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Vigencia del pensamiento clásico

Todas las cosas tienen el deseo de regresar a sus orígenes


Dante
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El interés que cobra la revisión de los pensadores clásicos para estudiantes de
Ciencias Sociales en los albores del siglo XXI es por demás importante, pues en una
etapa de desconciertos y confusiones teóricas, examinar a los autores clásicos
constituye algo más que un simple ejercicio memorístico o una medalla que alguien
puede colgarse al citar a alguno de los grandes filósofos del mundo clásico.
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El verdadero significado que uno puede encontrar en la revisión de dichas
fuentes está en la posibilidad de replantearse los problemas actuales bajo los
horizontes más amplios que la civilización occidental ha concebido, significa abrir las
miras del entendimiento a una de las culturas más ricas y excelsas en el conocimiento
e iniciadora de lo que hoy en día es el pensamiento dominante en nuestras sociedades.
Sólo esa gran memoria, sólo teniendo una visión más amplia es como podremos
encontrar mejores respuestas a las encrucijadas del mundo moderno.
Otro de los objetivos que se propone el ensayo es recobrar algo de lo expresado
por el maestro Ferro Gay durante su curso, como una manera de brindar un modesto
homenaje a la memoria del Maestro que dedicó buena parte de su vida a la formación
de varias generaciones de jóvenes chihuahuenses, siempre con la dedicación y
humildad que lo caracterizaron.
En ese sentido lo señalado por el maestro Ferro Gay en la carta descriptiva de la
materia nos propone que al regresar a las fuentes del pensamiento occidental, estamos
abriendo paso a la reflexión de nuestro propio rumbo:
“… Podría parecer un retroceso, pero no lo es, en cuanto toda institución e ideología
humanas deben resumergirse a veces en las fuentes de las aguas originarias para cobrar
nueva fuerza, reflexionando sobre los principios, ideas y motivos que les han dado vida y
no tener así la excusa de falsear las propias finalidades so pretexto de un ilusorio
progreso”.
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Y un poco más adelante agrega lo siguiente:
“Entonces, estudiar a los clásicos, por paradójico que esto pueda parecer, es estudiar
nuestro presente, es penetrar el meollo de nuestro devenir, es tomar conciencia de
nuestros errores, es considerar la posibilidad de remediarlos. Es, en una palabra,
reflexionar sobre el más rico y complejo de nuestros ayeres”.1
Reflexionar sobre los caminos, sobre los por qué de las cosas, es el camino de
los propios filósofos. La vida sin examen no vale la pena vivirse, repetía
constantemente el maestro Ferro Gay parafraseando a Sócrates. Y los tópicos a los
que se refería van en relación a las grandes preocupaciones que se hacían en el
mundo griego: el problema de la verdad, del conocimiento, la religión, la belleza, la
sociedad, la ética, la felicidad. Y habría que agregar uno más: el del amor. Que no está
directamente ligado a las preocupaciones de los antiguos griegos, pero que sí forma
parte del humanismo romano y del comienzo del Renacimiento
Tal es el aporte de los filósofos griegos en cada uno de esos terrenos, pero,
también, tal es la fuerza generadora de las ideas de esa época que, va a marcar, en
buena medida, el destino de los siglos por venir hasta nuestros días
Uno de los mayores helenistas de nuestro tiempo, Marcel Detienne, da cuenta
de como Michel Foucault en su lección inaugural, en El Colegio Francia, descubre en la
Véase la carta descriptiva del curso: “Vigencia del Pensamiento Clásico” del programa de Doctorado
de
1
investigación en Ciencias Sociales 2006-2008 de la UACJ.
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Grecia arcaica el punto de partida que rige nuestra voluntad de saber, voluntad de
querer hacernos de la verdad.2
Desde entonces el deseo y la búsqueda encontraron terreno fértil por donde
avanzar y desde entonces, también, permanecen allí como una semilla sembrada en el
espíritu de la cultura occidental.
Antes de pasar a algunos de los puntos señalados, es importante indicar la
intención con la cual el Maestro impartió su curso.
Desde mucho tiempo atrás el maestro Ferro Gay entendió que la filosofía
debería tener un sentido social, un propósito práctico y transformador de las
condiciones de marginalidad y exclusión en las que se encuentran, por desgracia, la
mayoría de la población en el País y en el resto de la población en general. Una
filosofía no especulativa que estuviera vinculada estrechamente con la realidad en la
que vivimos.
El Maestro lo decía en sus clases y a su manera. No se ubicaba en algunas de
las tendencias marxistas o de izquierda, aunque simpatizaba con muchas de sus
propuestas.
Su crítica a la filosofía puramente contemplativa y justificadora del poder
constituido, la hacía desde las posibilidades que tiene un libre pensador (el instrumento
2

Detienne, Marcel. Los maestros de verdad en la Grecia arcaica. México: sexto piso, 2004, p. 13.
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con que cuenta el filósofo – señalaba – “consiste prevalentemente en la fuerza de las
ideas, de la razón crítica”3), con clara conciencia de los problemas sociales.
Inspirado en este sentido en la filosofía disidente de los sofistas y en la del
pragmatismo romano (sobre todo en la de Séneca), 4 propone en una ponencia
presentada en 1990, lo siguiente:
“La actividad filosófica, por tanto, no tiene lugar para la simple elucubración individual.
Como toda empresa humana es estrictamente colectiva y no debe permitir el elitismo
enajenante de especulaciones y proyectos no acordes con la realidad. No debe caer en el
juego intelectual puro, sino avenirse a enfrentar la complejidad de los problemas de una
manera práctica”.5
Esas eran las grandes líneas y propuestas del maestro Ferro Gay, pero en
cualquier caso, pasa con él como con cualquiera de los que uno puede reconocer
verdaderamente como grandes maestros; su pensamiento es difícil de encasillar en
determinada posición. Sería reducir en demasía un pensamiento que si algo tuvo fue
abarcador de múltiples conocimientos y experiencias humanas.
Ponencia presentada en el Congreso Internacional de Filosofía, recopilada en: Ferro Gay, Federico. Dos ensayos
filosóficos
3 (cuadernos universitarios). núm.13, UACJ, 1991, p. 10.
4De Séneca retoma las siguientes palabras: “No es la filosofía un artificio para el pueblo, ni propia para la
ostentación. No está en las palabras, sino en las obras. Ni ha de usarse para pasar el día con algún placer, para
quitar
su fastidio a la ociosidad. Forma y modela el alma, ordena la vida, rige las acciones, indica lo que ha de hacerse y
de
omitirse, se sienta al timón y dirige el curso de los que van fluctuando por las dudas, sin ella nadie puede vivir sin
temor; sin ella nadie puede vivir sin seguridad. Ocurren a cada hora innumerables accidentes que exigen un
consejo
que ha ella a de pedirse”, Op. cit., pp. 7-8.
5Ibid., p. 9.
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Y aun así es de agradecerse cuando a pregunta expresa sobre algún tema que
no era de su dominio, la respuesta que uno encontraba del maestro era un honesto: no
lo sé. Esto en un ámbito en donde parece que el conocimiento es una férrea
competencia, no deja de ser una muestra muy valiosa de la condición misma del
hombre y de la honestidad que un docente debe tener frente a su grupo.
De esa vasta experiencia uno podía obtener enseñanzas tan variadas como,
reconocer los vínculos del método hegeliano de la dialéctica con las ideas expuestas
por Heráclito sobre la conciliación de los contrarios;6 o como, al introducir la filosofía de
Epicuro, compara las condiciones de crisis social que enfrenta una época tan remota
como el helenismo (de la muerte de Alejandro Magno 323 a.c. al fin de la República
Romana en el año 31 a.c.) con las circunstancias que privan en nuestros días.
Menciona:
“(El Helenismo fue) un periodo que se asemeja en muchos aspectos ala época en
el cual vivimos, porque es una época de crisis profundas que atormentan a las disueltas
ciudades griegas (por el imperio de Alejandro Magno), por la inseguridad social que priva
en este tiempo y por la crisis económica pavorosa que afecta sobretodo a las clases
menesterosas... Políticamente hablando los griegos habían perdido la fe en sus
instituciones que los había mantenido (unidos)... En cuanto a lo social se refiere, las clases
menesterosas enfrentan el problema que tienen hoy en día, es decir, el problema de la
supervivencia, de cómo sobrevivir con la carencia, la escasez de medios que están a sus
alcances. Y económicamente, la pavorosa situación que se presenta, en la cual como diría
Marx, los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres todavía”.7
“No podríamos apreciar debidamente las cosas que nos proporcionan placer sino conociéramos sus opuestos: Es
la
6
enfermedad lo que hace agradable la salud; el mal, el bien; el hambre, la saciedad; el cansancio, el reposo”. Cf.
Ferro Gay, Federico. De la sabiduría de los griegos. México: UACJ, 1989, p. 59.
7Trascripción de la clase Vigencia del pensamiento clásico de fecha 03 de marzo del 2006.
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Menciona, también, el caso de los denominados Tiranos, quienes realizaron lo
que podría equivaler a los golpes de Estado conocidos bien por nosotros, derrocando a
las antiguas monarquías y estableciendo las primeras formas de la democracia
occidental, esto en el siglo sexto antes de nuestra era. Pero –señala el maestro Ferro
Gay- esa democracia nace desde un inicio defectuosa, porque “no es capaz de
implantar una de sus características esenciales, que es la igualdad entre los habitantes
de un Estado”8 por lo menos en su conformación formal. Y nace defectuosa, agrega,
porque sólo algunos estamentos de la sociedad griega podían acceder a las funciones
de gobierno (no así las mujeres, artesanos o campesinos), y además de eso se
conservaba la esclavitud. Hay por lo tanto, una desigualdad de origen.
Así mismo es interesante lo señalado dentro de la concepción atomista de
Demócrito acerca de los conceptos de nacimiento y muerte, dado que, para él, estarían
regidos por lo que siglos después será parte de una de las ley de la conservación de la
materia en su más puro sentido materialista. Así, ni el nacimiento sería una creación, ni
la muerte una destrucción. Para Demócrito –dice el maestro Ferro Gay- el nacimiento
es una reunión de átomos y la muerte una separación de átomos.
Su curso tuvo como hilo conductor la obra de los pensadores disidentes, desde
Demócrito hasta Bertrand Russell, pasando por algunos autores de la edad media
como Francisco de Asís, Dante Alighieri, Ockhman y de la ilustración o
contemporáneos como René Descartes o el mismo Russell ya mencionado. Este
proyecto no pudo ser concluido por el Maestro, desgraciadamente, sus lecciones en
8

Trascripción de la clase Vigencia del pensamiento clásico de fecha 15 de febrero de 2006.


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esta clase se detuvieron en la filosofía cristiana. Tema que fue para él una guía
espiritual pero, sobre todo, en su conducta, en su proceder ante los demás.
De tal manera que sin demeritar a otros grandes pensadores de la historia, la
línea de su discurso se orienta a aspectos relacionados con la filosofía de carácter
antropológico y a pensadores que representaron la imagen del filósofo antioficial.
Entre Sócrates y Platón, prefería resaltar la figura del primero, no por diferencias
de genialidad, sino más bien porque uno, Sócrates, actuaba coherentemente conforme
a lo que le dictaban sus convicciones e ideas y el otro representaba un punto de apoyo
para la oficialidad de la época.
Su queja, entonces, es contra estos intelectuales de la historia que prefieren
adherirse por conveniencia a las políticas o al grupo en el poder, obteniendo de ello
ventajas económicas o privilegios. Cabe apuntar aquí, como un mero señalamiento de
la visión que tenía de la disidencia actual o, mejor dicho, de la ausencia de ella; porque
en el mundo de las ideas hoy en día cuando surge a la luz pública de vez en vez,
comentaba el Maestro en tono de broma, lo hace a nivel Sanborn´s, o sea, en busca
más que nada de ganar popularidad.9
La disidencia clásica de la que habla es la representada, en primer lugar, por
Demócrito, de quien ya se dijo su apego al principio de la conservación de la materia.
Y es que la racionalidad en la que funda Demócrito su concepción, está basada en el
9

Ibid.
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determinismo natural (átomos y vacío) que “constituyen las causas materiales de las
cosas existentes”.
Su materialismo filosófico, su concepción de la realidad, efectivamente, chocaba
con las ideas prevalecientes en la Grecia que le tocó vivir. A este respecto el maestro
Ferro Gay señala en su texto: De la sabiduría de los griegos:
“las doctrinas democríteas estorbaban no sólo el avance del idealismo clasista, sino
también el arraigo de las instituciones políticas fundamentadas en una axiología obsoleta e
ilusoria en gran parte, es decir, en dogmas anticientíficos… Demócrito destruye una
cantidad de mitos y de tradiciones falaces”.10
De los sofistas comentaba que pueden ser considerados como los primeros
humanistas en la historia del pensamiento occidental, pues intentaron abordar la
problemática social (sobre todo la política y educativa) por medio de los propios
recursos con que cuenta el ser humano.
Esa misma convicción los llevó a refutar las ideas fuertemente arraigadas de
inmutabilidad del orden establecido, de desnaturalizar la estructura social jerarquizada
que, supuestamente, obedecía a razones más allá de las posibilidades del hombre. 11
Los sofistas (maestros de arte en sentido etimológico) no sólo no compartían esos
supuestos, sino que instruían (sophizo) a sus alumnos en el arte de la retórica en los
aspectos morales y jurídicos, ya que ellos los consideraban, ya no como normas
Ferro Gay, Federico. De la sabiduría de los griegos, Op. cit., p. 94.
11“Tal análisis es muy importante desde el punto de vista social: los defensores de la sociedad aristocrática creían
asegurar
10
la inmutabilidad de los privilegios a través de la propia naturaleza. Para los sofistas en cambio todo era
producto de la costumbre o de las diferentes necesidades relativas a los intereses creados por parte de las
distintas
comunidades”. Ibid. p. 108.
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inamovibles de la sociedad en que vivían, sino como parte, algunas de ellas, de las
creaciones humanas que podían ser transformadas.
“(Los sofistas) muestran el deseo consciente de liberar a los hombres de los
prejuicios, elevados al rango de leyes naturales, que habían heredado a sus mayores, para
alcanzar una plena independencia frente a la tradición sobre todo en el campo religioso en
donde estaba identificado para el pueblo el sentir ético y social… Los sofistas continúan tal
tarea de liberar las conciencias de la superstición (adesidaimonía) y tratan de discernir
cuales costumbres humanas han llegado a constituirse en derecho por su propia
naturaleza (physci) y cuáles por convención (nomo): descubrir, pues, la antítesis entre
naturaleza y la ley…”12
En esa línea marcada por los disidentes clásicos tocaría el turno a Sócrates. De
él destaca sobre todo la coherencia que tenía con sus principios. Su obra maestra -
dice – fue su vida misma. Son conocidas las acusaciones que la autoridad le formuló a
Sócrates y que lo llevaron finalmente a su muerte. La más grave de esas acusaciones
consistía en los supuestos señalamientos de corromper a la juventud, ya que impartía
una educación diferente a la que difundía la autoridad en sus propios intereses. Esto lo
hacía ver como un peligro público permanente.13
El final de la historia es conocida, pero no deja de ser aleccionadora la forma en
que un hombre lleva sus convicciones hasta sus últimas consecuencias. El maestro
Ferro Gay lo menciona así:
“Los amigos están reunidos a su alrededor, todavía incrédulos del fin de
su maestro; él habla con serenidad de la inmortalidad del alma, tratando de convencer a
algunos discípulos escépticos sobre el particular. La hora se acerca inexorable. El mozo
trae el veneno machacado y solloza al estar obligado a desempeñar tan dura tarea.
Sócrates lo consuela, bebe el veneno sin esperar que las sombras caigan por completo
12

13

Idem.
Tomado de la clase: Vigencia del pensamiento clásico, de fecha: 01/03/2006.
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detrás de los montes y, ya próximo a morirse dice con cierta ironía a Critón: ¨Debemos
un gallo a Esculapio: ve de no olvidarte¨
Cuando Critón le pregunta si tiene todavía alguna disposición que dejar, Sócrates ya no
contesta”.
14

Así termina la vida de este gran filósofo griego, del que conocemos gracias a los
Diálogos socráticos de Platón y de la Memorabilia de Jenofonte.
En cuanto a algunos breves puntos que fueron abordados en su curso, pueden
destacarse los siguientes:
La sociedad contemporánea:
La concepción que tenía el maestro Ferro Gay de la actual sociedad es de una
“tremendamente superficial, porque en muchas de sus manifestaciones no pasan de lo
baladí”. Para él estaríamos viviendo una contaminación del lenguaje o de las palabras,
por haber perdido su significado originario, lo cual nos ha llevado a situaciones
tremendamente mezquinas.
Una sociedad absolutamente conformista, carente de toda dissidentĭa, es decir
de toda acción discrepante, inconforme con las injusticias que se ven en nuestros días.
Estaríamos viviendo una época, en cambio, de discusiones, de disputas eruditas que
no llevan a ningún lado. Una sociedad un tanto degradada y eminentemente hipócrita
14

Ferro Gay, Federico. De la sabiduría de los griegos. Op- Cit., p. 121.


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por qué, por un lado, profesa valores que no cumple y, por otro, propone aspectos
como si fueran valiosos o vitales para la sociedad, pero que no lo son.15
Las actuales instituciones educativas:
Señalaba que a pesar de los medios técnicos con que contamos en nuestros
días, existe más interés por la generalización, que por la profundización de los temas.
Por lo qué incluso mencionaba el Maestro Ferro Gay, en su etapa de estudiante era se
aprovechaba más la labor educativa.16
Sobre el movimiento cristiano:
Nuestros ayeres plenamente reconocidos son Grecia y Roma, pero, señalaba,
“no se toma nunca en cuenta el movimiento cristiano” por ser un movimiento religioso y
porque a la luz de nuestra mirada secular, se convierte en fobia cualquier tipo de
mención sobre ello. Lo importante, en todo caso, es que de ese movimiento se “podrían
extraer muchas enseñanzas que con la religión tienen muy poco que ver”. Y a este
respecto, refiere a Bertrand Russell, quien siendo agnóstico, pone al amor en su
sentido cristiano como la guía que condujo su existencia.17
De por qué estudiar a los clásicos:
Conociendo concienzudamente el pensamiento griego y romano, mencionaba
que el estudio atento de los autores clásicos, nos es todavía sumamente útil porque
sus enseñanzas “nos habían puesto en guardia de muchos peligros que corrimos a lo
15

16

Cf. Con los dicho en su clase de Vigencia del pensamiento clásico con fecha de 30/01/2006.
Ibid.
17Ibid.
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largo de nuestra existencia”. Y, sin embargo, desoímos sus consejos para la educación
y para otros aspectos de la vida. ¿Cuáles son los factores, las necesidades, los
intereses que intervinieron en la formación de las grandes instituciones sociales que
tenemos? ¿Por qué se creó el Estado? ¿Por qué se creó la Universidad? Esas
preguntas nos las debemos hacer reflexionándolas a partir de las condiciones que les
dieron origen. 18

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