tres millones de soldados
alemanes atacaron la Unión Soviética, rompiendo el pacto de no agresión que
Hitler había firmado con Stalin dos años antes. Esta invasión, llamada Operación
Barbarroja, cuya duración se estimaba en unos pocos meses, incautó grandes
cantidades de territorio, incluidos los Estados Bálticos, Bielorrusia, y Ucrania.
También rodearon y destruyeron muchas fuerzas soviéticas. Pero los alemanes
debido al retraso de cuatro meses por las operaciones en Grecia y Yugoslavia, no
consiguieron llegar a Moscú en diciembre de 1941, en lo que también influyó la
llegada anticipada del invierno ruso con temperaturas de hasta -50 °C (el más duro
en 50 años), todo ello unido a la feroz resistencia soviética, reforzada con tropas
siberianas del entonces general Zhukov especialmente adaptadas a las
condiciones extremas . La invasión no había logrado el triunfo rápido que Hitler
quería.

Hitler dando un discurso en contra de Roosevelt, 11 de diciembre de 1941.

Hitler firmó la declaración de guerra contra los Estados Unidos el 11 de diciembre


de 1941, cuatro días después del ataque del Imperio del Japón a Pearl Harbor,
Hawái, muchos historiadores y revisionistas consideran este paso un grave error
táctico y político, pues logra así en su contra, una coalición que incluía el imperio
más grande del mundo (el Imperio británico), el más grande del mundo industrial y
financiero (los Estados Unidos), y el ejército más grande del mundo (la Unión
Soviética).

A finales de 1942, las fuerzas alemanas fueron derrotadas en la Segunda Batalla


de El Alamein, frustrando los planes de Hitler para aprovechar el Canal de Suez y
el Oriente Medio. En febrero de 1943, la titánica batalla de Stalingrado acabó con
el cerco y la destrucción del 6 º Ejército alemán. Poco después llegó la gigantesca
Batalla de Kursk (1.300.000 soviéticos, 3.600 tanques, 20.000 piezas de artillería y
2.400 aviones, frente a 900.000 alemanes, 2.700 tanques, 2.000 aviones).

Desde Stalingrado, el plan militar de Hitler se volvió cada vez más errático, los
rusos comenzaron a avanzar obligando a la retirada de fuerzas alemanas
extenuadas y la situación económica interna en Alemania se deterioró.

Después de la invasión aliada de Italia (Operación Husky) ,en 1943, el aliado de


Hitler, Mussolini, fue depuesto por Pietro Badoglio, que se rindió a los Aliados. A lo
largo de 1943 y 1944, la Unión Soviética constantemente forzó a los ejércitos de
Hitler a retroceder a lo largo del Frente Oriental. El 6 de junio de 1944, los ejércitos
occidentales aliados desembarcaron en el norte de Francia en lo que fue la
operación anfibia más grande jamás realizada, la Operación Overlord.

Hitler muestra a Benito Mussolini el estado en que quedó la sala en la que llevó a
cabo el atentado del 20 de julio.

En el ejército alemán, los más realistas sabían que la derrota era inevitable, y
algunos oficiales dibujan un plan para deponer a Hitler del poder. En julio de 1944,
uno de ellos, el ex-oficial de observación de artillería del mariscal Erwin Rommel,
Claus von Stauffenberg coloca una bomba plantada en uno de los cuarteles
generales de Hitler, la Wolfsschanze (La Guarida del Lobo), en Rastenburg, pero
sin conseguir acabar con Hitler, este intento es uno de los atentados contra Hitler
que estuvo más cerca de tener éxito.

Éste ordenó salvajes represalias, y una persecución implacable por parte de las
SS, lo que resultó en la ejecución de más de 4.900 personas, a veces por
inanición en régimen de aislamiento seguido por estrangulación lenta. El principal
movimiento de resistencia fue destruido, aunque pequeños grupos aislados
siguieron funcionando. La lista de personajes que cayeron es extensa y se puede
citar a Wilhem Canaris, Friedrich Fromm y Erwin Rommel, entre otros.

El atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944 le dejó secuelas progresivas que


lentamente fueron afectando su raciocinio, desenvolvimiento y dominio de la
situación.

Hitler también experimentó un deterioro de la salud. Su mano izquierda temblaba;


el biógrafo Ian Kershaw y otros creen que puede haber sufrido de la enfermedad
de Parkinson. También se ha sospechado, por alguno de los síntomas, que pudo
haber padecido sífilis, aunque las evidencias en favor de ello son mínimas.

Últimos días

En los últimos días de la guerra, Hitler contrajo matrimonio con su amante Eva
Braun, en su búnker subterráneo bajo las ruinas de Berlín, mientras la ciudad era
invadida por el Ejército Rojo de la Unión Soviética y su ejército finalmente
derrotado. Luego de contraer matrimonio, Hitler y Braun se suicidaron y sus
cuerpos fueron incinerados.
Si bien Hitler había designado en su testamento a Karl Dönitz como sucesor, su
suicidio significó la rendición condicional alemana y el fin de la Segunda Guerra
Mundial en Europa y de 12 años de mandato totalitario nacionalsocialista en
Alemania y regiones de Europa. Desde entonces la historiografía, la memoria
colectiva y la cultura popular en general, mantiene un aspecto negativo sobre su
figura debido a la crueldad de sus crímenes de lesa humanidad.

Muerte de Hitler

Hitler y Karl Dönitz en el Führerbunker. Dönitz sucedería a Hitler como Presidente


de Alemania.
Portada del diario militar norteamericano The Stars and Stripes con fecha del 3 de
mayo de 1945.

Fotografía de Hitler manipulada por el ejército de los EE.UU. para facilitar una
posible identificación de un Hitler con su apariencia física modificada.

La versión oficial de los aliados —que concuerda con la versión dada por su
secretaria personal, Traudl Junge, en el libro Hasta la última hora: la secretaria de
Hitler cuenta su vida (Bis zur letzten Stunde: Hitlers Sekretärin erzählt ihr Leben),
con la versión de Joachim C. Fest, historiador y biógrafo, en El hundimiento (Der
Untergang) así como la biografía del General Freytag von Loringhoven— indica
que Hitler renunció a intentar huir de Berlín y se suicidó con un tiro de pistola y, al
mismo tiempo, ingiriendo una cápsula de cianuro en su Führerbunker, a 15 m de
profundidad en el subsuelo del edificio de la Cancillería en Berlín, junto a su nueva
esposa Eva Braun y rodeado de unos pocos incondicionales, el 30 de abril de
1945, cuando el Ejército Rojo, dirigido por el mariscal Georgi Zhúkov, tomaba
Berlín y se encontraba a menos de 300 m del búnker.

Aquel día, Hitler almorzó en compañía de sus secretarias en un silencioso


ambiente y después del almuerzo, el cual fue servido por Constanze Manziarly,
hizo matar a su perra Blondie. Luego dio a su ayudante Otto Günsche
instrucciones estrictas sobre la cremación de su cuerpo y el de su esposa,
probablemente para evitar que fueran exhibidos como «trofeos de guerra»,
recordando el ultraje del cadáver de su amigo Benito Mussolini, que fue colgado
desnudo boca abajo junto con el de su amante en una gasolinera de Milán, donde
fue golpeado, escupido y despreciado durante días. El siguiente relato procede del
testimonio de Günsche: Hitler se retiró a eso de las 16 horas junto con Eva Braun
a su despacho privado contiguo a la sala de mapas y Otto Günsche se paró frente
al despacho esperando el momento de entrar; le acompañaba Linge. Se sintió un
disparo ahogado y Günsche esperó unos 15 minutos de acuerdo a instrucciones;
posteriormente Linge ingresó a la habitación de dos ambientes. Hitler estaba
recostado a un extremo del sofá con un tiro en la sien, con salida de proyectil, de
la cual aún manaba sangre, su boca tenía una grotesca mueca.

Según Günsche y Linge, Eva Braun estaba recostada al otro extremo con los ojos
abiertos y una mueca de dolor en su rostro, una pistola estaba en la mesa a su
disposición, pero no alcanzó a usarla, pues el cianuro suministrado por el médico
personal de Hitler, Ludwig Stumpfegger, había sido rápido.
En efecto, Linge siguió a Günsche al entrar al compartimiento de Hitler, y una vez
confirmada su muerte, levantó los cuerpos envueltos en una alfombra y los sacó al
patio trasero de la Cancillería, en unos momentos en que llovían obuses rusos por
doquier.

Günsche depositó ambos cuerpos en un orificio de obús, los roció con unos 200 l
de gasolina y les prendió fuego. Mientras se consumían, unos cuantos testigos,
entre ellos Martin Bormann, Goebbels, realizaron un nervioso y acongojado saludo
militar, mas un obús que estalló cerca les obligó a volver al búnker sin verificar la
total consumación de la incineración.

Su muerte se puso en duda durante mucho tiempo, creándose toda suerte de


mitos.

Recientes versiones surgidas en los años 1990 del lado ruso, confirman que los
soviéticos (NKVD), después de una infructuosa búsqueda en la que incluso
hallaron a un doble de Hitler suicidado en una habitación de la Cancillería como
una forma de despistar, por fin dieron con los restos irreconocibles en parte de
Hitler, Braun y la familia Goebbels y que estos, secretamente aún para el mismo
general Zhúkov, fueron transportados en cajas especiales a la frontera, a un
cuartel militar que luego pasaría a ser territorio de la República Democrática
Alemana.

Los rusos confirmaron inicialmente en 1955 la muerte de Hitler, pero no se


mostraron evidencias muy sustanciales, salvo algunos detalles odontológicos, lo
que confirmaba a pesar de todo que los rusos tenían los cuerpos.

Estos restos permanecieron secretamente enterrados bajo un jardín de dicho


cuartel en la ciudad de Magdeburgo y sólo algunas autoridades de la NKVD
sabían dónde estaban, hasta que en 1970 fueron exhumados, se extrajo el cráneo
a Hitler y el resto de los cadáveres fue incinerado para evitar que su tumba fuera
objeto de veneración, y las cenizas fueron lanzadas al río.95

No se ha podido dar con el cráneo de Hitler, pero una parte signada como de
Hitler, el hueso parietal de su caja craneana, está en un Museo soviético. Sin
embargo, en septiembre del 2009, el arqueólogo Nick Bellantoni anunció que,
luego de un análisis de ADN practicado a los restos, se determinó que el
fragmento del cráneo correspondería a una mujer de entre 20 y 40 años de edad.96

Rasgos de su personalidad
Hitler en una de sus características poses oratorias.

El gran interés que despierta la figura de Hitler se debe precisamente a los ribetes
de su extraordinario tipo de personalidad y su halo de impenetrabilidad. Hitler
poseía un extraordinario carisma capaz de envolver no sólo a las personas, sino
también a las masas, además de poseer una gran oratoria gesticular muy
estudiada y una capacidad de liderazgo notable; pero quien haya permanecido
con él diría lo mismo que opinó su ministro y arquitecto Albert Speer: «Nunca
llegué a conocerlo».

Hitler era en sí un individuo muy autosuficiente y solitario. Muy pocas personas


integraban su séquito personal, se pueden citar a Albert Speer, el fotógrafo
Heinrich Hoffmann, Martin Bormann, Wilhelm Bruckner, Joseph Dietrich, Joseph
Goebbels, Julius Schaub, Julius Schreck y el arquitecto Geisler y sus secretarias
personales. A ellos les exigía lealtad a toda prueba y discreción.

Según algunos historiadores, Hitler fue vegetariano,97 si bien otros lo descartan,98


no fumador,97 abstemio97 (dato también cuestionado por algunos historiadores),98
ecologista99 , se dice que promulgó las primeras leyes de la historia que penaban
el maltrato a los animales99 , aunque la verdad es que las primeras leyes contra el
maltrato animal ya proceden del imperio romano.100 Se dice que no permitía a sus
colaboradores fumar ni beber enfrente de él.

Hitler jamás visitó una ciudad bombardeada, un campo de concentración o un


hospital[cita requerida] (la única excepción fue para visitar a las víctimas del atentado del
20 de julio). Un fiel ejemplo de este aspecto es que Hitler se negó a ver las fotos y
filmaciones de las ejecuciones de los involucrados en el atentado ejecutado por
Claus von Stauffenberg hacia su persona en 1944.

Una de las características más relevantes de la personalidad de Hitler era la


capacidad de impresionar, encantar, manipular y subyugar a quienes lo rodearan;
había personas que podían ser muy fuertes y seguras en sus campos de acción,
pero en presencia de Hitler estas personalidades se veían disminuidas y
manipuladas hasta el servilismo; por ejemplo, Hermann Göring expresó al ministro
de finanzas Schacht que «cada vez que estoy frente al Führer siento el corazón
en un puño».

Hitler, era muy poco proclive a demostrar algún rasgo emocional o demostrar
afinidad hacía alguién cuando se tomaba fotografías en presencia de personas de
su confianza y aceptación; en cambio si demostraba una faceta muy humana en
presencia de niños, sobre todo cuando era visitado en Berghof.101

Hitler demostraba además insensibilidad y falta de escrúpulos cuando se trataba


de deshacerse de enemigos y/o sacrificar soldados; se puede citar como ejemplo
la destrucción del 6º Ejército alemán en Stalingrado.

Hitler y Eva Braun.

En su vida sentimental, muy discreta, se asocian los nombres de Geli Raubal, Eva
Braun, quien fue su amante, Unity Mitford e Inga Ley. Leni Riefenstahl, una de las
más sindicadas en su momento, negó haber sido amante de Hitler. Hitler era muy
celoso y no permitía a casi nadie inmiscuirse en esos temas. Albert Speer en sus
memorias señaló que Hitler proporcionaba un trato desconsiderado, opresivo y
vejatorio hacia Eva Braun.

Respecto de la orientación sexual de Hitler mucho se ha escrito [cita requerida] debido a


su vínculo inicial con Ernst Röhm, pero las evidencias indican que Hitler era, sin
lugar a dudas, heterosexual.98

Una de las secretarias personales de Hitler, Traudl Junge, describió así la energía
que emanaba de la persona de Hitler: «Cuando estaba presente (Hitler), todo el
edificio bullía de actividad, todos corrían, los teléfonos sonaban, los
radioespectadores no cesaban de enviar y recibir notas de comunicados (...)
Cuando él estaba ausente, todo volvía a una monótona normalidad, Hitler era
como una especie de dínamo». Junge describió a Hitler como una persona que
presentaba dos personalidades: una muy considerada y afable, y otra muy fría,
iracunda y avasallante en extremo, apasionada y calculadora.
Cita Junge en sus remembranzas: «Hitler era vegetariano, gustaba del té y
además no soportaba el calor; no se podía fumar en su presencia y hacía
climatizar sus ambientes a no más de 11 °C de temperatura. Otro de los aspectos
es que a Hitler le gustaba escuchar chismes, pues lo distraían de su realidad.
Además, Hitler se acostaba muy tarde, a las tres o cuatro de la madrugada, y se
levantaba también muy tarde, entre las 10:00 y las 11:00 horas; el personal militar
de la primera planta se acostaba en torno a la medianoche, terminada la última
reunión de guerra de cada día y se levantaba hacia las siete».[cita requerida]

Para los miembros cercanos a Hitler, Keitel, Lammers y Bormann, Hitler predicaba
con el ejemplo pagando sus propios costes personales sin derogar ningún fondo
del Estado. Los ingresos de Hitler, hábilmente administrados por su secretario
personal Martin Bormann, sucesor de Rudolf Hess, provenían de los derechos por
su imagen postal y por su libro Mein Kampf. [cita requerida]

Otro de los rasgos característicos de Hitler era su desprecio por la debilidad ante
el enemigo y por éste, sobre todo al judaísmo y en segundo grado al comunismo,
su impulsividad y su obcecación por las metas sin importar el costo que tuvieran.
Por ejemplo: cuando Brauchistch le solicitó la retirada estratégica de Moscú, Hitler
se encolerizó diciendo: «¡No me podéis quitar Moscú!, ¡quiero Moscú!».

Un ejemplo de su aparente flexibilidad es cuando cedió ante Himmler por la


deportación de los holandeses a Polonia, en pro de aumentar primeramente el
contingente de las SS.

Albert Speer llegó a emitir el siguiente comentario al respecto: «En el lugar donde
debía haber un corazón en el pecho de Hitler, había un gran hueco».

Cuando le tocaba tratar temas variados sobre aspectos técnicos o militares,


mostraba un acabado conocimiento de estos, llegando a sorprender a sus
interlocutores.

Hitler era muy condescendiente con quienes mostraban valor y arrojo en combate;
llegó a diseñar él mismo la Cruz de Brillantes, Espadas y Robles para Hans Ulrich
Rudel, el célebre piloto de «Stukas».
Hitler, de perfil.

Antisemitismo

El primer testimonio de Hitler sobre la cuestión judía se encuentra en una carta


escrita en septiembre de 1919:
utilizando la terminología biológica que frecuentemente desplegaría, declaró que
las actividades de los judíos producían «una tuberculosis racial en las naciones».
Afirmó categóricamente que los judíos eran una raza, no una religión. El
antisemitismo como movimiento político, declaró, debería basarse en la «razón»,
no en la emoción, y debería conducir a la eliminación sistemática de los derechos
de los judíos. Sin embargo, concluía, el «objetivo final», que sólo podía alcanzarse
con un gobierno de «fortaleza nacional» tenía que ser la «eliminación completa de
los judíos».102

Veintinco años después, en vísperas de su suicidio, dejó escrita en su Testamento


Político su valoración de la «raza judía» como la verdadera culpable de la guerra
en curso.

En un pasaje de Mein Kampf, escribió que el sacrificio de los soldados alemanes


en el frente de la Gran Guerra no hubiese sido necesario si «doce o quince mil de
estos judíos corruptores del pueblo hubiesen sido sometidos a los gases
tóxicos».103

El antisemitismo de Hitler era un componente muy arraigado y esencial de su


ideología, más allá de los usos propagandísticos que pudo darle a lo largo de su
trayectoria política. Junto con el deseo de asegurar la hegemonía de Alemania en
Europa y la consecución de un espacio vital para su país, la eliminación de los
judíos era el tercer elemento que conformaba su ideología.104

El deseo de venganza que Hitler desarrolló tras la capitulación alemana en


noviembre de 1918 se centró en una serie de enemigos que ya había identificado
años antes, a los que solo se podía combatir mediante la guerra; y
ya que bajo su punto de vista los judíos eran los responsables de los crímenes
más terribles de todos los tiempos -por la «puñalada en la espalda» de 1918, la
capitulación, la revolución, la desgracia de Alemania-; ya que bajo su pervertida
percepción eran los principales protagonistas del capitalismo de Wall Stret y de la
City de Londres, así como del bolchevismo de Moscú; y ya que, según su creencia
en la leyenda de la «conspiración judía mundial», siempre estarían bloqueando su
camino y representarían el enemigo más peligroso para sus planes, lógicamente
esa guerra no podía ser otra cosa que una guerra contra los judíos.105

En este sentido, Hitler se veía como el agente necesario para la salvación de


Alemania y veía la destrucción del poder de los judíos como el medio
indispensable para lograrla.

Con su ascenso al poder el 30 de enero de 1933, su Weltanschauung, ante todo


un conjunto de objetivos visionarios, sirvió para integrar las fuerzas centífugas del
nazismo, para movilizar a sus activistas y para legitimar determinadas iniciativas
políticas llevadas a cabo siguiendo, de una forma u otra, su voluntad. Entre tales
objetivos estaba la eliminación de los judíos, idea que supo manejar con criterio
táctico a lo largo de su carrera. Así,
Hitler intervenía para canalizar los ataques en forma de una legislación antijudía
tremendamente discriminatoria, aplacando en cada fase a los radicales y
progresando en la radicalización de las medidas adoptadas. Existía, por lo tanto,
una «dialéctica» continua entre acciones «salvajes» desde abajo y discriminación
orquestada desde arriba. Cada fase de radicalización era más intensa que la que
la precedía. De esta manera, la inercia no se desvanecía nunca.106

Teorías sobre el origen de su antisemitismo

Desde su aparición en el mundo político, surgieron toda clase de teorías y rumores


que han intentando explicar, insatisfactoriamente, los orígenes del antisemitismo
de Hitler.

Hubo rumores de que Hitler tenía alguna parte de sangre judía y de que su abuela,
Maria Schicklgruber, se embarazó mientras trabajaba como criada en una familia
judía.[cita requerida] Las implicaciones de estos rumores eran políticamente explosivas
para el proponente de una ideología racista. Los adversarios intentaron demostrar
que Hitler tenía antepasados judíos o checos. Aunque estos rumores no fueron
nunca probados, para Hitler fueron una razón suficiente para ocultar sus orígenes.
[cita requerida]
Según Robert G. L. Waite en The Psychopathic God: Adolf Hitler, Hitler
convirtió en ilegal para las mujeres alemanas trabajar en familias judías, y después
del Anschluss (anexión) de Austria, convirtió la ciudad natal de su padre en una
área de prácticas de artillería. Waite dice que las inseguridades de Hitler en este
aspecto pueden haber sido más importantes que si la ascendencia judía pudo ser
probada por sus compañeros.

Para 1903, Hitler asistía a la Realschule al mismo tiempo que Ludwig Wittgenstein,
uno de los más destacados filósofos del siglo XX. Un libro de Kimberley Cornish
sugiere que los conflictos entre Hitler y algunos estudiantes judíos, incluyendo
Wittgenstein, fueron un momento crítico en la formación de Hitler como un
antisemita.107 Sin embargo, la obra de Cornish ha sido acusada de ser de
naturaleza especulativa.108 109

Muchos historiadores especulan que su odio extremo hacia los judíos era por la
posibilidad de que el padre biológico de Alois (y por tanto su abuelo) fuera de
origen judío,[cita requerida] lo que fue desmentido luego. Otros lo atribuyen a que su
madre murió al cuidado de un médico judío,[cita requerida] pero el mismo Hitler pareció
estar agradecido por sus atenciones (le regaló una pintura y más tarde como
canciller le permitió salir de Austria). Según algunos, sería la idea de la supuesta
influencia sionista para que Estados Unidos entrara en la guerra.[cita requerida] Hasta la
fecha, ninguna de estas aseveraciones ha sido convincentemente confirmada.
Otra hipótesis afirma que fue simplemente por estrategia política.[cita requerida] Hitler
encontró un culpable simbólico que le permitía justificar fácilmente el nacionalismo
alemán y superar la lucha de clases (lo que en psicología básica se denomina
chivo expiatorio).[cita requerida] El banquero no era malo por ser banquero, sino por ser
judío. Si el banquero era alemán, nacionalista alemán, sólo podía empeñar la
plusvalía que obtenía a costa de los trabajadores en engrandecer Alemania. Era
una adaptación de la idea fascista del nacionalismo para superar la lucha de
clases, pero era mucho más potente al identificar un enemigo mítico contra el que
ya existía recelo y aversión mítica y antigua (los judíos como responsables de la
muerte de Cristo). Una brillante idea con la que promover un movimiento unitario
con una gran dosis de crítica y acción constructora (la gran Alemania) y una no
menor dosis de destrucción y violencia mítica. La acción política perfecta: construir
y destruir como propuesta política.

Según sus escritos, él consideraba a los judíos como una raza extranjera en
territorio alemán y compartía muchas de las ideas antisemitas comunes en la
época, que eran de origen muy antiguo (un ejemplo de esto lo tenemos en la
influencia del panfleto apócrifo Los protocolos de los sabios de Sión). Así es como
hablaba de una «conspiración judeo-bolchevique» (en la que incluía a todos los
movimientos de izquierda por igual), al mismo tiempo que culpaba a los
empresarios y financieros judíos de los problemas económicos por los que pasaba
Alemania en aquel entonces (algunos de sus primeros discursos versaban sobre
lo que él llamaba «la esclavitud del interés»). Como se verá, eso llevó a acusarlos
también de llevar a Alemania a la derrota en 1918.

Legado de Hitler

Durante los Juicios de Núremberg se acusó a 611 personas, integrantes de las


diversas instituciones del Tercer Reich, de cinco delitos: complot, crímenes de
guerra, crímenes contra la humanidad (exterminio), crímenes contra la paz y
genocidio. Los principales jerarcas nazis apresados fueron condenados a la horca
o a largas penas de prisión; otros murieron en los meses que siguieron a la caída
de Berlín.
El nazismo y cualquier reminiscencia ideológica afín fueron prohibidos en casi toda
Europa; de hecho no se pueden publicar bibliografías, esvásticas y otros símbolos
sin riesgo de cometer falta o delito punible. Sin embargo, la discriminación
antisemita permaneció hasta bien entrada la década de los 60, sobre todo en
países americanos.

Primera edición de Mein Kampf, julio de 1925.

Actualmente, muchas reminiscencias del nazismo, se encuentran encubiertas en


doctrinas militares, sociales y políticas empresariales que aún perduran en el
mundo.

Quizás uno de los legados más importantes de la Alemania nazi sea la completa
adopción del concepto del Blitzkrieg, literalmente guerra relámpago, en todas las
academias de guerra del mundo. Las estrategias, batallas y técnicas de la
Wehrmacht usadas en la Segunda Guerra Mundial son objeto de estudio en todos
los institutos militares.

La publicación del libro Mein Kampf de Hitler está prohibida en muchos países
europeos, principalmente en Alemania desde 1945;110 no obstante, todavía es
editado entre otros lugares, como por ejemplo en España y México, y circula
libremente por librerías de algunos países sin restricciones, en muchos idiomas y
es objeto de estudios de todo tipo.

Distintos grupos en todo el mundo se consideran herederos del nazismo. Grupos


violentos como el Ku Klux Klan, Nación Aria, etc., reclaman ser herederos de esta
doctrina.25

El escarabajo, diseñado a petición de Hitler, fue uno de sus mayores legados al


mundo.

Otro de los legados de Hitler es el automóvil y actual nombre de la firma


constructora Volkswagen (auto del pueblo). El diseño original del auto fue
realizado por el ingeniero Ferdinand Porsche, aunque los detalles finales de los
acabados de la carrocería y su nombre fueron dados por el mismo Hitler. Durante
el gobierno nazi la construcción del Kdf-Wagen (Kraft durch Freude, fuerza a
través de la alegría) se limito a prototipos, aunque el Volkswagen como fuese
mayormente conocido el automóvil, trascendería en los diversos modelos
posteriores a la guerra (escarabajo).111

Higiene racial y el Holocausto


Artículo principal: Holocausto

Uno de los fundamentos de Hitler y el NSDAP de las políticas sociales es el


concepto de «higiene racial». Se basó en las ideas de Arthur de Gobineau, la
eugenesia, y darwinismo social. Aplicado a los seres humanos, «la supervivencia
de los más aptos» fue interpretado como una exigencia de la pureza racial y la
matanza fuera de la «vida indigna de ser vivida». Las primeras víctimas fueron
mutilados y niños con retraso en un programa denominado Acción T4. Después de
una protesta pública, Hitler hizo un amago de poner fin a este programa, pero, de
hecho, los asesinatos continuaron.

Entre 1939 y 1945, las SS, con la ayuda de gobiernos colaboracionistas y reclutas
de los países ocupados, sistemáticamente asesinaron entre 11 y 14 millones de
personas, incluidos cerca de seis millones de judíos, en los campos de
concentración, los guetos y las ejecuciones en masa y a través de otros métodos
como los experimentos médicos. Además de ser gaseados hasta la muerte y
muchos de ellos murieron como consecuencia de la hambruna y la enfermedad
mientras trabajaban como esclavos (a veces en beneficio de las empresas
privadas alemanas en el proceso, debido al bajo costo de esa mano de obra).
Junto con los judíos fueron asesinados polacos no judíos (más de tres millones de
víctimas), los comunistas o supuesta oposición política, miembros de grupos de
resistencia, católicos y protestante opositores, los homosexuales, los gitanos, los
minusválidos físicos y retrasados mentales, prisioneros de guerra soviéticos
(posiblemente el mayor número, cercano a los tres millones), testigos de Jehová,
clero anti-nazi, sindicalistas, y pacientes psiquiátricos. Uno de los mayores centros
de asesinato en masa fue el complejo-campo de exterminio de Auschwitz-
Birkenau. Hitler nunca visitó los campos de concentración y no habló en público
sobre las muertes en términos precisos.

Las matanzas que llevaron al Holocausto (la «Solución Final de la Cuestión Judía»
o Endlösung der Judenfrage) fueron planificadas y ordenadas por líderes nazis,
con Himmler jugando un papel clave. Si bien no se ha hallado la orden concreta de
Hitler autorizando el asesinato en masa de los judíos, existe documentación que
demuestra que aprobó los Einsatzgruppen, escuadrones de muerte que siguieron
al ejército alemán a través de Polonia y Rusia, y que se le mantuvo bien informado
acerca de sus actividades. La evidencia también sugiere que en el otoño de 1941,
Hitler y Himmler decidieron el exterminio en masa por medio de gases. Durante los
interrogatorios por oficiales de inteligencia soviéticos, desclasificados más de
cincuenta años después, el valet Heinz Linge y el ayudante militar Otto Gunsche
oyeron decir a Hitler que había «poros de más en los primeros planos de las
cámaras de gas».[cita requerida]

Para avanzar en la aplicación de esta «Solución Final», se celebró la conferencia


de Wannsee, cerca de Berlín, el 20 de enero de 1942, con quince altos
funcionarios participantes, dirigido por Reinhard Heydrich y Adolf Eichmann. Las
actas de esta reunión proporcionarían la prueba más clara de la planificación para
el Holocausto. El 22 de febrero, Hitler fue grabado diciendo a sus socios, «vamos
a recuperar nuestra salud sólo con la eliminación de los judíos».[cita requerida]

Predecesor: Sucesor:
Führer de Alemania
Paul von Hindenburg Karl Dönitz
1934 – 1945
Presidente de Presidente de
Alemania Alemania
1925 – 1934 1945
Predecesor: Sucesor:
Canciller de Alemania
Kurt von Schleicher Joseph Goebbels
1933 – 1945
1932 – 1933 1945
Predecesor:
Líder del NSDAP Sucesor:
Anton Drexler
1921 - 1945 —
1919 – 1921
Predecesor:
Franz Pfeffer von Oberste SA-Führer Sucesor:
Salomon 1930 – 1945 Ninguno
1926 – 1930

Véase también

• Holocausto
• Mein Kampf
• Nacionalsocialismo
• Alemania Nazi

Referencias

1. ↑ Cf. Ian Kershaw, «Hitler y la singularidad del nazismo», en Hitler, los


alemanes y la Solución Final, págs. 564-565.
2. ↑ Bullock, A. Hitler: A Study in Tyranny (Penguin Books 1962), 23.
3. ↑ a b Bullock, A. Hitler: A Study in Tyranny, 25.
4. ↑ Franz Jetzinger: Hitlers Jugend. Europa-Verlag, Viena 1956, pág. 11 (en
alemán)
5. ↑ Por ejemplo en: Hitler. Eine Biographie, de Joachim Fest. 2ª edición,
Ullstein, Berlín 1999, pág. 43 (en alemán)
6. ↑ Ian Kershaw: Hitler 1889–1936. DVA, Stuttgart 1998, pág. 34, en especial
la nota la pie nº19; compárese con Brigitte Hamann: Hitlers Wien. Piper,
Múnich 1997, pág. 64 (ambos en alemán).
7. ↑ Origin and Popularity of the Name "Adolph", thinkbabynames.com
8. ↑ Walter C. Langer, The Mind of Adolf Hitler, p. 246 (Basic Books: New
York, 1972)
9. ↑ John Toland, Adolph Hitler, pp. 12-13.
10. ↑ Shirer, ibid., pág. 14.
11. ↑ a b c Shirer, ibid., pág. 15.
12. ↑ a b c Shirer, ibid., pág. 16.
13. ↑ Adolf Hitler, Mi lucha: Las experiencias de mi vida en Viena.
14. ↑ a b c Shirer, ibid., pág. 18.
15. ↑ Shirer, ibid., pág. 348.
16. ↑ a b c Shirer, ibid., pág. 27.
17. ↑ Shirer, ibid., pág. 21.
18. ↑ Shirer, ibid., pág. 28.
19. ↑ a b c d e f g Shirer, ibid., pág. 30.
20. ↑ Shirer, ibid., pág. 31.
21. ↑ Shirer, ibid., pág. 33.
22. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 35.
23. ↑ Ian Kershaw, «Hitler y la singularidad del nazismo», en Hitler, los
alemanes y la Solución Final, pág. 561.
24. ↑ Shirer, ibid., pág. 42.
25. ↑ a b c Benegas, José María, págs. 255-257.
26. ↑ Shirer, ibid., pág. 43.
27. ↑ Shirer, ibid., pág. 44.
28. ↑ Shirer, ibid., pág. 46.
29. ↑ a b c Shirer, ibid., pág. 63.
30. ↑ Ápud Ian Kershaw, «Hitler y la singularidad del nazismo», en Hitler, los
alemanes y la Solución Final, pág. 562.
31. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 64.
32. ↑ Shirer, ibid., pág. 66.
33. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 70.
34. ↑ Shirer, ibid., pág. 71.
35. ↑ Shirer, ibid., pág. 75.
36. ↑ Shirer, ibid., pág. 76.
37. ↑ Shirer, ibid., pág. 78.
38. ↑ Shirer, ibid., pág. 79.
39. ↑ Shirer, ibid., pág. 80.
40. ↑ a b c d e Shirer, ibid., pág. 82.
41. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 84.
42. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 87.
43. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 89.
44. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 81.
a b c
45. ↑ Shirer, ibid., pág. 112.
46. ↑ Heiden, ibid., pág. 251.
47. ↑ Heiden, ibid., pág. 255.
48. ↑ Shirer, ibid., pág. 118.
a b c
49. ↑ Shirer, ibid., pág. 119.
50. ↑ Shirer, ibid., pág. 129.
51. ↑ Shirer, ibid., pág. 130.
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52. ↑ Shirer, ibid., pág. 121.
a b
53. ↑ Shirer, ibid., pág. 123.
54. ↑ Shirer, ibid., pág. 122.
55. ↑ Shirer, ibid., pág. 127.
56. ↑ Shirer, ibid., pág. 136.
57. ↑ Shirer, ibid., pág. 138.
58. ↑ Shirer, ibid., pág. 137.
59. ↑ Shirer, ibid., pág. 144.
60. ↑ Shirer, ibid., pág. 172.
61. ↑ Heiden, ibid., pág. 433.
62. ↑ Shirer, ibid., pág. 154.
63. ↑ Heiden, ibid., pág. 434.
64. ↑ Shirer, ibid., pág. 153.
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67. ↑ Showalter, Dennis; Astore, William J. (27-04-2005). Hindenburg: Icon of
German Militarism (Hindenburg: Icono del militarismo alemán). Potomac
Books Inc.. pp. 89. ISBN 1574886541. (en inglés)
68. ↑ Shirer, ibid., pág. 188.
69. ↑ a b c Toland, ibid., pág. 440.
70. ↑ Toland, ibid., pág. 441.
71. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 189.
72. ↑ Toland, ibid., pág. 455.
73. ↑ Toland, ibid., pág. 442.
74. ↑ Toland, ibid., pág. 443.
75. ↑ Shirer, ibid., pág. 191.
76. ↑ Toland, ibid., pág. 445.
77. ↑ Toland, ibid., pág. 483.
78. ↑ a b c Toland, ibid., pág. 451.
79. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 194.
80. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 195.
81. ↑ Toland, ibid., pág. 456.
82. ↑ Shirer, ibid., pág. 196.
83. ↑ a b c Toland, ibid., pág. 459.
84. ↑ a b c Shirer, ibid., pág. 198.
85. ↑ Toland, ibid., pág. 460.
86. ↑ Shirer, ibid., pág. 199.
87. ↑ Según Shirer fueron 84 los diputados socialdemócratas.
88. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 200.
89. ↑ a b c Shirer, ibid., pág. 202.
90. ↑ a b Shirer, ibid., pág. 203.
91. ↑ a b c d e f Shirer, ibid., pág. 201.
92. ↑ a b Toland, ibid., pág. 470.
93. ↑ a b Toland, ibid., pág. 464.
94. ↑ a b c Toland, ibid., pág. 466.
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diciembre de 2009). Consultado el 12 de diciembre de 2009.
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101. ↑ Fotografías de los visitantes de Bergohf.
102. ↑ Ian Kershaw, «El papel de Hitler en la Solución Final», en Hitler, los
alemanes y la Solución Final, La Esfera de los Libros, Madrid, 2009, pág.
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103. ↑ Cf. Ian Kershaw, «El papel de Hitler en la Solución Final», en Hitler,
los alemanes y la Solución Final, La Esfera de los Libros, Madrid, 2009,
pág. 156.
104. ↑ Cf. Ian Kershaw, «El papel de Hitler en la Solución Final», en Hitler,
los alemanes y la Solución Final, La Esfera de los Libros, Madrid, 2009,
pág. 157.
105. ↑ Ian Kershaw, «El papel de Hitler en la Solución Final», en Hitler, los
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106. ↑ Ian Kershaw, «El papel de Hitler en la Solución Final», en Hitler, los
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Bibliografía
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• Solar, David: La caída de los dioses: Errores estratégicos de Hitler, Ed. La
Esfera de los Libros, Madrid, 2005. ISBN 84-9734-296-8.
• Solar, David: El último día de Adolf Hitler, Ed. La Esfera de los libros,
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• Steinert, Marlis: Hitler, Ed. Javier Vergara, Editor, Buenos Aires, 1996. ISBN
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• Steinert, Marlis: Hitler y el universo hitleriano, Ed. Ediciones B, Barcelona,
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• Trevor-Roper, Hugh: Los últimos días de Hitler, Ed. Nuevas Ediciones De
Bolsillo, Barcelona, 2003. ISBN 84-9759-725-7.
• Gitta Sereny: Albert Speer: Su lucha con la verdad-Ed. Vergara-2006
• Kogon, Eugen: El Estado de la SS, Ed. Alba, Madrid, 2005, ISBN 84-8428-
248-1.

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