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Helio Fallas Venegas helio.fallas@gmail.com 20/4/2011

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La crisis financiera y económica mundial, cuyo origen germinó en países desarrollados,
dejó como resultado un reconocimiento generalizado que los cimientos de la economía
han sido profundamente removidos.

Ya desde hace varios lustros se venía insistiendo en que la teoría económica no brindaba
los elementos necesarios para comprender el mundo actual y especialmente para
encauzar la política económica de los países en desarrollo.

    


                  
  
Con el pasado reciente, luego de la tormenta de finales del 2008 y del 2009 que
correspondió a la crisis financiera y económica más impactante desde la Gran Depresión
del siglo pasado en el 1929-1933, los mismos organismos financieros internacionales,
particularmente el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han tenido que
reconocer que los postulados del Consenso de Washington son ³cosa del pasado´.

Un resumen de las políticas del Consenso referido es el siguiente: disciplina fiscal,


reordenación de las prioridades del gasto público (focalización hacia los pobres), reforma
tributaria (base tributaria amplia con tasas marginales moderadas), liberalización de las
tasas de interés, tipo de cambio competitivo, liberalización del comercio, liberalización de
la inversión extranjera directa, privatización, desregulación y derechos de propiedad.

El conjunto de estos elementos tenía como trasfondo esencial dejar que las fuerzas del
mercado definieran la asignación de los recursos en la economía, la distribución del
ingreso y la sostenibilidad ambiental, al mismo tiempo que se inhibiera al Estado de
participar en la economía. Más bien, se pretendía que sus funciones básicas eran el
crecimiento de las actividades privadas en el contexto del paquete de medidas
económicas referidas. Por ello, se privilegió bajos niveles de déficit fiscal a costa de
objetivos sociales y de pocas inversiones en infraestructura. Esta sería impulsada por el
sector privado. Se expresaba que estas políticas llevarían a los países a un elevado
crecimiento y prosperidad.

Dos hechos recientes, en lo que concierne al FMI, fundamentan la visión que ahora se
tiene sobre el Consenso de Washington. En primer lugar, un seminario realizado en
Washington por el FMI, el Banco Mundial y académicos, denominado en español ³el futuro
de la macroeconomía´ (marzo 2011). Blanchard, economista del FMI, expresa que "La
crisis ha puesto de manifiesto tanto los límites de los mercados y los límites de la
intervención del gobierno. Es hora de hacer balance y elaborar una primera serie de
lecciones de política«. "
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En relación con las conclusiones del seminario, el economista del FMI resalta 9 puntos
pero me limitaré a los que considero más pertinentes. En primer lugar, ³En el secular
debate sobre el papel que deben cumplir los mercados y el Estado, el péndulo se ha
desplazado ²al menos un tanto² hacia el Estado´. En segundo lugar, ³La política
monetaria tiene que ampliar su cometido más allá de la estabilidad de la inflación,
sumando la estabilidad del producto y las finanzas a la lista de metas e incorporando
medidas macroprudenciales a la lista de instrumentos´. En tercer lugar, ³Podemos tener
muchos instrumentos de política, pero no sabemos muy bien cómo usarlos«´. En cuarto
lugar, ³Dado que no sabemos a ciencia cierta cómo usar las nuevas herramientas y estas
pueden utilizarse mal, ¿cómo deben proceder los responsables de formular las políticas?
«Tomemos el caso de las metas de inflación. No podemos, de un día para el otro, darnos
por vencidos y adoptar, por ejemplo, un sistema con cinco metas y siete instrumentos. No
sabemos cómo hacerlo y sería una actitud poco sensata´.

Por lo visto, en el caso de Costa Rica, donde nos comprometimos con las metas de
inflación y lo único que interesa es su control, lo referido del FMI parece un chiste de mal
gusto. Nos ³metimos´ en el logro de una política, donde el mismo FMI ahora reconoce que
la inflación no debe considerarse como el único objetivo, sino también la producción pero
con el gran inconveniente que ³no sabe qué instrumentos utilizar ni cómo´. Mientras el
BCCR está sujeto o inmovilizado en cuanto a la política de metas de inflación, el
crecimiento tiende a estabilizarse en una tasa baja y no hay mejoras en el empleo. ¿Hasta
cuándo esto es sostenible socialmente?

El segundo hecho relevante lo constituye una disertación del Director del Fondo, el señor
Dominique Strauss-Kan, hace dos semanas. En relación con la política monetaria
menciona que solo le incumbía la inflación y el crecimiento económico. Sin embargo,
destaca que bajo la fachada de una baja inflación y un crecimiento sólido acechaban
graves peligros: ³la escalada de los precios de los activos, el auge del crecimiento del
crédito, la inversión excesiva en vivienda, un crisol financiero de activos tóxicos y agudos
desequilibrios en cuenta corriente´. Por ello lamenta que la regulación y la supervisión
estaban enfocadas en instituciones y mercados individuales, sin considerar las
dimensiones más amplias de la estabilidad financiera y macroeconómica.

En cuanto a los instrumentos de política monetaria, igualmente reclama que se deben


aprender cómo diseñar y utilizar estos instrumentos de forma más eficaz. Por lo que
recomienda aplicar cirugía mayor.

En cuanto a la política fiscal, reconoce que estaba en desuso, que su función estaba
limitada a la aplicación de los estabilizadores automáticos, según el ciclo económico, y
que no generaba confianza su aplicación. Su reaparición se presenta para salvar a la
economía mundial de una caída en picada, según sus propias palabras.

Estas consideraciones sobre la política monetaria y fiscal van al fundamento de lo que ha


sido la aplicación de instrumentos de la política económica en los últimos 25 años y
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cuestiona su aplicación luego de la crisis 2008-2009. La razón es que nada impediría que
se vuelva a presentar una crisis semejante o con consecuencias aún más graves, si no se
reconstruye la teoría económica.

Otro tema que analiza es la cohesión social y reprocha que la globalización tiene una cara
oculta: ³un profundo y creciente abismo entre ricos y pobres. Si bien la globalización del
comercio estuvo asociada a una reducción de la desigualdad, la globalización financiera
ʊel aspecto más destacado de los últimos añosʊ la aumentó´. Adicionalmente, expresa
que ³La combinación mortífera de un alto y prolongado desempleo y una fuerte
desigualdad puede crear tensiones en la cohesión social y la estabilidad política, lo que a
su vez repercute en la estabilidad macroeconómica.´

Considera en su discurso que se requiere una nueva forma de globalización, aspecto ya


señalado por una gran cantidad de autores y el mismo Papa Juan Pablo II cuando
expresaba que había que ³globalizar la solidaridad´. En palabras de Strauss-Kahn:
³Necesitamos una nueva forma de globalización, una globalización más justa, una
globalización con un rostro más humano. Las ventajas del crecimiento deben distribuirse
en forma amplia, no concentrarse en las manos de unos pocos privilegiados. Si bien el
mercado debe mantener su papel protagónico, la mano invisible no debe convertirse en
un puño invisible´.

Finalmente, analiza el tema de la cooperación como un factor no negociable. Esto


significa que el análisis y la solución de los problemas económicos no compete solo a las
naciones más ricas y prósperas y que sin la participación del G-20, probablemente, se
hubiera presentado una segunda Gran Depresión.

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Hay otros economistas renombrados que incluso resultan más críticos que los antes
referidos y que están en actividades que los hace menos cuidadosos en sus juicios.
Rodrik en 2008 expresaba: ³Hoy la pregunta ya no es ¿Está en contra o a favor de la
globalización?, sino ¿Cuáles deberían ser las reglas de la globalización?... Para que la
globalización sobreviva, necesitará un consenso intelectual que le sirva de apoyo. La
económica mundial necesita con desesperación su nuevo Keynes´.

Tal parece que este autor resiente que no exista una nueva forma de valorar las
tendencias actuales en la economía, que serían aún más complejas por las cadenas de
valor global (éstas son procesos productivos fragmentados en etapas en varios países en
relación a los insumos, procesos productivos, distribución y venta de productos) y las
interacciones que esto implica entre países y empresas transnacionales.

Ahora en 2011 el mismo economista enumera 7 principios básicos que deberían regular a
la globalización. Algunos de esos son:


³1. Los mercados deben estar profundamente incorporados a los sistemas de


gobernancia. La idea de que los mercados se autorregulan recibió un golpe mortal en la
reciente crisis financiera y se la debería enterrar de una vez por todas«
2. Para el futuro previsible, la gobernancia democrática quizá se organice básicamente
dentro de comunidades políticas nacionales. El estado nacional vive, si no del todo bien, y
sigue siendo esencialmente la mejor alternativa. La búsqueda de gobernancia global es
algo absurdo. Es improbable que los gobiernos nacionales cedan un control significativo a
instituciones trasnacionales, y las reglas armonizadoras no beneficiarían a sociedades
con necesidades y preferencias diversas«Podemos mejorar la eficiencia y legitimidad de
la globalización respaldando y no entorpeciendo los procedimientos democráticos en
casa.
3. Prosperidad pluralista. Reconocer que la infraestructura institucional medular de la
economía global debe construirse a nivel nacional libera a los países para desarrollar las
instituciones que más les convienen...
4. Los países tienen derecho a proteger sus propias regulaciones e instituciones« El
reconocimiento de la diversidad institucional no tendría sentido si los países no tuvieran
los instrumentos a su disposición para forjar y mantener ±en una palabra, ³proteger´- a
sus propias instituciones. Por lo tanto, deberíamos aceptar que los países puedan
propugnar reglas nacionales ±políticas fiscales, regulaciones financieras, normas
laborales o leyes de salud y seguridad de los consumidores- y que puedan hacerlo
levantando barreras en la frontera si fuera necesario...
5. Los países no tienen derecho a imponerles sus instituciones a los demás. Utilizar
restricciones al comercio o a las finanzas transfronterizos para defender valores y
regulaciones en casa es muy diferente de usarlas para imponer esos valores y
regulaciones a otros países«´.

Aceptar esta propuesta en parte o en su totalidad conllevaría, por ejemplo, valorar la


estrategia que Costa Rica ha seguido en la implementación de tratados comerciales.
¿Qué países se benefician más? ¿A qué sectores sociales se auxilian o se protegen
más? ¿A los intereses del país en general o a empresas transnacionales? No se trata de
evitar que estas empresas produzcan en el país, pero si limitar los excesivos beneficios
que reciben, particularmente, las exoneraciones fiscales.

Por otra parte, es notorio que mientras no se controle o se modifiquen las reglas de la
globalización económica, seguiremos confrontando posiciones entre países ricos y
poderosos y países en desarrollo. Esto resulta aún más evidente con los problemas
climáticos y ambientales que exige una nueva configuración económica, a partir de los
nuevos procesos productivos que tienen que producirse.

Adicionalmente, también hay que resaltar las nuevas tendencias de la globalización que
apuntan a: 1. consolidar cadenas de valor global; 2. a acrecentar el rol de las
multinacionales en esas cadenas; 3. aumentar la proporción de las exportaciones e
importaciones intra-firma por parte de las transnacionales. Estas tendencias estarían
afectando las políticas de los países por fomentar cadenas de valor en cada uno de ellos.
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En el caso de Costa Rica, sugiere replantear el programa que desarrolla PROCOMER de


encadenamientos productivos de empresas locales con transnacionales.

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Finalmente, la CEPAL también ha venido expresando su disconformidad con la teoría
económica. Al respecto, se destacan los siguientes elementos:

1. Al año en que aparece la crisis internacional (2008), América Latina y el Caribe


aún se caracterizaban por viejas brechas para un crecimiento con equidad (las brechas de
equidad, productividad, inversión y equilibrio fiscal), agregándose demandas cada vez
más urgentes del medio ambiente y el cambio climático.
2. El contexto en el 2010, luego de la crisis, las circunstancias económicas han
variado por una denominada ³nueva normalidad´ en la economía mundial: ³nuevo papel
de las economías emergentes, desaceleración de los flujos comerciales; mayor
proteccionismo financiero; conformación de una nueva arquitectura global; y tránsito hacia
economías con menos emisiones de CO2. Estas nuevas condiciones reforzarían aún más
la necesidad de un nuevo esquema de desarrollo.
3. En ese contexto, la escuela estructuralista ofrece elementos para repensar el
desarrollo: ³con énfasis en el papel de las políticas orientadas a la transformación de la
estructura productiva y a la difusión del progreso técnico, como un componente central del
crecimiento con equidad y sostenibilidad´. Esto adquiere mayor validez porque en el
futuro, como resultado de los desafíos climáticos, se impondrán nuevas formas de
producir y de consumir, y de generar y utilizar la energía.
4. Todo este complejo panorama para la transformación estructural no podría
elaborarse desde la óptica de los mecanismos del mercado, incluso debe ser una
reflexión que transcienda lo económico. En ese contexto, se demanda un nuevo equilibrio
entre Estado, mercado y ciudadano, y por tanto una reinvención de las instituciones
públicas, privadas, solidarias y comunitarias.
5. También se requiere la construcción de un ³Pacto Fiscal´ que contenga una
estructura más progresiva en impuestos y que haga posible el financiamiento de las
nuevas y renovadas políticas de desarrollo.
6. En ese contexto, el Estado rediseñado ³debe volver a desempeñar un papel
relevante en el bienestar general y en la conducción de las estrategias de desarrollo de
los países latinoamericanos«Características de ese nuevo Estado serían: ³« deberá
tener un papel más significativo y protagónico en garantizar bienes públicos, dinamizar el
crecimiento, alcanzar la estabilidad económica, promover una reforma fiscal que sea
equitativa, fomentar la necesaria convergencia productiva con innovación, y generar
consensos en torno de pactos fiscales con claro efecto redistributivo´.

      


1. El Consenso de Washington descansó en políticas que favorecieron a las fuerzas
del mercado, con un mínimo de control, y descalificaron las funciones del Estado
en la economía y en el desarrollo social.
±

2. Las fuerzas del mercado no fueron capaces de autoregularse en función del


bienestar general por años, sino por contrario se orientaron a fortalecer grupos
económicos poderosos.
3. Lo anterior condujo a mayores niveles de desigualdad, particularmente en los
países de América Latina, donde los niveles se agravaron aún más.
4. Al mismo tiempo, que se debilitaron las funciones del Estado, muchas de sus
acciones fueron trasladas al sector privado, aunque con poco rigor y transparencia
en muchos casos. Ejemplos en Costa Rica: concesión del aeropuerto Juan
Santamaría y el de Liberia, carreteras San José-Caldera, San José- Ramón y la
concesión de Caldera y de Moín. A esto se agrega, la aprobación del TLC con
Estados Unidos de Norteamérica, que permitió la apertura de telecomunicaciones
y seguros, con la activa participación de la embajada y empresas de ese país. Ello
abiertamente en contra de la Constitución Política de nuestro país (artículo 19).
Recordar WikiLeaks.
5. Con la crisis, el Estado en los países desarrollados, Estados Unidos de
Norteamérica y los Estados europeos salen al rescate de sistemas financieros y de
empresas. El caso del primer país es notable, donde intervienen en bancos con el
fin de evitar quiebras y con ello un desastre económico, similar al de la Gran
Depresión del siglo pasado. Estos rescates han llevado a varios países a niveles
de deuda que hacen casi imposible su pago en las condiciones en que fueron
pactadas.
6. En el contexto de las políticas del Consenso de Washington fueron firmados
convenios ³Stand By´ con el FMI, donde los países se comprometían y se
comprometen a ejecutar políticas económicas contenidas en el recetario de ese
Consenso. En el caso de Costa Rica, el convenio ³Stand By´ incluye la aplicación
de la política cambiaria de metas de inflación, aspecto que ahora se critica en
Washington. ¿Contradicción entre el mismo personal del FMI?
7. Por otra parte, la solución de los problemas actuales exige una coordinación
internacional donde participen países desarrollados y emergentes, en donde prive
un interés plantario y no solo de unos pocos países.
8. Esto lleva a que el Director del FMI expresara que ³El consenso de Washington
pertenece al pasado´. Ello le permite proponer que se deben reconstruir los
cimientos de la economía en tres esferas: a. nuevos enfoques en política
económica, b. promover la cohesión social y c. la cooperación y el multilateralismo
en la política económica como condición imprescindible.

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È Una redefinición o fortalecimiento de las funciones del Estado en áreas sensibles, tales
como: diálogo social, educación pública, ciencia y tecnología, reducción de la
desigualdad, ambiente y seguridad pública. Asimismo, en promover el crecimiento
económico, reducir la desigualdad y modernizar la infraestructura del país, en un marco
de un ámbito ético y de rendición de cuentas.
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È Una política macroeconómica que tenga como objetivos el pleno empleo, una inflación
reducida, un crecimiento o una reactivación del proceso productivo, una menor
desigualdad social y políticas de desarrollo sostenible.
È Un programa de inversión pública a diez años, que asegure las inversiones que el país
requiera para cumplir con las funciones que les sean asignadas.
È Una búsqueda permanente de la equidad mediante un esquema tributario progresivo y
de umbrales mínimos en acceso y calidad en la educación, la salud, el empleo, la
vivienda y los servicios básicos. La pobreza extrema debe eliminarse.
È Un apoyo a la economía solidaria y al desarrollo regional con participación ciudadana.
È Una reconstrucción institucional en el contexto de la redefinición de las funciones del
Estado.
È Un redefinición de las funciones del BCCR en función del interés y bien común.
È Una mejora radical en la gestión del área social, eliminando el clientelismo de la
función pública. Para ello sería necesario emitir una ley de calidad de los servicios
públicos.
È Una mejora sustancial en los mecanismos de transparencia en todas las funciones
públicas.

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