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DIÓCESIS DE VALPARAÍSO
Junto con invitarles a celebrar este nuevo Pentecostés queremos que el Espíritu
Santo sea la fuerza que transforme todo lo negativo en una fuerza canalizada en
lo positivo de ayudar y solidarizar con todos nuestros hermanos, para que, junto
con levantar el espíritu podamos levantar nuestra iglesia fue seriamente azotada
por el sismo, dejándonos ver sus daños en varios de nuestros templos.
OBJETIVOS.
Introducción
Antes de comenzar refirámonos a lo que pretendemos celebrar en esta vigilia de
Pentecostes compartiendo algunas preguntas e ideas:
"Nadie puede decir: ¡Jesús es el Señor! sino por influjo del Espíritu Santo" (1Co
12,3)
Muchas veces hemos escuchado hablar de Él; muchas veces quizá también lo
hemos mencionado y lo hemos invocado. Piensa cuántas veces has sentido su
acción sobre ti: cuando sin saber cómo, soportas y superas una situación, una
relación personal difícil y sales adelante, te reconcilias, toleras, aceptas, perdonas,
amas y hasta haces algo por el otro…. Esa fuerza interior que no sabes de dónde
sale, es nada menos que la acción del Espíritu Santo que, desde tu bautismo,
habita dentro de ti.
Desde que éramos niños, en el catecismo aprendimos que "el Espíritu Santo es la
Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es esta la más profunda de las
verdades de fe: habiendo un solo Dios, existen en Él tres personas distintas,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. Verdad que Jesús nos ha revelado en su Evangelio.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia
hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la
Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y
acogido como persona. Jesús nos lo presenta y se refiere a Él no como una
potencia impersonal, sino como una Persona diferente, con un obrar propio y un
carácter personal.
(Cf. Is. 63, 10-11) En el Bautismo se nos da el Espíritu Santo como "don" o regalo,
con su presencia santificadora. Desde ese momento el corazón del bautizado se
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convierte en Templo del Espíritu Santo, y si Dios Santo habita en el hombre, éste
queda consagrado y santificado.
Una semana antes, Jesús se había "ido al Cielo", y todos los que creemos en Él
esperamos su segunda y definitiva venida, mientras tanto, es el Espíritu Santo
quien da vida a la Iglesia, quien la guía y la conduce hacia la verdad completa.
VIGILIA
Al iniciar la celebración podemos utilizar la motivación del inicio del documento, y
además cada Comunidad deberá presentar algo que les identifique, aquello que
los acompañará en el proceso pastoral del año 2010.
Una Iglesia diocesana que camina, aun en las dificultades que vivimos como país
y como Iglesia universal, sabiendo que nuestra motivación debe ser iluminada por
la infusión del Espíritu Santo. Caminamos como una sola Iglesia, que es de todos
y todos unidos en torno a la Mesa Eucarística, la mesa para todos los chilenos.
[1] Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. [2] De repente vino
del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban, [3]
y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de
ellos. [4] Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les concedía que se expresaran.
[5] Estaban de paso en Jerusalén judíos piadosos, llegados de todas las naciones que hay bajo el cielo.
[6] Y entre el gentío que acudió al oír aquel ruido, cada uno los oía hablar en su propia lengua. Todos
quedaron muy desconcertados [7] y se decían, llenos de estupor y admiración: «Pero éstos ¿no son
todos galileos? ¡Y miren cómo hablan! [8] Cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua
nativa. [9] Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea,
Capadocia, del Ponto y Asia, [10] de Frigia, Panfilia, Egipto y de la parte de Libia que limita con
Cirene. Hay forasteros que vienen de Roma, unos judíos y otros extranjeros, que aceptaron sus
creencias, [11] cretenses y árabes. Y todos les oímos hablar en nuestras propias lenguas las maravillas
de Dios».
Actividad:
Una vez realizada la lectura. Formar grupos de trabajos y se reparte a cada grupo
los símbolos que se describen a continuación y pedir que en torno a ellos discutan:
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¿Cómo se representa en mi vida, el espíritu Santo a través del signo que me toco?
y Escribe un deseo concreto para este año en su comunidad, tomando en cuenta
lo vivido después del terremoto.
Para finalizar podrás dejar los deseos pedidos en un recipiente para utilizarlos en
la oración final. Pasamos al segundo momento.
[18] En aquellos días derramaré mi Espíritu sobre mis siervos y mis siervas y ellos
profetizarán.
Actividad:
Una vez, que se ha visto la representación y se han presentado los 7 dones, invita
a hacer reflexión de que significan o representan para los Cristianos los Dones:
La vida del cristiano es una existencia espiritual, una vida animada y guiada por el
Espíritu hacia la santidad o perfección de la caridad. Gracias al Espíritu Santo y
guiado por Él, el cristiano tiene la fuerza necesaria para luchar contra todo lo que
se opone a la voluntad de Dios. (Cf. Gal 5,13-18; Rom 8,5-17).
Invitar entonces a poder compartir en grupo, que significa cada uno de los Dones
entregándoles el material que a continuación se señala pedir a cada grupo que
pueda identificar como se hace presente un don en particular en su comunidad.
Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete dones, que
son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los
impulsos del Espíritu, estos dones son:
Pidamos a Dios que manifieste toda su fuerza del Espíritu en medio de nosotros
para poder hacer cundir la solidaridad en este tiempo donde debemos mostrarnos
mas solidarios que nunca sobretodo con quienes han sido especialmente
afectados con el terremoto del pasado 27 de Febrero.
“Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don,
en tus dones espléndido, luz que penetras las almas, fuente de mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro
trabajo, brisa en las horas de fuego; gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en
los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, Divina Luz, y enriquécenos. Mira el vacío del
hombre si tu le faltas por dentro, mira el poder del pecado cuando no envías tu
aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo. Doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia, dale
al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. AMÉN.”
Signo de la Paz
Terminada la oración cada uno enciende una vela e ilumina a cada
joven (previamente se entregan velitas) como signo de la
participación en la re-construcción del alma de Chile. Se invita
renovar nuestro deseo de paz.
Finalmente hacer la oración del Padre nuestro. concluyendo con la
paz que se darán unos a otros.
Bendición final
7 jóvenes con antorchas encendidas se disponen delante del
celebrante, junto con los que representan los 7 dones, estos con
los dones del espíritu en papeles listos para regalar. Se realiza la
bendición y luego ellos van por toda la asamblea repartiendo
dones. Les acompaña una antorcha, mientras todos cantan…