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Sandra Carli
Villa María
2004
Introducción
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Conferencia en Congreso Pedagógico “La escuela hoy: logros, deudas y proyectos” . Biblioteca
Bernardino Rivadavia y sus anexos. 23 y 24 de septiembre de 2004.
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La tesis centrales de ese debate fueron centralmente: el fin de los grandes relatos y de
las ideologías y por tanto la ausencia de fundamentos, la relatividad del conocimiento y
discusión sobre el estatuto de verdad del conocimiento y por tanto los límites del saber,
la disolución de la idea de un sujeto unitario y centrado disolvieron algunas de los
cimientos y de las certezas sobre las que se asentó la educación moderna. El
pensamiento posmoderno se caracterizó por la “dimensión de la negación” (Crespi,
1993: 234).
Desde estas perspectivas teóricas que en forma común impugnaron ciertos rasgos de las
instituciones clásicas (desde el estado hasta la familia), la escuela comenzó a ser
observada a partir de su dimensión homogeneizadora, de su pretensión ilustrada y
civilizatoria, de su capacidad para la clasificación y estigmatización de los sujetos,
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Desde allí que la revisión de los fundamentos epistemológicos del pensamiento social se
produjo frente a procesos históricos que hicieron evidente, en los países periféricos,
las promesas pendientes de la modernidad (la educación del conjunto de la población, el
derecho a la educación como modo de dignificación social), en tanto la modernidad en
América Latina ha sido siempre una “modernidad descentrada” respecto de los países
centales (Casullo, 1993: 62). Por otro lado, esa revisión epistemológica tuvo frente a sí
como problema social el deterioro de las instituciones públicas como la escuela ante el
impacto de políticas de vaciamiento, corrupción y mercantilización de los años 90.
Sin embargo la cuestión es más compleja. Cabe retomar aquí la distinción que hace Scot
Lasch (1997) entre 2 tipos de posmodernismo. Habría un posmodernismo ligado a la
implosión de lo cultural y de lo comercial, a lugares fijos de los sujetos y de las
jerarquías, a nuevas clases medias, a los valores capitalistas y al consumismo, y a una
regulación mercantil, y un posmodernismo que problematiza lo real, piensa en una
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posición abierta del sujeto, identidades colectivas, procesos de resistencia y esta ligado a
una regulación comunitaria.
Podemos decir por un lado que en el campo del conocimiento cualquier restauración del
pensamiento moderno, es decir un pensamiento centrado en la razón, en la idea de un
diseño racional de lo social, asentado en fundamentos únicos y universales, en la
diferenciación de campos de conocimiento, en el mito del progreso ascendente, en una
escritura civilizatoria, etc, resulta hoy anacrónica. Hay que poder pensar desde la
crítica de la modernidad (la extrañesa frente a la modernidad europea que plantearon
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Pero al mismo tiempo, y esta es la gran paradoja del presente, seguimos necesitando
tanto en las escuelas como en las universidades de un conocimiento común, de una
cultura común, que podría ligarse en el terreno de la enseñanza con lo que Gombrich
denomina como la “tradición del conocimiento general” (2004). Entendiendo por eso
una zona de metáforas que sirven para interpretar un mundo de experiencias, un sistema
ordenador subjetivo, un entramado histórico de referencias, con dimensión temporal, un
“credo secular” repleto de rumores interesantes. Se hace necesario un “conocimiento
compartido” en un contexto en que ha desaparecido el bien común y en el que las
diferencias se han multiplicado al combinarse con formas de desigualdad fragantes. El
conocimiento compartido no debe ser pensado como supuesto sino como construcción
colectiva a través de la transmisión, de la formación. Ese conocimiento general no
excluye, según este autor, un papel más activo del estudiante en su autoeducación.
Esos diversos puntos de vista del conocimiento, ese sentido de las construcciones
parciales (Rella, 1993: p247) y no totalizadores (es claro el cambio producido en la
historia de la educación entre los textos de pedagogía de principios de siglo y los textos
parciales y disciplinarios sobre la educación de fines del siglo XX), se pone en juego en
la transmisión educativa, y allí –a diferencia de los lugares en los que se produce el
conocimiento o se investiga- necesitamos recuperar la tradición del conocimiento
general: un conocimiento general no dogmático, que articule distintos puntos de vista
en una totalidad, trasmitido como relato, un conocimiento general que debe ser
apropiado pero también debatido por los destinatarios, un conocimiento atravesado por
la politicidad del presente.
La escuela sigue siendo, entonces, el lugar de transmisión de una visión del mundo,
parcial, arbitraria, selectiva, que no es la “verdad” sino una construcción histórica, pero
que debe ser transmitida con fuerza de verdad, por un maestro o profesora que ya no es
el depositario exclusivo del conocimiento (como lo pensaba Sarmiento), pero que debe
poder constituirse como autoridad cultural en la tarea de transmisión de un sentido de la
experiencia y del mundo.
Por otra parte la escuela es más que nunca un lugar de formación cultural, y diríamos de
distribución cultural, en un contexto como el de la Argentina en el que la población
infantil y juvenil resulta una construcción socialmente desigual y culturalmente
heterogénea que reclama una nueva perspectiva de totalidad. Recordemos que la
perspectiva moderna de la educación pensó las nuevas generaciones desde la idea de
republica y emancipación. La formación cultural (en los distintos niveles del sistema
educativo) debe pensarse, por un lado, teniendo en cuenta los límites sociales de la
tradición democrática de la educación pública en la Argentina, pero a la vez
fortaleciendo procesos y modos de democratización reales del acceso al saber como
forma a su vez de politizar los usos del saber en un escenario de exclusión sin
precedentes.
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Bibliografía citada
Casullo, Nicolás (comp.) El debate modernidad/posmodernidad. Ediciones El Cielo por
asalto. BsAs. 1993.
Crespi, Franco. “Modernidad, la ética de una edad sin certezas”. En Casullo, Nicolás
(comp.) El debate modernidad/posmodernidad. Ediciones El Cielo por asalto. BsAs.
1993.
Gombrich, Ernst. Breve historia de la cultura. Ediciones Península. Barcelona. 2004.
Rella, Franco. “La arqueología de lo inmediato”. En En Casullo, Nicolàs (comp.) El
debate modernidad/posmodernidad. Ediciones El Cielo por asalto. BsAs. 1993.
Lash, Scott. Sociología del posmodernismo. Amorrortu. BsAs. 1997.