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INTRODUCCIÓN.

El trabajo de título que a continuación se desarrolla, toma como estructura y


forma la idea de ensayo. Eso por dos razones fundamentales, a conocer:

1. Primeramente por el hecho de que el ensayo se estructura inicialmente como un


formato de trabajo para uso dentro del campo literario y de las ciencias sociales y
humanas. Y dado que nuestro trabajo trata temáticas humanas al igual que el
psicoanálisis y la literatura, definimos esta posibilidad como la ajustada a las
exigencias de desarrollo propuestas: aplicar ciertos conceptos fundamentales del
psicoanálisis, con especial énfasis en la teoría freudiana, a la obra literaria de Juan
José Millas El desorden de tu nombre.
2. En segundo lugar, aunque no menos importante, el ensayo dentro del campo
literario, otorga mayor libertad en la expresión de ideas y opiniones atingentes a la
temática central a tratar, con el objeto de no perder la estética del tratamiento del
texto u obra literaria: Ese valor de la belleza del discurso literario, novelesco o
poético.

Es justamente por la argumentación antes mencionada que trabajamos el


estilo de ensayo: para no perder la estética del discurso y narrativa de Millas y para
no perder la estética ni la belleza del discurso psicoanalítico.
No obstante todo ensayo posee una estructura guía que permite el
ordenamiento general del desarrollo de las ideas. Este esquema general se desglosa a
continuación:
1º Seleccionar y delimitar el tema.
2º Búsqueda de información.
3º Lectura.
4º Subrayado o elección de temáticas y conceptos.
5º Análisis: definición de conceptos.
6º Síntesis.

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7º Comentarios finales y apreciaciones a modo de síntesis o discusión.

La estructura general a su vez propone, aunque no impone, un modelo


alternativo y universal para la configuración del ensayo, a saber:

1. Introducción: contextualización del objeto de estudio


2. Justificación, objetivo general, preguntas guías del ensayo, (optativo).
3. Desarrollo: desarrollo del objetivo (s)
4. Conclusiones: cierre de la temática y generación de nuevas preguntas
5. Bibliografía

En consecuencia, nuestro trabajo de título se plantea una temática y una


pregunta general que busca relacionarse en el propio desarrollo del ensayo, esto es,
aplicar ciertos conceptos centrales del psicoanálisis a la novela de Millas, con
especial énfasis en el desarrollo de la estructura del pensamiento humano, de las
relaciones de objeto, y en la vivencia del amor desde la perspectiva del psicoanálisis,
relacionadas con el propio desarrollo de la obra y de la particular experiencia de cada
uno de los protagonistas, que se van enlazando en la problemática del narcisismo y
del complejo de Edipo – tratados ambos – con el acento y referencia de los propios
dramas de los mitos de Narciso, Edipo y Cronos: El narciso de lo oral, el Edipo de lo
anal y fálico y Cronos como la figuración metafórica de la presencia del inconsciente
en la resignificación a posterior, en la repetición y en la conjunción de la mítica
mezcla pulsional freudiana.
En la metódica, tal cual o plantea Humberto Ecco, sólo basta la asociatividad
de ideas ordenadas en una estructura general, la emancipación del pensamiento, la
creatividad y una biblioteca.
Con lo anterior y haciendo una referencia a Borges: Todo conocimiento es
hipótesis de realidad conjugada en el verbo: en el verbo del número, de la fórmula o
de la poesía. De hecho, ¿no es acaso el planteamiento fundamental de la
hermenéutica la noción válida para toda posición y organización humana, en la que

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se nos deja saber que no existe un lenguaje observacional puro que nos ponga en la
posición de sujetos apartados de lo observado, sino por el contrario, nos señala que
todo lenguaje, al igual que la vida entera, es interpretación: todo conocimiento es
interpretación y discurso. Lo más importantes es la expresión de toda nueva
experiencia que vuelve a ser en el lenguaje… .

Así Borges, al igual que Ecco, nos proponen que toda investigación y que toda
construcción, es construcción, hipótesis y síntesis mediada por el lenguaje y el
pensamiento, insinuando que todo discurso se somete a la misma lógica y ley del
lenguaje: todo ello para construir hipótesis de la realidad que nos permitan situarnos y
disponernos en un lugar de nuestra propia historia y como testigos de la historia de
los demás:

….. Aquí comienza esta historia: Érase una vez….

Junto con la estructura del ensayo, se desarrollarán conceptos ligados a la


perspectiva psicoanalítica, los que tienen como finalidad, descubrir aquellos eventos
y padecimientos psíquicos de la vida del protagonista de la novela de Juan José
Millas el desorden de tu nombre. Esta novela, será nuestro eje conductor, que nos
guiará transversalmente a lo largo del presente ensayo.
Julio Orgaz, será el personaje central que nos llevará por distintos pasajes y
paisajes psicoanalíticos, que serán tratados bajo la descripción y análisis de sucesos
extraídos de la novela.
El trabajo teórico, tiene como eje central, el desarrollo del pensamiento en el
ser humano en la esfera de la vivencia del amor y de la muerte, basados en el
seguimiento del protagonista de la novela, y en el análisis de los sucesos que van
marcando la escena psicoanalítica dentro de la que se desarrolla la obra.
Es así que se dará comienzo al ensayo a partir del resumen de la novela
mencionada anteriormente. Este resumen es una condensación de los diecisiete
capítulos que contiene la novela y por los cuales se desarrolla la trama amorosa con

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tintes que evocan distintos estados psíquicos y modalidades de pensamiento por los
cuales se va a pasear el protagonista, y los distintos personajes que acompañan este
devenir de la vida de un ser humano.
La novela se centra en un triángulo amoroso entre el protagonista, su amante y
el psicoanalista con quien tiene una relación terapéutica. Esta trama es el conflicto
persistente que mantiene viva la novela, pues la amante del protagonista, es esposa
del analista.
Es así que el ensayo se centrará enfáticamente en las modalidad del
pensamiento humano que comienza y se da inicio en el nacimiento pasando por
estadios propios del desarrollo humano, hasta llegar a la vida adulta con el proceso de
resignificación a posteriori con el cual el individuo vuelve a rememorar aquellas
etapas tempranas de la vida, que nutrirán de información para un posterior y continuo
análisis de conceptos teóricos aplicados a la novela.
Para acercarnos al entendimiento de este conflicto relacional vincular, será
necesario desarrollar y explicar la forma en que comienza a construirse el
pensamiento y por ende el aparato mental pues justamente, será el pensamiento y sus
modalidades y propiedad, lo que permite reconocernos como humano en y dentro de
nuestra propia biografía.
Partiremos con el desarrollo básico o fundante del pensamiento y explicando
cuales son los procesos a los que se ve enfrentado el ser humano a partir del episodio
o evento que marcará toda la vida posterior de un individuo, haciendo alusión a la
anudación – tras el nacimiento – de un ser biológico que ha de devenir sujeto con la
inclusión de lo cultural y con la constitución dinámica de su aparato psíquico: en este
paso se da inicio al primer caos y al primer principio organizador por el que el infante
deberá atravesar, forjándose así el primer estado afectivo, a saber: la angustia.
Igualmente, este estado de angustia es percibido por el lactante, como un
estado de muerte o aniquilación absoluta. Este estado es acompañado por un objeto
externo que guía los procesos evolutivos desarrollados con el pasar del tiempo, por el
infante.

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Por este motivo ahondaremos teóricamente en las primeras etapas del pensar y
desarrollo humano, centrando el primer trabajo en las ideas del narcisismo.
Continuando el desarrollo teórico, el siguiente capítulo le corresponde al
narcisismo y el amor tratando desarrollando como eje central la respuesta a la
pregunta de cómo deberá caer el narcisismo con el surgimiento y la aceptación de un
tercero de la exclusión que nos señala nuestra propia incompletad y necesidad de
otro. La aceptación de este objeto tendrá que ver con la herida narcisista por parte del
infante, que se traduce en la aceptación de la incompletud y por ende la aceptación
fundamental y estructurante de concebirse como un sujeto en falta y deseo eterno,
requeriente de otra que lo complete. Con esta aceptación se da la caída al narcisismo
y el surgimiento del amor, vale decir, el amor hace caer al narcisismo bajo una
modalidad de pensamiento.
Dicho narcisismo corresponde a la primera fase de la etapa oral, y por
consiguiente, el capítulo que vendrá a continuación del antes descrito, será la
descripción del desarrollo psicosexual freudiano, que nos situará dentro de una línea
psico – evolutiva que se moverá entre la oralidad y lo fálico como etapas lógicas del
desarrollo humano. Este capítulo, al igual que los otros, nos muestra como un niño o
infante va articulando su aparato mental con modalidades de pensamientos que
quedarán anudadas en algún lugar llamado inconsciente. Con esto queremos decir que
el infante desde su vida adulta, podrá regresar a alguna de las etapas de este
desarrollo psicosexual dada las propiedades del pensamiento y del lenguaje que a
posterior, en este texto se tratarán.
Bajo esta misma lógica, el último capítulo corresponderá a la temática central
dentro del psicoanálisis, como lo es la resignificación a posterior, el famoso
Nachträglichkeit freudiano. Este concepto nos permitirá entender el desarrollo que
cursan los sujetos desde la vida adulta y por ende, todos los procesos psíquicos que
conllevará dicha resignificación, como por ejemplo la regresión, represión etcétera.
Junto a todo este desarrollo teórico se llevará a cabo un análisis al final de
cada capítulo, que contendrá a modos de síntesis, la aplicación de los conceptos antes
tratados a la novela el desorden de tu nombre. A su vez, el ensayo será seccionado y

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dividido en tres grandes actos, a conocer: la triada MUERTE-AMOR-MUERTE. Esta
triada hace alusión a la teoría que va descrita en el ensayo, específicamente a los
procesos que conllevan dichos eventos.
En consecuencia, y a modo de síntesis, el capítulo ligado al nacimiento y
narcisismo, correspondería a la temática de la muerte. Luego la temática del amor
correspondería a la caída del narcisismo y continuaría con el desarrollo psicosexual,
para finalmente retornar a la muerte como un estado edénico que se llevará a cabo a
través de la resignificación a posterior.
Todo este trabajo, -tanto teórico, como analítico-, se nos presentará bajo un
segundo punto de análisis, el cual corresponde a los mitos referidos teóricamente. De
esta manera, presentaremos al protagonista de la novela, en cada una de las etapas,
significado en cada uno de los mitos, vale decir, el mito de Narciso, va a corresponder
al primer capítulo teórico. Por su parte el mito de Edipo, tratará la temática de lo anal
y fálico, para finalmente llegar a Cronos, como el mito central del capítulo de
resignificación.

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EL
DESORDEN DE
TU NOMBRE.
CAPÍTULO I.

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“Descubre a veces, en el rostro de Laura,
los rasgos de otra mujer que amó” (J. J. Millas)
CAPÍTULO I:
EL DESORDEN DE TU NOMBRE: LA NOVELA

Juan José Millas, es el escritor español que le dio vida a la novela el desorden
de tu nombre. Milla nació en Valencia en 1946, estudió filosofía y letras en la
Universidad Complutense para terminar entregándose por completo (como lo refiere
él mismo) en esta novela, modificando hábilmente los grados en que la existencia
suele imponer su significado, generando en la vida de los sujetos un intercambio entre
la fantasía y lo real. Este intercambio, al que hacemos referencia, tiene que ver con la
conjunción que realiza el protagonista entre, lo que es real y lo que es fantasía. Esta
última, es la que predomina en el diario vivir del sujeto, sin embargo, ésta es
percibida por Julio, como realidad.
La novela trata acerca de la triangulación en la vida del protagonista Julio
Orgaz. Este personaje es ejecutivo de una empresa editorial de renombre donde ocupa
un cargo que le permite determinar que libros de editaran y cuales no.
Es un hombre de cuarenta años, divorciado y con un hijo adolescente, que no
es mencionado durante el transcurso de la novela, producto de una ruptura, que se
refleja en el alejamiento y distanciamiento afectivo de Julio con su hijo.
El protagonista meses antes de divorciarse, es abandonado por su amante
Teresa Zagro, la cual decide después de una relación con Julio, dejarlo y continuar su
vida marital. Meses después de este evento Julio busca a Teresa para contarle acerca
de su divorcio con el objetivo de continuar, o más bien de reiniciar una relación con
ella, ante lo cual Teresa no muestra ninguna señal de interés. Desde ese momento
nunca más se vio con Teresa hasta que tres semanas posteriores a aquel encuentro,
una amiga de Teresa lo busca para contarle que ella ha muerto en un accidente
automovilístico, luego de viajar y volver de un motel con su nuevo amante. Julio

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comenzó a interrogar a la amiga de Teresa puesto que no lograba entender como
Teresa había optado por otro sujeto más allá de él, estando aún casada y habiendo
tomado la determinación de dejarlo a él por motivo y causa del marido.
Desde ese momento en adelante Julio nunca volvió a ser el mismo,
constantemente, se venía a su mente –bajo una alucinación auditiva-, una canción que
remitía a su adolescencia; la internacional, el himno del partido comunista, lo cual lo
lleva a visitar martes y jueves a un psicoanalista, el doctor Carlos Rodó. En la
editorial, Julio no contó el proceso por el cual estaba pasando y argumentó que los
días martes y viernes, debería ausentarse, pues había ingresado a un curso para
perfeccionar su inglés.
Cada martes y jueves Julio se iba de la consulta del analista por una plaza que
estaba frente a la consulta. Uno de esos días, cruzando la plaza, conoció a una mujer
que le recordó sensaciones ya vividas, reminiscencias de otros tiempos. Era Laura,
una mujer especial al igual que su antiguo amor; y solo bastó una mirada para
enamorarse perdidamente de ella, aunque evocando y desplazando, antiguos afectos
que le hacían introducir el recuerdo de Teresa, su antiguo amor muerto, que,
insistentemente se hacía presente. Ese hacerse presente desde la ausencia y, con ecos
de actualidad, trasponiéndose sobre la imagen y la totalidad de Teresa o de Laura, en
fin, era el desorden de ese nombre que le volvía a significar en el presente lo que fue
en su momento, dejando a su amada muerta, y, haciéndola reaparecer, en este nuevo
conocimiento: Laura.
Laura era una mujer de aproximadamente 40 años que tenía a una hija de 8
años de nombre Inés. Estaba casada con un psicoanalista, Carlos Rodó, quien a su vez
era analista de Julio, el nuevo amante de Laura. Este hecho del destino, el del
triángulo entre analista, analizado y Laura, no se supo hasta tiempo después cuando
Laura le pregunta a Julio, por qué sólo se veían los martes y jueves, a lo que Julio
explica que esos días tiene sesión con su psicoanalista Carlos Rodó. Laura por su lado
le ruega que nunca le hable de ella a su analista, sin contarle que éste era su esposo.
Julio prometió que no lo haría, sin embargo en la última sesión de la semana anterior

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a la conversación ya la había mencionado, dando a conocer su nueva relación
amorosa, al psicianalista.
Julio no logró mantener en silencio su relación con Laura, pues éste, no sabía
que su analista era el esposo de su amante. La felicidad lo desbordaba y quiso
compartir este nuevo comienzo afectivo que tenía con Laura, con su terapeuta.
Dado el tiempo, tanto Laura como el analista, estaban en pleno conocimiento
de esta relación, pero ambos mantenían silencio, queriendo creer que ninguno de los
tres tenía comprensión de este triángulo amoroso.
Después de meses de conversaciones en la plaza, Laura decididamente lo
busca en una de aquéllas tardes de martes y jueves y le pide que se vayan a la casa de
él. Comienza así una historia de amor y angustia en constante resignificación por
parte del protagonista. Julio recordaba y veía a Teresa en su nueva relación: era el
pasado devenido presente con todas las ausencias y presencias de los fantasmas que
albergaban sus mentes: la presencia inaudita de la muerte en la vida… .
Pasó el tiempo y la relación continuaba, el analista por su parte trataba de
recuperar a su mujer sin que ésta sospechara nada, por otro lado Laura cada vez se
enamoraba más de Julio, y por su parte, Julio estaba más y más obsesionado con
escribir una novela acerca de su relación con Laura, o con Teresa, quien sabe.
El sueño eterno de Julio, era ser escritor, y constantemente se adueñaba de
escritos nuevos que llegaban a su poder en la editorial, uno de ellos era de Orlando
Azcárate, un joven aspirante a escritor. El jefe de Julio le entrega el ejemplar de
Azcárate para que se aprobara o rechazara su edición, Julio sabía que el aprobar el
documento era lo mejor, pues el escritor y el texto escrito por éste, contaba con
talento y técnica, herramientas que por supuesto Julio no poseía. Pasa el tiempo y
Julio leía y leía el documento, cuando de pronto comenzó a pensar que esa novela
podía ser de él y no de Azcárate. En algunos momentos de soledad, se daba cuenta de
dicha fantasía, de esa envidia inusual e infantil con la que completaba su vacío
interno, aquella falta fundamental de la que no sabía sino sólo padecerla. Incluso
cuando estaba con Laura, leía la novela diciendo que era de él. Finalmente acuerda
una cita en un restaurante, con Azcárate, éste llega atrasado y con una actitud de

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seguridad que le fastidia a Julio, pues envidiaba ese talento y las condiciones que
tanto añoraba y que veía fuera de sí.
En la negociación por la edición, Azcárate se presenta muy seguro, pues tenía
la entera convicción y plena seguridad que su documento era bueno, y que si Julio lo
rechazaba, habría otra editorial que estaría dispuesta a publicarlo. Julio también tenía
pleno conocimiento de lo bueno que era el documento, sin embargo, su omnipotencia
no le permitió reconocerlo, y entonces trata de buscar argumentos insuficientes,
devenidos de su odio narcisista para negar su edición. Esa cita termina con Julio muy
acabado y desorganizado, deseando, haber sido como Azcárate, pero a su vez,
renegando de este deseo.
Un tiempo después, no obstante, Julio logra inspirarse para escribir una
novela. La trama central que narra, es su relación con Laura, y en ese contexto
narrativo idea un desenlace para su novela, donde por supuesto, él sería el
protagonista omnipotente que mantendría una relación ilegal con Laura: esa misma
Laura esposa de su analista; sin saber, por cierto, que esta novela que escribía le
narraba a sí mismo en su condición actual.
Para el final de dicha historia improvisa cuatro finales:

1. El paciente habla a su psicoanalista acerca de la mujer que ha conocido en el


parque y le da, en sucesivas sesiones, tal cúmulo de detalles sobre ella que el
psicoanalista advierte que se trata de su propia mujer. En tal caso, los dos
amantes –que ignoran la trama en la que están envueltos- quedan a su merced.
2. El psicoanalista no llega a enterarse de que la mujer del parque es su esposa.
Pero el paciente y la mujer, hablando de sus vidas respectivamente, advierten
las coincidencias. En esta segunda posibilidad es el psicoanalista quien queda
expuesto a los manejos de la pareja de amantes.
3. Llega un punto de la narración en el que los tres advierten lo que pasa, pero
cada uno de ellos piensa que los otros no lo saben. En este caso, todos creen
poseer sobre los otros un poder del que en realidad carecen.

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4. Ninguno de ellos sabe lo que está sucediendo; de este modo los tres
personajes evolucionan, ciegos, en torno a un mecanismo que los puede
triturar, uno a uno o colectivamente. Sería el azar y el discurrir narrativo lo
que decidirá por ellos su salvación o su desgracia.

Julio comienza a así su inspiración para escribir, aunque tangiblemente no lo


hacía, pues la mayoría de las veces avanzaba en su novela sólo mentalmente, sin
lograr concretar sus ideas.

Cabe señalar que Julio era un hombre pensador, que pasaba la mayor parte del
tiempo solo enmarañando ideas en su cabeza las cualas en la mayoría de los casos, no
se concretaban. Julio con estas ideas continúa sus sesiones con el analista Rodó,
analista que ya tenía pleno conocimiento de la relación de su mujer con su paciente.
Por este motivo, Rodó decide uno de esos días conversar detenidamente con Laura y
plantearle la problemática de pareja en que se encontraban, sin embargo, Laura no
recibió bien este acercamiento de su marido y argumentó que nada pasaba. Rodó
insistió en que las cosas entre ellos no estaban bien, pero Laura insistió, en que los
motivos de sus problemas eran que ella, se había postergado durante toda su vida
dándole la oportunidad, a él, que surgiera intelectualmente, siendo éste el único
motivo por el cual él vivía, despreocupando su relación de pareja y su relación
familiar.
Luego de esta conversación Carlos decide consultar a su analista con el cual se
había formado en sus inicios psicoanalíticos. Carlos comienza la conversación
detallándole la cantidad de títulos y reconocimientos intelectuales que había logrado
desde que había dejado el análisis. Su ex analista le pide que por favor vaya al grano,
pues él no cree que lo haya visitado para hablar de sus reconocimientos. Frente a esta
confrontación, Carlos comienza a contar el problema de él y su paciente. Le explica
en algunas oportunidades que ha sido él, quien ha dirigido la terapia a que su paciente
hable de Laura, pues piensa que se ha enamorado de su mujer a través de su paciente,

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teniendo pleno conocimiento de que lo correcto era haberlo derivado a un colega, sin
embargo, no lo hizo, siendo este el motivo de su consulta a su ex analista.
Su ex analista no le da mayor ayuda, sólo lo escucha y agrega que él
consideraba que no debía haber dejado su análisis pues aún no estaba listo. Al final de
la conversación Rodó pidió algún comentario, pues, no sabía que hacer con el proceso
terapéutico. Su ex analista, le dice, que el cree que no estaba enamorado de su mujer a
través de Julio, sino más bien, que estaba enamorado de Julio y estar con Laura era
una manera de tener el control de la vida de Julio. Después de aquella conversación,
nunca hubo otro acercamiento por parte de Rodó a su ex analista. Rodó después de
este encuentro, se enfrentaba a Julio con una predisposición de rechazo a la terapia,
acercando este proceso a su final.
En una de las últimas sesiones Julio le cuenta a su analista las ideas para su
final de la novela, que había comenzado a redactar, argumentando que Laura, como
co-protagonista en esta historia, mataría a su esposo, en este caso el analista. Rodó
escuchó con atención sin realizar intervenciones al discurso de su paciente. Al final
de la sesión Julio agradeció a su analista por la disposición lúdica a tratar el contenido
de su novela, a la cual le daría el título: “el desorden de tu nombre”.
Luego de aquella sesión de día martes, Carlos Rodó se marcha a su hogar y le
comenta a Laura que debía volver a la consulta, (que quedaba en el mismo edificio,
pero tres pisos mas arriba), a trabajar, pues estaba postulando a un cargo político de
alta importancia, por lo cual le urgía redactar un informe extenso, puesto que dicho
cargo sería otorgado dentro de la semana entrante. Laura le contesta, que no se
preocupe y que más tarde le va a subir su café con leche para que la noche no se
tornara tan tediosa. Una vez que Rodó se marcha, Laura decide introducir una dosis
elevada de anfetaminas, provocando en Julio, un ataque cardiaco. Sube a la consulta,
le deja el café, baja a su departamento, se desnuda y llama a Julio sin hablarle, lo
escucha por un momento y se acuesta desnuda con el recuerdo carnal y libidinoso de
Julio.
Julio se levantó el día jueves con total normalidad, comenzó su rutina en el
trabajo y luego se dispuso a la visita de su analista, sin sospechas de lo que se venía.

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Cuando llegó a la consulta fue atendido por un colega de su analista quien le contó,
que su colega, había muerto de un ataque al corazón la noche anterior.
Julio salió de la consulta y se retiró a su hogar, perplejo y confuso, pues no
entendía la repentina muerte de su terapeuta. Durante la tarde recibió la llamada de
Laura, quien le insistió en la urgencia de hablar con él, pues su esposo, había muerto.
Al respecto Julio le expresó su confusión producto de las repentinas muertes de aquel
día, junto con el marido de Laura, su analista, también había muerto.
Laura dio la dirección de su casa pidiéndole que la visitara esa noche. Julio
apunto la dirección de su casa sin hacer en cuenta de que el número que Laura le
daba era el mismo que el del portal de su psicoanalista. Sólo cuando llegó al edificio
asoció el lugar y comenzó a sentir algo extraño. Cuando llegó al departamento de
Laura, ésta lo estaba esperando para contarle que había matado a su esposo y que
ahora podrían permanecer juntos el resto de sus vidas.

-Que fácil es matar –añadió Julio-


-Cuando se hace por amor –concluyó ella-.

Pasaron la noche hablando, aunque sin tocarse. Cuando llegó la madrugada,


habían hecho y desecho varia veces el ovillo del amor. Pero continuaban sin saciarse.
Cuando salió a la calle estaba amaneciendo. El resplandor, se dijo, que
palabra, que vida, que rarísimo es todo; no tengo culpa, ni memoria de culpa, somos
una pasta moldeable y proteica.

Pero que amor, que amor el de Laura y el mió. Y que novela.

Aparcó el coche cerca de su departamento, cuando de pronto un barredero se


cruzó por su camino mientras tarareaba una canción. Julio se acercó al barrendero
preguntándolo que era lo que tarareaba, ante lo cual el barrendero respondió la
internacional, el himno comunista.

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Julio subió a su ascensor, apretó el botón correspondiente y entonces tuvo la
absoluta seguridad de que cuando llegara al apartamento encontraría frente a su mesa
de trabajo una novela manuscrita completamente terminada que llevaría por título “el
desorden de tu nombre”.

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MUERTE.
PRIMERA PARTE

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“Hasta no ser en otro somos a medias. Tropiezo
con mi mitad, con el obstáculo a mi supremo
anhelo: la unidad” (Hugo Mujica)

CAPÍTULO II:
NACIMIENTO Y NARCISISMO PRIMARIO.-

En el texto introducción al narcisismo (1914), Freud describe entre otras


cosas, el lugar que le corresponde al narcisismo dentro del desarrollo psicosexual.
Lo anterior significa que el narcisismo en Freud debe ser comprendido como
una etapa propia del desarrollo psicoevolutivo del sujeto, esto es, situarlo en un
momento lógico de lo que Freud denomina el desarrollo psicosexual. Es así como ese
momento lógico se sitúa inmediatamente luego del nacimiento: el nacimiento será
entonces un eje explicativo de la formación narcisista.
El nacimiento va a permitir la comprensión del desarrollo del ser humano
desde el medio intrauterino hacia el medio extrauterino, con todas las implicancias
que ello supone, en tanto esto ha de inaugurar la independencia biológica del recién
nacido con la madre, pero al mismo tiempo una relación de dependencia extrauterina
en la esfera de la supervivencia.
Inicialmente se debe comprender que el desarrollo fetal partido desde la
concepción, sitúa a este ser en formación en un medio que, Freud denomina el medio
edénico, haciendo alusión a que en esa formación intrauterina el ser vivo tiene todas
las necesidades resueltas por la madre, en una especie de estado de confusión: con-
fusión o en fusión a la madre, que remite al rudimento o al origen de la completud por
el otro, pero sin la configuración del otro diferenciado del infante.
En el párrafo anterior claramente se da cuenta de la condición de
anobjetalidad de la etapa narcisista que vive el ser humano, dado que ese otro que lo

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porta y lo sobrevive (madre), no existe como tal para el sujeto. No obstante y mas allá
de estas implicancias se va constituyendo un fenómeno de diferenciación entre el
medio intra y extrauterino mediada por el acontecimiento del nacer, que claramente
pone al infante en el inicio de un camino de diferenciación y de desarrollo individual,
que a posterior ha de permitirle la comprensión de sí mismo a partir de otro
diferenciado, que ha de estar a la base de la constitución de su propio psiquismo: esto
permite la construcción de la ecuación nacimiento = padecimiento por la prematurez
y por las condiciones apremiantes que impone la propia vida, cuya conceptualización
declara bellamente Freud en la frase not des lebens o apremios de la vida, aludiendo a
lo inevitable del ser vivo que es la lucha inminente contra la tendencia a la
desorganización o bien, en su sinónimo, a la muerte.

EL CAOS COMO ORIGEN DEL PENSAMIENTO:

…Laura decide introducir una dosis elevada de anfetaminas generando en Carlos


un ataque cardiaco. Sube a la consulta, le deja el café, baja al departamento, se
desnuda y llama a Julio sin hablarle, lo escucha por un momento y se acuesta
desnuda…, (Juan José Millas, El desorden de tu nombre)

Dijimos entonces que el niño al nacer se ve enfrentado a una instancia de


separación y enfrentamiento a la vida y sus apremios, y que antes de este evento, la
situación era disímil, pues el estado era absolutamente de tranquilidad y quietud, sin
experimentar necesidad alguna, puesto que todo requerimiento estaba resuelto por
una dependencia absoluta impuesta por la biología en esta diada madre-hijo.
A partir de esta quietud, el niño se ve enfrentado a su primera pérdida. Dicha
pérdida será la que esta ligada, como mencionamos anteriormente, a la muerte
edénica, a la muerte del paraíso.
Sin embargo, este hecho al que llamamos muerte edénica, instaura la vida, en
el sujeto, como una nueva dimensión de enfrentamiento a la angustia, pues el hecho
del nacimiento, afronta al infante al caos biológico y psíquico que produce elevados

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montos de tensión. Es decir, esta angustia primigenia o tensión, se instauraría en el
infante desde el momento del nacimiento en adelante, acompañando todos los
procesos psicoevolutivos del infante. Todo evento que produzca tensión a posterior,
remitirá a esta angustia primaria.
Este acaecimiento lo encontramos en el protagonista de la novela Julio Orgaz,
el cual se ve enfrentado a situaciones actuales de angustia, las cuales implican un
regresar a etapas primarias de funcionamiento mental en relación a la angustia o
tensión vivida en el nacimiento.

…A los pocos meses recibió una llamada telefónica de una mujer que
dijo ser amiga de Teresa. Lo citó en un bar céntrico y le dijo: Teresa ha
muerto.
Salió del bar agotado, como si hubiera hecho un gran esfuerzo físico.
Hacía frió y el suelo estaba sucio. Caminó hacía su coche, situado en un
aparcamiento cercano, con la impresión de haber asistido al último
acontecimiento importante de su vida afectiva. Enumeró de memoria, y
por orden cronológico, las renuncias personales a las que había asistido
en sus cuarenta años de existencia y se sintió muy débil y muy frágil, y
le entraron unas ganas insoportables de llorar.
Un parado se le acerco en un semáforo y le pidió un cigarro. Julio
mantuvo la mirada fija en el parabrisas mientras lo mandaba a la
mierda. Entonces comenzó a oír, como si vinieran de lejos, los primeros
compases de “la internacional”. La música se fue acercando, pero
conseguía ver de donde procedía. El volumen llegó a alcanzar un punto
excesivo, como si las voces y los instrumentos estuvieran escondidos en
algún lugar del interior del coche. (Juan José Millas, El desorden de tu
nombre, p.: 31)-

El protagonista se enfrenta a una noticia, que le genera altos montos de


angustia, constituyéndose un puente de reminiscencia y de regreso a momentos ya

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vividos, que ahora, bajo una nueva forma, (pero con una antigua presencia
articuladora) le hace volver a paisajes antiguos y a la vivencia de una angustia que
antes tuvo forma. Esta sensación es reeditada por Julio, como la conmoción de muerte
vivida tras la pérdida de la con-fusión con la madre, y de todas las madres posteriores
sostenidas bajo el nombre de Teresa.
En la esfera del narcisismo y del nacimiento, se puede señalar que es tanta la
angustia que desborda al aparato mental, que éste, se ve imposibilitado de elaborar
dicha tensión por sí mismo, pues ya no se encuentra otro (feto-madre), capaz de
elaborar el proceso de distensión de la angustia, provocando un caos mental. Este
caos provoca al aparato mental, un rebalsamiento de los límites de su contención,
situando en su psique la necesidad de otro sostenedor tal cual lo requirió en el primer
momento de su vida, vida que está estrechamente fusionada a la muerte, aunque ahora
hacia el camino del símbolo.
Será la muerte la sensación predominante que demandará de otro (madre), que
le devuelva la vida, bajo el entendido de la subsistencia en el mundo, y por lo tanto
que lo instale en un momento de quietud, calma y completud.
Esta madre encargada de elaborar la angustia de la infancia de Julio, ha
muerto con la muerte real de Teresa, es decir, simbólicamente, con la muerte de
Teresa, vuelve a morir la madre de Julio y por ende, el otro, capaz de elaborar la
angustia primigenia que se le impone al aparato mental
Es así, como el aparato mental de Julio, busca la posibilidad de otro, en la
fantasía alucinatoria auditiva de la internacional, llevando a Julio al resguardo mental
calmando y devolviendo el equilibrio, del caos en que se ve sumido.

Retomando la idea inicial, acerca de la angustia primigenia, bajo el acto del


nacimiento, desde 1923, Freud ya enunciaba este hecho en su escrito el yo y el ello, y
nos decía: …esta situación sigue siendo la misma que estuvo en la base del primer
gran estado de angustia del nacimiento y de la angustia infantil de añoranza: la
separación de la madre protectora. (Sigmund Freud, El yo y el ello, 1923, V., XIX,
p.:59).

20
Lo que autor nos plantea, en este párrafo, es justamente que la angustia tomará
vida en el momento del nacimiento. Este hecho, instaurará la tensión primigenia, la
cual será el motor en constante movimiento de nuestro aparato mental. En otro
apartado del texto inhibición, síntoma y angustia, Freud nos plantea nuevamente, que
el nacimiento será la experiencia primaria y fundante de nuestro aparato psíquico.
Dicho en palabras del autor: el acto del nacimiento es, por lo demás, la primera
vivencia de angustia y, en consecuencia, la fuente y el modelo del afecto de angustia
(Sigmund Freud, Inhibición, síntoma y angustia, V., XX, p.:81). Cabe mencionar que
el autor citado, insiste en reiterados escritos acerca de esta experiencia estructurante
del nacimiento, como por ejemplo, en su gran obra la interpretación de los sueños.
En este texto, el autor hace referencia a este hecho explicando su desarrollo en el
pasaje Inhibición, síntoma y angustia.
Continuando con el desarrollo del acto del nacimiento, podemos decir que el
niño sufre una serie de shocks, activándose todos los sistemas biológicos para la
supervivencia, como por ejemplo, el sistema respiratorio. Uno de los shocks
importantes, es el shock adrenalínico, donde la angustia se presenta con una
necesidad inminente de descarga, buscando el placer, es decir, el infante se enfrenta a
un estímulo que activa esta quietud mental movilizando el aparato psíquico en
búsqueda nuevamente del equilibrio o quietud perdida.
Todos estos eventos o experiencias, son nuevas para el niño, pues dijimos que
en el estado edénico, nunca fueron sentidas o percibidas, ya que la madre se
encargaba de saciar todo tipo de necesidades.
Retomando la idea de la angustia, diremos que este es un afecto primario u
original, el cual moviliza el aparto mental como un motor encargado de dirigir a
través de operaciones, el desarrollo y trabajo que deberá realizar el aparto mental
frente a cualquier situación que requiera de gasto energético. Con esto queremos
decir, que todo el movimiento que realiza el aparato mental, es justamente en contra
de la angustia, en la búsqueda constante de la quietud o del retorno al equilibrio.
A partir de lo anterior, extraemos que el niño le deberá exigir al aparato
mental una serie de acciones, para poder enfrentarse a la angustia o afecto

21
displacentero. Pues justamente en este punto ingresa el otro, ya que será la madre, la
encargada de satisfacer aquellas necesidades, que se presentan al aparato psíquico
como dificultades o afectos displacenteros. De esta manera, la madre comienza
primeramente con la satisfacción de necesidades que permitirán la supervivencia de
su hijo, como por ejemplo, el hambre. Esta necesidad propia de los recién nacidos, ha
activado el sistema digestivo y metabólico imponiendo un trabajo para el infante. La
respiración ha activado el sistema circulatorio y respiratorio, y finalmente el sistema
cardiovascular ha de activar al corazón.
A través de la activación de todos estos sistemas, como una activación
fisiológica, se inscribe o impregna en el infante una sensación, una representación o
una huella mnémica que proviene del contacto externo, es decir, se articula a partir de
la experiencia primigenia o primaria que el niño establece como cimiento de todas las
demás experiencias, el modo de satisfacer su necesidad desde el punto de vista
psíquico, es decir, el niño experimentaría una sensación a la hora de ser satisfecho,
que nunca más sentirá o al menos, que nunca más podrá explicar a través del
lenguaje. Será sólo a partir de sensaciones, que esta primera experiencia vivida, podrá
ser descrita a posterior, aunque con el trazo de la pérdida en cada traducción y
discurso que le quiera poseer. A esta sensación o representación la denominaremos
representación cosa, es decir, será una representación netamente sensacionada e
imposible de explicar mediante el lenguaje, pues justamente será el lenguaje el
encargado de realizar un corte mediante la representación palabra. Con esto queremos
decir, que la palabra, sepulta a la sensación o cosa.
Volviendo al eje de la angustia, diremos entonces que esta inscripción es
primaria para el aparato mental del sujeto, y que por ende, lo constituye como sujeto,
bajo el entendido de este afecto novedoso y desconocido. Por consiguiente lo
constituirá por el resto de su vida.
Otto Rank en su escrito el trauma del nacimiento describe que la ansiedad
experimentada al momento de nacer, será el arquetipo o modelo de todas las
experiencias de ansiedad futuras a que se vea expuesto el niño. Es decir la angustia,
que se origina al momento del nacer, estará presente en todos los momentos

22
posteriores en los que se presenten experiencias displacenteras. Lo que Rank a su vez
argumenta, es algo similar a lo expuesto anteriormente, pues, el autor plantea que al
momento del nacimiento el niño saldría repentinamente de un paradisíaco vientre
materno enfrentándose a estímulos externos (shocks) como la luz, el hambre etcétera.
En el texto inhibición, síntoma y angustia, Freud, menciona a Rank, argumentando
que éste hacia alusión a que todos los posteriores ataques de angustia son intentos de
–descargar por abreacción- el trauma del nacimiento (Sigmund Freud, Inhibición
síntoma y angustia, V., XX, p.: 82)
Pues bien, este afecto denominado angustia será sinónimo de muerte, pues al
momento del nacer paradójicamente se esta muriendo (en el sentido psicoanalítico de
que lo principal en ese momento es la angustia de muerte). Esta angustia alertará al
infante del peligro relacionado a la pérdida, en el sentido de que le indica al aparto
mental, el gasto energético que éste tendrá que realizar bajo la constitución de la
pérdida, y la amenaza que ésta conlleva. Toda pérdida posterior, ha de estar entonces,
relacionada a la primera pérdida del nacimiento, que rompe el estado de quietud y
reclama por psiquis, instalando la idea de que “algo falta” en la vida del sujeto, este
algo faltante, será pues vital y lo entenderemos ligado a la precipitación de la pulsión
de muerte.
Como explicamos anteriormente, el niño se enfrenta en el momento de nacer,
a la muerte misma. Este acontecimiento al que se enfrenta el niño, implanta la
connotación de la “no existencia” como una tendencia de todo ser humano a lo
inorgánico, a lo sin vida, en tanto la tendencia regresiva a cambio de vida, puede
restituir la quietud.
Concluyendo con las ideas anteriores, podemos decir entonces, que la pérdida
se instaura como muerte en el niño a partir de la angustia y exigencia que se le
presenta al aparato mental. Esta pérdida es traducida en angustia teniendo la psiquis
que reconocer que hay “algo” que ya no forma parte de si, generando incompletud e
instaurando una falta que ha de buscar llenarse a costa de símbolo: ello presenta un
problema que requiere de una elaboración, movimiento y trabajo que devuelva al

23
equilibrio inicial: Como diría Rank1, viviremos el resto de nuestra existencia,
añorando el retorno (Otto Rank, El trauma del nacimiento).

REORGANIZACIÓN DEL PENSAMIENTO:

Sintetizando el punto anterior, el individuo pasa de un estado de total


bienestar y quietud en el vientre materno, en donde todas sus necesidades están
siendo satisfechas, encontrándose en un su propio mundo de plenitud. A través del
estado de fusión, que posee con la madre, al niño no se le presenta ningún tipo de
exigencia como tampoco percibe la falta de sus necesidades. Todo se encuentra en un
estado de total equilibrio.
Es en el momento del nacimiento, cuando el niño experimenta un cambio
radical completamente nuevo para él, inaugurándose un nuevo estado de vida. El
estado anterior, se caracterizaba por la quietud y satisfacción de necesidades
inmediatas, sin embargo, al momento de nacer, el estado actual se caracteriza por el
caos y la desorganización, tanto a nivel interno como externo. Ingresan de esta
manera, una serie de nuevos estímulos los cuales son percibidos como un ataque al
aparato mental, imponiendo y activando en él, una serie de trabajos y movimientos
psíquicos, con el fin de mantener y volver a aquel estado de quietud, en el que alguna
vez se habitó. De esta manera, Freud nos plantea: …que el niño tiene su primera
vivencia de angustia en el propio acto de su nacimiento. (Sigmund Freud, Inhibición,
síntoma y angustia, V., XX, p.: 81)
Es decir, este ataque de los estímulos externos e internos, son percibidos por
el infante, como la muerte en tanto desorganización del sistema. Esta muerte se
experimenta a partir de la angustia que se le genera al aparato psíquico al momento de
la activación fisiológica experimentada en el niño por sus sistemas biológicos, los
cuales han de activarse producto de la separación de la madre mediante un episodio

1
Extracto de un artículo sobre la existencia humana, escrito por Jorge González, estudiante de Letras,
en la Universidad Católica de Chile

24
simbólico que es el corte del cordón umbilical, el cual es el hilo mágico que
conectaba a la madre con el hijo. Esta unión es la que posteriormente se traducirá en
la relación fusionada que tendrá la madre con su hijo.
A su vez, este corte simbólico y por ende, este quiebre del equilibrio, hacen
que el niño comience su desarrollo psicoevolutivo a partir de etapas que estarán
guiadas por su madre y el proceso biológico, propio del desarrollo humano, bajo eje
bio – psico – social y sus interacciones constituyentes.
De esta forma, la madre se funda en el niño, como el primer objeto de amor,
poniéndose al servicio de su hijo, bajo el entendido ético y el deber moral de
satisfacer todas sus necesidades, pues como dijimos anteriormente, esta satisfacción
que le otorga la madre hacia a su hijo, es la que permite que la angustia 2 o el caos
sentido por el infante, sea transformado y elaborado en calma y distensión.
Lo anterior nos plantea que será la madre la encargada de devolver la quietud
al recién nacido, pues de no hacerlo, el caos sería absoluto y se transformaría en una
muerte real, por consiguiente, si el niño nace y no cuenta con un sostén llamado
madre, éste no logrará sobrevivir por sí solo.
Este hecho de dependencia absoluta del niño hacia su madre, no es reconocida
como tal por el infante, pues el niño al nacer se encuentra en un estado omnipotente y
narcisista que no le permite reconocer la necesidad de un otro para su sobrevivencia.
Esto quiere decir, que el recién nacido siente a su madre como una prolongación de
él, y no, como una parte externa a él: He ahí la formación narcisista que niega la
incompletud.
Por consiguiente, es a partir de este proceso, que la madre se convierte en una
auxiliar del niño, situándose como contenedora y cumpliendo una función que le lleva
a hacerse cargo de entregar cuidados tanto físicos como psíquicos en para su hijo.

2
Esta angustia es definida por el diccionario de psicoanálisis, Laplanche & Pontalis, quienes se
refieren a ella como la angustia automática, la cual fue introducida por Freud al reformar su teoría de la
angustia en Inhibición, síntoma y angustia 1926, la cual es comprendida comparándola con el concepto
de señal de angustia. La angustia deberá de considerarse como producto del estado de desamparo
psíquico del lactante, que evidentemente constituye la contrapartida de su estado de desamparo
biológico.

25
Estos cuidados implican un desarrollo en el niño desde el momento del nacimiento en
adelante acompañado por este otro en el camino evolutivo.
Es así como la madre será la que irá configurando la mente del niño bajo ideas
preconcebidas que ésta tenía de su hijo antes del nacimiento. Esto quiere decir dos
cosas: la primera de ellas es que el satisfacer las necesidades demandadas, es un acto
de amor de la madre hacia su hijo. La segunda de ellas, es que este acto de amor se
realiza bajo el desarrollo de afectos bajo el comienzo de la instauración en el hijo, de
los deseos de la madre.

HACIA EL HORIZONTE DEL DESEO.-

Sintetizando la idea anterior, podemos decir entonces que el acto de amor que
la madre realiza por su hijo, es incondicional y genuino. A su ves este acto de amor,
provoca el desarrollo de afectos en el recién nacido, y también la introyección de los
deseos de ese otro en él mismo.
Es así, entonces, como se da inicio al desarrollo psicoevolutivo de los
procesos afectivos en el recién nacido, y junto con esto del aparto mental del infante.
Al referirnos a los procesos afectivos, estamos aludiendo, al cómo el niño
internaliza y externaliza, afectos que se desarrollarán a partir de experiencias
entregadas por su madre. Estas experiencias podrán ser gratificadoras y también
frustrantes. Será esta oscilación de experiencias, las que generarán en el lactante,
afectos ligados al amor y al odio. Por consiguiente, diremos, que las experiencias
placenteras, serán las gratificadoras, y por tanto las ligadas al amor. Por el contrario si
las experiencias son displacenteras, éstas estarán del lado de la frustración, y por
ende, del odio.
Compendiando la idea anterior, decimos que el niño, recién nacido, toma a su
madre como el primer objeto de amor y odio, (a partir de experiencias vividas) con
toda la fuerza e intensidad característica de un lactante; de esta manera el amor se
sitúa bajo la satisfacción de las necesidades que el niño demande, - primeramente la

26
nutrición-, calmando así su sensación y necesidad de hambre. Será entonces el
amamantamiento, la primera experiencia placentera y amorosa que recibirá el recién
nacido.
Bajo esta misma lógica, el correlato afectivo del amor será el odio, el cual se
instaurará bajo la noción de insatisfacción de las necesidades demandadas por el niño.
Esta no satisfacción será traducida por el niño como una frustración y a consecuencia
generará afectos agresivos y de odio hacia el objeto. Al respecto Klein nos dice:

…se despierta su odio y su agresión y lo dominan impulsos de destruir


a la misma persona que es objeto de sus deseos y que en su mente esta
vinculada a toda sus experiencias, buenas y malas. (Melanie Klein, V.,
I., 1937, p:. 311).

Este párrafo nos dice, que la mente del niño experimenta y percibe que esa
agresión tiene carácter de realidad, y que ha sido proyectada al mismo objeto que
también le entrega placer y amor; es decir, el niño percibe que esas agresiones son
proyectadas a su objeto, presentándole a su aparato mental rudimentario, la
conflictiva ligada a la culpa, pues no tolera haber agredido de tal magnitud a su objeto
amado.
Bajo esta misma lógica, el niño necesita satisfacer sus necesidades para aliviar
y disminuir su tensión. Este proceso incrementa los deseos por su objeto, vale decir,
los deseos por su madre, pues el niño se da cuenta (con el transcurso del tiempo), que
si aquél objeto está presente, sus demandas o requerimientos serán satisfechas con
inmediatez, y la satisfacción de dichas demandas, provocarán el surgimiento de
placer, gratificación y amor.
Es así como se incrementarán los sentimientos de amor en el recién nacido, a
lo cual se le agregará un nuevo componente que trae consigo el amor, a saber: la
seguridad. La seguridad se volverá esencial en este proceso, pues la madre al
satisfacer las demandas del niño, entrega también certidumbre de vida. Es decir, la

27
satisfacción de las demandas producen consecuentemente, la conservación de la vida
del recién nacido.
De este modo, la madre queda anudada como el primer objeto de amor, pues
fue el primer objeto que satisfizo las primeras necesidades de autoconservación,
permitiendo la continuación de la vida de su hijo. Bajo esta lógica la madre le ha
entregado a su hijo amor-seguridad-prolongación. Esta idea se explica por lo descrito
anteriormente, pues esta tríada amor-seguridad-prolongación, es el comienzo de la
vida en el recién nacido, bajo el mismo ordenamiento planteado.
De esta forma, el lactante comienza a desarrollar respuestas de origen
gratificador hacia su objeto de amor. Sin embargo, en la mente del niño el amor y
odio luchan interminablemente, haciendo que persista esta dicotomía o ambivalencia
durante toda su vida, ya que esta dualidad afectiva se convierte en una modalidad de
pensamiento para el aparto mental, es decir, cada etapa de este desarrollo evolutivo
contiene en sí, formas de pensamiento que Freud las considera tópicas a las que puede
regresar el sujeto adulto, por medio de las propiedades del pensamiento y del
psiquismo. Esta idea nos explica a posterior, en la vida adulta por ejemplo, que los
sujetos por diferentes eventos, puedan regresar a una modalidad anterior de
pensamiento, ya sea narcisista, oral, anal etcétera.
Bajo esta dicotomía amor-odio, comienza la actividad mental primigenia del
niño, consistente en la producción de fantasías inconcientes o pensamiento
imaginario. Este acto mental se basa en que el niño fantasee o imagine, bajo una
representación mental, al objeto en su ausencia, es decir, cuando el objeto se ausenta,
en el niño se despierta el proceso ideacional de representar a dicho objeto, pudiendo
así, satisfacerse imaginaria y fantasmáticamente. Dicho de otro modo, la fantasía le
permite al niño descargar sus afectos hacia su objeto, pues las fantasías pueden estar
ligadas al amor-gratificación o al odio-frustración. En sus fantasías agresivas, el niño
desea destrozar a la madre, destruirla en su totalidad. Al respecto Klein plantea:
“...siente que sus impulsos destructivos han destruido realmente al objeto y seguirán
destruyéndolo”. (Melanie Klein, .1937, V., I, p.:312).

28
La autora nos propone que esta fantasía destructiva, tiene una analogía en la
idea de muerte, pues el niño siente que sus deseos inconscientes tienen carácter de
real, es decir, y bajo esta misma lógica, el niño cree fehacientemente que destruyó al
objeto amado, en tanto las sensaciones de odio y agresión son intensamente potentes
en la proyección que el recién nacido le forja a la madre.
Bajo este entendido, el niño necesitará entonces defenderse de estos ataques
(producidos por el mismo), mediante fantasías omnipotentes reparatorias, sin
embargo, esto no repara del todo el daño que percibe que ha provocado, pues como lo
mencionamos anteriormente, la madre se constituye como el objeto mas importante
para él.
Como fue mencionado primeramente, estas fantasías omnipotentes se
constituyen por los sentimientos de culpa que le provocan los ataques hacia su objeto
amado. Será así que todos los actos agresivos y de odio del niño hacia su objeto,
traerán consigo el proceso elaborativo de la fantasía, pues la psique no tolerará la
carga afectiva que le provocará la culpa.
Sintetizando las ideas mencionadas, diremos entonces que el acto de amor es
conocido por el recién nacido mediante su primer objeto de amor. Este objeto será el
encargado de entregar experiencias placenteras y displacenetras, configurando afectos
en el niño que oscilarán entre el amor y el odio. El amor estará ligado a las
experiencias placenteras, y por ende a la satisfacción de las demandas realizadas por
el niño. Por el contrario, el odio, se liará a la no satisfacción de las demandas, es
decir, a la frustración de lo requerido por el menor.
Este último afecto, vale decir el odio, traerá consigo un proceso paralelo, que
consiste en el surgimiento de sentimientos de culpa, por los ataques provocados a su
objeto amado. Es decir, la mente del menor, experimenta estos ataques como reales,
percibiendo fidedignamente que ha matado su objeto amado. Por este motivo, el niño
comienza a organizar fantasías reparatorias con el objetivo de disminuir esos
sentimientos de culpa.
Cerraremos estas ideas planteando que todo el proceso descrito anteriormente,
corresponde a una modalidad del pensamiento, es decir, este desarrollo es una manera

29
de funcionamiento del aparato mental y del pensamiento primario, al cual se podrá
regresar desde la adultez vía regradiente, pues este desarrollo corresponde al proceso
evolutivo, dentro del cual quedarán fijadas las modalidades de pensamiento. Con esto
queremos decir, que a partir del abandono de un estado de completud experienciado
en la estadía del infante en el vientre matero, se anuda también una forma de
sensación y pensamiento a la cual se podrá regresar desde la adultez, aunque con el
costo narcisista de la desvinculación y la negación de la alteridad.
Para una mejor explicación de las ideas planteadas, tomaremos un ejemplo de
la novela el desorden de tu nombre donde se observan ciertos procesos que le ocurren
al protagonista, Julio Orgaz, a conocer:

Recordó que le había leído a Laura, en un intervalo amoroso, uno de


los cuentos del volumen de Orlando Azcárate que ahora responsable
en la mesilla de noche, tras afirmar que el autor del libro era el. Lo
cierto es que a Laura le había gustado mucho se había reído con él
(como se reía Teresa de las historias que Julio había inventado para
ella) y le había felicitado finalmente animándole a publicar el
volumen. Julio se había sentido alagado por esta actitud y no había
tenido ningún remordimiento por apropiarse, de forma transitoria, de
un material que no era suyo. En realidad ni siquiera había llegado a
considerar este aspecto.
Ahora, con el recuerdo reciente del amor y la vanidad satisfecha, no
era capaz de decidir si el escrito se trataba de un cuento bueno o
malo.
En ausencia de Laura, cogió el original de Azcárate y lo abrió de
nuevo al azar buscando el comienzo de un relato cualquiera. Llegado
a un punto, Julio cerró el libro sin señalar siquiera la hoja en la que
había interrumpido la lectura. El cuento había comenzado a gustarle

30
demasiado lo que le resultaba insoportable. (Juan José Millas, El
desorden de tu nombre, Cáp., VIII, p.:76-80).

Retomando la idea anterior de la culpa que se le genera a un niño y que


posteriormente se desplaza en la adultez, encontramos en Julio la presencia de ella,
pues esta sensación es vivida por Julio bajo la necesidad impetuosa y constante de
alabanza y aprobación de los otros, siendo menester que se le demuestre que es un
sujeto digno de amar, pues Julio posee un temor inconsciente el cual se manifiesta
bajo la incapacidad de entregar amor genuino creyendo que no podrá dominar sus
impulsos agresivos hacia los otros.
Es decir, Julio necesita de la aprobación de Laura, así como lo aprobó Teresa
y así como en algún momento de su infancia lo aprobó su madre, la cual, (madre) en
la entrega de esta aprobación le está concediendo seguridad bajo el entendido de que
introyecta en él, experiencias placenteras aceptando la reparación que Julio le
proporcionó en sus primeros años de vida.
Es por esto, que Julio se apropia de la novela de Azcárate, ya que esta
apropiación le permitirá tener alabanzas, elogios y enaltecimientos, pues
constantemente Julio necesita traer a la actualidad a su primer objeto de amor, es
decir Julio necesita sentirse amado y completo tal como se sintió en su primera
infancia con su figura de amor, aunque sea con el sufrimiento psíquico y arcaico de la
envidia.
Observamos entonces, que la madre instauró en Julio la necesidad vehemente
de la búsqueda de ella misma, es decir los deseos de Julio son los deseos propios de la
madre introyectados en él, por este motivo Julio posee objetos que no logran perdurar
en el tiempo, como lo fue su esposa, Teresa y Laura, ya que ninguno de estos objetos
lo logran completar en absoluto, dado que no hay una aceptación por parte de Julio de
la incompletud con la que el debe vivir, pues no hay una conformidad de la herida
narcisista: Julio no acepta que necesita de otros, los cuales son vistos como una
prolongación de él, tal cual como percibió a su madre en la simbiosis madre-hijo.

31
De esta manera se explica el papel que protagoniza la madre con respecto al
desarrollo afectivo del niño, bajo la dicotomía amor-odio. Es así como se originan los
afectos en el recién nacido y que comienza a configurarse la realidad interna y
externa. De tal manera, la madre juega el papel de contenedora del caos sentido por el
niño en el momento del nacimiento.
Es el aquel momento de caos absoluto, donde comienza a manifestarse el
proceso desorganizado del aparato mental, deberá ser la madre, quien reestructure y
constituya los cimientos del pensar en el niño: De esta forma, comienza a instaurarse
en el niño una nueva con-fusión con el otro, esta vez y desde ese comienzo,
ingresando al mundo de lo simbólico y de la cultura.
Será este otro, el que instaurará en el niño las necesidades impuestas por su
deseo, es decir, será el deseo de la madre, el que organizará y articulará las demandas
y necesidades que el niño experimentará a partir del nacimiento, configurando su
estructura de pensamiento.
Esta nueva modalidad de pensamiento en el niño, según cuenta Bion, se
desarrolla a través de la capacidad de reverie que deberá poseer la madre para la
satisfacción de las necesidades de su hijo. Este proceso de reverie, consiste en la
capacidad de la madre de realizar funciones mentales por su hijo dándole tiempo para
que éste pueda realizarlas por sí mismo. El niño internaliza a su madre, a través de la
introyección de las funciones que ésta realiza por él. De esta manera existiría un
cambio o sustitución entre la muerte inicial sentida por el niño, a un encuentro con el
deseo de su madre, y en consecuencia a un encuentro con la realidad, siendo la
frustración, un punto fundante de dicho proceso.
Lo nuclear de este modelo de pensamiento planteado por Bion, será la
centralidad que ahora posee la relación entre la madre y el hijo en el desarrollo de la
mente del infante, es decir, el interés esencial será pues, el objeto, quien estará
encargado de disminuir y satisfacer las demandas impuestas por el hijo.
De este modo, se comienza a articular la nueva estructura que determinará la
forma en que se instaure el pensar en el niño.

32
Al respecto, Wilfred Bion3, plantea que el pensar en el ser humano, se
considerará dependiendo de que haya ocurrido un resultado exitoso de dos desarrollos
mentales fundamentales para dicho proceso:

1. El primero de ellos consiste en el desarrollo de “pensamientos”, el


cual va a requerir de un aparato mental para manejar dichos
pensamientos.
2. El segundo de ellos será el aparato al cual Bion denomina “pensar”.
Por lo tanto será este “pensar” el encargado de elaborar
pensamientos contribuyendo al ejercicio mental que requiere esta
estructura del “pensar”.

En este punto, Bion, plantea un aparato de la mente humana o psiquis que


denominará pensar, y que a su vez este pensar será capaz de generar y procesar un
producto denominado pensamiento. A partir de esta idea surgen las siguientes
preguntas: ¿Será capaz el recién nacido de generar y procesar pensamientos?,
¿Poseerá el recién nacido aquella estructura que Bion nos plantea?, estas
interrogantes que surgen se desarrollaran y dilucidarán en el continuo desarrollo de
las ideas del autor.
Lo planteado anteriormente por Bion, dará un vuelco a las explicaciones
teóricas, generadas hasta el momento del desarrollo del pensamiento humano, ya que
estas denominan que el pensar es producto de los pensamientos, y no, al revés como
lo plantea el autor en desarrollo. Es así como Bion, refuta las teorías del pensamiento
que plantean que son los pensamientos y más concretamente, la acumulación de
éstos, los que darían lugar a la formación del pensar. Visto desde otra perspectiva el
autor nos plantea que el pensar sería un aparto en el cual cabría la formación de
ciertos elementos necesarios para forjar el aparato mental humano, a saber: los
pensamientos devenidos de la función materna y de la estructura fundante del pensar,
esto es: el pensar como estructura que ha de permitir pensar pensamientos.

3
Wilfred Bion, desarrolla detenidamente estas ideas, en su texto, Volviendo a pensar.

33
Este párrafo se sintetiza con la frase de Bion que dice el pensar es llamado a
existir para manejar pensamientos (Wilfred Bion, Volviendo a pensar). Con esta cita,
Bion explica y desarrolla a posterior la idea descrita anteriormente, donde se hace
énfasis, en que será el “pensar” nuestra gran estructura mental la cual articulará,
elaborará, y procesará pensamientos.
Es así, que dependiendo del comienzo del desarrollo de los pensamientos,
éstos podrán ser clasificados, según el autor, como la preconcepción. Esta
preconcepción, se puede explicar como un pensamiento vacío, o un pensamiento sin
conocimiento. De este modo, el recién nacido, no posee conciencia de los estímulos
que existen a su alrededor, por consiguiente, carece de conciencia y no presenta
conocimiento de que existe, por ejemplo, en el caso de la leche, desconoce la utilidad
de ésta, mas aún que su rol fundamental es de sobrevivencia. A pesar de que el niño
nace con una disposición que le es propia, es decir, innata, de esperar con
expectativas lo que el medio le entregará, sin poseer conocimiento de lo que
demanda, es decir, este requerimiento se vuelve incognoscible para él.
Es por este motivo, que cuando la madre (con el afán de cumplir con su rol
materno), le proporciona al niño, el alimento, (el cual es recibido mediante el
contacto con el pecho materno), el infante mentalmente forja una concepción o idea
de pensamiento frente al alimento, por consiguiente crea una conjunción o vínculo,
con correlato afectivo a la experiencia vivida, determinándose así la ecuación
alimentación = satisfacción. Este evento, de relacionar un hecho con otro, se
denomina concepción, siendo a su vez en esta dinámica, descrito como una segunda
categoría de pensamiento. Bion explica este acontecimiento de la siguiente manera:

Cuando la preconcepción es puesta en contacto con una realización


que se aproxima a ella, el resultado mental es una concepción.
Dicho de otro modo, la preconcepción (la expectativa innata de un
pecho, el conocimiento a priori de un pecho, el “pensamiento
vacío”), en el momento en que el niño es puesto en contacto con el
pecho mismo, entra en conjunción con el darse cuenta de la

34
realización del hecho y es sincrónica con el desarrollo de una
concepción. (Wilfred Bion, Volviendo a pensar, p.:153)

Existirán entonces dos categorías de pensamientos, la primera de ellas serán


las preconcepciones, y la segunda será la concepción. La primera consiste en que el
niño demanda una necesidad, sin poseer un conocimiento de ésta y sin enfrentarse a
su satisfacción. Una vez que el niño es satisfecho por su madre, esta preconcepción
pasa al estado de concepción. Será pues, esta concepción la primera idea o
pensamiento que se articula y origina en el niño.
Para que este hecho se realice con total éxito, el recién nacido requerirá de un
proceso denominado identificación proyectiva. Este proceso consiste, en que el niño,
identificado con una demanda, proyecta e instala en el otro - madre, su demanda ya
identificada. La madre de esta manera, queda cargada con la necesidad que el niño
requería inicialmente, elaborando por él, la satisfacción requerida.

De una manera más gráfica, podemos entender la identificación proyectiva de


la siguiente manera:

35
Demanda
Angustia sin
(hambre) elaboración Llanto

Satisfacción =
distensión

Angustia
Otro
Elaborad
(Madre)
a

Este cuadro explica el proceso en que el recién nacido manifiesta su demanda


a la madre, a través de la angustia sin elaboración. Con esto queremos decir, que el
niño no posee una estructura de pensar, que le permita elaborar esta angustia por sí
mismo, necesariamente va a requerir de otro para lograr sobrevivir a los apremios de
la vida. Esta angustia sin elaborar, sería la preconcepción, bajo la idea innata de la
satisfacción de dicha demanda. A su vez, la angustia es manifestada a través del
llanto, el cual advierte a la madre de que el niño necesita de un algo, que en
retrospectiva significa la dependencia de otro objeto en la esfera de las relaciones
objetales primigenias.
Retomando las ideas bionianas acerca de la identificación proyectiva, el autor
nos plantea:

Si el niño siente que esta muriendo puede despertar en la madre el


temor a su muerte. Una madre equilibrada podrá aceptar estos
temores y reaccionar terapéuticamente: es decir, haciendo que el
niño sienta que se le devuelve su atemorizada personalidad pero

36
en forma tal que puede tolerarla (los temores son manejables por
la personalidad del niño). Si la madre no puede tolerar esas
proyecciones, el niño se ve reducido a continuar la identificación
proyectiva llevada a cabo con mayor fuerza y frecuencia. (Wilfred
Bion, Volviendo a pensar, p.:158)

Lo que el autor nos explica en el párrafo anterior, tiene relación con la


capacidad de la madre de reverie. Esta capacidad de reverie tiene relación con la
manera en que la madre se presenta frente al niño, en cuanto a la disposición de ésta,
en cuanto comprensión, reconocimiento y elaboración de las necesidades que el niño
le demandara a través de la proyección.
De esta manera el niño proyectara experiencias sensoriales a su madre, las
cuales son definidas por Bion como elementos beta. Estos elementos beta, son
experiencias emocionales y puras, incapaces de ser procesados por la mente del
recién nacido. Esta incapacidad obliga al niño a entregarle a su madre dicho elemento
para que ésta los procese, elabore y finalmente los devuelva convertidos en
elementos alfa. Estos elementos alfa consistirán en el material necesario para la
continuidad de la vida en el niño, siendo posibles de almacenar por la mente del niño,
ya que serán introyectados una vez que han sido transformados por la madre.
A este proceso de transformación de elementos beta en elementos alfa, Bion
le denomina función alfa. El objetivo de esta función alfa, radica entonces, en que la
madre recibe los elementos beta que están contenidos en el aparato mental de la
madre, pudiendo ser metabolizados y transformados en elementos alfa, mediante la
función anteriormente explicada.
Dijimos además que la madre debe estar en una posición de reverie para
cumplir con este proceso a través de la función alfa. Esta reverie será entonces la
capacidad y disposición para enfrentarse a realizar funciones mentales por el hijo y a
construir agregados por él y para él, y de esta manera, comenzar la construcción en el
niño, de un aparato para pensar pensamientos.

37
Podemos realizar una analogía de esta función alfa, con las dos ideas iniciales
planteadas por el autor, a saber: preconcepción-concepción.
La preconcepción podría ser entendía a partir de los elementos beta como
impresiones sensoriales que posee el niño, de las cuales el recién nacido no posee
conocimiento alguno, es decir, serían pensamientos vacíos a los cuales el autor hace
alusión a partir de que en la preconcepción el niño posee una experiencia emocional
y una necesidad innata de recibir algo incognoscible. De esta manera, cuando la
madre satisface la demanda, instaura en el niño la sincronía o vínculo de la
experiencia de necesidad = satisfacción, la cual será denominada como concepción.
A partir de la activación de la función alfa, a través de la identificación
proyectiva, estos elementos beta serán devueltos en elementos alfa. La analogía será
entonces, que estos elementos alfa corresponderían a la concepción mencionada con
anterioridad, pues la madre le devuelve al hijo pensamientos de su propio aparato de
pensar pensamientos.

EL PENSAR: el pensamiento como una construcción de la realidad.-

En esta etapa de dependencia biológica y organísmica del infante en relación


a la madre, el niño se presenta omnipotente, dado que no posee la capacidad de
reconocer –en su campo perceptual- a otro. Este hecho provocará en el niño, la
percepción de completud mental, vale decir, el niño no sentirá la necesidad de un
otro para la supervivencia. Es así como este evento que se instala en los comienzos
de la vida del recién nacido, va a ir anunciando un paso hacia el reconocimiento del
otro como diferenciado de sí, y con ello ha de fundarse como un sujeto de la cultura,
cuya característica central debería ser, la aceptación de la incompletad y de la
dependencia en la pérdida y la falta de alguien diferenciado de sí.
Cuando decimos que algo falta, nos estamos refiriendo a que el niño ha
reconocido que se encuentra incompleto. Esta falta, o incompletud, corresponde a la
pérdida que el niño ha experimentado en su primera infancia, de su primer objeto de
amor. Este objeto de amor es pues, la madre, la cual se instalará en la vida del sujeto

38
bajo la búsqueda de objetos similares a ella, con el fin de restituir la completad inicial
que el niño poseía. Freud nos menciona en su texto, contribuciones a la vida
amorosa que los sujetos a lo largo de su vida, están en una constante búsqueda de
objetos los cuales están anudados a una marca instalada por la madre como el primer
objeto de amor. Es por esto, que cada intento que el sujeto realice en su búsqueda
objetal, será entonces, la pesquisa de realizaciones de fantasías infantiles
inconscientes de poseer a la madre. Estas fantasías surgieron a partir de las primeras
satisfacciones que el niño recibió de su objeto primigenio.
El proceso por el cual deberá pasar el niño, consiste en un reconocimiento
bajo la necesidad de otro. Es decir, el niño registra en sí mismo la incompletud que
posee y por ende reconoce -bajo esta línea-, el requerimiento de otro para restituir
esta completud inicial. A este reconocimiento, Freud lo denomina, la herida
narcisista. Esta herida narcisista consistirá en que el individuo se reconoce como un
ser en falta, esto quiere decir, que por sí solo, no será capaz de satisfacer sus propios
deseos.
Todo este proceso sitúa y es constituyente del psiquismo y del pensar en el
ser humano, dejando claramente establecido que las propiedades del pensar
equivalen a decir modalidades de construir la realidad y de ser en esa realidad
constituida. Estos puntos los trataremos, conjuntamente con otras propiedades de
pensamiento, en el apartado acerca de la regresión y de la resignificación a posterior.
No obstante, cabe consignar que es por medio de las modalidades de pensamiento
que se instaura la forma en que los sujetos se relacionarán a posterior con los objetos
que lo rodean, pues eventualmente, un sujeto podría relacionarse de una manera
narcisista en el sentido de que no observa a los objetos como otros, sino más bien
como una prolongación de sí mismo en la vida adulta, dadas las propiedades
regresivas del pensamiento que lo permiten.
Ejemplificamos lo anterior, diciendo que el sujeto narcisista no reconocería la
satisfacción de sus necesidades a partir de un otro, sino que las reconoce como
demandas que serán satisfechas por él mismo, o bien, que serán satisfechas por el
otro, bajo la modalidad de la no reciprocidad ni reconocimiento de aquél otro como

39
una alteridad, castrante. Con esto nos referimos a que las relaciones objetales se
constituyen bajo la modalidad de una complementación de objetos, que se constituye
bajo la noción de que tú me das lo que yo necesito y recíprocamente te doy lo que tú
necesitas. Esta modalidad es distinta a la narcisista, donde se plantea la ecuación: tú
me das lo que yo necesito y yo continúo demandándote necesidades.
Con lo anterior, nos referimos a que los sujetos podrán entablar relaciones en
las cuales exista una diferenciación de otro, que demanda y satisface necesidades,
versus relaciones en las cuales se ve a ese otro como uno mismo y bajo una
prolongación que se traduce como continua demanda.
Es importante mencionar que esta falta a cual nos referimos, pondrá en
movimiento y trabajo al aparato mental, bajo la búsqueda de la completud. Esta falta
será entendida en la esfera del amor, como una acción que presenta el amante, quien
busca en su amado la satisfacción a partir de la incompletud que se reconoce. El
amor entonces se posibilitará bajo esta dialéctica: lo que al objeto le falta, el otro lo
posee.
Bajo lo entendido anteriormente, retomaremos la novela el desorden de tu
nombre, con una de las citas más importantes de Laura, en el momento que decide
matar a su esposo:

…Laura decide introducir una dosis elevada de anfetaminas generando en


Carlos un ataque cardiaco. Sube a la consulta, deja el café, baja al departamento,
se desnuda y llama a Julio sin hablarle, lo escucha por un momento y se acuesta
desnuda. (Juan José Millas, El desorden de tu nombre)

Sobre el párrafo citado, podemos entender que, Laura, se presenta bajo la


modalidad de un objeto faltante, lo cual quiere decir, que dentro de su propio
narcisismo se puede autosatisfacer, del mismo modo que fue pensado en una etapa
arcaica, requiriendo de la satisfacción bajo la realización de plenitud y completud por
sí misma. Es decir, Laura se presenta sin la necesidad de otro que la complete; en
tanto Carlos y Julio, se presentan como objetos prolongados por ella misma ante los

40
cuales es capaz de prescindir, tras la envestidura narcisista y omnipotente que le lleva
a la destrucción de los objetos, que le hablan de su propia incompletad: yo te mato,
porque tu no me das lo que yo necesito.
En este texto citado, observamos que Laura hace una regresión a un estado
inicial de autosatisfacción, en el momento que se desnuda y llama a Julio. De esta
manera se produce un retorno hacia un estado primario de satisfacción plena, donde
no se necesita de un otro para poder existir, sino sólo, donde basta con la presencia
de sí misma. Este estado es característico de la omnipotencia o narcisismo,
momentos que a su vez se caracteriza por el hecho de que la libido ha sido retirada o
retrotraída de los objetos externos siendo instalada en el cuerpo de Laura. Es por esto
que ella no requiere de una conversación con Julio, sino sólo de escuchar su voz bajo
el entendido de una proyección en Julio de su propio yo.
El amor en Laura es vivido bajo la idea narcisista: yo te amo porque tu me
das lo que necesito, y por ende lo que no poseo. Por este motivo, los objetos se
vuelven prescindibles en el momento que no logran dar y satisfacer la demanda del
amante: el amado es entonces sepultado.
Es probable que Laura durante su vida, haya realizado constantes búsquedas
de objetos de amor, siendo la mayoría de éstos desechados bajo la idea de la muerte.
Es decir, en el momento que los objetos se presentan como inservibles, Laura los
elimina porque no tolera la pérdida que implica una separación frente al objeto. Esta
idea se nos presenta en el sentido de que: si tu no me sirves, yo te elimino porque no
le servirás a otro; se articula también la idea narcisista expresada en la síntesis: si tu
no me satisfaces, no dejaré que satisfagas a otro.
Finalmente, y concluyendo el capítulo relacionado al nacimiento y al
narcisismo primario, podemos decir, que el evento central que anudará los afectos y
el pensamiento en el infante, será el nacimiento. Este proceso, de pasar de un estado
paradisíaco a un estado de caos, obligará al aparato mental del niño a un trabajo
psíquico de elaboración del estado afectivo primigenio, a saber: la angustia.

41
El psicoanálisis nos plantea que será el acto del nacimiento, el que instaurará
el afecto más primitivo de todo ser humano, ante el cual se regresará frente a
cualquier situación que ponga en riesgo el equilibrio psíquico.
De esta forma y como lo expresan distintos autores, el nacimiento instaura la
percepción en el individuo de la vida y la muerte. Paradójicamente, el nacimiento es
el acto inicial del desarrollo evolutivo de todo ser humano, sin embargo, este mismo
acto es percibido y sentido por el lactante como el caos absoluto, fusionándose a la
concepción de la muerte, en tanto esta última remite a la desorganización final.

AMOR Y NARCISISMO.-

En la revisión del capítulo anterior, nos referimos a la forma en que se


constituye la angustia en el ser humano, como el primer afecto sentido, que
predomina desde aquel instante llamado nacimiento.
Este estado afectivo, en el individuo, se expresa como una sensación de caos y
aniquilación absoluta. Es decir, el niño concibe y elabora todo este proceso, con tal
intensidad, que lo relaciona a la muerte, en cuanto sensación. Esta muerte, es la que
da comienzo a la vida, puesto que el lactante deberá traspasar de un estado de nirvana
o edénico a un estado de desconcierto y desequilibrio.
Todo este proceso adaptativo por el que debe cruzar el infante, será
acompañado y guiado por un sostén que se encargará de trabajar y elaborar
amorosamente, todo requerimiento que el impúber necesite. Por consiguiente, a quien
le corresponderá cumplir con este rol afectivo, -atado biológicamente-, será la madre,
quien deberá buscar la satisfacción en el niño.
En esta articulación, se anudara el afecto genuino y único, el cual esta dado
por aquel lazo invisible que une a la madre con su hijo, bajo la premisa del amor. Será
este amor, el encargado de disminuir aquella angustia propia del acto de nacer.
Esto nos lleva a la interrogante que guiará transversalmente este desarrollo
teórico, siendo el amor primeramente, el tema central que liará las ideas teóricas con
el análisis de la novela que nos atañe.

42
Nos preguntamos entonces ¿Qué es el amor?. Podemos acercarnos a la
respuesta planteando que el amor es la trama central en la vida de todo ser humano,
más aun, el eje que guía el actuar de los sujetos bajo la idea de la totalidad y de la
plenitud. Pero ¿Bajo que términos usamos la palabra amor?. El concepto o término
amor ha sido largamente cuestionado y discutido desde los inicios de la existencia,
tomando este inicio como el comienzo del desarrollo del pensamiento, y del
desarrollo psicoevolutivo.
La definición del concepto amor, es dispersa y cuantioso en cuanto a sus
significados, pasando por evoluciones y adaptaciones a lo largo del desarrollo
histórico cultural y social. Por este motivo definiremos ciertas ideas acerca del amor.
Primeramente tenemos la definición académica de diccionario, que nos dice:
“el amor es un afecto por el cual busca el animo el bien y apetece gozarlo”. Esta
definición hace alusión a definir un afecto indefinible a través del lenguaje, pues una
de las características principal de este afecto, es la subjetividad. Esta subjetividad nos
quiere decir que cada sujeto vivirá el afecto aquí expuesto, a partir de sus creencias,
valores y experiencias vividas durante el desarrollo psíquico, pues cada sujeto posee
una visión, en tanto percepción, particular y única de la construcción de la realidad.
Otra enunciación podría ser: “pasión o afecto grande que posee un persona por
otra”. Por su parte la religión católica, en su texto bíblico, nos plantea que el amor es
“Dios padre, todo poderoso”.
Aquí nos quedaremos con la concepción psicoanalítica del térmico amor,
como una construcción socio-cultural, que se constituye de una manera propia
arraigada en cada sujeto a partir justamente de la relación que se tenga con los otros.
Nos referimos a los otros o al otro con un tinte de utilidad o deseo frente a la idea de
satisfacer nuestras necesidades.
Este constructo se constituye con fines propios del desarrollo de la norma
social. Al respecto Brito & Toledo nos dicen:

Cuando hablemos de amor, en el plano de la teoría, nos referiremos a una


construcción lingüística que denota la existencia de objetos cuya actividad

43
y necesidad se adscribe a la utilidad o al uso de “otro”, en razón de la
propia satisfacción y del deseo. Estos eventos le permiten al sujeto
disminuir la angustia. (Brito, & Toledo, en prensa. 2006).

Como lo refiere la cita anterior, la angustia sería disminuida bajo el afecto de


amor ante una premisa básica y fundante dentro de este proceso la cual nos dice:
“Voy a estar más enamorado de ti si es que este acto me acerca más al placer”. Es
decir, en la medida que yo sienta que disminuye la angustia, estaré enamorado o
atado a ti.
Esta idea nos introduce en la discusión acerca del proceso amoroso a partir de
la proposición: “yo te amo porque tú me das lo que yo necesito”.
Esta idea central del acto de amar, nos dice que los sujetos aman por una
necesidad de satisfacción personal a partir de disminuir la carga afectiva displacentera
sentida en momentos que se le presenta al aparato mental una situación de trabajo y
elaboración.
Esta idea que centra el acto de amar, nos trae consigo, un anudamiento a una
serie de afectos ligados de orden sexual, libidinosos, agresivos. Esto quiere decir que
el amor no excluye, sino más bien incluye, distintos puntos en el acto de
enamoramiento del ser humano: el amor como constructo social, nos permite aceptar
o castigar a la sexualidad y por ende al sexo y al placer, siendo la cultura la encargada
de reprimir la sexualidad y las acciones sexuales del ser humano.
Si retomamos la idea inicial del capítulo anterior, recordaremos que el amor y
la muerte tenían un punto de fusión, pues al momento de nacer, se ataba la muerte al
impúber y al mismo tiempo se lograba vivir a partir del acto de amor realizado por el
otro. Desde aquel “yo te quiero porque tú me das lo que yo necesito”, lograremos
entender la idea del amor adulto y maduro, que nos habla de la constancia objetal que
deberá mantener al sujeto con un determinado objeto, el cual será reconocido como
“amado”, esto es, dicha relación objetal nos formula, que posterior a una serie de
experiencias, que median y ponen en marcha al aprendizaje, se logra un saber y

44
desarrollo afectivo, que le permitirá al sujeto concluir un proceso de estructuración
psíquica.
Para entender el proceso de aprendizaje, a través del desarrollo afectivo,
tenemos primeramente que entender que el sujeto logrará una constancia objetal a
partir de la aceptación de pérdidas anteriores de objetos. Es así que se nos explica que
el aprendizaje afectivo del ser humano, está marcado por una y otra sucesión de
dolorosas pérdidas objetales. Finalmente, el aprendizaje afectivo es y será aprender a
perder.
Pondremos como ejemplo el acto que culturalmente da muestra y fe del amor,
a saber: el matrimonio. Este acto implica la unión fusionada de dos objetos
enamorados que se completan. Pues bien, este acto de fusionarse con otro, implica
matar a otros objetos de deseo, los cuales podrían en su momento haberse concretado
como objetos de amor, es decir, toda elección objetal requiere necesariamente de
perder a otro. Freud desde el psicoanálisis nos dice que cuando dos sujetos se unen,
hay otros objetos de los sujetos, que se mueren, siendo el amor el constructo que
contiene el deseo de unión con el objeto amado. Expresado de otra manera, el
casamiento como icono de la fusión de objetos que se desean, adquiere un proceso
paralelo que está determinado por el hecho de que cuando se realiza una elección de
objeto, se mata a otros objetos que no fueron optados, es decir, en el proceso de
exploración de objetos ha de elegirse a uno que descarta o excluye la posibilidad de
unión con otros.
En este punto se nos anudarán al acto de amor, “las sombras que han de caer”,
planteándose la idea de que todo proceso de búsqueda y encuentro objetal, provoca
una evocación de las perdidas vividas hasta ese momento, resignificadas en la
actualidad, pero devenidas de otros tiempos, ahora, reformulándose en una nueva
categoría de discurso: pues las sombras están presentes en la ausencia.
Bajo la aceptación y por ende bajo la elección objetal, comienza a
desarrollarse una forma de amar en el sujeto, bajo la siguiente expresión, como lo
explica Brito & Toledo: “yo te quiero porque tu me das lo que tu quieres” o “yo te
quiero puesto que tu me das lo que tu quieres y con eso es suficiente. Encontramos

45
así una ironía propia de la ilusión generada por el pensamiento a modo de
representación del amor, construido como defensa por el aparato mental, pues en la
implicancia del “tú me das lo que tú quieres” está contenida la gran herida del ser
humano y la negación de su incompletud, construida a través de la ilusión de que no
se necesita a otra persona para estar completo (Brito & Toledo, en prensa, 2006).
La idea explicitada en la cita: “yo te amo porque tú me das lo que yo
necesito”, anuncia en la esfera de la necesidad y del deseo, que se ha puesto una
propia necesidad y carga en el otro, es decir, la herida narcisista de la que hablamos
anteriormente, en realidad nos dice “yo te quiero porque no puedo ser, por mi mismo,
completo”, o bien, “necesito y deseo de ti para mi completud”.
Es así como se hace necesario en el ámbito del desarrollo evolutivo, la
expresión del logro del propio narcisismo. A fin de cuentas, cuando hablamos de la
herida narcisista, estamos hablando del dolor que nos causa el tener conocimiento de
que no somos por nosotros mismos suficientes para nuestra completud, es decir, nos
reconocemos como sujetos en falta, incompletos y requerientes de aquello que el otro
posee y que yo no tengo, ni lograré tener por mi mismo.
De esta manera, comienza la articulación de una forma de amar a los sujetos,
bajo el entendido y la aceptación de la herida narcisista, que nos hace reconocer
nuestra incompletud frente a los otros. Será aquel otro el encargado de otorgar la
satisfacción a la demanda del sujeto, pero también ese otro será el que enuncie su
incompletud, pues, al reconocer la necesidad específica en el otro, este también es
quien remite a esa falta fundante.
Para que lo anterior suceda, será necesaria la salida del autoerotismo y
narcisismo, como etapas del desarrollo psicosexual, básicas y primigenias, las cuales
poseen como característica esencial – tal como lo hemos desarrollado anteriormente -,
que la libido esta puesta sobre el mismo cuerpo del sujeto, es decir, no habría objeto
más que el propio cuerpo:

…las pulsiones sexuales se disciernen desde el comienzo, pero ellas


no se dirigen entonces a un objeto exterior. …hallan su satisfacción en

46
el cuerpo propio. Este estadio recibe el nombre de autoerotismo, y es
relevado por el de la elección de objeto. (Sigmund Freud, Tótem y
tabú, 1913, V., XIII, p.: 92)

El autor nos confirma así, el estado inicial por el que atraviesa todo sujeto, en
el cual la libido se instala en el propio cuerpo, sin ver más allá de él mismo. Este
punto acerca de la libido es importante, pues justamente lo que le duele al sujeto
adulto, a la hora de hacer perdidas, no es la pérdida del objeto en sí, sino mas bien, la
libido que se tenía invertida sobre el. Cuando hablamos de libido invertida, nos
estamos refiriendo a la carga energética que sobrelleva el investir libidinalmente a
otro con mi propia energía vital, la cual va a permitir que el afecto hacia el objeto, sea
constante y se mantenga en el tiempo.
Análogamente a este suceso, reaparecen en la construcción psíquica del sujeto
las ya mencionadas “sombras”, las cuales en el período de desorden reaparecen con
brutal intensidad y fuerza, pues será el estado de desorden, el que le permitirá al
aparato mental del sujeto, reconocer y diferenciar la posesión del objeto actual en
comparación a relaciones objetales anteriores. Este proceso hace que el sujeto
conciba que el amor será un estado de desilusión, y será esta concepción, la que lo
lleve a descubrir que la simbiosis generada, no fue con su objeto primigenio de amor
arcaico llamado madre, y más aún, que nunca pudo ni podrá serlo.
La simbiosis o fusión con el objeto, - plantean los autores antes mencionado -
harán que el sujeto sienta un enamoramiento absoluto por su objeto, concebido éste
como perfecto, total y capacitado para contener al sujeto y sus imperfecciones. (Brito
& Toledo, en prensa 2006)
De esta manera se va constituyendo el funcionamiento entre el sujeto y su
objeto, articulados de la siguiente forma: el sujeto enviste a su objeto con libido,
cargando energéticamente al otro, quien bajo esta misma lógica, le devuelve la libido
al sujeto.
Dicho lo anterior, debemos señalar que ese proceso de envestidura libidinal
sobre sí mismo, ha de denominarse narcisismo. Sin embargo, quedan puntos por

47
develar, tras la necesidad de preguntarnos por la relación del desarrollo y
configuración narcisista, y la aplicación de dichos conceptos a la temática central de
la novela.

“Narciso, flor que crece sobre las aguas de los


ríos, reflejándose siempre en ellos”

El termino narcisismo fue acuñado por Näcke en 1899, para denominar


aquella conducta o comportamiento por la cual un sujeto le daba a su cuerpo un trato
similar al que le daría al cuerpo de un objeto sexual, es decir, lo acaricia, lo mira con
satisfacción sexual alcanzando su satisfacción plena. Por este motivo, el narcisismo es
abordado primeramente bajo una perversión con sus mismas expectativas.
Fue evidente a posterior, bajo la observación psicoanalítica que dicho
narcisismo se encontrara en todo tipo de personas y perturbaciones como la
homosexualidad y las neurosis. Fue justamente a partir del estudio de pacientes
neuróticos, donde aparecieron conductas narcisistas que perturbaban la mejoría de
dichos pacientes. Bajo esta conjetura, el narcisismo no sería una perversión, sino mas
bien el complemento libidinosos del egoísmo inherente a la pulsión de
autoconservación, egoísmo que posee todo ser vivo. Es decir, este proceso sería en
todo sujeto un proceso normal de narcisismo primario.
Este narcisismo primario y normal, apareció a raíz del intento de incluir y
explicar el cuadro de demencia precoz (Kraepelin), esquizofrenia (Bleuler) y
parafrénias (Introducción al narcisismo 1914).
Freud4, tomó entonces a sus enfermos bajo el nombre de parafrénicos
considerando en ellos dos aspectos fundamentales:

1. Delirio de grandeza.
2. Extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior.

4
Introducción al narcisismo, 1914.

48
Esta segunda alteración los hace inmune al psicoanálisis ya que los vuelve
incurables para dicha teoría. Aún así este extrañamiento en este tipo de pacientes
posee una característica inusual, el histérico y el neurótico obsesivo, también perdido
su interés en el mundo exterior (dentro de parámetros de su enfermedad) perdiendo
así un vínculo con la realidad. Sin embargo, el análisis muestra que dichos pacientes
no pierden el vínculo erótico con personas y cosas, este vínculo se mantiene y
conserva en la fantasía es decir, se han sustituido objetos reales por objetos
imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con estos. Diferente es el proceso en
los parafrénicos ya que parecen haber retirado toda su libido de las personas y cosas
del mundo exterior pero sin sustituirlas por otra en su fantasía.
Es aquí cuando Freud se pregunta ¿cual sería el destino de aquella libido retirada
por completo de los objetos?. Pues bien la libido retirada del mundo exterior fue
conducida al yo y es así como surge una conducta que llamaremos narcisismo. Es
justamente el delirio de grandeza quien indica el camino de aquella libido sustraída.
Este delirio por su parte, es un delirio ya existente, es por esto que se concibe al
narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto como un
narcisismo secundario que se edificará sobre la base de otro que ya existió, es decir,
narcisismo primario.
Tal como lo explica el diccionario de psicoanálisis (Laplanche & Pontalis) para
Freud, el narcisismo primario designa, de un modo general, el primer narcisismo, el
del infante que se toma a sí mismo como objeto de amor antes de elegir objetos
externos a él. Este estado correspondería al periodo de omnipotencia en sus
pensamientos. Ha resultado complicado atribuir específicamente a un periodo esta
etapa, sin embargo, se considera como una fase muy primaria posterior al
autoerotismo5 y anterior al amor de objeto, junto a esta aparición de objeto, pareciera

5
Este término fue descrito como una cualidad de un comportamiento sexual en el cual el niño
obtendría satisfacción recurriendo específicamente a su cuerpo, es decir sería un estadio donde no
habría un objeto externo para lidibinizar. Junto con esto en el texto Introducción al narcisismo (1014)
Freud haría la diferencia entre autoerotismo y narcisismo refiriéndose al primero como aquella fase
donde aún no existiría desarrollo del yo alguno.
El autor que acuña el término es H. Ellis quien se refiere al término como un fenómeno de emoción
sexual espontánea producido en ausencia de todo estimulo externo, así lo explica el diccionario de
psicoanálisis de Laplanche & Pontalis, página 40.

49
ser simultanea la configuración temprana del yo. En el texto pulsiones y destinos de
pulsiones del año 1915, Freud nos enunciaba la etapa autoerótica y nos decía:

En efecto, inicialmente la pulsión de ver es autoerótica, tiene sin duda


un objeto, pero este se encuentra en el cuerpo propio. Sólo mas tarde
se ve llevaba (por vía de la comparación) a permutar este objeto por
uno análogo del cuerpo ajeno. (Sigmund Freud, Pulsiones y destinos
de pulsiones, 1915, V., XIV, p.: 125)

Esta cita nos plantea, la posición que ocuparía la libido respecto al objeto,
pues de aquí podemos inferir a posterior, la existencia de una forma amorosa, es
decir, en el desarrollo adulto, los sujetos podrían desarrollar formas de amor en donde
su libido no sea proyectada al objeto sino más bien a su propio yo.

Retomando el desarrollo teórico del narcisismo, podemos decir que en la


concepción ligada al autoerotismo, el sujeto da lugar a una fantasía incorporativa
(succión de leche), en el paso de lo pasivo a lo activo de la etapa retentiva de la
oralidad, cuya incorporación del objeto va a constituirse como la representación
mental del objeto puro, es decir la fantasía que otorga la idea del objeto. Así, el
primer objeto dominante va a establecerse como el pecho materno, el que a fin de
cuentas es la madre o quien cumple con este rol.

Este punto es fundamental, ya que constituye una actividad de


autoconocimiento por medio de la misma fantasía y con mecanismos de defensa
básicos como la introyección y la proyección, puesto que la fantasía ha de incorporar
al pecho como parte de un proceso vital, y como punto de arranque en la fase
retentiva del desarrollo psicosexual del sujeto, donde el pecho pertenece al bebé y
junto a ello, el conocimiento y la experiencia que proseguirá a partir de la
vinculación con el pecho que ya considera suyo. Cuando dicho evento se repite en
forma experiencial, registrándose y sumándosele el proceso madurativo paralelo, el
niño se da cuenta de que el objeto en realidad no ha sido introyectado, y más aún que

50
el pecho se va y vuelve, esto equivale a la percepción de que alguien está
produciendo una tensión, frustración, angustia, o también una gratificación, y esta
dualidad vital de ausencia–presencia. De tal forma, la ausencia ha de asociarse al
pecho malo y la presencia al pecho bueno, aunque según Freud, la presencia ha de
igualarse a gratificación y la ausencia a la frustración.

Posterior a esta explicación, y una vez que Freud avanzó en sus tópicos, éste
autor designó al autoerotismo a un primer estadio de la vida anterior a la constitución
del yo, la cual pareciera ser la vida intrauterina y es desde esta manera que va a
desaparecer la diferencia entre autoerotismo y narcisismo. Este último alcance es el
que permanece hasta nuestros días en el pensamiento psicoanalítico. Sin embargo,
años antes de escribir su texto introducción al narcisismo, Freud planteaba al
autoerotismo como una etapa normal del desarrollo psicosexual. En su escrito del año
1911, puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia ya nos planteaba
acerca del autoerotismo que:

…un estadio en la historia evolutiva de la libido, estadio por el que se


atraviesa en el camino que va del autoerotismo al amor de objeto…se
toma primero a sí mismo, a su cuerpo propio, antes de pasar de este a
la elección de objeto en una persona ajena. (Sigmund Freud,
Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia, 1911, V.,
XII, p.: 56)

La cita nos propone la ruta o camino que deberá recorrer la libido en la vida
de los sujetos, para encontrarse con un objeto externo que proporcione los
requerimientos del sujeto. Será condición necesaria para este encuentro objetal, el
haber salido de la etapa autoerótica. Esta misma idea es tomada años antes en las
cartas escritas por Freud a Fliess en 1899, mostrándole ya entonces, el curso normal
que debía recorrer un sujeto, para así, eventualmente a posterior, desarrollar una
patología que remitiera a esta fase del desarrollo, sin embargo, lo referido a
continuación, será citado para demostrar la concepción que en ese entonces, Freud

51
poseía acerca del autoerotismo y narcisismo. El autor planteaba:”Entre los estratos
de lo sexual, el inferior es el autoerotismo, que renuncia una meta psicosexual y sólo
reclama la sensación localmente satisfactoria”. (Sigmund Freud, Carta 125, 1899,
V., I, p.:322)
La idea citada, nos insiste en el reconocimiento de una fase inicial en el
desarrollo psicosexual, la cual, tiene como característica principal, la no existencia de
un objeto. Esta no existencia objetal, instaura al cuerpo del niño como el objeto
investido de libido, esto quiere decir, la no existencia de un objeto, hace que el niño
dirija la libido hacia su propio cuerpo. Cabe señalar, que la madre esta presente como
otro externo, sin embargo, y tomando en cuenta la etapa por la que atraviesa el
lactante, éste no logra percibir a este otro como un ente externo a él, sino más bien,
como una prolongación de su propio cuerpo.
Sintetizando las ideas anteriormente expuestas, dijimos que el amor se
constituye como una forma de pensamiento y que hace alusión al desarrollo
psicoevolutivo por el cual el atraviesa el lactante.
Esta etapa, se caracteriza por el egocentrismo del niño, pues éste ha de ser un
beneficiario directo de la situación intrauterina, de aquella instancia en la que todas
las necesidades básicas están cubiertas por completo; por su parte, el autoerotismo de
Freud supone, el trabajo del niño por satisfacer y cubrir por sí mismo sus necesidades
y faltas, donde el proceso de investidura libidinal se realiza justamente cubriendo al
cuerpo de aquella libido.

Esta fase sintetizada en el párrafo anterior, es análoga al narcisismo más


primario, en el cual, no existe una representación mental del objeto, es decir, donde el
objeto aún no pertenece al aparato mental del niño, generando una relación o vinculo
específico. Bajo esta lógica, podemos entender que el sujeto prescinde de un objeto y
que por ende la anobjetalidad sería parte del autoerotismo, donde la dinámica sería: si
el pecho se ausenta, éste será reemplazado por el dedo, generando autosatisfacción.

Esta idea es central, pues en el transcurso de encuentro entre el lactante y el


objeto, aparecen elevados montos de angustia, que ha de disminuir, una vez que el

52
impúber ha de descubrir el acto narcisista primario de autosatisfacción. Al respecto
Toledo en su tesis: Indagación teórica acerca de la nosografía establecida por Freud,
en sus tres avances metapsicológicos, nos plantea lo siguiente:

En tanto la etapa autoerótica va a tener como característica central,


el hecho de que los objetos no lograrán valoración en sí mismos, en
el aparto mental del niño, ni tampoco estos objetos serán
configurables como tales, desembocando en una falta de satisfacción
de la libido por no encontrar un objeto específico. (Toledo, en
prensa, 2005).

En consecuencia, para satisfacer las necesidades impuestas por las pulsiones,


se presupone una acción especificable entre el sujeto y el objeto de placer. De esa
forma surgirá una angustia vivida y sentida como un afecto displacentero, seguido de
inmediato por expresiones vegetativas tales como la estreches del pecho, aumento del
ritmo cardíaco, etcétera.

Cuando el lactante, en su etapa autoerótica, no puede sustentarse por sí


mismo, se instala y surge la angustia, reconociendo de esta manera, su
autoinsuficiencia y demandando un objeto para su gratificación, es decir, la
incompletud del sujeto se hace presente en él, informándole acerca, del requerimiento
de relacionarse o vincularse con un objeto, que le de la cualidad necesaria para
concretar la acción específica, que le llevará a una descarga de tensión tal, haciendo
que todo el displacer psíquico y biológico sentido, se traspase al polo del placer.

Cabe entonces señalar que el niño en esta etapa autoerótica es polar, pues las
experiencias vividas en su relación con el medio y sus objetos, han de presentarse a
partir de su registro en experiencias positivas o negativas según la perspectiva
Kleiniana, la cual nos plantea que el niño escinde sus experiencias y su relación con
el objeto no logrando, por ende, integrarlo en su totalidad, sino sólo parcialmente,

53
pues su yo (rudimentario), está desorganizado, y por esa razón sus experiencias se
limitan a vivenciar los extremos de la gratificación y de angustia.

Es necesario recordar, que la angustia, aparece producto de una necesidad no


satisfecha, o por falta de gratificación, además de establecer que las necesidades
básicas del bebé se constituyen como el prototipo del amor y del hambre.

Dentro del proceso del autoerotismo, el infante desarrollará una fantasía


incorporativa a través del amamantamiento lo cual dará el paso a lo activo de la etapa
oral, que corresponderá a la fase retentiva. De esta manera, el lactante crea una
representación mental acerca del objeto a partir de esta misma fantasía. Por lo tanto se
instaurará el primer objeto para el infante que corresponde al pecho materno, pero a
que fin de cuentas es la madre.

Esta fantasía generada por el niño, permitirá que este se descubra, a través de
un autoconocimiento, y que a su vez desarrolle defensas primarias y rudimentarias
como la introyección, la proyección y la escisión, pues la fantasía le dice al niño que
el objeto pecho le pertenece. Será entonces el desarrollo biológico y la repetición de
las experiencias, las encargadas de provocar en el niño un darse cuenta de que en
realidad el objeto pecho no le pertenece y que por ende no ha sido introyectado. Por
consiguiente el lactante comienza a percibir la ausencia y presencia del objeto, y será
esta oscilación la que conoceremos en la teoría kleiniana como pecho malo y pecho
bueno. De esta manera la autora nos propone que el pecho malo ha de asociarse a la
ausencia objetal y por ende a la frustración, por su parte el pecho bueno ha de estar
relacionado a la presencia objetal y por lo tanto a la gratificación.

De acuerdo a esta descripción, el niño tendería a la gratificación propia,


reaccionando ante el supuesto de que el pecho se va por la vía de la ausencia, es decir
que, al niño se le va el pecho o la madre, haciéndolo reaccionar y realizar una
actividad sobre el objeto, para que dicho objeto, no se vaya y por ende para que no
surja la angustia que va a provocar la ausencia objetal.

54
De esta manera, estamos diciendo que el sujeto deberá realizar una elección de
objeto, lo cual nos permitirá especular que el paso del autoerotismo hacia la elección
de objeto, estará mediado por un estadio narcisista, caracterizado por el hecho de que
la libido está retrotraída al yo del sujeto. Este punto acerca del retraimiento libidinal
sobre sí, es compartido por la posición autoerótica, aunque con una diferenciación en
el orden psíquico, pues el narcisismo comienza a definirse por el desarrollo de la
visión y conciencia, que el sujeto comenzará a experimentar de su propio cuerpo, el
cual (cuerpo) esta configurado como el objeto sexual del infante, es decir, el impúber
va a obtener placer en la aproximación con su propio cuerpo que se ha designado
como el primer objeto de placer, y por ende, como el primer objeto de amor. Ya en
1914, Freud nos decía que la libido fue retirada del mundo externo, para instalarla en
el propio yo del sujeto, dando lugar así a una fase llamada narcisismo (Introducción al
narcisismo).

A esta idea mencionada recientemente, deberemos agregarle un factor


importante, pues se esta aludiendo a la diferenciación libidinal entre la libido de
objeto y la libido narcisista. Esto quiere decir que la libido de objeto y la libido
narcisista, presuponen la idea de la vinculación del sujeto con un objeto externo a él
(en el caso de libido objetal) o bien, la restitución interna (proceso de introversión),
sobre la cual se restablecen los objetos que no están disponibles en el mundo externo
del sujeto (en el caso de libido narcisista). Por consiguiente, la libido objetal inviste al
objeto externo, y la libido narcisista inviste al propio yo del sujeto.

Dijimos entonces, que el primer ente (impuesto por la biología), como el


primer objeto a elegir, ha de ser la madre, es decir, dentro de la situación autoerótica
se incorporará un tercero llamado madre, que informa de las necesidades al hijo, más
aún, es la madre la que comunica al hijo de la imposibilidad que tendría él en sus
intentos por suplirlas y cubrirlas por sí mismo, alegando la dependencia y la
incompletud que el infante tiene desde el propio nacimiento. Al respecto Toledo en su
tesis Indagación teórica acerca de la nosografía establecida por Freud, en sus tres
avances metapsicológicos, nos plantea que es en este punto donde Freud señalaba

55
algo muy importante que tenía relación con que, las personas que estuviesen al
cuidado y por ende a cargo, de cubrir las demandas del niño, como por ejemplo la
alimentación y la protección, quedarían atadas como los primeros objetos sexuales en
la vida del lactante.

De esta manera, Freud proclama la tendencia a la búsqueda incesante del


primer objeto de satisfacción, que eventualmente, conducirá a las posteriores
búsquedas de los objetos de satisfacción, dejando claramente señalada la idea de una
matriz primigenia sobre la cual los objetos primarios de la satisfacción, han de
inscribirse de una manera importante y vital. Por su parte los sujetos que busquen a su
propia persona, vale decir, se buscan a sí mismos como objeto erótico, serán los
sujetos que realizan una búsqueda objetal que Freud llamo, elección de objeto de
orden narcisista.

Entrelazando la novela a este escrito, podríamos decir que las relaciones de


objeto que establece el protagonista de la novela, Julio Orgaz, son más bien de orden
objetal, es decir, Julio estaría constantemente en la búsqueda de este objeto primario
que dijimos, era su madre. Madre que quedo anudada como eje en la vida del
protagonista y que lo ha llevado durante su vida a buscar, sin éxito, un objeto que lo
complete. Dijimos además que el narcisismo, es propio en todos los seres humanos en
mayor o menor medida, aclaramos esto, porque hay ciertas situaciones en la vida
cotidiana del protagonista donde se observa este proceso, bajo una modalidad de
pensamiento. Por ejemplo en su necesidad de ser escritor y de plantearse frente a
Orlando Azcárate (un futuro escritor) como un hombre de poder, conocimiento, con
una inteligencia desbordante, aún sabiendo que esto no era así. Sin embargo, Julio no
pudo aceptar que un hombre mucho más joven que él, con talento para la escritura,
con una vida simple sin mayores atisbos, tuviera una novela tan buena y única.
Introduciremos un extracto de uno de los capítulos de la novela, donde se articula la
conflictiva omnipotente y narcisista en Julio frente a Azcárate, un aspirante a escritor
que se encuentra bajo la decisión de Julio ante la publicación de su escrito. Julio le
pide que se junten en un restaurante a conversar sobre la novela:

56
Julio quería que Azcárate fuera sumiso frente a su discurso pero le
molestó no poder lograr dicha sumisión, lo único que Azcárate
quería saber era si su ejemplar se publicaría o no. Julio le comentó
que aún no lo decidía pero que tenía versiones contradictorias de su
libro (cosa que no era cierta porque a Julio le había encantado la
manera de escribir de Azcárate). (Extracto capítulo IX, el desorden
de tu nombre).

En este extracto de la novela observamos que Julio en su interior no soporta


que otro sea mejor que él. Inconscientemente Julio desea apropiarse de aquella
novela, a pesar de haberlo hecho en algunas ocasiones cuando relata a Laura capítulos
de la novela de Azcárate, diciendo que eran de su pertenencia. El aspecto narcisista se
observa en que otro no puede ser mejor que uno mismo, ya que el yo de Julio es un
yo engrandecido, omnipotente y supremo; ante esta triada de todopoderoso, no hay
posibilidad de grandeza en otro objeto a menos que sea a partir de sí mismo.
En otro extracto de la novela:

le comentó que también escribía a lo cual Azcárate preguntó por que


no había publicado si trabajaba en una editorial, a lo cual Julio
respondió diciendo que lo haría en un año o dos porque consideraba
que a los 45 era la edad adecuada para publicar una novela. Azcárate
no le dio importancia a su comentario de la edad y pregunto de que
trataba la novela en que trabajaba (novela que había comenzado
recién hace unas horas), Julio le comentó generalmente el contenido
de su novela y Azcárate preguntó porque el protagonista había ido a
un psicoanalista a lo cual Julio respondió que tenía ataques de
realidad todas las noches y una alucinación auditiva que remontaba a
la adolescencia. De pronto, comentó Julio, el garzón se acerco a la
mesa y le dijo a Azcárate que tenía una llamada, en ese momento

57
Julio comprendió que los papeles se habían invertido completamente
lo que le disgustaba por completo. La conversación termino mal,
Julio lo único que quería era irse del restaurante se sentía totalmente
cuestionado y atacado por el joven escritor el cual para terminar le
comentó que no tenía apuro en su publicación y que si la editorial
decidía no hacerlo, no había problema porque ya llegaría alguna otro
editorial que lo publicara. Luego de aquel comentario se retiraron
del local y Julio decidió irse. (Extracto capítulo IX, el desorden de tu
nombre).

Este es otro párrafo donde se observa la temática narcisista por parte de Julio,
éste no logró tener el control de la situación como tanto le gusta, sintiéndose
menoscabado y opacado en el sentido de que su existencia no era relevante para los
otros, percibiendo un miedo a que los otros despreciarán su trabajo literario con una
envidia desbordante, la cual inconscientemente, le hacía cuestionarse acerca del por
qué Azcárate y no él. Más aún si él tenía todas las capacidades intelectuales, (por
supuesto que estas capacidades eran más bien a nivel de fantasías pues nunca había
logrado escribir a lo largo de su vida), que le permitirían realizar una obra literaria.
Junto a esto existía aún mas la contradicción en su ida profesional ya que Julio era
quien decidía la publicación o rechazo de las obras literarias, entonces él sabía de la
completa razón que tenía Azcarate cuando le planteaba la interrogante del porqué aún
no publicaba. Lo más probable es que Julio sabía, a nivel inconsciente, que su falta de
talento provocaría un fracaso en la editorial donde trabajaba y que por ende su escrito
sería cuestionado por los colegas. Esta suposición esta dada por el hecho de que Julio
nunca logró escribir cabalmente alguna idea que surgiera desde sus propias
experiencias, pues siempre se encontraba arrebatándole los pensamientos a los otros.

Retomando las ideas anteriores, cabe mencionar que cuando Freud distingue
a una libido yoica que inviste al yo (también conocida como libido narcisista), de una
libido del objeto que inviste a los objetos, nos está esbozando la existencia de un

58
desplazamiento de la libido del objeto, que ha de volverse sobre el yo del sujeto. Por
consiguiente, que dicho retraimiento de la libido desde el objeto al yo, ha de
denominarse narcisismo, siendo en su característica esencial, la incapacidad del
sujeto para hallar un curso objetal de manifestación de las tensiones, esto quiere decir,
que el narcisismo es un proceso de orden psíquico que determina, que cuando el
sujeto se ve imposibilitado de alcanzar la satisfacción en un objeto externo a él, ha de
lograrlo de una manera interna, tomando al cuerpo inicialmente como fuente objetal
de satisfacción. Esto se nos presenta en la cotidianeidad, con sujetos que se aman a sí
mismos y a su propio cuerpo como portador de sí.
Todo lo expuesto anteriormente, nos habla de la dinámica que Freud define
como narcisismo primario, que va a estar a la base de las configuraciones narcisistas
posteriores, y que concomitantemente van a formar el narcisismo de orden secundario
en la organización del aparato mental del sujeto.

Dentro de esta fase llamada narcisismo, podemos destacar las siguientes


características, mencionadas en la Indagación teórica acerca de la nosografía
establecida por Freud, en sus tres avances metapsicológicos.

1. Preocupación sexual por el cuerpo y por la imagen del cuerpo.

2. El establecimiento del yo-placer purificado vía proyección e introyección.

3. La concentración de la libido del yo-placer que no ha de ser solamente un potencial


de amor, sino que extrae una capacidad de idealización de representaciones que ha
escogido y que están sobrevaloradas.

En estas tres características expuestas, el aparato mental de l sujeto perderá la


orientación de la realidad, en el sentido de que los objetos reales se volverán
superficiales por medio de la fantasía. Por consiguiente, para lograra exitosamente
estas operaciones es que surgiría, lo que Freud reconoce como la omnipotencia del
pensamiento. Es decir, será la omnipotencia la que le va a permitir al sujeto la no
consideración de los objetos que están en la realidad externa.

59
En este punto es importante mencionar que la forma de funcionamiento del
aparato psíquico del sujeto, ha de renunciar a la posición satisfactoria de su
evolución, en la medida en que encuentra una forma satisfactoria que compense la
fase anterior por la fase posterior, es decir, el impúber sustituye una satisfacción
libidinal de un fase específica, por otra fase o etapa, y es en ese instante de traspaso,
cuando en el niño se instaura una represión de orden orgánico.

ELECCION NARCISISTA DE OBJETO.-

Tomando la idea anterior, debemos señalar que la etapa o fase posterior al


narcisismo, que a su vez dará el inicio al complejo de Edipo, es la elección de objeto
pero no de orden narcisista, sino por el contrario de orden objetal. Es decir, el curso o
desarrollo libidinal deberá ser hacía un objeto que no sea el propio cuerpo del sujeto
sino un objeto externo a él. Este paso libidinal hará que el sujeto salga de este
narcisismo primario y continúe con su desarrollo psicosexual.

Sin embargo, también existe una modalidad de elección de objetos narcisistas 6


que brota producto del apuntalamiento de la pulsión sexual sobre la pulsión yoica,
quien ha tomado a la madre y al padre como los objetos de supervivencia, pues ellos
han dado los cuidados necesarios para la sobrevivencia del sujeto. Empero la pulsión
sexual también en su apuntalamiento libidinal, ha elegido al objeto madre y al objeto
padre como objeto de placer, enunciando así que ambas pulsiones comparten los
mismos objetos y con esto, se ha de hacer posible el desplazamiento de la libido
narcisista desde el yo-placer hacia una representación objetal. Bajo este supuesto
Freud denomina a la libido como libido objetal y además connota que el objeto
puede también ser elegido acorde a la modalidad narcisista de elección de objeto,
caracterizada por el hecho de que el yo-placer ha de ser el modelo del objeto a elegir.

6
Tipo de elección de objeto que se efectúa sobre el modelo de la relación del sujeto con su propia
persona, y en la cual el objeto representa al propio sujeto en alguno de sus aspectos. (Laplanche &
Pontalis, p.: 110)

60
De acuerdo a esta descripción, Freud nombra tres posibilidades de elección
narcisista de objeto, que son desarrollados por Toledo, en la Indagación teórica acerca
de la nosografía establecida por Freud, en sus tres avances metapsicológicos, donde
se explica lo siguiente:

1. Se ama lo que uno mismo es, es decir, el sujeto ama la imagen de el


mismo no importando si esta imagen es cultivada dentro de uno
mismo o en otro.
2. Se ama lo que se fue y lo que ya no es, que de acuerdo lo expone
Freud se retrata así: “se ama aquello que posee la ventaja que al yo
le hace falta para alcanzar su ideal”, enunciado que se
complementa con lo siguiente: “lo que los seres humanos proyectan
como su ideal es la substitución del narcisismo perdido de la
infancia, cuando éste era su ideal” (Toledo, en prensa 2005). Lo
que se desprende de estas ideas es el hecho de que el ideal del yo se
vuelca hacia el interior del sujeto, siendo usado para medir los
servicios del yo y en esta esfera, si el yo puede cumplir con las
exigencias de su ideal, va a ser gratificado de manera narcisista, en
cambio, si no puede cumplir con las expectativas de su ideal, ha de
obtener culpas y melancolía.
Cuando el ideal se vuelve hacia el exterior vinculándose con los objetos
externos, sucede que estos objetos han de ser idealizados, apareciendo la ideación de
querer amar y ser, quien no se puede ser y a quien originalmente se envidió.

3. Se ama a aquella persona que fue parte de uno mismo: Aquí se alude al amor de
los padres sobre los hijos, que también ha de poseer un carácter narcisista, a saber: El
padre atribuye al hijo todas las virtudes y potencialidades que él ha querido tener.

Como mencionamos anteriormente, existiría también un narcisismo


secundario el cual no tendría tantas dificultades como el narcisismo primario, pues.
Para Freud, este estado de narcisismo secundario, no hablaría únicamente y
necesariamente de una patología a la base, haciendo referencia a una regresión

61
extrema y permanente, sino que también, el autor utiliza este concepto planteando
que el narcisismo constituye un funcionamiento permanente en el sujeto, puesto que
este narcisismo se anudó como una forma de pensamiento en el psiquismo del sujeto,
dentro del desarrollo psicosexual freudiano. Con esto queremos decir, que todas las
etapas o fases por la que deberá pasar el infante dentro del desarrollo psicosexual,
quedarán anudadas como modalidades de pensamiento, pues justamente el narcisismo
corresponde a la primera fase de la etapa oral.

Este alcance acerca del narcisismo primario y secundario nos permitirá


formarnos una imagen de una originaria y antigua investidura del yo entregada
posteriormente a los objetos que están a nuestro alrededor, pero aún así este
narcisismo como funcionamiento persiste, es decir, todos lose seres humanos en la
vida adulta, presentaríamos ciertos comportamientos narcisistas. Por consiguiente,
estos comportamientos narcisistas, propios de la adultez, será lo que Freud denominó
narcisismo secundario. Explicado de otra manera, el narcisismo secundario, será el
pensar narcisistamente desde la vida adulta. Como se analizó anteriormente, el
protagonista de la novela, cruza en ciertos episodios por un pensamiento narcisista
especialmente cuando siente y percibe que no puede mantener el control de su vida
respecto de los otros.
Todo este funcionamiento o proceso narcisístico nos ha permitido dar cuenta
de la colocación libidinal que los sujetos realizan, desde investir al objeto a retirar
aquello entregado, para asentarlo en uno mismo. En este punto estaríamos hablando
de una oposición entre la libido yoica y la libido de objeto. Con esto nos referimos a
que en un comienzo y producto de este narcisismo primario ambas energías psíquicas
estarían fusionadas y que sería a partir del ingreso de los objetos, que esta energía o
libido comenzaría a diferenciarse. Al respecto Freud nos plantea:

“En definitiva concluimos, respecto de la diferenciación de las


energías psíquicas, que al comienzo están juntas en el estado del
narcisismo y son indiscernibles para nuestro análisis grueso, y sólo
con la investidura de objeto se vuelve posible diferenciar una energía

62
sexual, la libido, de una energía de las pulsiones yoicas. (Freud, 1914,
V., XIV., p.: 74)”

Lo que el autor nos dice, es justamente que la libido, en tanto energía


psíquica, se va a separar y por ende diferenciar en el momento en que ingresen los
objetos a la vida del sujeto.
Dijimos entonces que la libido yoica se ocultó tras la libido de objeto y
también debemos recordar que tanto niños como adolescentes buscan objetos a partir
de sus experiencias anteriores de satisfacción. Las primeras experiencias de
gratificación son en la etapa del autoerotismo, las cuales en su momento permitieron
al niño sobrevivir. Vemos entonces que en un primer momento sería el mismo niño el
que estaría cargado de sus pulsiones, la diferencia radica en que esta libido
apuntalada, comienza a dirigirse a los primeros objetos de satisfacción, que sería la
madre o su sustituta, articulando ella como el primer objeto sexual en la vida del niño.
Freud nos enuncia al respecto en su texto Introducción al Narcisismo (1914) que este
punto mencionado anteriormente en la investigación que él está realizando lo lleva a
descubrir un segundo tipo de conocimiento. Este descubrimiento se centra en que
existirían ciertas personas específicamente aquellas que experimentaron una
perturbación en su desarrollo libidinal que no elegirían como posterior objeto de amor
al modelo de la madre, sino que el de su persona propia, es decir, se buscaría a sí
mismo como objeto de amor determinando así su elección de objeto como narcisista.
Con esto Freud no nos pretende imponer que sólo existen dos maneras de
relacionarnos a saber, la narcisista y la de objeto, sino que pretende demostrar que
todo ser humano tiene ante sí ambos caminos para la elección de objeto.
Freud nos plantea que todo sujeto posee sólo dos objetos sexuales originarios:
la madre o mujer que crió y uno mismo, y presuponemos entonces en todo ser
humano el narcisismo primario, que eventualmente podría manifestarse en sus
elecciones posteriores de objeto adulto.
Especialmente en el hombre en relación al plano del amor, éste exhibiría una
llamativa sobrestimación sexual que sin duda alguna deviene del narcisismo primario

63
u originario del niño. Lo que el hombre haría en su elección de relación con el objeto
sería transferir ese narcisismo primigenio sobre el objeto sexual, apuntalando a este
nuevo objeto con su libido7. Este apuntalamiento de la libido sobre el objeto daría
lugar a la génesis del enamoramiento, estado que recuerda a un empobrecimiento
libidinal del yo pero en beneficio de su objeto de amor.
Podríamos decir entonces que la elección de objeto tendría dos caminos que son
descritas por Toledo en su trabajo de título donde nos propone:

1. El tipo narcisista donde se ama lo que uno mismo es, a lo que uno mismo fue,
a lo que uno querría ser o a la persona que fue una parte del sí-mismo.
2. El tipo de apuntalamiento donde se ama: a la mujer nutricia es decir a la
madre o mujer que lo crió o se ama al hombre protector.

Reiteramos insistentemente que esta forma de elección de objeto, deviene de


una fase llamada narcisismo, la cual se nos presenta como una modalidad de
pensamiento en el sujeto y que por ende, todos los individuos podrán regresar en
algún momentote su adultez a dicha fase.
Podríamos decir que Freud escribe este texto para dar cuenta y formular la
temática de la libido yoica o libido narcisista, aludiendo a que ésta manifestación
organizada de la libido investiría al yo, contraponiéndose simultáneamente a la
expresión de la libido de objetos, quien a su vez investiría a los objetos, es decir,
Freud especula que esta clasificación dualista de las pulsiones antes mencionada,
conformaría la génesis de ciertos tipos de conflictos en el orden psíquico en la vida
adulta y que por ende, configurarían a posterior el tipo de elección de objetos
predominante en el sujeto, ya sea en su modo narcisista o en su modo objetal. A
continuación se presenta un diseño esquemático que permite la exploración y
descripción del proceso evolutivo de la fase narcisista, a conocer:

7
Cuando hablamos de apuntalamiento de la libido, nos estamos refiriendo al apoyo que hace el sujeto
sobre un determinado objeto o zona, para satisfacer y repetir las experiencias de placer, con el objetivo
de mantener la autoconservación del organismo.

64
NACIMIENTO ANGUSTIA AUTOEROTISMO

OMNIPOTENCIA COMPLETUD NARCISISMO

OBJETO AMOR MUERTE DEL NARCISISMO


(MADRE)

RUPTURA OMNIPOTENCIA ACEPTACIÓN DE HERIDA NARCISISTA

INCOMPLETUD NECESIDAD DE OTRO.

65
1° FORMA DE PENSAMIENTO
2° PRIMERA FASE DE LA ETAPA ORAL PERTENECIENTE AL
DESARROLLO PSICOSEXUAL.

En el esquema claramente se observa el tránsito del infante por la línea


psicoevolutiva, donde destaca el camino realizado desde la con-fusión primigenia,
hacia diferenciación destacada por el ingreso paulatino de lo se conocerá como la
alteridad y la cultura, como diría Lacan: La biología ha de ser conquistada a manos
del símbolo y la amenidad. Ha ingresado así un objeto en la vida del niño, paralelo a
un desarrollo perceptivo, propio de la biología. El ingreso de un objeto, hace que el
aparato psíquico del niño elabore bajo el entendido de que ya no es posible la
autosatisfacción. Vale decir, el niño comienza, poco a poco, a reconocer su
imperfección y por consiguiente su incompletud, dándose cuenta que requiere de otro
para lograr satisfacer sus demandas.
Este reconocimiento, se conoce como la herida narcisista, donde el sujeto
asume y reconoce que no es completo, sino por el contrario, es incompleto y que para
lograr su completud necesita de otro. Este proceso lo obliga a salir de la omnipotencia
y por ende salir del narcisismo para ingresar a una segunda fase.
Todo este proceso esta mediado por el amor. Este afecto es el afecto base y
central entregado por la madre en el desarrollo mental y físico del infante. Por
consiguiente el amor hará que muera el narcisismo bajo el entendido de la aceptación
de la herida narcisista por el reconocimiento de la necesidad de otro para la
satisfacción y completud.
Por su parte, la madre como el otro externo al hijo, articula las necesidades de
su nacido bajo la pulsión libidinal, por ende bajo el registro de lo psicosexual. Con
esto queremos decir que la madre anuda las demandas del hijo, bajo el deseo propio
de ella, vale decir, la madre impone sus deseos en los deseos y requerimientos del

66
hijo. Cabe señalar que el deseo, no es un proceso separado al descrito anteriormente,
sino por el contrario, el deseo se encuentra transversalmente situado desde el
momento de la concepción del hijo en adelante, y se hace presente desde el momento
del nacimiento. Con esto queremos decir, que la madre instaura su propio deseo en el
hijo, desde el momento de que éste es concebido.
La concepción del concepto “deseo” en Freud se relaciona y liga a signos
infantiles inalterables, es decir, que todo sujeto va a ir articulando sus vivencias de
satisfacción en torno al desarrollo psicosexual. En estos procesos el infante
apuntalaría su libido en actividades que se volverían placenteras. Junto a estas
actividades, como por ejemplo estar con su madre, se van erotizando zonas corporales
involucradas en las acciones correspondientes. Es de este modo que surge el deseo
del niño en un doble sentido: por una parte desea a la madre y por otro desea ser el
deseo de su madre la que a su vez instauro sus propios deseos en el hijo.
En este punto es necesario introducir las ideas de J. Lacan quien se ha
dedicado a centrar los descubrimientos freudianos en relación al concepto de deseo
colocando este término en un plano substancial dentro de la teoría analítica.
Lacan plantea que la necesidad se dirige a un objeto determinado o especifico
con el cual se daría satisfacción a dicha necesidad. Por otro lado diferencia el término
“demanda” planteando dicho concepto como un algo que es dirigido a otro, la cual en
su mayoría de las veces es demanda de amor. Finalmente, deseo surgiría de la
separación entre necesidad y demanda. El concepto de deseo es central y primordial
en el pensamiento humano, el deseo sería esencia de todo sujeto y a su vez sería el
eje de la existencia humana. Lacan es quien daría los lineamientos para centrar al
deseo en otro pero no en otro como fuente de satisfacción, sino más bien porque en
aquel otro se anuda el deseo de reconocimiento y el reconocimiento del deseo, es
decir la incompletud. Este juego de palabras alude a que en el otro se reconoce que
uno desea y este sería el motivo por el cual vivimos en relaciones con infinitos
encuentros y búsquedas con la alteridad.
Dijimos también, que el impúber deberá salir de esta etapa para continuar con
su desarrollo evolutivo, y que dicha salida estará caracterizada por el curso que siga la

67
libido del infante, es decir, se esperará que la libido se retire del cuerpo del niño, para
instalarse en el objeto externo al niño. De esta manera el infante continúa su
desarrollo evolutivo dentro del desarrollo psicosexual, para así dar paso a las
siguientes etapas y finalmente ingresar al complejo de Edipo, como un segundo gran
evento, dentro de su precoz desarrollo.

AMOR.
CONFLICTO

68
“La vida no es significado, es deseo” (Charles
Chaplin)

CAPÍTULO III:

DESARROLLO PSICOSEXUAL Y COMPLEJO DE


EDIPO.-

Para dar inicio al desarrollo psicosexual, sintetizaremos las ideas puntuales


acerca del desarrollo libidinal, pues dijimos en el capítulo anterior, que la libido, en
su etapa narcisista, esta indiferenciada en cuanto a los objetos externos, y que por
consiguiente la salida de dicha fase, hará que esta libido se diferencie, en libido
objetal y libido yoica o narcisista.

69
A modo de síntesis conectiva, introduciremos algunas ideas del trabajo de
título de Toledo, donde queda claramente establecido la denominación a la libido
como un concepto de la teoría de la pulsión freudiana.

Esta energía organísmica o libido será la encargada de la medición de la


excitación sexual, y en este punto es importante separar a la pulsión de la libido, en
donde esta última, es decir, libido, vendría siendo una expresión de la primera. Sin
embargo de esta conceptualización, se establece claramente la existencia de dos tipos
de pulsiones, que serían las pulsiones sexuales y las pulsiones de autoconservación.

Por su parte el desarrollo que realiza Freud con sus pacientes, le permiten
concluir que la libido no sólo se origina en los órganos sexuales, sino que se también
se origina en cualquier parte del cuerpo, y fue por tales efectos que construyó la idea
de libido del yo. Esta libido del yo sería la que inviste al yo del sujeto, por este
motivo, esta libido es conocida también como libido narcisista y se diferencia de la
libido objetal o de objeto, la cual inviste a los objetos externos.

Esta libido yoica será la que desplaza a la libido de objeto, para


posteriormente volver nuevamente sobre el yo. Este retraimiento de la libido desde el
objeto al yo es lo que el autor denomina narcisismo. Es decir, para explicar este
fenómeno, Freud debe acudir a la libido objetal para concluir que esta libido al ser
retirada del objeto es devuelta al yo del sujeto. Explicado de otra forma, el sujeto
narcisista no logra encontrar la satisfacción en un objeto externo a él, sino que por el
contrario ha de encontrar satisfacción en sí mismo y en cualquier parte de su cuerpo.
Vale decir, estos sujetos se presentan como seres enamorados de sí mismos.

Por otra parte el investir de libido al yo con la libido narcisista se presenta


como algo normal en el curso evolutivo del sujeto, que ocurriría desde estadios
precoces de la infancia y que, posteriormente, se ven opacados por la investidura de
la libido del objeto, sin embargo, según Freud, el yo nunca se desliga totalmente de la
libido narcisista. Es importante hacer una salvedad entre la libido y la pulsión de
autoconservación, pues esta última tiene un carácter de urgencia, y de ella depende el
mantenimiento del organismo del infante, por ende el mantenimiento de la vida. La

70
libido no posee tal carácter, o sea, la no satisfacción de la libido no amenaza a la vida
del organismo, pero sí afecta al aparato mental, cabe destacar además, que los sujetos
nacen con la pulsión yoica desarrollada, a diferencia de la libido que es sólo un
potencial y que debe desarrollarse desde etapas tempranas de la infancia. Por
consiguiente, este desarrollo libidinal tendrá un correlato afectivo, pues este
desarrollo dependerá del cómo el sujeto fue tratado en su infancia.

En un inicio del desarrollo libidinal, la libido se encuentra compartida en


todas las zonas del cuerpo del infante, para posteriormente ir centrándose en áreas
específicas que se van convirtiendo en zonas erotizadas mediante el contacto.

Bajo esta lógica de desarrollo, la libido se instala en una primeramente en la


zona de la boca y los labios, debido a la estimulación mediada por el proceso de
alimentación (amamantamiento y succión). Luego se desplaza hacia la zona anal al
momento en que el niño comienza a controlar el esfínter, asunto que le produce placer
y que facilita la erotización de la zona antes mencionada. Finalmente la libido se
traslada a la zona de los genitales de la mano con el proceso de sexuación, en donde
el niño se dará cuenta de la existencia de dos sexos, lo cual le provoca interés y
curiosidad, y le hace tener en consideración la posterior identificación con uno de
ellos.

Este desarrollo libidinal es de suma importancia para la sobrevivencia del


sujeto pues el apuntalamiento en sus diferentes zonas, harán que se faciliten las
funciones de autoconservación (etapa oral), y funciones reproductivas (etapa genital),
generándose también como una fuente de placer y distensión para el organismo. Vale
decir, el apuntalamiento libidinal como un apoyo de la libido sobre la función yoica,
tiene dos aspectos centrales, primeramente la autoconservación y en segundo lugar la
obtención de placer. Al respecto freud nos dice:

Así nos enteramos de que el lactante ejecuta acciones cuyo único


propósito es la ganancia de placer. Somos de la opinión de que primero

71
vivencia ese placer a raíz de la recepción de alimento, pero que pronto
aprende a separarlo de esa condición. (Sigmund Freud, 20° Conferencia,
La vida sexual de los seres humanos, V., XVI, p.:286)

Este primer aspecto tiene su manifestación en la pulsión de autoconservación,


tomando primeramente el hambre como una necesidad sensacionada, la cual (hambre)
nos dará cuenta de qué es lo que necesita el infante para sobrevivir. Esta satisfacción
es la que permitirá al yo sobrevivir, por lo cual es de urgencia satisfacer la demanda,
y así justamente mantener la organización yoica y los mecanismos de defensa que a
pesar de ser rudimentarios, existen y estabilizan al aparato mental del lactante.

El segundo aspecto en juego dijimos que era la obtención de placer, es decir


de satisfacer las necesidades que requiere el lactante, cabe señalar, que estas
necesidades no son de carácter urgente como las anteriores, pero sí es de suma
importancia que amenazan al aparato mental del impúber.

DESDE LA ORALIDAD AL COMPLEJO DE EDIPO.-

Desde 1900, Freud comienza a escribir sobre la sexualidad, publicando


diferentes escritos los cuales culminan en 1905, con uno de los avances teóricos más
importantes y centrales de su obra, denominado tres ensayos para una teoría sexual.
En este escrito, el autor, expresa y relata la existencia de la sexualidad infantil a partir
de ciertas etapas8 por las que deberá cruzar el infante desde el nacimiento en adelante,

8
En la 20° Conferencia que realiza Freud acerca de la sexualidad humana, nos propone que la primera
etapa dentro de la vida sexual, correspondería la etapa oral, y nos dice que el mamar el pecho materno
pasa a ser el punto de partida de toda la vida sexual, el modelo inalcanzado de toda satisfacción sexual
posterior. (20° Conferencia, la vida sexual de los seres humanos, p.: 287)

72
enfrentándose a dos grandes acontecimientos: el narcisismo y posteriormente el
complejo de Edipo. Sin embargo, entre el narcisismo y el complejo de Edipo, el niño
deberá completar otras etapas imponiéndosele un trabajo al aparato psíquico del
menor, en sus diferentes momentos.

El comienzo de la idea acerca de la sexualidad infantil, surge en Freud a partir


del trabajo como clínico con sus pacientes neuróticos con los cuales trabaja a partir
de los sueños de estos indagando específicamente en los recuerdos infantiles y de los
recuerdos indestructibles que iban apareciendo en el análisis clínico, lo cual le fue
permitiendo un darse cuenta de un fenómeno regresivo que realizaban sus pacientes
neuróticos para acercarse a dichos recuerdos.

Lo que intenta proponernos el autor es que los registros psíquicos se van a ir


intercalando a partir de la regresión, dentro del desarrollo psicosexual. Vale decir, la
regresión entendida como la existencia de grupos de huellas memorísticas, nos llevará
a las distintas fases del desarrollo psicosexual, entendiendo de esta manera la
existencia de un grupo de huellas mnémicas que se van a relacionar con la oralidad, a
un grupo de huellas mnémicas que se relacionarían con la analidad y a otro grupo de
rutas memorísticas que se van a relacionar con lo fálico. Dicho de otra manera, la
regresión provocará que un sujeto adulto, por ejemplo, regrese a una etapa
principalmente inconsciente donde se forjo una modalidad de pensamiento ya sea
oral, anal y fálica.

De esta manera comienza el estudio de las etapas del desarrollo psicosexual,


cuyo núcleo serán las experiencias subjetivas vividas por el sujeto, donde y como ya
expresamos con anterioridad, se comienza con una condición autoerótica para
finalizar con el desarrollo del complejo de Edipo. Haciendo referencia al
autoerotismo, Freud en su conferencia 20°, sobre la sexualidad humana, plantea
justamente que el desarrollo sexual infantil aparece apuntalándose en la satisfacción
de las grandes necesidades orgánicas y se comporta de manera autoerótica, es decir,
busca y encuentra sus objetos en el cuerpo propio. (Sigmund Freud, 20° Conferencia.
La vida sexual de los seres humanos, V., XVI, p.: 287)

73
El texto Tres ensayos para una teoría sexual, se trata acerca de las
manifestaciones de la sexualidad infantil y Freud nos habla del autoerotismo
diciéndonos que el instinto se orienta hacia el propio cuerpo del sujeto y no hacia
otros de la realidad externa.

De esta forma establece en esta etapa de su investigación que la búsqueda


autoerótica se centra en el propio cuerpo, aunque posteriormente ha de especificar
que la etapa autoerótica se caracteriza por la fantasía de satisfacción donde no esta en
juego ningún objeto ni siquiera el cuerpo del infante como tal, sin embargo la idea de
emergencia es trascendental pues Freud reconoce la existencia de cierta actividad de
autosatisfacción sin la presencia de la alteridad, vale decir, sin la presencia de otro
externo. Por consiguiente, el autoerotismo surgirá a partir de la relación simbiótica
con el objeto madre en esta unión única dada por el proceso de gestación, vale decir,
desde un orden biológico, donde dicha madre indiferenciada le pertenece al infante.

Tal como lo mencionamos anteriormente el autoerotismo puede ser definido


como una posición subjetivamente anobjetal, (puesto que es solamente el sujeto quien
cree eso), que descansa sobre la pulsión del yo. De esta relación entre la pulsión del
yo y el autoerotismo surgiría el apuntalamiento o apoyo de la libido sobre la pulsión
del yo.

Sintéticamente, podríamos decir que la etapa autoerótica consiste en un


desarrollo humano cuya trascendencia esta del lado, en que el infante cree tener los
objetos a su absoluta disposición, al punto tal que, su fusión con ellos, hace que éstos
(objetos) cambien su condición de objetos y se transformen en partes de sí mismo, es
decir, en partes del yo del impúber, el cual está en proceso de formación. Así,
nuevamente, la frustración, equivalente a la experiencia del hambre, (propia de la
etapa oral), va a entregar la primera diferenciación entre el sujeto y el objeto, por lo
tanto, en el quiebre y termino de la fase autoerótica.

Si consideramos la etapa autoerótica bajo el apoyo o apuntalamiento de la


libido en una zona específica, podríamos inferir, que en dicha etapa y por una razón
lógica, la zona erógena del infante sería el cuerpo completo, pues esta situación

74
permitirá que el impúber realice las primeras experiencias con su cuerpo, dando, de
esta manera, paso a la evacuación de la carga psíquica que realiza un recorrido por
todas las partes del cuerpo, permitiendo que el objeto tome la condición de totalidad,
expandiéndose y abarcando todos los sistemas biológicos constitutivos del individuo
y elevando la vivencia corporal a la categoría de una experiencia placentera en el
orden psíquico.

Por consiguiente, podríamos manifestar que la relación que se establece entre


la pulsión del yo y la pulsión libidinal, es una función de apuntalamiento o de
reforzamiento de libido sobre el yo, donde la pulsión del yo se presenta primero, pues
prepara a la zona y a los objetos para la libido y la extracción del plus de placer. Vale
decir, que la condición de la función libidinal tomaría el carácter de exigencia de
placer, es decir, que cuando el sujeto experimenta, por ejemplo, la satisfacción de
comer, ésta no sólo ha de satisfacer la necesidad biológica del hambre, sino que
también ha de satisfacer la necesidad psicológica de la obtención de placer. En este
punto, y en relación a la etapa oral, Freud nos dice:

Sólo a la excitación de la zona de la boca y de los labios podemos referir


esa ganancia de placer; llamamos zonas erógenas a estas partes del
cuerpo y designamos como sexual al placer alcanzado mediante el
chupeteo. (Sigmund Freud, 20° Conferencia. La vida sexual de los seres
humanos, V., XVI, p.: 286)

Todo este proceso nos va a presentar dos respuestas en el proceso elaborativo


que realizará el aparato psíquico del lactante, primeramente la vivencia de placer o
satisfacción y posteriormente la vivencia de la frustración, determinando desde la
condición psíquica un trabajo y desarrollo del aparato mental.

Retomando el curso evolutivo comprenderemos que el lactante va a pasar a la


etapa siguiente y subsiguiente del desarrollo psicosexual, experimentando el mismo

75
proceso de apuntalamiento o apoyo libidinal, pero cada vez en otra zona especificable
del cuerpo que se relaciona con la actividad mental y con el desarrollo evolutivo y
cultural de aquel punto de su evolución. En el ejemplo del comer establecido en la
etapa oral, la zona y la actividad en el orden psíquico promueven un mamar
concomitante, y por ende, ahí se establece la explicación de que la centralización de
la libido predomine alrededor de la zona oral en aquel punto de desarrollo evolutivo.
Al respecto freud dice que si el lactante pudiera hablar, reconocería que el acto de
mamar del pecho materno es de lejos el más importante en su vida. (Sigmund Freud,
20 ° Conferencia. La vida sexual de los seres humanos, V., XVI, p.: 287)

Si bien es cierto el predominio ha de centrarse en la zona oral, la libido


también va a estar repartida en otras zonas corporales, estimuladas por el roce y el
movimiento propio del contacto con la madre.

Sintetizando las ideas anteriores, podríamos decir que el desarrollo dinámico


de la psicosexualidad comenzará con la etapa oral principalmente con el autoerotismo
correspondiendo al momento posterior al nacimiento donde se le asignará a todos sus
órganos cierto monto mínimo de energía libidinal, generando la base mediante el cual
se va a constituir el amor a sí mismo.

De esta manera Freud comienza su desarrollo de la sexualidad como


pensamiento, la cual traspasará lo genital, pues en este punto Freud está ideando una
concepción acerca de la sexualidad que se orienta a una gama amplia de acciones y de
procesos psíquicos, que tienen como fin la satisfacción o el encuentro del placer,
dirigido a un centro organizador llamado zona erógena que, al mismo tiempo
establece u otorga una zona donde predomina la acción erótica.

LO ANAL DENTRO DE LO PSICOSEXUAL.-

76
En este punto, es necesario recalcar la importancia mental del paso de lo oral a
lo anal, además con este paso de una etapa a otra se establece el primer objeto de
amor, que como ya fue mencionado anteriormente, será la madre, quien en la
dualidad biológica madre-hijo, ha de establecer la primigenia relación que el infante
ha de sostener con la alteridad, a modo del otro de su satisfacción.

Freud va introduciendo en sus avances, una lógica conceptual que le hace


definir el procedimiento posterior de la etapa oral, en una dinámica guiada por una
zona anatómica diferente y organizada bio-culturalmente de manera compleja, donde
el rol de la cultura va a comprometer un desarrollo posterior de la vida anímica en el
sujeto adulto. Al respecto Freud nos plantea:

Una segunda fase pregenital es la de la organización sádico–anal. En


ella, la antítesis que se extiende a través de toda la vida sexual está
ya desarrollada; pero no puede ser aún denominada masculina o
femenina, sino simplemente activa o pasiva. (Sigmund Freud, Tres
ensayos de teoría sexual, V., VII., p.: 125)

Estas ideas propuestas por Freud, en 1905, han de explicar un punto


fundamental para la comprensión del concepto ligado a la actividad y pasividad para
señalar posiciones mentales que predominarán en el desarrollo de las etapas
psicosexuales. Por consiguiente, el elemento central que se desea destacar en este
punto, es el hecho de que las subetapas del desarrollo psicosexual del niño, van a
estar dominadas por la pasividad y actividad del aparato psíquico.

De esta forma Freud va a ir conectando el paso de la etapa oral al paso de la


etapa anal, subrayando un cambio en la posición mental que proviene de la actividad
canibalística en el estadio oral, a la pasividad retentiva de la etapa anal. Dentro la
conferencia 20° sobre psicoanálisis, freud plantea:

77
Inferimos que el lactante tiene sensaciones placenteras cuando vacía su
vejiga y sus intestinos, y después organiza estas acciones de tal manera
que le producen la máxima ganancia de placer posible mediante las
correspondientes excitaciones de las zonas erógenas de la mucosa.
(Sigmund Freud, 20° Conferencia. La vida sexual de los seres humanos,
V., XVI, P.: 287)

En el continuo del desarrollo psicosexual del sujeto, advertiremos que desde el


final de la etapa oral retentiva, entre los seis y los dieciocho meses, el niño aprende a
desarrollar una serie de actividades retentivas, que traerán como consecuencia la
adquisición paulatina de la autonomía, la cual tendrá su mayor expresión con el
desarrollo psicomotor del caminar. Esto quiere decir que cuando el niño camina,
avanza en el desarrollo cognitivo y en autonomía, y lo que antes era percibido como
dualidad ausencia–presencia, (comprometiendo sólo al objeto), cambia con la
ejecución de una actividad más independiente del impúber, donde él por sí solo,
puede acercarse o alejarse del objeto para conseguir la gratificación y satisfacer sus
necesidades.

El proceso retentivo se produce con el desarrollo de la dentición que va entre


los seis y los doce meses de vida aproximadamente, y es aquí donde el niño, a través
de sus experiencias, se dará cuenta que sus ganas por retener al objeto de satisfacción
(simbolizado en la madre), le causa un daño a este mismo, vale decir a la madre, el
cual proviene del acto del mordisqueo. Incluso este estadio retentivo anal, ha de
comunicarle a la madre, el paso de la alimentación líquida (leche) a la sólida. Según
Freud en este momento el niño refuerza su autonomía en el cambio de la fuente
alimentaria, recayendo sobre el niño una variable cultural asociada a la alimentación
sólida que se manifiesta en el proceso de educación y control del esfínter, como una
nueva tarea impuesta por el desarrollo evolutivo que éste cursa.

78
Por este motivo, es que el niño le da una importancia fundamental a sus heces,
entregándoles una significación psicológica, que Freud destaca de la siguiente
manera:

El contenido intestinal se conduce, pues, al desempeñar la función de


cuerpo excitante de una mucosa sexualmente sensible, (...), pero además,
entraña, para el infantil sujeto otras varias e importantes significaciones.
El niño considera sus excrementos como una parte de su cuerpo y les da a
significación de un primer regalo, con el cual puede mostrar su docilidad
a las personas que le rodean o su negativa a complacerlas. (Sigmund
Freud, Tres ensayos de teoría sexual, V., IX., p.: 151)

Como lo explica la cita antes referida, existiría una impotentísima dualidad


afectiva ligada al control de esfínter pues la significancia de regalo o castigo en el
aspecto afectivo, pone al impúber en una posición parcial y ambivalente con el otro
de su dominio, donde la relación con el objeto de su satisfacción, lo va a sumergir en
una duplicidad caracterizada por la fantasía de dominio del otro a través de sí, y por
medio de una función interna lograda con la educación del esfínter, la que a fin de
cuentas, estará a cargo de un representante de la cultura. Con esto el niño, establece
un elemento controlado para someter a su dominio al objeto deseado, es decir, el
estado desiderativo va a proporcionarle al niño, desde el dominio del esfínter, la
posibilidad de control del mundo y de encuentro con el objeto de placer.

Este nuevo proceso al que se ve sometido el niño, hará que se produzca un


desplazamiento del centro de placer que inicialmente era la boca a otra zona erógena
que, de acuerdo a la propuesta freudiana, se encuentra en el ano. Este nuevo centro de
placer es condicionado, en la incorporación y en la expulsión por la cultura, alzándose
así como condición necesaria para la educación.

79
Todo este proceso educativo sobre el control de esfínter, será transmitido
mayormente desde la madre al hijo por medio de la gratificación afectiva. Vale decir,
si el niño controla esfínter será gratificado positivamente y por el contrario si el niño
no controla esfínter será castigado por sus padres.

Todo este proceso descrito anteriormente, implican a su vez que el niño se


enfrente a una situación desconocida hasta ese momento que guarda relación al
triangulo madre – amor – castigo. Dicho triangulo se configurará en la medida que el
niño controle o descontrole su esfínter, vale decir, si hay control de esfínter, habrá
también presencia del objeto (madre) y por ende entrega de amor de aquel objeto. Por
el contrario, si el niño no controla su esfínter, habrá ausencia objetal y por
consiguiente un castigo por parte del objeto de satisfacción.

En este período se va a producir también la ambivalencia, que ha de conducir


los actos agresivos hacia una conexión con episodios autónomos, así el niño se va a
relacionar con la madre no sólo para conseguir gratificación y amor, sino que también
para expresar afectos contra ella. Además esta independencia permitirá que si el niño
es castigado por su madre, acuda al padre, estableciendo sus relaciones a través del
descubrimiento del poder en el acto controlar descontrolar su esfínter.

A modo de síntesis podrimos decir que en etapa ocurren una serie de eventos
los cuales darán paso a la siguiente constitución de pensamiento correspondiente al
ingreso de la etapa fálica y consecuentemente al complejo de Edipo.
Dijimos entonces que ocurrirán ciertos eventos, los cuales tienen un desarrollo
evolutivo, vale decir, tiene un continuo desarrollo tanto biológico como psíquico, que
corresponderá primeramente al acto de caminar. Este evento en el desarrollo del niño,
tiene dos aristas. La primera de ellas corresponderá a que el acto de caminar genera
en el niño una mayor independencia en cuento a sus necesidades, es decir, esta
independencia le permitirá al niño desarrollar una mayor autonomía es sus
actividades. La segunda arista, va de la mano a la independencia, pues dicha
independencia o autonomía le permitirá al infante acercarse o bien, alejarse del objeto

80
amado. De esta manera el niño podrá buscar a su objeto en el momento que éste se
ausente y también alejarse del mismo objeto, como una manera de controlarlo.
Un segundo evento dentro de esta fase, será el control de esfínter. Este control
de esfínter requiere necesariamente de una educación en el niño, la cual será
entregada por ambos padres. Vale decir, en este proceso es que ingresa el tercero en
la vida del niño, el padre. Este padre se funda como el tercero de la cultura, el cual a
través de la ley, impone y educa al niño al control de esfínter, a partir de lo
socialmente establecido. Por este motivo, Freud, plantea que lo social priva al niño de
la satisfacción que le genera a éste, la expulsión de sus heces, diciéndonos:

No debe expeler sus excrementos cuando a él le da la gana, sino cuando


otras personas lo determinan, Para moverlo a renunciar a estas fuentes
de placer, se le declara que todo lo que atañe a estas funciones es
indecente y está destinado a mantenerse en secreto. (Sigmund Freud, 20°
Conferencia. La vida sexual de los seres humanos, V., XVI, p.. 287)

Este ingreso del padre, se tomará como el tercer evento dentro de este
desarrollo evolutivo, y será de vital importancia pues dicha inclusión del tercero,
permitirán que el niño cambie su configuración psíquica que hasta ese momento era
dual en esta relación impuesta por la biología madre-hijo. Ahora este tercero incluido
en la relación no será una imposición por parte de la biología sino más bien, será una
imposición por parte de la cultura y por ende de la ley.
Finalmente, el cuarto y último evento, es que el niño comienza el proceso de
socialización, este proceso hace que el niño se relaciones con sus pares, ya sean
hermanos, amigos o bien el ingreso al jardín infantil. Este contacto con sus pares,
provocan que el niño se cuestione la existencia de su ser, pues justamente este
acercamiento con sus pares, hacen que el niño perciba que hay otros niños menores
que él y mayores que él. Este reconocimiento, hace que el niño piense y considere
que si hay niños menores que él, es porque en algún momento no existieron y bajo
esta misma lógica, él tampoco existió.

81
Estos procesos serán los que darán inicio a la etapa fálica y por ende al
comienzo del complejo de Edipo.

ETAPA FÁLICA, LA EMERGENCIA DEL COMPLEJO DE


EDIPO.-

A partir del triángulo descrito anteriormente madre-amor-castigo, comenzará


a instalarse el nuevo triángulo, una vez que el niño ha desarrollado los eventos
descritos anteriormente, pues como dijimos en el párrafo anterior, con la educación
de esfínter, ingresa el tercero de la cultura llamado padre. Por consiguiente el
triangulo cambiará a padre-hijo-madre, dando lugar al comienzo del complejo de
Edipo.

En este punto, Freud, en 1905 en su texto tres ensayos para una teoría sexual,
nos plantea ideas importantes para explicar el proceso mental que desarrolla el infante
en este nuevo proceso psíquico. De esta manera refiere:

Vemos fácilmente que el pequeño ser quiere tener a la madre para sí solo,
que la presencia del padre le contraría, que se enfurruña cuando el mismo
da a la madre muestras de ternura y que no esconde su satisfacción
cuando su progenitor se halla ausente o parte de viaje. (Sigmund Freud,
Tres ensayos de teoría sexual, V., VII., p.: 140)

Como lo explica el autor citado, es que, el niño a lo largo de su desarrollo se


deberá organizar y que nuevamente surgirán las ya nombradas fantasías de dominio
sobre el objeto de amor, provenientes de la observación que tiene el niño del dominio
del padre sobre la madre, relación por cierto que conlleva la exclusión del infante,
donde se siente exento o fuera del vínculo sexual establecido por la pareja

82
procreadora, el cual es de exclusividad del padre. Por esta razón biológica-cultural, el
niño simbólicamente asocia dicha exclusividad como el poder ejercido por uno sobre
otro, dentro de una relación diádica, de esta manera del poder ejercido del padre sobre
la madre.

En otro de los escritos expresado por Freud dentro de su mismo texto antes
citado, el autor nos señala lo siguiente:

La actitud del niño se explica por motivos egoístas y no autoriza, en


ningún modo, la hipótesis de un complejo erótico, dado que siendo la
madre quien vela y satisface todas las necesidades del niño, ha de tener
éste un máximo interés en que ninguna persona se ocupe de él. (Sigmund
Freud, Tres ensayos de teoría sexual, V., VII., p.: 141).

Con esta cita expuesta por Freud, queda claro que de esta concepción se
produce una confrontación entre el poder del padre y el poder del hijo, por la
posesión y dominio de la madre, provocando una nueva ambivalencia afectiva en el
niño que se expresará en la dualidad amor-odio sobre su padre, el cual ahora es visto
como un rival u oponente, así entonces, será el padre quien posee y comparte los
privilegios que el niño desea sólo para sí, de su objeto de amor, madre. Al respecto,
Freud, en su 21° Conferencia. Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales, nos
plantea:

…se ve con facilidad que el varoncito quiere tener a la madre para él


solo, siente como molesta la presencia del padre, se enfada cuando este
se permite ternezas hacia la madre,… simultáneamente, el mismo niño
da muestras en otras oportunidades de una gran ternura hacia el padre;
sólo que semejantes actitudes afectivas opuestas –o mejor dicho:
ambivalentes-, coexisten muy bien en el niño durante largo tiempo, tal

83
como después hallan un sitio duradero en el inconsciente. (Sigmund
Freud, 21° Conferencia. Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales,
V., XVI, p.:303)

Desde esta perspectiva, el complejo de Edipo comienza a gestarse en la


tipificación de las etapas, donde la fase sádica–anal se manifiesta como un proceso de
gasto psíquico en el paso a la actividad, estadio que por lo demás, permite que el niño
comience a reconocer la exclusión de sí en la relación sexual de los progenitores, y a
fantasear acerca del apoderamiento del padre sobre la madre. Esta fantasía que se
inicia debido a la observación, de hechos del día a día, son los que darán origen a las
angustias que el niño, va a experimentar en el proceso de resolución del mismo
complejo.

Cabe señalar la idea freudiana, relativa a que el complejo de Edipo tendría una
conexión genital, que da arranque a la angustia de castración y de pérdida, haciendo
referencia al temor o miedo por parte del sujeto de perder una posición determinada y
predominante hasta ese momento, vale decir, por temor a perder el amor de alguien,
que hasta ese momento era exclusivo y por consiguiente perder el poder y control
sobre la madre.

ANGUSTIA DE CASTRACIÓN.-

Tomando el tema ligado a la castración, diremos que Freud se refiere a este


tópico en su escrito de 1905 Tres ensayos para una teoría sexual, y más
específicamente en el aparatado nombrado El final del complejo de Edipo, para luego
retomar la idea con fuerza en su texto El sepultamiento del complejo de Edipo. Sin
embargo, esboza el tema de la castración en El final del complejo de Edipo
planteándonos lo siguiente:

84
La observación, que rompe la incredulidad del niño, es su descubrimiento
de los genitales femeninos. Siempre se le presenta alguna ocasión de
contemplar la región genital de alguna niña y convencerse de la falta de
aquel órgano, del que tan orgulloso está, en un ser semejante a él.
(Sigmund Freud, Tres ensayos de una teoría sexual, V., VII., p.:155).

En este cita surgen ideas importantes y centrales que ligarán la condición


edípica a episodios ocurridos en el desarrollo natural de la propia vida del niño, donde
queda instaurada la asociación anatómica y cultural, que le permite al niño definirse
primeramente de una forma identificatoria, con la región que él y su padre comparten
en términos de su genital. Esta es una comparación que surge de una diferencia
también anatómica con la niña, hecho que por lo demás, le llevará a asociar la
feminidad de la madre, con la castración y falta de pene observado en la niña,
aludiendo a que dicho evento se constituye, producto del castigo que recae a manos
del padre, quien, efectivamente se configura como la figura portadora del poder, y por
ende, de la actividad.

Del mismo modo se debe establecer que cuando Freud habla de la pérdida de
la relación diádica del niño con el padre, no se refiere a que exista realmente una
acción efectiva de castración, sino que hace referencia a eventos de trascendencia
psicológica como los antes expuestos, que en el ámbito psíquico tienen cierta
similitud y significación. Otra forma de amenaza de castración que se configura en el
psiquismo del niño, es la proximidad y acercamiento de los canales excretores con los
genitales, donde se destaca la influencia de la variable cultural del aseo, cuya
implicancia refiere la exigencia higiénica de los padres sobre los hijos por tradición
idiosincrásica, la que va a provocar una amenaza genital en la correlación: genitales
(igual) = suciedad (Toledo en prensa, 2005).

Será entre los dos y los cuatro años, que se dará inicio al interés por los
genitales por parte del niño (activado por la pulsión yoica), sin embargo, al estar estas
zonas poco observables, el instrumento de conocimiento lo van a constituir las

85
manos, las cuales serán utilizadas como herramientas de manipulación de la actividad
en la pubertad, donde la libido apuntalada o apoyada, permitirá la extracción de un
plus de placer que se traduce a partir del acto masturbatorio.

En este curso, que señala la búsqueda y manipulación genital por medio de la


masturbación, Toledo en su indagación teórica ya mencionada, nos dice que inciden
cuatro factores en este proceso, a saber:

1. Maduración fisiológica.

2. Conocimiento de genitales.

3. Crecimiento de vellos.

4. Producción hormonal.

La configuración de esta serie de elementos provoca tensión durante la


pubertad en las áreas genitales; tensión que análogamente experimenta el niño entre
los dos y los cuatro años de vida, vividos a modo de sensación de castración sobre los
miembros, provocando una angustia específica ya menciona.

LA PREGUNTA ACERCA DE LA EXISTENCIA.-

El tema relacionado a la existencia es fundamental dentro de la teoría


freudiana y surge a partir del complejo de Edipo, pues en este complejo ha de
instaurarse la configuración de la cronología, o el orden temporal psíquico que es
trágico para el sujeto. Este proceso surgirá por el descubrimiento por parte del niño,
(bajo el contexto de las relaciones establecidas con la alteridad), de la existencia
innegable de otros niños más pequeños y más desprovistos que él, más aún, este
hecho le hace establecer diferencias que giran en torno al tamaño físico de los otros
ya sean pequeños o grandes, mediatizando una comparación entre diversos individuos

86
más pequeños que él. Este hecho, que comienza a partir de una apreciación de
volumen y tamaño, comienza a ser significado simbólicamente por el niño, pues ha de
descubrir que hay otros sujetos más pequeños que él, que están marcados por etapas
en el crecimiento por las que él ya ha pasado. Por otro lado, en esta socialización con
sus pares, los terceros, provocan en la madre una conducta afectiva positiva dirigida
hacia ellos. Ante eso, el hijo de esta madre (que otorga afectos a los terceros más
pequeños), experimenta sensaciones de abandono, y a pesar de que esta es una
angustia transitoria, para el infante significa un gran descubrimiento que Toledo en su
trabajo de título explica argumentando el surgimiento dos elementos a denotar:

1) El reconocimiento de otros (menores y mayores) que pueden robarle el amor de la


madre, la cual antes de este descubrimiento, era de su total exclusividad. Esto es
traducido por el niño bajo el robo de la atención de su madre y por ende este hecho es
sensacionado como el abandono de ella.
2) El descubrimiento observado y real, de que ha crecido y, por ende, que alguna vez
fue recién nacido. Bajo esta lógica, el haber sido recién nacido implica
necesariamente haber estado dentro del vientre materno y de que alguna vez no
existió, adquiriendo por primera vez una lucha psíquica con la existencia, más aún,
con la no-existencia9.
Esta no existencia le va a provocar al infante una situación angustiante, vale
decir, que en la asociación psíquica del niño, la no existencia se traduce como una
posibilidad repetitiva, donde evalúa la posibilidad de que también él deje de existir.
Sin embargo, si en dicha asociación, él no existía antes de haber nacido, se instaura
en el infante la pregunta respecto de su origen.

Todo este proceso, es realizado por el niño en relación a su etapa de desarrollo


psicosexual, que simultáneamente con la adquisición del lenguaje, le ha de permitir
concluir ciertas experiencias subjetivas con un grado de abstracción mayor. Es en este
momento donde el aparato psíquico del menor, ha de defenderse contra la angustia,
9
Ambos elementos son desarrollados a cabalidad en el texto, Indagación teórica acerca de la
nosografía establecida por Freud, en sus tres avances metapsicológicos, escrita por Hugo Toledo.

87
poniendo una tarea al niño que consiste en tratar de explicar su propia existencia.
Este, entonces, tratará de resolver su pregunta sobre la existencia, sin embargo,
surgirá un punto relacionado con el origen sexual de la misma, y es en ese momento
donde acude a sus padres, pensando encontrar en ellos la respuesta que tanto lo
acongoja. Sin embargo, para este niño la respuesta otorgada por sus progenitores,
parece no ser tan clara lo que provoca que la explicación sea percibida como una
mentira por parte del niño. Justamente será el tinte o connotación sexual, lo que se
oculta en la respuesta dada por los progenitores.

Por consiguiente el cuestionamiento acerca de la existencia activa el interés


por dar explicación a dicha interrogante, conduciendo el aparato psíquico del niño
hacia los genitales, pues su llegada al mundo es por medio de la relación sexual
genital de sus padres, evento primario que requiere de la actividad genital del niño,
quien comenzará a manipular sus genitales en busca de una respuesta para su
cuestionamiento existencial.

Todo este proceso descrito anteriormente y desarrollado por Toledo en su


escrito teórico, nos dice que se anexan consigo fundamentos psicológicos, que le
permitirán al infante descubrir:

1. La exclusión de sí mismo en relación a sus padres.


2. La exclusividad que posee su padre sobre su madre y por ende la exclusividad de
ambos progenitores con respecto a la relación sexual genital.
3. Descubrimiento de la sexualidad el cual deviene del cuestionamiento acerca de la
existencia.
4. La no existencia.
5. El inicio de la identidad sexual (sexuación).
6. La significación a partir del lenguaje.

88
Cabe señalar y acorde a la teoría freudiana, que todos estos procesos
experimentados en las etapas de desarrollo psicosexual por parte del niño, son
concientes cuando suceden, sin embargo, han de quedar reprimidos en el
inconsciente, por la acción guiada por el aparato psíquico del infante. Vale decir, que
las experiencias serán vividas como concientes, pero que se reprimen junto con el
proceso resolutivo del complejo de Edipo.

Bajo todo este proceso al que se ve enfrentado el niño, entenderemos el


ingreso del niño al Complejo de Edipo.

Para comenzar diremos que, la etapa fálica está marcada por el acontecimiento
de la adquisición del lenguaje como función simbólica; función que está
comprometida en la etapa edípica con el manejo de la identidad sexual, donde el
lenguaje tiene un efecto significante sobre la adquisición simbólica del mismo. Será a
partir de dicha adquisición que se logra la identificación y la configuración de la
identidad sexual en el proceso de la sexuación, en el sentido tal que, el significar
permite establecer diferencias entre los sexos.

Considerando el desarrollo psicosexual, diremos que los niños ingresan al


Edipo con una fuerte investidura impuesta por la madre desde la fusión y dependencia
impuesta biológicamente con el hijo, y será en este instante, donde según Freud, ha de
aparecer el tercero o alteridad como un objeto ajeno. Dijimos anteriormente que en la
etapa oral, con la fantasía de dominio por parte del niño, surge por primera vez cierta
noción del padre como aquel objeto incierto que algo hace por el sujeto, y sobre este
punto, Freud deduce que la relación de exclusividad entre la madre y el hijo, estaría
dada por la naturaleza, vale decir impuesta por la biología, sin embargo, la situación
con el padre estaría definida por la ley.

Por consiguiente de la relación de exclusividad madre-hijo y de la relación


legal padre-hijo, se van a determinar dos aspectos importantes:

1. Aparece el padre en la vida del niño y agregado a esto la idea de que también él
pertenece a otro objeto que hasta ahora era desconocido, ante lo cual el niño debe

89
sacar parte de su libido la cual estaba totalmente investida en su madre 10 y la tendrá
que repartir dirigiéndole una parte a su padre.

2. El padre es visto por el niño como una amenaza y como un agresor, pues es quien
le quita a la madre (Brito, en prensa 2001).

Conforme a lo expuesto en el párrafo anterior se podrá concluir que el infante


para calmar la angustia provocada por este agresor externo llamado padre, ha de
identificarse con éste en forma parcial, cargando parte de sí en el padre, con el
objetivo de disminuir la angustia y poseer un atisbo de control en esta nueva relación.

Lo que sucederá entonces es que el padre una vez que acoge afectivamente a
su hijo, causara en el infante sentimientos de culpa proveniente de la agresión que el
hijo proyecto hacia su papá en el altercado por la madre. Esta culpa será la que
movilizará al aparato mental del menor a realizar un acto identificatorio con su
progenitor con el objetivo de alivianar esta carga afectiva.

Por consiguiente, en el caso de una resolución edípica favorable, lo que


sucederá es que se disociará o dividirá la carga afectiva, en un componente sexual
tierno y en componente no-sexual tierno. Entonces el infante, ante esta relación
exclusiva padre–madre, ha de reprimir lo sexual que tenía dirigido hacia la madre,
dejando sólo los componentes no-sexuales tiernos en ella, siendo la misma madre la
que da el acceso a la represión, pues excluye en su elección de objeto al niño. Freud
al respecto nos plantea:

En la época en que la madre llega a constituir un objeto de amor, el


trabajo psíquico de la represión ha comenzado ya en el niño, trabajo a
consecuencia del cual una parte de sus fines sexuales queda sustraída a
su conciencia. (Sigmund Freud, tres ensayos de teoría sexual, V., VII.,
p.: 149)
10
Al respecto Freud, en su 21 ° Conferencia, nos dice: La primera elección deobjeto es, por lo general,
incestuosa; en el hombre, se dirige a la madre y a las hermanas, y se requieren las más terminantes
prohibiciones para impedir que se haga realidad esta persistente inclinación infantil. (Freud, 21°
Conferencia. Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales, p.: 305)

90
De esta manera quedará establecida la importancia de la posición de exclusión
triangular que inicia la madre con su hijo, pues esta posición ha de permitirle al
infante, en su orden psíquico, el cambio de la meta afectiva que lo pone tras la
posibilidad de la consecución de la madre, enfrentando al padre.

EDIPO.-

El complejo de Edipo se va a desarrollar en distintas fases, y para entender


cómo va evolucionando debemos recordar que el niño y la niña, entran en la etapa
fálica desde la fase anal, por lo tanto, se debe considerar que el niño está saliendo de
la etapa anal con una posición activa, es decir, ingresa a la primera fase del complejo
de Edipo con la posición mental activa. Esto significa que en dicha posición, la
fantasía predominante es una fantasía activa, vale decir, el niño fantasea con la
posesión o dominio activo de la madre, lo que requiere eventualmente de dicha
actividad. En esta primera fase, todas las formaciones fantásticas del niño, deben ser
reprimidas en razón de que la tarea del Edipo es la elaboración de la sexuación, con la
implicancia propia de que el sujeto debe de asumir la posición masculina o la
posición femenina. Aquella problemática le llevaría a fantasear nuevamente con la
posibilidad de establecer una relación genital con la madre. Este último evento es el
que no puede pasar y el que debe de reprimirse. Al respecto freud nos dice:

Aun cuando el hombre haya reprimido al inconsciente estas mociones


malignas y pueda decirse que no es responsable de ellas, por fuerza
sufrirá esta responsabilidad como un sentimiento de culpa cuyo
fundamento desconoce. (Sigmund Freud, 21° Conferencia. Desarrollo
libidinal y organizaciones sexuales, V., XVI, p.: 302)

91
Dentro de la triangulación típicamente edípica, la sexualidad del niño, en su
relación con el objeto madre, es de orden pregenital y se deberá tener en cuenta que
hasta estas instancias del desarrollo edípico, tanto niños como niñas, poseen la misma
fantasía de dominio, posesión y control hacia la madre en términos pregenitales, pero,
como se está explorando en el área de la sexuación, (a lo largo de la fase fálica en la
etapa activa), es probable que estas fantasías se genitalicen. Justamente es esto lo que
no debe ocurrir y por ende estas fantasías deberán de ser reprimidas, mediante el
proceso de identificación que hace los infantes con su agresor.

Por esta vía, la triangulación que se instala en el Edipo, nos dice que la
relación es exclusiva del padre con la madre y que además esta relación particular,
hace que se estructure la figura paterna como un icono representativo de un rival
poderoso. Freud articula esta relación con el llamado complejo de castración que se
instaura como una forma de castigo, que va a incorporar una pérdida en la relación
triangular. Concomitantemente a la emergencia de este rival poderoso, el niño
reconoce la imposibilidad de vencerlo, estableciendo una unión que se determina
como la identificación con el padre, cuyo fin último es la represión de las fantasías
del niño hacia la madre. Lo que sucede entonces, es que la fuerza impuesta por la
identificación con el padre, pro - represión de la pulsión hacia la madre, es también
muy potente ya que debe oponerse a la fuerza de la pulsión original. Así, la fuerza de
la represión va a actuar dividiendo a la pulsión pregenital en dos polos: 1. El aspecto
tierno, el cual no se reprime y sobrevive por siempre y 2. El aspecto sexual que es
reprimido.

Se deberá aclarar que la pulsión pregenital se escinde o divide en el aspecto


tierno no-sexual, y es en este punto donde sucede algo significativo, que hace que
muchas de las acciones específicas, propias de la actividad pregenital, se desexualicen
como consecuencia de la represión de lo sexual. De esa forma se cumple con el
objetivo de dejar solamente el aspecto tierno del amor, el que finalmente es utilizado
para expresar la preocupación por el otro, en términos de una relación no sexualizada,
como en el caso de expresión de cariño de un sujeto hacia un amigo, o una amiga.

92
Bajo esta lógica se deberá entender que es fundamental que este amor
desexualizado sobreviva, porque desde aquí el sujeto puede recuperar a la madre, vale
decir, que el niño es capaz de recuperar a su objeto perdido, pero bajo los términos de
un amor tierno, entendiendo que lo sexual sería de orden exclusivo del padre. De esta
forma se podrá compartir este triangulo edípico a partir de los aspectos tiernos, que
quedarán anudados al padre como el pilar de la familia.

Posterior a este proceso descrito anteriormente vendrá un segundo momento


que se desarrollaría a partir de la incompletud de la identificación con el agresor, vale
decir, quedan desechos o remanentes de la pulsión sexual orientadas hacia la madre, y
por lo tanto, el aparato psíquico deberá realizar una nueva operación de orden mental
para resolver finalmente este complejo.

Otro aspecto importante que emerge de los postulados freudianos, es la


diferenciación de los sexos y el proceso de sexuación, que por motivos culturales y de
orden anatómico han de tener expresión en la sociedad. De ese modo el niño se da
cuenta de las diferencias estructurales entre los genitales del hombre y de la mujer, y
del rol fundamental que ejerce la educación en el establecimiento de la ausencia de
pene, o de la presencia de la vagina. Al respecto Freud sugiere:

…después el varón descubre la vagina en una hermanita o en una


compañera de juegos, primero intenta desmentir el testimonio de sus
sentidos, pues no puede concebir un ser humano semejante a él que
carezca de esa parte que tanto aprecia. (Sigmund Freud, 20°
Conferencia. La vida sexual de los seres humanos, V., XVI, p.: 290)

A partir de este párrafo citado, entenderemos que la cultura reforzará el


proceso de represión, vía identificación con el padre, el cual, es más potente en el
niño que en la niña, más aún, diremos que es más deficiente en la niña, producto de
que debe de ser más deficiente a raíz de un orden psíquico que determina, que la

93
posición mental en la fase activa del complejo de Edipo, sea positivo para el niño, y
que por otra parte, sea un complejo de Edipo negativo para la niña, es decir, el
complejo de Edipo positivo implica un anclaje en la heterosexualidad en el varón,
mientras que el complejo de Edipo negativo implica un anclaje en la homosexualidad
en esta fase para la mujer. Para una mejor explicación se nos presenta la siguiente
figura:

AMOR HACIA LA
MADRE

NIñO

ODIO HACIA EL
PADRE

(+) HETEROSEXUAL

AMOR HACIA EL
PADRE

NIÑA

ODIO HACIA LA
MADRE

COMPLEJO

94
DE EDIPO AMOR

HACIA EL
PADRE

NIñO

ODIO HACIA LA
MADRE

(-) HOMOSEXUAL

AMOR HACIA
LA MADRE

NIÑA

ODIO HACIA EL
PADRE

Esta tabla nos muestra justamente la polaridad positiva y negativa por la que
deberá pasar tanto el niño como la niña siendo el complejo de Edipo, constituido por
una parte positiva (heterosexual) y otra parte negativa (homosexual), de modo tal que
el Complejo de Edipo positivo del niño (amor hacia la madre, odio hacia el padre) es
idéntico con el Complejo de Edipo negativo de la niña; mientras que el Complejo de
Edipo positivo de la niña (amor al padre, odio a la madre) es idéntico al Complejo de
Edipo negativo del niño. Esta simetría es, en realidad expresión de un paralelo más
fundamental entre el desarrollo del niño y la niña, respectivamente. Ambos llegan
primero a la fase en la cual aman a la madre y quieren deshacerse del padre para así
mantener la exclusividad con su objeto de amor. Será entonces al final de la fase anal
y en el momento activo de ésta etapa, que comienza a producirse la diferenciación
psíquica.

95
Entonces, para realizar el proceso de sexuación en el niño sólo basta con la
identificación con el padre, sin embargo, para lograr la sexuación en la niña falta una
tarea más que cumplir. De esta manera, Freud plantea que la resolución edípica en la
mujer es más compleja que la del hombre y que, por la misma razón, se atribuye un
funcionamiento mental más complejo en el caso de la mujer, determinando que su
aparato psíquico sea más diferenciado que el del varón.

Tenemos entonces, que en el complejo de Edipo se produciría un vuelco que


originalmente estaba centrado en el amor que el niño sentía por su madre, provocando
ahora un giro que hace que el niño se enamore del padre (los niños en menor medida
pues la identificación con el agresor ya ha operado sobre él), y que se configure la
fantasía de ser poseído por el elemento activo de la relación parental.

Lo que persistiría, por lo tanto, es la posición seductora enamorada del padre.


En la niña también se produce esta fase pasiva del complejo de Edipo, sin embargo
esta fase secundaria en el hombre es un remanente, mientras que para la mujer es más
complicado, pues esta fase, es el complejo positivo para la mujer que la ancla en una
posición heterosexual, dirigiendo su interés a la conservación de su condición
femenina y no a la identificación con el padre.

Por consiguiente este complejo es positivo y heterosexual para la niña,


mientras que para el hombre es de carácter homosexual, de modo tal que sus
remanentes han de estar debilitados por la identificación, en tanto que en la mujer, es
un elemento que ha subsistido. De esta manera tanto el niño y la niña en esta
posición, van a intentar siempre la seducción del padre, siendo este último, quien
guiado por la relación exclusiva de pareja con la madre, no cede a los esfuerzos
seductores de la niña, haciendo que ella se decepcione y se resigne al objeto. Otro
aspecto central, es el hecho de que en la medida en que la niña va decepcionándose
del padre, va a su vez identificándose con la madre permitiendo de esa manera, la
constitución de la identidad femenina.

De esta manera queda sintetizada y explicada la constitución y desarrollo del


complejo de Edipo y sus aristas de investigación desde la perspectiva psicoanalítica.

96
A continuación y a modo de síntesis general explicaremos el desarrollo
psicosexual en cuanto a su organización genital, y especialmente retomaremos la
temática ligada a la castración y las consecuencias que conlleva este proceso para el
aparto psíquico tanto del niño como de la niña.

SÍNTESIS SOBRE LA ORGANIZACIÓN GENITAL INFANTIL.-


(Una interpolación en la teoría de la sexualidad).-

En el año 1923, y después de 18 años, Freud publica el texto sobre la


organización genital infantil como un aporte o una inserción dentro de su escrito
Tres ensayos de teoría sexual. Tomamos este texto, pues sintetiza lo que sucede en el
desarrollo y organización de la sexualidad infantil y cómo ésta se manifestará en la
vida adulta. Freud plantea que sería en la infancia o niñez, donde se consuma la
elección de objeto que suponemos que persigue en la adultez para satisfacción de la
meta pulsional, pasando primeramente por la pubertad. Esta elección objetal ira desde
el narcisismo hasta la caída de éste, en tanto aparece otro.
Por consiguiente todos los impulsos sexuales serán dirigidos a la misma
persona u objeto para la obtención de satisfacción. Entonces diríamos nuevamente
que en la niñez se posicionan los cimientos para la sexualidad a posterior en la
pubertad.
Por ende tenemos entonces que la organización genital infantil sería diferente
a la del adulto en el aspecto que en la sexualidad infantil habría sólo un genital que
importa o que desempeña un papel importante, que estaría del lado masculino, por lo
tanto lo superior en esta organización sexual no es lo genital sino el falo. Esta
diferencia no se podrá explicar en la mujer sino sólo en el niño. Pues es el niño quien
percibe y cree que es natural que todos los seres humanos y animales posean pene, es
decir un genital parecido al de él. Este genital que produce tan placenteras
sensaciones para él, lo obliga a buscar nuevas tareas como por ejemplo buscar a otros
para comparar su genital. Es en esta comparación (que ya fue mencionada

97
anteriormente), que el niño descubre que su genital no es compartido por todos los
sujetos que están a su alrededor, y será justamente esta impresión la que le permitirá
observar que las niñas orinaban de una manera distinta a los varones lo que le hace
suponer que algo había de diferente en el genital de la niña. Una vez que observa el
genital de la niña, sigue pensando que es un pene que ya crecerá, sin embargo, con el
tiempo concluye que el genital de la niña fue cortado y castrado por algún castigo.
Al respecto freud dice:

La falta de pene es entendida como resultado de una castración, y ahora


se le plantea al niño la tarea de habérselas con la referencia de la
castración a su propia persona. (Freud, La organización genital infantil,
V., XIX., p.: 147)

El párrafo citado nos quiere decir que este complejo de castración es


entendido por el niño como un castigo que recibió alguien cercano a él como su
hermano o hermana, vale decir, la falta de pene configura que el niño asimile que él
también podría ser castigado y por ende castrado. Es importante añadir a este punto
que el niño ya a tenido otras perdidas o viene al menos con tres perdidas, el
nacimiento, el pecho de su madre y las heces por lo tanto el daño narcisista se vuelve
cada vez mas fuerte por la amenaza de la perdida corporal.
Aquí hay otra dificultad que se le introduce al niño pues este piensa que sólo
ciertas mujeres has sido castigadas y castradas. Su madre o hermana aún conservan
su pene, es decir, para el niño, ser mujer aún no es relacionado a la falta de pene. Será
sólo con el nacimiento de un hermanito, por ejemplo, que el niño percibe que sólo
mujeres pueden parir hijos y comienza a desarrollar teorías que plantearían que se
cambiaría el pene por un hijo. Sin embargo, pareciera que estas teorías o desarrollos
que hace el niño, no poseen mayor importancia para el momento en que se encuentra.
El primer problema u oposición, como dice Freud, se presentará con la conocida
elección de objeto, que por supuesto requiere de un sujeto y de un objeto. Es por esto
que en la fase de la organización pre-genital sádico-anal, no se puede hablar de

98
masculino y femenino, sino sólo de activo y pasivo como polos dominantes. En la
siguiente etapa, la etapa fálica u organización genital sólo habría algo masculino
(pues como se menciono anteriormente “supremacía del falo”), la oposición esta aquí
en el genital masculino o castrado. Será sólo con el término de la pubertad donde la
polaridad va a coincidir en masculino y femenino. Lo masculino por su parte reúne
en sí al sujeto, actividad y posesión del pene. Lo femenino por su parte reunirá al
objeto, y la pasividad. El genital femenino, vagina, es apreciada como el alberge del
pene y como el sustituto inconsciente del vientre materno.
De esta manera se anudará la angustia y el complejo de castración en el niño
el cual será importantísimo dentro de la etapa fálica y por ende el complejo de Edipo,
pues permitirá la aceptación de la exclusión, la sexuación y la identificación sexual.

EL SEPULTAMIENTO DEL COMPLEJO DE EDIPO.-

Continuando con el desarrollo del complejo de castración, tenemos que en el


año 1924, Freud escribe el texto el sepultamiento del complejo de Edipo como una
síntesis de un apartado del texto el yo y el ello, elaborando dicho pasaje en este nuevo
apartado. Este texto es importante, pues aquí se describe y profundiza sobre el
proceso acerca de la castración y también sobre que la sexualidad tomaría caminos
diferentes para los hombres y mujeres.
Dijimos con anterioridad que el Complejo de Edipo es y seguirá siendo el
fenómeno central del periodo sexual de la primera infancia y que a su vez será
constituyente de la vida de los seres humanos. Luego, este complejo cae, producto de
la represión y es sustituido por el periodo de latencia. Lo que nos atañe a este texto es
el porqué dicho complejo cae o muere.
En el caso de la niña, ésta quiere considerarse como el objeto de amor de su
padre, sin embargo, se verá reprimida por su propio padre quedando desalojada de su
trono de amor. Por su parte el niño, quien considera a la madre de su propiedad, debe
hacer la experiencia de que ella le quita el amor y cuidados para entregárselos al
recién nacido (el punto central no es si ocurren o no estos hechos, sino que por

99
distintos motivos, la madre debe quitar y privar al niño de rotundas satisfacciones
para entregárselas a otros).
Freud nos dice:

La falta de satisfacción esperada, la continua denegación del hijo


deseado, por fuerza determinarán que los pequeños enamorados se
extrañen de su inclinación sin esperanzas. Así, el Complejo de Edipo se
iría al fundamento a raíz de su fracaso, como resultado de su
imposibilidad interna. (Freud, El sepultamiento del complejo de Edipo,
V., XIX., p.: 181).

Esta cita nos refiere que la madre comenzará a negar ciertas demandas antes
satisfechas, pues ahora el amor de la madre tendrá que repartirse en los quehaceres
maritales y por ende deberá privar a su hijo de la entrega incondicional que existía en
las etapas anteriores.
Otra idea de esta caída edípica, podría ser que a este complejo le ha llegado su
tiempo de disolución, así como los dientes de leche, dice Freud. Además toda vida
surge para la muerte, es decir, todo sujeto en el momento del nacimiento esta
destinado a la muerte.
Si consideramos el sepultamiento, podríamos decir que la organización genital
fálica del niño, sería el fundamento de esta caída y por ende la castración sería el
cimiento. En un principio el niño y niña, no considera ningún tipo de amenaza, sin
embargo, existen tangiblemente dos pérdidas en el infante, la primera de ellas hace
alusión a la pérdida del pecho materno, primero temporario y después definitivo, la
segunda pérdida o separación es la de los contenidos del intestino diariamente
realizada; la primera de estas pérdidas hace referencia la etapa oral y la segunda a la
etapa anal. Sin embargo, ninguna de estas dos amenazas o experiencias, hacen al niño
o niña advertir a la castración, serán sólo las nuevas experiencias que fueron
mencionadas anteriormente, las que comenzarán a dar aviso sobre la castración.

100
La experiencia que comienza a dar pistas al niño o varón, es la de los genitales
femeninos, en algún momento, el niño orgulloso de su posesión del pene, observa la
región genital de la niña y se convence de la falta que tiene esa niña. Este hecho es
fundamental pues aquí el niño representa la pérdida de su propio pene y su amenaza
de castración deviene a posterior, este es el famoso nachträglich freudiano,
resignificación a posterior. Con esto nos referimos a que el niño representa
mentalmente que la falta de pene en la niña se debe a que ella fue castrada, y que este
hecho también podría sucederle a él. Recordemos que el complejo de Edipo ofrece
dos posibilidades de satisfacción, una activa y otra pasiva; la primera es que el niño
pudo situarse en el lugar del padre de manera masculina y tal como él mantener una
relación con la madre con lo cual el padre es sentido como un obstáculo; la segunda
de ellas es que el niño quiso sustituir a la madre y ser amado por el padre con lo cual
la madre se convierte en un estorbo y sobra. Hicimos este recordatorio, pues la
aceptación de la posibilidad de castración, puso un punto final a las dos posibilidades
de satisfacción derivadas del Complejo de Edipo.
La satisfacción amorosa en el Complejo de Edipo pone en riesgo el pene del
niño, entonces por fuerza estalla el conflicto de interés narcisista en esta parte tan
preciada por el niño y la investidura libidinal a los objetos parentales. Por supuesto
que ante esta gigantesca amenaza, triunfa el interés narcisista por aquella parte del
cuerpo. De esta manera el niño se exilia del Complejo de Edipo.
Este proceso salvó a sus genitales y los alejo de la posibilidad de castración y
pérdida pero además cancelo su función dando inicio al periodo de latencia.
Dijimos entonces que este proceso sería tan solo para el niño, ¿Qué pasa con
la niña?.
Freud nos plantea que el trabajo en este punto se vuelve mucho más oscuro y
lagunoso. La niña por observación, descubre que su clítoris en comparación al pene
del niño, es mucho mas chico y corto sintiendo este hecho como una razón de
inferioridad. La niña fantasea con la idea de que en algún momento tendrá o
recuperará el pene que posee el niño. En este punto la niña no entiende esta falta con
un carácter sexual, sino que se lo explica mediante el supuesto de que una vez poseyó

101
un pene igualmente grande y que lo perdió con la castración. De esta manera
comienza a producirse la diferencia clave entre la niña y el niño, pues la niña acepta la
castración como un hecho consumado, dice Freud, en cambio en niño tiene miedo por
la posible consumación de la castración. Cabe señalar que la niña se va deslizando del
pene al hijo, es decir el Complejo de Edipo en ella va a culminar con el deseo
inconsciente, que perdura durante algún tiempo, de tener un hijo de su padre, parirle
un hijo dice Freud. Este deseo abandona a medida que transcurre el tiempo y que la
niña percibe que este deseo no se cumple. Estos deseos, el poseer un pene y recibir un
hijo, se alojan en lo inconsciente contribuyendo al ser femenino para su posterior
papel sexual.
De esta manera culmina todo el proceso del desarrollo psicosexual que se
inicio con el nacimiento como el ingreso desde este acto al autoerotismo para
continuar con la etapa oral hacia el narcisismo. Posteriormente continúa su desarrollo
a la explicación de la etapa anal y, finalmente a partir de desarrollos evolutivos
naturales que se presentan en esta etapa, ingresar a la etapa fálica en la cual se gesta el
complejo de Edipo.
Es de suma importancia recordar que todo este proceso psicoevolutivo se
anuda en el aparato psíquico del infante, como una forma o modalidad de
pensamiento. Vale decir, cada etapa del desarrollo psicosexual se mostrará como una
modalidad de pensamiento ante el cual el sujeto desde la adultez, podrá volver a través
de una regresión a una de estas etapas y así funcionar en cuanto, tanto pensamiento,
narcisistamente, oralmente, analmente, genitalmente etcétera.

102
MUERTE.

103
DESENLACE.

“El hombre va viviendo su muerte y


muriendo su vida” (Martín Heidegger)

CAPÍTULO IV:
EL RETORNO A NIRVANA.-

LA REGRESIÓN.-

Para comenzar a acercarnos al concepto de regresión y posteriormente al de


resignificación, será de fundamental importancia acercarnos al concepto de
inconsciente, pues dicho constructo es fundante para lograr entender dinámicamente
los procesos mentales expuestos por Freud en el desarrollo psicosexual de su obra.

Junto con los escritos acerca del desarrollo psicosexual, encontramos que
emerge un nexo relacional que se mezcla con la concepción del inconsciente en la

104
obra de Freud. Estas ideas son las de regresión y de fijación, pues dicha conexión
teórica permitirá la comprensión del surgimiento de la resignificación a posterior en
la vida adulta del ser humano.

Freud comienza el desarrollo de su estudio desarrollando una teoría del


pensamiento en su escrito La Interpretación de los Sueños, donde el autor afirma que
los síntomas neuróticos poseen un grado de similitud con la vida de sujetos normales
o mejor dicho con situaciones de la vida normal. A partir de este texto se extraerán
conceptos muy importantes, especialmente para el desarrollo de la patología.

Con el desarrollo teórico que desarrolla Freud, éste comienza a comparar los
síntomas a fenómenos de la vida cotidiana y extrae la conclusión de que la diferencia
entre los síntomas de sus pacientes y los eventos de la vida cotidiana de sujetos
normales, eran los mismos y sólo se diferenciarían por su exacerbación. Por otro
parte, el autor determinaría la presencia de ciertas situaciones dentro de la vida
normal de los sujetos, en las que se pueden observar fenómenos semejantes a la
formación sintomática. A estas semejanzas Freud les da el nombre de “formaciones
del inconsciente”; vale decir, estas formaciones del inconsciente, serán aquellos
fenómenos a través de los cuales se harán presente el inconsciente. Por consiguiente,
a través de estas formaciones inconscientes se presentaría la idea de conflicto y la de
represión11.

Esta descripción define la presencia del inconsciente a partir de


manifestaciones en la vida cotidiana del sujeto. Si retomamos la idea ligada a la
exacerbación podríamos decir, que ésta se debería a cierta magnitud energética fijada
en alguna parte del aparato mental, y correspondería a la imposibilidad de haber
tramitado dicha energía. Junto con esto, dicha energía acumulada o fijada, podrá
manifestarse de una manera similar en la vida adulta del ser humano. Deberá quedar
claro que esta manifestación en la vida del sujeto, es siempre proveniente del pasado.
Esta explicación posee dentro de sí, conceptos claves para el desarrollo posterior
como lo son la resignificación a posterior y la fijación en la vida del ser humano.
11
Estas ideas fueron extraídas del libro Los prolegómenos del psicoanálisis, escrito por Rigoberto brito
y Hugo Toledo, p.: 234-241.

105
La idea acerca de la fijación12 posee una explicación que rodea la temática de
la sexualidad del individuo, ya que en el desarrollo evolutivo propuesto en las etapas
del desarrollo psicosexual, se encontrarán elementos suspendidos de etapas
anteriores. Se alude así a que la fijación corresponderá a situaciones tempranas que se
configuran en el ámbito evolutivo psicosexual, a modo de una energía no tramitada
por el aparato psíquico. Freud toma la idea de la fijación en su texto acerca de la
Teoría sexual, proponiendo que el estancamiento de energía no tramitada, llevaría el
nombre de fijación y que dicha fijación estaría centralmente expuesta en el desarrollo
psicosexual del sujeto. Cabe señalar que con esta afirmación propuesta por Freud,
quedará claro que la fijación no alude necesariamente a la patología, pues toda la
especie humana pasaría por situaciones inconclusas ligadas a su infancia, y que en
algún momento de la adultez podrían surgir a través de la resignificación a posterior.

Junto a la idea de la fijación, Freud va a conectar la temática de la regresión


en términos de que ésta (la regresión), se producirá incluso a partir de elementos que
no necesariamente estén fijados en alguna etapa del desarrollo psicosexual. Con esta
explicación, Freud, plantearía que la regresión se iniciaría frente a la imposibilidad de
poner término a un proceso que esta unido a la relación de elementos externos,
denegando la posibilidad de una finalización normal de los procesos mentales
iniciados. Dicho de otro modo, la regresión surgiría a partir de la imposibilidad de
finalizar normalmente un proceso mental13.

Freud en este punto realiza una diferenciación entre dos tipos diferentes de
regresión que operan bajo un funcionamiento similar. Estos dos tipos de regresión
serían el regreso a los primeros objetos que la libido invistió, y segundo, sería el
retroceso de toda la organización psicosexual a etapas anteriores. A estas ideas,
posteriormente Freud agrega la concepción de que ambas regresiones desempeñarían
12
La fijación es definida según el diccionario de psicoanálisis, Laplanche & Pontalis, como un proceso
prsente en todo sujeto humano, el cual se halla marcado por esperincias infantiles permaneciendo
ligado más o menos disfrazada a modos de satisfacción, tipos de objetos o de relación arcaicos. La
fijación puede ser manifiesta o actual o constituir una virtualidad prevalerte que abre al sujeto el
camino hacia una regresión.
13
La temática ligada a la fijación y regresión se desarrolla en extenso, en el trabajo teórico de Hugo
Toledo, Indagación teporica acerca de la nosografía establecida por Freud, en sus tres avances
metapsicológicos.

106
una función psíquica de auxilio, para de esta manera mostrar nuevas posibilidades de
encaminar la libido y de hacer experiencias.

En este punto es trascendental realizar una diferencia entre los conceptos de


regresión y represión. Freud nos dice que la represión correspondería a un proceso
que se caracteriza porque todo lo que puede ocurrir conscientemente, ocurre tras el
acto represivo, de manera inconsciente, o bien, que la represión lo censura sin
permitir la posibilidad de conciencia. La represión sería por lo tanto, un acto
psicológico o tópico, mientras que la regresión sería el retorno a lo psíquico de una
etapa del desarrollo evolutivo a otra fase anterior.

En esta relación con la regresión, han de emerger otros elementos a partir de


la evocación o reminiscencia de los recuerdos de aquella etapa a la que se ha
regresado, como por ejemplo, los eventos desencadenantes de la reminiscencia, el
trabajo inconsciente y la composición de los recuerdos. Cabe señalar que este proceso
es vivido en la adultez a partir de la resignificación a posterior, vale decir, con la
resignificación, se produciría una regresión a una experiencia específica la cual
emergería a partir por ejemplo de la reminiscencia de los recuerdos.

El psicoanálisis en este punto menciona dentro de su teoría a los recuerdos


encubridores, no obstante, la diferencia entre los recuerdos normales y la estructura
de los recuerdos encubridores es central para el entendimiento de la patología pues
Freud liga dicha patología a la memoria y al recuerdo. De esta forma el autor nos
plantea que cuando un sujeto recuerda episodios de la infancia desde la vida adulta,
generalmente está sometiendo dicho recuerdo a una distorsión a causa del deseo por
encubrir una situación determinada. Esta idea es central para nuestro trabajo, pues es
a partir de este punto, que Freud comienza el desarrollo de conceptos como el de
trauma y resignificación a posterior de los eventos.

Estos sucesos nos explican lo que sucedería con el recuerdo y de cómo éste se
articula a las experiencias del ser humano, siendo la resignificación a posterior la
encargada de llevar al sujeto al recuerdo, que deberá activar la regresión a la
experiencia evocada; experiencia que ha quedado reprimida en algún lugar del

107
inconsciente: Por su parte la represión se articularía a partir de la idea de conflicto
que emerge entre dos fuerzas que se oponen, a saber:

1. La lucha del recuerdo, es decir, el conflicto del recuerdo por manifestarse.

2. La resistencia a recordar el suceso14.

Con esta explicación podemos decir que cuando un sujeto realiza un proceso
de recordar o evocar, lo hace porque dicha evocación, traerá consigo el resultado de
una lucha de fuerzas opuestas; es decir, la fuerza del recuerdo que quiere revelarse,
versus el proceso de resistencia del recuerdo, por ende el proceso de represión.

Es en este punto donde surgirá la idea de Nachträglichkeit o resignificación a


posterior que Freud entenderá sobre la base de la observación e interpretación de los
sueños de sus pacientes, puesto que dichos pacientes producirían la reminiscencia de
ciertos recuerdos que tomarían fuerza en el presente, a partir de un acto conciente
relacionado tópicamente, y por medio de una regresión, con el pre consciente y con el
inconsciente.

Continuando el desarrollo de la idea de regresión15, podemos decir que ésta


surge para que el aparto psíquico logre la desfogación o la distensión, ya que en ese
momento el aparato mental se encuentra con montos elevados de angustia. De esta
manera el aparato psíquico deberá realizar nuevas construcciones que le permitan
efectuar experiencias de placer, en el sentido de la búsqueda de la distensión de los
montos excedentes que, en el orden mental, se imponen como exigencia. Esto quiere
decir que la regresión, es una herramienta dinámica del aparato mental que se pone a

14
Ambas ideas fueron extraídas del texto Los prolegómenos del psicoanálisis.
15
La regresión puede ser entendida de tres formas: regresión tópica la cual se efectua a lo largo de una
sucesión de sistemas psíquicos que la excitación recorre normalmente según una dirección
determinada. Regresión temporal la cual designa el retorno del sujeto a etapas superadas de su
desarrollo. Finalmente regresión formal o funcional la cual designa el paso a modos de expresión y de
comportamiento de u nivel inferior, desde el punto de vista de la complejidad, de la estructura y de la
diferenciación. (Laplanche & Pontalis, p.: 357)

108
beneficio del quehacer psíquico del sujeto, pues busca el camino más próximo para
dirigir las tensiones y realizar experiencias.

Al revisar la temática de la regresión y de la fijación, podemos concluir que


ambas cumplen un papel conceptual trascendentalmente importante a la hora de
explicar la emergencia de fenómenos psíquicos, especialmente la resignificación a
posterior, que se activará no necesariamente de una manera patológica en cuanto
fijación, sino por el contrario de una manera que sustentará los apremios vividos en la
adultez.

Como ya fue mencionado anteriormente, Freud se refiere a la fijación en la


relación del sujeto con el objeto, planteándonos que el objeto de satisfacción puede
ser externo o interno. Lo importante en este punto es el hecho de que las atribuciones
que el sujeto otorga a los objetos, vía fantasía, permiten desarrollar elementos de
satisfacción en el mundo. Por consiguiente si la satisfacción no se produce, se
provocan montos de tensión que quedarán acumuladas a un punto esto es a que Freud
denomina fijación.

En esta lógica, si la distensión no se completa, podemos determinar que


existiría un delta o remanente de tensión sin trámite, o bien, la energía fijada e intacta
en cierto punto del orden psíquico del sujeto, sin la posibilidad de tramitación por el
aparato mental. Por otra parte se ha resuelto que la tramitación de las tensiones
implica la realización de experiencias en el orden mental que, se realizarían
proporcionalmente y acorde a un modo de pensamiento que depende del desarrollo
del aparato anímico, y del desarrollo psicosexual del sujeto en un momento dado. He
aquí la conexión dinámica con el concepto de fijación, en tanto lo fijado
correspondería a la energía sin tramitación psíquica e intacta en su intensidad, pues
dicha energía se encuentra sin movimiento, y por ende, sin posibilidad de cambio.
Además al estar fijada va a estar entonces lógicamente registrada y utilizando un
lugar en el espacio psíquico, donde va a fijarse bajo la condición, de que
eventualmente podría ser tramitada.

109
Este raciocinio nos permitirá relacionar el concepto de fijación al fenómeno
de la regresión, entendiendo que la regresión es parte del funcionamiento del aparato
mental, ya que la regresión busca la facilitación de la realización de experiencias
nuevas, o de experiencias ya realizadas por el sujeto que le permitan la tramitación
económica de la tensión acumulada o fijada, (Toledo en prensa, 2005)

Desde otra perspectiva, la fijación estaría establecida por la detención


energética impuesta por una tensión que no ha podido ser tramitada y elaborada
por el aparto mental y que tiene intacta sus cualidades y su magnitud, pero que
además tiene la posibilidad de ser elaborada a posterior, por ejemplo en la vida
adulta del sujeto. Esto es significativo, pues de aquí el concepto de resignificación
a posterior toma fuera y validez, pues rompe con el determinismo y se permitirá
desde esta resignificación, elaborar aquello que no tuvo posibilidad de trámite
psíquico y que permanece fijado en algún punto identificable del desarrollo
psicosexual del individuo, y en su orden mental. Por dicho motivo, el desarrollo
psicosexual se vuelve central en la teoría psicoanalítica pues toda resignificación
vía regresión, remitirá a dicho desarrollo.

Concluyendo la temática ligada a la fijación, mencionamos que existiría


una energía no tramitada que se encuentra inmóvil y fijada en algún punto lógico
del aparato psíquico. Por su parte este punto fijado ocupa o marca temporalmente
un espacio dentro del desarrollo psicofísico del sujeto y por otra parte, si la
fijación delimita un espacio temporal, aquella fijación será la unión de los tramites
anteriores y posteriores que se han realizado durante el desarrollo psicosexual.
Producto de esta explicación dinámica la fijación será un referente de la cronología
y el tiempo psíquico siendo a su vez un elemento que ordenará el funcionamiento
psíquico de la vida del ser humano.

TEMPORALIDAD Y ATEMPORALIDAD.-

110
El concepto de tiempo posee una importancia fundamental en la vida de los
sujetos. La concepción cronológica y lógica del tiempo le permite al ser humano
determinar diferencias, describir y explicar fenómenos y estructurar su
funcionamiento psíquico y psicológico. Es así como el tiempo existe transversalmente
desde el inicio de la existencia hasta nuestros días, de hecho la mitología griega en
uno de sus tantos mitos, se adscribe un escrito mitológico acerca de Cronos16, el dios
del tiempo.
A partir de la temática ligada al tiempo podemos decir, que el aspecto
psíquico que surge a modo de representación del mundo, posee dos aristas una
llamada tiempo y una arista temporal de eventos llamada experiencia. Es decir, la
primera dimensión sería el tiempo y la segunda dimensión sería la experiencia.
Dichas representaciones del mundo externo, a partir del funcionamiento
psíquico que realiza el sujeto, no siempre están estructuradas y ordenadas, y es así
como se deberá hacer una introducción entre la conciencia y el inconsciente. El
conciente es de orden temporal, mientras que el inconsciente sería de orden

16
Cronos como Rea eran Titanes, Cronos era el Dios del tiempo y por ende poseía control absoluto
sobre él. Rea por su parte era la Diosa de la tierra. Ambos mantenían una relación marital y habían concebido un
sin numero de hijos, sin embargo, Cronos sabía que los designios habían previsto que uno de sus originarios le
despojaría de su poder, por consiguiente cada natural que Cronos tenía, era engullido sin asco ni piedad.Rea,
saturada de no poder poseer a sus hijos con ella, decide que el próximo que hijo que engendre vivirá bajo los
costos que sean necesarios. Así pues brota el último de los nacidos. Cronos por su parte se dispone a comerse a su
retoño, pero Rea quien quería conservar a su último hijo, envuelve una piedra aparentando contener a su amado
hijo en sus brazos.
Sin dudar en ningún momento, el titán engulle el bulto, orgulloso de seguir perpetuando su poder, por su
parte Rea encarga a las ninfas de los alrededores, el cuidado y custodia de su hijo. Éste último retoño lleva por
nombre Zeus. Pasan los años y aquel niño se convierte en adulto, joven, afanoso y valiente, ya es momento pues,
de explicarle sus orígenes.
Zeus, encendido y enfurecido por la noticia acerca de su existencia, decide acabar con el Titán, su padre,
quién se ha comido a los hermanos que le precedieron. Así pues se las ingeniará para llegar hasta Cronos y ponerle
fin a la vida de este. Prepara una poción que lleva consigo, y sin pausa se dirige allí donde su padre tiene su
morada, frente a frente, y valiéndose de la astucia, invita a su padre a que beba de la copa que le ofrece. Cronos
desconoce absolutamente las intenciones de Zeus, sin tener idea de que éste es su hijo. El titán de un trago toma
todo el contenido de la copa. Pasa el tiempo y Cronos comienza a sentir un malestar, tanto que de pronto abriendo
su boca expele a todos los hijos que durante el inicio de los tiempos había engullido.La ira de Cronos es tal que
obliga a los suyos (titanes) que maten a todos sus hijos, de esta manera comienza el enfrentamiento entre Dioses
contra Titanes.

111
atemporal, vale decir, no estaría gobernado ni estructurado por condiciones
temporales, por ende no poseería tiempo.

Por consiguiente existiría, una relación directa entre el tiempo y la magnitud


energética, pues dicha magnitud nos esta hablando de la intensidad y del tiempo de
exposición a los montos tensionantes a las que se somete un sujeto. A su vez esta
exposición a la magnitud energética traerá consigo una problemática que se le
impondrá al aparato psíquico. Bajo este desarrollo, será el tiempo el encargado de
entregar la marca en la vida de un sujeto, marca relacionada a un acontecimiento vital
poseyente de una intensidad tal, que es capaz de diferenciar dejando una huella entre
una experiencia y otra. Por consecuencia todos lo eventos anteriores y posteriores al
acontecimiento demarcado por el tiempo, se completan posteriormente y se configura
a partir del evento señalado.

A partir de lo descrito anteriormente, podemos decir que el aparto mental


deberá volver a sus puntos de fijación a través del acto regresivo para lograr darse una
explicación a los eventos que han sucedido, realizando una operación consistente en
reconocer en el repertorio de sus experiencias registradas, algo que pueda explicar, en
alguna medida, que es aquello que se presenta como desconocido.

Con respecto a la regresión, Freud nos dice que existirían un tipos de


regresión de carácter formal o funcional relacionada al nivel en que se registre y
elabore la experiencia, vale decir, el aparato mental a nivel del preconsciente y del
consciente operaría con representaciones palabra, y a nivel del inconsciente operaría
con representaciones cosa inscribiéndose las experiencias en el inconsciente en
términos de cosa. El motivo de este hecho se centra en que en la primera infancia, el
infante no domina la representación palabra es decir sería un sujeto pre-lingüístico
articulando sólo pensamientos de orden cosa. Esto nos quiere decir que en esta
regresión funcional los pensamientos se van a descomponer desde la palabra hacia la
cosa, y por este motivo se hablaría de una regresión formal o funcional puesto que
tiene que ver con la estructura y características formal y funcional del pensamiento
del ser humano en aquel momento a que la regresión hace alusión.

112
A partir se podrá reconocer cómo se podrá retornar funcionalmente, en el
sentido de que son las formas del funcionamiento las que están en juego, permitiendo
el paso de una forma de funcionamiento mental en cuanto tanto pensamiento, a otra
forma de funcionamiento mental.

A modo de síntesis podemos decir que el proceso de recordar trae a la


consciencia recuerdos y experiencias pasadas, los cuales van a incidir en la vida
anímica actual del sujeto. Esta idea es fundamental, pues de aquí ha de surgir la
resignificación a posterior que permitirá dar una explicación desde la adultez, a un
episodio de la vida anterior del sujeto, a través de una regresión hacia el inconsciente.
Esta resignificación producirá que el sujeto reviva un episodio del pasado,
otorgándole un nuevo sentido a éste evento articulándolo como una nueva
elaboración psíquica.

LA REPRESIÓN.-

La represión es central dentro de la teoría psicoanalítica, pues nos explicará el


hecho de que existen ciertas representaciones que no alcanzan a llegar a la conciencia
producto de una oposición de fuerzas que rige al aparato mental. Vale decir, existiría
una fuerza que impide que dicha representación ingrese al campo de la consciencia y
junto con esto emergerían otros procesos que actúan dentro de esta dinámica,
provocando el surgimiento de productos mentales con incidencia en la vida
consciente del sujeto, estableciendo la relación del inconsciente17 en la vida
consciente del sujeto.

Dicho de otro modo podemos decir que aquella energía no tramitada podrá ser
elaborada a través de una fuerza opositora que Freud denominará represión. Esta

17
En el texto Lo inconsciente, Freud nos dice que el proceso de la represión no consiste en cancelar, en
aniquilar una representación representante de la pulsión, sino en impedirle que devenga conciente.
“Decimos entonces que se encuentra en el estado de lo inconsciente, y podemos ofrecer buenas
pruebas e que aun así es capaz de exteriorizar efectos, incluidos los que finalmente alcanzan la
conciencia. Todo lo reprimido tiene que permanecer inconsciente, pero queremos dejar sentado desde
el comienzo que lo reprimido no recubre todo lo inconsciente. Lo reprimido es una parte de lo
inconsciente”. (Sigmund Freud, Lo inconsciente, Vol. XIV, p.:161)

113
represión es la que se articulará como una defensa para el aparato mental del sujeto en
contra de la angustia, resguardando el desborde que provocaría dicha angustia en el
aparato psíquico del ser humano. Al respecto Freud nos dice:

Tenemos averiguado que existen procesos anímicos o representaciones


muy intensas que, cualesquiera otras representaciones, pueden tener
plenas consecuencias para la vida anímica, sólo que ellos mismos no
devienen conscientes……tales representaciones no pueden ser
conscientes porque cierta fuerza se resiste a ello….llamamos represión al
estado en que ellas se encontraban antes de que se las hiciera conscientes.
(Sigmund Freud, El yo y el ello, V., XIX, p.: 16)

Esta cita nos propone lo descrito anteriormente y nos aclara el proceso que
ocurre con dichas representaciones que amenazan la estructura psíquica del sujeto,
sin embargo, en algún momento, y mediante la regresión, estas representaciones
reprimidas, podrán dar luz vía resignificación.

LA PULSIÓN DE MUERTE.-

Este punto a considerar es central dentro de los avances teóricos que Freud
continua desarrollando, pues la agresión tiene relación directa a las pulsiones
agresivas y destructivas.

La relación esta dada por la dinámica existente entre libido y agresión,


sexualidad y destrucción y vida y muerte, como dos fuerzas que se oponen y a la vez
complementen. La agresión será central especialmente cuando Freud habla acerca de
la pulsión de muerte, pues dicha agresión va a ser el gran representante de esta nueva
pulsión. Este nuevo avance teórico que realiza Freud, se constituye básicamente por

114
el fenómeno que el autor observaba en relación a la repetición, tal como lo explica el
diccionario de psicoanálisis de Laplanche & Pontalis: Uno de los motivos de la
pulsión de muerte, son los fenómenos de repetición, viendo en ello la marca de lo
ominoso o demoníaco irrepresible, lo cual lo lleva a ver en la pulsión de muerte, la
pulsión por excelencia. (Laplanche & Pontalis, p.: 337)

Junto con el surgimiento de la pulsión de muerte, Freud hace un desarrollo


teórico agrupando el resto de las pulsiones desarrolladas en su obra en una nueva
división llamada Eros y Tánatos. Por consiguiente todas las primeras pulsiones serán
agrupadas en Eros y a su vez surgirá una nueva pulsión por separado que será la
pulsión de muerte o Tánatos18.

Antes de acercarnos con mayor precisión al desarrollo teórico de la pulsión de


muerte vamos ha introducir una idea que tiene implicancias importantes para el
aparto mental y que nos introducirá en esta nueva pulsión. Esta idea tiene relación a
que en el aparato mental existe un elemento tremendamente conservador que puede
intentar dar vida a un objeto que está muerto, aún arriesgando la propia vida del
sujeto. Esta idea pone a Freud tras la pista de la pulsión de muerte, ya que la pulsión
de muerte ha de tener la característica económica, de liberar las tensiones de una
manera tal, que propone el desplazamiento hacia un estadio anterior de la vida del
sujeto, donde el objeto existía, vale decir a la infancia. Pero la propuesta de regresión
a las etapas anteriores enuncia también la posibilidad, de llegar al estado básico de la
inorganicidad en la misma regresión en el cuál no existirían tensiones, por el mismo
hecho de que se ha de morir y esto significa, que el proceso a través del cual el yo ha
de quedar deslibidinizado, ha de estar en manos de la pulsión de muerte.

Como mencionamos anteriormente existirían fuerzas y tendencias distintas a


las que proclama el principio y la tendencia al placer, fuerzas que logran sacar del
estado de quietud al aparato psíquico, sin embargo, este aparato psíquico buscará el
retorno a dicha quietud mediante procesos complejos y de gran trabajo y gasto
psíquico. La explicación en el ámbito de las pulsiones de autoconservación es clara,
18
Indagación teórica acerca de la nosografía establecida por Freud, en sus tres avances
metapsicológicos, Capitulo VI.

115
pues existirían pulsiones que demandan y guían acciones, a través de mandatos que
buscan evaluar las condiciones de vivencia y las operaciones de supervivencia que
debe de adoptar un sujeto, que se encuentra fuera del estado del estado de quietud
mental, vale decir, en un sujeto tensionado. En este punto Freud declara la
importancia de lo bio-psico-cultural, pues el propio hecho de vivir pondría al sujeto
en una relación de apremio con la vida, denunciando que la vida en sí es apremiante,
e incluye a partir de estas conclusiones la dualidad sujeto-cultura, formulando así la
dependencia que posee el ser humano con la alteridad.

Lo significativo en este es que la Tánatos o la pulsión de muerte ha de


construir un nuevo conglomerado que va a resumir las agrupaciones anteriores, de
modo tal que Freud incluye, en la concepción de pulsión de muerte a todo aquello que
considera que era agresión al servicio de la pulsión del yo. Por su parte, la agresión
estaría incluida como elemento fundamental de la pulsión de muerte, pues dicha
agresión va a ser el representante nuclear de la pulsión de muerte y que por ende
dicha agresión va tratar de romper los agregados que construya la pulsión de vida. La
pulsión de muerte entonces, ha de traducirse en lo contrario, es decir, en la tendencia
a realizar desagregados, y junto con esto tenderá a la desvinculación de los objetos, y
por consiguiente requiriendo la ruptura de los vínculos objetales. Es decir,
determinaría que aquello que se ha construido deba de ser deshecho.

Podemos concluir que la muerte presenta una tendencia conservadora, aunque


no precisamente conservadora del modo en que lo es la vida cotidiana, sino más bien
se hace referencia al sentido conservador contrario, donde la tendencia a lo
inorgánico ha de ser la manera de liberar las tensiones propias de la vida. Dicho de
otro modo, la existencia propone que si se desea seguir viviendo, algo debe de
cambiar, o sea, la supervivencia ha de representar una tendencia constante hacia el
cambio, y en este sentido, no busca la conservación de lo establecido, sino el cambio
de lo establecido.

Por consiguiente la pulsión de muerte, ha de ser conservadora en el sentido de


la búsqueda de la inorganicidad, que ha de llevar al sujeto a la distensión de la

116
angustia. Este hecho se funda bajo el entendido de que la vida se nos presenta como
una situación apremiante carga de experiencias que generan altos montos de angustia
los cuales tratarán de ser vaciados buscando la satisfacción a partir de la construcción
de agregados. Por otra parte la pulsión de muerte tenderá a la conservación por medio
de desagregados desarticulando los agregados emanados de la pulsión de vida y de
esta manera queda establecido, que la tendencia a lo inorgánico impulsado por la
pulsión de muerte, es finalmente la tendencia al reposo inicial, vale decir, a la
ausencia de las emanaciones de la pulsión vital19.

Por consiguiente podemos decir que la pulsión de vida busca un camino de


vinculaciones para lograr construir a través de un objeto, agregados que le permitan la
satisfacción de las demandas pulsionales, sin embargo, se le impone al aparato
mental, incertidumbre temporal, en el sentido de que la psiquis no posee
conocimiento del tiempo que de persistir este agregado. Dicho de otro modo, el sujeto
se enfrenta a una vida llena de accidentes e inciertos propios de la existencia humana.

Continuando las ideas acerca de la pulsión de muerte, encontramos que en


otro de los avances propuesto por Freud, la idea de mezcla pulsional, la cual hace
referencia a la relación existente entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte, las
cuales lograrán un equilibrio en la vida del sujeto. El concepto de mezcla pulsional es
elemental para la explicación de los procesos mentales, pues de acuerdo a esta idea
freudiana, el ser humano sería una mezcla entre vida y muerte. Por otro lado Freud
propone que la lucha contra la angustia ha de ser la lucha de la vida, sin embargo, la
lucha de la pulsión de muerte va a estar más allá del principio del placer, vale decir,
más allá de la tensión, en el sentido de que la pulsión de muerte no actuaría como una
defensa en contra la angustia, sino que actuará provocando regresiones y
desagregados de los agregados de la pulsión de vida, y que por consiguiente tenderá a
la organicidad, desde su concepción conservadora, del aparto mental.

A modo de síntesis conectora, podemos decir que para lograr la distensión, el


aparato mental deberá realizar regresiones a etapas anteriores del desarrollo evolutivo

19
Estas ideas fueron desarrolladas por Toledo en su trabajo teórico antes citado.

117
del sujeto, que le permitirán situarse en el momento en que el objeto, que ahora falta,
se encontraba. Este proceso provocará una ilusión narcisista que le hará tener la
creencia de que se puede satisfacer sus propias necesidades. Sin embargo en dicha
ilusión, también aparecerá la sombra de la falta, pues la completud del sujeto es sólo
una utopía, y por lo tanto, la tendencia que va a predominar es la tendencia hacia la
inorganicidad, vale decir, la tendencia hacia la muerte.

La vida entonces, ha de instaurar la falta y los apremios propios de la


condición humana, pero simultáneamente nos permite la búsqueda de un objeto, que
pueda configurarse como un elemento para el proceder económico del aparato
psíquico, aunque de no lograrlo, también ofrece la posibilidad de que se provoque una
regresión narcisista.

Por consiguiente, podemos inferir el requerimiento del objeto, en el sujeto,


desde una constancia objetal que se logrará a partir de la búsqueda de la pulsión de
vida yendo en la pesquisa de un objeto específico sobre el cual también opera la
pulsión de muerte desde su principio de constancia, fijando a dicho objeto que
deviene de la primera relación objetal.

Cabe señalar que todo el proceso descrito anteriormente, hace alusión a una
forma de funcionamiento y de pensamiento que se articula en la vida del ser humano,
vale decir, todo el proceso regresivo propio de la condición vital, hará que el sujeto
se encuentre pensando de una manera retrospectiva a través de la resignificación, la
cual le preemitirá al aparto mental, el desfoge de tensiones fijadas en etapas del
desarrollo anterior. Dicho de otra forma, la resignificación a posterior, será una
forma de pensamiento que le preemitirá al sujeto, dar una nueva elaboración a una
experiencia que remonta al pasado, en alguna fase temprana de la vida. Por ende la
resignificación a posterior nos llevará a lo más oculto de nuestra vida, a saber el
inconsciente. Inconsciente que esta fundado y cargado de experiencias tensionales
generando grandes magnitudes energéticas no tramitadas. Será entonces la
resignificación a posterior la que permitirá el desfoge de la energía acumulada

118
permitiendo así la tramitación psíquica. Dijimos entonces que todo este proceso se
articula como una forma de pensamiento, al respecto freud nos plantes:

El pensar posee la capacidad de volver hacer presente,


reproduciéndolo en la representación, algo que una vez fue percibido,
para lo cual no hace falta que el objeto siga estando ahí afuera. El fin
primero y más inmediato no es hallar un objeto que corresponda a lo
representado, sino reecontrarlo. (Sigmund Freud, La negación, Vol.
XIX, p.: 255)

Al respecto el autor nos plantea que los sujetos vivimos buscando el


reencuentro con el objeto perdido, objeto que a su vez no se encontrará a lo largo de
la vida, pues estamos constituidos como objetos en falta. Esto obliga al aparato
mental, a seguir una búsqueda inagotable de encuentros y reencuentros con objetos
generando así vínculos afectivos que traigan al presente evocaciones del pasado. Este
punto es muy bien tratado en la novela que nos atañe, pues el protagonista de la
novela se encuentra con objetos que le evocan recuerdos de situaciones ya vividas.

Su rostro, y el resto de su anatomía en general, eran vulgares, pero


debieron remitirle a algo antiguo, y desde luego oscuro, en lo que
sintió que debía haber estado implicado” “La vida es eso, una loca
carrera hacia un objeto que siempre queda más allá; en ocasiones,
más allá de la muerte. (Juan José Millas, El desorden de tu
nombre, p.: 10)

Millas nos propone en este párrafo y a lo largo de su novela, que la


resignificación a posterior este presente en la vida de su protagonista como un eje que
articula el conflicto psíquico que vive en aquel momento Julio Orgaz. Justamente la

119
novela trata como Julio, al conocer a laura, resignifica a su antiguo amor ya muerto,
Teresa. De esta forma Julio revive a Teresa en su nuevo amor sin poder dar cuenta a
través de palabras lo sentido en épocas pasadas, pero sí logra sentir afectos y
experiencias ya vividas. Todo este proceso en Julio es experimentado a partir de
representaciones que Julio depositó en alguna parte de su inconsciente dejándolo
reprimido a causa del dolor psíquico que esto conllevaba, pues el tener presente a
Teresa (ya muerta), le significaba un gasto energético que no estaba dispuesto a
sufrir. A su vez como mencionamos con anterioridad, dicha representación a de
quedar activa para dar luz en algún momento por una nueva experiencia que activará
a la ya reprimida, esto a su vez nos dice que la investidura libidinal al objeto pasado
esta aún presente.

RESIGNIFICACIÓN.-

A modo de síntesis podemos decir que el termino resignificación es un


concepto fundamental dentro de la teoría psicoanalítica. Vale decir, el psicoanálisis
funda conceptos claves y básicos como el inconsciente por ejemplo pues el campo
freudiano se define como el campo del inconsciente, pero el inconsciente existe
porque existe este proceso de resignificación a posterior, es decir, existe solamente en
virtud del efecto de resignificación a posterior.

La resignificación sería entones la capacidad de retrotraer experiencias hacia


otras experiencias. Este proceso se articula partir de una primera experiencia
denominada evento uno el cual no posee ningún tipo de significación en el momento
en que es vivida, por consiguiente la significación del evento uno es igual a cero, y
este cero nos hace alusión a que dicho evento permanece en el inconsciente, es decir
permanece en un contexto donde la significación no ha sido producida, sí esta el
elemento representacional, pues existe la huella mnémica, también existe el signo de
percepción pero aún así la significación no existe, esto quiere decir que este evento
uno queda reprimido en el inconsciente. Esta experiencia al no tener significación
queda como huella mnémica, o como signo de percepción, vale decir, algo que el

120
aparato mental ha percibido, sin embargo esta huella mnémica no es una
representación, pues dicha huella necesitará de una activación pulsional para que se
transforme en representación. Por consiguiente será el proceso de recordar el que
activará a las huellas mnémicas y las traerá al presente pero transformadas. Esta
trasformación se produce por una nueva experiencias o evento dos, la cual será la
encargada de otorgarle significado a la experiencia o evento número uno. Esta
experiencia numero dos esta en condiciones de significar algo porque resignifica la
experiencia que no tenía significación. En este punto nos hacemos la pregunta
¿Porqué se resignifica la experiencia numero uno? la respuesta a dicho
cuestionamiento esta dada porque en las etapas psicosexuales freudianas (oral, anal,
fálica, latencia y adolescencia) se articulan formas o sistemas de pensamiento, es
decir, son maneras de pensar, por lo tanto desde la adultez se vuelve o retorna a una
manera de pensamiento pasada y reprimida. Por tanto ¿Qué se reprime, y cómo se
reprime? Pues se reprime o más bien dicho se desaloja el significado de la
experiencia, pues dicha experiencia queda intacta, por tanto cuando los sujetos
reprimen experiencias, lo que están haciendo es no darle significado a dichas
vivencias por tanto quedan insignificantes y por ende no hay posibilidad de tener
conciencia de aquello. Sin embargo, las experiencias posteriores de la vida dan la
posibilidad de ir resignificando lo que ha acontecido anteriormente. Es por esto que la
postura del psicoanálisis frente a este proceso es que el sujeto se constituye después
del hecho, es decir, el hecho acontece primero y una vez que acontece tiene que
acontecer un segundo acontecimiento que le da la posibilidad al aparato mental de
resignificar esa primera experiencia.

Desde una perspectiva lacaniana el objeto (a), en tanto objeto de satisfacción,


cuando ocurre la experiencia primigenia, dicha experiencia no posee ninguna
significación el niño simplemente fue amamantado, sintiendo sólo una experiencia de
satisfacción corporal en el sistema oral de pensamiento, es decir esta experiencia
posee sólo un valor placentero, pero el lactante no posee conocimiento de dicha
satisfacción, sin embargo, este impúber va a adquirir conocimiento en una escena
número dos, es decir, cuando esta primera satisfacción se repita, vale decir, en la

121
segunda vez que la madre amamante a su hijo. Esta segunda vez va a dar el
significado real al objeto (a), sin embargo el problema de la resignificación es que
cuando aparece una segunda experiencia que resignifica a la primera diciendo “esta
es una experiencia de placer”, el niño se refiere a su objeto madre, pero este objeto de
la primera experiencia es un objeto total, absoluto, que en la percepción del niño es el
mundo entero que se encuentra con él, sin embargo en la experiencia segunda de la
resignificación, este objeto (a) cambia, se transforma, por lo tanto lo que busca el
niño es un objeto que esta perdido, esto nos quiere decir que al hacer nuevas
experiencias a partir de la resignificación, esas experiencias pasadas se pierden. Por
lo tanto Lacan nos dice que toda búsqueda de objeto es la búsqueda del reencuentro
con el primer objeto, y por consiguiente todos los demás objetos del mundo serán
objetos de sustitución y por lo tanto todo objeto de sustitución es el objeto a través del
cual el aparato mental puede hacer resignificaciones.

La resignificación por lo tanto siempre va a significar una pérdida y si


significa pérdida necesariamente se esta aludiendo a la castración, por lo tanto la
castración esta conectada directamente a la resignificación, pues dicha castración es
pérdida, pues el niño al ser separado de su experiencia uno, esta siendo también
castrado lo que lo pone en la búsqueda objetal en tanto el niño esta en una condición
de pérdida. Y por ende si hablamos de pérdida y castración, estamos hablando de
carencia o falta, es decir todos los sujetos humanos nos encontramos en estado de
falta y no sólo eso sino que todo lo que transcurre en la vida no es una adquisición
sino que es un aumento de la falta, por lo tanto vivimos en un estado de pérdida que
va aumentando con el transcurso de la vida, y la única manera de sobrellevar dicho
sufrimiento que implican las pérdidas es a través de la resignificación, pues dicho
proceso viene a suplir las carencias con las cuales se ha estado viviendo.

122
CAPÍTULO V:
ANÁLISIS APLICADO DE LOS CONCEPTOS
PSICOANALÍTCOS A LA NOVELA EL DESORDEN DE
TU NOMBRE.-

A continuación, se presenta el análisis de la novela el desorden de tu nombre


con los conceptos psicoanalíticos expuestos y descritos en los capítulos anteriores.
Dicho análisis, se tejerá a partir de los tres mitos a los que se hace referencia
dentro del cuerpo teórico, y principalmente, de cómo estos mitos, se reflejan en la
vida del protagonista de la novela. Vale decir, los mitos, reflejan la modalidad de
pensamiento en Julio Orgaz, y también el cuerpo teórico que permitirá la explicación
de su funcionamiento mental. Así, primeramente, el mito de Narciso, se articula como
una modalidad de pensamiento en Julio, mostrándonos, cómo Julio se convierte en
Narciso, para posteriormente, pensar como Edipo, con esto queremos decir, que
Edipo no puede existir, sin antes ser Narciso. Así, pues Narciso y Edipo, serán dos
estructuras psíquicas, que valga la redundancia, serán prototipos de estructuración de
la realidad por medio del pensar: “La estructura, estructura la realidad psíquica”. Por

123
consiguiente, podemos afirmar, que ha de ser propiedad del pensamiento, la
posibilidad de hacer un camino regradiente hacia etapas tempranas del desarrollo
psicosexual, pertenecientes – en la metáfora - al territorio de Narciso y de Edipo, uno
haciendo alusión a la constitución del pensamiento en la denominada etapa oral, y la
otra a la constitución de la psiquis en la etapa anal y fálica en la que se vive la
exclusión y la constitución del sujeto de la cultura. Por su parte el mito de Cronos,
hace alusión a temática de la compulsión a la repetición, y por ende a la presencia
constituyente del inconsciente y de la represión en la vida psíquica del ser humano,
válido para nuestro protagonista: Julio Orgaz. Dicha presencia de atemporalidad, le
permitirá al protagonista, ir perdiendo y matando su historia de vida, para retornar al
pasado, donde no existía el tiempo, y de esta forma regresar al encuentro con el
objeto deseado y amado por Julio: su madre.
Por otra parte, tanto análisis como ensayo, se apoyarán sobre el desglose de la
triada: MUERTE-AMOR-MUERTE. Esta triada cruza transversalmente la novela que
presentamos, pues dicho escrito está liado, y tiene como núcleo de conflicto y
desarrollo, la muerte en el pasado de Teresa, pero la fuerza de la presencia actual en
de ella misma en Laura – amante de Julio -, quien finalmente ha de poner término a la
vida de Carlos Rodó, analista de nuestro protagonista, constituyendo de esta forma
una trama triangular y transferencial, cuya reminiscencia se remonta a la conflictiva
del temprano Edipo de los personajes mencionados. Esta última muerte coincide con
la muerte de la conflictiva edípica de Orgaz, pues Carlos, en tanto analista de Julio, se
configura para este último, como su padre y en consecuencia la muerte real de Carlos,
alude a la muerte simbólica del padre de Julio a manos de este nuevo Edipo, que hace
la ruta de incesto dirigiéndose a Laura, o mas bien a teresa o a su madre.
Por otra parte, esta triada MUERTE-AMOR-MUERTE sobre la que se
constituye el análisis final, posee estrecha relación con la teoría descrita en los
capítulos anteriores, pues el nacimiento, como el primer gran suceso de la vida,
contiene en sí la primera sensación de muerte en el sujeto, pues este hecho instaura el
primer afecto que ha de generar el caos absoluto en el infante. Posterior a este hecho,
el niño se ve aliviado por la presencia de un objeto que está a su disposición bajo el

124
afecto genuino del amor, afecto que será instaurado en el niño por la madre o
cuidadora, quien además se fundará, tal como plantea Freud y repostula Lacan, como
el primer objeto de deseo en el infante, obligándolo a ir en la búsqueda inalcanzable
de dicho objeto en una especie de eterno retorno fundado en la dualidad biológica de
la primera etapa.
Finalmente la segunda muerte tiene relación con la conflictiva edípica, que
culmina con el complejo de castración, que le dice al niño que su meta sexual será
imposible de alcanzar, y más aún, que será castigado y castrado si no desplaza dicha
meta objetal vía transformación afectiva hacia el amor tierno: He ahí la mediación de
la pérdida y la instauración de una falta constitutiva y constituyente en la vida de
nuestro Edipo.
En consecuencia, y entendiendo la descripción anterior, podemos aplicar
ciertos conceptos psicoanalíticos a la trama vivida por el protagonista de la novela
Julio Orgaz, desplazándonos por las estaciones de Narciso, de Edipo y de Cronos;
todas ellas, alegorías de ciertos momentos estructurantes e la psiquis humana.
Cuando Millas describe a los personajes de la novela el desorden de tu
nombre, está describiendo en ellos modos de funcionamiento psíquico que se van
articulando a lo largo de la novela, en función de las diferentes situaciones que se le
van presentando al protagonista y su triángulo amoroso, que inicialmente
correspondía a Teresa-Julio-Laura y que posteriormente va tornando un giro, a Julio-
Laura-Carlos. Pues bien, toda esta descripción de cada personaje, se basa en las
diferentes modalidades de pensamiento que poseen los individuos; pensamiento que
fue desarrollado en lo más lejano de nuestra vida, a saber: la infancia. Esta infancia
que alberga a un sujeto por constituirse en el lenguaje, quedó guardada en un espacio
del cual poco se sabe, y al que no tenemos acceso desde la conciencia, nos referimos
al inconsciente, como la gran primera etapa de nuestra vida, vale decir, todo aquello
vivido entre los 0 y 6 años aproximadamente, ha quedado olvidado, o mejor dicho, y
en palabras de Pérez, ha quedado en el olvido del olvido: lugar habitado en la génesis
y posible de regresar, gracias a las cualidades regradientes del pensamiento, aunque a

125
costa de pérdida y traducción: “Esta cualidad nos entregará la posibilidad de
significar las experiencias pasadas, dotándolas de sentido desde la actualidad”.
Inicialmente, plantearemos al narcisismo, junto con la omnipotencia propia de
nuestro personaje, Julio Orgaz, quien en momentos de su vida, actúa de una manera
narcisista, pues no tolera la perdida del control y de su vida frente a otros objetos
externos a él.
Es propio de este proceso, la percepción por parte del protagonista, de que no
se necesita de otro para sentirse completo, (pues basta con sigo mismo), por lo tanto
se tiene la seguridad de una completud narcisista, que se romperá con la necesidad de
la presencia de Teresa o Laura. Esta situación descontrola a Julio, pues una vez que
conoce a Laura comienza a sentir que la ausencia de ésta (que a su vez no es ella es
Teresa), lo desborda de angustia, sintiendo un caos, similar a la sensación de muerte,
sensación que ya fue vivida en el comienzo de la vida en el acto del nacimiento. Esta
angustia de separación o ausencia objetal aparece representada en el párrafo
siguiente: El viernes anterior no había conseguido ver a Laura en el parque, y ello le
había producido una aguda sensación de desamparo que se prolongo a lo largo del
húmedo reflexivo fin de semana que inmediatamente después se le había venido
encima. La magnitud del desamparo le había llevado a imaginar el infierno en que
podría convertirse su vida si esta ausencia llegara a prolongarse. (J. J. Millas, El
desorden de tu nombre, Cáp. I, p.:9). Vemos pues, como Julio tan sólo pensando en
la ausencia de un nuevo objeto de amor, se paraliza y desborda en angustia. Esta
ausencia objetal, tiene relación directa a la primera relación de objeto y perdida, que
Julio poseyó con su madre, madre que se encuentra resignificada en Teresa y Laura.
Por consiguiente, Julio se encuentra en la situación diádica madre-hijo, donde
ésta se ha fundado en la vida del protagonista como un eje de auxilio y amparo a la
hora de demandar alguna necesidad. Como lo decía Bion, la madre cumple la función
de reverie, función que ahora es cumplida por Laura y en su momento por Teresa,
funcionando como objetos externos, (aunque no en la percepción de Julio),
encargados de disminuir la tensión que ocurre en el momento de su ausencia.
Justamente fue la ausencia de Teresa, la que obligo a Julio a consultar al

126
psicoanalista, la muerte se asentó en su pecho provocando una desorganización
mental que llevaron a Julio a desarrollar una alucinación auditiva permanente y una
sensación constante de angustia que lo inhabilitaba a continuar con su vida. Al
respecto el autor nos dice:. Por eso aquella tarde, cuando ella anunció que tenía que
irse, Julio sufrió un ataque de angustia contra el que no le valieron de nada las
técnicas habituales de defensa. (J. J. Millas, El desorden de tu nombre, Cáp. I, p.:15)
Esta cita, presentada, tiene estrecha relación a la alucinación auditiva, que
posee el protagonista: la internacional, himno del partido comunista. Dicha
alucinación, se le presenta a Julio, como el síntoma ante la pérdida de defensas,
provocado por la angustia de separación, con Teresa. Esta alucinación, nos regresa a
la adolescencia de Julio, pues en algún rincón de la novela, Julio menciona que dicha
canción, era escuchada por él, en su adolescencia. A partir de este dato,
interpretaremos, a que dicha alucinación surge, como un despegamiento de Teresa, en
el sentido que dicha canción se hace presente, en el momento que Julio se entera de la
muerte de Teresa.
Pues bien, esta muerte, le provoca una regresión a su adolescencia, momento
en el cual se reedita el complejo de Edipo.
En consecuencia, esta alucinación trae simbólicamente al padre de Julio al
presente, desplazado hacia la figura de su actual analista. Esta interpretación, acerca
del padre, toma sentido, justamente porque el partido comunista, en la adolescencia
de Julio, estaba constituido principalmente por hombres, lo cual coincide con el
momento histórico de la revolución española en la que el partido comunista estaba
fuertemente en boga, pues había llegado al poder vía elección democrática, para ser
derrocado por el dictador Franco y sus seguidores. Durante este suceso histórico, la
internacional era una canción escuchada diariamente por el poblado español, por este
motivo, es que creemos que la internacional reaparece en la vida del protagonista, a
modo de reeditación de la conflictiva edípica.
Diremos entonces, que este hecho es el que lleva a Julio a buscar al analista,
pero no en el sentido terapéutico, sino por el contrario, en la búsqueda transferencial
de una nueva posibilidad de resolución edípica.

127
Retomando la idea anterior, sobre la angustia, diremos que esta sensación de
caos, cruza transversalmente la novela y por consiguiente la vida de los personajes,
haciendo alusión a la inminente y urgente, necesidad de los sujetos, de contar con
otro, sin embargo, la aceptación de dicho requerimiento, choca con el narcisismo
propio de cada ser humano. Por este motivo Julio no quiere aceptar que su vida sin
Laura (o Teresa) se vería opacada y cimentada en lo más profundo de la oscuridad, y
en cambio se pone en una ruta regradiente hacia la indiferenciación en la muerte, toda
vez que este viaje le enuncie el retorno –esta vez en la muerte- hacia la fusión y la
inexistencia: a la quietud, pero previo paso por la casa de Narciso.
Continuando con el análisis, vemos cómo el narcisismo vuelve a introducirse
en la mente de nuestro protagonista, pues éste envidia de una manera descontrolada,
al aspirante a escritor, Orlando Azcárate, pues no sobrelleva que el joven autor lo
devalúe y no lo considere como una figura de poder. Esta situación se presenta en una
comida entre Julio y el joven escritor Orlando Azcárate: En el segundo plato, pues,
comenzó a sentir que no ejercía ningún control sobre la realidad, no porque
estuviera borracho, sino porque ésta era percibida por sus sentidos como un magma
en el que su presencia personal no alcanzaba mayor relevancia que la de un
náufrago en el inmenso océano. (J. J. Millas, El desorden de tu nombre, Cáp., IX,
p.:88)
Esta figura de poder que Julio tanto requiere para sí mismo, demuestra
justamente las carencias a las que está expuesto el protagonista, carencias que son
reafirmadas por el joven escritor, y que justamente hace que se enamore
narcisistamente de Laura, quien llega a la vida de Julio a suplir dichas carencias,
aunque cabe consignar, que esta posibilidad impone la presencia de un dolor y una
herida narcisista imposible de ser aceptada por Julio. A su vez, se observa cómo Julio
desea el deseo de otro, al punto tal, de adueñarse de la novela de Azcárate y leérsela a
Laura como si fuera escrita por él, con esto nos referimos a que Julio, no desea
espontáneamente a los otros, sino que desea en la medida que OTRO desea por él.
Esta temática tratada por Lacan, acerca del deseo, coincide nuevamente con
Teresa y Laura, pues ambas eran deseadas por un objeto aprobado legalmente bajo el

128
matrimonio, sin embargo, Julio se presenta en esta situación, como el tercero de la
exclusión, pues siempre desea el deseo de los otros, tal cual Julio desea ser el deseo
de su madre, en la conflictiva edípica que le enfrenta a su padre en ese amor erótico
fuera de la ley.
Retomando el análisis del narcisismo, vemos que este se repite en el
psicoanalista de Julio, percibiéndose dentro de las sesiones una lucha por Laura que
remite una vez más a la conflictiva edípica antes mencionada: -¿Por qué ese empeño,
del que ya ha hablado en otras ocasiones, de que todos le quieran o le admiren?
(pregunta el psicoanalista)
-Porque es el modo más eficaz de ocultar el profundo desprecio que siento por ellos.
Dicha cita corresponde a una de las sesiones entre Julio y su analista, quien da
cuenta del narcisismo y omnipotencia de su paciente, proyectando (el psicoanalista)
en su paciente, su propio narcisismo pues éste, -con su gran trayectoria académica- no
entiende ni tolera, como le pudo suceder que su paciente sea el amante de su esposa.
Observamos pues que la preocupación central de Carlos Rodó, no es precisamente su
relación de pareja sino por el contrario, lo es él mismo, en relación a su lucha eterna e
indestructible (llevándolo inclusive a su propia muerte) por adquirir más y más poder,
por consiguiente, conseguir control sobre las situaciones y vida de los otros, pues el
poder, entrega nada más que reconocimiento social y control. Justamente lo que le
sucede en el análisis con Julio, es que pierde el control sobre su paciente, sobre su
mujer y sobre él mismo, más aún, percibe que probablemente nunca poseyó dicho
control.
A partir del punto anterior haremos referencia a la elección de objeto
narcisista como una modalidad de pensamiento. Lo que sucede con el analista tiene
relación a que su narcisismo no le permitió considerar a Laura como otro
complementario para la relación, de hecho en alguna de las citas anteriores el
psicoanalista dice: para fundar una familia basta con que uno de la pareja ame y el
otro sea inteligente. Esto es lo que explicábamos anteriormente como una modalidad
de pensamiento de orden narcisista, sin embargo, con el análisis de Julio, el

129
narcisismo del Dr. Rodó empieza a caer, pues comienza a considerar a su objeto
como un ente separado de él y no, como un agregado o prolongación de si.
Esta situación sucede dentro de las sesiones que se sostienen durante el
análisis en la relación transferencial, donde Carlos Rodó siente que comienza a
enamorarse de su mujer a partir del discurso de su paciente, por lo que el analista
incita inconscientemente a Julio, a hablar de su amante, lo cual nos da cuenta de la
perversión que anuda al psicoanalista, pues, lo que esta sucediendo realmente en el
analista, es que se siente enamorado de su paciente y no de su mujer, de lo contrario,
ya hubiese derivado a Julio a otro terapeuta, sin embargo, decide continuar con el
análisis producto de su fusión y envidia que le tiene a su paciente y los celos que le
provoca la relación de Laura y Julio: el analista al igual que Julio, desea el deseo del
otro, en este caso, el deseo de estar enamorado de Laura de la manera que relata el
discurso de su paciente.
Justamente este amor que dice sentir Julio, queda explicitado en el título de la
novela el desorden de tu nombre, pues dicho título, alude a lo que le sucede a Julio
Orgaz con la aparición de Laura. Laura que reencarnaba a Teresa en su cuerpo,
mirada y sensación; lo que provoca un caos en el aparato mental del protagonista,
justificado bajo el nombre de amor: El domingo había sonreído ante el café con
leche cuando el término amor atravesó su desorganizado pensamiento, estallando en
un punto cercano a la congoja. Sin embargo, el cuadro resultaría incompleto si se
negara la existencia del otro ingrediente, la angustia, que se trenzaba con la
felicidad para dar lugar al producto al que ambos se referían con el nombre de
amor. (J. J. Millas, El desorden de tu nombre, Cáp., II, p.:24)

Pues bien, para que Julio logre aceptar a Laura o Teresa en su vida, como otro
externo a él, tendría primeramente que aceptarse a sí mismo como un sujeto en falta y
carente. Al decir en falta y carente estamos diciendo que Julio –al igual que todos los
individuos- es un sujeto castrado. Es, por consiguiente, un hombre que esta
constantemente en búsqueda de un objeto de satisfacción que logre completar sus
carencias, tal cual lo hizo su primer objeto de amor, llamado madre. Por lo tanto, y
continuando esta lógica, Laura no sería ni más ni menos que Teresa resignificada, y

130
por su parte Teresa no sería más que la madre de Julio resignificada. Con esto
queremos decir que la búsqueda que realiza Julio hacia su completud, no es más que
búsqueda narcisista del objeto original: a pesar del amor, no encuentra el amor.

Para que Julio logre encontrar el camino hacia una búsqueda constante y
persistente, tendría que haber dado cuenta de la necesidad del otro. Dicho proceso
implicaría necesariamente que Julio aceptará su herida narcisista, la cual conllevaría a
la aceptación de sí mismo como un sujeto incompleto incapaz de autosatisfacerse por
sí solo, y más aún, requeriente de otro para lograr sobrevivir.

La aceptación de esta herida narcisista, permitiría que Julio realizara una


elección de objeto para su vida, no obstante ello le remitiría a un dolor y una renuncia
edípica, que no puede hacer.

Este punto es fundamental para nuestro análisis, pues justamente la temática


edípica es central en el conflicto de la novela. Lo que sucede en la psiquis de Julio es
que su inconsciente, en esta búsqueda interminable, va al encuentro de un objeto
prohibido, se dice prohibido en el sentido edípico de la búsqueda por la madre, que
toma fuerza y cuerpo en Teresa y posteriormente en Laura. Lo que pretendemos
explicar es justamente el triángulo edípico que se configura a partir de los tres
representantes máximos constituidos en esta nueva lógica discursiva, bajo la
nomenclatura: Carlos-Julio-Laura: he aquí la resignificación de aqu-ello, donde el
padre ocupa el rol del psicoanalista, la madre vendría siendo Laura y por consiguiente
Julio vendría a ser el hijo. Hijo que desea eróticamente a su madre, y odia a su rival,
padre.

Este padre, por ende, debe ser atacado y eliminado del triángulo para así
poseer la exclusividad de la madre (Laura). Entonces, lo que Julio trata de realizar a
lo largo de la novela, es justamente hacer un cambio de personajes, en el sentido, de
que ahora el excluido no será él sino por el contrario su psicoanalista, quien envidia y
cela en lo más profundo de su existencia, al punto en que el drama griego del Edipo
incuba el crimen de Laura sobre Carlos: Yocasta se ha puesto en la ruta del incesto y
el encuentro de Edipo.

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El punto de esta interpretación, esta dado porque finalmente quien decide
terminar con la vida del analista es Laura y no Julio, como posiblemente se esperaba.
Lo que acontece entonces, es que Julio posee una relación diádica fusionada a Laura
de una manera tal, que Julio proyecta en Laura -al igual que lo hacia con su madre-
sus demandas urgentes de simbiosis, y Laura guiada por el amor a Julio, concede la
exclusividad que Julio tanto deseaba desde el momento del nacimiento.

Esto nos quiere decir que el protagonista en el momento en que se siente


enamorado de Laura, esta reeditando la conflictiva edípica, pero esta vez excluyendo
y castrando él a su padre. Aquí entonces es importante mencionar la castración, pues
como mencionamos en la teoría, la castración justamente hace que el niño saque la
libido genitalizada de sus padres, culminado así la fase correspondiente al Edipo. Sin
embargo, en el caso de la novela, podríamos decir que la castración esta dada sólo en
el comienzo de la novela, pues antes de Laura, Julio también poseía una relación
triangular con Teresa, la cual decide romper su idilio amoroso con el protagonista,
por otro sujeto.

En este punto es cuando Teresa (resignificando a la madre de Julio) opta por


sacar la libido de Julio e investir a un nuevo objeto de amor, quedando Julio, bajo la
sensación de exclusión, misma sensación que fue experimentada en la fase fálica.

En este punto nos preguntamos por Laura, pues dentro de la conflictiva


triangular en que ella se encuentra, Carlos simbólicamente es su padre resignificado,
y como buen padre, ha castrado la existencia de Laura a lo largo de su relación,
generando en ella la nueva búsqueda hacia un objeto que devuelva la significación y
sentido a la vida: Todavía no te he nombrado en estas páginas. La prudencia y el
temor me han impedido contar aquí de qué manera extraña descubrí el viernes
pasado la posibilidad de una existencia nueva. (J. J. Millas, El desorden de tu
nombre, Cáp., X, p.:97)

Esta nueva existencia, provoca el reconocimiento por parte de Laura, de su


minimización al lado de Carlos, lo que la lleva a mantener una relación paralela y
triangular a tal punto en que decide poner fin a la vida de su marido. Esta muerte por

132
parte de Laura, no es mas que la muerte del padre de Laura, lo que nos lleva a pensar
que dentro de la reeditación del complejo de Edipo, había algo no resuelto entre
Laura y su madre, pues al matar al padre, simbólicamente esta matando una parte de
la madre, con la cual posee una relación ambivalente de amor y odio: Cuando colgó
el teléfono, se arrepintió de haberla llamado; le irritaba depender de ella, pero le
irritaba todavía más su incapacidad para cortar esos vínculos. (J. J. Millas, El
desorden de tu nombre, Cáp.: III, p.:27).
Para Laura, su madre era una rival hasta la actualidad, pues la veía como una
mujer dura y castigadora, la cual instaba a Laura a cuidar su matrimonio, pues según
ella nunca encontraría a un hombre como Carlos, con poder y reconocimiento social
que además soportaba el carácter de su hija, quien debía (según la madre de Laura)
opacarse frente a su marido, pues sólo debía brillar y ser reconocido, el hombre. De
esta manera, cuando Laura decide poner término a la vida de su marido, decide
también excluir a la madre de su vida y cortar un vínculo que arrastraba desde lo más
arcaico de su vida. Junto con excluir a su madre, Laura le dice simbólicamente que le
ha ganado en esta lucha y rivalidad por el padre bajo el supuesto narcisista: mato a mi
padre pues, si yo no puedo poseerlo, tú tampoco lo poseerás.
Continuando con el análisis, pondremos énfasis en los acontecimientos que
forman parte de eventos que desencadenan en el protagonista, distintas formas de
significar el pasado, aunque transportándolo hacia el momento actual de su vida. Es
así, que nos posesionaremos en la temática de la resignificación. En cuanto a cómo, el
protagonista de la novela, es capaz de evocar a una persona, con la que tuvo una
relación en el pasado, y traerla al presente, pero resignificada en la imagen de una
nueva mujer, que tienen características similares a la anterior, y con la cual cree poder
desentramar un antiguo conflicto no resuelto, a saber, el complejo de Edipo, que se
expresa en él, en cuanto, queda excluido de la relación que mantenía con Teresa, y
que posteriormente resurge, cuando se ve enfrentado a un nuevo triángulo edípico
entre Laura, Carlos y él, en donde se evidencia simbólicamente aquellos eventos que
marcaron su vida, es decir, su reeditación del complejo de Edipo, que en sus inicios
se vive con el desarrollo psicosexual, y que resurge posteriormente en la

133
adolescencia, y que por lo tanto es traído en aquel evento marcado por la muerte de
Teresa, a modo de símbolo con la canción la internacional.

Esto le llevaría a la búsqueda de su padre, resignificada en la imagen del


analista. Es por este motivo, que la siguiente cita da una explicación a lo que nos
referimos, al afirmar que el protagonista de la novela Julio, es quien trae del pasado a
una mujer que se resignifica en la imagen primigenia de objeto, a saber: la madre: su
rostro, y el resto de su anatomía en general, eran vulgares, pero debieron remitirle a
algo antiguo, y desde luego oscuro, en lo que sintió que debía haber estado
implicado. (J. J. Millas, El desorden de tu nombre, Cáp., I, p.:10)

Estos eventos que se dejan relucir en el presente del sujeto, dan cuenta de un
proceso de formación inconsciente, de eventos del pasado y que de alguna u otra
forma muestran la necesidad de aparecer. Es así, que estos fenómenos hacen
referencia al inconsciente que esta reprimido en el aparato mental de Julio, y que se
hace presente en la vida de él, mediante los recuerdos que no han sido elaborados por
razón de la tramitación de la energía psíquica, y aparecen a modo de recuerdo
ominiosos en la adultez.

Es así, que la regresión trae del inconsciente aquello que se encontraba


reprimido, reapareciendo con la muerte de Teresa, pues este evento, es el que da
inicio a la resignificación en la vida del protagonista.

Entenderemos esta resignificación, primeramente, con el surgimiento de la


internacional, como el primer gran evento desencadenante, de un cúmulo de
experiencias que se vendrán a posterior, pues dicha alucinación es la que lleva a Julio
a buscar un psicoanalista, (que simbólicamente es su padre), gracias al cual conoce a
Laura. De esta manera, comienza el proceso regresivo, que hace que Julio traiga
constantemente aspectos de su pasado con la finalidad de significar experiencias
perdidas.

Por consiguiente, a modo de recuerdo, Julio hace referencias a ciertas


características de Laura, que resignificaron en él a su antiguo y gran amor, Teresa, la

134
que probablemente contenía las mismas características de su primer objeto de amor,
vale decir su madre, y que en el presente, esas características son sensacionadas en la
apariencia de Laura.

Es así, que lo que Julio mantenía en su inconsciente reprimido, resurge de una


forma extraña, con la aparición de esta nueva mujer, con la que comienza a mantener
una relación, la que le trae al presente recuerdos que el protagonista mantenía sin
significado, y que ahora este nuevo objeto le presenta lo actual de una forma arcaica.

De acuerdo a lo anterior, lo que reedita Julio en la imagen de Laura, es el


recuerdo de Teresa y todo aquello vivido con ella, vale decir la conflictiva triangular
que quedo sin resolver con Teresa, o mas bien, de la cual se vio excluido por ésta, que
en su momento no se elaboró, por lo tanto hubo un estancamiento de la angustia y
trabajo psíquico, que reapareció con la imagen de Laura y más específicamente con el
analista.

Al evocar en Laura la imagen de su antiguo amor Teresa, con quien no llegó a


buen término la relación, es Julio quien mediante el recuerdo y la reminiscencia da
inicio al desorden mental provocando en él la percepción de que estaba con Teresa y
no con Laura. La cita que aparece a continuación, explica cómo Julio, va
resignificando los objetos muertos, que provienen de aquellas experiencia vividas en
su primera infancia, a saber, en aquella relación con su madre: a medida que pasaba
el tiempo aumentaba su desazón, porque penetraba en él con más fuerza el
sentimiento de que algo de lo que poseía esa mujer era suyo también, o lo había sido
en una época remota: dejaría intacta, sin embargo, la que representaba a Teresa, de
la que surgía ya, con fuerza, un brote que era Laura. Laura era, pues, como un
recodo o como una ramificación de Teresa. (J. J. Millas, El desorden de tu nombre,
Cáp., I, p.: 11 y Cáp., VIII, p.:82).

De a cuerdo a lo anterior, Julio se ve enfrentado a un conflicto en cuanto


percibe en la imagen de Laura, el recuerdo de Teresa que pone en jaque su psiquis, ya
que por un lado es capaz de reconocer que esta mujer (Laura), es una persona nueva
para él, pero la percibe como si ya la hubiera conocido en el pasado.

135
Esta contraposición de fuerzas, que alude a la mezcla pulsional freudiana, nos
permite adentrarnos en el psiquismo del protagonista y más aún en la forma en que
éste articula su pensamiento, la cual se manifiesta en la búsqueda interminable e
inalcanzable de un objeto perdido, vale decir, la pulsión de muerte hará que el
protagonista vaya aniquilando a sus objetos del presente, con la finalidad del
encuentro en la muerte, a punto tal de llegar a la indiferenciación primigenia.

Se muestra la manera en que, Julio puede hacer el ejercicio psíquico de


recordar a Laura, en la lectura del libro que Teresa le regaló poco antes de morir, y al
mismo tiempo evocar la imagen de ella misma, recordando características de su
relación: antes de comenzar la lectura tuvo un recuerdo – una ensoñación más bien –
dedicado a Laura. A continuación, y como si con ello intentara reparar una
injusticia o romper un equilibrio, evoco también a Teresa, la mujer muerta que le
había regalado la novela que se disponía a leer y con la que había mantenido, hasta
poco antes de su muerte, una historia común dominada por la pasión. (J. J. Millas,
Cáp., II, p.:19)

La pasión que mueve a Julio por Teresa, es la energía no tramitada que se


establece en su inconsciente, y que posteriormente se resignifica con la presencia de
Laura, es por este motivo, que al encontrar aquel libro que Teresa le regaló con
anterioridad a su muerte, y que al darle lectura toma relevancia, como un fenómeno
que tiene relación con el nuevo evento en la vida del protagonista, en su relación con
Laura, y que antes estaba desprovisto de significado, pero que en el presente recobra
fuerza por la llegada de nuevos aires, bajo el manto de un acontecimiento irresuelto,
ya que se encontraba marcado por la exclusión propia de la conflictiva edípica.
Debido a esto, es que cuando Julio toma aquel libro recuerda a Laura, y también
evoca a Teresa, lo que deja de manifiesto el conflicto que marcaría la vida amorosa
de Julio, a su haber un triangulo edípico, en cuanto a la búsqueda de aquel amor que
dejo sus huellas en él, ya que el sometimiento de las relaciones objetales conforman
una forma de vincularse con los otros individuos que lo rodean, en este caso a su
primera relación significativa, Teresa, relación que esta marcada por el recuerdo de la

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asociación de amor con su madre, vista a ésta como su primer objeto placentero, y
que conforma un modo de pensamiento en el protagonista de la novela. Con esto
queremos decir que la búsqueda de Julio, no es precisamente Teresa, sino más bien su
madre.

Las relaciones objetales y la búsqueda de vínculos afectivos, tienen relación


con la pulsión de vida la cual guía a Julio, a desarrollar nuevas relaciones placenteras,
donde la tensión mental sea mínima y donde predominen los objetos reales. Es por
este motivo que en su relación con Laura predominará la pulsión de muerte, pues
Julio busca en ella a Teresa. Laura, entonces, esta articulada bajo la pulsión de
muerte, en el sentido, de la búsqueda de un objeto perdido y muerto. Esto nos hace
alusión al mito de Cronos, pues Julio esta marcado por la repetición de ir matando
todos los eventos y objetos que están a su alrededor, con el fin de aniquilar su historia
presente, y de esta manera vivir atemporalmente; vale decir, Cronos se come a sus
hijos y Julio se come los objetos que existen en su presente, para así llegar a un punto
de quietud y pasividad mental propio del inconsciente, donde el tiempo no existe.

Esto se explica en la siguiente cita: y entonces, en el momento mismo de una


de las numerosas explosiones de Teresa, se miraron a los ojos y Julio vio en los de
ella una señal de angustia, que mezclo con la suya para añadir a la situación el
grado de sufrimiento que todo gozo absoluto suele reclamar. (J. J. Millas, El
desorden de tu nombre, Cáp., II, p.:25)

Como Freud plantea, existen fuerzas en oposición las cuales se conjugan en la


vida de todos los individuos, como es la pulsión de vida, y la pulsión de muerte.
Como dijimos recientemente Julio se encuentra funcionando bajo la pulsión de vida
propia en el momento de gozo y éxtasis en que permanecía mientras mantenía la
relación con Teresa. Por consiguiente, la fuerza que se activa frente a la ruptura de
una relación de objeto, es la pulsión de muerte, que lleva a Julio a funcionar bajo el
alero de la perdida de un vinculo objetal importante y que marcará el pasado de la
historia de vida de Julio, pasado, que cada vez se hace más presente mediante la
resignificación y la pulsión de muerte.

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Pero qué amor, qué amor el de Laura y el mío. Y que novela.
Abrió el portal, entró al ascensor; entonces tuvo la absoluta seguridad
de que cuando llegara al apartamento encontraría sobre su mesa de
trabajo una novela manuscrita, completamente terminada, que llevaba
por título, EL DESORDEN DE TU NOMBRE.

Epílogo:
Si en el texto de Sófocles, Edipo se castra en la analogía de
clavarse los ojos y enceguecerse, en la novela de Millas la castración se
hace presente en el libro que Julio Orgaz encuentra sobre la mesa y que
es escrito por otro, que le enuncia la presencia del tercero de la
exclusión, recordándole su propia incompletud:

- Oh habitantes de mi patria, Tebas, miren: he aquí a Edipo, el que


solucionó los famosos enigmas y fue hombre poderosísimo; aquel al que
los ciudadanos miraban con envidia por su destino! ¡En qué cúmulo de
terribles desgracias ha venido a parar! De modo que ningún mortal puede
considerar a nadie feliz con la mira puesta en el último día, hasta que
llegue al término de su vida sin haber sufrido nada doloroso.

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DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN.-

La novela el desorden de tu nombre, es una novela, qué, posee una estructura


y una trama, rica en contenidos y conceptos psicoanalíticos, lo que nos permitió
plantearnos inicialmente, la pregunta acerca de ¿cómo el surgimiento de la existencia
humana, va a desarrollar a posterior, desde la vida adulta y por medio de las
propiedades del pensamiento y el lenguaje, retornos a experiencias del pasado?. Este
cuestionamiento nos llevó a considerar que la vida del protagonista está mezclada,
por afectos y vivencias, que devenían de una época arcaica, de la cual no se posee
mayor conocimiento.

Esta mezcla de afectos a la que hacemos referencia, posee estrecha relación a


las pulsiones de vida y de muerte, las cuales serán el motor que han de dirigir la vida
de los seres humanos. Así, la pulsión de vida, llevará a Julio, a la búsqueda y
construcción de relaciones y vínculos objetales, los cuales serán desechos y
reanudados por la pulsión de muerte. Con esto queremos decir, que la mezcla de la
pulsión de vida y de muerte, son centrales en la vida del protagonista de la novela,
pues, lo llevan a una búsqueda del objeto perdido que no podrá reestablecerse. Dicha
mezcla es fundamental para el entendimiento de la trama, pues, la pulsión de muerte,
hace que Julio, en esta búsqueda inalcanzable, vaya rompiendo y destruyendo a los
objetos que tiene a su alrededor, ya que dicha pulsión es la que necesita dar vida a un
objeto muerto y perdido. Como ya lo mencionamos anteriormente, esta pulsión es la
pulsión por excelencia, pues a través de la agresión, (como principal representante),
va rompiendo y desagregando los agregados que realiza la pulsión de vida, pues esta

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última es la que también busca agregados con objetos, pero objetos reales y no, del
pasado.

Este es un punto importante, pues, el protagonista, remite persistentemente a


un objeto muerto, haciendo que su aparato mental conservador, vaya en búsqueda de
dicho objeto, lo que implica hacer regresiones a una época del pasado, llamada
infancia, donde sí existía el objeto perdido. Este aspecto conservador del aparato
mental, hace que Julio vaya una y otra vez, a aquel momento, llegando a un punto
inorganico, donde no existe la tensión. Esta tensión, es justamente la que busca
deshacer la pulsión de muerte, una vez que dicha tensión se vuelve desbordante. Con
esto queremos aclarar, que la pulsión de vida también busca objetos y agregados,
pero donde la tensión sea mínima y donde predomine el place, pues justamente, la
pulsión de vida se rige bajo el principio del placer.

Lo que sucede en la vida de Julio Orgaz, es que sus relaciones objetales, se


construyen desde la pulsión de muerte, como un agregado que insta al protagonista a
ir en la búsqueda interminable de un objeto ya muerto, Teresa. Esta búsqueda, lo
lleva a perder, los objetos que están vivos y dispuestos a entablar una relación real y
cotidiana. Justamente, Laura es uno de estos objetos, que sin saber lo que le sucede a
Julio, esta abierta a la posibilidad de una relación, real, sin embargo, Julio, poco a
poco, e inconscientemente va destruyendo este nuevo agregado, pues se enamora de
Laura, creyendo haber encontrado a este objeto perdido, que en realidad tampoco es
Teresa, sino, su madre.

Esta idea, acerca de la búsqueda del primer objeto de satisfacción, nos llevó a
cuestionarnos, acerca de los objetos de la vida adulta, principalmente de ¿cómo, los
sujetos buscamos en la actualidad, objetos remotos y perdidos?. Pues bien, pareciera
ser, que éste es el denominador común de la vida psíquica de los seres humanos, es
como si fuera una condición necesaria para la vida, en el sentido de lo repetitivo, vale
decir, el ir una y otra vez, buscando algo que no encontraremos, sin aceptar del todo,
la herida narcisista. Pues dicha herida, nos obliga a aceptar que somos sujetos en

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falta, carentes, castrados y llenos de tensiones, donde nuevamente se nos hace
presente la muerte, como una alternativa de salvación al caos.

A su vez, el conflicto de la novela, nos permitió reconocer cómo los


triángulos están presentes en la vida cotidiana de los sujetos, en el sentido de hacer
presente la existencia de un tercero, presencia que no deberá ser tangible o explicita,
sino, por el contrario, el otro se nos presenta en la ausencia, pues necesariamente, el
estar con un objeto, implica, la decisión de no estar con otro, lo cual es más
dificultoso para el aparato mental, en el sentido de que toda relación de objeto,
conlleva en sí la pérdida de otro, que seguirá estando presente en su ausencia. Esta
pérdida, nos alude a la castración, como un proceso permanente y necesario para el
diario vivir.

Volviendo a la idea del conflicto central, y haciendo referencia a la teoría,


podemos decir que lo complejo de la vida de los sujetos, es justamente el complejo
de Edipo, como un ente que llega a la vida, para quedarse hasta la muerte. Con esto
nos referimos a que el conflicto central de Julio, es ir construyendo relaciones de a
tres, pues en sus dos últimas relaciones amorosas, estaba presenta el tercero. Tercero
de la exclusión, que inicialmente fue él, en su relación con Teresa, para
posteriormente, quedarse con el trono simbólico del padre, en el nuevo triángulo
Laura-Julio-Carlos, donde el excluido ahora es el analista.

Esta discusión, planteada inicialmente con el cuestionamiento sobre la


existencia, nos lleva a preguntarnos ¿qué sería de los individuos, si no buscaran
objetos perdidos?, la respuesta no la tenemos, sin embargo, podemos especular o
mejor dicho, entender la resignificación a posterior. Pues dicho proceso, le permite al
protagonista, dar sentido a su vida, en el reconocimiento de poder significar sucesos
pasados, desde el presente. Por consiguiente, podemos argumentar que existimos y
más aún, que seguiremos viviendo en la búsqueda de dichos objetos, búsqueda que
nos llevará a la muerte, pero que, sin embargo, será vida sólo por el hecho de la
resignificación, de lo contrario, y como dice Heidegger, estaríamos muriendo nuestra
vida y, sin embargo, estamos viviendo nuestra muerte.

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