Sei sulla pagina 1di 5

1.

LOS ROMANOS LLEGAN AL NORTE


Cuando los romanos decidieron
atravesar la cordillera Cantábrica
dispuestos a ocupar las tierras que
llegaban hasta el mar, no se
imaginaban que iba a ser tan difícil
Aquí vivían los galaicos, los astures y
los cántabros. Ninguno de ellos estaba
dispuesto a dejarse dominar, así que la
guerra con los romanos duró varios
años.
Los romanos ya habían conseguido
someter a iberos, celtiberos y otros
pueblos que vivían en la Península.
Todos ellos habían resistido su acoso
durante años.
+
Para los romanos, los astures eran unos ·”bárbaros”, pues desde su punto de vista,
bárbaros eran aquellos que no eran romanos. A pesar de todo, los romanos se
empeñaron en conquistar el norte de Hispania.. Hacia el año 24 a.C.y tras diferentes
batallas concluye la conquista de la península que había durado 200 años.

2. EL CASTRO DE NOEGA
Los astures vivían en poblados amurallados llamados castros
La tribu astur de los cilúrnigos
vivía en un castro llamado
Noega. Para construirlo
eligieron la península del cabo
Torres, rodeada de altos
acantilados que la hacían casi
inexpugnable. Además tenían
agua potable, un puerto
natural y, hacia el sur, tierras
para cultivar.
Empezaron a construirlo hacia
el siglo VI a.C.
El mar protegía el castro por
todos lados excepto por el
sur, así que construyeron un
sistema defensivo para cubrir
este lado: una gruesa muralla
con empalizada y torreones.
3. NOEGA, UN CASTRO MUY SEGURO
Para entrar al poblado había que salvar varios
obstáculos: primero, un profundo foso seguido de
un parapeto de piedra bien vigilado. Después, una
llanura que te dejaba al descubierto y finalmente
una gruesa muralla con empalizada y torreones.
Para construir el muro, los cilúrnigos colocaban
las piedras levantando hileras horizontales
“hiladas” unas encima de otras. Para marcar la
altura de cada hilera colocaban una piedra grande
y luego encajaban las demás.
Además, la muralla de Noega es famosa porque en
vez de ser un muro continuo, está hecha en
módulos: son como cajas alargadas con ángulos
redondeados. Por dentro están rellenos de tierra
y piedras. Cada módulo está casi pegado al de al
lado, pero sin llegar a tocarse.
Así, si el atacante conseguía derribar a golpes un trozo, no se venía abajo la muralla
entera, sino sólo ese módulo.
Las personas que venían en son de paz, a comerciar o de visita, sólo tenían que avisar.
Curiosamente, Noega nunca fue atacado.

4. LAS VIVIENDAS DE NOEGA


Los cilúrnigos construyen sus
cabañas detrás de la muralla.
Las viviendas tenían una sola
habitación circular con el
“hogar” en el centro: la fogata
en la que cocinaban y les daba
calor.
Allí hacían toda la vida casera:
dormían, preparaban alimentos
y molían el grano. El resto de
la vida trascurría al aire libre.
Esta única habitación estaba
organizada en varias zonas:
Una zona para cocinar, otra para almacenar comida en tinajas, otra para dormir, otro
pequeño rincón para guardar herramientas y aperos, y también estaba el rinconcito
para guardar las joyas y otra posesiones valiosas.
Los cilúrnigos eran buenos arquitectos porque usando materiales naturales que
tenían a mano conseguían levantar casa simples, pero cómodas: frescas en verano y
calientes en invierno.
5. LA VIDA COTIDIANA EN NOEGA
La vida en el poblado suponía
mucho trabajo: en primer lugar
había que conseguir comida
para todos: pescado, marisco,
carne, fruta, pan, leche, queso.
Para ello tenían que cultivar la
tierra, cuidar el ganado, cazar
y recoger frutos y setas del
bosque. También comerciaban
con castros vecinos.
Era necesario moler el grano
para hacer harina. Un trabajo
durísimo: usaban unas planchas
de piedra sobre la que se
machacaba el grano con otra
piedra redondeada.
Los cilúrnigos, como todos los astures, hacían sus vajillas, ollas y otros cacharros en
cerámica. Sus ropas eran sencillas y cómodas. Hechas con tejidos naturales (lana y
lino) que teñían de colores oscuros.
En metal fabricaban objetos de bronce y hierro: anzuelos, agujas, lanzas, anillos,
collares pinzas, y navajas de afeitar, entre otras muchas cosas.
Con estos objetos comerciaban con castros vecinos, consiguiendo a cambio cereales,
de los que andaban escasos o cobre y estaño, materias primas necesarias para hacer
el bronce. También comerciaban con gentes de lugares lejanos: con pueblos de la
costa atlántica francesa y con los romanos. Así conseguían joyas exóticas, vajillas
lujosas, aceite y vino. Pero no sólo conseguían productos y materias primas también
intercambiaban conocimientos, técnicas y tradiciones.

6. LOS CILURNIGOS FAMOSOS METALÚRGICOS


Había algo en lo que los cilúrnigos destacaban: eran muy buenos metalúrgicos
El nombre de cilúrnigos significa caldereros, apodo recibido por ser fabricantes
famosos de objetos metálicos, sobre todo, calderos.

El proceso de fundición es complicado: primero funden en un horno el estaño y el


cobre que a altas temperaturas se hacen líquidos y se mezclan formando el bronce. El
bronce sale del horno en lingotillos. Luego meten los lingotes en el horno dentro de un
crisol para volver a fundirlo. Cuando está líquido, lo vierten en un molde y lo dejan
enfriar y hacerse sólido. Se saca para pulirlo y decorarlo y el objeto está hecho.
7. LOS ROMANOS CONQUISTAN EL NORTE
La conquista no fue fácil. Los romanos
estaban acostumbrados a batallas
campales en llanuras o a sitiar ciudades
hasta que se rindiesen. Otra cosa era
luchar en montañas contra unos indígenas
que conocían bien el terreno y que les
hacían emboscadas.
Pasaron diez años luchando. Fueron las
famosas Guerras Astur-cántabras en las
que tuvo que intervenir el mismísimo
emperador Augusto. Consiguen la victoria
en el 19 a.C. dando por terminada la
conquista de toda la Península.
Acabada la guerra, los astures más
jóvenes fueron reclutados como soldados
del imperio y enviados a luchar a lugares
lejanos. Algunos volvían, después de años
en el frente, para vivir con su pensión.
Otros muchos murieron en combate y allí quedaron enterrados.
Tras la conquista, los romanos unen estas tierras con las de los astures del sur y
llaman a todo este territorio CONVENTUS ASTURUM. Sitúan la capital en Astorga.
Los romanos no querían eliminar a los astures, ni a sus jefes, ni tampoco sus
costumbres o sus ritos. Lo que querían era explotar las riquezas de la zona y
convertir a los indígenas en trabajadores del Imperio

8. LOS ROMANOS OCUPAN NOEGA


Los cilúrnigos y los romanos ya se conocían
de antiguo debido al comercio entre ellos.
A los romanos les gustó el castro pues desde
él controlaban la costa y podían desembarcar
provisiones para sus soldados. Debieron
llegar a algún pacto con los jefes de Noega
porque fueron instalándose pacíficamente.
Con el tiempo, romanos y cilúrnigos fueron
mezclándose. El aspecto del castro cambió.
Los romanos eran buenos arquitectos y
construyeron casas de piedra más cómodas y
resistentes que las de los astures. También
hicieron pozos e incluso un monumento en
honor al emperador Augusto, vencedor de las
guerras Astur- Cántabras: las aras sestianas
Además tren consigo nuevas tecnologías como el arado romano, el molino y el torno
para la cerámica. Monedas para comerciar y el latín para hablar y escribir.
9. LOS ROMANOS CONSTRUYEN GIJÓN
A pesar de los avances técnicos traídos por los romanos, algo hizo que el castro
fuera decayendo: los cilúrnigos dejaron de ser metalúrgicos. Las minas de donde
sacaban el cobre y el estaño eran ahora propiedad de Roma, y Roma prefería llevarse
los metales a otros lugares. Y llegó la crisis.
Poco a poco, los habitantes del castro fueron emigrando. Unos se fueron a granjas
cercanas para trabajar como campesinos. Otros muchos se van a Gigia, una pequeña
ciudad recién nacida.
Muy cerca de Noega, los romanos construyen una ciudad: Gijón, posiblemente
fundada con el nombre de Gigia. Esta vez eligen un tómbola: el cerro de Santa
Catalina. Entonces quedaba convertido en una isla cuando subía la marea. Era un lugar
seguro y sin tanto viento y menos frío que en Noega.

Gigia llegó a ser una la ciudad más importante de la costa cantábrica, tanto que
incluso fue protegida por una gruesa muralla. Fue a finales del siglo III o primeros
del IV a.C.
En Gijón se hacía el mercado de la comarca a donde acudían los campesinos a vender
los productos de las granjas vecinas.
Tenía un puerto. A él llegaban barcos con mercancías del Mediterráneo y del sur de
Francia: vinos, aceites, cerámicas y objetos de lujo. Desde aquí se distribuían a otras
ciudades y granjas del norte.
Muy cerca del puerto, a donde llegaban también los barcos con la pesca, había una
fábrica de conservas de pescado. También hacían garum, una salsa de pescado que
encantaba a los romanos.
A los romanos les gustaba divertirse con espectáculos: teatro, carreras de caballos,
luchas de gladiadores… Ir a las termas era otra de sus diversiones favoritas. Por eso
construyeron unas termas en Gijón.

Potrebbero piacerti anche