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1. Introducción
La inmensa mayoría de los hombres, a fuerza de oírlo repetir y de leerlo en libros y periódicos,
imaginan que algunos de ellos, los llamados sabios, han conseguido descifrar los enigmas de la
naturaleza, conocer la Intima estructura de las cosas y enterarse de lo que el vulgo desconoce.
En realidad, ni los sabios, ni los ignorantes; ni los instruidos, ni los que jamás han hojeado un
libro científico, saben la primera palabra de los secretos de la naturaleza.
Se ha conseguido sujetar a reglas constantes la fuerza eléctrica; nos servimos de ella para
obtener luz, calor y fuerza; pero ignoramos todavía qué es la electricidad. Lo ignora tanto el
ingeniero como el peón que tiende los hilos por los que ha de correr el fluido eléctrico.
A pesar del progreso continuo, disponemos de algunas fuerzas naturales como un niño de pocos
años juega con unos libros o con cartuchos de dinamita si están a su alcance sin saber lo que
son, ignorando por completo su esencia.
Este desconocimiento es causa de que no pueda aprovecharse ni la millonésima parte de las
energías naturales que el hombre tiene a su disposición, lo cual implica una pérdida de tiempo y
el fracaso de muchas empresas que serían fáciles y provechosas.
Y causa un daño mayor aún sin que se sepa por qué el hombre muestra una tendencia invencible
a negar aquello que desconoce. Siente curiosidad; pero superficial, solamente. Casi nunca se le
ocurre investigar de qué proviene una cosa desconocida y que le llama poderosamente la
atención. Y si alguien más concienzudo y curioso pretende averiguar lo que a él no le importa,
le tacha de visionario, de idealista, y cree que es un hombre que no vive en el mundo de la
realidad.
Desde la antigüedad mas remota a habido hombres -pocos por desgracia- que se preocuparon
por descubrir lo que en pasadas épocas se llamaba "fuerzas ocultas", y que sólo son agentes que
desconocemos o que nos empeñamos en no conocer, pues lo cierto es que muchas veces se
revelan de un modo impensado para obligarnos, sin duda, a que en ellos nos fijemos y podamos
emplearlos para mejorar nuestra condición durante el tiempo que habitamos en la superficie de
la tierra.
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el alma de muchas industrias y sirven asimismo para segar millones de existencias humanas.
Es indudable que desde las primeras épocas de la humanidad hubo hombres dotados de! una
facultad que ahora empieza a conocerse y a emplearse, pero que muchos niegan todavía a pesar
de que se manifiesta de un modo patente; se le llamó brujería en la Edad Media y en el
renacimiento "magnetismo personal" durante el siglo pasado, y se le conoce ahora con el
nombre "influencia personal" o "sugestión".
Los que poseen tal cualidad pueden estar seguros de que allí donde se muestren son los amos;
donde ellos brillan los demás se eclipsan; cuando ellos ordenan los demás obedecen.
Son hombres como los otros y, sin embargo, pueden mas que sus semejantes; ningún signo
exterior denuncia su poder avasallador y, a pesar de ello, lo ejercen con imperio y sin contraste.
Nadie sabe a punto fijo en que consiste la "sugestión" o "influencia personal", pero es indudable
que existe; no hay quien pueda negarla y sus efectos son tan claros y patentes que sería necio
empeñarse en desconocerlos.
Después de indagar mucho, de analizar su incógnita naturaleza y de constatar repetidamente sus
manifestaciones; se ha convenido en que es una energía" no bien determinada; pero innegable;
tan mal conocida como poderosa.
Esa "energía" da la clave de muchos misterios, explica la causa de muchos encumbramientos,
permite a muchos hombres una acción rápida y casi milagrosa, confiere un poder incontrastable,
y es, para quien la posee, talismán omnipotente , paladín que inmuniza y permite salir sin
quebranto de los trances más apurados.
Podemos, pues los hechos lo atestiguan y nadie osará negarlo, explicar de qué modo se adquiere
y se acrecienta; qué causas producen su disminución; qué medios hay que emplear para que sus
efectos sean más duraderos y su influel1cia más decisiva Diremos asimismo en que épocas llega
a su apogeo y en qué ocasiones su empleo es más eficaz.
Pero, antes de entrar, en materia hemos advertir que, para sugestionar, para "dominar" a los
demás, el hombre ha de saber sugestionarse así mismo, es decir, "autosugestionarse", "auto
dominarse".
¿Qué es la Autosugestión?
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en el curso de esta obra y entender claramente las teorías que hemos de exponer,
determinamos el sentido en que hemos de emplearla.
Preguntadle porque siente tal antipatía, porqué detesta a una persona que no conoce, que
le ha sido presentada en aquel momento. Y seguramente os contestará como lo haría
cualquiera de nosotros en semejante caso: No lo sé pero lo detesto. Mi antipatía con
respecto a ese hombre es instintiva.
Cuando se empieza aplicar el tratamiento sugestivo, conviene distinguir muy bien estas
tres autosugestiones e imponerse un estudio concienzudo del empleo de la
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autosugestión.
Sus aplicaciones y efectos permitirán al n1édico reconocer cuales son las
autosugestiones que en él espíritu del enfermo luchan contra la curación , y, haciendo
un juicioso empleo de la sugestión, puede transformar las autosugestiones habituales de
su cliente de modo que contribuyan en lo sucesivo a restablecer su salud.
Tenga en cuenta el lector que el espíritu involuntario es el que nos gobierna durante el
sueño; que somos inconscientes de él; que dirige el funcionamiento de cada órgano del
cuerpo y que es incapaz de razonar por inducción , y puede ser dirigido por el espíritu
involuntario.
Hay, sin embargo, quien sostiene que el espíritu involuntario puede razonar, por
inducción y hasta por deducción, lo cual se demuestra por hecho de que algunos
matemáticos han resuelto durante el sueño, complicadísimos problemas, de cuya
solución se acordaron perfectamente al despertar.
Sin embargo, este hecho no es obstáculo alguno para la hipótesis de la dualidad del
espíritu que se invoca aquí para explicar el fenómeno de la autosugestión.
No hay que olvidar que el espíritu voluntario esta inactivo durante el sueño, pero
funciona desde el momento en que el hombre al despertar, se vuelve consiente de las
impresiones por sus sentidos; que el espíritu voluntario es capaz de razonar por
inducción y por deducción; que las impresiones encerradas en el espíritu involuntario y
las operaciones relativas a las funciones de los órganos del cuerpo, pueden ser
estimuladas, retardadas y en ciertos casos completamente cambiadas o detenidas por la
impresión hecha en el espíritu involuntario por mediación del espíritu voluntario.
Dicho de otro modo, el espíritu involuntario es automático en sus actos, pero siempre es
susceptible de ser dirigido o guiado por las impresiones que ejerce el espíritu voluntario.
Por consecuencia, una persona que hable siempre de sus sufrimientos impone a su
espíritu involuntario esas ideas morbosas, que ejercen una influencia desfavorable sobre
su estado físico.
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importancia de la autosugestión, se entiende que no hay necesidad de volver sobre este
punto.
Tenga presente el lector que se ha de distinguir tres clases de autosugestión: voluntaria,
involuntaria y voluntaria-involuntaria.
Desórdenes físicos
Excepción hecha de las lesiones resultantes de golpes o heridas, todo desorden del
cuerpo humano puede atribuirse a una irregularidad en la distribución en la sangre.
La sangre es el agente que aporta la vida a cada célula de nuestro organismo, y la
sanidad de células individuales depende de la cantidad y calidad de la sangre que las
nutre; por consecuencia, cuando se altera la salud de todas las células que constituyen el
organismo humano, debemos mejorar la circulación y distribución de la sangre.
Las personas cuya sangre circula normalmente tiene siempre una salud perfecta, y
cuando la circulación, en una persona que sufre trastornos físicos, se vuelve normal,
desaparece todo síntoma anormal, exceptuando algunos casos bastante raros, o cuando,
a causa de una prolongada desnutrición de las células que componen los tejidos
atacados, se han producido en estos alteraciones graves.
El aire puro es otro factor esencial, cosa que el individuo debe aprender también, a fin
de que su espíritu se fije obstinadamente en este punto hasta que sus autosugestiones le
inciten a respirar profundamente; y entonces hallará formada la costumbre de la
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respiración profunda.
Igualmente deberá aprender que las células del cuerpo necesitan ciertos elementos
reconstituyentes que exis¬ten en la comida, y que dichos elementos se obtienen más
fácilmente por medio de una alimentación semejante a la que constituye régimen
habitual del promedio. De hombres sanos.
Que todo lo referén1e a los elementos esenciales para la vida se fije en el espíritu del
enfermo, y sus autosugestiones le incitarán a aumentar sus esfuerzos con objeto de
proporcionarse de un día para otro una cantidad razonable de aquellos alimentos.
Autosugestiones perjudiciales
Cuando un enfermo que acaba de salir una grave dolencia cuenta los padecimientos que
ha sufrido los vuelve a sentir también en, dichos momentos, como lo demuestran sus
gestos y su fisonomía. El relato y descripción de los males sufridos retardan la
convalecencia en muchos enfermos, por lo cual hay que impedir esa autosugestión
perjudicial al organismo, lo mismo cuando se trate de pacientes que cuando de uno
mismo.
"Este trago de agua que ingiero es uno de los elementos esenciales de la vida".
"Yo lo tomo para activar mis secreciones y me ayudará á limitar las impurezas de mi
organismo y aumentara la producción de saliva".
"También de domesticar perfectamente cada bocado de mi comida".
"Este trago activará la secreción de jugo gástrico y mi estómago realizará perfectamente
su labor digestiva."
"También aumentará la cantidad de jugo pancreático y de bilis y mis intestinos
terminaran la digestión de los alimentos y los transformarán en una sangre roja, rica y
pura."
Mi apetito aumenta; tengo hambre cuando se acerca la hora de la comida: tomo igual
que un hombre sano y robusto. Y mi alimento me proporciona el mismo bienestar y
fuerza que a todo hombre sano, como lo soy yo
"Esta agua me asegura una deposición a una hora cada día; obra como un estimulante.
sobre el hígado y obliga los intestinos a funcionar.
Mis riñones y mi piel funcionan perfectamente, Me siento alegre, feliz. Gozo de una
salud perfecta gracias a los elementos esenciales de la Vida".
Estas autosugestiones u otras por el estilo, repetidas frecuentemente cada día, serán bien
hechoras y curativas en todo estado patológico, cualquiera que sea el mal que nos aflija,
siempre que al mismo tiempo demos a nuestro organismo, en cantidad suficiente, los
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elementos esenciales a la vida.
Ocupémonos en pensamientos que nos mejoren físicamente y los síntomas
atormentadores desaparecerán ante la sensación de bienestar que los pensamientos
saludables extenderán por todo nuestro organismo.
El pensamiento es una fuerza real cuya acción dinámica se traduce en efectos
materiales.
Tratamiento general
Infinitos serían los casos que podríamos citar en este documento resueltos
satisfactoriamente durante nuestra larga práctica de terapéutica sugestiva, así en como.
por con los numerosos clientes que hemos podido adquirir, gracias a nuestra seriedad y
a la bondad de nuestros procedimientos, que practicamos siempre con un altruismo
desinteresado.
Muchos enfermos se quejaban de un desorden menta! bajo. una o varias de las formas
siguientes: tormentos, tristeza, insomnio, timidez, nerviosidad, melancolía, pérdida de
memoria o falta de coordinación.
Todos nos decían que practicaban concienzudamente la autosugestión, que habían
consultado numerosos libros y tratado relativos al desarrollo de la voluntad, sin
encontrar el menor alivio, y terminaban diciéndonos que necesitaban la asistencia de un
especialista del tratamiento mental.
Seguramente solo habrá una persona entre mil. que comprenda la necesidad de conceder
una atención diaria y continua a los elementos necesarios para la vida -aire, agua,
alimentos---" y reconocer que su salud depende de dichos elementos esenciales; de
modo que, cuando las contrariedades o las penas atacan a una persona, le privan
generalmente de su deseo natural de apropiarse esos elementos y se altera, por lo tanto,
su salud física.
Si continúa mucho tiempo atormentándose, apenándose, los órganos principales de la
digestión sufrirán las consecuencias, su sangre se empobrecerá, y se presentarán
innumerables y desfavorables síntomas, a causa de la mala nutrición del organismo y
hasta el cerebro, afectado también por esa nutrición general, acabará por no funcionar
normalmente.
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En tal estado, la pena y los tormentos aumentarán a razón directa de la disminución en
la acción de nuestro "regulador mental" -el espíritu voluntario o consciente- porque el
espíritu involuntario o inconsciente, privado de la dirección y guía del espíritu
voluntario, que le domina cuando el estado de salud es normal, acaba por no reconocer
regla alguna y se agravan los signos de desorden mental.
Cuando un enfermo llega a tal estado de depresión mental física, el suceso más
insignificante, el hecho más íntimo, se exagera extraordinariamente, y se desarrolla con
frecuencia extrañas maneras de pensar, y hasta alucinaciones, manías, demencia, sin
hablar de los desórdenes más corrientes, como insomnio, melancolía y una nerviosidad
extremada.
Por otro lado, una persona que disfruta de un excelente estado mental puede declinar
físicamente por no asimilar suficientemente los elementos esenciales a la vida; si
cambia sus habituales costumbres por otras menos higiénicas, si trabaja en una oficina
mal ventilada, si se aficiona al alcohol, si abusa del tabaco o comete otros excesos, su
salud no podrá resistirlo.
Poco importa, desde el punto de vista del tratamiento, que el desorden mental proceda o
sea consecuencia del descenso de la salud física; en todos los casos, las primeras
medidas que han de adoptarse débanse encaminar a mejorar el estado físico; esto es
evidente para cualquier persona que reflexione y que tome en consideración los hechos
anteriores. Restableciendo la nutrición del cerebro, ha de producirse necesariamente una
mejoría en las funciones cerebrales; el espíritu voluntario ejercerá su misión directora
con mayor perfección sobre los actos y pensamientos involuntarios, y lenta pero
seguramente, el enfermo recobrará la salud física y mental, sobre todo si le ayuda un
sugestionador experimentado y si emplea él mismo juiciosamente la autosugestión.
Por lo tanto, toda persona que padezca un desorden mental deberá en primer término
volver a leer lo que hemos dicho en el capítulo anterior y comparar sus costumbres,
desde el punto de vista higiénico, con las del hombre sano y bueno. Si nota que sus
condiciones higiénicas dejan mucho que desear, que sufre desórdenes físicos, deberá
emplear las sugestiones indicadas, así como esta otra:
"A medida que mejora mi estado físico, experimento en mi estado mental los
saludables efectos que necesita"
En general; la asociación de este pensamiento con la mejoría física basta para conseguir
las disposiciones de espíritu anheladas, a medida que renace la salud.
Tratamientos especiales
Con objeto de hacer este capítulo todo lo práctico posible para aquellas personas que
deseen dominarse, adueñarse de su estado mental por medio de la autosugestión, vamos
a indicar las autosugestiones que hemos empleado con extraordinario éxito en los
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diferentes casos que sometimos a nuestra práctica.
Tenga mucho cuidado el paciente de apropiarse los elementos necesarios y absorber
suficiente cantidad de líquidos, aunque goce de buena salud, porque cada trago le
recordará ,que, es necesario repetir 1as autosugestiones; y, a fin de conseguir los
mejores resultados, repetirá estas diariamente, cuantas veces pueda hasta que haya
conseguido los apetecidos efectos.
"Yo me asimilo los elementos esenciales necesarios a cada persona perfectamente sana
y reconozco, que salud es excelente, y que, hallándome en perfecto estado de salud,
puedo servir para todo. Soy robusto, fuerte y resistente. Viviré hoy y gozaré de la vida
como si no tuviese más que este día para vivir y disfrutar del mundo"
"Me divertiré hoy y esta noche dormiré profundamente, con la conciencia tranquila,
para levantarme mañana temprano, feliz, y contento con él pensamiento de que tengo
que hacer algo en mi provecho y en el de mis semejantes. El pensamiento se traduce
actos y efectos materiales, y como me represento los acontecimientos futuros como yo
anhelo verlos realizados, contribuyo á modelar mi destino y transformarlo tal como lo
deseo, Me siento feliz, alegre ,y satisfecho hasta hoy".
"La fuerza física se basa en el valor y el éxito. 1os elementos esenciales a la vida
reconstituyen mi organismo, a cada instante. y me torno más fuerte y más robusto.
Poseo gran fuerza física y completa resolución. Siento aumentar mi valor y desde ahora
soy enérgico, valiente e intrépido. Soy un hombre entre los hombres y ya sé que mi
valor y mi fuerza física. me harán vencer todos los obstáculos.
Teniendo en cuenta estos pensamientos ser enérgicos, me siento mas enérgico; mis
actos son mas enérgicos y mi confianza en mi mismo aumenta de una una manera
extraordinaria. Así, pues, yo me siento capaz de triunfar en todos los terrenos. Procedo
francamente, valerosamente, rápidamente en todos mis asuntos.
Cuando un obstáculo se presenta ante mí, resuelvo al punto, triunfo irremisiblemente en
todo lo que pongo mano, porque obro sin temor alguno; .me considero fuerte, decidido,
valiente, confiado, audaz e intrépido."
"La memoria y la concentración son funciones del cerebro, y ahora que me he apropiado
mejor los elementos esenciales de la vida sé que mi cerebro está más nutrido, lo cual
implica que todas sus funciones se realizan con. mayor felicidad; y mi memoria
aumenta y puedo dedicarme con mayor éxito a mis ocupaciones. Como mi salud es
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mejor, ejercito con más frecuencia durante mi trabajo la memoria y la concentración.
Considero que los órganos cerebrales de la memoria y la concentración se tratan como
los músculos, y cuando un músculo está bien alimentado y convenientemente ejercitado,
se fortifica; mi memoria y mi concentración se desarrollan de tal: modo que se han
vuelto mejores que nunca; llegan a la perfección."
"Antes de hablar o decidir, reflexiono ahora dos veces y no hablo ni obro sino cuando
estoy bien seguro de que soy dueño de mí enteramente. Los que me rodean
experimentan los felices efectos de este cambio mis amigos me conceden más
confianza, desde que conocen que mi carácter es más igual y que reflexiono antes de
hablar o decidir algo; he hecho esto cuestión de amor propio y reconozco que soy un
hombre fuerte y enérgico bajo todos conceptos.
"En lo sucesivo sabré triunfar de mí mismo siempre que lo desee, y cuando me acueste
esta noche tendré la satisfacción de rememorar una jornada pacífica y armoniosa, "que
seguramente "no será la última."
"Desde que me apropio con mayor largueza de los elementos esenciales, siento una
vitalidad y una salud más generosa esparcirse por todo mi ser y quiero, en cambio,
mostrarme generoso con todas las personas que tengan relación conmigo. La verdadera
satisfacción procede del placer que se proporciona a los demás, y yo me esfuerzo
diariamente en hacer la felicidad de los que me rodean. Soy caritativo y generoso en mis
pensamientos y acciones. Pienso sin cesar en lo que he de hacer para procurar la dicha y
la alegría a los que la necesitan. Quiero que mi generosidad me conquiste amigos
sinceros, generosos; amigos que, como yo, no estén contentos si no comparten sus
satisfacciones con los demás. En lo sucesivo no he de hacer otra cosa, porque mi
conducta será la fuente de mi dicha. Soy previsor, caritativo y generoso"
Por razones fáciles de comprender no es posible entrar en los detalles del tratamiento
especial para todos los casos que pueden presentarse.
Con los ejemplos anteriores creemos que hay suficiente para ayudar a .determinar lo
que conviene en cada circunstancia particular; cada caso debe ser estudiado
atentamente, desde todos los puntos de vista, y tratado de manera especial habrá notado
el lector que en los diversos tratamientos dedicados no se hace la menor referencia a los
mismos desórdenes en sí, pues la sola mención de ellos constituiría una autosugestión
perjudicial.
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Hay que evitar siempre el empleo de autosugestiones negativas, como "Yo no quiero ser
nervioso" etcétera
Las auto sugestiones negativas sólo sirven para empeorar el mal, recordándoselo a la
imaginación. ¡Cuán diferente efecto ejercéis sobre vuestro espíritu persuadiéndoos de
que sois fuertes y pacíficos!.
La fuerza de la costumbre
Acabamos de decir de qué modo se emplea la autosugestión para dominar los trastornos
de orden mental y físico; vamos ahora a demostrar cómo la autosugestión 1os ayudará a
formar costumbres prácticas y preciosas.
Todo hábito del espíritu del cuerpo consiste en la repetición: de un pensamiento o una
acción y la mayor parte de nuestras costumbres se han formado involuntariamente; pero
es interesante hacer constar cuán fácil resulta crear toda clase de excelentes costumbres
a cualquier persona que reconozca sus puntos débiles y haga deliberado propósito de
adquirir saludables.
Hemos conocido un hombre que era incapaz, de conservar en su poder una navaja,
porque todas las perdía o las dejaba olvidadas en cualquier parte.
Se le explicó de qué modo debía practicar la autosugestión, que fue según las
indicaciones del capítulo pri¬mero, y se convino lo siguiente: Compraría una funda o
estuche de cuero ordinario para su navaja; y cada vez que la emplease o prestase tendría
la funda en la mano hasta que le fuese devuelta
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Nuestro hombre llevó a la práctica el proyecto, y cuando pocos días después: volvimos
a encontrarle, le pedimos la navaja. EI enseguida la sacó del bolsillo del chaleco; la
extrajo de la funda y nos la presentó conservando dicha funda en la mano izquierda.
Costumbres malas
Hace algún tiempo vino a consultarme acerca de su estado de salud una señora que
residía en una población bastante lejana de nuestro domicilio
Se presentó en un estado de excitación alarmante, a causa de un incidente que le había
ocurrido durante su viaje. En efecto, poco antes de desembarcar del tren había entrado
en el departamento tocador para asearse un tanto, y al lavarse las manos se quitó dos
hermosas sortijas que lucía, adornadas de diamantes muy valiosos.
Dejólas olvidadas en el tocador y, al notar su falta, pasado un rato ya no pudo hallarlas,
porque habían desaparecido.
Su esposo nos dijo además que tales incidentes le ocurrían a la dama con harta
frecuencia, por su mala costumbre de dejar sus alhajas en cualquier parte o esconderlas
en sitios donde ella misma no sabía volverlas a encontrar luego.
Su manía de perder u ocultar las sortijas había concluido por ser la preocupación de toda
la familia
A la vez que atendía a la salud de dicha señora le sugerí la costumbre de colocar sus
sortijas en un lugar determinado cada vez que se las quitase.
Le di instrucciones análogas a las que habían producido tan felices resultados en el caso
de la navaja, y la dama se prestó al ensayo, acordándose que cada vez que se las quitase
para lavarse las manos las envolvería en su pañuelo de bolsillo Y que inmediatamente
se introduciría el pañuelo en el sostén.
Durante varios días se ejercitó en quitarse cinco o seis veces las sortijas, anudadas en el
pañuelo, deslizado en el sostén y repetirse mentalmente.
"En lo sucesivo no olvidaré que debo proceder así cada vez que me quite las sortijas."
Días después, nos aseguró que cuando no llevaba pañuelo encima y quería lavarse las
manos, se sentía inclinada a ir en seguida a buscar uno.
Recientemente hemos recibido una carta del esposo, enumera las diferentes cosas que
desea hacer durante la mañana o la tarde. Por ejemplo, se dice a sí mismo:
Ya sé que he de hacer cinco cosas antes de echar a andar. ¿Cuáles son? Primera:
proveerme de tarjetas de visita. Segunda: llenar de tinta mi pluma estilográfica, Tercera:
echarme en el bolsillo circulares, formu1arios, etc. Cuarta: quitarme de los bolsillos las
cartas que no me son necesarias hoy y clasificarlas: Quinta: recorrer mi agenda; hacer
una lista de los clientes que he de visitar hoy.
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¿No sería ventajoso, para la mayoría de nosotros, estudiar nuestras costumbres y ver si
podemos arreglar nuestro tiempo de manera que ganáramos dos horas por día
Además, aun en el peor caso, usemos la autosugestión para dar la mayor finura a
nuestros modales, lo cual servirá para disponer a todo el mundo en favor nuestro darnos
confianza en nosotros mismos, basados en la certeza de que la corrección se ha
convertido en nosotros en una segunda naturaleza.
Pero es absurdo admitir que ese experimento pueda demostrar la existencia del
magnetismo personal, por lo que se refiere al fluido humano.
En efecto, Cualquier estudiante de física .sabe que si .se frota el papel con un pañuelo
de seda o una piel de gato se producirá el mismo fenómeno eléctrico, y hasta en forma
más evidente que si se le flota con las manos. Además, la estación del año influye en
este experimento porqué así como es fácil obtener resultados perfectos con un tiempo
seco y frío, así será casi imposible producir 1os menores efectos en un tiempo
caliginoso y húmedo. Por consecuencia, si la magnetización (electrización del papel)
fuese debida, el magnetismo personal desaparece ante un tiempo cálido y húmedo.
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Un hombre de determinada clase social parecerá extraordinariamente magnético a los de
su condición; pero, entre personas de otro rango, sus maneras groseras, su ignorancia de
las prácticas mundanas, le harán aparecer como falto de educación y desprovisto
totalmente de magnetismo o influencia personal.
¿¡Qué es, pues la influencia o magnetismo personal? Si se nos pide que lo definamos en
pocas palabras, diremos:
"El magnetismo o influencia personal puede ser cultivado, estudiando y aplicando el
arte de agradar".
Véanse las condiciones que consideramos como esenciales al más completo desarrollo
del magnetismo o influencia personal
Una fisonomía serena, con mirada tranquila: salud, energía, decisión, afabilidad,
modestia, carácter invariable, vivacidad amable confianza, aseo; maneras agradables,
actitud correcta y respetuosa.
Una persona puede ser atractiva (magnética) sin tener una salud perfecta; pero la buena
salud es una base excelente para el desarrollo del magnetismo personal.
Es más agradable estrechar una mano suave y templada que sentir el contacto de una
mano fría, febril o Viscosa. El sentido de la vista es más favorablemente impresionado
por una fisonomía alegre y satisfecha que por un rostro paliducho, triste o cubierto de
granos.
Es necesario por lo, tanto al desarrollar el magnetismo personal, procurar agradar a los
sentidos, exami¬nándose uno mismo y procurando mejorar su salud, modificar el tono e
inflexiones de la voz.
Un estudio del hombre poderosamente magnético nos probará cuando se trata de
defender los principios que mantiene el corazón.
La regla más sencilla, más práctica y efectiva que ha de seguirse para desarrollar el
magnetismo personal, es la de relacionarse con el. mayor número posible de personas y
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hacer de suerte que cada una de ellas quede satisfecha de haberos visto y persuadida de
que tienen en vosotros un amigo y puede contar con una acogida cariñosa cada vez que
os vuelva a ver.
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El pesimismo es la tendencia a exagerar por medio del pensamiento, los males de la
vida o mirarla bajo el aspecto sombrío: es una melancolía ó predisposición que deprime
el espíritu y hacer todo negro, (enfermedad del alma)
Podemos, por lo tanto, llamar pesimista al que exagera los males de la vida o que se
inclina a no ver más que su lado malo.
Es, en cambio, optimismo la opinión o disposición a creer que todo lo que existe es
bueno y está perfectamen¬te ordenado, por cualquier razón impenetrable, a pesar de
todas las observaciones encaminadas a la conclusión opuesta.
Podremos, por consecuencia llamar optimista al individuo que cree en la supremacía
presente o definitiva del bien sobre el mal; al que aguarda siempre las eventualidades
más felices y dichosas; a la persona que espera siempre.
Son presa del pesimismo agudo los naturalmente optimistas en sus pensamientos, pero
que, a lo mejor, sufren Un ataque de humor negro, debido, generalmente, a la
eliminación imperfecta ocasionada por el exceso de alimentación o por la insuficiencia
de bebida o por los dos casos reunidos. Estos accesos pueden durar un día a dos y
también una semana o acaso hasta diez días, pasados los cuales desaparece la depresión
mental tan rápidamente como se presentó y el individuo se torna más alegre y optimista
que nunca, aunque en el apogeo de la crisis le sea imposible percibir nada bueno en
ninguna parte, viendo tan sólo, por el contrario, el lado malo de las cosas.
El pesimismo debido a una costumbre de pensar tan antigua como la vida, es difícil de
desterrar, por las dos razones siguientes:
Primera el pesimista, como no ha experimentado jamás los goces del optimismo, no
puede darse cuenta de que sus pensamiento difieren de los pensamientos de. las gentes
más optimistas que él ni de que esos pensamientos influyen en sus acciones y su
conservación, hasta el punto, no tan sólo de apartar de él a sus amigos optimistas, sino
también de colocar e en la poco envidiable situación de que se lamenta.
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Desarrollo del optimismo
Pero esas pobres víctimas pueden ser, trastornadas en optimistas muy aceptables,
especialmente si un su¬gestionador competente les administra cada día un tratamiento
sugestivo, y hasta conocemos a muchos que gracias al empleo persistente de la
autosugestión, debieron la salud a sus propios esfuerzos.
El pesimismo es generalmente el egoísmo personificado. En realidad casi se pueden
considerar como sinóni¬mos las palabras pesimismo. Y egoísmo, porque no hemos
conocido nunca un pesimista que no fuese egoísta, ni una persona egoísta que no
mostrase algunas señales de pesimismo de vez en cuando.
El pensamiento se transforma en actos.
Para demostrarla de manera objetiva, basta estudiar la vida ordinaria de un pesimista
empedernido; y haciéndolo así, el lector nos dará la razón y se convencerá
palpablemente.
El optimismo no cuesta más que el pesimismo; pero. el optimismo nos proporciona una
ayuda material; llamando nuestra atención hacia todo lo que es bueno y digno de
poseerse en la vida. ¿Por qué, pues, no hemos de hacerle tomar parte en todas nuestras
acciones?
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optimistas"
"Deseo cambiar toda mi manera habitual de pensar y mi actitud mental frente a todas las
personas y las cosas. A partir de hoy seré generoso en todos mis actos y pensamientos
Yo veré en todo el lado favorable y buscare solamente: lo que es bueno en las personas
y las cosas."
"Mi optimismo me traerá amigos. La resolución que he adoptado de convertirme en
optimista, me hace estar ya mas satisfecho de la vida ."
"Soy un optimista en toda la acepción de la palabra y cultivo el optimismo para
desarrollar el optimismo."
7. La autosugestión y la concentración
Si, por otra parte, un hombre bien nutrido lleno de salud, se dedica a desarrollar sus
bíceps y gasta demasiada energía en sus primeros ejercicios, sin .obtener ningún efecto
notable, existe el temor de que pierda valor, a menos que su voluntad y determinación
sean fuertes y es verosímil que abandonará sus ejercicios: antes de haber conseguido su
objeto.
El organismo mental con cuyo auxilio se concentra puede llamarse de manera figurada
"un músculo mental" y su desarrollo depende de dos cosas primeramente de la nutrición
de cerebro y en segundo lugar de la manera como se ejercite el músculo mental y la
cantidad de ejercicios que se le imponga.
Es posible que nuestro corresponsal tenga una capacidad de concentración superior a la
medida y considere insuficiente sus propias fuerzas.
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que nos apasiona; cuando asistimos a la representación teatral de una obra interesante,
estamos por completo en el juego o en .la acción dramática. Y no tenemos que hacer
ningún esfuerzo de voluntad para concentrar la atención. de nuestro espíritu sobre esos
espectáculos que nos divierten, porque la que interviene en tal caso únicamente es la
concentración pasiva, nos absorbemos por completo en los espectáculos o relatos que
nos entretienen..
Tendemos siempre a creer que los demás vencen las dificultades con menos esfuerzo
que nosotros, y nos sentimos inclinados a disgustamos de nosotros mismos y a
criticarnos cuando nos tropezamos con una labor u obstáculo rudo y pesado en nuestro
camino. Pero, secundados por una salud excelente, no encontraremos ninguna faena
física o mental que no podamos vencer, si damos pruebas de valor y nos imponemos en
el fondo del corazón la voluntad de triunfar.
Cuando se quiere desarrollar un músculo del cuerpo, es menester ejercitarse
moderadamente al principio, y esos ejercicios deben efectuarse diariamente. A medida
que los músculos se desarrollan, puede aumentarse la duración y cantidad de tos
ejercicios proporcionalmente hasta que se consiga el objeto deseado.
Pero un músculo excesivamente desarrollado no tarda mucho en atrofiarse, a menos que
se continúe ejercitándolo constantemente y nutriéndolo en forma conveniente.
Una dosis excesiva de descanso para el espíritu, lo mismo que para los músculos,
ocasiona un deterioro; una dosis excesiva de ejercicios lleva aparejada la ruina; y ambos
extremos deben evitarse con el mismo cuidado.
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Autosugestiones para desarrollar la concentración
En primer término, hay que cuidar de la salud general. Véase si el estómago y los
intestinos cumplen convenientemente sus funciones y si su actuación deja algo que
desear, si la circulación no es perfecta, mejórese la salud empleando la autosugestión y
apropiándose los elementos esenciales. aplíquense a este propósito los consejos
contenidos en el capítulo que trata de la autosugestión y desórdenes físicos, y si la salud
se debilitó momentáneamente, podrá esperarse fundadamente que volverá el poder de
concentración y la salud mejorará.
Las autosugestiones de esta especie deben repetirse de cincuenta. a cien veces cada día
y más si se puede .mas y se debe dejar al espíritu meditar acerca de la significación de
dichas afirmaciones.
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He aquí ahora dos axiomas que ha retener el lector que quiera practicar la autosugestión:
"Los pensamientos se transforman en actos."
"Contando muchas veces un cuento, puede llegar a creérselo uno mismo."
De modo que si se repite una autosugestión continuamente, y se deja al espíritu
penetrarse de su plena significación el espíritu involuntario la acepta como un hecho
comprobado y consecuentemente, pierde su influencia.
"El espíritu involuntario es sensitivamente extremado.
Todos poseemos al nacer los centros cerebrales necesarios para el ejercicio de la
concentración; mas para desarrollados, debemos nutrirlos convenientemente ejercitados
lo bastante.
No existen manejos ni procedimientos secretos, ni medios artificiales para desarrollar la
concentración voluntaria.
Y lo mismo ocurre por lo general respecto a la respiración. Si nota uno que los
pulmones no han recibido, suficiente aire hasta el momento salga fuera y respire. Si está
encerrado en una oficina donde la ventilación sea defectuosa, haga que penetre el aire
en el local: respire, respire profundamente por cualquier medio, hasta adquirir doctas
reglas y métodos.
Lejos de nosotros la idea de ridiculizar los diversos sistemas respiratorios que se enseña
en la actualidad. Tenemos en ellos gran fe, por muy diferentes que parezcan entre sí,
pues todo sistema será beneficioso siempre que los ejercicios se realicen
concienzudamente y con una intención bien definida en el espíritu; todos los sistemas:
respiratorios tienen un doble fin.
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En primer lugar, la persona que las aplica fielmente logra que penetre en sus pulmones
más cantidad de aire que penetraría si no los hiciese. En segundo término cada vez que
ejecuta ejercicio respiratorios la hace con deliberada intención, y manteniendo esa
intención ante la visión mental, tiende ésta a realizarse, porque el pensamiento se
materializa, dando origen a los actos.
Una persona cuya salud es fuerte y vigorosa respira generalmente, a plenos pulmones y
se asimila todo el oxígeno que le es menester, sin esfuerzo. Consciente; no necesita
ningún método respiratorio. Pero es raro que una persona debilitada respire
profundamente, por que el influjo nervioso accionado. en 1os órganos de la respiración
se debilita en proporción al declinamiento de la salud. Por eso, cuando la salud de una
persona se halla a un nivel inferior a la salud media, tendrá que fijarse en la necesidad
de hacer que penetre en sus pulmones, por todos los medios posibles, la cantidad de aire
que necesitaría si gozase de una salud perfecta.
El paciente pensará de vez en cuando durante un día o dos, y luego se olvidará de hacer
nuevos esfuerzos de atención para aplicarse a respirar profundamente. Y he aquí por qué
es de gran valor el empleo de uno u otro sistema respiratorio; porque el hecho dé
respirar de manera especial, sujetándose a determinadas reglas nos conduce a fijarnos en
la necesidad de respirar profundamente, varias veces durante el día, y el cumplimiento
de tales ejercicios es lo que fortifica las autosugestiones.
El arte de respirar
Después que haya sido expulsado el aire de los pulmones, contrayendo el abdomen y
elevando los órganos vitales, realice una nueva respiración hasta que se dilate de nuevo
el abdomen, y continúe respirando de esta forma manteniendo todo el tiempo el pecho
en estado de expansión tal que no se note el menor movimiento.
La respiración abdominal tiene una ventaja doble. Por medio de ella se rellenan los
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pulmones lo más completamente posible y el movimiento del diafragma y de los
músculos abdominales efectúa el masaje de los intestinos y el estómago. Hemos visto
más de un caso de enfermedad estomacal antigua curado en pocos días por medio de la
respiración abdominal.
Por lo demás, los pacientes gozaban de buena salud, bebían y comían bien, pero
respiraban enteramente de pecho, sin que fuese perceptible el menor movimiento en el
abdomen. La respiración abdominal obra como por encanto.
Esa respiración es el único ejercicio que ha de exigirse a todos los pacientes. Permite
practicar toda clase de ejercicios recomendados por los demás, y puede aplicarse
ventajosamente durante la marcha.
Téngase el cuerpo bien. derecho, rellénense los pulmones aspírese, dando cinco o seis
pasos, y espire durante los cinco o seis pasos siguientes. Un andar acelerado aumenta el
valor de este ejercido, y se puede elevar hasta siete u ocho el número de pasos que
acompaña a cada aspiración.
Cuando se haga este ejercicio, procúrese respirar por la nariz.
La persona cuya salud no sea buena, debe preocuparse especialmente de los elementos
necesarios.
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