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• ARTÍCULO DE LA PRENSA CHILENA

(Este es un artículo escrito por un chileno. No esconde la posición


chilena el tema marítimo, pero lo que dice sobre nuestra realidad ES
TERRIBLE, lean con calma, pero esto es lo que piensan nuestros
vecinos).

Naciones y territorialidad en los Andes Centrales Bolivia ¿Un


país sin salida?
Bolivia está en un callejón sin salida. Más que un país sin
salida al mar ES UN LUGAR SIN SALIDA AL DESARROLLO. Para la
mayor parte del mundo desarrollado lo que acontece en Bolivia es
un conflicto típico del Cuarto Mundo, un conflicto de pobres,
revoltosos, excluidos e inviables; como otros que presentan los
noticieros sobre Liberia, Sierra Leona, Eritrea, Zimbabwe o
Haití. Sólo que este conflicto esta aquí, en el "patio trasero"
de Sudamérica y lo que acontezca en Bolivia será un detonante
para revertir la estructura del poder en hasta tres países
andinos. En los Andes Centrales están ocurriendo acontecimientos
trascendentes, preocupantes y decisivos.

Ciertamente Bolivia no se parece a Suiza, República Checa,


Luxemburgo y otros países mediterráneos de Europa. Ni siquiera a
Austria y Hungría que perdieron su salida al mar en 1918 después
de la Primera Guerra Mundial.
En cambio Bolivia sí que se parece a las zonas alto andinas del
sur del Perú - soberanas para su acceso al mar - en especial
Puno, Cuzco, Arequipa, Apurimac, Ayacucho y Huancavelica. Las
tierras altas de los Andes Centrales. Cualquiera que visite
estas zonas se dará cuenta de esto menos los gobernantes y
dirigentes políticos que han dominado el poder en el Altiplano.
¿Un engaño histórico y sistemático?

¿Una salida al mar acortará un centímetro la distancia que


separa a los productos de Bolivia de sus mercados y clientes en
el mundo? ¿O mejorará las carreteras, ferrovías y accesos a
puertos de embarque de que ya dispone? ¿PORQUÉ BOLIVIA NO HA
CREADO UNA MARINA MERCANTE SI EL DERECHO INTERNACIONAL LE
ASISTE, O CONSTRUIDO UN PUERTO EN ILO EN TERRENOS
OFRECIDOS POR EL PERÚ? ¿O acaso la mediterraneidad de Bolivia
por causa de la guerra con Chile hace más de cien años, sólo ha sido
un chivo expiatorio para justificar ante un pueblo ignorante y
oprimido el fracaso de sus gobernantes para administrar este país
de grandes riquezas, cuna de culturas notables y del nacimiento
del Tawantinsuyo?

Es que el acceso soberano al mar no garantiza el desarrollo y no


existe evidencia geográfica en el mundo que la sustente. El
problema de la falta de desarrollo y las dramáticas carencias
sociales de las zonas andinas de Bolivia y el Perú, tienen que
buscarse en el contexto geográfico, sociopolítico, cultural y
étnico en que está inmersa esta región. Esto no viene desde el
fin de la guerra del Pacífico (1879 a 1884), cuando Chile ocupa
y anexa Antofagasta y deja a Bolivia sin mar. Esto viene desde
muy atrás, desde la irrupción de la conquista española en los
Andes en el siglo XVI.

Espacios geosociales en conflicto:


Las naciones étnicas. Tierras altas y tierras bajas son temas
complejos en los Andes Centrales. Las divisiones entre la sierra
y la costa en el Perú y el Ecuador (los serranos versus
criollos) son tan profundas COMO LAS QUE EXISTEN ENTRE EL
ALTIPLANO Y EL ORIENTE BOLIVIANO (ENTRE COLLAS Y CAMBAS).
Son dos mundos distintos en lo geográfico y cultural, con una
complejidad única y con relaciones aún desconocidas para nuestra
comprensión y tecnología y con un componente étnico en creciente
efervescencia.

Bolivia y el Perú ocupan hoy un espacio geográfico que es una


división territorial artificial y exógena, más no étnica ni
cultural. De un lado las sociedades y economías de las tierras
bajas mas o menos integradas al desarrollo global de corte
occidental. De otro lado las sociedades de las tierras altas,
localistas, recelosas y resistentes al conocimiento y al cambio.
Pero en estos países y a diferencia de Chile las primeras son
sólo enclaves o islas de modernidad (los barrios selectos de las
principales ciudades y centros turísticos), extendidas e
inmersas en un mar de atraso y miseria como es el resto del
territorio.

Ciertamente Bolivia (como el Perú y Ecuador en Sudamérica), son


países y repúblicas soberanas y democráticas de corte
occidental, PERO NO SON NACIONES a diferencia de Chile. En
estas repúblicas aún prevalece el culto a la formalidad del
Estado y la creencia en que la sola virtud de las leyes escritas
y promulgadas organizará al Estado y a la sociedad. Pero son
países que no han podido crear una Nación, aquel conjunto de
fuerzas espirituales superiores que transforman al Estado en un
ser viviente, provisto de un espíritu y de un alma colectiva. La
conciencia de Nación es una mano invisible, la que mueve al
control ciudadano contra la corrupción, al bien común por sobre
el interés personal y al empleo en el Estado como un servicio
público.

Esto no ha ocurrido en gran parte de las repúblicas de América


Latina y es su gran problema desde su independencia hasta la
actualidad. Esta es la "madre del cordero". La mayoría de países
no han podido ir más allá de este Estado orgánico y formal
heredado de la Colonia. ¿Es que acaso el Estado aquí no ha sido
una estructura para la dominación del pueblo, un resabio
colonial burocratizado, monstruoso e indolente y el botín que
hay que repartir entre quienes asumen el poder? Entonces, TRAS
180 AÑOS DE VIDA REPUBLICANA, AQUÍ EL ESTADO... HA
FRACASADO.

Ciertamente, 500 años de colonialismo español e


institucionalidad republicana han dejado huella en los pueblos
originarios de los Andes centrales. Pero aquí ha sido para mal.
Si no ¿Cómo explicamos que quienes construyeron Tiawanaku y
Machu Picchu cultivaron millones de hectáreas en los Andes,
domesticaron plantas y animales y descubrieron los métodos y
técnicas para regar y ocupar el desierto... hoy deban ser
alimentados con alimentos donados por la caridad internacional?
¿Es que acaso no han sido casi 500 años de dominio mediante el
alcoholismo, LA COCA (y la consiguiente involución genética
masiva), la extirpación de idolatrías y del conocimiento ancestral, la
dominación de la masa popular por la ignorancia, el imperio de los
"grandes señores de horca y cuchillo?"

De allí que podemos explicar cómo los pueblos originarios de


estas tierras sólo sienten a la institucionalidad republicana
que los gobierna como una imposición cultural externa y ajena a
sus costumbres e intereses. Por lo cual reivindican un estatus
de nación prevaleciente o anterior a las repúblicas, e incluso a
la conquista española misma. La opción de la conciencia nacional
en los habitantes de los Andes centrales se remite
paradójicamente..., al imperio del Tawantinsuyo La opción étnica.

Un ordenamiento territorial andino en colisión con la


modernidad. Los pueblos originarios andinos se aprestan a
resistir a la globalización y la modernidad. La globalización
les encontró sin empresas, sin conocimientos, sin educación y en
un espacio geográfico y social profundamente desestructurado. Es
que ahora casi no tienen opciones de desarrollo y no confían en
los extranjeros ni ONG´s o "desarrollos alternativos".

Razones no les faltan, porque además de las históricas y


antropológicas están las geográficas: El ordenamiento territorial
de los Andes Centrales está en colisión con la modernidad, con la
"globalidad". Las tierras altas están en desventaja a la hora de
competir en un mundo globalizado, porque es más caro vivir y
producir en ellas respecto a las tierras bajas. De una parte,
las nuevas redes de flujos de materias, información y
conocimiento interrumpen los corredores tradicionales y el
cuerpo social en estos espacios geográficos antes aislados. De
otra parte, la urbanización, el crecimiento y hegemonía de las
ciudades, países y empresas exitosas; se extienden sobre
territorios cada vez más extendidos.

Ambos procesos provocan una fragmentación de los hábitat


naturales y culturales y una desestructuración social y
económica y deterioro ambiental. Asimismo, provocan un drenaje
de recursos naturales (renovables o no) y conocimientos sin
compensación y sin visión estratégica de desarrollo hacia los
espacios geográficos, actividades y sociedades tradicionales de
las tierras altas. El resultado: los pueblos alto-andinos se
encuentran hoy entre los de menor desarrollo humano del planeta.

¿Qué opción de desarrollo tienen los 10 millones de habitantes


que habitan el Altiplano de los Andes Centrales, sobre los 3500
metros de altitud? Muy pocas en el contexto actual. Las
fabulosas riquezas mineras de antaño (plata y estaño) ya no son
fuente de poder. Y en la Era Post-industrial o del Conocimiento,
la razón, el juicio crítico, el debate y la proactividad al
cambio no son precisamente los atributos de los cuales se han
nutrido los pueblos originarios de los Andes Centrales en su
estructura social. Han sido educados para obedecer, no para
pensar. Así las cosas, no es de extrañar que sigan el designio de
líderes oportunistas que no tienen cabida en otro contexto de
racionalidad en el siglo XXI.

Hoy no existe una segunda o tercera vía al desarrollo en el


mundo. Hay una sola: la del conocimiento y el cambio basado en la
razón. Pero, en sociedades como las alto-andinas donde no impera
la razón, tiende a producirse la involución. Quien grita más
fuerte o disemina más odio y conflicto, es considerado el líder,
un Mesías al cual seguirán ciegamente... hasta que la cruda
realidad retrotraiga a estos pueblos a su real condición, cada
vez más precaria. De allí que muchos consideren viable la opción
de convertirse en narco-repúblicas exportadoras de cocaína: el
negocio que mueve más dinero en el mundo después de las armas
¿Y de qué vale cuidarle las narices a los gringos, si Santa Cruz de la
Sierra, Cali o Panamá han surgido por el narcotráfico?

Ese es el escenario histórico, geográfico y cultural del conflicto


en desarrollo en los Andes Centrales. Una mezcla explosiva y un
círculo vicioso de resentimiento, exclusión y miseria, donde
satisfacer la reclamación boliviana de salida al mar poco cambiarán
las cosas.

Los grandes negocios globales fuera del Altiplano. Los grandes


negocios globales y las herramientas del desarrollo legal están en
las tierras bajas colindantes con el Altiplano. El Oriente petrolero
de Santa Cruz y Tarija con el 30% de la población, producen la
mayor parte del ingreso y los impuestos en Bolivia y poseen las
reservas de hidrocarburos más importantes del continente junto
con Venezuela, así como condiciones naturales para la
agricultura y ganadería a gran escala. Uno de los procesos de
crecimiento más dinámicos de Sudamérica y en un territorio
mediterráneo: ha atraído a un millón de collas a emigrar allí en
los últimos 20 años.

Sin embargo, la república de Bolivia ha quedado excluida del


negocio global de exportación del gas y con ello se cierra
ciertamente una opción de desarrollo para sus tierras bajas, ya
dependientes de la exportación de hidrocarburos a Argentina y
Brasil. Ciertamente, los intereses globales de las tierras bajas
del Oriente petrolero y las reivindicaciones locales xenofóbicas
de las tierras altas del Altiplano, han hecho crisis y ahondarán
la desestructuración de este país. En la vertiente del Pacífico
el milagro económico minero ha permitido que el norte de Chile
produzca hoy el 45% del cobre del mundo, mediante la inversión
de 24.000 millones de dólares a partir de 1985, a la vez que
otros $12.000 millones esperan concretarse hasta el 2010. La
prosperidad y el éxito de Chile dependen de sus territorios del
norte, hoy el principal "cluster" minero del planeta. Pero
necesitan de agua y de energía a precios competitivos.

Con los tratados de libre comercio ya suscritos y en vigencia


con el mundo desarrollado, con una formidable infraestructura y
logística exportadora y una calidad reconocida a nivel mundial;
Chile dispone en sus regiones del norte un millón de hectáreas
para desarrollar la agricultura de desierto y convertirse
también en una potencia agroalimentaria de productos de climas
cálidos subtropicales y de altura, en el hemisferio sur y en
contra estación. Esto es, multiplicar por cinco el área actual
de cultivos de exportación de Chile y arraigar allí varios
millones de personas en pocas décadas. Pero falta el agua ¿Dónde
está el agua? En las tierras altas de los Andes. Chile ha
detectado 45.000 millones de m3 de aguas en el altiplano de
Arica en su territorio. Pero esto no es nada comparado con los
950.000 millones de m3 de aguas del Titicaca y del "acuífero
aymara" que esconden las tierras de la meseta del Collao. Una de
las reservas de agua dulce más grande de Sudamérica y que
alimenta un avenamiento subterráneo natural gigantesco. ¿Chile
negociará agua y energía en desventaja frente a quienes
controlarán el acceso en las tierras altas de Bolivia? ¿El sol y
el viento no constituyen la mayor reserva energética del planeta
y el desierto de Atacama acaso no es uno de los lugares mejor
dotados por la naturaleza? ¿Qué dicen los aymaras? El
conocimiento ancestral ¿tiene algo que decir? ¿Y si el Dios
Viracocha tuviera razón y las aguas fluyeran por grandes "venas
de agua subterránea" desde las tierras altas de los Andes y las
cuencas del Titicaca hasta el mar y las tierras bajas de
Tarapacá?

En realidad, negociar agua y energía por el acceso soberano al mar


es un eufemismo en este nuevo escenario. Un nuevo engaño y una
nueva falsa ilusión a los habitantes de las tierras del
Altiplano que merecen saber la verdad. Chile NO NECESITA del gas
ni del agua de Bolivia, ni les dará un centímetro de territorio. En 1975 y
1976 Pinochet utilizó magistralmente el canje de territorios con
Bolivia para ganar tiempo... frente al Perú entonces decidido a
recuperar Arica. Hoy, el equilibrio militar es distinto. A Chile
sólo le basta desarrollar conocimiento y tecnología para resolver
estas necesidades en su territorio... y en forma natural.

Las naciones pluriculturales de Sudamérica en crisis. Los


conflictos ahora no surgen por la ideología política, por el
nacionalismo o por la economía. En este siglo XXI SE LUCHA POR
LA CULTURA, por la identidad cultural de los pueblos. ¿Cómo
enfrentar estos desafíos en la Globalidad? Con la
pluriculturalidad, la tolerancia y el destino común de los
pueblos. Los europeos son un buen ejemplo: supieron dejar de
lado sus diferencias nacionales que causaron 50 millones de
muertos en el pasado siglo constituyendo la Unión Europea basada
en la cultura como valor supremo y el bienestar común de los
pueblos que la integran. Y los asiáticos están en lo mismo.

Pero en Sudamérica, el concepto de naciones pluriculturales está


haciendo crisis en Bolivia, Perú y Ecuador. Con las inmensas y
crecientes carencias e injusticias, la pluriculturalidad aquí es
asimétrica. Es INSOSTENIBLE. La desestructuración y exclusión
social y económica y el deterioro del medio ambiente son el
"leitmotiv" para convencer a las inmensas masas de desposeídos,
ignorantes y excluidos de los Andes Centrales, a la lucha contra
todo lo establecido y a la recuperación de la territorialidad.

Es así como las etnias originarias de los Andes centrales están


en un proceso de revertir la estructura política en sus
respectivos países y arremeter contra quienes culpan de sus
males. Cuentan con una identidad cultural fuerte reconocida
mundialmente y en crecimiento y con medios masivos de
comunicación impensados en otros tiempos. En Perú, Ecuador y
Bolivia son la mayoría de la población, ocupan casi todo el
espacio rural y rodean las principales ciudades y centros del
poder político con inmensos asentamientos humanos. En
"invasiones" dicen los criollos y el estado formal. Pero para
sus ocupantes son la "recuperación" del territorio ancestral; el
espacio de su nación prevaleciente o anterior a las repúblicas.
Ahora ellos están para quedarse allí definitivamente, mientras
los criollos retroceden y se enrumban por centenares de miles al
aeropuerto... a Miami y al primer mundo. El conflicto de etnias es
el fundamento ideológico de Evo Morales y su Movimiento al
Socialismo en Bolivia, de Lucio Gutiérrez y el Consejo Nacional
Indígena en Ecuador y del movimiento Humala en Perú. Para bien o
para llevarlos al magnicidio, las opciones étnicas están allí
como respuesta al descrédito de la política e ideologías
tradicionales y del fracaso del Estado.

La recuperación de la "Nación Aymara" según Evo Morales y Felipe


Quispe, puede significar el fin de la república de Bolivia y
unificar el Collao boliviano con la región de Puno en Perú el
Collasuyo y apartar las tierras bajas de Santa Cruz, Tarija,
Pando y Beni, colonizadas por extranjeros (sijs y mennonitas).
¿La Nación Aymara llegará al mar? Esta opción es viable porque
los aymaras ya son mayoría en las tierras costeras de Tacna y
Moquegua y allí la bandera de siete colores está reemplazando al
bicolor peruano. ¿Acaso un "estado-colchón" entre Perú y Chile?
En Perú, los Humala (réplica oportunista de los movimientos
étnicos consolidados de Ecuador y Bolivia) ya sueñan con
instalarse en la Plaza Mayor de Lima, someter a la antigua
Ciudad de los Reyes a la autoridad de la "choledad" y de sus
reservistas analfabetos y efectuar una limpieza étnica...¡los
blancos a Miami o al paredón! Pero sueñan aún más en un país
nostálgico de su grandeza imperial incaica de antaño: la
reconformación del Tawantinsuyo desde el sur de Colombia hasta
el norte de Argentina y Chile. Los cuatro suyos.

Algo que está por verse, porque por lo menos por el norte las
etnias originarias son mayoría en los Andes del Ecuador y el
Consejo Nacional Indígena del Ecuador es un movimiento político
fuerte que hoy gobierna allí (más mal que bien) con Lucio
Gutiérrez. ¿Guayaquil, los "monos" y las tierras costeras
formarán otra nación, si dominan el comercio, las exportaciones
y el sustento tributario del Estado ecuatoriano? ¿Sabremos
enfrentar este conflicto no convencional? En la década de 1990
asistimos al desmembramiento de poderosos Estados como la Unión
Soviética y Yugoslavia en múltiples naciones, y a la "limpieza
étnica" como forma de asegurar la territorialidad de un espacio
geográfico. Pero eran conflictos lejanos. Ahora asistimos al
desarrollo de conflictos "étnicos" en nuestra propia casa o
vecindad. ¿Cómo enfrentaremos este conflicto? Esta confrontación
es distinta y no será convencional.

En esta nueva forma de conflictos, el estado de derecho, los


ejércitos más poderosos y los más resonantes éxitos económicos NO
SERVIRAN DE NADA. Nos guste o no, los excluidos y los
desposeídos tienen en la identidad cultural su más eficiente
arma en el siglo XXI. La resistencia del Islam en Irak y
Palestina frente a la ocupación de los más poderosos ejércitos
del mundo y el poder del dinero es un buen ejemplo. ¿Chile será
la muralla de tope al estallido étnico en los Andes Centrales y
el asilo a los grupos sociales desarraigados por el conflicto?
Es el único Estado nacional en la zona. Sólo Chile tuvo a un
Diego Portales como forjador de la Nación y esa es su principal
fortaleza como país desde hace 170 años. Hoy confía en su
condición de país líder de Latinoamérica y en su mejor momento
histórico en una férrea vigilancia y control de fronteras y en una
superioridad militar evidente. Además Chile se dirige a ser
gobernado desde el 2006... por el neo-pinochetismo de base
popular con Joaquín Lavín.

El previsible y a la vez inquietante retorno del neo-


pinochetismo al poder en Chile, sin duda transformará el
escenario y el equilibrio en la región. Un régimen fuerte en una
nación con territorios e intereses en tres continentes y sobre
una extensión de 13 millones de Km2 en el Océano Pacífico hasta
Isla de Pascua y la Antártica, son prioridades mayores de
geopolítica global, pero muy distintas al "lejano" conflicto
étnico de los Andes Centrales.

En el caso de los prósperos territorios de Santa Cruz, Tarija, Pando y


el Beni en Bolivia, se levanta el concepto de República Federal o el
secesionismo de la agónica república gobernada desde La Paz,
confiados en su génesis histórica, su progreso económico y
capacidad de organización. La génesis de una nueva Nación. En
similitud con Ecuador, en Bolivia los habitantes de las tierras
bajas tienen "al toro por las astas"; es decir, sostienen
económicamente al Estado republicano residente en las tierras
altas y pueden escindirse de la capital.

En Perú, ¿los grupos étnicos blancos, criollos o foráneos tienen


conciencia de esta situación? Pocos ven en el Perú como las
etnias originarias ocupan ciudades, calles y plazas, agrediendo
con su suciedad, informalidad y estridencia, para recuperar
espacios. Para que los "blanquiñosos" y "colorados" sean
desplazados. En Perú, la salida parece será el aeropuerto...
porque a diferencia de sus vecinos Bolivia y Ecuador, hoy los
grupos criollos han perdido el poder y la voluntad de liderazgo
son minoría incluso en Lima y aspiran a vivir en Miami.

Estas son las tremendas y crecientes asimetrías y desigualdades


socioeconómicas y culturales entre países y tierras altas y
bajas en los Andes Centrales. ¿Se necesitan refundar las
repúblicas, pero creando simultáneamente una Nación? Parece ser
ya muy tarde y no aparece el líder que pueda personificar esta
tarea en el marco democrático tradicional. Los Estados
republicanos en Bolivia (y pronto puede ser el Perú) están
agonizando y sus líderes políticos no los salvarán. Bolívar ha sido
superado por Pachacútej... Se vienen tiempos difíciles sin duda
y extraños incomprensibles para muchos. Los conflictos no serán
entre países sino al interior de los países, frente a la ebullición
de naciones ancestrales en demanda de su territorialidad.

Al punto que Arica y El Alto serán los puntos neurálgicos del


conflicto.
¿Porqué El Alto la aglomeración indígena que rodea a La Paz? Es la
nueva capital cultural del Altiplano, una creación aymara en las
tierras altas pobladas por 10 millones de personas en vigorosa
efervescencia. ¿Porqué Arica? Siempre ha sido clave para el
control de la costa del Pacífico en Sudamérica, el punto
neurálgico entre el norte y el sur, y entre el mar y la cordillera.
Ambos puntos simbolizan dos naciones y dos organizaciones y
estilos de vida distintos. Un conflicto de ideas y símbolos, de
migración y desarraigo de los ciudadanos más prósperos y
capacitados, de intensificación de asimetrías y desigualdades.

¡A leer y comprender la historia, la cultura y la


territorialidad de las naciones en conflicto en los Andes
Centrales! El mapa político de Sudamérica está por cambiar.

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