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Introducción

Los efectos de la música sobre el comportamiento han sido


evidentes desde los comienzos de la humanidad. A lo largo de la
historia, la vida del hombre ha estado complementada e influenciada
por la música, a la que se le han atribuido una serie de funciones. La
música ha sido y es un medio de expresión y comunicación no verbal,
que debido a sus efectos emocionales y de motivación se ha utilizado
como instrumento para manipular y controlar el comportamiento del
grupo y del individuo.
La música facilita el establecimiento y la permanencia de las
relaciones humanas, contribuyendo a la adaptación del individuo a su
medio. Por otra parte, la música es un estímulo que enriquece el
proceso sensorial, cognitivo (pensamiento, lenguaje, aprendizaje y
memoria) y también enriquece los procesos motores, además de
fomentar la creatividad y la disposición al cambio. Así, diversos tipos
de música pueden reproducir diferentes estados de ánimo, que a su
vez pueden repercutir en tareas psicomotoras y cognitivas. Todo
ello depende de la actividad de nuestro sistema nervioso central.
La audición de estímulos musicales, placenteros o no, producen
cambios en algunos de los sistemas de neurotransmisión cerebral. Por
ejemplo: los sonidos desagradables producen un incremento en los
niveles cerebrales de serotonina, una neurohormona que se relaciona
con los fenómenos de agresividad y depresión.
Existen 2 tipos principales de música en relación con sus
efectos: la música sedante, que es de naturaleza melódica sostenida,
y se caracteriza por tener un ritmo regular, una dinámica predecible,
consonancia armónica y un timbre vocal e instrumental reconocido
con efectos tranquilizantes. La música estimulante, que aumenta la
energía corporal, induce a la acción y estimula las emociones.
La música influye sobre el individuo a 2 niveles primarios
diferentes: la movilización y la musicalización: la movilización: la
música es energía y por tanto moviliza a los seres humanos a partir
de su nacimiento y aún desde la etapa prenatal. A través de la
escucha o la creación, la música imprime una energía de carácter
global que circula libremente en el interior de la persona para
proyectarse después a través de las múltiples vías de expresión
disponibles.
La música, al igual que otros estímulos portadores de energía,
produce un amplio abanico de respuestas que pueden ser inmediatas,
diferidas, voluntarias o involuntarias. Dependiendo de las
circunstancias personales (edad, etapa de desarrollo, estado anímico,
salud psicológica, apetencia...) cada estímulo sonoro o musical puede
inducir una variedad de respuestas en las que se integran, tanto los
aspectos biofisiológicos como los aspectos efectivos y mentales de la
persona. Así, el bebé agita sus miembros cuando reconoce una
canción entonada por su madre, los adolescentes se reconfortan
física y anímicamente escuchando una música ruidosa e incluso les
ayuda a concentrarse mejor en el estudio. Dado que la musicoterapia
constituye una aplicación funcional de la música con fines
terapéuticos, se preocupa esencialmente de promover a través del
sonido y la música, una amplia circulación energética en la persona, a
investigar las múltiples transformaciones que induce en el sujeto el
impulso inherente al estímulo sonoro y a aplicar la música para
solventar problemas de origen psicosomático.
La musicalización: el sonido produce una musicalización de la
persona, es decir, la impregna interiormente dejando huella de su
paso y de su acción. Así, la música que proviene del entorno o de la
experiencia sonora pasa a integrar un fondo o archivo personal, lo
que puede denominarse como mundo sonoro interno. Por tanto,
nuestra conducta musical es una proyección de la personalidad,
utilizando un lenguaje no verbal. Así, escuchando o produciendo
música nos manifestamos tal como somos o como nos encontramos
en un momento determinado, reaccionando de forma pasiva, activa,
hiperactiva, temerosa... Cada individuo suele consumir la música
adecuada para sus necesidades, ya sea absorbiéndole de forma
pasiva o creándole de forma activa. Toda expresión musical
conforma un discurso no verbal que refleja ciertos aspectos del
mundo sonoro interno y provoca la movilización y consiguiente
proyección del mundo sonoro con fines expresivos y de
comunicación.

Musicoterapia

La Musicoterapia es el uso de la música y/o sus elementos


musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) con el fin de facilitar,
promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el
movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos
terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas,
emocionales, mentales, sociales y cognitivas. La Musicoterapia tiene
como fin desarrollar potenciales y/o restaurar las funciones del
individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración
interpersonal o a un determinado medio y consecuentemente una
mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y
tratamiento.

En muchos casos los pacientes suelen ser niños con distintas


discapacidades que mediante la aplicación de la Musicoterapia, han
mejorado considerablemente su deficiencia. La acción beneficiosa
que la música ha ejercido en los niños disminuidos, podríamos
concretarla de la siguiente manera:

 La música como medio de expresión y de comunicación favorece


el desarrollo emocional, mejora de un modo considerable las
percepciones y la motricidad del niño, así como su afectividad.

 Favorece la manifestación de tensiones, problemas, inquietudes,


miedos, bloqueos, etc., actuando como alivio y disminuyendo la
ansiedad.
 Al tratarse de un lenguaje específico, lleva a un goce y satisfacción
tanto en el ámbito individual como grupal.

 Se consigue mayor equilibrio psicofísico y emocional. Consigue


que se establezca una comunicación a través del arte y ésta es más
inmediata y profunda que la palabra.

 Las respuestas psicofisiológicas se registran en diferentes


parámetros; encefalograma, reflejo psicogalvánico, ritmo cardíaco,
amplitud respiratoria.

 Los estímulos rítmicos estimulan el rendimiento corporal. También


aumentan el riego sanguíneo cerebral.

 Los niños más difíciles, por ejemplo, psicóticos, responden al


estímulo musical más que a cualquier otro estímulo.

Tratamiento

Un Musicoterapeuta implementa dispositivos específicos para la


admisión, el seguimiento y el alta en un tratamiento
musicoterapéutico. El bienestar emocional, la salud física, la
interacción social, las habilidades comunicacionales y la capacidad
cognitiva son evaluados y considerados a través de procedimientos
específicos, como la improvisación musical clínica, la imaginería
musical receptiva, la creación clínica de canciones y la técnica vocal
terapéutica, entre otros. En ese proceso, el Musicoterapeuta
promueve y registra cambios expresivos, receptivos y relacionales
que dan cuenta de la evolución del tratamiento. En las sesiones de
Musicoterapia, se emplean instrumentos musicales, música editada,
grabaciones, sonidos corporales, la voz y otros materiales sonoros. La
Musicoterapia no considera que la música por si misma puede curar;
no existen recetas musicales generales para sentirse mejor.
El musicoterapeuta promueve en el paciente el juego musical y
el descubrimiento de su creatividad utilizando, la voz, el cuerpo, el
canto, la palabra y los instrumentos musicales, con el fin de elaborar
y escuchar junto a él, su problemática, su malestar, su síntoma.
En un proceso musicoterapeutico no se busca la genialidad, la
buena técnica, o lo estéticamente bello al tocar o explorar un
instrumento, la voz o el cuerpo, sino la posibilidad que tiene todo ser
humano de expresarse y crear libremente.
Se activan asociaciones de recuerdos, hechos, realidades y fantasías.
La idea de base es reconocer que gran parte de las
enfermedades tienen su origen en el cerebro, quien luego transmite a
una parte del cuerpo un estímulo determinado que reproduce una
enfermedad. Con la musicoterapia se intenta hacer llegar al cerebro
unos estímulos que le lleven a una relajación o anulación de los que
reproducen la enfermedad a través de diversas melodías con las que
se pueden conseguir efectos sorprendentes.
Aunque la musicoterapia ya se conoce desde la antigüedad, en
los años 40 de nuestro siglo se utiliza como rama de medicina
recuperativa, que con efectos fisiológicos, afectivos y mentales,
contribuyendo a un equilibrio piscofísico de las personas. Hoy en día
se aplica fundamentalmente en desequilibrios nerviosos, influye
positivamente sobre el corazón y pulmones, alcoholismo, drogas y
como prevención de suicidios, aunque todavía es necesario
profundizar mucho más en el tema.
El esquema básico de trabajo en esta disciplina contempla tres
aspectos: la interacción positiva del paciente con otros seres, la
autoestima y el empleo del ritmo como elemento generador de
energía y orden. La musicoterapia actúa como motivación para el
desarrollo de autoestima, con técnicas que provoquen en el individuo
sentimientos de autorrealización, autoconfianza, autosatisfacción y
mucha seguridad en sí mismo. El ritmo, elemento básico, dinámico y
potente en la música, es el estímulo orientador de procesos
psicomotores que promueven la ejecución de movimientos
controlados: desplazamientos para tomar conciencia del espacio
vivenciados a través del propio cuerpo.

La Musicoterapia se emplea de tres maneras:

 Activa: el paciente juega, canta, manipula instrumentos u otros


objetos.

 Receptiva: el paciente escucha.

 Receptivo-activa Interdisciplinar: como apoyo a otras actividades:


dibujo, expresión corporal, modelado, tejido, cosido, etc.

La música y la conducta del hombre

La influencia de cada uno de los elementos de la música en la


mayoría de los individuos es la siguiente: Tempo: los tempos lentos,
entre 60 y 80 pulsos por minuto, suscita impresiones de dignidad, de
calma, de sentimentalismo, serenidad, ternura y tristeza. Los tempos
rápidos de 100 a 150 pulsos por minuto, suscitan impresiones
alegres, excitantes y vigorosas. Ritmo: los ritmos lentos inducen a la
paz y a la serenidad, y los rápidos suelen producir la activación
motora y la necesidad de exteriorizar sentimientos, aunque también
pueden provocar situaciones de estrés. Armonía: es cuando suenan
varios sonidos a la vez. A todo el conjunto se le llama acorde. Los
acordes consonantes están asociados al equilibrio, el reposo y la
alegría. Los acordes disonantes se asocian a la inquietud, el deseo, la
preocupación y la agitación. Tonalidad: los modos mayores suelen ser
alegres, vivos y graciosos, provocando la extroversión de los
individuos. Los modos menores presentan unas connotaciones
diferentes en su expresión e influencia. Evocan el intimismo, la
melancolía y el sentimentalismo, favoreciendo la introversión del
individuo. La altura: las notas agudas actúan frecuentemente sobre el
sistema nervioso provocando una actitud de alerta y aumento de los
reflejos. También ayudan a despertarnos o sacarnos de un estado de
cansancio. El oído es sensible a las notas muy agudas, de forma que
si son muy intensas y prolongadas pueden dañarlo e incluso provocar
el descontrol del sistema nervioso. Los sonidos graves suelen producir
efectos sombríos, una visión pesimista o una tranquilidad extrema. La
intensidad: es uno de los elementos de la música que influyen en el
comportamiento. Así, un sonido o música tranquilizante puede irritar
si el volumen es mayor que lo que la persona puede soportar. La
instrumentación: los instrumentos de cuerda suelen evocar el
sentimiento por su sonoridad expresiva y penetrante. Mientras los
instrumentos de viento destacan por su poder alegre y vivo, dando a
las composiciones un carácter brillante, solemne, majestuoso... Los
instrumentos de percusión se caracterizan por su poder rítmico,
liberador y que incita a la acción y el movimiento.
La música está relacionada con la Naturaleza humana, ya que
despierta y desarrolla las facultades del hombre.
Teniendo en cuenta los tres elementos fundamentales de la
música (ritmo, melodía y armonía), podemos relacionar el instinto con
el ritmo, la afectividad con la melodía y el intelecto con la armonía.

Perspectiva histórica de la musicoterapia

En muchas sociedades primitivas se creía que las enfermedades


provenían de maldiciones de brujos, castigos de dioses, y posesiones
de demonios. En estas culturas, las causas y el tratamiento de las
enfermedades estaban determinadas por el "hombre medicinal" quién
aplicaba elementos mágicos para poder liberar al paciente de
demonios o maldiciones. Entre estos elementos, la música siempre
ocupaba un lugar importante en la ceremonia. La música utilizada
dependía de la naturaleza del espíritu que invadía al cuerpo
maldito.3.
En la antigua Grecia, la música también era interpretada como una
fuerza que influenciaba el pensamiento, las emociones, y la salud
física. En el 600 A.C., en Esparta, Thales fue acreditado de curar una
plaga con poderes musicales.3.
En el siglo XVIII aparecen los primeros artículos sobre los efectos de la
música en diferentes enfermedades. En la revista Columbia Magazine
de 1789, en el artículo Music Physically Considered, un autor anónimo
dio a conocer el efecto que tenía la música en la mente humana. Mas
tarde, en 1796, el artículo Remarkable Cure of a Fever by Music,
escrito por un autor anónimo, describía la historia de un profesor de
música que tuvo fiebre alta por semanas y un concierto de música
diario fue la receta que curó su enfermedad.3.
Estas antiguas interpretaciones de los efectos terapéuticos de la
música tienen un sentido un tanto anecdótico. Hoy en día,
investigaciones cualitativas y cuantitativas publicadas por la
Asociación de Musicoterapia Americana (AMTA), se realizan en
Estados Unidos con el fin de explicar los diferentes efectos que tiene
la música en pacientes de diferentes edades.

Musicoterapia y medicina

Una de las importantes cualidades de la música es su


flexibilidad. La música puede ser usada de manera pasiva (solo
escuchando), activa (tocando un instrumento), pasiva y activa a la
vez (tocando instrumentos y escuchando, e inactiva (silencio
absoluto). También puede ser utilizada de manera grupal
(socializando) e individual (explorando creatividad y expresión
personal).
Muchos estudios se han realizado acerca de los efectos del
daño cerebral en los comportamientos musicales de los seres
humanos. Muchos de ellos comparan amusia (que se refiere a la
pérdida de habilidades musicales debido a daño cerebral) y afasia
(que se refiere a la pérdida del lenguaje). Algunos ejemplos son: El
estudio de Wertheim y Botes (1961) que encuentra un sujeto con
daño cerebral del lado izquierdo, hombre con habilidades musicales
muy desarrolladas, tenía amusia receptiva y severa afasia mixta, y
aún así podía seguir tocando el violín. En otro estudio de Levin y Rose
1979, un profesor de música de 58 años tenía una craneotomía
parieto occipital izquierda, no podía leer palabras ni música, pero
podía leer otros símbolos musicales que no fueran notas musicales.
Su habilidad expresiva y apreciación del ritmo estaba intacta, pero su
habilidad de entender tono, duración, timbre, y memoria tonal fue
afectada. Él pudo seguir tocando la batería. Otro estudio de Signoret
et al 1987, muestra un organista de 77 años de edad, ciego desde los
2 años, que sufrió daño de la parte inferior del lóbulo parietal y lóbulo
temporal, presentaba alexia verbal y agrafia en el sistema Braille,
pero retuvo todas sus habilidades musicales, continuó tocando el
órgano, componiendo, leyendo y escribiendo música en Braille.
Numerosos estudios que comparan afasia con amusia,
muestran diferentes patrones de presentación, amusia sin afasia,
afasia sin amusia y afasia con amusia. Estos estudios demuestran que
el sustrato neuronal para el aprendizaje o expresión musical se
encuentra en la proximidad del área verbal del lenguaje, pero en
sitios diferentes de ellos. También afirman que es posible que hayan
evidencias para la existencia de una "especificidad funcional para
habilidades musicales". Según Zatorre (1989), el proceso acústico
más simple (como reconocimiento de tonos) toma lugar en regiones
subcorticales del cerebro, el nivel siguiente de procesamiento toma
lugar principalmente en las áreas de asociación del hemisferio
derecho, y que otros procesos pueden envolver la corteza auditiva del
hemisferio izquierdo. Según Marín el lenguaje esta lateralizado al
hemisferio izquierdo, pero que la música no esta lateralizada a un
hemisferio. Sostiene que el proceso de los aspectos acústicos
musicales (como tonalidad y rítmica) esta localizado, pero que un
entendimiento de la organización interna de la música requiere una
red neuronal difusa que está ampliamente distribuída en todo el
cerebro.
Se pueden distinguir trastornos a nivel acústico psicofísico,
trastornos a nivel de la percepción auditiva precategorial, percepción
categorial de elementos musicales, trastornos de la percepción de la
configuración musical, en los procesos simbólicos musicales, función
ejecutora o en el complejo aprendizaje-percepción musical.
Otros autores demuestran la importancia de la música en
diferentes problemas neurológicos. El mejor ejemplo es el doctor
Oliver Sacks, quien dijo en 1999 en el National Satellite Broadcast de
musicoterapia que el usaba la música en pacientes con Parkinson, ya
que ésta era un fenómeno que ocurría en todo el cerebro y era una
característica muy importante de la que se podía sacar provecho.
Sacks agrega: "He hecho algunas combinaciones de
electroencefalografías (EEG) y videos que dan una maravillosa
demostración de la capacidad del arte para despertar al paciente con
Parkinson. Tengo una grabación de uno de mis pacientes aquinético
en un lado e hiperquinético en el otro (cualquier medicamento que se
le da para un lado empeora al otro), su EEG es asimétrico. Este
hombre es un buen pianista y organista, que al momento de empezar
a tocar su lado izquierdo pierde su akinesia, su lado derecho pierde
sus tics y su corea, encontrándose los dos lados en una unión
perfecta. Simultáneamente el EEG patológicamente asimétrico,
desaparece dejando ver solo simetría y normalidad. En el minuto que
para de tocar, o que su música interna se detiene, su estado clínico y
su EEG abruptamente se descomponen".
Existen otras numerosas investigaciones sobre musicoterapia
en el tratamiento de problemas neurológicos como Alzheimer,
Parkinson, y traumatismo de cráneo. Algunas publicaciones recientes
sobre los efectos que tiene la estimulación rítmica en enfermos con
traumatismo de cráneo describen los efectos terapéuticos de una de
las cualidades más importantes y utilizadas en la musicoterapia, el
ritmo. Los artículos mencionan cómo el uso controlado del ritmo
ayuda a pacientes con traumatismo de cráneo y trastornos
persistentes de la marcha, a controlar y mejorar su ritmo natural de
caminar. El propósito de estos estudios fue examinar el uso de la
estimulación rítmica auditoria (ERA) en la mejoría de la marcha de
pacientes con traumatismo de cráneo, quienes ya no presentan
progreso con la terapia de rehabilitación física convencional. Un
importante factor para poder tener movimientos coordinados es tener
primero un buen sentido rítmico. La facilitación de estímulos rítmicos
para ayudar a la regularidad del tiempo en movimientos de la
marcha, puede ayudar a desarrollar velocidad, cadencia y simetría,
como ya ha sido demostrado en trastornos de la marcha en pacientes
con enfermedad cerebro vascular y con Parkinson. Resultados de
investigaciones en pacientes con TEC han demostrado que pueden
sincronizar su patrón del caminar con el uso de la estimulación
rítmica auditiva. Los incrementos a través del tiempo se ven en
velocidad, cadencia y longitud del paso, aun cuando el paciente no
está teniendo progreso en la terapia física tradicional. Los resultados
de este estudio son especialmente importantes ya que fueron
logrados por pacientes que estaban pasados de la fase inicial de los
tres meses de recuperación neurológica espontánea, donde ocurren
los beneficios más significativos de la terapia física.
Otro ejemplo de la aplicación de musicoterapia se puede
mostrar en el caso de los adultos mayores, donde la música se utiliza
con diferentes objetivos. Generalmente los tratamientos con música
se enfocan en: estimulación sensorial, orientación a la realidad,
remotivación y reminiscencias.
En la estimulación sensorial, el musicoterapeuta realiza
actividades musicales para que el paciente redescubra el contacto
con el medio ambiente que lo rodea. Este contacto puede ser
redescubierto a través de actividades musicales muy simples y
pasivas que solo exijan a los paciente metas básicas como estar
despierto durante la sesión, responder si o no a una pregunta
cantada, pequeños movimientos de dedos, brazos, pestañadas, etc.
Se utilizan canciones para reeducar al paciente que esta
desorientado o confundido con respecto a información de tiempo y
espacio como día, mes, año, lugar donde se realiza la sesión. Un
ejemplo de aplicación sería cantar una canción donde el paciente
tenga que completar la letra de la canción con el día respectivo de la
semana que se encuentra. La remotivación es una técnica que se
utiliza con fines de estimular el pensamiento y la interacción verbal
entre los miembros del grupo. Esta técnica es utilizada en pequeños
grupos que presentan actividades cortas y muy estructuradas. La
reminiscencia puede ser utilizada con el fin de incrementar
socialización, desarrollar relaciones personales y fortalecer la
autoestima. Un ejemplo de aplicación sería cantar canciones
específicas de la época de juventud del paciente que traigan
memorias positivas. Después de cantarlas, discutir las memorias y
compararlas con las canciones de los otros pacientes. Estas técnicas
aplicadas a los adultos mayores, también pueden ser utilizadas con
diferentes edades y enfermedades.
Extensas investigaciones sobre musicoterapia están siendo
realizadas en mujeres embarazadas, niños con autismo, adolescentes
con problemas de conducta, adultos y enfermos terminales.
Dependiendo del paciente y del tipo de música utilizada se aplican
diferentes técnicas. Cada paciente es diferente y ha sido afectado por
la música de distintas maneras a lo largo de su vida. Lo que puede
parecer entretenido, bueno o a gusto a una persona, a otra puede
generarle malos recuerdos, asociaciones negativas, etc. Por este
motivo, un extenso estudio sobre las capacidades musicales del
paciente, su historia clínica, y sus gustos musicales se realizan antes
de cualquier aplicación de la musicoterapia.
La música esta siendo utilizada con diferentes funciones
(reducir estrés, calmar dolor, incrementar la autoestima, cambiar
conductas inapropiadas), las cuales están siendo estudiadas y
expandidas a otras funciones que tienen como objeto final ayudar al
ser humano a conocerse a si mismo y poder vivir mejor en sociedad.

Musicoterapia para niños sordos


Los niños sordos también pueden disfrutar de la música y
beneficiarse de sus cualidades terapéuticas a través de la
musicoterapia.
Para empezar, hay que tener en cuenta que existen distintos
grados de hipoacusia, desde casos menos graves, es decir, niños que
sí perciben algunos sonidos, hasta los completamente sordos que no
son capaces de percibir la música pero sí las vibraciones y
sensaciones que esta produce.
En este tipo de casos, se buscan otras alternativas para suplir
esta carencia como educar al niño para que aprenda a sentir las
vibraciones de la música y el ritmo en el cuerpo.
Así se acerca a los pequeños al mundo de la música como
medio de comunicación, aprenden a expresarse, a desinhibirse y a
reforzar su autoestima, incluso en muchos casos los niños sordos se
integran perfectamente dentro de un grupo de niños oyentes.
Se ha comprobado además que la musicoterapia mejora la
locución de los niños sordos. Ayuda a que el habla sea más rítmica y
a través del canto consiguen reforzar la lengua, controlar la salivación
y la respiración.
Sentir el ritmo en la piel les hace moverse, bailar, y así aprender a
coordinar los movimientos corporales, desarrollar un mejor equilibrio
y un mejor control de la postura.

La influencia de la música en el desarrollo evolutivo del niño

La música es un arte y un lenguaje de expresión y


comunicación que se dirige al ser humano en todas sus dimensiones,
desarrollando y cultivando el espíritu, al mente y el cuerpo. A través
de la música se puede educar íntegra y armónicamente al niño/a.
además es muy importante que el niño/a relacione la música con la
actividad, el juego, el movimiento y la alegría, de forma que le ayude
a expresar de forma espontánea y afectivamente las sensaciones
musicales.
La música como lenguaje expresivo y de comunicación no
requiere ni exige actividades especiales. Por tanto, cualquier niño/a
tiene su propia musicalidad en menor o mayor medida. Es una
característica que se debe potenciar y desarrollar desde las edades
más tempranas, así lo señalan psicólogos como Davison o
Hargreaves, afirmando que la musicalidad constituye una de las
actitudes más valiosas de tipo humanístico y no una habilidad aislada
o altamente especializada, siendo la 1ª infancia la etapa más propicia
para su desarrollo. Es entonces cuando los niños/as establecen sus
primeros contactos con los elementos musicales a través de
instrumentos sencillos, la voz y su propio cuerpo, adquiriendo
técnicas que le van a permitir utilizar la música como lenguaje y
medio expresivo.
Además, estas experiencias infantiles tendrán gran importancia
para moldear y formar la personalidad. Las experiencias musicales de
participación activa (jugar con la pelotita mientras suena la música,
sería pasiva sino participa sólo oye) son el medio idóneo para
promover el desarrollo intelectual, físico, sensorial y afectivo-
emocional de los niños/as. La vivencia de este tipo de experiencias
repercute amplia y favorablemente sobre los demás objetivos
educativos. Por ejemplo: las mismas técnicas básicas de atención,
desinhibición, concentración, imaginación, creatividad, control motriz,
etc. Desarrollada en música, son esenciales para el resto de los
aprendizajes en las diversas aulas de conocimiento.
Estas experiencias musicales resultan muy sugerentes y
divertidas para los niños/as, ya que están de acuerdo con sus
intereses lúdicos y por tanto educan de una manera natural.
Manipulando los materiales musicales, accediendo mediante ellos a la
organización perceptual y pasando de la imagen auditiva y visual
hasta la representación mental y la simbolización, estaremos
influyendo en la educación del niño/a de forma decisiva.
El objetivo de la educación musical será que los niños/as
desarrollen sus potencialidades expresando la diversidad y riqueza de
su mundo interior, dando nuevas y variadas formas a sus
pensamiento estimulando su motricidad, sus sensibilidad afectiva y
su capacidad creadora. Así, las actividades de expresión musical han
de estar destinadas a desarrollar en los niños/as todas sus
posibilidades psicofisiológicas, afectivas, emocionales, de
personalidad, cognitivas y sociales.
Posibilidades psicofisiológicas: La música contribuye a: -
Desarrollar la coordinación motriz con movimiento de asociación y
disociación, equilibrio, marcha, etc. - Desarrollar la discriminación
auditiva aprendiendo sonidos y ruidos, recordándolos,
reproduciéndolos. - Adquirir destrezas y medios de expresión
corporales, instrumentales, gráficos, melódicos,... - Desarrollar la
locución y la expresión oral mediante la articulación, vocalización,
control de la voz, el canto, ... - Controlar la respiración y las partes del
cuerpo que intervienen en la fonación y el canto. - Dotar de vivencias
musicales enriquecedoras desde el punto de vista psicológico y físico.
Posibilidades afectivas, emocionales, de personalidad y
cognitivas: La música contribuye a: - Reforzar la autoestima y la
personalidad mediante la autorrealización. - Elaborar pautas de
conducta que faciliten la integración social. - Liberar la energía
reprimida y conseguir el equilibrio personal a través del ritmo. -
Sensibilizar afectiva y emocionalmente a través de los valores
estéticos de la música. - Desarrollar capacidades del intelecto como la
imaginación, la memoria, la atención, la comprensión, de conceptos,
la concentración o la agilidad mental.

En un artículo de Infobae se encontró otro ejemplo de cómo la


musicoterapia puede ayudar en el campo medicinal:

Musicoterapia, para recuperar un accidente


cerebrovascular
Pruebas realizadas a 54 pacientes revelaron que la música mejora el
nivel de alerta y el estado de ánimo de los hombres y mujeres que
padecieron un stroke
Esto es especialmente importante durante la primera etapa en
la cual no es posible realizar actividades de rehabilitación
física o psíquica.

"En cuanto mi papá ingresó a terapia intensiva luego de haberse


desencadenado su accidente cerebrovascular, el médico que estaba a
cargo de su atención nos indicó que entre las cosas que nosotros
podíamos hacer por él, estaba seleccionar algunas canciones de sus
músicos preferidos para luego hacérselas escuchar con audífonos.

De inmediato mis hermanos y yo nos fuimos para casa y armamos la


más selecta recopilación. Durante el tiempo que duró su internación y
luego de operado, todos los días le poníamos los audífonos en
sesiones de media hora dos o tres veces al día.

La verdad es que no sabemos si eso fue importante o no para su


recuperación pero nos gusta creer que entre las charlas, la lectura de
los diarios y la música lo ayudamos y contribuimos al excelente
trabajo del equipo médico", comentó a esta agencia, Florencia (19),
estudiante e hija de Claudio.

La musicoterapia, una herramienta más de la asistencia al


paciente
La experiencia de Florencia y su familia es sólo un ejemplo de los
muchos que día a día se multiplican en sanatorios y hospitales, ya
que cada vez son más los cuidados paliativos y las herramientas que,
más allá de lo médico, son utilizadas en el tratamiento de cuadros
complejos.

En los últimos años, diversas investigaciones han abordado esta


temática a fin de determinar hasta qué punto son importantes las
medidas que tomen los familiares de los hombres y mujeres que
están internados.

"Hay toda una 'metodología' en el marco de lo que serían los


'cuidados especiales' que, por lo general, son desarrollados
por familiares muy cercanos al paciente. Dependiendo del
cuadro del que estemos hablando, hay herramientas y técnicas muy
importantes y diversas que se pueden poner en marcha.

La musicoterapia es una de ellas. En el caso del los accidentes


cerebrovasculares, realizando el tratamiento adecuado, la
recuperación cognitiva suele ser muy exitosa, razón por la cual el
período de asistencia es relativamente breve", señaló, en diálogo con
Pro-Salud News, el doctor Joaquín Andrade, médico neurólogo,
integrante del Instituto de Neurología de Buenos Aires (INBA).
Al ser consultado específicamente por la musicoterapia, el
especialista añadió: "Se trata de un recurso muy importante
para el cual no sólo hay que tener en cuenta durante cuánto
tiempo se hace uso de él, sino también de qué forma, debido
a que no es recomendable utilizar cualquier tipo de música
frente a todas las condiciones. Hay que prestar atención al estado
del paciente y también a las características propias de cada cuadro
para elegir el estado musical más beneficioso".

Datos de la investigación
Recientemente, en Finlandia se propuso establecer el nexo entre la
musicoterapia y la recuperación de un accidente cerebrovascular.
Para eso, el equipo encabezado por el doctor Teppo Sarkamo recopiló
datos de 54 pacientes que habían sufrido un accidente
cerebrovascular de la arteria cerebral media del hemisferio derecho o
izquierdo.

Luego de un período de dos meses de musicoterapia, que comenzó


tan pronto como fue posible y durante el cual los familiares fueron los
responsables de elegir la música preferida de los pacientes, los
científicos determinaron que "aquellos que escuchaban música unas
cuantas horas al día mostraron una mejoría más rápida en el área de
la memoria verbal y la atención enfocada. Además, su estado de
ánimo y su nivel de alerta también fueron mejores".

El parámetro de comparación fueron los pacientes que no escuchaban


nada o aquellos a los cuales los familiares les ponían audífonos con
libros grabados, por ejemplo. El seguimiento realizado por los
profesionales se extendió hasta seis meses después de ocurrido el
stroke.

"Como resultado de nuestros hallazgos, sugerimos que escuchar


música a diario durante el inicio del tratamiento tras un
accidente cerebrovascular es una valiosa herramienta para la
recuperación del paciente, sobre todo si otras formas activas de
rehabilitación aún no son factibles en esa etapa.

La musicoterapia no es costosa, es fácil de llevar a cabo y favorece la


recuperación cognitiva y emocional", consignó en las conclusiones de
la experiencia, que forman parte de la reciente edición de la
publicación especializada Brain, el doctor Sarkamo integrante de la
Universidad de Helsinki y el Instituto cerebral de Helsinki.

En cuanto a las cifras, el especialista postuló: "En los pacientes


estimulados con musicoterapia, al cabo de los primeros tres meses,
encontramos que la memoria verbal mejoró 60 por ciento respecto de
la primera semana posterior a la afección.

Por su parte, la atención enfocada, es decir la capacidad para


controlar y realizar operaciones mentales, mejoró en 17 por ciento
entre los que escuchaban música".

Bibliografía
*Wikipedia.org
*Infobae.com
*Geocities.com
*Bebesymas.com
*Musicoterapianorte.com.ar
* Aplicaciones de la musicoterapia en la medicina Por Patricia Zárate,
Violeta Díaz
* La música en la enfermedad de Parkinson Por Mt.Cecilia Di Prinzio
* ¿Qué es Musicoterapia? Por Mt.Cecilia B. Di Prinzio

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