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KAREL REISZ TECNICA DEL MONTAJE CINEMATOGRAFICO taurus U Titulo original: The Technique of Film Editing Edité en Inglaterra: © Focal Press, Londres. Esta obra ha sido escrita y recopilada por Karel Reisz, con el aseso- ramiento del siguiente Comité, designado por la British Film Academy: Thorold Dickinson (Presidente), Reginald Beck, Roy Boulting, Sidney Cole, Robert Hamer, Jack Harris, David Lean, Ernest Lindgren, Harry Miller y Basil Wright, Introduccién de Thorold Dickinson. Primera edicién espafiola: 1960 Segunda edicidn: 1966 Reimpresiones: 1980, 1986, 1987 AY ETA. OL WeTepios cinFMasOGAAPIBGR — © 1960, TAURUS EDICIONES, S. A. © 1987, ALTEA, Taurus, ALFAGUARA, S.A. Principe de Vergara, 81, 1.° - 28006 MADRID ISBN: 84-. 306- 9576-1 Depésito Legal: M. 11.382-1987 PRINTED IN SPAIN D. BF. (3)- 93406 INTRODUCCION Son muchos los paises en que atin no existen centros dedicados a la ensenanza de los diversos oficios cinematogrdficos, y la Gran Bretafia es uno de ellos. Ni siquiera la Academia Britdnica del Cine tiene entre sus fines primordiales el de atender al aspecto formativo de los futuros técni- cos del cinema. Este excelente libro, y las cinematecas que la Academia ha formado y mantiene, constituyen el tinico incentivo que podemos ofrecer @ quienes se sientan capaces de iniciar su propia formacién. Los miembros del Consejo de la A. B. C. hemos hecho examen de la literatura sobre el cinema, desordenada y poco orientativa, publicada hasta hoy, animados por la idea de llenar alguna de las lagunas que los textos hayan dejado sin cubrir. Nos hemos percatado de que algunas técnicas, como el registro de sonido, la decoracién o direccién artistica, la confec- cién de guiones e incluso la realizacién propiamente dicha, han sido trata- das de forma articulada, pero esa fundamental aportacién que constituye el montaje no ha: sido ain objeto de andlisis detenido y sistemdtico. Sdlo en las personales teortas de Eisenstein, Pudovkin y algunos otros, se ha tratado este tema, pero siempre en relacién con el particular estilo que tales realizaciones hubieron de imprimir a sus obras. Nuestro primer paso fue consultar con aquellos miembros de la A. B. C. que habitualmente practican el montaje, y encontramos nueve voluntarios dispuestos a reunir sus experiencias en una amplia gama de estilos cinema- togrdficos para colaborar en una introduccién objeti va u lo que constituye su oficio. 7 Pudimos haber elegido también a un profesional para llevar a cabo la compilacidn del libro; preferimos, sin embargo, a un profano, por entender que aquél podia sentir la natural inclinacidn hacia el estilo de cine en que se encontrase especializado. Obvio es decir que ese profano, Karel Reisz, habia de estar en posesidn tanto de una base cientifica como de la destreza analitica imprescindible para manejar los materiales bésicos, muchos de los 7 cuales no habian sido tratados articuladamente hasta entonces. Y Karel Reisz, haciendo uso de una personal sistematizacidn, eliminando toda facil impresién subjetiva, se sometid durante meses al agotador trabajo de vi- sionar kildmetros de pelicula en busca de la secuencia adecuada, analizén- dola en la moviola, anotando cada detalle y midiendo hasta el iiltimo plano. Esta suma de entusiasmos ha dado por resultado un libro dividido en tres secciones. La primera y la tercera tienen cardcter general; la segunda se compone, en cambio, de una serie de ejemplos concretos, cada uno de los cuales ha sido atendido especialmente por él o los especialistas adecua- dos, El conjunto quizd pueda considerarse como un manual, que abren y cierran un prdélogo y un epilogo. see Antes de seguir adelante quiero decir algo sobre la forma en que se utilizan las palabras montaje y montador. Es evidente que la responsabili- dad del montaje en una pelicula recae sobre un cierto nimero de personas: el guionista, el director, el montador, el ingeniero de sonido, etc. Creo que hasta ahora se ha descuidado la diferenciacién entre sus funciones respec- tivas. Pues bien: cuando se emplea la palabra montador no nos referimos simplemente a@ un téenico que trabaja en la sala de montaje, sino a la per- sona—quienquiera que pueda ser—responsable de que el aspecto del mon- taje que se trata de discutir cobre una forma determinada. Y la mayor parte del libro se refiere, como es ldégico, no sdlo al trabajo del montador como tal, sino a todo el proceso del montaje, que en general supone una responsabilidad mucho mds amplia. Quiero insistir en que no se ha tratado de escribir un libro sobre teorfa del montaje. Para tal fin no hubiese convenido sumar los esfuerzos de nue- ve realizadores cinematogréficos, algunos de los cuales son incluso escép- ticos sobre el valor de la teorta por st sola. Como antes he dicho, creimos poder obtener del equipo un rendimiento maximo dejando que cada cual supervisara el capitulo referente al género de su dedicacién. El grueso del libro estd, por consiguiente, en la Seccién II, constituida por una serie de ejemplos précticos que analizan sus propios montadores o directores. La generalizacién a que tales casos prdcticos nos lleva se encuentra resumida en la Seccién III. La divisién de capitulos en la Seccién Il puede que resulte un tanto arbitraria. No es posible dividir todos los problemas cinematogrdficos del montaje en una serie de compartimentos estancos, y conviene aclarar que nuestra intencién no ha sido ésa. Los distintos capitulos representan, en todo caso, una clasificacion genérica, la que a su vez puede agrupar los problemas de montaje que cada género plantea. Creemos, por ejemplo, que la claridad expositiva en el relato cinema- togrdfico es necesaria siempre. Sin embargo, hemos relegado el comentario de este problema del montaje al epigrafe “Films educativos”, por estimar que es en este tipo de cine donde la lucidez resulta absolutamente impres- cindible, Del mismo modo, el capitulo “‘Noticiarios” trata de problemas espectficamente técnicos del montaje, y el de “Secuencias dialogadas”, los de ajuste y medida de planos. Confiamos sinceramente en que el conjunto de materias tratadas, y la estructuracién de que han sido objeto, consti- tuye un libro facilmente comprensible y orientativo. Hemos hecho uso de cierta flexibilidad en la eleccidén de los ejemplos practicos. Los capitulos son de extensidn desigual simplemente porque al- gunos problemas del montaje son mds complejos que otros, ¢ incluso por- que la contribucién del montador al total de la obra es mds importante, por ejemplo, en un film de montaje que en un noticiario. A veces hemos creido mds interesante citar los propios comentarios del montador, toda vez que se trata de problemas sujetos a la interpretacidn y al criterio personal; en algunos casos, estos comentarios han sido total- mente incorporados al texto. Estas ligeras “injusticias” vienen dadas por la propia naturaleza de cada material, y dar a todos un trato igualitario hu- biera supuesto romper nuestra propia unidad de criterio. Una wltima palabra acerca de los ejemplos prdcticos. A excepcién de aquellos casos en que se hace constar especialmente, la planificacién no procede de los guiones que dieron lugar a su rodaje, sino que ha sido desglosada con todo detalle de las secuencias ya terminadas y con una forma definitiva. Presentan en general problemas tipicos (por eso precisa- mente han sido escogidos) y corresponden en lo posible a peliculas que han gozado de amplia exhibicién (1). El haber sido elegidas no supone que tomemos partido—en pro ni en contra—hacia los films de que proceden: hemos buscado los ejemplos, buenos 0 malos, que pudieran ser mds titiles a nuestra exposicin. Me temo que muchos de los posibles lectores de esta obra serdn de los que normalmente no puedan adquirir libros de su precio. Ante la necesidad de editar un libro realmente documentado e informativo sobre un tema de @) EI prologuista se refiere, naturalmente, a su pais. Algunos de los films aqui citados no han sido exhibidos en Espafia, lo cual no supone, a nuestro juicio, merma en la comprensién o en su valor representativo. (N. del T.) 9 tal amplitud como este del montaje, decidimos no escatimar nada que pudiera tener interés en texto o ilustraciones. Sugiero que en ciertos casos se forme una pequena asociacién de amigos para comprarlo entre todos, asi como que los cineclubs ayuden a su difusién adquiriendo algunos ejem- plares que luego pueden poner a la disposicién de sus socios. Este no es libro de una sola lectura. Para una total apreciacién de su contenido aconsejo, a quienes tengan @ su alcance los medios necesarios, el examen unipersonal de peliculas o fragmentos de ellas en una moviola. He dicho antes que el montaje era algo fundamental dentro del proceso de confeccién del film. Los profesionales y técnicos del cine comprenderén, sin duda, el significado de estas palabras, puesto que, a mi juicio, la im- portancia del montaje rebasa incluso el terreno artistico, alcanzando tam- bién a la realidad fisica, econdmica y financiera del cinema. THOROLD DICKINSON. De la Academia Briténica del Cine. 10 AGRADECIMIENTOS Los conocimientos, ideas y opiniones que constituyen las siguientes pd- ginas corresponden a los miembros del Consejo de la Academia Briténica del Cine. La contribucién especifica de cada uno de estos miembros ha tenido lugar en la siguiente forma: Reginald Beck, en las primeras fases de la concepcién del libro; Roy Boulting, en el capitulo 2 y la secuencia de Brighton Rock; Sidney Cole, en los capftulos de historia y teorfa y en el capitulo de cine cémico y comedias de humor; Jack Harris, en el capi- tulo “Secuencias de accién” y los fragmentos de Cadenas rotas (Great Ex- pectations} y Once a Jolly Swagman; Robert Hamer proporcioné materiales y datos para la seccién histérica; David Lean, en el capitulo “Secuencias dialogadas” y en fragmentos de Cadenas rotas y The Passionate Friends; Ernest Lindgren, en las secciones histérica y tedrica, asi como autorizando que buena parte de la disquisicién sobre temas tedricos tuviera por base los argumentos con que se exponen en su libro El arte del cine, e igualmen- te que se reprodujeran muchas de las definiciones que aparecen en el Glosa- rio de esta misma obra; Harry Miller, en el capitulo “Montaje sonoro” y la secuencia de Larga es la noche (Odd man out); Basil Wright, en todos los capftulos en que se habla del documental y en los fragmentos de Night Mail, Diary for Timothy y Song of Ceylon; Thorold Dickinson, como presi- dente, en todas las etapas del trabajo para la confeccién de este libro. Otras personas que han prestado su ayuda al Consejo: Geoffrey Foot, contribuyendo al andlisis del fragmento de The Passionate Friends y aseso- rando pacientemente sobre los mil detalles del trabajo en la sala de monta- je; R. K. Neilson Baxter, que supervisé el capitulo de “Cine educativo”; G. T. Cummins y N. Roper, que invirtieron muchas horas ayudaéndome en el andlisis de The Peaceful Years y aportaron trabajos escritos; Paul Rotha, que dio su asesoramiento sobre The World is Rich; Wolfgang Wilhelm, que me asesoré igualmente sobre problemas de composicién del didlogo; J. B. Holmes, que dio interesantes informaciones sobre su pelicula Mer- chant Seamen, y R. Q. McNaughton, que me proporcioné el andlisis y pla- nificacién de secuencias de Merchant Seamen y Night Mail. Desde Estados Unidos nos presté ayuda Viola Lawrence (sobre La dama de Shanghai) y James Newcon (sobre La pareja invisible se divierte). El largo estudio de Helen van Dongen sobre el montaje de Louisiana Story se publica integro: justo es decir que seguramente hemos contrafdo con ella nuestra mayor deuda. ll El Dr. Rachel Low puso a nuestro servicio sus conocimientos de la historia del cine; Julia Coppard presté valiosa ayuda en la preparacién del manuscrito, El Dr. Roger Hanvell, miembro de la Academia Britanica del Cine, y A. Kraszna-Krausz nos prestaron ayuda, simpatia y... paciencia. Ti nbién deseo hacer constar mi agradecimiento a las siguientes perso- nas y entidades: Norah Traylen y Harold Brown, del Instituto Britanico del Cine, por su magnifica ayuda en la preparacién de las ilustraciones fo- togrdficas; al equipo catalogador de la National Film Library, por dejarme utilizar su moviola; a las casas productoras y distribuidoras que han auto- rizado la utilizacién del material fotografico y la reproduccién de los dia- logos de sus peliculas, y a los autores y editores que me han permitido citar pasajes de sus obras. K. R. PRIMERA PARTE HISTORIA DEL MONTAJE EL MONTAJE EN EL CINE MUDO “Repetiré una vez mds que el montaje es la fuerza creadora de la realidad fflmica, y que la naturaleza sdlo aporta la materia con que for- marla. Esa, precisamente, es la relaci6n entre montaje y cine’ (1). Asf es- cribfa en 1928 uno de los realizadores més notables del cinema. Su conclu- sién se formulaba tras examinar los films mds destacados producidos en los primeros treinta afios de existencia del cine, y puede resumirse diciendo que el proceso del montaje—la seleccién, medida y orden de unos planos dados para constituir una continuidad cinematogréfica—reci- bfa con ello la consideracién de fase crucial en la realizacién de un film: Hoy serfa dificil hablar de modo tan concluyente. Los realizadores con- tempordneos han dado entrada a nuevos elementos—la interpretacién, los didlogos—, elevando su importancia hasta un punto verdaderamente in- compatible con el aserto de Pudovkin. El cine sonoro habia de relegar toda mn visual expresiva caracterfstica de las mejo- res producciones mudas. Y el que lea este libro podré apreciar que uno de nuestros argumentos basicos es precisamente el de que tal olvido constitu- ye una de las grandes pérdidas del cinema. La historia del cine mudo corrobora en todo momento la idea de Pu- dovkin, y el desarrollo creciente en la expresividad del medio cinematogra- fico, desde las simples im4genes iniciales de los hermanos Lumiére hasta las elaboradas concepciones de los afios veinte, fue consecuencia de un desarrollo paralelo en la técnica del montaje./Si el Pudovkin de 1928 era capaz de expresar ideas y emociones infinitamente mas complejas que los Lumiére de hacfa treinta afios, se debfa, entre otras cosas, al descubri- miento de métodos de montaje, cuya eficacia le ponfa en condiciones de afrontar tal empresa. La historia del cine mudo nos ofrece hoy dia una documentacién tan precisa que resulta innecesario repetir otra vez hechos sobradamente co- (1) Film Technique, por V. 1. PupovKin. Londres, Newnes, 1929, pag. 16. (No hay edicién espafiola de esta obra.) 15 nocidos; el cudnto, el quién o el cémo se utiliz6 por vez primera deter- minado recurso de montaje son cuestiones que dejaremos para el hitsoria- dor. A nosotros nos concierne la significacién de ese nuevo recurso, la causa que dio lugar a su aparicién y su valor segtin el uso que actualmen- te se haga de él. Las breves notas histéricas que siguen no tienen por objeto resumir las investigaciones del historiador, sino establecer un 16- gico punto de partida para estudiar el arte del montaje. Los principios de la continuidad cinematografica Los hermanos Lumiére realizaron sus primeros films segtin el proce- dimiento mas sencillo: escogiendo un tema que a su juicio pudiera tener interés, situando la camara frente al sujeto, y dando vueltas a la manivela hasta que el rollo de pelfcula quedaba impresionado en su totalidad. Cual- quier suceso trivial—La comida del bebé, Barco saliendo del puerto—era suficiente para su propésito de impresionar cosas, sucesos, personas, en movimiento, Para ellos, la camara fotografica tenfa una sola ventaja sobre la cémara fotogrdfica: captar el movimiento. Sin embargo, lo esencial de una pelfcula como Barco saliendo del puerto puede expresarse en una imagen estatica. Aunque la mayor parte de sus films se basaban en tan simple concepto, uno de ellos prueba ya cierto control de la accién y, por tanto, de los hechos impresionados. En El regalo regado impresionaron por vez primera una escena cémica, segtin un pequefio argumento que acusa intencién por parte del realizador. Un muchacho pone el pie en la manga con que un jardinero esta regando el jardin; el jardinero, desconcertado por el repentino corte en la salida del agua, mira la boca; el chico quita el pie, y el jardinero recibe una ducha. Tanto el suceso como la forma en que estaba presentada la accién acusaban una intencionalidad y un propésito de captar el interés del es- pectador. Las pelfeulas de Georges Méliés se admiran hoy por sus ingeniosos juegos de ilusionismo y su encanto anacrénico. Pero en su época significa- ron un importante avance sobre todo lo hecho hasta entonces, rompiendo el molde que encerraba el argumento en los estrechos limites de un solo plano. Su segunda pelfcula larga, La Cenicienta (1899), tenfa 140 metros de longitud (las de los hermanos Lumiére oscilaban siempre alrededor de los 15 metros) y el argumento estaba desarrollado en veinte cuadros: 1. Ce- nicienta en la cocina; 2, El Hada, ratones y lacayos; 3. La transformacion de la rata...; 20. El triunfo de la Cenicienta (1). Cada cuadro tenfa en (1) An Index to the Creative Work of Georges Méliés, por Georcrs Sapout. The British Film Institute, 1947. 16 comtin con los films de Lumiére el que consistfa en un incidente simple, registrado en un solo fragmento de pelfcula, en un solo plano. Sin embargo, mientras los Lumiére se conformaban con un solo accidente, Méliés intro- ducia una serie de episodios. La continuidad de La Cenicienta se obtenfa por medio de una serie de planos aislados. Los veinte cuadros—que no eran mds que una especie de diapositivas animadas—cobraban unidad al estar referidos a un mismo personaje, y proyectados correlativamente des- arrollaban un argumento bastante mds complejo que lo permitido por un solo plano. Las limitaciones de esta Cenicienta, como de todas las siguientes pe- Iiculas de Méliés, son las caracteristicas de la presentacién teatral: cada escena—como cada acto de una pieza—se desarrolla ante un decorado tinico y hay unidad de tiempo y de lugar; las escenas jamés se inician en un sitio para continuar en otro; la cdmara est4 siempre a la misma distan- cia de los actores, situada frente al escenario, estatica y fuera de la accién, todo lo mismo que si fuese un espectador sentado en Ja butaca de un tea- tro. Ademés, la continuidad de Cenicienta descansa exclusivamente sobre el tema; no hay continuidad en la accién de plano a plano, y la relacién temporal entre dos planos consecutivos queda indefinida. Mientras Méli&s continuaba durante afios produciendo mds y mas pe- Ifculas en esta misma linea elaborada y teatral, de la que Cenicienta es un patrén muy representativo, otros de sus contemporaneos trabajaban sobre bases completamente distintas. El americano Edwin S. Porter, uno de los primeros operadores de Edison, hizo en 1902 La vida de un bombero ame- ricano. Su idea del cine contrastaba fuertemente con las practicas acepta- das hasta entonces. Repasando la coleccién de viejas pelfculas de Edison en busca de escenas adecua- das como inspiracién para un nuevo argumento, Porter encontré gran cantidad de films sobre las actividades de los bomberos. En vista de que éste parecia ser un tema que disfrutaba del favor popular, se decidié por él. Pero necesitaba una idea central, un incidente que permitiese mostrar a los bomberos en accién... Porter trazé al fin una linea que Ilamarfa la atencién por su novedad: una madre y un nifio sorprendi- dos por el fuego en el interior de un edificio, salvados en el ultimo momento por el equipo de bomberos (2). Porter trat6é este tema de una forma sin precedentes. Por vez primera el significado de un plano no tenfa un contenido concreto, sino que podfa variar segtin fuera su situacién con respecto a los otros/Una descripcién del episodio final de La vida de un bombero americano bastar4 para dar idea del revolucionario método de construccién utilizado en este film. (2) The rise of the American Film, por Lewis Jacoss. Harcourt, Brace and Co. Nueva York, 1939, pég. 37. 17 Escena 7. Llegada al incendio. En esta maravillosa escena vemos a todo el equipo de incendio: llegando al lu- gar de la accién. En primer término aparece una casa de verdad envuelta en llamas. Al fondo, por la derecha, vienen a gran velocidad los coches de los bomberos. Se preparan diversos aparatos, se emplazan las mAquinas, se apoyan las escaleras en las ventanas y se desenrollan las mangas, que lanzan agua sobre la estructura en lamas. Empieza el gran climax de la pelicula. Encadena a interior de la casa para ver un dormitorio en el que una mujer y un nifio estén envueltos en llamas y humo sofocante. La mujer va y viene por la habi- tacién, buscando algtin hueco por donde escapar. Desesperada, abre la ventana y pide auxilio a la multitud que contempla desde abajo. Por fin, sus fuerzas des- fallecen y, medio asfixiada por el humo, cae sobre la cama. En ese momento la puer- ta salta destrozada por el hacha de un héroe del fuego. Se abalanza dentro de la ha- bitacién, arranca las cortinas que estén ardiendo, las arroja por la ventana y después hace saltar de cuajo el marco. Luego pide a sus compafieros que dirijan hacia alli una escalera, Esta aparece al instante; el bombero carga a su espalda la postrada mujer y desciende répidamente. Encadena al exterior del edificio en llamas. La mujer ha vuelto en sf; viste sdlo e] camisén con que dormia, y se arrodilla ante el bombero implorando Ja salvacién de su hijo. Se piden voluntarios, pero e] mismo que salvé a la madre vuelve a ofrecerse para salvar al nifio. Le dan permiso para entrar de nuevo en e] ruinoso edificio y otra vez sube por la escalera, entra por la ventana, y tras una angustiosa espera, en la que tememos haya sido vencido por el humo, reaparece con el pequefiuelo entre sus brazos y lo deja, por fin seguro, en el suelo. El nifio, ya liberado, corre hacia la ma- dre que lo estrecha en sus brazos, siendo éste el realista y emotivo final de la pe- Kcula (1). Los hechos que forman el climax de La vida de un bombero americano estan planteados en tres etapas. En el plano inicial se abre un problema dramatico que no se resuelve hasta el final. La accién se sucede plano por plano, creando un efecto de continua progresién. En lugar de dividir la accién en tres secciones ligadas por un tftulo—como hubiera hecho Mé- liés—, Porter se limité a unir los planos. De este modo se consigue que el espectador participe en un suceso desarrollado ante sus ojos sin solucién de continuidad. Porter pudo asi, mediante tal construccién, relatar un incidente largo, ffsicamente complejo, sin recurrir a la balbuciente continuidad estilo Mé- liés./Pero el avance derivado del nuevo método suponfa algo m4s que un incremento de fluidez. Por una parte, otorgaba al realizador una casi ilimi- tada libertad de movimiento al ser posible partir la accién en una serie de unidades pequefias y manejabléé. En el climax de La vida de un bombero americano, Porter combinaba los dos modos de hacer conocidos hasta hoy : la unién de un plano rodado en el estudio con otro procédente de un noti- ciario, sin aparente ruptura en el fluir de la accién. (1) Lewis Jacors cita este fragmento del catélogo de Edison de 103, en su obra The Rise of The American Film. 18 ) f Otra ventaja fundamental en el método de Porter: el director puede transmitir al espectador una sensacién temporal/a vida de un bombero americano se inicia con un plano del bombero dormido en una silla, so- fiando que una mujer y un nifio se encuentran encerrados en una casa en llamas (el suefio se presentaba en un dream balloon, o “circulo de suefios”, como se le Ilamaba entonces; simplemente, una imagen sobreimpresionada en una “reserva” circular). En el plano siguiente, vemos subir la sefial de alarma. Siguen cuatro planos de bomberos corriendo hacia el lugar del siniestro, seguidos a su vez por el climax que ya hemos comentado. La operacién, que supone un perfodo de tiempo considerable, se comprime a la medida de un rollo de pelicula sin que aparentemente se quiebre la continuidad narrativa; sdlo se nos ofrece lo que es verdaderamente signi- ficativo, formando un desarrollo continuado, légico, aceptable. Porter habia demostrado que el plano aislado, pieza incompleta de la accion, es la uni- dad sobre la cual debe construirse el film, estableciendo asf el principio bdsico del montaje. Otra pelicula significativa de Porter fue la titulada Asalto y robo de un tren; en ella utilizaba mds conscientemente el principio recién descubierto. Es destacable, ademés, un cambio de plano mucho mas intencionado que cualquiera de sus hallazgos anteriores. Escena 9. Una bonita escena en el valle. Los bandidos descienden por la ladera de una colina, cruzan un riachuelo, montan en sus caballos y se dirigen hacia el desierto. Escena 10. Interior de una oficina de telégrafos. El telegrafista yace en el suelo atado y amordazado. Consigue ponerse en pie, y apoyéndose en la mesa manipula el transmisor con la barbilla, tras lo cual cae exhaus- to. Su hija entra entonces con la tartera de la comida. Corta la ligadura y vierte sobre su cara un vaso de agua que le hace recobrar el conocimiento. Una vez re- puesto de su terrible aventura, corre a dar la alarma. Escena ll. Interior de un tipico saldn de baile del Oeste. Vemos hombres y mujeres formando un animado grupo. Descubren a un novato y lo empujan al centro del salén para obligarle a bailar una jiga, mientras se divierten disparando peligrosamente cerca de sus pies. De repente, se abre la puerta y entra el telegrafista. El baile se disuelve. Los hombres cogen sus rifles y salen corriendo (1). ‘Lo més significativo de este pasaje es su libertad de movimiento, El corte de F a 0 nos lleva de un escenario y unos personajes a otros, del plano de los bandidos escapando, a la oficina donde el telagrafista (que los bandidos amordazaron en la primera escena) yace desesperado. No hay conexién ffsica directa entre los planos: 10 no continta la accién iniciada (1) Lewis Jacoss, op. cit, El autor cita del catélogo de Edison de 1904. 19

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