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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR


PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
ESCUELA VENEZOLANA DE PLANIFICACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN PLANIFICACIÓN GLOBAL

ESTADO DE DERECHO

ENSAYO

Presentado por:

RICARDO ESPARRAGOZA

C.I. 22.532.186

A la profesora GRISEL ROMERO

Materia:

ANÁLISIS SOCIOPOLÍTICO

Caracas, 6 de Septiembre de 2010


ESTADO DE DERECHO

El Estado surge como una necesidad que tienen las naciones para convivir en paz
y armonía entre sus habitantes dentro y en relación con las demás naciones. El
estado determina unas políticas que tienen como objetivo común lograr el
bienestar común de la sociedad. A los fines de lograr este objetivo, el Estado
necesita de elementos como las leyes y las instituciones políticas, los cuales
regulan o limitan la convivencia y las relaciones en la sociedad. “Las leyes son
normas, es decir, principios generales que señalan cuáles son las conductas
autorizadas o legítimas. Las llamamos normas jurídicas, distinguiéndolas de otro
tipo de normas (morales, prácticas), porque su cumplimiento es obligatorio y
porque suponen la existencia de un poder coercitivo que castiga su
inobservancia.” (Rodríguez, 1994) Las leyes y las instituciones políticas hacen
parte del Estado de Derecho, el cual articula las relaciones dentro de la sociedad y
se encuentra estrechamente ligado a la naturaleza del estado. En realidad, el
derecho y la política van de la mano. Al respecto, Rodríguez, citando a Norberto
Bobbio, expresa: “[...]la relación entre derecho y política se hace tan estrecha, que
el derecho se considera como el principal instrumento mediante el cual las fuerzas
políticas que detentan el poder dominante en una determinada sociedad ejercen
su dominio.” Esto nos da la idea de que en un Estado de Derecho las leyes,
eventualmente, han de cumplirse de manera coercitiva. Pero en el Estado de
Derecho, las leyes no solo priman sobre el albedrío de los hombres, sino que
reconocen y garantizan las libertades de los ciudadanos. Para conceptualizar lo
que se conoce como Estado de Derecho en la actualidad, hay que considerar los
conceptos que dieron origen a la formación del Estado Moderno en la Edad Media.

La concepción medieval que existió Europa por mucho tiempo sobre las leyes
naturales o humanas consistía en el carácter de racionalidad plena, el cual
provenía de la voluntad divina. Cualquier tipo de orden existente en el mundo
provenía no de los hombres, sino de Dios. El derecho a gobernar se consideraba
entonces derecho divino. Fue en el siglo XVI, con la llegada del Renacimiento que

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esta concepción de las leyes entró en crisis. Maquiavelo, en su obra “El Príncipe”,
criticó el hecho de que el soberano último en cuestiones políticas había de ser
Dios y no los hombres; propuso un carácter laico a las cuestiones relativas al
Estado y dejó el camino abierto a la modernidad política. Esto significó que a partir
de entonces, las cuestiones que en la Edad Media eran patrimonio exclusivo de
Dios, ahora quedaban a discreción de los hombres en su relación con el Estado.
El problema por resolver radicaba ahora en buscar nuevos fundamentos que
habrían de basarse únicamente en las acciones de los hombres, para inspirar la
creación de las leyes y el poder político.

Thomas Hobbes, filósofo inglés del siglo XVII, tratando de justificar la obediencia
política de los súbditos al poder a un soberano diferente de los hombres, propuso
en su libro “El Leviatán”, un hipotético “Estado de Naturaleza”, en el que los
hombres son iguales en la medida en que tienen un derecho natural a conservar
su vida. Un Estado de Naturaleza ideal en donde los hombres viven sin leyes con
el riesgo a perder la vida en cualquier momento, en la ausencia de un orden
establecido por un poder político. Sin embargo, los hombres, teoriza Hobbes,
tienen el derecho de defenderse y son libres para vivir su vida según su
conveniencia; se autogobiernan y no tienen que obedecer a nadie más. Los
problemas se presentan cuando el hombre, al hacer uso de su libertad, haciendo
lo que le parezca, entra en choque con sus congéneres que también son libres y
soberanos. Entonces, pone en riesgo su vida y la de los demás. De tal manera
que los individuos han de renunciar a su ejercicio de su derecho natural y convenir
en obedecer a un soberano a quien autorizan a aplicar el orden y a garantizar la
paz y defender de la vida de cada uno. Aquí se crea un pacto en el que todos los
hombres están obligados a rendir obediencia y a respetar las leyes del soberano
en quien han delegado un poder para regir el Estado. Según Hobbes, Las leyes
impuestas por el soberano no solo son legítimas, dado que se originan de la
voluntad de cada uno de los contratantes, sino que son garantía plena de la
defensa de la vida de todos. El soberano promulgará leyes justas provenientes de
la voluntad de cada uno de los contratantes; no legislará atendiendo al mandato
divino. La soberanía provendrá originalmente de la voluntad de los individuos. Sin

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embargo, la teoría de Hobbes no permite que los hombres conserven los derechos
propios después del contrato social, con lo que, de algún modo, termina
justificando la concentración total del poder en una sola persona. De ahí que
Thomas Hobbes haya sido considerado defensor del absolutismo.

Al final del siglo XVII, el filósofo inglés John Locke replantearía la teoría del
contrato social, tomando como base la tesis de que la libertad individual es
irrenunciable, de que la voluntad individual original se conserva, y que los
ciudadanos además deben estar provistos del derecho de vigilar y controlar. Igual
que Hobbes, Locke parte de la idea del Estado de Naturaleza; con la diferencia de
que los derechos o libertades naturales están protegidos por el principio de la
razón, denominado ley natural. Según esta ley, los individuos no atentarán contra
la vida, propiedad y libertad de sus semejantes. El Estado de Naturaleza será de
mucha paz y tranquilidad. Los hombres podrán negociar, relacionarse en los
diferentes ámbitos de la vida. No habrá infractores del orden impuesto por la
razón. De existir individuos que contravengan la ley natural, igualmente habrá
individuos, quienes pudiendo ser las mismas víctimas, y autorizados por la ley,
castigarán a los transgresores. El riesgo existirá que el castigo sobrepase la pena
merecida y que haya desafueros, por lo que se estaría violando la ley natural. Se
desataría entonces un Estado de guerra donde todos estarían enfrentados entre
sí. Ante este escenario posible, Locke propone la autorización de un representante
que pudiera ejercer de manera imparcial la función de justicia. Un representante
que pudiera garantizar la defensa de los derechos irrenunciables de libertad,
igualdad y propiedad. Se crearía de esta forma instituciones de gobierno que
establecerán leyes legítimas derivadas de los principios de la ley natural. A
diferencia de Hobbes, no habrá un gobierno absoluto, sino un gobierno autorizado
por la voluntad de los individuos para mandar de manera justa, respetando y
protegiendo los derechos naturales. Existirá por lo menos dos instituciones de
gobierno: una que establecerá las leyes y otra que las ejecute. Locke propone
entonces el poder legislativo y el poder ejecutivo, los cuales serán ejercidos por
titulares diferentes para evitar la concentración de poder que pudiera poner en
riesgo la libertad de los ciudadanos. Además, Locke propone sea aplicado el

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principio de la mayoría, que tiene que ver con las decisiones políticas que
requerirán el consentimiento de la mayoría de los individuos. Pero esta mayoría
encuentra un obstáculo en la sociedad liberal de John Locke. Si bien es cierto que
los derechos naturales eran aplicados a todos los hombres en general, el
liberalismo de Locke, inexplicablemente, excluye a la mayor parte de la población,
quienes por no poseer propiedad inmobiliaria no pueden participar en política. Sin
embargo, esta paradoja a la que se enfrenta Locke no opaca el gran aporte que
consiste en hacer justicia vinculada a la voluntad ciudadana y al reconocimiento de
ciertos derechos ciudadanos básicos.

A mediados del siglo XVIII, el filósofo francés Juan Jacobo Rousseau hace un
gran aporte a la noción de soberanía ciudadana. Al igual que Hobbes y Locke,
Rousseau plantea la noción del Estado de Naturaleza y la organización política de
los ciudadanos. Para tal efecto, retoma el contrato social. Pero en el contrato
social de Rousseau no está planteada la renuncia y la delegación de la libertad
natural de los individuos. La idea es que los individuos, sin renunciar a sus
libertades, obedezcan a otros en asociación y a la vez se obedezcan a sí mismos.
Es decir, al renunciar los individuos a su libertad natural y dejarla en manos de la
sociedad que se forma y no a un individuo particularmente, se recibirá de la misma
sociedad la libertad que se ha cedido. Esto va a significar que la soberanía no será
delegada a ningún gobernante, sino que la mantendrá la colectividad en general,
creada por el contrato social. El soberano ahora es el colectivo social que viene a
ser el pueblo. En este estado de cosas, la libertad natural no estará sometida al
arbitrio de una voluntad individual, sino que ahora la regirá la voluntad general de
la sociedad. Según Rousseau, producto del contrato social que integra las
libertades individuales, se conforma una voluntad general que desarrolla las
libertades naturales. Una voluntad general que busca el bien común para todos y
que se expresa en leyes que se originan por el acuerdo voluntario y compartido de
los ciudadanos.

Finalmente, se puede concluir que el Estado de Derecho, definido de manera muy


genérica, y considerando su evolución histórica, está formado sobre dos pilares:

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uno, los límites que se imponen a la acción de gobierno a través de las leyes; y
otro, el reconocimiento de derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Y/O ELECTRÓNICAS

Pérez Pirela, Miguel Ángel. (2007). “Del Estado Posible”. [Documento en línea]
Centro Internacional Miranda. Disponible:
http://www.monteavila.gob.ve/mae/pdf/TRIPA-Del-Estado-posible.pdf

Caracas, Venezuela. [Consulta: Septiembre, 2010].

Rodríguez Zepeda, Jesús. (1994). “Estado de Derecho y Democracia”


[Documento en línea] Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática.
Disponible:
http://bibliotecadigital.conevyt.org.mx/colecciones/ciudadania/estado_de_derec
ho_y_democracia.htm#presen

[Consulta: Septiembre, 2010].

Zorrilla Martínez, Pedro G. (1995). “El Estado de Derecho, Los Valores, y Los
Derechos Humanos”. [Documento en línea] Primer simposio internacional de los
derechos humanos. Monterrey, México. Disponible:
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/16/pr/pr34.pdf
[Consulta: Septiembre, 2010]

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