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Trabajo de grado
Evidencia del trabajo propioceptivo utilizado en la
prevención de lesiones deportivas
Monografía para optar el título de Especialista en Educación Física:
entrenamiento deportivo.
Por
Asesor
Carlos Mario Álvarez
Licenciado en Educación Física
Especialista en Educación Física: Actividad Física y Salud
1
EVIDENCIA DEL TRABAJO PROPIOCEPTIVO UTILIZADO EN LA
PREVENCION DE LESIONES DEPORTIVAS
Asesor
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
INSTITUTO DE EDUCACIÓN FÍSICA
ESPECIALIZACIÓN EN EDUCACIÓN FÍSICA:
ENTRENAMIENTO DEPORTIVO
MEDELLÍN
2007
CONTENIDO
2
Introducción
1. Descripción del problema
1.1 El problema
2. Justificación
3. Objetivos
3.1 Objetivo general
3.2 Objetivos específicos
4. Marco teórico
4.1 Definiciones de propiocepción
4.1.1 Mecanismos anatomo - fisiológicos que explican la propiocepción
4.2 Factores de riesgo para presentar lesiones durante la práctica deportiva
4.3 Beneficios que se derivan del entrenamiento de la propiocepción
4.4 Evidencia científica que muestra la disminución de lesiones deportivas
mediante el entrenamiento de la propiocepción
4.5 Entrenamiento de la propiocepción
4.5.1 Cuantificación de la propiocepción
5. Metodología
6. Productos esperados
7. Conclusiones
8. Bibliografía
9. Guía de ejercicios de propiocepción
9.1 Cadera
9.2 Rodilla
9.3 Tobillo
3
INTRODUCCIÓN
Por otro lado algunos deportistas pueden ser más propensos a las lesiones que
otros, debido a razones físicas, como la mala alineación de un segmento
corporal, imbalances musculares, hiperlaxitud ligamentaria, rigidez articular,
entre otros.
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1. DESCRIPCION DEL PROBLEMA
En nuestro medio existe una marcada tendencia a intervenir los eventos o las
patologías una vez estas se han presentado, siendo escasas las acciones
preventivas, de gran relevancia en los individuos que inician el proceso o están
involucrados en deportes de alta competencia.
1.1 EL PROBLEMA
2. JUSTIFICACIÓN
5
3. OBJETIVOS
3.1 GENERAL
3.2 ESPECÍFICOS
6
4. MARCO TEÓRICO
7
4.1.1. MECANISMOS ANATOMO - FISIOLOGICOS QUE EXPLICAN LA
PROPIOCEPCION
8
1) Tipo 1: Ruffini, que tienen un bajo umbral mecánico de activación y
una lenta adaptación a la deformación. Esto hace que solo estén calificados
para detectar posición estática articular, presión intraarticular, limite articular,
amplitud y velocidad de movimiento. Estudios histológicos han demostrado que
se encuentran localizados en la bursa subacromial, ligamentos
glenohumerales, cápsula del hombro, ligamentos cruzados y colaterales de la
rodilla, ligamentos meniscofemorales, meniscos, ligamentos talofibular anterior
y posterior, ligamentos calcáneo fibular y deltoides.
9
neuromuscular durante las actividades normales de la vida diaria. Esto se debe
a que los receptores articulares contribuyen con información sensorial al final
del movimiento articular disponible, posiciones que no ocurren durante las
actividades normales. Este sistema es especialmente activo durante la
deambulación para facilitar la progresión del ciclo de marcha normal. Los
receptores articulares juegan un rol mucho mas significativo en el rendimiento
atlético, en el cual los extremos del movimiento articular es mas posible que
ocurran (Ibid.).
10
Aunque el mecanismo de retroalimentación (feedback) ha sido considerado
tradicionalmente el mecanismo primario de control neuromuscular, el
mecanismo de anticipación o anterogrado (feedforward) que planifica
programas de movimiento y activa la musculatura en base a las experiencias
vividas anteriormente, también juega un papel importante en el mantenimiento
de la estabilidad articular. Este mecanismo esta caracterizado por el uso de
información propioceptiva en preparación para cargas anticipadas o actividades
que pueden ser realizadas. Este mecanismo sugiere, que un constructo interno
para la estabilidad articular es desarrollado y sufre continuas actualizaciones
sobre la base de experiencias previas bajo condiciones conocidas. Esta
información preparatoria es acoplada con impulsos propioceptivos de tiempo
real, para generar comandos motores preprogramados que permitan lograr los
resultados deseados (Childs, 2003; Buz, 2004).
VÍAS PROPIOCEPTIVAS:
Una parte cruzan el rafe medio, formando el lemnisco medio, que asciende
por el tronco cerebral hasta alcanzar el núcleo posterolateral y ventral del
tálamo. Desde el tálamo la tercera neurona establece conexiones con la
corteza parietal.
11
corticales. Contribuyen a regular el tono muscular y permiten que el
cerebelo ejerza su función de control de la postura y locomoción (Ibid.).
VIAS CEREBELOSAS:
El cerebelo mantiene conexiones tanto aferentes como eferentes con todos los
elementos del sistema del equilibrio (Ibid.).
Aferencias cerebelosas:
Eferencias cerebelosas:
VIAS RETICULARES
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VIAS MOTORAS
Las vías motoras son el elemento efector, o sistema eferente, de los reflejos del
equilibrio y de la actividad consciente, voluntaria relacionada con él (Ibid.):
La vía desciende desde la corteza cerebral hacia los núcleos motores de los
pares craneales del tronco cerebral (haz córtico-pontino, también conocido como
fascículo geniculado) y a los núcleos de las astas anteriores de toda la médula
espinal (haz córtico-espinal), siendo ambas conexiones de tipo directo y cruzado.
Constituye la vía motora principal transmite las órdenes para los movimientos
voluntarios considerados rápidos. Gobierna la marcha mediante la transmisión de
órdenes voluntarias para la contracción dinámica muscular. Al ejecutar estos
movimientos voluntarios se produce una inhibición del tono muscular reflejo que
mantiene el equilibrio estático (Ibid.).
El impulso eferente sale por el nervio motor (cadena directa), que emergiendo por
el asta anterior medular, llega al órgano efector, que es el músculo (Ibid.).
13
reposo. Este reflejo miotático se manifiesta en toda la musculatura del
esqueleto, tenga o no relación con el equilibrio (Ibid.).
14
Esquema del circuito: Comienza por los receptores propioceptivos de la
sensibilidad profunda diseminados a todo lo largo del aparato
osteomusculoligamentario. Estos emiten información (cadena inversa) de la
acción y movimientos corporales. La cadena inversa discurre a lo largo de los
haces medulares de Goll y Bourdach que ascienden por los cordones medulares
posteriores hasta llegar a los núcleos del mismo nombre en la parte inferior del
bulbo. En los núcleos toman contacto con la segunda neurona y continúan
camino de forma heterolateral hacia la corteza cerebral, haciendo antes un relevo
en el tálamo óptico (tercera neurona). El circuito alcanza así la circunvolución
parietal ascendente, área donde se hacen conscientes nuestras sensaciones de
equilibrio y donde se desencadenan unas respuestas de éste tipo, con una
dirección común, los núcleos del puente. A nivel de los núcleos del puente, se
establece conexión con una nueva neurona y el circuito, traspasando la línea
media, alcanza la corteza del neocerebelo y la oliva cerebelosa. El cerebelo es el
órgano de gobierno por excelencia de todas las reacciones motoras voluntarias,
interviniendo en las funciones sinergéticas, eumétricas y euérgicas relacionadas
con el equilibrio corporal. La cadena directa es la vía eferente cerebelo-olivo-
rubro-espinal, que finalizará en las palancas osteomusculares (Ibid.).
A partir de los núcleos vestibulares los impulsos pueden seguir tres caminos:
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Conexiones con los núcleos oculomotores de los pares craneales III, IV y VI: las
vías vestíbulo-oculares siguen trayectos homo y heterolaterales. Esta vía es la
responsable de la estabilidad de la mirada y de las desviaciones compensadoras
de los ojos durante los movimientos de la cabeza. Transmite el componente lento
del nistagmo. Conexiones con la corteza cerebral a través de las vías vestíbulo-
tálamo-corticales: cinta de Reil externa o lemnisco externo. Esta es la vía propia
de la sensibilidad profunda consciente de origen vestibular (Ibid.).
Sólo se han identificado unos pocos de los factores de riesgo para presentar
lesiones deportivas. Meeuwisse clasifica los factores de riesgo internos como
predisponentes, que actúan desde el interior, y que pueden ser necesarios pero
no suficientes para producir la lesión. Los factores de riesgo externos actúan
sobre un atleta predispuesto, y se clasifican como factores facilitadores para
que se manifieste la lesión. La presencia de factores de riesgos internos y
externos tiene un efecto sumatorio y su interacción “prepara” al atleta para que
ocurra una lesión en una situación dada. Este autor, describe el evento
incitador como el eslabón final en la cadena que causa una lesión (Yang,
2005).
16
frecuentes en las mujeres, posiblemente en relación con los estrógenos. Sin
embargo, esta es una asociación estadística cuya fisiopatología aún no ha
sido dilucidada.
17
11. Técnica deportiva: la ejecución inadecuada de la técnica específica para
cada deporte produce estrés excesivo, lesiones por sobreuso o, incluso,
lesiones agudas.
Factores extrínsecos
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deportivas agudas. Además, los programas de entrenamiento sin una
correlación adecuada entre la intensidad y la duración de las cargas,
acompañados de altos niveles de competición en temporadas largas sin
períodos adecuados de recuperación, llevan a un aumento importante de
las lesiones en los deportistas. Si a lo anterior se agrega una inadecuada
preparación física y mental del individuo, los riesgos son aún mayores.
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Tabla 1. Localización anatómica de lesiones en MMII en deporte
LOCALIZACIÓN
Muslo 40 (29%)
Rodilla 51 (37%)
Pierna 6 (4%)
Tobillo 37 (27%)
Pie 5 (4%)
139
Total (67%)
INCIDENCIA
LESIONES (PORCENTAJE)
ESGUINCES
Lesiones en el Ligamento 17 (47%)
Cruzado Anterior
Lesiones en el Ligamento 10 (28%)
Colateral Medial
Lesiones en el Ligamento 2 (5%)
Colateral Lateral
Lesiones en el Ligamento 1 (3%)
Cruzado Posterior
Otros 6 (17%)
LESIONES AISLADAS DE
MENISCO
Menisco Medial 7 (78%)
Menisco Lateral 2 (22%)
LESIONES MÚSCULO
TENDINOSAS
Contusiones Musculares 6 (12%)
Distensiones Musculares 40 (78%)
Tendinitis 5 (10%)
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exceden las fuerzas de fallo de estos. Esto lleva a una disminución de la
estabilidad dinámica articular e incrementa el riesgo de lesiones como la del
ligamento cruzado anterior. Varios estudios prospectivos han mostrado que el
entrenamiento del control neuromuscular articular, puede disminuir las lesiones
de la rodilla y del ligamento cruzado anterior (Hewett, 2005b).
21
Entrenamiento Propioceptivo y Flexibilidad
22
complejas propias de un deporte en elementos aislados para mejorar la
percepción de los movimientos y después integrarlos en una sola acción. Es
importante seguir un orden lógico si separamos los elementos de una acción
técnica. Por ejemplo, en la batida de voleibol, podemos separar el gesto en los
pasos de aproximación – descenso del centro de gravedad flexionando piernas
a la vez que echamos los brazos atrás – despegue – armado del brazo –
golpeo final al balón.
23
isocinético que incluyó flexión y extensión de rodilla y planti y dorsiflexión de
tobillo en un dinamómetro isocinético. El segundo tipo de entrenamiento,
consistió en un protocolo isotónico en el que se incluía extensión de rodilla,
plantiflexión y dorsiflexión de tobillo. El tercer tipo de entrenamiento, consistió
en un protocolo de ejercicios de agilidad y pliometría como el deslizamiento en
tabla, saltos en un pie, cambios de dirección y figuras de ocho. Estos últimos se
debían realizar a la máxima velocidad posible. Los autores encontraron que los
entrenamientos isotónicos no parecían mejorar el tiempo de reacción muscular
ante la traslación tibial anterior mientras que los ejercicios de agilidad si lo
hacían. Por su parte, el entrenamiento isocinético mejoró el tiempo para
alcanzar torque pico para el cuadriceps, isquiotibiales y gastrocnemios, al igual
que lo hizo el entrenamiento de agilidad. Se concluyó que, dada la naturaleza
del mecanismo de lesión de rodilla, la implementación de programas de
entrenamiento en los que se incluyan los ejercicios de agilidad y pliometría
tendría la capacidad de mejorar la respuesta neural ante cargas externas
haciendo que esta fuera más rápida (Buz, 2004; Wojtys, 1996).
Con estos datos se determinó que la incidencia de lesión de rodilla por 1000
atletas expuestos fue de 0.43 en las mujeres no entrenadas, las cuales tenían
3.6 veces mayor incidencia de lesión de rodilla que las atletas entrenadas y 4.8
veces mayor incidencia que los atletas masculinos. Este estudio perspectivo
demostró entonces un decrecimiento de la incidencia de lesión de rodilla en
atletas femeninas después de implementar un programa de entrenamiento
pliométrico especifico (Hewett, 1996).
24
las articulaciones de la rodilla y tobillo. Concluyeron, después de su análisis,
que el grupo entrenado experimentó una disminución significativa en la
incidencia de lesiones comparado con el grupo no entrenado. Estos resultados
sugirieron que este tipio de acondicionamiento tenia una influencia significativa
en la disminución de la incidencia de lesiones de las jugadoras de fútbol.
25
4.5 ENTRENAMIENTO DE LA PROPIOCEPCION
26
3). Reestrablecer los patrones motores funcionales, los cuales son
vitales para movimientos coordinados y la estabilidad articular funcional.
27
rebotar. El entrenamiento funcional debe semejar las demandas puestas sobre
la articulación durante las actividades deportivas, haciendo la transición a la
práctica deportiva completa menos estresante para el individuo (Ibid.).
28
movimiento pasivo; cuanto mayor es el umbral, menor es el sentido de
movimiento (Buz, 2004).
29
visuales y posturales. Durante la bipedestación se puede cuantificar el
equilibrio mediante el uso de sistemas de análisis postural equipados con una
plataforma que rota, mientras que un sistema de plataforma multiaxial permite
el estudio del equilibrio dinámico. Estos dos métodos conjuntamente, permiten
determinar el efecto que tienen las lesiones, la cirugía y los programas de
rehabilitación en el control postural (Childs, 2003). Desafortunadamente, el
significado y el rol de la información aferente articular en el control postural
permanece desconocida (Lephart, 2003).
5. METODOLOGIA
TIPO DE ESTUDIO
6. PRODUCTOS ESPERADOS
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número de ejercicios oscila entre 5 y 10 cada día con repeticiones entre 20 y
25, con una duración de cada repetición de 20 a 30 segundos.
Se recomienda variar los ejercicios entre sesión y sesión buscando que todas
las articulaciones reciban los beneficios del programa. Los ejercicios se
desarrollarán partiendo del principio de la individualización y de la graduación
sistemática de la carga.
7. CONCLUSIONES
31
8. BIBLIOGRAFIA
Buz Swanik Ch, Harner ChD, Lephard SM, Driban JB. Neurofisiología de
la rodilla. En: Insall & Scott (2004). Cirugía de la rodilla, Tomo I, 3ª ed.
Buenos Aires: Médica Panamericana.
Heidt RS, Sweeterman LM, Carlonas RL, Traub JA, Tekulve FX (2000).
Avoidance of soccer injuries with preseason conditioning. Am J Sports Med.
Sep-Oct, 28(5), 659-62
Hewett TE, Stroupe AL, Nance TA, Noyes FR (1996). Plyometric training
in female athletes. Decreased impact forces and increased hamstring
torques. Am J Sports Med. Nov-Dec, 24(6), 765-73
Hewett TE, Myer GD, Ford KR (2005a). Reducing knee and anterior
cruciate ligament injuries among female athletes: a systematic review of
neuromuscular training interventions. Journal Knee Surgery. Jan,18(1), 82-
8.
32
Mandelbaum BR, Silvers HJ, Watanabe D, Knarr JF, Thomas SD, Griffin
LY, Kirkendall DT, Garrett W Jr. (2005). Effectiveness of a neuromuscular
and proprioceptive training program in preventing anterior cruciate ligament
injuries in female athletes: 2 years follow-up. American Journal Sports
Medicine. Jul, 33(7), 1003-10.
Osorio JA, Clavijo MP, Arango EF & cols (2006). Lesiones deportivas:
¿cuáles son?, ¿cómo ocurren?, ¿por qué se presentan?. Universidad de
Antioquia, Facultad de Medicina. Artículo en proceso de publicación.
Yang J, Marshall SW, Bowling JM, Runyan CW, Mueller FO, Lewis MA
(2005). Use of discretionary protective equipment and rate of lower extremity
injury in high school athletes. Am J Epidemiol. 161, 511-519.
33
9. Guía de ejercicios de propiocepción
Figura 01
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 02
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 03
Posición: bípedo
Material: ninguno
34
Figura 04
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 05
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 06
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 07
Posición: bípedo
Material: ninguno
35
Figura 08
Material: ninguno
Figura 009
Material: ninguno
Figura 010
Material: ninguno
Figura 011
Material: ninguna
36
Figura 012
Material: ninguno
Figura 013
Material: ninguno
Figura 014
Material:ninguno
Figura 015
Posición: sedente
Material: ninguno
37
Figura 016
Posición: sedente
Material: ninguno
Figura 017
Posición: sedente
Material: ninguno
Figura 018
Posición: cuadrúpeda
Material: ninguno
Figura 019
Posición: cuadrúpeda
Material: ninguno
38
Figura 020
Posición: cuadrúpeda
Material: ninguno
Figura 021
Posición: cuadrúpeda
Material: ninguna
Figura 022
Material: ninguno
Figura 023
Material: ninguna
39
Figura 024
Material: ninguno
Figura 025
Material: theraball
Figura 026
Material: theraball
Figura 027
Material: theraball
40
Figura 028
Material: theraball
Figura 029
Material: theraball 65 cm
Figura 030
Figura 031
Material: theraball
Figura 032
Posición: cuadrúpeda
Material: theraball
41
Figura 033
Posición: cuadrúpeda
Material: theraball
Figura 034
Posición: cuadrúpeda
Material: theraball
Figura 035
Posición: cuadrúpeda
Material: theraball
Figura 036
Posición: sedente
Figura 037
Posición: sedente
42
Figura 038
Posición: sedente
Figura 039
Posición: sedente
Figura 040
Material: theraband
Figura 041
Material: theraband
Figura 042
Material: theraband
43
Figura 043
Posición: sedente
Material: theraband
Figura 044
Posición: sedente
Material: theraband
Figura 045
Material: theraband
Figura 046
Material: pelota
44
Figura 047
Material: theraband
Figura 048
Material: theraband
Figura 049
Material: theraband
Figura 050
Posición: bípedo
45
Figura 051
Posición: bípedo
Figura 052
Posición: bípedo
Figura 053
Posición: bípedo
Figura 054
Posición: bípedo
46
Figura 055
Posición: bípedo
Figura 056
Posición: bípedo
47
9.2 Rodilla. Guía de ejercicios de propiocepción
Figura 057
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 058
Posición: bípedo
Material: pelota
Figura 059
Posición: bípedo
Material: pelota
48
Figura 060
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 061
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 062
Posición: bípedo
Material: ninguno
49
Figura 063
Posición: sedente
Material: theraball
Figura 064
Material: theraball
Figura 065
Posición: de rodillas
Material: theraball
Figura 066
Posición: bípedo
Material: theraball
50
Figura 067
Posición: bípedo
Material: theraball
Figura 068
Posición: bípedo
Material: theraball
Figura 069
Posición: bípedo
51
Figura 070
Posición: bípedo
Figura 071
Posición: bípedo
Figura 072
Posición: bípedo
52
Figura 073
Posición: bípedo
Figura 074
Posición: bípedo
Figura 075
Posición: bípedo
Figura 076
Posición: bípedo
53
Figura 077
Posición: bípedo
Figura 078
Material: theraband
Figura 079
Material: theraband
Figura 080
Material: theraband
Figura 081
Posición: bípedo
54
9. Tobillo. Guía de ejercicios de propiocepción
Figura 082
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 083
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 084
Posición: bípedo
Material: ninguno
55
Figura 085
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 086
Posición: bípedo
Figura 087
Posición: bípedo
56
Figura 088
Posición: bípedo
Figura 089
Posición: bípedo
Figura 090
Posición: bípedo
57
Figura 091
Posición: bípedo
Figura 092
Posición: bípedo
Figura 093
Posición: bípedo
58
Figura 094
Posición: bípedo
Figura 095
Posición: bípedo
Figura 096
Posición: bípedo
Figura 097
Posición: bípedo
59
Figura 098
Posición: bípedo
Figura 099
Posición: sedente
Material: theraband
Figura 100
Posición: sedente
Material: theraband
Figura 101
Posición: sedente
Material: theraband
Figura 102
Posición: sedente
Material: theraband
60
Figura 103
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 104
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 105
Posición: bípedo
Material: ninguno
61
Figura 106
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 107
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 108
Posición: bípedo
Material: ninguno
Figura 109
Posición: bípedo
Material: ninguno
62
Figura 110
Posición: bípedo
Figura 111
Posición: bípedo
Figura 112
Posición: bípedo
Figura 113
Posición: bípedo
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Figura 114
Posición: bípedo
Figura 115
Posición: bípedo
Figura 116
Posición: bípedo
64
Figura 117
Posición: bípedo
Figura 118
Posición: bípedo
Figura 119
Posición: bípedo
Figura 120
Posición: bípedo
65
Figura 121
Posición: bípedo
Figura 122
Posición: bípedo
Figura 123
Posición: bípedo
Figura 124
Posición: bípedo
66
Figura 125
Posición: bípedo
Figura 126
Posición: bípedo
Figura 127
Posición: bípedo
Figura 128
Posición: bípedo
67
Figura 129
Posición: bípedo
Figura 130
Posición: bípedo
Figura 131
Posición:
Figura 132
Posición: bípedo
68
Figura 133
Posición: bípedo
69