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En la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, a los cuatro días del mes de marzo
de dos mil diez, reunida en acuerdo la Corte de Justicia de Catamarca, integrada por los
señores Ministros doctores Luis Raúl Cippitelli -Presidente-, José Ricardo Cáceres y
Amelia del Valle Sesto de Leiva para entender en el Recurso de Casación deducido en
autos, Expte. Corte Nº 99/09, caratulados: “RECURSO DE CASACIÓN interpuesto p/ Dra.
Natalia Pérez Casanovas –Fiscal Penal en lo Correccional de Ira. Nominación- en Expte.
Nº 151/03 caratulado: 'VARGAS, Einer Rosario- s.a Homicidio Culposo– Chañar Punco–
Santa María”, contra la Sentencia nº 114/09, dictada con fecha diecisiete de noviembre de
dos mil nueve por el Juzgado Correccional de Primera Nominación, el Tribunal se plantea
las siguientes cuestiones a resolver:
1º) ¿Es Admisible el recurso de casación interpuesto a fojas 01/09 por la Sra. Fiscal en lo
Correccional de Primera Nominación, Dra. Natalia Pérez Casasnovas. Es nulo el fallo
impugnado por haber inobservado o aplicado erróneamente la ley sustantiva?
De acuerdo al orden de votación sorteado a fs. 18, los Sres. Ministros se pronunciarán en el
siguiente orden: primero: el Dr. José Ricardo Cáceres; en segundo lugar, el Dr. Luis Raúl
Cippitelli; y en tercer término, la Dra. Amelia del Valle Sesto de Leiva.-
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personales relacionadas en autos, sindicado como supuesto autor del delito de
HOMICIDIO CULPOSO (art. 84 del Código Penal), de conformidad con lo prescripto en
los Arts. 59 inc. 3º y 62 inc. 2º en concordancia con el art. 2, ambos del Código Penal. II)
En consecuencia, ordenar el sobreseimiento total y definitivo a favor de VARGAS, EINER
ROSARIO, de condiciones personales relacionadas en autos por las razones expuestas
precedentemente y en relación al delito referido (Art. 84 del Código Penal), de
conformidad a lo prescripto por el art. 346 inc. 4 del C.P.P....”.-
III. Contra dicha resolución recurre en casación la Sra. Fiscal Correccional de Primera de
Nominación, Dra. Natalia Pérez Casasnovas -en adelante la recurrente-, en su condición de
representante de los intereses sociales, e invoca el motivo sustancial previsto en el inciso 1º
del art. 454 del C.P.P.. Concretamente, denuncia la errónea aplicación del art. 67 del C.P.,
entendiendo que la acción penal no se encuentra prescripta pues su curso se ha
interrumpido.
Refiriéndose puntualmente al fallo que ataca, resalta que en éste se sostuvo que luego del
auto de citación a juicio había transcurrido el plazo de prescripción, ya que ninguno de los
actos procesales practicados con posterioridad a aquél poseía carácter interruptivo.
Destaca que para fundar esta argumentación, el tribunal aplicó retroactivamente la ley
penal más benigna, considerando que, según la nueva redacción del art. 67 del C.P., el auto
de fijación de audiencia para debate, ya no constituye un acto interruptivo de la
prescripción. Contrariamente a lo sostenido por el a quo, la recurrente postula la
arbitrariedad de la decisión, alegando que existen actos procesales posteriores al
requerimiento de elevación a juicio que interrumpieron el curso de la prescripción: la
fijación de fecha de debate; la comisión de un nuevo delito y la rebeldía del imputado.
Considera que en el caso de autos, el cómputo de la prescripción debe tomar como punto
de partida el último acto procesal al que se le confirió efecto interruptivo con arreglo a la
normativa que se aplicó durante el proceso. En tal sentido, sostiene que los nuevos
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parámetros para interpretar los actos que interrumpen la prescripción, de acuerdo a la
nueva legislación, sólo podrían ser aplicados a partir de su entrada en vigencia y no antes,
considerando su virtualidad los actos denominados “secuela de juicio” que se hayan
producido con anterioridad a la sanción de la ley 25.990. En la señalada dirección, la
recurrente entiende que no era posible privar a los actos procesales cuya capacidad
interruptiva se cuestiona de aquel efecto interruptivo del curso de la prescripción que se les
había otorgado anteriormente, al menos no con sustento en el principio de retroactividad
de la ley penal más benigna como lo hizo el a quo. Interpreta la representante de los
intereses sociales, que aún cuando se aplicara retroactivamente la ley 25.990, debería
interpretarse la noción de “acto procesal equivalente” con relación a otros códigos
procesales que no contengan la figura de la citación a juicio, así como a otros actos de
procedimiento con efectos similares en juicios ya iniciados. Lo contrario -expresa-
significaría, en el caso, aplicar una hermenéutica parcial que desnaturalizaría las
finalidades del legislador con lesión de los derechos constitucionales de acceso a la
jurisdicción por parte del querellante. Manifiesta que de las constancias de autos, surge
que, asimismo han interrumpido el curso de la prescripción distintos autos firmes con
anterioridad a la entrada en vigencia de la ley 25.990. Entre ellos se encuentra -sostiene- la
primera fijación de audiencia de debate (fs. 403, 23/09/2009).
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Por último, expresa que la arbitrariedad del decisorio se manifiesta en que se ha
interpretado la ley 25.990 en un sentido violatoria de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; con menoscabo del derecho de acceso a la justicia que ampara a la
víctima del delito, conforme la normativa supranacional de rango constitucional.
III. a. Corrida vista al Sr. Procurador General de la Corte de Justicia (fs. 14/15), manifiesta
que mantiene el recurso deducido por la Sra. Fiscal de Correccional, solicitando se le
imprima el trámite de ley.-
IV. Como puede apreciarse, el núcleo central de la cuestión a dilucidar, radica en analizar
si efectivamente el a quo ha inobservado o aplicado erróneamente el art. 67 del C.P.,
modificado por ley 25.990 (B.O. 11/01/05). Concretamente, el meollo de la cuestión se
centra en determinar si han existido actos interruptivos de la prescripción de la acción
penal.
En forma liminar debo adelantar, que le asiste razón a la recurrente en cuanto al yerro
incurrido por el sentenciante, pero no por los argumentos traídos en su sustento -actos que
interrumpen la prescripción-, pues son otras las razones que permiten arribar al resultado
buscado.
En el fallo bajo examen, el tribunal sostuvo que a la luz de lo dispuesto por el art. 67 -
párrafos 4º y 5º- del C.P. modificados por la ley vigente Nº 25.990, luego del auto de
citación a juicio, había transcurrido el plazo de prescripción, ya que ninguno de los actos
procesales practicados con posterioridad a aquél poseían carácter interruptivo. Funda esta
argumentación al sostener que la nueva redacción del art. 67 enumera en forma taxativa
las causales de interrupción de la prescripción de la acción penal, a la vez que elimina
dentro de esta categoría aquellos actos procesales que mantienen en movimiento la acción
penal, esto es “secuela de juicio”.
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ley 25.990. No obstante lo afirmado, advierto, que los argumentos dados al respecto, no se
condicen con las constancias de la causa, puesto que, el decreto de fijación de audiencia de
debate al que alude la representante de los intereses sociales como interruptor del curso de
la prescripción, es de fecha mucho posterior (26/06/08; fs. 357) a la enterada en vigencia
de la nueva ley que se menciona. Es decir, se trata de un acto procesal dispuesto durante la
vigencia de la ley 25.990 (B.O. 11/01/05) y no antes como argumenta la recurrente. Por
ello, tampoco resultan de recibo los fundamentos brindados al invocar que los parámetros
de la nueva legislación sean aplicados a partir de su entrada en vigencia y no antes, puesto
que si tomamos en cuenta esta argumentación, igualmente nos conduce a la prescripción
de la causa, por no existir interrupción. Aceptar dicho criterio, implicaría además, ir contra
el principio de aplicación retroactiva de la ley penal más benigna (art. 2 del C.P.; 9º de la
Convención Americana de Derechos Humanos; 15.1 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos; 75 inc. 22 de la C.N.).
En igual sentido, y a fin de dar respuesta integral a los fundamentos dados en el escrito
recursivo, adviértase que con el instituto de la prescripción de la acción penal (C.P., art. 67)
y a propósito de la modificación operada con la Ley 25.990, se ha reemplazado la fórmula
abierta y sujeta a la interpretación, "secuela del juicio", que es equivalente a los actos de
impulso del trámite o de exteriorización de la voluntad estatal persecutoria, por una
enunciación taxativa de actos procesales, que impide asignarle ese efecto a otros actos no
incluidos en el elenco legal. De este modo, el artículo 67 del C.P., señala expresamente
cuáles son los actos interruptivos en cada etapa del proceso, a saber: a) en la investigación
penal preparatoria, la declaración indagatoria y el requerimiento acusatorio de apertura o
elevación a juicio; y b) durante el juicio "el auto de citación a juicio o acto procesal
equivalente" y "el dictado de sentencia condenatoria, aunque la misma no se encuentre
firme". Por lo tanto, en este último apartado la expresión “acto procesal equivalente”, al ir
precedido de la disyunción “o” refiere claramente a la forma en que cada normativa
procesal vigente en el lugar de enjuiciamiento regula la citación a juicio, que en el caso de
nuestra ley procesal, se trata del “decreto de citación a juicio” (art. 358 del C.P.P.).
Entender que dicha expresión se extiende a todos aquellos actos que impulsaron el proceso
-como pretende la recurrente- desembocaría nuevamente en el problema de una fórmula
vaga y ambigua sujeta a interpretación, que precisamente fue lo que la reforma pretendió
erradicar.
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Desde otro ángulo, corresponde ahora, examinar la segunda causal invocada con eficacia
para provocar la interrupción de la prescripción de la acción penal, cual es, la comisión de
un nuevo delito (desobediencia judicial, art. 239 del C.P.). Como punto de partida, debo
decir que aquí sí, la causa que alega la recurrente se encuentra dentro de las expresamente
previstas en el art. 67 –párrafo cuarto, inc. a)- del C.P..
Ahora bien, dicho ello, cabe preguntarse si efectivamente en el caso de autos, nos
encontramos ante la presencia de la mencionada causa interruptiva, es decir, ante la
comisión de un nuevo delito.
Un detenido análisis de las constancias del expediente, me permite advertir que lo que
existe es una serie de conductas irregulares y tendenciosas del imputado a lo largo del
procedimiento, que han sido puestas en conocimiento del fiscal de instrucción de séptima
nominación a efectos de que se investigue la posible comisión de hechos delictivos
perseguibles de oficio.
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En efecto, surge de las constancias de autos, la siguiente concatenación de actos
procesales: a) El 11/07/03 el fiscal de instrucción interviniente concedió la excarcelación al
imputado Einer Rosario Vargas, bajo caución juratoria, imponiéndole la obligación de
comparecer cada vez que sea citado y de no ausentarse de la provincia sin conocimiento de
la autoridad judicial (fs. 253/254). b) A fs. 257 es puesto en libertad, fijando domicilio en
Medanitos, Departamento Santa María, comprometiéndose a ser presentado cuando sea
requerido. c) A fs. 357 el tribunal fija audiencia de debate para el día 11/07/08 a las 09:00
hs. d) El 10/07/08, comparece la defensa del imputado manifestando que Vargas se había
trasladado a Bs. As. ante la posibilidad de conseguir trabajo, situación ésta que motivó que
no pueda ser notificado, ya que su padre que vive en el domicilio denunciado en autos,
también se encontraba en Bs. As. (fs. 359). e) Con fecha 14/07/08 el padre del imputado
designa como nuevo abogado defensor al Dr. Víctor Manuel Pinto (fs. 363), a lo cual el juez
no hace lugar, libra orden de detención al imputado Vargas, notificando al defensor oficial
en turno (fs. 364). A fs. 367 comparece el imputado, da las razones de su ausencia de la
provincia y designa como abogado defensor al antes propuesto por su padre. Ante ello, el a
quo, deja sin efecto la orden de detención y fija audiencia de debate para el día 13/07/08, a
las 11 horas, notificando personalmente al imputado Einer Rosario Vargas (fs. 367/368).
Dos horas y media antes de dar inicio a la audiencia de debate fijada, comparece la defensa
del imputado y solicita la suspensión del juicio a prueba, suspendiéndose así el inicio del
debate. El tribunal, siguiendo el criterio ya sentado para este tipo de delitos –con pena de
más de tres años y de inhabilitación- no hizo lugar al pedido, lo que motivó la interposición
por parte de la defensa técnica del respectivo recurso de casación. En esta secuencia de
actos, destáquese que durante el trámite de la mencionada impugnación, los recurrentes
ponen en conocimiento del Tribunal de que se habría operado la prescripción de la acción
penal (fs. 13 del pertinente recurso). Esta Corte, no hizo lugar al recurso interpuesto,
ordenando que se celebre el debate (S. nº 17/09, 21/09/09; fs. 393/400 vta.). f) A fs. 403
se fija nuevamente fecha de debate para el día 1/10/09 a las 09:00 hs., no pudiendo
notificar al imputado de la realización de la misma por no encontrarse nuevamente en su
domicilio (Medanitos – Santa María), informándose que se encontraría nuevamente en Bs.
As. (fs. 404), ante lo cual el juez libra orden de detención y vuelve a suspender la audiencia
de debate ante la imposibilidad de notificar fehacientemente al imputado. Pese a ello, se
debe destacar que la propia defensa, en escrito presentado con fecha 1/10/09, reconoció
que los padres del imputado fueron puestos en conocimiento de la realización de la
respectiva audiencia. En idéntica oportunidad, los asistentes técnicos aseveraron que no
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pesaba restricción alguna sobre el imputado. Esto último no encuentra sustento en las
constancias de autos, puesto que Einer Rosario Vargas tenía la obligación legal de no
ausentarse de la provincia sin conocimiento del tribunal (fs. 253/254), obligación que
incumplió reiteradamente, conforme se ha acreditado.
Todo ello originó que el juez, mediante decreto fundado (fs. 414) decidiera revocar la
libertad concedida (fs. 253/254 y 257) y ordenara proseguir con la orden de captura
emitida. Además, remitió copias debidamente certificadas de fs. 253/254, 257, 404, 407,
408/414 a la fiscalía de instrucción en turno, para que investigue la posible comisión de
hechos delictivos perseguibles de oficio, ordenando que prosiga la causa según su estado.
En este análisis, tampoco se puede soslayar, que la defensa técnica del incoado Vargas,
conocía donde éste se encontraba, y si bien, no era su obligación informar al tribunal,
colaboró de esta manera para que su defendido continúe entorpeciendo el accionar de la
justicia (fs. 413).
Por último, destáquese, como era de esperar, que luego de esta secuencia de actos,
comparecen los abogados de Einer Rosario Vargas solicitando se declare el sobreseimiento
del imputado por prescripción de la acción penal, petición que el Juez Correccional acogió
mediante la sentencia que aquí se cuestiona.
En este caso, considero que no caben dudas de que existieron acreditadas circunstancias
en las que el individuo involucrado en el procedimiento ha alterado el término de la
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potestad jurisdiccional, eludiendo el accionar de la justicia a través de su intervención
intencionalmente dilatoria a lo largo del procedimiento, mudando su domicilio a otra
provincia sin dar aviso al tribunal cuando existía una obligación legal de hacerlo, con claras
intenciones de evitar su localización y lograr así la prescripción de la causa. De las
constancias analizadas se advierte que no sólo ha existido una puesta en conocimiento por
parte de la autoridad judicial al fiscal de instrucción en turno a los fines de que investigue
la comisión de un hecho delictivo, sino que existen en la causa constancias concretas de
que el imputado Vargas ha quebrantado la ley, se ha burlado de la justicia y ha
desobedecido una orden judicial (fs. 253/254, 257).
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Y es en el derecho procesal en especial, que al estar en presencia de una permanente puja
entre los derechos individuales y los generales, éstos deben conjugarse en un punto de
equilibrio derivado de limites puestos al accionar del estado, mediante el sistema de frenos
y contrapesos, y ambos derechos -individuales y generales; víctimas e imputados-, como
los principios que lo sostienen, deben conjugarse armónicamente, lo que implica no
anteponer los unos sobre los otros, sino conformar un equilibrio y tolerable marco legal
que contenga a todos ellos y fije los limites precisos de las normas aplicables conforme las
constancias del caso concreto.
Siendo esto absolutamente compatible con la postura reiterada de la Corte Federal, cuando
sostiene que los derechos y garantías de la Constitución no son absolutos, sino que están
sujetos a leyes que reglamentan su ejercicio. Ya que todos los derechos reconocidos por la
constitución tienen igual valor y deben interpretarse armónicamente, sin que unos estén
por sobre los otros, tratando de lograr un equilibrio entre ellos, que es lo que se pretende
en todos los casos en general en que el Estado, a través de la sanción de las leyes
pertinentes, fija como en este caso, por un lado los limites a la actividad punitiva del estado
y por el otro establece interrupciones y suspensiones en el computo de ese plazo de
prescripción, basada en circunstancias concretas que se suscitan durante el transcurso del
proceso, ya que sin estos actos interruptivos y suspensivos del decurso de la prescripción,
prácticamente todos los procesos inevitablemente prescribirían, facilitando el accionar
deliberado de las partes que tiendan a ese fin, aniquilando de esta forma uno de los
objetivos esenciales del estado, cual es monopolizar la actividad punitiva y efectivizar un
adecuado servicio de justicia, el que, como en este caso, se vería burlado, por la
prolongación del proceso, que dependió exclusivamente de una acción deliberada del
imputado que, terminaría siendo beneficiado por su contumaz conducta.
Por lo que, teniendo en cuenta que lo que tiene efecto interruptivo es la comisión de ese
nuevo delito y no el proceso a que éste pudiera dar lugar, considero que en el caso bajo
análisis la prescripción se encuentra interrumpida; asimismo, que se debe tomar como
fecha de interrupción el 30/09/09, fecha en la que el Oficial Palomeque, de la División
Asuntos Judiciales, informa al tribunal la imposibilidad de notificar a Vargas en el
domicilio fijado en autos por no encontrarse en la Localidad de Medanitos –Santa María-;
constatándose además, que el acusado se encontraría nuevamente en la provincia de
Buenos Aires (404).
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Por las razones expuestas, voto afirmativamente a la presente cuestión.-
El señor Ministro preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden
correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual
sentido.-
El señor Ministro preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden
correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual
sentido.-
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A la Segunda Cuestión, la Dra. Sesto de Leiva dijo:
Por los resultados del acuerdo que antecede, y por mayoría, la CORTE DE JUSTICIA DE
CATAMARCA;
RESUELVE:
1º) Declarar formalmente admisible el recurso de casación interpuesto a fs. 1/9 vta., por la
Sra. Fiscal de Correccional de Primera Nominación, Dra. Natalia Pérez Casasnovas, en su
carácter de representante de los intereses sociales.
4º) Protocolícese, hágase saber y oportunamente, bajen estos obrados a origen a sus
efectos.-
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